Conoce
El Señor siempre ha obrado en nuestra historia Han pasado ya 85 años desde que el Seminario de Monterrey se vio en la necesidad de enviar a sus seminaristas a vivir la formación sacerdotal desde sus propias casas. Hoy nuevamente está sucediendo. La cuarentena que atraviesa el mundo entero debido a la propagación del virus llamado covid-19, ha impactado de muchas formas que no creíamos posible ver con nuestros propios ojos. Parece increíble, pero es cierto. Esto que comenzó como una medida preventiva de salud, hoy ha evolucionado en una magnitud inconcebible que nos tiene pasmados y en espera de la buena noticia que todos añoramos escuchar. Ante esta situación, el Seminario de Monterrey, buscando lo mejor para sus alumnos, decidió hace unas semanas jugar una carta que hacía muchísimo no aparecía sobre la mesa: enviar a sus
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seminaristas a vivir la formación sacerdotal desde sus propios hogares. Esto no había sucedido desde 1914, cuando el ejército constitucionalista persiguió cruelmente a la Iglesia por motivos políticos. En Nuevo León, estando Antonio I. Villarreal como gobernador, se actuó con violencia, destruyendo confesionarios y algunos templos; y ocupando a la fuerza colegios católicos, entre ellos el Seminario de Monterrey. Fue entonces que los seminaristas abandonaron las instalaciones del Seminario para resguardarse en sus propias casas y estar seguros. El libro La aventura de los 200 años lo dice así: “Los 30 alumnos con que entonces contaba el Seminario se refugian en sus propias casas en espera de la próxima reapertura”. Así, son ellos quienes vivieron por primera vez la experiencia de la formación desde casa, asistiendo