CIUDADES Nยบ 1 - Junio 2015
PARIS
ENCANTO BOHEMIO
NEW YORK
LA CIUDAD QUE NUNCA DUERME
LONDRES
SIEMPRE COSMOPOLITA
ESTAMBUL
LO MEJOR DE CADA MUNDO NO TODO SON RASCACIELOS
Nยบ1 - Junio ESPAร A
FRANKFURT
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ANIVERSARIO MERCADILLO HIPPY
LAS DALIAS IBIZA
MERCADILLO HIPPY NIGHT MARKET NAMASTE NIGHT LIFE CHIRINGUITO LAS DALIAS LIVE MUSIC
Sabado Hippy Market de 10 a 20h - Lunes y Martes Night Market de 19 a 01h - Feel Las Dalias... Ctra. Eivissa - Sant Carles Km 12 O7840/Sant Carles de Peralta Ibiza/Espa単a
CIUDADES
PARIS.Plaza Igor Stravinsky, puedes disfrutar de ella aprovechando la visita a Pompidou.
SUMARIO PARIS NUMERO 1
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NUEVA YORK
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LISBOA
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CIUDADES Director: Aitor Gómez Maquetista: Aitor Gómez Tratamiento de imagen: Aitor Gómez Fotografía:Aitor Gómez REDACCIÓN Calle Padre Amigó, 5 28025 Madrid Tel. 914661744 - Fax 914629367 www.iespuertabonita.es
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Esta es una revista sin animo de lucro realizada para el Ciclo Formativo de Grado Superior de Diseño y Producción Editorial.
VENECIA
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Los texttos se han obtenido de la pagina web: www.traveler.es Imagen de portada: www.Google.com
ESTAMBUL
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LONDRES
P A R I S ENCANTO BOHEMIO
“Al otro lado de la balanza, encontramos París. Esa ciudad, tal vez porque no se acaba nunca y porque, además, es maravillosa, puede con todo, puede con todas las causas que el hombre encuentra para ser infeliz (...) ¿Qué hacía, Dios mío, desesperado en París? No se podía ser más imbécil”. Así describe Enrique Vila-Matas su juventud absurda en un París en el que Hemingway, por el contrario, dijo que había sido “muy pobre y muy feliz”. La historia de la literatura está plagada de auténticos tratados sobre la ciudad disfrazados en novelas. Cada uno de sus rincones evoca hasta al viajero más despistado miles de referencias literarias, poéticas y cinematográficas. París se ha granjeado a lo largo de la historia todo tipo de reputaciones y, posiblemente, merezca todas ellas: la más romántica del mundo, la más culta, la más refinada... Pero por muy largo que sea el etcétera de apelativos y adjetivos que se le han asignado, siempre se le quedan cortos. La ciudad está organizada en los llamados ‘Arrondisements’ (distritos) numerados del 1 al 20 que se distribuyen concéntricamente, formando una especie de espiral con forma de caracola. Los parisinos tienen una concepción muy precisa de estos compartimentos y, bajo la placa de cada calle, el visitante puede encontrar el número al que corresponde. La ciudad está atravesada por el Sena, que divide París en una zona al norte y otra al sur. Se empiece por el punto que se empiece, no hay forma de ir a dar con un barrio que no sea de interés: se pueden revivir los tiempos del cancan y el cabaret o seguir los pasos de Amélie Poulain en Montmartre;
recorrer extasiado las mansiones (Hôtels) o tomar algo en uno de los modernos locales del Marais; hojear libros antiguos en los puestos que bordean el Río Sena; callejear por los mercados callejeros del Barrio Latino; perderse en intrincados jardines a la francesa, como Luxemburgo o las Tullerías. El centro de la ciudad tiene un tamaño perfecto para recorrerlo a pie. A cada pocos pasos encontramos un monumento histórico famoso, o un acogedor café, o una elegante boutique o un concurrido bulevar.
