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Rosabel Rodríguez Elkarrizketa
Rosabel Rodríguez: flexibilidad y cambio, sinónimos de la educación
Rosabel Rodríguez es profesora de Pedagogía Aplicada y Psicología en la Universidad de les Illes Balears. Junto con su equipo de trabajo, durante este curso, está formando a parte del profesorado de San Fermin Ikastola en el tratamiento de la diversidad y la enseñanza multinivel. Defiende la idea básica de entender que los alumnos y alumnas son sujetos únicos, cada persona es diferente, y todas ellas aportan algo al conjunto del aula o de la sociedad.
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Para poder abarcar algo como la diversidad del alumnado, imagino que será muy importante la formación del profesorado.
La formación siempre es una pieza básica. El problema es que la sociedad cambia continuamente, la ciencia avanza y los profesionales tienen que estar al día de esos cambios. No puedes formarte a los 25 años y pensar que con eso ya lo tienes todo. Es una necesidad en esta profesión. Hay que tener siempre una visión de prepararnos para el cambio. Pero es que, además, hay que cambiar también la manera de hacer las cosas. No puedes cambiar solamente la manera de nombrarlas, sino el sustrato que hay debajo. Tenemos que formarnos para mejorar, pero claro, en estrategias que sean realistas. Estrategias que nos permitan después convivir con una metodología eficaz, que funcione… No basta con decir, bueno, vamos a atenderlos a todos, hay que saber cómo.
En los cursos de formación que estáis impartiendo en nuestra ikastola habláis de enseñanza multinivel. ¿En qué consiste?
Individualizar la enseñanza es hablar de trabajar alumno por alumno y eso creo que hoy en día es inalcanzable. Pero otra cosa es personalizar. ¿Esto qué significa? Pues que yo no voy a ofrecer una propuesta compacta, única, para todos, sino que voy a elaborar una flexible. Algo que ofrezca varias posibilidades y que sea el propio alumno el que pueda, de alguna manera, ir eligiendo dentro de esas propuestas aquella que se ajusta más a las necesidades que tiene en cada momento. Eso significa también que el alumno va ganando en autonomía. Es decir, trabajamos pocesos más metacognitivos en los que ayudamos a que el alumno sea más protagonista de su propio aprendizaje.
¿Podrías ponernos un ejemplo?
Imaginate que tienes que asistir a un evento importante y necesitas un traje. No siempre la talla del pantalón va a coincidir con la talla que necesitas de chaqueta. Hay quien tiene más cintura, o más pecho, o menos hombros… O simplemente incluso gente a la que le gusta ir
más holgada, no porque lo necesiten, sino porque lo desean. Esto es personalizar. Frente a esto estarían aquello que dicen: no, no, usted tiene que llevarse la 42 o la 44. La idea es que podamos ofrecer a cada cual sus tallas.
Hablamos también, entonces, de empoderar al alumnado.
Sí, empoderar al alumno en autoconocimiento, en decisiones de aprendizaje… Pero también en responsabilidad. El profesor o la profesora le está mostrando una serie de cuestiones, le guía para tomar esas decisiones, pero el alumno también tiene una responsabilidad en esas decisiones. Evaluar, decidir, no debería ser una tarea exclusiva del maestro. Este está para guiarte, para hacerte propuestas… El aprendizaje no es solamente externo. En realidad, es interno. Puedes ayudar a crear la motivación, una espectativa, a estar cerca cuando necesitan ayuda… Pero, al final, el que tiene que aprender es el alumno.
Tengo entendido que la enseñanza multinivel no es una metodología, sino más bien una estrategia para progamar.
Efectivamente. Los maestros siempren han programado, por cursos, por materias… Puedes utilizar para ello diversas pedagogías, incluso animamos a que estas no sea rígidas, no coarten al alumno. Pero, lo que proponemos es una estrategia, una forma de programar mucho más flexible, más adaptativa y que, sobre todo, llegue a todos. La idea es programar pensando ya, antes de empezar, en todos.
