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COVID ikasturtea
El curso covid, en el que no regresamos a casa
Cuando comenzó este curso, que probablemente recordemos durante muchos años, la mayoría creíamos que no tardaríamos mucho en volver a confi narnos en casa. La idea de volver a la situación vivida el curso anterior se sentía como la espada de Damocles. Y en medio de esta tensa calma, comenzamos un septiembre lleno de nuevas normas, restricciones y protocolos.
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Sin duda, tanto familias como alumnado y profesionales vivimos todo aquello con gran incertidumbre ya que prácticamente todas las semanas había que tomar nuevas decisiones: qué plataforma digital íbamos a utilizar, cómo adecuar el material didáctico, cómo cambiar todas nuestras rutinas a la nueva situación…
Mantener el servicio de comedor, por ejemplo, fue todo un reto que asumimos, además de una gran labor organizativa que, con sus más y sus menos, ha funcionado gracias al trabajo de grandes profesionales. Gracias a ello, ha sido posible garantizar este servicio tan importante para la conciliación familiar. En la misma línea, y siguiendo todas las indicaciones y pautas que se nos daban desde el Departamento de Educación, perfi lamos un Plan de Contigencia, cuya consecución ha sido imprescindible para garantizar la enseñanza presencial. Un gran esfuerzo en el que es importante destacar el compromiso para llevarlo a cabo tanto de los y las profesionales de ikastola, como del alumnado, que ha respondido francamente bien.
Datos que dibujan la excepcionalidad del curso
Sin embargo, la gestión de todo esto, el día a día, nos ha devuelto datos que dibujan claramente la excepcionali-
dad de este curso. Solo en lo que se refi ere a espacios, muchos de ellos tuvieron que ser reconvertidos en aulas; debido a esto, durante este curso, no hemos tenido Biblioteca, Sala de Informática o Aula de Música, por ejemplo. También las aulas para desdobles se han visto reducidas, con lo que esto supone organizativamente, y en ocasiones, ha sido necesario impartir clases de Euskera o Lengua, por ejemplo, en el laboratorio, o de Educación Física en el parking. Afortunadamente, para que toda esta transformación de los espacios fuera posible, contamos con la ayuda de muchas de las personas que formamos la comunidad de ikastola, en los dos auzolan que se realizaron en agosto.
La utilización de los espacios exteriores tuvo que ser rediseñada para garantizar la seguridad sanitaria del alumnado y, con respecto al patio, es reseñable también que, en Primaria, pasaron de disfrutar como hasta ahora de 90 minutos de recreo, repartidos en dos descansos, a tener tan solo uno de 30. Algo que, sin duda, ha infl uido también en el estado de ánimo, tanto de alumnado como del profesorado.
Los vacíos pedagógicos que deja la pandemia
Pero las restricciones no solo se han dado en el plano físico o temporal. Lo verdaderamente difícil ha sido renunciar a gran parte de la labor pedagógica que se hace en un centro educativo. Este curso, por ejemplo, no hemos podido poner en práctica todo el recorrido y bagaje con el que contamos en nuestra ikastola en cuanto al trabajo cooperativo. Tampoco se han podido organizar excursiones o salidas didácticas, tan importantes para al proceso de aprendizaje y el desarrollo personal del alumnado. En la misma línea, tampoco hemos podido celebrar todos aquellos momentos que de alguna manera construyen nuestra comunidad y crean ikastola (carnavales, olentzero, visitas…).
Todo ello ha supuesto, entre otras cosas, que la interelación entre el alumnado, tan importante en su desarrollo, se haya visto bastante mermada. Esto es preocupante en todas las edades, pero especialmente en la adolescencia, etapa vital en la que son tan importantes las relaciones entre iguales.
Confi nadas 24 aulas y el 45% del profesorado
Superar las situaciones de confi namiento tampoco ha sido fácil para nadie. En total, se han confi nado 24 aulas, la mayoría de ellas en Primaria, y esto ha supuesto un gran reto tanto para el profesorado como para las familias. Más si cabe cuando se han dado situaciones en las que una parte del aula estaba confi nada y la otra permanecía en ella. Para el profesorado ha sido especialmente duro, tanto por la difi cultad de asumir las dos demandas al mismo tiempo, como por los problemas pedagógicos que plantea la enseñanza online. Para la mayoría de elllos y ellas, lo peor ha sido no conocer hasta qué punto
estábamos consiguiendo llegar al alumnado confi nado en casa. Y también les ha tocado directamente la pandemia, ya que más de un 45% del profesorado ha sido confi nado y sustituído por otro/a profesional en algún momento de este periodo escolar. A las familias, por su parte, les ha tocado la difi cultad de gestionar y conciliar todo esto desde casa, a muchas de ellas incluso en más de una ocasión.
Sin duda, ha sido un curso duro, en el que hemos tenido que tomar muchas decisiones. Gracias a ellas, hemos sido capaces de garantizar una educación presencial para el alumnado de San Fermin Ikastola. Y es que, afortunadamente, nuestros miedos iniciales acabaron por desvanecerse y, fi nalmente, no regresamos a casa antes de tiempo.