Laberinto No.769 (10/03/18)

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Laberinto

MILENIO

sábado 10 de marzo de 2018 FOTO: CUAUTLE/ TOMADA DEL LIBRO DUOTONO

IMÁGENES DEL 68: FOTOGRAFÍA Y CINE guadalupe alonso coratella, praxedis razo p. 04

NÚM. 769


ANTESALA

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LABERINTO

MANFRED PERNICE

Trabajo duro en Arco 2018 AVELINA LÉSPER www.avelinalesper.com

CASTA DIVA

L

as ferias de arte invitan al postureo, son una pasarela de los que aspiran a ser vistos y admirados como si fueran un mingitorio al revés y cotizados como una vaca en formol. En Arco, la feria de arte contemporáneo de Madrid, los influencers posan con vestuario patrocinado, aquí todo is about money, los que busquen arte que vayan al Museo del Prado. En el egoísmo insensible, una galerista apagó una obra de focos de Jenny Holzer que servía para el posado de un tipo con saco de terciopelo morado, el próximo paso del arte VIP será cobrar los selfies. La frivolidad de los visitantes no apreciaba el sacrificio de los artistas VIP para lograr estas obras maestras. Los galeristas se desvivían en explicar que sus artistas trabajan muy duro, en una galería austriaca estaba una bicicleta rota, el galerista describía con torturado énfasis que en cada exposición la obra era diferente, y el artista Manfred Pernice trabajaba muy duro en cómo lograr ese cambio, en esta ocasión la resignificó agregando un zapato y una bolsa de

ALFILERES ARMANDO ALANÍS @elsaltillero

plástico, ese portento de la inteligencia costaba 51 mil euros. En otra galería el artista Rodrigo Oliveira trabajó muy duro enmarcando cientos de etiquetas, su ardua tarea se vendía en 25 mil euros. El capital de Marx o las novelas de Dickens no podrían describir las penurias y la explotación por las que pasan los artistas VIP. Reciclar es uno de los recursos más intelectuales, Dan Graham trabajó muy duro en una instalación nostálgica con videos musicales de los años ochenta, es la decoración ideal para el bar del coleccionista por solo 500 mil euros. Los coleccionistas ya pueden comprar algo puesto en un lienzo gracias a que Secundino Hernández trabajó muy duro en rasgar la superficie plástica del lienzo y dejar los agujeros, cada pieza se vende como “pintura” en 70 mil euros. Reunir unos pedazos de madera, tela y una piedra es un trabajo muy duro, convertido en “instalación minimalista” cuesta 10 mil euros. La resignificación del retrato es un trabajo duro que Christian Fogarolli realizó con muñecos de trapo,

el coleccionista tiene que trabajar duro en imaginar que ese muñeco se parece al retratado y pagar mil 500 euros por cada uno. Es agotador ver la dedicación de los artistas VIP, hay performances, recortes de papel, letreros, luces de neón, bañeras sin agua, un homenaje a la esclavitud y el sufrimiento. Los espectadores y los coleccionistas tienen que trabajar muy duro en someter a su intelecto, humillar su sensibilidad y aceptar esto como arte. L

Los puntos suspensivos los inventó un escritor al que se le agotó la inspiración. CARMEN HUÍZAR

Empáquese y llévese ARTES VISUALES

L

a colectiva Notas para una educación (económico–) sentimental, que se presenta en el Museo Universitario del Chopo, exhibe una de las problemáticas en el hacer —que no quehacer— artístico de hoy. Y no precisamente respecto al cómo los creadores se acercan e investigan un tema, sino al cómo los curadores recurren a los artistas para ilustrar sus propuestas. El espectador tiene que conformarse con ver los ejercicios que resultan de estas colectivas integradas por productos mandados a hacer para cumplir con los puntos expuestos por el curador. A diferencia de las antologías, en las que se subraya el enfoque del antologador, en el caso de este tipo de muestras el curador se esconde detrás del (su) concepto. En las literarias se ataca al antologador (siempre faltará algo o sobrará todo); en las colectivas de artes plásticas,

MIRIAM MABEL MARTÍNEZ

la crítica la reciben los artistas. Las “producciones” de los siete artistas emergentes elegidos por Julio García Murillo, curador practicante de la museología radical, expresan “la tensión entre diferentes representaciones de la economía contemporánea con algunas configuraciones afectivas propias del alto capitalismo, representaciones cuya articulación conceptual y formal genera una crítica a sistemas de producción económicos y políticos”. Lo que se ve es que los convocados hicieron lo que pudieron para cumplir con los requisitos. Y si no es así, eso parece, aunque en su obra se intuyen las ganas de crear. En Estudio sobre el estatismo, Omar Bocanegra reutiliza huacales y con el uso de motores eléctricos crea un movimiento que evoca la pieza de Rebeca Horn Concert for Anarchy, aunque en la cédula se resalta el significado

Aquí va a una fiesta un pastel Sanborns

consumista del traslado de mercancías perecederas y la industria trasnacional, sobre la capacidad del autor para resolver plásticamente una idea y su conexión con una historia del arte que, aunque se niegue, nos arropa. Estirpes, de Natalia Millán, plantea una línea de producción visualmente decorativa que, como papel celofán, cubre el potencial de la artista. En la instalación de

Carmen Huízar, Aquí va a una fiesta un pastel Sanborns (nueva colección de pintura para conocido museo privado), las cajas de cartón citan directamente a la caja Brillo de Andy Warhol. Por fortuna, las siete piezas exhibidas, a pesar de los esfuerzos de la curaduría, dejan entrever la mano y la inteligencia de estos jóvenes artistas que deberán seguir más sus propios procesos que alinearse a los conceptos de otros. L

dirección josé luis martínez s. edición roberto pliego, iván ríos gascón arte y diseño salvador vázquez


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× J OS É

F RA N C I SCO

CO N D E

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ANTESALA

ESPECIAL

O RT EG A ×

I

Este poema forma parte de Canto del guerrero (UAM, México, 2017), que recorre una geografía entrañable El periodista polaco en su estudio

1 Pensemos en la noche, en la inquietud que espera al blanco día. En aquel horizonte que se extraña cuando el niño respira solo el frío. Después la reprimenda —o conjurar el miedo— cuando la abuela dijo su sentencia: “no volverás”. Hasta la madrugada, con el sopor del sueño, ella rezó, incansable, a sus demonios. Nombremos otra sombra; al eco, como lluvia sediciosa, que prodiga su voz insobornable. Pensemos en la noche. En sus huecos habita la memoria.

