Boletín Abril Mayo 2014 by Instituto Paulino de Vida Secular Consagrada Santa Familia

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Ejemplar bimestral 01 Abril Mayo 2014

“ I N S T I T U T O S A N TA FA M I L I A Z O N A S U R E S T E ”

Contenido 3 6 9 10 12

Para vivir la Semana Santa El matrimonio y la familia Frases Cumpleaños Fotografías

“ I N S T I T U T O S A N TA FA M I L I A Z O N A S U R E S T E ”

Para vivir la

Extraordinaria oportunidad para meditar en familia el acontecimiento redentor, reconociendo el itinerario que propone la Iglesia. En Semana Santa confluyen diferentes realidades que si bien es cierto, nacieron de las acciones sagradas de este tiempo litúrgico, hoy en día, han dejado de significar su sentido originario, por ejemplo: A) Las vacaciones que se otorgan para vivir con intensidad los oficios, no siempre contribuyen a la participación del cristiano, en las acciones litúrgicas. B) Las “Representaciones de la pasión” que buscaban sensibilizar al pueblo, en torno a los sufrimientos de Cristo, al no estar protegidas por grupos parroquiales, se mantienen al margen del proyecto de evangelización. C) Los actos de piedad que tenían la intención de ayudar desde una sencilla meditación nuestra fe, no se orientan como una dimensión subsidiaria del proyecto pastoral. Algunas reflexiones que permiten reconocer el itinerario que propone la Iglesia

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DOMINGO DE RAMOS:

Conmemora la entrada de Cristo nuestro Señor a Jerusalén para consumar su Misterio Pascual y con ello la victoria sobre la muerte y el pecado. Si la comunidad hiciera suya esta realidad redentora, dando pauta a orar, entender, meditar y vivir la liturgia más allá de “actividades” parroquiales o pastorales, otros serían los frutos.

LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTOS:

Días previos que preparan, para disponerse a celebrar la fe en el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, entendiendo que por la incorporación realizada en el Bautismo el cristiano participa de los méritos de Cristo y de los frutos de la redención.

JUEVES SANTO:

• Misa del Santo Crisma: Renovación de las promesas sacerdotales, la bendición de los óleos en la celebración de la Eucaristía, a fin de que los Sacerdotes renueven el sacrificio redentor, preparen a los Hijos de Dios al banquete pascual, fomenten la caridad, alimenten con la palabra, fortifiquen con los sacramentos y consagrando su vida a Dios y a la salvación de sus hermanos, se esfuercen en reproducir en sí mismos la imagen de Cristo dando constante testimonio de fidelidad y amor. • Misa “en la Cena del Señor”: Inicia el Triduo Santo, celebrando solemnemente los misterios más grandes de nuestra redención. La institución de la Eucaristía, implica el inicio de la pasión de nuestro Señor, que en la Última Cena, anticipaba sacramentalmente, los acontecimientos que tendrían lugar más tarde a partir de la agonía en Getsemaní; por esta razón, el lavatorio de los pies y el mismo sacerdocio, son expresión del servicio que brota y se nutre de la “Pasión de Cristo”.

VIERNES SANTO:

Se omite por completo la celebración de los sacramentos, excepto el de Penitencia y Unción de los enfermos. No se celebra la Eucaristía como expresión de luto. La comunidad eclesial permanece en ayuno y oración entrando en las profundidades del sepulcro de Cristo y su descenso al lugar de los muertos, meditando en su pasión y muerte. Por esta razón el altar está desnudo, no hay velas, no hay adornos, escuchamos la palabra, oramos y adoramos a la Cruz.

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SÁBADO SANTO: Vigilia Pascual y DOMINGO DE RESURRECCIÓN:

Esta es una noche de vigilia en honor del Señor y, es la más grande y noble de todas las solemnidades, porque evoca el paso del Señor de la muerte a la vida. Cristo nuestra Pascua fue inmolado, porque Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo: muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida. Lo que Cristo realizó en su Pascua, al morir y resucitar venciendo el pecado y la muerte, hace del cristiano un hombre nuevo llamado a la vida divina y, por ende, mirando a las cosas del cielo sin detenerse en las cosas temporales.

REFLEXION FAMIILIAR:

La comprensión, vivencia y participación a lo largo de la Semana Santa se convierte en una oportunidad magnifica para crecer espiritualmente, dar testimonio de Cristo ante aquellos que el Señor nos pone delante en cada momento. Al ser bautizados llevamos en nosotros el sello indeleble de su amor, por lo que, mientras pasamos a lo largo de nuestra historia, hacemos propia la Pascua de Cristo que pasó haciendo el bien, curando a los enfermos y dándonos a comer su cuerpo y su sangre. Por ello, los invitamos a dejar actuar a Cristo en nosotros, llenando nuestro corazón de alegría de vivir la Semana Mayor con entusiasmo y recogimiento.

Cfr. Valenzuela Ricardo, Para vivir la Semana Santa, en Vida Pastoral, marzo-abril, 67-75.