Pocas capitales europeas cuentan con un inventario de puntos de interés tan largo como el de París: la Torre Eiffel, Notre-Dame, Campos Elíseos, la Place Vendôme, el Arco del Triunfo, la Bastilla, la Ópera de Garnier, los Grandes bulevares, la Sorbona o el Pont Neuf, por nombrar solo algunos de ellos.
Sacre Cour Es uno de los lugares sagrados más importantes de París. Se encuentra situada en lo alto de Montmartre, una colina de 130 metros de altura desde donde se contemplan unas vistas magníficas de París.
La oferta cultural puede llegar a resultar abrumadora. Algunos de los museos más importantes de Europa se concentran en solo unos cuantos kilómetros cuadrados: el inmenso Museo Louvre, con obras y tesoros provenientes; el Centro Pompidou, brújula cultural y artística o el Museo d’Orsay, con su espectacular colección de arte impresionista y postimpresionista. Si prefieres huir de las aglomeraciones de las piezas únicas que albergan los museos más famosos, siempre podrás sustituirlos por propuestas menos concurridas, como el coqueto Museo Picasso, los jardines del Museo Rodin o el Palais du Tokio.
Museo Louvre
Por supuesto, hay alojamientos para todos los gustos: desde hoteles de estilo palaciego a hoteles contemporáneos, desde hoteles vanguardistas a hoteles clásicos. Además, París ofrece una exquisita cocina y cuenta con una gran variedad de restaurantes, desde tradicionales bistrots, hasta elWegantes y modernos restaurantes, pasando por establecimientos galardonados con una estrella Michelin.
Pont Des Arts CIUDADES│ 5
Times Square
Nueva York La ciudad que nunca duerme
Si hubiera que elegir una capital para el mundo, esa sería Nueva York. Mitificada por el cine, la televisión y la literatura, es una ciudad que todos tenemos la impresión de conocer antes de haber puesto un pie en sus calles. Desde Central Park al derroche de luces de Times Square, de las tumultuosas tiendas de Chinatown a la antorcha de la Estatua de la Libertad. Una ciudad insomne, que vive ajetreada por los cuatro costados. Y que ha sabido cerrar filas y heridas en torno al 11-S del modo que mejor sabe: mirando hacia adelante con orgullo. Y a mucha velocidad. Porque si hay algo que caracteriza a Nueva York es la prisa, como se aprecia palpablemente en el metro y en sus atascos. Lo descubrirás si alzas la mano para parar uno de sus famosísimos taxis amarillos, donde no sería raro encontrarse con que el conductor hable español. Y después, ¿dónde ir? siempre habrá un destino para cada gusto, por minoritario que resulte: duelos de graffiteros, convenciones de negocios, comer tres brownies seguidos, pujar en una subasta de Christies, tararear el último musical de Broadway, o aprovechar la estación invernal para hacer patinaje sobre hielo en el Rockefeller Center. Si no encuentras la oportunidad en Nueva York es porque no existe. Ya sea escuchando una misa Gospel en Harlem, o cargándose las pilas en los barrios más hipster de la ciudad, como Brooklyn, Nolita o Tribeca. De las calles del Bronx a las vitrinas cargadas de sueños de Tiffany’s. De las pequeñas casas de ladrillo rojo de Brooklyn al imponente skyline de Manhattan, 6 │CIUDADES
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con sus ejecutivos en trajes de chaqueta y corbata, yendo a sus oficinas con un café y un bagel en la mano, obedeciendo al ritmo marcado por los vaivenes de Wall Street. Una ciudad que no se cansa de aprender, y que enseña todo lo que tiene. Ya sea dejándose caer un jueves en la inauguración de una nueva exposición en Chelsea o el Meatpacking District, o recurriendo a museos imprescindibles como el MoMA o el Metropolitan. Y donde no sería raro escuchar rimas hiphoperas junto a las escaleras del Metropolitan Opera. Y es que se mire por donde se mire, Nueva York es punto de arranque de toda vanguardia que se precie de serlo, y confluencia de las más variopintas culturas, como vemos en Little Italy, Chinatown, Brooklyn o en el desfile irlandés del día de San Patricio. Y de cada lugar, una comida. No importa la hora: sólo hace falta decantarse por un antojo ¿Pizza, hot dog, hamburguesas, rollitos de primavera? De los puestos de la calle a los restaurantes más selectos del mundo, donde lo más selecto se sirve en el plato. Y es que lo mejor de lo mejor estará siempre en Nueva York. Del mismo modo en que las mejores firmas buscan un hueco en la Quinta Avenida para añadirse prestigio a sí mismas. Donde las maletas que viajan vacías vuelven irremediablemente llenas tras pasar por tiendas como Macy’s, Bloomingdales o Barneys. Ahí, donde podremos ver una catedral neogótica como San Patricio reflejándose frente a un paredón de rascacielos.
