Laberinto No.779 (19/05/18)

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Laberinto

DEBATIR SIN IMAGINACIÓN julio hubard p. 03

IN MEMORIAM TOM WOLFE

carlos rubio rosell p. 04

MILENIO

NÚM. 779

sábado 19 de mayo de 2018 FOTO: ESPECIAL

PITA AMOR: 100 AÑOS michael k. schuessler p. 04


ANTESALA

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LABERINTO

ESPECIAL

Hijos de Dios AVELINA LÉSPER www.avelinalesper.com

CASTA DIVA

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acidos a imagen y semejanza, copias de un original inalcanzable en su esencia, nos hemos obsesionado con inventar una apariencia que no logramos. Alejandro Magno se supo invencible cuando la Pitonisa le reveló que era hijo de Dios, ahora tenía que actuar y verse como un ser engendrado en desproporción de la realidad. El arte es dador de divinidad, la complejidad del pensamiento inició con la creación de una forma que permitiera la adoración de un ente infinito en poder y presencia que explica lo inexplicable, que contiene la razón de la existencia del todo. Esa forma le dio sentido, presencia tangible y apariencia de alcance divino. El arte religioso es la manifestación visible de lo invisible, los recursos estéticos de la dimensión, color, composición, iconografía, mitifican la relación del ser metafísico con el ser humano que lo engendró en la desesperación de no saber para qué habita en el presente. Somos nuestros dioses y somos inferiores a ellos, les pertenecemos, los veneramos, y les dimos el poder sobre nosotros. Las telas transparentes de El Greco,

ALFILERES ARMANDO ALANÍS @elsaltillero

los densos terciopelos de Rubens, los vestidos ingrávidos de Villalpando, los dioses visten con materiales imposibles, con túnicas y zapatos hermosos, ellos perfectos, son dictadores del estilo. La fiesta del Metropolitan Museum de Nueva York, MET, se tituló Heavenly Bodies, Fashion and the Catholic Imagination, un carnaval de fashionistas convertidos en seres celestiales, consagrados a la fe de la moda, a la creencia de cómo se viste alguien con más seguidores que ellos mismos. La fama, ser supremo y sin memoria, es la religión de los semidioses, destruye a su corte, los castiga con el olvido y domina la conciencia de los fanáticos, que son capaces de asesinar a quien adoraron. La procesión de famosos que arrastran en su nombre a millones de personas, Rihanna con un manto de pedrería y tiara de papisa; Cardi B beatificada virgen con aureola, vestido cargado de telas; Madonna bizantina en sadomasoquista seda negra; hombres con coronas de espinas y sacos bordados. Iconos del frágil y efímero altar de la adoración irracional, ataviados como lo único que nunca alcanzarán: la

Cardi B. MET Gala 2018

inmortalidad. La vigencia del arte religioso, de su poder sobre nuestras sedientas almas se transforma y llega a los cuerpos de mortales adictos a un dios que los desprecia. El desfile de paganismo fashionista, el altar mundano de la fama, encarna al arte que vistió a los dioses para ser amados. Nada es tan bello como lo que no existe. L

Escribía sus memorias: todo un reto para su imaginación. GILBERTO ACEVES NAVARRO

El dibujo como fin ARTES VISUALES

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a Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana alberga la exposición–homenaje a Gilberto Aceves Navarro, artista fundamental de la historia de las artes del siglo XX mexicano. Su importancia no solo es pictórica, sino didáctica. La pintura y el dibujo nacional tienen su sello. Al contemplar Cabezas olmecas. Caricia y materia, curada por Arnaldo Coen, sorprende el vigor aún presente en su trazo, una energía que no disminuye a sus 86 años y que aún se concentra en las piezas de pequeño formato. En las pinturas de gran formato, el color balancea el cansancio. El maestro —por eso lo es— sabe cómo compensar la garra que exige la pincelada. Esta muestra reúne obra reciente, más de 50 óleos, grabados y esculturas que nos recuerdan por qué Aceves Navarro es uno de los exponentes más audaces del expresionismo abstracto mexicano.