×EKO×EX LIBRIS×LOUISA MARIA ALCOTT×

Kapuscinski frente al muro BICHOS Y PARIENTES

R

JULIO HUBARD

yszard Kapuscinski tiene dos virtudes: la claridad en lo que dice y la brillantez de lo que no dice. Supone que su lector es inteligente, que entiende con pocas palabras y alguna imagen. Diafanidad, imaginación, entendimiento: Kapuscinski nos hace inteligentes. Cuando llega a Roma, de noche, después de solo haber vivido en el bloque comunista, describe las luminarias de la calle, los anuncios y letreros comerciales y se descubre “deslumbrado por la luz de Occidente”. Esa analogía cargada de crítica, ironía, entusiasmo y optimismo, marcó su vida y su estilo. Muchos lo juzgaron ingenuo. Era poeta, pero se decía periodista, quizá como Herodoto, su espíritu guardián. Ambos creyeron que comunicaban noticias, y lo hicieron, pero eso es lo de menos. Dejan historia y literatura y por eso resultan admirables hasta sus interpretaciones fallidas, que se vuelven verdades en un nivel más profundo que el recuento de los trastes y su golpeo accidental. Con alegría casi infantil, Kapuscinski creyó que el deshielo del oscurantismo comunista era un trayecto imparable de la humanidad hacia la luz, la apertura, la libertad. Pareciera que el polaco políglota era un ingenuo que solía glosar a Herodoto: “la historia es el despliegue de los individuos que aman la libertad, en contra de las dictaduras”. Y en 1997 publica un conmovedor ensayo en New Perspectives Quarterly (que se tradujo en Nexos): “Las fronteras solían significar guerras y odio. Significaban una división entre territorios y separaban a la gente. El Muro de Berlín era la frontera del miedo, la posibilidad de una guerra. Hoy tenemos un nuevo concepto de frontera… de gente yendo y viniendo a sus anchas. Hoy la frontera es una posibilidad de paz... En todo el mundo, la atmósfera predominante es de apertura. La gente quiere estar tranquila. Nadie quiere conflicto. Se quiere vivir en paz y sin muchos ajetreos. La gente desea cooperar en otros territorios y a través de las fronteras, incluidas las fronteras entre civilizaciones”. El entusiasmo de Kapuscinski cumplió 21 años y se halló rodeado de nacionalismos idiotas y de terror a la libertad del otro: la propia Polonia, Trump y casi toda Europa. Quienes levantan muros creen que la barbarie queda del otro lado. Pero hay que leer de nuevo a Kapuscinski: no es así. Quizá nunca fue así. Quienes levantan muros y endurecen fronteras no preservan su libertad: se encierran con su miedo y se vuelven cobardes. Pero libre es quien no se deja encerrar. Kapuscinski volverá a tener razón. L

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ARCHIVO EL HERALDO DE MÉXICO

Mitin en Tlatelolco, 29 de agosto de 1968

Alberto del Castillo Troncoso

“La foto ha creado un imaginario en torno al 68”

Continuamos la serie dedicada a conmemorar el año de los movimientos estudiantiles y las revueltas civiles con dos aproximaciones que nacen de la mirada: la primera del historiador de la imagen y sus significados políticos, la otra del investigador de la UAM Álvaro Vázquez Mantecón, explorador del cine mexicano RODRIGO MOYA

ENTREVISTA

¿

GUADALUPE ALONSO CORATELLA

Cómo se ha construido la memoria colectiva alrededor del movimiento estudiantil de 1968? ¿Qué elementos contribuyeron a integrar un discurso? ¿Cómo ha cambiado esa narrativa a la luz de nuevas coordenadas? En los últimos quince años, el académico Alberto del Castillo Troncoso se ha ocupado de la imagen como una herramienta de investigación histórica. Autor del libro La fotografía y la construcción de un imaginario: la fotografía y el movimiento estudiantil de 1968, y del ensayo El Heraldo de México, el 68 y la disputa por los símbolos, el análisis puntual que ha llevado a cabo en ambos trabajos propone vías alternas para completar el mapa de ese hecho histórico. ”La memoria es un laberinto muy complejo”, comenta el investigador. “Conocemos la crónica de los hechos a través de libros como los de Elena Poniatowska y Luis González de Alba. A esta coyuntura se suma la tradición oral, memorias escritas y entrevistas de la gente que participó. Pero esta memoria sufre una serie de vaivenes conforme cambian las coordenadas del presente. En el discurso oficial, el 68 se mira como un movimiento satanizado, los estudiantes que

alborotan y sabotean los Juegos Olímpicos ante la presencia comunista, en el contexto de la Guerra Fría. Con el tiempo, el discurso oficial se ha cuestionado y adquiere distintos matices a través de otros referentes. En particular, me ha interesado la construcción de la memoria a través de los relatos visuales que han definido un imaginario en torno al 68”. Más allá de lo consignado en su momento por una prensa controlada y al servicio del Estado, a la vuelta de los años se cuenta con más elementos para transitar por estos laberintos de la memoria y retomar el diálogo desde un visor más amplio. Ahí están los testimonios de fotógrafos independientes; los acervos que han dado a conocer periódicos como El Universal y El Heraldo; las fotografías de los servicios de inteligencia del Estado; los de la Secretaría de Gobernación, y parte del archivo del Departamento del Distrito Federal. “Son algunas de las pinzas, apunta Del Castillo, ingredientes de esta parte de la fotografía que se ha insertado en la construcción de la memoria a lo largo de 50 años”. Entre los documentos que abren nuevas vías para releer el 68, el archivo de Rodrigo Moya resulta esencial. Para entonces, ya retirado del periodismo, salió a fotografiar por su cuenta y con toda libertad el movimiento estudiantil. Lo hizo con la experiencia acumulada en la cobertura de conflictos como los de los ferrocarrileros, telegrafistas, maestros y es-

Frente a Palacio Nacional, 13 de agosto de 1968


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DE PORTADA

ISMAEL CASASOLA

tudiantes, en los años cincuenta. A él se deben dos momentos fundamentales del 68: la quema del gorila de papel maché que representaba al general Cueto y, por extensión, al presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, y la marcha del rector Barros Sierra. “Conforme se estudia el 68”, dice Del Castillo, “hay un consenso de que la intervención del rector, su voluntad de hacerse visible para condenar el bazucazo contra la puerta de la Preparatoria 1, en San Ildefonso, es un ingrediente muy particular del 68 mexicano. Barros Sierra encabeza una marcha que sale del campus universitario por primera vez. Una marcha muy presionada por el gobierno y por un sector universitario radical, el más ultra, que califica al rector de oportunista. Sin embargo, tomar la plaza pública tuvo mucho mérito, porque marcó un paréntesis, frenó momentáneamente el linchamiento que se daba y permitió que los estudiantes dialogaran y constituyeran su órgano supremo, el Consejo Nacional de Huelga. Recordemos que los rectores son parte del statu quo, y el hecho de que Barros Sierra saliera ileso es una clave importante porque, no obstante las teorías de la conspiración, la entrada del rector al conflicto fue algo que no podía estar en ningún guión político, ni de parte del gobierno ni de parte de los estudiantes. Fue algo inesperado, un ingrediente que debe tomarse en cuenta”. ¿Qué descubrimos en esos archivos no publicados en su momento y que ahora pueden consultarse; en qué cambia el relato? “Cada ámbito es muy particular”, aclara el investigador. “Ya hablamos del trabajo de Moya y su registro. Si tomamos como ejemplo sus fotografías de la gran marcha del 13 de agosto, vemos que bajo esta mirada se amplifica una lectura simbólica, la apropiación del espacio público, del Zócalo. Tenemos también aquella secuencia fotográfica de la quema del gorila de papel maché. Cuando los estudiantes queman al gorila frente al Palacio Nacional —un evento que pasó casi desapercibido en las coberturas de los periódicos— cambia también el foco de atención que, en el caso de la fotografía, tiene mucho qué ver con la disputa por los símbolos. Hay otro momento interesante. En el periódico La Prensa, muy vinculado al gobierno, está nada menos que Enrique Metinides, el gran maestro de la nota roja, del reportaje policiaco en México durante la segunda mitad del siglo XX. Esta mirada se aplica al 68, al que se le trata como un capítulo más de nota roja, lo cual nos habla de la voluntad de criminalizar al movimiento estudiantil, en particular el papel de las mujeres. Las que osan participar son satanizadas, ridiculizadas, en las páginas de La Prensa. El caso más terrible es el de Mirtocleya González, la maestra de ceremonias en el 2 de octubre, que sufre un ataque de nervios en plena balacera. Hay todo un reportaje fotográfico donde la califican como una histérica que requiere de internamiento en un manicomio. Una forma de denostar también al movimiento que representa a través de registros fotográficos de alta calidad a cargo de Metinides. Ahí tenemos los contrastes que permiten una visión más amplia de las cosas”. “En el discurso escrito”, continúa Del Castillo, “la crónica es muy heterogénea, pero hay un elemento común: el control del Estado. Sin embargo, ciertas plumas como las de Daniel Cosío Villegas, en el Excélsior de Scherer, o Francisco Martínez de la Vega, en El Día, marcan su distancia y plantean que el movimiento no tiene nada qué ver con el comunismo, sino con la falta de democracia en el sistema político mexicano. A nivel de las coberturas de los fotógrafos, en muchas ocasiones su trabajo aparece publicado sin el crédito. Es el caso de El Heraldo y El Sol de México, para citar a los dos diarios de derecha vinculados al discurso de los empresarios, con una carga anticomunista y muy cercanos a Díaz Ordaz. Sabemos que hay