Top of The Rock Vistas de el Skyline de la ciudad.
Y donde los divanes de psicoanálisis están siempre concurridos, mientras el reloj se mueve con prisa. Ya sea por el subsuelo, tierra, mar, o a través de sus tres aeropuertos comerciales. Ya lo decía Sinatra,
“ Esto es Nueva York, la ciudad que nunca duerme aunque le sobren hoteles “ La capital del mundo. Una ciudad que todos conocemos ya, pero que gana mucho más en las distancias cortas.
Puente de Brooklyn Une los distritos de Manhattan y de Brooklyn en la ciudad de Nueva York. Fue construido entre 1870 y 1883 y, en el momento de su inauguración, era el puente colgante más grande del mundo CIUDADES│ 7
Plaza del Comercio Situada en la Baixa Pombalina y abierta al Tajo, la Plaza del Comercio es otro de los símbolos de la ciudad de Lisboa.
LISBOA
LA CIUDAD DE LOS TRANVÍAS
Entramos en la capital de Portugal. De repente, el tiempo se acelera: todo pasa rápido, actividad tras lugar, visita tras descubrimiento, sorpresa tras mito, colina tras colina... Lisboa es un no parar, un frenetismo sano, atlántico, gustoso; es una montaña rusa de sensaciones que ir aprehendiendo paso a paso, incluso sin rumbo. Las guías de poco sirven en una ciudad que sorprende a cada zancada... Pero desde luego que haremos lo mejor para que no te dejes lo imprescindible en el tintero.
Pero Lisboa se despereza en Barrio Alto y en plena noche: es el lugar de los noctámbulos y de la bohemia más vanguardista (con tanta tradición, que encontramos locales de música electrónica con 30 años de trayectoria, como es el caso de Frágil). La ciudad se engalana en el elegante Chiado, antiguo “patio de vecinos” de conocidos escritores lusos (sino, preguntádselo a Pessoa, sentado permanentemente en Rua Garrett) y hoy convertido en una potencia comercial con encanto y chispa.
No en vano, “ Lisboa es “la ciudad de las siete colinas ”, llamada así por sus empinadas calles. Camina o toma el clásico tranvía para vivir Lisboa en la superficie... Pero te recomendamos encarecidamente que te des alguna que otra vuelta en metro. Las estaciones de estas icónicas cuatro líneas son verdaderos museos subterráneos (recomendamos los vestíbulos de la línea roja), repletas de azulejos y de obras de artistas noveles. Si eres un romántico empedernido, el tranvía (‘o eléctrico’) es la respuesta. La línea 28 (trazada en el año 1914) te llevará desde la Rua da Concepçao por los barrios más pintorescos de la capital y los monumentos clave (Alfama, la Baixa, Barrio Alto, Chiado, Estrela y Prazeres).