MIRIAM MABEL MARTÍNEZ

Estas piezas son una interpretación de las cabezas olmecas y la continuidad de su propuesta. Aquí se puede ver su pensamiento, así como su investigación sobre formas pétreas. Al contemplar sus cuadros, el espectador hace tierra. Sus manchas, su línea ágil, potente y controlada evidencian al artista que, dominando la figuración, opta por borrar su vestigio para dejarnos solo huellas sensuales. Sus cuadros tienen distintos enfoques. De cerca, la textura toma protagonismo y en la distancia los colores cobran solidez. No niega su pasado muralista (hay una corpulencia en su hechura que evoca a su maestro David Alfaro Siqueiros) ni esconde su sentido del humor, tampoco su hacer juguetón. Es gratificante ver una pintura tan traviesa que llena la mirada de vida, una capacidad de erotizar la acción de pintar y de dibujar que le da brío a su trabajo, un ánimo que sigue transmitiendo

Sin título (fragmento)

a sus alumnos, para quienes sigue siendo El Maestro. Si bien el dibujo ha sido su vía de conocimiento, ha sido —además de un puente con la pintura— un propósito de enseñanza. Su vida como docente es tan firme como su trazo. Dar clases es parte de su obra y de una comprometida cadena de formar. Su propósito, más que hacer una escuela, ha sido impulsar artistas. Bajo su tutela han pasado generaciones de artistas a los que les mostró cómo encontrar su propio camino, cómo entender el gesto, enfrentarse al vacío del lienzo y romper con astucia el silencio blanco. Esta exposición (que se extiende a la Galería Lourdes Sosa) invita a revisitar la obra de Aceves Navarro y asumir su papel imprescindible en la proyección del dibujo gestual como un fin. L

dirección josé luis martínez s. edición roberto pliego, iván ríos gascón arte y diseño salvador vázquez


MILENIO

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× M A R Í A

ANTESALA

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ESPECIAL

BA R A N DA ×

Teoría de las niñas Este poema forma parte de un libro de próxima aparición bajo el sello de Vaso Roto, estructurado como un relato único y sin tiempo

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os niños suben la cuesta de sílabas perdidas en sus ojos. Dicen la A como una esperanza cierta, ciertísima. Debajo de cada letra hay un fino apunte como un grito imaginario -en el tiempo sin tiempo, nuestro tiempoen la hondura de las paredes blancas. Los ojos. Las paredes blancas son los ojos. Las paredes blancas son un libro. Sus líneas, hondos pozos del tamaño de un cuervo. Los niños en el dibujo son niñas.

× E K O × E X L I B R I S × E M I LY D I C K I N S O N ×

Debatir sin imaginación BICHOS Y PARIENTES

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JULIO HUBARD

l debate de mañana será el segundo round de unas luchas en lodo. Lo más extraño es que se haya debatido tanto sobre una tecnología que vive su ocaso: el petróleo como combustible y los derivados plásticos desechables. Es necio continuar con una economía que requiere inversiones brutales para convertir recursos no renovables en basura indestructible, pero ningún candidato ha dicho pío sobre algunos temas que urgen: las nuevas fuentes de energía y el desarrollo tecnológico en ecología. En las redes no solo hay resentimientos; abunda la esperanza, pero los candidatos ni la ven ni la entienden. Carecen de imaginación y ni siquiera tienen en cuenta que para los jóvenes, la población votante más numerosa, el cuidado ecológico no es una conveniencia sino un asunto de ética y de viabilidad política. Hay sustitutos para plásticos hechos de algas, papa, tapioca y mandioca, maíz y cualquier almidón. Todas cuestan entre dos y tres veces más que el plástico. Pero también, todos los fabricantes dicen lo mismo: es cosa de escala y volumen; si los dejan competir, sus costos serían equivalentes y hasta menores. Y lo mismo con la generación de energía. El Estado es un gran inversionista en construcción. ¿Por qué no apuesta por todos esos materiales que pueden funcionar como generadores fotovoltaicos? Ya hay cementos, vidrios, pintura que pueden conducir y transformar luz y calor en energía eléctrica. ¿Y si la construcción pública, en vez de tender cableados y coyotear cobros, habilitara casas y edificios autosuficientes? Cada construcción cuesta un poco más, pero el ahorro es doble: para los dineros públicos, la eliminación de subsidios y burocracias; para las familias, el pago de un servicio malo y caro. Las nuevas tecnologías son sencillas, baratas, se pueden multiplicar por todo el país y usan recursos renovables. Pero, sobre todo, son “antifrágiles” (en YouTube: Antifragile de Nassim Nicholas Taleb; el libro es muy bueno y el autor, un pesado). Pensar en pequeño es hoy mucho más productivo que la megalomanía metalmecánica de las combustiones y explosiones. Para no seguir oyendo necedades como la de construir refinerías, el dinamismo económico y social, las discusiones éticas y la inteligencia, debieran cambiar de escala. Ha sido un error de las modernidades suponer que la centralización no solo económica sino política en un Estado resulta en bien común. El Estado restringe libertades, instituye la dominación y empobrece a todos, excepto a los poderosos, que seguirán luchando en lodo. L