Soldados y estudiantes en la Ciudad de México, 30 de agosto de 1968

una copiosa correspondencia entre Gabriel Alarcón y Díaz Ordaz, con referencias directas a las fotografías, es decir, hay un control y un diálogo directo con el gobierno para marcar una línea antiestudiantil. Es fascinante cómo parte de las fotografías se dan a conocer de inmediato a través de El Heraldo o La Prensa, pero hay otras que poco a poco han surgido en coyunturas diferentes y, por lo tanto, tienen lecturas distintas”. Entre otros archivos recientes que añaden piezas al mapa del 68, está el del fotógrafo Manuel Gutiérrez Paredes, El Mariachito, quien trabajó con Luis Echeverría. Cuarenta años después, a su muerte, la familia decide venderlo y acuden, en primera instancia, a la UNAM, donde actualmente se encuentra. “Creo que el propio Echeverría lo hubiera comprado de inmediato”, comenta Del Castillo, “porque al primero que compromete es al propio poder, a Gobernación y al espionaje gubernamental. Son cerca de mil 200 imágenes La foto puede ser que consignan marchas un instrumento muy multitudinarias y la reinteresante para presión del 2 de octubre. tomar posturas, para Otro expediente, ahora argumentar proyectos accesible, es el de El Hepolíticos raldo de México, rescatado por la Universidad Iberoamericana, alrededor de 600 fotografías reunidas en el libro Duotono. Un acercamiento al movimiento estudiantil del 68 a través del lente de El Heraldo de México. Aquí se registra la coyuntura del movimiento estudiantil de finales de julio al 2 de octubre y sus secuelas hasta diciembre, cuando se disuelve el Consejo Nacional de Huelga. Cincuenta años después podemos regresar a esos relatos y encontrar reportajes fotográficos extraordinarios que dan cuenta minuto a minuto de las marchas, de la protesta estudiantil, incluso de las detenciones. La violencia del 2 de octubre o los francotiradores del Estado Mayor Presidencial no eran visibles debido a la censura del gobierno. No así la protesta ciudadana callejera, que es riquísima porque tiene muchos elementos de carácter simbólico y tendrá un peso importante en los cambios del sistema

político mexicano, en la transición democrática y aun en el desencanto frente al poder que hoy priva en un sector muy amplio de la ciudadanía”. El historiador recorre los expedientes del pasado desde la perspectiva del presente. Si bien algunos de los referentes icónicos del 68, incluso la documentación fotográfica de la noche de Tlatelolco, han sido cuestionados, no fue sino 30 años después, en los años noventa, cuando el discurso se renovó. “Lo más importante”, afirma Del Castillo, “es la relectura que uno puede tener. Si nos vamos a la historia reciente, el movimiento estudiantil del 68 ha servido como plataforma para hablar de Ayotzinapa. Está el caso de Marcelo Brodski, fotógrafo argentino que organizó una exposición en el Centro Cultural Tlatelolco titulada El fuego de las ideas, sobre diferentes movimientos estudiantiles. Brodski se ocupa de algunas fotografías de Rodrigo Moya, en concreto la marcha del rector Barros Sierra. La interviene de su puño y letra, y la relaciona con lo que ocurrió en Ayotzinapa, en 2014: la irrupción de la violencia y el crimen de Estado que se halla en el trasfondo. Resulta interesante cómo el relato visual puede abrir el diálogo con las nuevas generaciones. Sucedió con el movimiento #YoSoy132. Los estudiantes querían conocer qué había pasado en el 68 sin tener grandes conocimientos, pero con una voluntad de encontrar interlocutores. La foto puede ser un instrumento muy interesante para tomar posturas, para argumentar proyectos políticos. Lo que me toca ahora como investigador es dotarla de contexto para que la gente saque sus propias conclusiones desde distintas lecturas, y se construya así una memoria colectiva lo más rica posible”. A la vuelta de 50 años, los archivos fotográficos que pueden consultarse abren posibilidades para revisitar un hecho que marcó el rumbo de nuestro país, a su sociedad y sus instituciones. “Con estos interlocutores se abren nuevas pistas para renovar la visión de la historia, para enriquecerla, porque realmente fue la construcción de un imaginario visual muy complejo y vale la pena detenerse en esto, alimentar la posibilidad de distintas lecturas”, concluye Alberto del Castillo. L


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Álvaro Vázquez Mantecón

“Hay que rehacer la otra par ENTREVISTA PRAXEDIS RAZO

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on el medio siglo del 68 encima, este año la Filmoteca de la UNAM, la Cineteca Nacional y el Politécnico preparan una revisión exhaustiva del cine que se vio y que se produjo en México a partir de entonces. Mariano Mestman coordinó hace dos años un ambicioso libro que recorre fi lmográficamente todo el continente americano en busca de la genealogía del cine político, desnudando la trama cultural que llevó a toda una generación a militar contra sus gobiernos o a criticarlos. Mestman y los autores que convoca, buscan los orígenes que cambiaron el rumbo de una industria que llegó a considerarse omnisciente, y que a partir del fi nal de la década de 1970 se vio tocada por una generación de jóvenes que, al unísono, quisieron comprometerse con la sociedad. Álvaro Vázquez Mantecón fue el elegido para ensayar este cambio de vías en nuestro país, y sobre esto gira nuestra conversación. Considerando que el cine que empezó a producir el 68 es eminentemente político, haces bien en considerar como abiertos antecedentes de la gesta sesentayochera a Buñuel, El brazo fuerte de Giovanni Korporaal (1958), la revista Nuevo Cine, el Concurso de Cine Experimental de 1965 y la ópera prima de Óscar Menéndez.

El cine mexicano de esa época estaba en plena transición. Tienes, por un lado, un cine industrial muy eficaz pero anquilosado, lleno de clichés, que buscaba una renovación de las formas narrativas y al mismo tiempo de sus cuadros, lo que coincidió con la llegada de una nueva generación que ya estaba en los cines en los años cincuenta. Es importante recordar que esos jóvenes iban a los cineclubes a enterarse: al IFAL, al Cineclub Progreso de Manuel González Casanova, hasta el club israelita tenía su cineclub abierto al público. Esto era un primer aviso de que la gente estaba viendo un cine muy distinto al hegemónico. Se comenzó a ver a los neorrealistas, a la Nueva Ola francesa, y se instauró en ese público cinéfilo, como en otros que pretendían hacer cine, la idea de que la cinematografía es una obra de arte. Cuando la revista Nuevo Cine lanzó su manifiesto en 1961, la idea era esa: el cine no es solo un entretenimiento, el director debe ser tomado en cuenta, tiene que haber cineclubes, filmotecas, cinetecas, escuelas de cine. Todo el espectro de los primeros cinco años de la década están llenos de eso: la aparición de la revista, la producción de Apocalipsis 1900, de Salvador Elizondo, que fue la puesta en marcha del manifiesto de Nuevo Cine. Se fundaron el CUEC y la Filmoteca de la UNAM. Nuevo Cine fue como la onceava tesis de Marx sobre Feuerbach: no solo se contentó con hacer crítica sino que sus miembros se lanzaron a la realización. Eso hicieron Elizondo, la gente de Barbachano Ponce y Godard: ir de la crítica a la realización. Si te fijas, no había ninguna película política en esa primera mitad de la década. Incluso en el Concurso de Cine Experimental la única película que esboza lo político es la que acaba sorprendien-

do con el triunfo: La fórmula secreta, de Rubén Gámez. No obstante, el discurso de la película no es victimizador; siempre está apelando a una retórica poética. Si quitas la obra de Menéndez y la de Gámez, no hay preocupaciones políticas en nuestro cine. Todos, incluso los cuequeros, aspiraban a hacer un cine de arte. Óscar Menéndez fue un hombre que llegó al cine mexicano muy politizado.

