Diario de Rosa

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ROSA

De la soledad, la memoria y la amargura 5

Diarios de brujerĂ­a


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Diario de Rosa

ROSA

De la soledad, la memoria y la amargura *

Rosa se despierta todos los días a la hora que quiera, o como dice ella, cuando el ombligo se le pare y el calor que hace en cuba la obligue a estirarse a alcanzar el abanico que cuelga encima de la cama, por los calores de queta. Rosa se levanta todos los días a la hora que quiera o a veces para ver las novelas viejas de MacGyver y Bonanza que presentan en TMC. Rosa se despierta a la hora que quiera para moler el maíz de las arepas de chócolo que se va a comer por la noche y para tomarse un agua panela en el vaso que la hija le regaló hace décadas. Rosa se despierta todos los días, sola, a la hora que quiera y se pone a esculcar los álbumes de fotos grisáceas de cuando la abuela era joven o para desempolvar el retrato, supuestamente en óleo, que le hicieron a los 15. Rosa de gotas amargas y chocolate oscuro se encierra en su casa tras un biombo de recuerdos y una cortina de posibilidades, de tal vez si, de tal vez no. Rosa la amarga se queda en un rincón en las fiestas familiares, haciendo mala cara y diciendo en mis tiempos no bai5


Diario de Rosa lábamos así. Rosa es amarga, Rosa es memoria, Rosa de una opinión inquebrantable y una cara indescifrable que pareciera que en cualquier momento va a explotar en cantaletas eternas y una sabiduría incomprendida. Rosa amarga, Rosa entelequia, porque guarda la ropa vieja de todas sus amigas y unos artefactos que para saber usarlos hay que hacer tres manuales. Rosa entelequia se queda en la casa organizando tenedores de plata magullada, plumas de pavo real y cobijas de tigres opacas, para el mercado de pulgas que abre los domingos y contándome de vez en cuando, cuando tiene la fortuna de recordarlo, lo que le pasaba usando los tacones dañados que quiere vender. Rosa amarga, Rosa sola, Rosa memoria, se queda contando historias mirando al vacío, como si las estuviera narrando no a uno, sino en una mesa de cabaret escuchando los tangos que le gustaban al abuelo. Rosa amarga, Rosa olvidada, porque lleva siempre a las reuniones una bolsita en la que carga preparaciones extrañas, o tortas de fruta tan seca que ya a nadie parecieran gustarle. Rosa amarga, de una memoria larga, con recuerdos tan amargos que nadie puede sacarle de las arrugas marcadas que se le hacen en la frente. Rosa amarga de disecar ramos viejos en el bifé, aferrarse al pasado y encerrarse en soledad. Rosa amarga, Rosa dura y tostada de tanto andar bajo el sol, con una pañoleta gitana, una cesta llena de mercancías y unos crespos que solo cortando pudo controlar. Rosa entelequia, de encerrarse a recordar atrapada en una casa llena de memorias y recuerdos que poco a poco se van borrando.

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Para entrar a la casa de rosa toca pasar por taburetes tirados y colocarse zapatos para de pronto no chuzarse con cosas que haya arrumadas por ahí, o con los madrazos que sin ninguna anticipación me pueda mandar por algo que olvide hacerle hace cinco años. Para estar con rosa en la casa hay que escucharla mil horas, sentado sobre un cojín verde que le dio la amiga de estados unidos y bien vacío del estómago para comer todo lo que ofrezca, que va de hojaldres con arequipe a torta de vino con cubierta blanca amarillenta. Para salir de la casa de rosa hay que cogerle amor a quedar con la piel impregnada de color aceite de naranja y a llevar siempre alguna chuspa para que empaque alguna ropa, alguna verdura, unas rosas violetas quemadas o una foto de mi mamá que se encontró limpiando el baño. .

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Diario de Rosa Rosa es bruja porque vive en un mundo pasado, lleno de fantasías que solo una señora añeja como ella puede imaginar. Porque vive en recuerdos imaginarios, tan viejos ya que pareciera haber navegado en balsas y comido bajo el caney cuando para llegar a Dosquebradas había que cruzar ríos y pantanos. Rosa es bruja porque habla con los fantasmas y revive a los muertos, tan muertos ya, que solo ella puede contactarlos. Porque cuenta, porque guarda, porque recuerda y porque enseña, así, de mala gana, a golpes y a voces saltadas, a crespos retorcidos y a palabras amargas. Rosa es bruja porque para ella está bien estar sola, encerrada, agria y disecada, porque a veces la calle esta tan mala que prefiere meterse en los mundos de TMC o de los álbumes viejos de un pasado que amo, de a pocos, en donde bailaba en cabarets mientras esperaba a que su papá le diera la plata para poderle dar comida a los mil hermanos, donde le robaba leche con su amiga a los mimados del colegio, donde mecanografiaba rápido, se andaba de Cuba a Arabia, enseñaba a usar lavadoras y la montaban en una chiva por una finca desconocida porque era la única, con plumas de pavo real en el pelo, que se reía porque la nombraban reina de la naranja. 10