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LABERINTO

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El realismo de Tom Wolfe Padre del Nuevo Periodismo, gentleman, novelista e icono de la literatura estadunidense, el autor de la célebre La hoguera de las vanidades dejó este mundo el 15 de mayo a los 88 años. Recordamos su personalidad y su legado con esta crónica en la que están presentes sus opiniones sobre la inmigración, su método de trabajo y el futuro de la escritura en la era de Internet CARLOS RUBIO ROSELL/ MADRID

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om Wolfe era uno de esos personajes cuyo mito se humanizaba en las distancias cortas, cuando conversaba y vibraba con los temas que le apasionaban: la cultura, el periodismo, la política o los problemas de la sociedad actual que observaba con una gran agudeza. Sus ojos azul celeste eran vivaces y brillaban con esplendor chispeante aun a sus más de 80 años, cuando conversé con él en un bar de Barcelona con motivo de la publicación en español de la que fue su última novela, Bloody Miami. Sus manos llamaban la atención porque eran enormes, fibrosas, con la piel pegada al hueso, dejando traslucir unas venas poderosas por las que corría la sangre de este autor de una obra canónica de la literatura y el periodismo contemporáneo: Ponche de ácido lisérgico (1968), La izquierda exquisita (1970), El nuevo periodismo (1973), Las décadas púrpura (1982), La hoguera de las vanidades (1987), El periodismo canalla (2000), The Kingdom of Speech (2016). Wolfe hablaba con ahínco y emoción, imprimiendo a sus palabras un ritmo lento y reposado, mientras salpicaba su conversación con historias y anécdotas que se multiplicaban en su memoria. Ya en ese momento sufría fuertes dolores de espalda, por lo que su columna vertebral se había ido combando, pero no mostraba un solo gesto de amargura. Sonreía a cada momento y se mostraba muy atento con su interlocutor, desplegando su talento como gran conversador y respondiendo a cada cuestión que se le planteaba con la soltura de un boxeador que se había batido en infinidad de combates dialécticos. Vestía con la elegancia de un dandy, algo que lo había caracterizado a lo largo de décadas de oficio periodístico: traje color hueso, corbata blanca con lunares negros, camisa azul y pañuelo blanco con ribetes oscuros en la solapa. Aquella tarde estaba relajado y afable, y en cuanto comenzó a charlar sus palabras se convirtieron en una lección de periodismo cuya vigencia se mantiene intacta. La primera pregunta que le hice tenía que ver con Bloody Miami, novela monumental de 617 páginas que había supuesto el regreso de Wolfe al ruedo literario en 2012, en la que contaba la historia de un policía hijo de inmigrantes cubanos que impide a otro cubano que huye de la isla lograr su ansiado sueño: pisar suelo estadunidense. ¿Cuánto había en esa obra del periodista y cuánto del novelista? “La mayor parte de lo que he hecho”, me dijo, “proviene del periodista que soy. Y cuando la gente habla en términos negativos o despectivos del hecho de que sea periodista, insisto en que sí, que eso es lo que hago. Es algo de lo que no me podría quejar jamás, porque jamás habría podido escribir novelas como Bloody Miami si no lo fuera. Quiero decir que nadie podría escribir sobre, por ejemplo, los mexicanos que cruzan la frontera y van a trabajar a Estados Unidos si no lo hace como periodista, porque hay que ir adonde están y verlo. Cada vez que me piden consejo sobre cómo ejercer el periodismo yo digo: lo primero de todo es salir del edificio del periódico, porque ése es el principio para buscar el conocimiento”.