Se formó en Checoslovaquia. Formaba parte de la gente cercana al Partido Comunista y tenía una idea del cine que solo él practicaba en ese momento. Películas como Todos somos hermanos, de 1966, es una especie de mezcolanza de agendas de la izquierda mexicana, esa izquierda que juntaba a gente de Liberación Nacional, gente cardenista y del PC, la defensa de Jaramillo, Vietnam, Cuba, la ocupación de la República Dominicana por las tropas de la OEA. El CUEC nació en 1963, también como un hecho político frente a la industria que, bien dices, se encontraba anquilosada.

El Centro fue una irrupción política pero no inició produciendo películas politizadas. Por más que estuviera Nacho López dando clases; por más que estuviera José Revueltas, no formaba políticamente a la gente. Pienso que no era una preocupación. El 68 previo a octubre empezó a impregnar una serie de preocupaciones que apuntaban a la política. Hay una película de Leobardo López, muy influida por el Mayo francés, S.O.S./ Catarsis, sobre un grupo de jóvenes que bailan mientras sucede la destrucción del mundo. Hay un material de aquella primera generación del CUEC que a mí me alucina: las entrevistas que Alfredo Joskowicz hizo en el campus de Ciudad Universitaria a un montón de estudiantes a los que atosiga con una pregunta, una especie de leit motiv: “¿usted estaría de acuerdo en responder violentamente a los excesos de la autoridad?” Una pregunta que todo lo abarca y que todos responden afirmativamente. Y tienes después a un Joskowicz que acaba agarrándose a microfonazos con otros alumnos, como queriéndolos despertar. Hay un momento en tu texto en el que hablas de las diferencias entre los movimientos estudiantiles en el mundo, y el mexicano es el único programático que hace la diferencia, y parte de esa programación tiene que ver con las Brigadas Fílmicas del CUEC.

El Comité Nacional de Huelga no tenía nada qué ver con el cordobazo argentino, nada qué ver con la película Me gustan los estudiantes, de Mario Handler. La protesta mexicana fue una protesta constitucional, y el CNH tenía la idea de que su misión estaba dentro del Estado. Si comparas el 68 mexicano con lo que ocurría en Uruguay con Handler, donde ya había una idea de guerrilla, te darás cuenta de cómo eran de ordenados los mexicanos: allá llamaban a desalambrar, acá a respetar el orden constitucional. Ese espíritu cívico convirtió al movimiento en algo programático, y en algo que tanto Óscar Menéndez como las Brigadas Fílmicas seguían al pie de la letra.

Escena de Rojo amanecer ¿Cómo defines a Raúl Kamffer en las Brigadas?

Era un tipo muy raro, un estudiante que tenía treinta y tantos, todo un señor con una tienda de antiguedades en la Zona Rosa. Tenía una cámara de 16 milímetros con la que hacía sus propias producciones. Y por eso le entusiasmó, más que salir a las calles, el registro del festival cultural que se llevó a cabo en Ciudad Universitaria en agosto, donde gente como Felguérez, Cuevas y Rojo colaboraban activamente con el movimiento estudiantil en la construcción del Mural efímero. ¿A Roberto Sánchez?

Quizá el autor de las tomas más memorables, el de las propuestas más relevantes para lo que acabó siendo la película El grito. De él fue la idea de meterse en la cajuela del Valiant Acapulco para filmar la toma de CU por los militares. Planeó la toma de la Manifestación del Silencio con la V de la victoria. En paralelo con El grito, otro grupo de jóvenes trabajaba en otro hito cinematográfico del momento, Olimpiada en México. ¿Cómo definirías la relación entre ambos grupos?

Con excepción de Alberto Isaac, el equipo de Olimpiada… sí entró al confl icto estudiantil. Alexis Grivas, Rafael Castanedo y Paul Leduc


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rte de la memoria” ESPECIAL

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DE PORTADA

cerca al Mural efímero de Kamffer con música de Deep Purple que al blanco y negro con música de Óscar Chávez y Judith Reyes. El 68 tiene una parte luminosa y contracultural, y otra militante y casi monocromática, y el trauma de los protagonistas se despeja con una respuesta política inconsciente y muy bien formada. Hacia 1973 el Taller de Cine Octubre, nuestro primer vínculo con la tradición latinoamericana de hacer cine, fue lo contrario de la psicodelia de la que hablaban los superocheros.

El Taller de Cine Octubre carecía de sentido del humor. Octubre tenía una doble referencia: era a la vez el octubre soviético y el octubre de Tlatelolco, de modo que construyó un cine militante. Los que sí entraron de forma triunfante al cine latinoamericano no fueron ellos sino los cineastas que había coptado el Estado, conocidos como Los Aperturos: Ripstein, Cazals, Leduc, aquellos que se habían acogido a la estructura echeverrista de producción y que hicieron cosas que se vieron en todo el mundo. Israel Rodríguez ha contado cómo la diplomacia de Echeverría acabó derrotando al Taller de Cine Octubre en el Festival de Pésaro, en Italia, porque los cubanos se negaron a pasar películas críticas al único gobierno de América Latina que reconocía a Fidel Castro. Historia de un documento, de Óscar Menéndez, también podría ir del lado contracultural, al meter una cámara a Lecumberri, filmar a Revueltas ansioso...

Menéndez ha contado cómo discutieron durante largo tiempo esa posibilidad porque Revueltas, que se había formado en la industria, insistía en que tenían que llegar Gavaldón, el Indio y los grandes reflectores a la cárcel. No entendía que una camarita de 8 mm fuera más poderosa, como efectivamente acabó siéndolo, pues estas escenas, grabadas por los propios internos, donde vemos las cabezas de los apandados, surgen de la autogestión de los mismos presos, que después Menéndez y su editor francés conjugaron muy bien. Canoa , de 1975, pero heredera del 68, es el sesgo de un Enrique Lucero genial que hace las veces de un Díaz Ordaz con todo y lentes. ¿Cómo pasó la censura?

Hay que recordar que Echeverría osciló entre el hablar y el no permitirlo. El guión de Pérez Turrent, ante la mirada de un censor, no tenía al Estado más que como un rescatista de lo que quedaba de los estudiantes linchados. hicieron películas que sirvieron al movimiento, con mucho cuidado de no firmarlas. Sin embargo, esas películas fueron exhibidas en el Festival de Mérida. El momento en que se hicieron estas películas es el mismo en el que se construía el cine latinoamericano de interés político. ¿A Rafael Corkidi dónde lo sitúas? ¿Su discurso linda con el de Gámez?

Tuvo mucho cuidado de no meterse en política, como en Instantáneas del 68, un retrato que presentaba un México moderno, con Novo y Revueltas hablando acerca de un esplendor que los demás cineastas no veían. Con un formato nuevo, llegan los superocheros con un discurso que parecía continuar a El grito.

Jorge Ayala Blanco decía sobre el Concurso de Cine Experimental de 8 milímetros que era alucinante ver cómo casi 30 cineastas se hubieran propuesto filmar la misma película. Y es cierto, porque el 68 había quedado en el imaginario como una especie de llaga colectiva que todos debían reivindicar. La convocatoria del concurso era simple: hay que hablar de este país, y en ese momento este país era Tlatelolco. Los superocheros venían de una tradición brillante y colorida, muy distinta al 68 militante, la tradición de la contracultura, mucho más

OTRAS PELÍCULAS SOBRE EL 68 MEXICANO Crates (1970)

DE ALFREDO JOSKOWICZ.