Diario de Rosa

Las luces de rosa son luces de las cuatro de la tarde, esa luz de flash que la dejó disecada en un cajón de Alfonso López, esa luz nostálgica que parece congelar el tiempo bajo un dorado que nunca pasa. Rosa es de la luz de las cuatro de la tarde que le cubre la cara de una piel oscura y la hace ver de la canela que le gustaba cuando tenía veinte, antes de que el sol la quemara y la dejara seca, venteándose con el abanico de las arepas. Rosa que conoció gitanos y charló con el primer fotógrafo de la ciudad se guarda bajo la luz de las cuatro de la tarde, esa hora en la que se hace en el balcón recordando que cuando pequeña no la dejaban, porque ahí puede recordar todo lo bello que le sucedió cuando apenas amanecía.

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Los materiales de Rosa Rosa es yute porque rosa es dura, porque rosa es fuerte, porque está anclada al suelo de su casa y de sus memorias como si de su mente hubieran salido largas raíces que la unen al pasado. Rosa el yute de una trama visible y tosca, de los móviles que cuelga del techo de su casa y la madera que lo cubre. Rosa es yute porque es memoria y es tierra firme salida de antaño, de un antaño de indios con olor a caney y de gitanos que danzaban por el parque. Rosa es yute de andar recogiendo raíces y naranjas, neveras y cebollas. Rosa es yute porque es fría y su calidez recae en la felicidad de su juventud, porque malo también es bueno como ella dice. Rosa es yute que se deshilacha como su cabello revolcado y que a veces se olvida, se relega en las reuniones familiares y en las tertulias de tías.

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Diario de Rosa Los colores de Rosa

e57243 C0 M74 Y76 K0 Tintura Colorantes directos 2% Magenta: 58 Azul:2 Amarillo:40

Rosa la amarga, se pone de un naranja pálido cuando tiene que salir de su casa, otra vez a andar, otra vez a conseguir algún ingrediente raro salido de antaño, rosa la amarga se pone de naranja pálido para ir a encontrar quien le escuche las historias que quiere revivir y encerrar 14

f99003 C0 M60 Y92 K0 Tintura natural Cúrcuma de raíz Mordiente Sal

fcc294 C0 M35 Y42 K0 Tintura natural Cúrcuma de raíz Mordiente Sal Bicarbonato de sodio

Pero reina de la naranja en el campo por ahí por las fincas en las que ayudaba a vender y a explicar cómo funcionaban las lavadoras que instalaba, rosa la amarga baña sus recuerdos de naranja porque para ella el pasado está cargado de miel

De un amarillo pálido se tiñe el óleo de los quinces de rosa que saca cada que va a contar una historia, de cuando robaba leche o de la colada que solo ella sabía hacer y que siempre hacía en el colegio para que no la colocaran a estudiar


Diario de Rosa

2b2a30 C84 M83 Y66 K50 Tintura Colorantes directos 5% Magenta:30 Azul: 30 Amarillo: 40

1a2423 C88 M79 Y73 K62 Tintura Colorantes directos 5% Magenta:5 Azul: 35 Amarillo: 60

283234 C88 M78 Y68 K46 Tintura Colorantes directos 1% Magenta: 10 Azul: 60 Amarilo: 30

De violeta oscuro saca ella a secar las flores que guarda desde hace muchos años, seguro esas flores que le regalaron cuando la montaron a una chiva y la nombraron reina

De verde oscuro se pintaba los ojos Rosa cuando iba a trabajar, con unos dedos agiles que pasaban a dos máquinas y con una venda en los ojos todo lo que le decían

En el cuarto de rosa hay colgada una pluma de pavo real que le recuerda esos días en los que se las colocaba en el cabello para salir a la calle a vender algo, o a la fuente de soda para que la invitaran a cerveza, o para corretear a su papá para que les diera algo de comer 15


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Diario de Rosa Relatos de una