Wolfe admitió que era posible decir que esa novela se trataba en realidad de una ficción que en realidad no lo era, y me citó el ejemplo de una novela acerca de la guerra en Iraq, The Yellow Birds (Los pájaros amarillos), de Kevin Powers, la cual recomendaba vivamente y estaba basada en la vida de un soldado estadunidense. “Esa obra está a medio camino entre el periodismo y las memorias”, señaló. “Sin embargo, se presenta como una obra de ficción y lo subraya. En ese sentido, creo que muchos novelistas estadunidenses no quieren que se considere que hacen realismo, sino novelas psicológicas, porque parece algo más elegante, algo con lo que estoy en desacuerdo. Yo prefiero el realismo”. Le pregunté en qué medida la inmigración latina había cambiado el rostro de Estados Unidos, y aseguró que estaría encantado de poder decir que Miami era el futuro de Estados Unidos, “pero no es así”, atajó. “Miami es un caso muy especial, porque no se fundó ni siquiera como una ciudad. Era un gran pantano y así estuvo hasta hace 100 años. Entonces se estableció ahí un hotel, a partir del cual creció. Pero no había ni siquiera nativos, así que ha ido creciendo a partir de oleadas de inmigrantes. Su primera gran población fueron los judíos del norte, y más tarde llegaron familias cristianas. Pero podríamos decir que quien lo cambió todo fue Fidel Castro, porque demostró que no era ni José Martí ni Zapata, sino alguien muy distinto. Y es que en 1959 mucha gente en Cuba se dio cuenta de que Castro no era su amigo y comenzó a dejar la isla para irse a Estados Unidos. Así que en los años sesenta la gente que salía de la isla era gente muy preparada, pero conforme pasaron los años la situación fue haciéndose cada vez más difícil para quien quería dejar Cuba, y había gente que se involucraba en cualquier clase de programa o proyecto con tal de tener un pretexto para irse de la isla y establecerse en varios destinos. Así llegaron a Miami decenas de miles de personas que han ido tomando políticamente la ciudad de forma legal en los últimos 30 años. Miamisehaconvertido en la única ciudad del mundo que yo conozca donde la inmigración de solo una generación, proveniente de otro país, con una cultura y una lengua totalmente distinta a la del país donde se asientan, se apodera de la mayor parte del territorio en un periodo tan corto de tiempo. El gobierno de Estados Unidos ha tratado de redistribuir a esa población inmigrante en otras ciudades, ha FERNANDO LEON/ AFP


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LITERATURA

BEBETO MATTHEWS/ AP

tratado de dispersarla, pero ha sido imposible. Y ahora han comenzado a llegar también muchos venezolanos, empujados por la situación creada por Hugo Chávez, cuyo sucesor es igual que él, un dictador. Y a esto hay que sumar una nueva oleada de inmigrantes rusos que, tras haber intentado fortuna en Nueva York y fracasar, han ido a Miami y han establecido una gran colonia en el norte de la ciudad”. En ese contexto, le pedí su opinión sobre la inmigración mexicana en Estados Unidos y admitió no saber mucho sobre ella. “Hay un pequeño pueblo en el norte de Carolina al que fui con mi esposa, un lugar ubicado en una colina muy alta donde no crece prácticamente ningún tipo de vegetación comestible, y lo único que hay son árboles de Navidad, que necesitan doce años para crecer y ser vendidos. Dedicarse a esta labor es muy desagradable, porque para cortarlos no es posible siquiera usar máquinas eléctricas o hachas, y hay que hacerlo a mano con unos cuchillos muy finos para cortar filetes. Me quedé pasmado cuando me di cuenta de que la mayoría de esos trabajadores venían de México. No sé cuántos de esos trabajadores vuelven a México, pero son una fuerza de trabajo. Por otro lado, es muy significativo que en Nueva York la población latina sea muy diversa y numerosa, algo de lo que nos damos cuenta por el censo escolar, que muestra que el 40 por ciento de los alumnos inscritos en colegios públicos son latinos. Así que la inmigración ha cambiado el país”. Comenté entonces que Carlos Fuentes decía que Estados Unidos era el melting pot del mundo, y observó que en Miami eso era distinto. “Si ponemos en una olla a cubanos, mexicanos, puertorriqueños, rusos, venezolanos, etcétera, y dejamos que se cuezan a fuego lento, jamás obtendremos un guiso, porque nunca se fundirán. El título de mi libro en inglés es Back to Blood, y hace referencia a los sentimientos de linaje. Y es que según he observado, desde hace tiempo la religión ha comenzado a perder influencia y la gente invierte toda la fuerza de su fe en su linaje. Nueva York debe tener ocho o nueve desfiles nacionales al año. Uno de ellos es el que organizan los puertorriqueños, muy grande porque hay muchos en la ciudad, y cuando desfilan uno de sus gritos más rotundos es ‘¡Viva la raza! ¡La raza!’. ¿Se imagina a alguien gritando eso por todo Estados Unidos?”. Le expuse que los WASP (White, Anglo–Saxon Protestant) tenían la guerra y el dinero para afirmar su linaje, y me contó que hubo un tiempo en que todos los aspirantes al programa espacial, que comenzó en 1957, tenían que ser blancos, protestantes, primogénitos, haber crecido en pequeños pueblos y no tener una familia desintegrada. “Y esto es muy significativo, porque ha hecho que exista un código no escrito entre los militares, sobre todo en la fuerza aérea, que hoy es la franja con más glamur del ejército”. Llegó el momento de hablar de su forma de trabajar. ¿Cuál era el método que Wolfe había seguido? “Antes”, relató, “solía comenzar a trabajar por las tardes, porque por la mañana trabajaba para periódicos, pero no estaba casado. Me levantaba a las dos de la tarde y trabajaba hasta las diez u once de la noche. Y aunque es para mí muy difícil levantarme temprano para trabajar, ahora debo hacerlo. Trato de comenzar a las diez de la mañana y me pongo el objetivo de escribir unas 12 mil o 13 mil palabras. Y en cuanto las tengo, cierro la carpeta y pienso en otra cosa”. No escribía con computadora, dijo, algo que incluso a él le parecía extraño. “Como en los viejos tiempos de los periódicos, he usado siempre máquina de escribir. Alguna vez quise usar una computadora, pero jamás me he sentido cómodo con ellas. En parte porque se utiliza muy poca fuerza con los dedos cuando se teclea, y eso no