De puertas para adentro los tesoros que admirar se multiplican. Sus museos custodian un sin fin de obras artísticas que, aunque suene a tópico, tienen un valor incalculable. El Museo Nacional de Arte Antica, radicado en el Palacio das Janelas Verdes, cuenta con magníficos ejemplos de las escuelas europeas y objetos traídos de allende los mares, que con un espíritu descubridor como el luso, hizo que las piezas llegaran desde lugares como China, Japón o el continente negro. El Museo Calouste Gulbenkian, regalo del homónimo mecenas turco a Portugal, acrecenta la oferta museística lisboeta con sus cuadros alemanes e italianos de los siglos XVII y XVIII y sus magníficas joyas impresionistas. “Mis obras maestras son amigos para toda la vida”, decía Gulbenkian. Y qué amigos.
De puertas afuera, Lisboa vive en sus barrios. Vive en esas calles estrechas empedradas con la ropa colgando en los balcones de Alfama, el barrio más antiguo, el más enraizado a la ciudad original y el que disfrutar desde los ‘miradoiros’ de Santa Lucía o Portas do Sol.
La ciudad resurgió barroca después de que un devastador terremoto que atemorizó a media Europa casi la borrara del mapa en 1755. La plaza del Marqués de Pombal, quien se ocupó del renacimiento metropolitano, inicia el circuito lisboeta de plazas y bulevares. ¡Ay!, qué sería Lisboa sin sus plazas.
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Praça dos Restauradores y su obelisco a los héroes que liberaron al país de los españoles, Praça Dom Pedro IV, con una columna a lo Trafalgar Square, la cercana Praça da Figueira y, por supuesto, Praça do Comércio, al final de la Rua Augusta, con su icónico Arco Triunfal frente al Tajo. No muy lejos, otro icono domina la ciudad, el elevador de Santa Justa, una longeva torre de hierro que une el centro con el Barrio Alto, con espectaculares y altas vistas de Lisboa especialmente idílicas al atardecer.
Lisboa es inquieta, traviesa. Disfrútala sin vergüenza...
Cosmopolitismo, azulejos, sensualidad, peixinhos da horta, espíritu bohemio, el río Tajo, vanguardia, tranvías... Si estamos hartos de escuchar el cliché de la “conjugación de tradición y modernidad”, en Lisboa nos daremos cuenta de que pasa de ser un cliché a una forma de vida. Un estilo honesto con los orígenes y ansioso por seguir en la cresta de la ola.
Barrio de Alfama Vistas desde un mirador a los tejados de el Barrio de Alfama.
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LONDRES
SIEMPRE COSMOPOLITA
Tower Bridge Es uno de los símbolos más destacados de Londres. Este llamativo puente levadizo, construido con estilo victoriano, se encuentra situado junto a la Torre de Londres
Fundada en época romana hace dos milenios, Londres es la espina dorsal del Reino Unido y una de las ciudades más atractivas del mundo. Tierra de oportunidades, abierta al comercio desde la Revolución Industrial, y heredera de un rico pasado colonial, la City londinense es y será punto de confluencia de incontables etnias y culturas. Historia, ocio, cultura y mucha diversión son algunos de los alicientes que ofrece esta seductora metrópolis Y no es cosa fácil, porque Londres ha brillado siempre por sí misma con una herencia de siglos. Un rápido vistazo en el mapa allá corrobora que hay lugares de interés a cada lado del Támesis, empezando por el célebre puente de Londres que lo atraviesa y acabando por el Big Ben, o el barullo de Picadilly Circus o Trafalgar Square, siempre coronada por la estatua del Almirante Nelson. British donde se precie, Londres ha sabido erigir monumentos emblemáticos por cada pilar fundacional de la nación: lo vemos en Buckinham palace, en el Parlamento británico, y en la grandiosa Abadía de Westminster. Pero Londres puede ser sencillamente una ciudad para dejarse llevar: ya sea buscando con una lupa la legendaria casa de Sherlock Holmes en Baker Street, o a través del viejo señorío victoriano de Saint James, tras el impostergable descanso de rigor en la hierba de Hyde Park, será dar un agradable paseo entre las fachadas de divertidos colores de Notting Hill.