El castillo de la pureza (1973) DE ARTURO RIPSTEIN.

La montaña sagrada (1975)

DE ALEJANDRO JODOROWSKY.

Naufragio (1977)

DE JAIME HUMBERTO HERMOSILLO.

Ni olvido, ni perdón (2004) DE RICHARD DINDO.

Borrar de la memoria (2011) DE ALFREDO GURROLA.

Los rollos perdidos (2012) DE GIBRÁN BAZÁN.

Tlatelolco, verano del 68 (2013) DE CARLOS VOLADO.

Olimpia (2017)

DE JOSÉ MANUEL CRAVIOTO.

Rojo amanecer, de Jorge Fons, sigue hablando del 68 hasta 1990.

Interesantísima como película en muchos sentidos, sobre todo por la voluntad claustrofóbica que ronda toda la producción. Entender todo como un microcosmos que no mira para afuera es un ejercicio soberbio de guión que muestra cómo para la producción era imposible mostrar ese exterior del 68, pero ocurre con mucha eficiencia. Te bastan los rostros para entender lo que está pasando. Otra cosa interesante de esta película es la persistencia de la imposibilidad de hablar del 68 mexicano para la política de nuestro país, pues es una película que se mantuvo oculta por un periodo en el que la opinión pública estaba cambiando para que Tlatelolco y el 68 formaran parte al fin de la historia viva de México. ¿Memorial del 68, de Nicolás Echevarría, 40 años después, cuenta como epílogo?

Veo una recuperación amplia de la experiencia de una parte de la militancia. Quizá valdría la pena comenzar a construir la otra parte de la memoria, la que tiene que ver con la policía secreta, con el Batallón Olimpia, gente que hable a favor de Díaz Ordaz. Lo que hace el Memorial es cerrar el ciclo con la generación que sufrió el 68, y está muy bien. Es muy fácil decir que Díaz Ordaz era un loco, pero había un sistema que lo sostenía y eso debemos comprenderlo, sobre todo si queremos entender el horror contemporáneo. La memoria no es una memoria para ajustarte al pasado, sino para entender el presente, y por eso en 2018 tendríamos que empezar a preguntarnos: ¿qué memoria necesitamos rescatar para explicar cuál presente? L


CIENCIA

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LABERINTO

EDUARDO COMESAÑA

creada, la imagen nos dice todo sin decir nada. Es la invención muda del pensamiento. La ciencia no es un inventario de informaciones sino una manera de ver, un método para aproximarse a los fenómenos de la naturaleza y una forma de pensar en imágenes. La búsqueda de la verdad es la construcción de un gran cuadro donde las formas, las luces y el movimiento se expresan en el idioma de los símbolos y sus significados. En su libro El inconcebible universo, José Gordon se refiere continuamente al acto de ver. Curiosamente, la referencia ocular viene seguida siempre de una imagen, no de las ilustraciones, que son excelentes, sino de las que emergen del texto que busca la congruencia entre lo metafórico de la poesía y el conocimiento científico. En su cuento “En la punta de un alfiler”, Carlos Monsiváis nos ofrece una visión poética de las cosas que no dista mucho de la visión física de un origen universal, sintetizado en una pequeña mota de luz que surgió de la nada hace 13 mil 800 millones de años: “¿Cuántos ángeles caben Jorge Luis Borges, 1971 en la punta de un alfiler? El escultor Bernardo, absorto en el enigma ancestral, decidió tramitar por su cuenta la respuesta. Compró un alfiler perfecto y se dispuso al ejercicio miniatural. Si consigo tallar un solo ángel, me consideraré afortunado. Ante su mirada sorprendida, cupieron el primero y el segundo y el tercero y, sin crecer de tamaño, el alfiler amplió su ámbito conteniendo sin esfuerzo a más y más ángeles. Para extender su proposición, Bernardo requirió ayuda de otros artistas, que organizaron turnos para esculpir ángeles, infatigablemente, veinticuatro horas diarias. Parece la punta del alfiler Ambas se refieren a la realidad para intentar explicarla el espacio más creativo del universo. Bernardo se apiadó de Bizancio, víctima en sus últimos y lo logran cuando han terminado por componer una imagen días de la mayor trampa de la metafísica. ¡Cómo no entendieron, en medio de los rigores del sitio, entre las llamas y el aullido de la soldadesca GERARDO HERRERA CORRAL DESMETÁFORA enemiga, la falacia de una pregunta cuantigherrera@fis.cinvestav.mx tativa! En un alfiler podrán darse cita todos los ángeles y, para ser exactos, pertenecía a la os experimentos mentales, de los cuales la lenguaje. El orden de las premisas, las inferencias y naturaleza de ese objeto su cualidad de albergue poesía y la hipótesis científica son destacados los símbolos que representan al pensamiento son de inconmensurable. Ante la maravilla del alfiler representantes, no conocen límites. Ese humilde la mayor relevancia. Su manipulación arbitraria es hospitalario, los religiosos se alborozaron y los monosílabo let del inglés, que significa —supongamos tan dramática que, si se la permite, todo sentido des- científicos se conmovieron”. que— y que precede a las conjeturas y demostraciones aparece y el resultado se disuelve. La poesía deja de En este bello relato poético se ha generado una en la matemática pura, en la lógica formal, representa ser poesía y la lógica científica se desvanece. imagen, casi la misma que el modelo científico la licencia arbitraria y la ilimitación del pensamiento, Pero de todos los puentes que existen entre la poesía de nuestro origen nos ofrece en la teoría del Big del pensamiento que manipula los símbolos como y la ciencia el más bello es, sin duda, el que tiene que Bang, esa idea científica del comienzo, el origen el lenguaje manipula las palabras y la sintaxis”. Así ver con la evocación de imágenes. Ambas comparten el de todas las cosas en una arista infinitesimal en expresa George Steiner, en Diez (posibles) razones carácter plástico de un grabado, la luz de una pintura la que caben todas las historias. En ese ápice para la tristeza del pensamiento, una de las relaciones y la fidelidad de un retrato. Viven en la fisonomía de infinitesimal en que se da cita el universo entero. entre la poesía y las matemáticas. La imaginación todas las cosas, en la bruma ligera de todas las visiones. Cuando Octavio Paz escribió “La casa de la misin límites, en términos más generales, es uno de los Muchos piensan que el objetivo de la ciencia es rada”, también construyó una imagen: “Caminas puntos de encuentro entre el pensamiento científico explicar, pero no es así. La aclaración de las cosas adentro de ti mismo y el tenue reflejo serpeante y la poesía, pero no es el único. es, cuando mucho, una función superficial que no que te conduce no es la última mirada de tus La ciencia y la poesía se entrelazan de diferentes alcanza para dar sentido a la actividad científica. El ojos al cerrarse ni es el sol tímido golpeando tus maneras y en ese tejido de palabras y pensamientos carácter profundo de la ciencia no es el de explicar ni párpados: es un arroyo secreto, no de agua sino se marcan líneas de convergencia y diferencias de representar. La ciencia no pretende describir en mapas, de latidos: llamadas, respuestas, llamadas, hilo tricotado. como Borges parece haber querido decir con su breve de claridades entre las altas yerbas y las bestias Ambas expresiones del espíritu humano se concretan cuento “Del rigor en la ciencia”, en el que nos dice que agazapadas de la conciencia a oscuras”. en el lenguaje y aunque uno podría pensar que todo se en aquel imperio, “el arte de la cartografía logró tal La lectura suscita la imagen. La descripción vincula a través del lenguaje y que es una banalidad perfección que el mapa de una sola provincia ocupa- casi oftálmica nos ha dejado el rojo de los parmencionar esta confluencia, sí es importante subrayar ba toda una ciudad y el mapa del imperio toda una pados frente a la luz del sol. La visión interna en la peculiar manera de usarlo en ambos casos. Los provincia. Con el tiempo estos mapas no satisficieron la casa donde habitan las miradas y el flujo de símbolos matemáticos son lenguaje en búsqueda de y los colegios de cartógrafos levantaron un mapa del sangre que va y viene con el ritmo de un péndulo. precisión y las ecuaciones de la física son una expre- imperio que tenía el tamaño del imperio y coincidía Sobre la imagen en la poesía, Octavio Paz dice sión lingüística de conceptos y leyes de la naturaleza. puntualmente con él”. Esta falsificación literaria de mucho en El arco y la lira: “Más acá de la imagen, Al final todo es lenguaje pero el sentido específico Borges tomada de Lewis Carroll en su novela Silvia y yace el mundo del idioma, de las explicaciones de los significados y el arreglo justo de las palabras Bruno solo consigue desenmascarar las limitaciones y de la historia. Más allá, se abren las puertas figuran en la ciencia como lo hacen en la poesía. Ese de la geografía pero no llega a mostrar la esencia en el de lo real: significación y no significación se concierto singular de sílabas los distancia a ambos de quehacer de la ciencia porque la ciencia no es un mapa. vuelven términos equivalentes”. la expresión cotidiana. Octavio Paz dice en El arco y la La ciencia no busca imitar sino recrear en un Aunque algunos consideran que el arte busca lira: “No es lo mismo decir ‘de desnuda que está brilla acto de imaginación refinada. De la misma manera la belleza y la ciencia la verdad, separando así el la estrella’ que la ‘estrella brilla porque está desnuda’. el poema esboza, delinea, dibuja pero no explica. ámbito de las incumbencias, el filósofo alemán El sentido se ha degradado en la segunda versión: de Ambos, ciencia y poesía, se refieren a la realidad Hegel reflexionaba: “lo que buscamos en el arte, afirmación se ha convertido en rastrera explicación”. para intentar rehacerla y lo logran cuando han como en el pensamiento, es la verdad”. No hay Las matemáticas comparten esta propiedad del terminado por componer una imagen. Una vez más, solo la verdad que es también belleza. L

