Entre el Mar y el RĂo
Universidad de los Andes
Facultad Arquitectura y Diseño Departamento Diseño Bio Cuentos 2019-02
Impreso en InColors
Encuadernación en 42 Lín Líneas Impreso en Bogotá Colombia.
Escrito por Leonardo Garay Ortiz Ilustrado por MarĂa Camacho Herrera y Santiago Palau Puerta
-Bueno chico, la cosa fue así -dijo el Mangle Rojo -. El árbol del que caí era realmente noble, hasta el punto que dio su vida por sus hijos. -¿¡Entonces eres huérfano!? -preguntó sorprendido el Mangle Chiquito. -Bueno, todos lo somos en algún punto ¿No caíste tú acaso muy lejos de aquí? -Cieeee -Cieeeerto. - Bueno lo que sucedió fue así.
-Yo vivía en un estuario, un bello espacio triangular de aguas del río del salado Pacífico. Éramos una familia, cuidándonos siempre. El ruido de todo lo vi vivo acompañaba el ir y venir de los a animales del mar al manglar. Era la época en que las ballenas jorobadas venían a las costas, a cuidar y alimentar a sus bebés, para luego regresar a la Antártida. Jimena, la última ballena que llegó con un lindo ballenato, no había decidido cómo nombrarlo cuando la conocimos.
-¡Niño, niño! eh!, sí tú! -gritó la Tortuga- no me des vueltas así que me pierdo. -Perdón mister… -No, no, mister no, ¡señorito! Apenas estoy en mis treinta y cinco. -Bueno, siñorito. -Algo es algo. ¿Cómo te llamas? -Mommy siempre me dice beibi. -¿Beibi? ¿Qué clase de nombre es ese?... Te dire Bi… ¡Ahhhh, pues claro! ¡Sí ya es esa época! Qué rápido se fue el año. -¿Y qué época es esa?
-La época del año en la que ustedes nacen y vienen al Norte a los manglares. -¿Norte? ¿Manglares?...
-¡Sí, manglares ¿Tu mamá no te dijo a dónde venían?! -Nou. - Bueno, déjame y te explico. Este es el norte del pacífico sur, yo paso aquí la mayor parte del día y duermo en el manglar. - ¿El manglar son esos árboles? - Sí, esos que ves ahí son manglares rrojos y piñuelos, llevan mucho tiempo viviendo aquí, antes incluso de que yo naciera. Son buena gente, - ¿Y cómo es vivir cerca a un manglar? - Es tranquilo y cuando me canso del agua salada o de la dulce me muevo un poco y ya está. Las corrientes del mar huelen a coral todo el tiempo y el agua del río baja fresca y limpia, el barro se queda en las raíces del manglar. Así que cuando me apetece puedo bajar a los pastos marinos a tomar sol.
-Sería bueno que le dijera a algún pájaro que fuera a ver qué pasa río arriba -dijo Piñuelo, el magle.
-Bueno, Loro ¿Qué encontraste? -prenguntó Piñuelo. -¡Grrrua! Las guacamayas de la selva dicen que los monos patilargos han estado tirando un líquido sobre las plantas con sus cosas metálicas. La lluvia ha arrastrado eso hasta el río. Uno, más bobo que los otros, dejó caer su vaina metálica y se ha derramado el líquido. ¡Grrrrua!
-¡Señor Tortugo ¿Qué está pasando?! -Calma Bi. ¡Mira, ahí viene un ave, deja le llamo y nos cuenta. -Bueno, señor señorito. -dijo el Ave -Lo que sucede es así. Los monos patilargos…. -¡¿Qué es un mono patilargo?! -preguntó Bi. -Nadie lo sabe, hasta los monos de selva niegan que sean familiares suyos… El punto es que ellos regaron una sustancia sobre el cauce del río. -¿Río? -Bi, ya te lo había explicado -respondió El Tortugo -Es el agua sin sal que baja de la jungla hasta el manglar, donde se une al agua salada del océano. -Y lo peor es que la sustancia rara, baja en este momento hasta el manglar seguida por un sinnúmero de cadáveres de cangrejos, peces y más.
-En este momento, de hecho -dijo el Loro -el Mangle Rojo estĂĄ estirando sus raĂces para retener la mayor cantidad posible de veneno, lo ayudan algunos cangrejos con sus pinzas.
-¡Baby, ¿dónde estabas?! -exclamó Jimena. -Por allí. -Tranquila, señora -interrumpió El Tortugo -estábamos recorriendo la orilla y los estuarios. -¡Entonces ya vieron el coral! ¿Y aún así no salían a mar abierto? -¿Coral?¿Qué pasó con el coral? -preguntaron sorprendidos. -El líquido extraño que bajaba del río llegó al mar. Baja Bajaba y lo que iba tocando se enfermaba hasta morir. Ya no es seguro estar aquí, debemos irnos.
-Y… bueno, aquí estoy, lejos de casa.-suspiró el Mangle Rojo.