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EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA

La Iglesia tiene una preocupación muy especial por la familia. Difícilmente vamos a poder transmitir la fe a las nuevas generaciones, a los niños, a los jóvenes, si no contamos con la familia, como el lugar natural para la evangelización. Juan Pablo II decía: “En torno a la familia y a la vida, se libra el principal combate por la dignidad del hombre”. Hoy, cuando se hacen por ahí encuestas, la gran mayoría afirma valorar mucho la familia; pero al mismo tiempo se va derivando hacia un concepto de familia “difuso”. La familia ha pasado a ser para muchos el lugar en que recibimos una acogida confortable, cómoda. Sin embargo, queda en el olvido, o muy en segundo lugar, el hecho de que la familia es también el lugar de transmisión de los valores y de la educación moral. Se produce esta paradoja: la familia es muy valorada, pero al mismo tiempo está inmersa en una crisis moral. En nuestra cultura lo que está en alza, es la concepción autónoma del hombre; un hombre libre, independiente, que piensa: “a mí, que nadie me diga lo que tengo que hacer”; con una concepción de “liberación” en la que parece que el hombre más maduro es aquel que no depende de nadie. Una concepción de “autonomía” y de “libertad” que no se compagina fácilmente con la vocación de la familia. Nosotros creemos que el valor supremo no es tanto la independencia del hombre, cuanto su “comunión”. El hombre maduro no es

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el más independiente o el más aislado frente a los demás, sino todo lo contrario. Dios nos ha creado con una vocación a la comunión. Dicho de otra manera: no es que Dios nos crease como individuos y luego se nos ocurrió juntarnos en familias. Eso de unirse en familias no es una construcción cultural, está inserto en nuestro ser, en nuestra personalidad, porque hemos sido creados a imagen y semejanza de un Dios. Éste es el punto de partida, nosotros por creación, no somos “individuos” sino “personas” en comunión. 1. El sacramento del Matrimonio es un camino para la unión con Dios. El matrimonio es una vocación para la unión con Dios y también lo es para la unión del hombre y la mujer. El riesgo del matrimonio y de la familia es quedarse inmerso en las preocupaciones, olvidándose de la “meta” a la que nos dirigimos. La vida de plena entrega en el seno de la familia, es un estímulo muy grande para recordar que Dios también nos ha pedido y nos ha ofrecido, un corazón esponsal de plena entrega. Recordémosle a la familia que su camino es camino de unión con Dios, que no están únicamente para solucionar los problemas de esta vida, que son muchos; sino, que en medio de todo eso, están caminando, están peregrinando hacia la meta que es Dios. El matrimonio, la familia, es una vocación para llegar a Dios, para llegar al Cielo.

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2. El amor de Jesucristo. No olviden que en el momento de su unión matrimonial, la Iglesia les recordó que el amor de Cristo ha de ser su modelo de amor. El matrimonio cristiano es amarse en Cristo. Se dijo en la celebración del sacramento: “Patricio, ¿te entregas a Patricia como Cristo se entregó a su Iglesia?”, y lo mismo a la esposa: “¿Te entregas a tu esposo como Cristo se entregó a su Iglesia; como la Iglesia se dejó amar por Cristo?”, nuestro modelo de amor es Jesucristo, uno ama dependiendo de qué modelos, de qué referencias tenga. Nuestra “referencia” y nuestra “fuente” es Jesucristo, su estilo de amor, de entrega, de donación de amor. En nuestra cultura, el amor es reducido fácilmente a lo emocional. Con el paso de los años, se afirma que se ha perdido la “chispa” del amor, y que, en consecuencia, hay que buscar “la química” en otro lado. Por desgracia, este concepto “romántico” de amor está muy extendido; y si no, basta fijarse con un poco de detalle en las letras de las canciones de moda, o en los modelos que se presentan en las series de televisión o en el cine. El amor se reduce fácilmente a lo emotivo. Por ejemplo, con facilidad ocurre que a lo largo de la vida matrimonial, les sobrevengan sentimientos y emociones hacia otras personas, contradictorios con el compromiso de vida. Y ¿cómo deben actuar en ese caso? Tienen que saber decir: “Alto, detente, esto que se me ha pasado por el corazón es totalmente contradictorio con la fidelidad a mi matrimonio”. Ya sé que esto entra en contradicción con la cultura “romántica” que da vía libre a las emociones, pero es que sólo el hombre y la mujer maduros, son capaces de ordenar sus afectos. Y esto no es “reprimir” nuestro mundo afectivo, sino más bien “gobernarlo”. No es sólo el amor el que hace durar el matrimonio, sino que también es el matrimonio el que hace durar el amor. No conozco a ningún matrimonio que nunca haya tenido momentos de crisis. La vida es corta pero, ¡da para mucho! Soy consciente de que el amor matrimonial maduro no está desligado de los afectos y sentimientos. Por el contrario, la afectividad y la sexualidad han de estar educadas e integradas en la vocación al amor. Pero claro, las crisis sobrevienen, y especialmente, en esos momentos es fundamental nuestro modelo y referencia de amor: Jesucristo.

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LA SANTIDAD CONSISTE EN REALIZAR LA VOLUNTAD DE DIOS CON ALEGRIA. (Maria Teresa de Calcuta)

AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS. SI CALLAS, CALLARÁS CON AMOR; SI GRITAS, GRITARÁS CON AMOR; SI CORRIGES, CORREGIRÁS CON AMOR; SI PERDONAS, PERDONARÁS CON AMOR. (San Agustín)

HAY CRISTIANOS CUYA OPCIÓN PARECE SER LA DE UNA CUARESMA SIN PASCUA (Papa Francisco)

ESTE ES EL MOMENTO DE DECIRLE A JESUCRITO: SEÑOR, ME HE DEJADO ENGAÑAR, DE MIL MANERAS, ME ESCAPÉ DE TU AMOR, PERO AQUÍ ESTOY OTRA VEZ PARA RENOVAR MI ALIANZA CONTIGO. (Papa Francisco)

Felicidaddes

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Fotografías

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