¿La flexibilidad sería por lo tanto un elemento importante a tener en cuenta?
Sobre todo porque la realidad que nos rodea es muy cambiante y diferente. Ya no solo la nuestra, sino también la del pueblo de al lado. La realidad del alumnado es diferente de un centro a otro, pero incluso dentro del propio centro, es diferente a la que tuvisteis, por ejemplo, hace cinco años. Los niños cambian, las familias, el profesorado… El cambio es lo único constante. Es importante adaptarse y ser flexible, porque tampoco te puedes estar reinventando todo los días. Una cosa es la formación y otra tirar todo lo que sé y empezar con todo de nuevo. Tenemos cosas que funcionan y es imprescindible que les vayamos añadiendo elementos de cambio, que las flexibilicemos para que aquello evolucione. Si pasados uno años ha evolucionado tanto que se ha quedado obsoleto el modelo inicial, vale, lo cambiaré, pero no se puede hacer ese proceso cada dos años. Eso nos cansa mucho.

Una de tus especialialidades son las altas capacidades. ¿Como crees que se trabaja esta cuestión? Hoy por hoy, aunque parezca mentira, los chicos y chicas de altas capacidades son probablemente el grupo menos atendido de toda la educación. Hemos llegado a ignorarlos de una manera dramática, porque los cálculos nos dicen que es probable que alrededor del 95% de estos alumnos no están identificados. También es necesaria la formación del profesorado en este sentido, para aprender a detectar este tipo de alumnos y que se den

cuenta de que también es atención a la diversidad hacer un ritmo más rápido o ágil, conectar las cosas de otra manera, con conexiones más audaces y complejas… Pero como nadie nos lo ha explicado, no lo vemos. Y como no lo vemos, no lo atendemos.
¿Y qué crees que deberíamos hacer?
Primero identificarlos. Ser capaces de verlos, como nos ha pasado con los demás. Hemos tenido que aprender a ver una dislexia, un TDH, un autismo… Hemos aprendido a ver la diversidad. Bueno pues también tenemos que aprender a ver los niños y niñas que tienen altas capacidades. Y después intervenir y dar una respuesta.
Sin embargo, al entrar en el aula, el profesorado se encuentra con 25 realidades diversas a las que le cuesta mucho atender.
Precisamente por esto proponemos la programación multinivel. Llegamos a esta propuesta un grupo de profesionales de diversa procedencia (universidad, centros escolares…) cuando nos hacíamos precisamente esta pregunta. Y también otra cuestión que suele aparecer a veces: bueno, es que hay otros casos más importantes... A mí esto me hace mucho daño y pienso en las familias con hijos con altas capacidades a las que alguien les diga que su hijo no es tan importante como cualquier otro. Bien, pues en este contexto es cuando empezamos a investigar y a darnos cuenta de que la programación mulitinivel podría ser una alternativa. Si yo tengo un problema con un alumno que necesita una ayuda especial, no le vamos a eliminar esa ayuda, lógicamente, pero es que hasta ahora esa persona está todo el día sin ser atendida, y solo un par de horas a la semana le damos un enriquecimiento. La propuesta es al contrario. Vamos a intentar que haga algo todos los días, y además habrá una o dos horas, para hacer algo que vaya dedicado a tí.
¿Hay algo que te gustaría añadir?
Creo que cuando hablamos de cambio las personas tendemos mucho a aquello de “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Se habla mucho de esta sensación de resistencia al cambio, de zona de confort… Creo que es importante pensar que el cambio es sinónimo de educación. Un niño que ha cambiado es porque ha aprendido. Si sigue igual, no ha aprendido. El aprendizaje es sinónimo de cambio. Y sobre todo me gustaría decir a las familias que confíen en los docentes. Que estos no hacen cambios porque sí. Antes de tomar una decisión se reflexiona mucho, se piensa mucho, los docentes se asesoran, buscan… Hay mucha gente estudiando cómo aprendemos, cuál es la mejor manera de hacerlo, y todo ese conocimiento se tiene que llevar al aula.