Sucumbir a la tentación de una tarde de compras en Sloane Street, donde encontraremos las primeras marcas, u optar por ir al mercado del Covent Garden o a los emblemáticos almacenes Harrods. Y por la noche, dejarse caer por el Soho, donde las noches brillan con más intensidad de los días, gracias a las luces de los muchos bares y clubs.
Más que una simple capital, Londres es una metrópolis en estado puro, donde se puede encontrar de todo y a cualquier precio: desde una infinita gama de fast food, concatenando las calles con olor a especias, a restaurantes de primerísimo nivel. Londres es una ciudad tan madura que ha sabido llevarse la contraria a sí misma para seguir creciendo: como se vio en los años sesenta, cuando los chicos malos del rock se empeñaron en levantarle las faldas a la vieja moral victoriana. Pero Londres tuvo una eclosión de talento rebelde que logró influir en el mundo entero, con movimientos como el glam o el punk, y una incontable gama de tribus urbanas de estética propia, que no obstante, nunca lograron desentonar del todo dentro de una vorágine como la de la City. Así es Londres: orgullosa de estar siempre a la vanguardia, pero manteniendo sus raíces y la más fina ironía. Y es que, a pesar de que el clima no siempre acompañe, a Londres le gusta interactuar con la gente: se ve en sus muchos bares de música en vivo, en museos de arte moderno como la Tate Gallery, en mercadillos alternativos como Candem, de tradición portuaria, le debe al Támesis haber recibido influencias coloniales y comerciales con cada rincón del globo. Lo corroboran las más de 300 lenguas que se escuchan cada día en sus calles. Una ciudad que, con o sin lluvia, sabe acoger a sus visitantes bajo un paraguas siempre abierto.
VENECIA
UNA CIUDAD ENTRE CANALES
Gran Canal de Venecia Lo más característico de Venecia son los preciosos canales que recorren todos los rincones como si de calles se tratara. El más grande e importante de todos es el Gran Canal que recorre la ciudad dividiéndola en dos con sus cuatro kilómetros de longitud.
Sobreviviendo al vaivén de las aguas, ahí sigue Venecia. La ciudad de los canales, que Canaletto supo retratar con precisión de cirujano. Lugar anclado en el tiempo, como un museo al aire libre, donde el único contraste posible lo ponen los turistas, deambulando embelesados, de un lado a otro, entre palacios góticos y renacentistas. La apabullante riqueza de Venecia arranca en su historia. Durante la Edad Media, en especial en el siglo XV, Venecia marcó a su antojo los designios del comercio mediterráneo, como un puente entre Oriente y Europa. La ruta de la seda y las especias engrandaron sus arcas, mucho más atentas al valor de la moneda que a las disensiones religiosas con judíos y musulmanes. De ahí la influencia bizantina que se aprecia en su arquitectura, como se ve en los mosaicos de la Basílica de San Marcos.
Un aviso: escatimar en la compra de un mapa puede ser castigado con la más exasperante desorientación, porque cada uno de los Sestieri, los seis barrios de la ciudad, se rige por una numeración independiente.
Pero hasta perderse resultará estimulante: a través sinuosas callejuelas que conducen a puentes empedrados, iglesias renacentistas, trattorias de sugerente aroma o a desconcertantes paredones que obligan a reandar el camino. Pero para tomarle el pulso a la ciudad, habrá que ir a su arteria principal, el Gran Canal, donde tomar un vaporetto, desde donde admirar los palacios que vigilan cada orilla, como el Ca d’oro, o el mismísimo Puente Rialto.