BRUJA

Antes de que Rosa comience a contar su historia, de un tiempo pasado en el que todo era color miel, se sienta en un taburete verde que sacó de la sala grande de la casa en la que creció, mientras la poquita luz naranja que pasa por las persianas de madera le recorre la mejilla, dejando ver el polvo que se levanta, con un cuchillo y una bolsa llena de cucas negras que va a untar con mantequilla y pondrá sobre un vaso de leche mientras sus palabras y gritos inundan la sala. Antes de que Rosa comience a contar saca tres álbumes que seguro no le van a alcanzar para llenar la memoria y comenzará a correr por toda la casa, diciendo papi espere que le tengo que mostrar una cosa, un papel que escondió hace mucho o una foto de la cara que tenía Marta antes de casarse y del cuerpo que ella se mandaba antes de tener a Andrea, de irse de la casa y de dejar al muchacho que siempre quiso y que apenas ahora, a los sesenta y tantos años, después de unos treinta de arrepentimiento, le vuelve a hablar. Antes de que Rosa comience a contar su historia le tomo una foto desprevenida a la que responde con una risa grandota porque le encantan así, de esas que antes tomaban en la Plaza de Bolívar sin que se dieran cuenta y las dejaba lindas caminando con vestidos largos de flores blancas, o porque le hace acordarse de cuando el fotógrafo bello que ahora anda con bastón y barba, la agarraba a flashes porque era la que más linda se ponía en las reuniones familiares. Antes de rosa comenzar a contar su historia me dice mire los ramos que puse a secar en el balcón, pero mírelos, los puse al sol quince días y quedaron lindos, ese amarillo que será qué, que si le gusta a nadie más, será que yo no creo, porque será que a mí me gustan cosas muy raras. Antes de Rosa comenzar a contar su historia se coge un pincito en la esquina del vestido verde y abriendo como pepas de aguacate los ojos me grita, ya sé, ay así me lo ponía yo,

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Diario de Rosa cuando me tocaba salir a caminar por toda esa cuadra cerca de la panadería para ir a trabajar de mecanógrafa, y es que mire que eso era bien difícil, lo ponían a hacer exámenes a uno con los ojos tapados en dos aparatos, uno normalito y el otro de signos para escribir más rápido, pero yo era bien buena, me tocaba hacer eso, vender naranjas y andar pelando cebollas para que su mamá y el tío Néstor estudiaran, porque aaaay, siempre que iban naciendo me los arrimaban a mí al rincón de la cama, mientras a mamá le ensartaban otro y a mí me tocaba lavarles el culo. Antes de que Rosa comience a contar su historia va y se mira al espejo, mientras dice malo también es bueno y se coge un crespito, ese mismo crespito que se cogía en las tardes para salir persiguiendo al papá que se les fue, el mismo que le enseñó a tomar aguardiente parejo con él y al que le tocaba aguantarse en los bares porque había que esperar a que soltara algo. Antes de que Rosa comience a contar su historia, seguramente tan revuelta y desordenada como el cuarto de la pieza de atrás, me dice mijo, es que cuando yo salía a bailar, antes de llegar a la casa y colgar las patas en la pared me iba para las fuentes de soda con mis amigas, con una cerveza y los ojos pintados, porque eso sí, yo más de una nuca pagaba, por allá en esos corredores de palma que seguro ya no son nada, allá, me invitaban todos a tomar cerveza. Antes de que Rosa comience su historia me dice ¿y qué quiere escuchar pues? si es que lo que yo soy es buena para contar, a mí eso me encanta, cuando me veo con las amigas que me quedan siempre soy yo la que hablo y hablo, de pronto porque soy la única que me acuerdo, esta memoria que cogí después de vieja que para qué, ah pero esa sí que no servía en los exámenes del colegio, porque es que allá lo único que a mí me gustaba hacer era agarrarme con mi amiga a revolver la leche en polvo que nos daban los curas todos los días, ja mijo y es que yo era bien avispada, que desde el principio me iba para la esquina del salón en la que la revolvíamos y claro, como ya las dos le teníamos el tiro, nos íbamos a hacerla por todos los salones y así quería que me fuera bien, y eso pues, que cuando me iba bien no me creían y le ponían el punto azul a Isabel que para no

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dañarle la hojita que porque igual la mía ya estaba toda roja. Antes de Rosa comenzar a contar su historia, revuelta y enredada como las venitas que le empiezan a brotar cada vez más en las piernas se le sale una lagrimita recordando al partidazo que dejó por el tal bruto de Albeiro, porque ay papi donde yo pudiera cambiar muchas cosas. Cuando Rosa va a comenzar a contar su historia se para de un totazo, me grita ay mire que tarde está y ya me va a empezar la novela, pero mire que tarde esta y yo acá hablando como una lora, pero no, no, no, mire que tarde está y yo no he sacado las cosas para vender mañana, pero ay váyase, que contándole yo no cambio nada y que mire que tarde está, que mire que tarde está.

El fin El fin

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Brujas textiles Pereira

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