Ciencia y poesía: la relación oculta

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MILENIO

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× A

CARACTERES ÁLVARO URIBE Alfaguara México, 2018 161 pp. Siguiendo el ejemplo de Teofrasto y La Bruyère, estas pinceladas de la conducta humana en sociedad convocan no solo a la buena escritura sino a la ironía bien aceitada. Prevalecen quienes se mueven a sus anchas en el mundo del arte (poetas, cinéfilos, críticos literarios, escritores profesionales) pero hay cabida también para los tipos comunes, como la madre, el mitómano, el santo bebedor. Los vicios, las imperfecciones, desfilan por esta pasarela con impudicia y altanería.

LA CRUELDAD CAUTIVADORA VARIOS AUTORES Universidad Autónoma de Baja California Sur México, 2017 249 pp. La prueba de lo trascendente en la obra de un escritor surge, obviamente, por el interés de los lectores y algunas veces por el éxito comercial pero sobre todo por los textos críticos o los ensayos que suscita entre sus colegas o entre los académicos. Enrique Serna es uno de esos autores que a través de su trabajo fomentan la celebración y la reflexión, el debate o el reconocimiento, y en este primer volumen doce integrantes del Cuerpo Académico de Humanidades de la UABCS se ocupan del humor, la sátira y la crítica que Serna despliega en sus obras.

LA SONRISA AFILADA MARTÍN CAMPS (COORD.) Textos de Difusión Cultural UNAM México, 2017 369 pp. Enrique Serna ante la crítica es el subtítulo de este volumen en el que escritores y académicos de México y Estados Unidos abordan la obra del autor de Uno soñaba que era rey. Participan, entre otros (y otras), Mauricio Carrera, Ignacio López Calvo, Vinodh Venkatesh, Pedro Ángel Palou, José Agustín, Guadalupe Alonso Coratella, Ana García Bergua, Davy Desmas, Raquel García, Adrian Taylor Kane, César Antonio Sotelo, Wilfrido H. Corral, Eduardo Antonio Parra, Julio Patán, Carlos Barreto Mark e Ignacio Solares.

SEDUCCIONES Y POLÉMICAS MAGDA DÍAZ Y MORALES Y NORMA ANGÉLICA CUEVAS VELASCO (COORD.) Universidad Veracruzana México, 2017, 146 pp. “Frontal, inquisitivo, incómodo, desacralizador” son calificativos con los que Elizabeth Corral define en el prólogo a Enrique Serna, uno de los mejores escritores mexicanos de las últimas décadas. El volumen reúne seis lecturas críticas. Los textos están ordenados cronológicamente de acuerdo a la fecha de aparición de Señorita México, Amores de segunda mano, Las caricaturas me hacen llorar, El seductor de la patria, Ángeles del abismo, Fruta verde y La doble vida de Jesús.

CASA DEL TIEMPO Número 68, Febrero UAM México, 2018 80 pp. En su reciente número, la revista de la Universidad Autónoma Metropolitana tiene como figura a Bertolt Brecht, de quien celebra 120 años de su nacimiento; Verónica Bujeiro es una de las participantes. Hay también un acercamiento a la obra de una de nuestras grandes escritoras, Amparo Dávila, quien llegó a las nueve décadas. Un poema de Angelina Muñiz–Huberman, un ensayo fotográfico de Dante Busquets y notas sobre Ignacio Toscano, Héctor Xavier, Teodoro González de León, Pablo Molinet y Rob Riemen, entre otros, completan el número.

F U EG O

EN LIBRERÍAS

L E N TO ×

LA MONALILIA Y SUS ESTRELLAS COLOMBIANAS

Nazul Aramayo Fondo Editorial Tierra Adentro México, 2017

Sonámbulos en Torreón ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com

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on Eros díler (2012), su primera novela, el narrador coahuilense Nazul Aramayo se instaló en esa zona donde el narcotráfico arriesga preguntas y ofrece respuestas exclusivamente literarias. Descreía de las invectivas sociológicas, o apenas descriptivas, para crear ambientes que a partes iguales representaban el infierno y el paraíso del consumo de drogas. Con La Monalilia y sus estrellas colombianas, ha vuelto a erigir un mundo al que se ingresa con facilidad pero del que resulta muy difícil salir: el de los amores y los lazos afectivos destinados a correr hacia la alcantarilla. Sus seis relatos apelan a una cotidianidad maldecida por el desempleo, la ausencia de futuro, el sexo bajo riesgo, la adicción a la piedra, la ruina sentimental y la fealdad urbana. Transcurren en el ámbito de la familia o de la mala vida en pareja y llevan hasta el límite el desencanto por lo que significa haber nacido y luego irla pasando en Torreón y sus alrededores. Estamos, pues, en lo que hemos dado en llamar el “Norte”, ajeno sin embargo a la guerra entre narcotraficantes o a las hordas coléricas que han sustituido al Estado. Quiero decir que la violencia no está “allá afuera” sino “ahí dentro”, entre cuatro paredes, en la sala o la cochera donde humea la carne asada o en el colchón manchado de toda clase de excrecencias. La Monalilia y sus estrellas colombianas atrae a una corte variopinta de marginados que protagonizan más de un relato. Son desechos de la maquila y de una ciudad que “ha terminado como la conocíamos. Mañana despertaremos hambrientos y solteros. Crudos también pero sobrevivientes y listos para beber el caldo de cualquier esfínter”. Lesbianas, jotos, metaleros, vaqueros, cholos, travestis, promiscuos y estafadores, sirven a una obsesión devoradora, destructora, que basta para imponer una sensación de parálisis. Beben, cogen, aspiran y vuelven a coger pero lo hacen en un estado de sonambulismo que remite en mucho al teatro de marionetas. Creen actuar libremente cuando en realidad esa madre con herpes que es Torreón manipula los hilos. “Pienso que el infierno es un punto en el prepucio que evoca nuestros mejores momentos a punta de chaquetas”, dice uno de los personajes antes de recibir la noticia de que será padre. De este tamaño es la cínica amargura que transmite Nazul Aramayo. ¿No será ésta la postura a la que debería aspirar la narrativa que proviene del Norte para dejarse de una vez por todas de empistolados y descuartizados y policías con dos caras y novelistas frustrados que se meten a resolver crímenes e injusticias? L