Luego sentarse en alguno de los elegantes cafés de la plaza de San Marcos, a disfrutar de la música de las orquestas. Y para acabar, un agradable paseo en góndola, sorteando los flashes compulsivos de los muchos turistas que se asoman a la orilla. No importa, pocas ciudades están por encima de sus tópicos. Y Venecia es una de ellas. Como sucedía en ‘Muerte en Venecia’ de Visconti, bastará con contemplar un atardecer en la isla del Lido, o la entrada de un palazzo desconchado, para sentirse parte de un mundo sutil y bellísimo que ya dejó de existir. Pero que nunca perderá la decadente elegancia que se refleja en sus aguas.
Y, cerca de la plaza de San Marcos, otra demostración más de poderío: el Palacio Ducal, donde se alojaba el Dogo de la ciudad, entre salas cubiertas de pan de oro acostumbradas a callar intrigas palaciegas, nada raro en la ciudad de las máscaras. Después podrás conocer los tétricos calabozos de la ciudad y atravesar el célebre Puente de los Suspiros, donde se dice que los reos suspiraban al ver el Adriático por última vez, antes de perder la libertad.
Tienda tipica de mascaras en Venecia.
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E S T A M B U L LO M E J O R D E C A DA M U N D O
Mirador Torre Galata Vista de la Mezquita Azul desde Galatasaray.
Situada entre dos mundos, con lo mejor de cada uno. Y capital de todos ellos. Así es y ha sido Estambul, una ciudad acostumbrada a cambiar el curso de la historia. Heredera del peso del Imperio Romano, tras el cisma de Occidente, Constantinopla fue joya y orgullo de la cristiandad hasta su caída en 1453. Pero lejos de decaer, su mito siguió creciendo con el Imperio Otomano, el de ‘Sublime Puerta’, que Solimán el Magnífico llevó de Bagdad a Hungría, con el Mediterráneo a sus pies. Cuatro hitos arquitectónicos resumen esta herencia cultural. Pocas veces tanta rivalidad se ha visto enfrentada en tan poca distancia de terreno. Por encima, dominando en altura, se encuentra la mezquita de Solimán el Magnífico. Y a su izquierda, Santa Sofía. Primero Basílica y luego mezquita, su impresionante cúpula lleva 16 siglos asombrando con la riqueza de sus mosaicos. Frente a ella, la Mezquita Azul, así llamada por el color de los 20.000 azulejos de su interior, y cuya grandeza quiso competir con la mismísima Meca, al levantar seis minaretes, en lugar de los cuatro habituales.
Y por último, el palacio de Topkapi, entre cuyas suntuosas estancias, podrás encontrar el diván del sultán, y las estancias del harén. Además de una impresionante colección de joyas y armas. Pero si nos sumergimos en el corazón de la ciudad, en el barrio de Sultanahmet, encontraremos más lugares de interés, como la plaza Beyazit, con la mezquita que lleva su nombre. Y después las Cisternas de la Basílica, cuyo mar de columnas atestigua la fama de la ingeniería romana. O el antiguo hipódromo, el obelisco egipcio y la retorcida columna de las serpientes, todos ellos de época bizantina. Y en el lado oriental, la Torre de la Doncella, o el palacio Dolmabahçe, entre cuyos salones hallaremos explicación inmediata a expresiones como ‘lujo asiático’ Pero Estambul no sólo atrae por su descomunal patrimonio cultural, también ofrece el sugestivo encanto de la cultura musulmana, como bien supieron ver románticos del XIX como Lord Byron.
La máxima expresión es Gran Bazar, fundado en el siglo XV, es una continua y laberíntica exposición de mostradores, donde los vendedores cantan al viento sus productos dotados con el don de lenguas, español incluido. O también, visitar el exótico despliegue de aromas del Bazar de las especias. Y como no podía ser de otro modo: abandonarse al relax en un baño turco tradicional, como los de Cagaloglu y Çemberlitas. A la hora de divertirse, puedes optar por ir a ÜskÜdar, atractiva zona comercial de la ciudad, en cuyos cafés, restaurantes y discotecas con vistas al Bósforo, suelen reunirse lo más in de la ciudad. Y en la otra orilla: la zona europea, en el barrio de Beyoglu, antiguo reducto de las embajadas europeas del XIX, y corazón de la ciudad nueva. Y en la orilla norte del cuerno de oro, encontrarás la Torre Gálata, antiguo faro, que en la actualidad aloja un restaurante con hermosas vistas sobre el eterno e imperturable Bósforo
BERLÍN
UNA CIUDAD LLENA DE HISTORIA Berlín es una ciudad que mira hacia adelante por convicción, acostumbrada a sobreponerse a los golpes de su propia historia.Y pocas capitales pueden contar un pasado más convulso en los apenas dos siglos de capitalidad: la crisis inflacionista de los años 20, el oprobio del nazismo, las ruinas de la guerra, y la separación impuesta por el muro en la Guerra Fría.
Pero el muro cayó en 1989, y con él nació una nueva Berlín que ha crecido sin soltar el timón de Europa. El resultado es un estimulante conglomerado de modos de ver la vida, donde las cervecerías de madera con recio olor a chucrut, se reflejan en los rascacielos acristalados de las primeras corporaciones planetarias. Pero en su avance, Berlín no pierde de vista el retrovisor. Ni olvida ni quiere olvidar. Prueba de ello lo encontrarás en la Torre del Holocausto, o en el museo de Check Point Charlie, uno de los pasos fronterizos más famosos del muro de Berlín. Pero el mejor modo de conocer sus contradicciones es recorrer sus barrios: de las construcciones sociales, grises y uniformes, de la zona oriental a las barriadas de casas ajardinadas de la parte capitalista. De los frutos del boom arquitectónico de los años 90 al suntuoso palacio Schloss Charlottenburg, antigua residencia real de Federico I de Prusia, rodeado de bellos jardines para pasear. Y entre medias, y como nexo de unión entre tantos mundos enfrentados, la mítica Plaza Alexanderplatz y la Puerta de Brandemburgo, testigo de las mil vidas que ha tenido la ciudad.
Puerta de Brandemburgo Es una de las antiguas puertas de entrada a Berlín además de uno de los símbolos más importantes de la ciudad.
Y lo hizo a lo grande, como campo de experimentación de los mejores arquitectos del mundo, como se puede ver en Postdammer plazt. O de un modo más institucional, ya asumido como símbolo, en la cúpula acristalada del nuevo Reichstag, firmada por Norman Foster. Pero si hay algo que no cambia, es el gran peso de Berlín como referente cultural. Centros como el Neues Museum, donde se encuentra el busto de Nefertiti, o la impresionante colección monumental y del Pergamonmuseum, dan cuenta de su bagaje histórico colonial.
Pero la cultura también ha nacido a ras de acera. Nutrida por la esquizofrenia de haber crecido separadas en dos, dio como resultado un buen número de movimientos contraculturales, como el okupa, una creación cinematográfica influyente, y la consolidación de la música industrial, que abriría las puertas de la electrónica internacionalmente.
Y es que la caída del muro trajo una intensa regeneración arquitectónica. El nuevo Berlín quería crecer. Berlín.East Side Gallery
CIUDADES│ 13
FRANKFURT
NO TODO SON RASCACIELOS
Main Tower Vistas aereas de la ciudad desde su mirador a 52 pisos de altura.