CINE

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LABERINTO

ESPECIAL

José Luis Gutiérrez Arias

“México es terreno fértil para los dramas policiacos” De las muertas es un thriller que pone de relieve la violencia de género y su crecimiento exponencial HÉCTOR GONZÁLEZ gonzalezjordan@gmail.com

ENTREVISTA

A

l “Asesino de Malagua” se le acusa de matar a más de veinte mujeres. Preso en un penal de máxima seguridad, recibe la visita de un periodista, quien en medio de su investigación encuentra inconsistencias que ponen en tela de juicio su culpabilidad. Con De las muertas, el realizador José Luis Gutiérrez Arias regresa al thriller para contar una historia tristemente vigente.

policiacos. Buscamos familiaridad con el contexto, las atmósferas, los personajes, el tono dramático y social. Si consigues establecer un vínculo de identidad ganas eficacia dramática. Tratamos de cuidar estos aspectos sin dejar de hacer un producto de entretenimiento.

De las muertas se estrena en un momento en que la violencia de género tiene un repunte.

Como espectador me fascina el cine policiaco y como director me encantan todos los géneros, a pesar de que en ocasiones te exigen los clichés. Un policiaco sin una femme fatale no funciona. Sin embargo, una forma de atenuar los lugares comunes es manteniendo los pies en la tierra y De las muertas exigía evitar caer en respuestas fáciles. Si desde el guión lo tienes claro, durante el rodaje todo es más sencillo.

Las películas dependen de la suerte y la coyuntura. Por el momento que vivimos, De las muertas puede captar la atención del público. Me habría gustado que se viera con la expectativa de apreciar un buen thriller de suspenso, pero lamentablemente la violencia de género crece de manera exponencial. A pesar de que la historia alude a Ciudad Juárez, ¿por qué darle el nombre de Malagua?

La historia original se escribió hace diez años para el entorno de Ciudad Juárez, pero inventé Malagua dado que los feminicidios son un cáncer que se ha extendido por todo el país.

¿El thriller es un género oportuno para contar historias en México?

México es un terreno fértil para los dramas

¿Cómo afronta los clichés en el cine de género?

Muestra a jovencitas rebeldes. ¿Ubicarlas en un contexto de violencia no representa un juicio moral? ¿No equivale a decir “eso les pasa por rebeldes”?

Mi planteamiento va en sentido contrario. Quería mostrar así a las chicas porque cualquier jovencita debe tener libertades. Hace veinte años salíamos sin riesgos. La juventud será siempre igual, aun en contextos de guerra.

HOMBRE DE CELULOIDE

Ahora se les criminaliza de forma irracional, entre otras razones por el machismo. ¿Cómo guiar a actrices tan jóvenes a situaciones complejas?

Planteé a la producción trabajar con chicas de la edad acorde a la historia. Cuidé la cuestión psicológica porque aunque estés entrenado como actor, si te tapan la cara con una bolsa te violentan y es muy fuerte, más aún si eres una jovencita. Sin embargo, era necesario hacerlo y nos concentramos en cuidar que no hubiera daño alguno. ¿Se ha encontrado el balance entre hacer filmes de entretenimiento pero que a la vez promuevan una reflexión?

Dependemos del público para completar tu pregunta. Me gustaría que el espectador tuviera la capacidad de fugarse con una comedia romántica, género muy en boga, pero al mismo tiempo ver un thriller como De las muertas y entretenerse sin dejar de reflexionar sobre nuestra realidad. No es sano buscar fugas todo el tiempo porque si lo hacemos, como sociedad nos toparemos de frente con problemas tan cruciales como los feminicidios. L FERNANDO ZAMORA

@fernandovzamora ESPECIAL

Amor y veneno

L

a imagen en las películas de Paul Thomas Anderson es siempre tan atractiva que no resulta sorprendente lo hermoso de El hilo fantasma, inspirada vagamente en la vida de Cristóbal Balenciaga, el Picasso de la moda, ese modisto de quien Chanel dijo: “es el único que realmente sabe coser”. Reynolds Woodcock es un diseñador de alta costura que vive en Inglaterra. Su vida transcurre en torno a un horario construido con base en manías: sus espárragos con aceite de oliva y mucha sal, las salchichas con crema y su hermana siempre a la mano. Vive recordando a la madre muerta hasta que una mañana aparece en su vida una mujer hermosa y llena de la terrenal necesidad de ser amada. ¿Puede este hombre consagrado a sí mismo darse espacio para amar? He aquí el conflicto que conduce la película. La imagen es vaporosa como en la publicidad de cremas y perfumes, aunque no llega nunca a ser tan petulante como la de, digamos, David Hamilton, ese olvidado fotógrafo de moda que incursionó en el cine cuarenta años atrás. La puesta en escena gira en torno a las telas: su vuelo, la costura, el brillo. En close up pareciera que tocamos los dedos maltratados de este hombre cuya vida consiste en hilos, agujas y bordados. No se piense, sin embargo, que El hilo fantasma se contenta con ofrecer imagen y nada

El hilo fantasma (Phantom Thread). dirección: Paul Thomas Anderson. guión: Paul Thomas Anderson. con Brian Gleeson, Camilla Rutherford, Daniel Day–Lewis, Gina McKee. Estados Unidos, 2017.

más. Paul Thomas Anderson sabe construir historias con un sutil sentido del humor. Lo hizo en Boogie Nights, en Punch Drunk Love y en la más aclamada de todas, Petróleo sangriento. Las similitudes entre Balenciaga y Woodcock son anecdóticas; lo realmente importante en esta película es la metáfora de lo que es el amor: un veneno. Un veneno que la amante puede inyectarnos, como quien es mordido por una serpiente, o que tal vez podemos consumir de

forma voluntaria. Porque el amor, parece decir P. T. Anderson, no solo enferma: asesina al ego que impide la apertura hacia el otro, debilita la dignidad y al protagonista lo convierte en un niño capaz de buscar el seno materno en el regazo de una amante que en cualquier otra historia hubiese resultado banal. El hilo fantasma es una gran película. Por eso no ganó el Oscar y por eso demuestra que el amor mata, aliena y nos transforma en lo que amamos más. L


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ESCENARIOS

ENRIQUE DÍAZ VARGAS

A pesar de todo, nos movemos DANZA

ARGELIA GUERRERO makarova81@yahoo.com.mx

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a danza en México atraviesa por una etapa compleja marcada por múltiples contextos que hacen difícil la definición de su estado actual. Por un lado, la profunda crisis institucional de la que me he ocupado en ocasiones anteriores y cuya manifestación más evidente es el alarmante recorte presupuestal destinado a la danza nacional. Escuelas, encuentros y festivales han vivido el castigo creciente que implica esta crisis. Para las compañías independientes el panorama es aún más complejo, pues la falta de recursos es la constante sobre la que ejercen su trabajo. A ello se suma el retiro de la gestión oficial que la Coordinación Nacional de Danza realizaba para facilitar espacios de montaje y ensayo a dichas compañías. El golpe es duro y afecta directamente a los esfuerzos por mantener la vida cultural y el desarrollo de la danza a flote, en un país que no solo vive una crisis económica, sino cultural y educativa, para la que el rol del arte podría ser una válvula que posibilite la búsqueda de rutas epistemológicas distintas a las actuales, quizá fallidas. Ninguna compañía puede mantener un ritmo de trabajo que implique pagar la renta de un salón acondicionado para sus necesidades mínimas. El último factor que abona a esta crisis a la que me refiero es el reciente anuncio del INBA sobre la desaparición del Ballet Independiente argumentando “el cansancio de su directora, Magnolia Flores”. Vemos desaparecer una compañía que llevaba 51 años de trabajo, patrimonio de la cultura mexicana contemporánea. El trabajo de Raúl