Lo lógico es que uno piense que la capital económica de Alemania es más bien una ciudad de tránsito, de negocios rápidos, de “hola y adiós”. Y sin embargo, si se bucea bien entre sus rascacielos y trajes de corbata asoma una vida paralela divertida y, sobre todo, diferente. Esto es lo que pasa cuando se desanudan las corbatas y los topicazos. Frankfurt suma en total la friolera de 72 grandes torres desordenadas que no acaban nunca de formar una comunidad homogénea de robots gigantes, sino que más bien van regando la ciudad y alternándose con edificios de oficinas y viviendas. Pero pese a no ser un Manhattan o un Chicago, sí que es el mayor homenaje megalómano al aluminio en la Europa continental. Y son disfrutables, cada vez más con los after work que van poco a poco proliferando en sus pies. Pero lo que se espera de un buen rascacielos son sus vistas, y aquí gobierna la Main Tower, la gran atracción turística por encima de las nubes. O bueno, la única a la que se puede subir, con su gran mirador (ojo, 200 metros de altura) y su fugaz ascensor. Pero también tiene algún que otro secreto. Frankfurt, como toda Alemania, sonríe hasta los huesos en cuanto sale el sol. En los domingos cálidos, la orilla diestra del Meno (la que precede a los museos) se convierte en el lugar perfecto para el pic-nic, los arrumacos y los paseos en bici. 14 │CIUDADES
Desde aquí tumbados, Frankfurt tiene una estampa neoyorquina con su puente de hierro viejito en un primer plano y los rascacielos al fondo.
Y de repente, se maquilla como la más guapa del baile. Pero de todas las sorpresas que depara Frankfurt la más artesanal y auténtica es su tradición del Apfelwein. El vino de manzana (que nosotros llamaríamos sidra) es la bebida oficial del distrito residencial por excelencia: Sachenhausen. Y es que la calle Schweizer alterna tiendas trendy con viejas sidrerías como Wagner donde poder sentarse a comer y disfrutar de un plato típico de carnaza (no se pierdan el codillo) regado con esta bebida y acompañado por parroquianos que comparten las largas mesas de madera.
El pequeño barrio de la sidra Sachsenhausen es el otro gran atractivo de este distrito. Apenas cuenta con cinco calles, pero son las únicas que superaron los cambios de la ciudad en los últimos años. Una zona encantadora, que devuelve al pasado y permite imaginar como era Frankfurt antes del Euro, los rascacielos y las bombas. Una pena que sus casitas hoy sean discotecas. El ocio en esta ciudad no es siempre un derroche de minimalismo y sofisticación. La prueba está en el Kleinmarkthalle, un encantador mercado que lleva 60 años reivindicando los buenos productos y las maneras más naturales. Entre todos los puestos sorprenden las colas que se montan en la ventana de Schreiber, donde poca gente deja pasar la tentación de probar sus famosas salchichas con mostaza
Plaza Romer Sede del ayuntamiento de Frankfurt y casco antiguo.
PROXIMAS CIUDADES
Colonia es la ciudad más antigua de Alemania, situada en la cuenca del río Rin en el cruce de antiguas rutas comerciales. Es una ciudad muy cosmopolita, cuenta con numerosos atractivos históricos y culturales. Su ambiente y animación atraen multitud de turistas de todo el mundo, siendo su celebración mas famosa el Carnaval de Colonia.
COLONIA Es el municipio más poblado de Italia y es la cuarta ciudad más poblada de la Unión Europea.3 Por antonomasia se la conoce como la Ciudad Eterna, l’Urbe (‘la Ciudad’) o Città Eterna. En el transcurso de su historia, que abarca tres milenios, llegó a extender sus dominios sobre toda la cuenca del Mediterráneo y gran parte de Europa.Es la ciudad con la más alta concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo;
ROMA
Universidad de Cork
CORK
“Dublín no es, realmente, la capital de la República de Irlanda”, bromea un lugareño. “Pero les permitimos a los dublineses que se lo crean. Dejamos que agasajen a los dignatarios. Pero cuando esos mismos dignatarios tienen el día libre, bajan hasta aquí para entretenerse de verdad”. Y no cabe ninguna duda, la ciudad de Cork es muy entretenida. Aquí es donde se tomó la famosa foto de la Reina Isabel riéndose con un pescadero en el Mercado Inglés (el latido de la rica gastronomía de la ciudad).
Museo Guggenheim Fue inaugurado en 1997 a orillas del Nervión, liderando la renovación urbanistica de Bilbao. Hoy sigue siendo una visita ineludible.
BILBAO
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