El bailarín Arturo Serrano

Flores Canelo se reducirá a nombrar un teatro y su obra pasará “a resguardo” del INBA. Archivada en video como pieza de museo. También ha sido un error constante, aunque comprensible, que las compañías de danza dependan generalmente de una persona y no se proyecten como políticas culturales de largo plazo. La UNAM lleva una esfuerzo continuado por rebasar esa dinámica después

de la muerte de Gloria Contreras y ha sido evidentemente difícil, pero valioso. Por otro lado, y en contraste, está el esfuerzo de coreógrafos y bailarines por aferrarse a este modo crítico de vivir que es la danza. El encuentro de danza unipersonal, el reciente trabajo de Laura Rocha o la obra Los imprescindibles, de Arturo Serrano, dan cuenta de que, a pesar de todo, nos movemos. L


VARIA

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LABERINTO

ESPECIAL

Miénteme una eternidad DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com

TOSCANADAS

E

n Siete paseos por los bosques narrativos, Umberto Eco escribe: “Habiendo tenido yo la experiencia de haber escrito dos novelas que han conseguido algunos millones de lectores, me he dado cuenta de un fenómeno extraordinario. Hasta algunas decenas de miles de ejemplares se encuentran, por lo general, lectores que conocen perfectamente el pacto ficcional. Después, y sin lugar a dudas más allá del primer millón de ejemplares, se entra en una tierra de nadie donde no está escrito que los lectores estén al corriente del pacto”. Entonces habla sobre su personaje Casaubon de El péndulo de Foucault, que recorre ciertas calles de París en tal y cual fecha. Un lector le escribe para señalarle que esa noche hubo un incendio en la Rue Réaumur y resultaría imposible que Casaubon no lo hubiese notado. La anécdota es simpática y algunos escritores quedamos más bien pasmados y celosos por esa naturalidad con la que habla

de sus millones de lectores, pero no sirve para ilustrar el pacto ficcional, que más tiene que ver con una lógica, armonía y coherencia que haga bailar al mismo ritmo la imaginación del lector y del escritor que con un dato erróneo u omiso. Tiene que ver con las artes seductoras del autor, de tal modo que el lector le diga: “Mas si das a mi vivir la dicha con tu relato fingido, miénteme una eternidad, que me hace tu ficción feliz”. Es la maravillosa fantasía de una noche donde todo fue un engaño menos el placer y el recuerdo del placer. Por eso Pedro Páramo no se demerita con la aparición de cafiaspirinas en una época en que éstas no existían. El prieto en el arroz no le resta delicia a una buena paella. Eco era un investigador meticuloso y, de haberse dado cuenta del incendio, lo habría incluido en su narración, o bien, si éste resultara impertinente para la historia, habría hecho caminar a su personaje por otras calles.

La Rue Réaumur en París

Una novela es un trabajo artístico, pero también intelectual. Si se visita la casa de un escritor estricto mientras trabaja una novela histórica, hallará un revoltijo de libros, mapas, periódicos, revistas y documentos de la época en el proceso de saber todo lo que se debe saber para construir la tal novela. Pocas cosas le causarán tanto desagrado al autor como ser pillado en un error luego de publicarla. Al final, entre más ficticia sea una obra, más verdadera resultará; y entre más se procure dar detalles, más se irá cayendo en inexactitudes. Por eso La metamorfosis es completamente verdadera. Ocioso resultaría tratar de demostrar que ante el peso del enorme bicho los

CAFÉ MADRID

VÍCTOR NÚÑEZ JAIME

ariolos no le servirían para adherirse a las paredes y caminar por ellas. En cambio, los múltiples pormenores que nos da Victor Hugo sobre el París de 1842 están ahí para que los escrute un cazaerrores, con la absurda ocasión de encontrar quién era el verdadero campanero o el archidiácono de Notre Dame en aquellos días. Cosa que no estaría mal, pues también la lectura ha de ser una labor artística e intelectual. Bienvenidos sean los lectores que aman las minucias. Al final de cuentas, por las meras particularidades del oficio, un novelista miente menos que un historiador; y así las cosas, en una librería habrá que invertir los rótulos de ficción y no ficción. L periodismovictor@yahoo.com.mx ESPECIAL

Ocho veces centenaria

A

noche la nieve le dio un nuevo retoque blanco a los tejados y a los callejones y hoy hace un frío que pela. Una ola gélida e insolente lleva casi tres semanas instalada aquí a sus anchas, pero a los viejos de Castilla no les parece extraño vivir días y días a temperaturas bajo cero. “Ahora hay calefacción y dentro de casa se está bien. En mis tiempos, hijo mío, sí la pasábamos canutas”, me suelta don Silvestre, un hombre de 86 años empecinado en no dejar de atender a los clientes de su taberna, ubicada en pleno centro de Salamanca. Dicen que este hombre de pelo ralo y bastón inseparable repite esa frase todos los años a los muchos extranjeros que vienen a estudiar a esta ciudad y se quejan de los estragos invernales. La verdad es que pocas ciudades en el mundo están tan imbricadas con su universidad como esta añeja villa. Porque si no fuera por su población estudiantil, daría la sensación de que no está viva y porque, en consecuencia, quien habla de Salamanca habla de su universidad que, este año, por cierto, cumple ocho siglos de existencia. Sus principales edificios se construyeron en el siglo XV en torno, cómo no, a sus dos iglesias más importantes e imponentes. Quien la visita por primera vez suele detenerse frente a un tal Edificio de Escuelas Mayores para hurgar con la vista en su fachada barroca hasta encontrar una rana. Y si el que busca es estudiante y no la encuentra, lo más seguro es que repruebe el año. Al ingresar al centro científico, ya lo ven, la superstición marca el camino. Cuentan que, en sus inicios, esta corporación educativa (la más antigua del mundo hispano y la tercera más antigua

Universidad de Salamanca

de Europa) se organizó con autonomía del Estado. El rector, por ejemplo, podía ser uno de los estudiantes (cuyo mandato duraba un año) y los catedráticos eran elegidos tras un debate público lleno de aplausos, abucheos y trifulcas. Las clases se impartían en latín y los alumnos eran hombres (vestidos de traje y birrete y no con los pantalones caídos, como ahora) procedentes de familias adineradas que, en sus ratos libres, contaban con un burdel. En cuaresma, eso sí, la casa del desfogue se cerraba. Y de ahí viene aquello de “como puta en cuaresma” (si a alguien en la región le preguntan que cómo está y resulta que no tiene trabajo ni algún ingreso, suele responder “como puta en cuaresma”). Mucho después de destacarse en Derecho y Teología, la fama de su formación en Literatura y Lingüística traspasó fronteras y muchos

escritores contemporáneos han pasado por aquí. De hecho, su rector más célebre fue un literato: Miguel de Unamuno. Pero en esta mañana helada, en la que uno recorre sus entrañas como quien transita por una cápsula del tiempo, es imposible dejar de hacerse una pregunta divinamente cursi: ¿cómo se puede estudiar en medio de tanta belleza, cultura e historia? Mientras encuentro la cursi respuesta, esta tarde iré a un viejo palacio gótico, llamado Casa de las Conchas, a escuchar a mi maestra Nélida Piñón reflexionar sobre literatura brasileña. Lo que me tiene muy achicopalado es no haber alcanzado un boleto para entrar a ver al Premio Nobel de Literatura que, dentro de unos días, echará a andar los festejos de los 800 años de la universidad. No dará una conferencia magistral, sino un concierto. Porque se trata de Bob Dylan. L


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