transmite pasión. De todos modos, creo que nací muy pronto para eso y ahí está el verdadero problema. La cuestión es que últimamente he tenido problemas para comprar cintas para mi máquina de escribir e incluso en e–Bay ha sido complicado, así que he decidido volver al lápiz, no a la pluma, sino al lápiz, porque es más fácil corregir los errores. Y es que para crear, para escribir y captar cosas, el ruido que producen las máquinas se acaba metiendo en tu cabeza; en cambio, cuando escribes con un lápiz todo fluye mejor. Los grandes escritores del siglo XIX escribían con tinta y pluma, y lo que hacían nos ha dejado asombrados por la capacidad de concentración que mostraban y la gran producción de la que fueron capaces. Tardé dos años en documentar el tema para Bloody Miami, y luego en escribirla otro tanto, y uno ve a autores de esa época que escribían una gran novela por año. Es fantástico”. Quise saber cuál era, en su opinión, el futuro del periodismo en la era de internet y el reto al que nos enfrentábamos los periodistas. “Uno de ellos”, afirmó, “es algo que tiene que ver con “Hay escritores que lo que predijo Marshall siguen usando el mismo McLuhan en 1968: las método, la técnica que jóvenes generaciones, se comenzó a usar a consecuencia de las en lo que se llamó nuevas tecnologías, se Nuevo Periodismo” convertirán cada vez más en una especie de tribu. Y esa tribu, que vuelve al pasado elemental, cree cada vez más en las personas que tiene más cerca, especialmente los rumores. Los blogs son sencillamente eso: rumores. Y de eso no se salva tampoco la Wikipedia, que en 2002 publicó que yo había muerto. La historia se convirtió en un gran rumor, al punto que Larry King, el famoso presentador de televisión, me llamó y me preguntó de dónde había salido esa noticia. Yo le dije que no lo sabía, que con seguridad moriría un día, pero que por hoy estaba vivo. Recordé que Mark Twain se vio en una situación parecida y declaró que la noticia de su muerte era considerablemente exagerada. Entonces, Internet, y en particular la Wikipedia, son una especie de memoria en la que unas cosas pueden ser verdad pero, como la memoria, algunas veces falla y crea ficciones de manera muy fácil. Y es que la gente no se toma en serio las cosas simples de la vida y prefiere hablar de escándalos y rupturas y cosas por el estilo”. Le expuse que era considerado uno de los padres del llamado “Nuevo Periodismo”, y le pregunté qué quedaba de ese género. “Hay algunos escritores

que siguen usando el mismo método, la misma técnica que se comenzó a usar en lo que se llamó Nuevo Periodismo. El problema es que cuando algo se bautiza como nuevo, al cabo del tiempo deja de serlo. Y, como sabemos, cada generación tiene sus cosas nuevas. Hoy hay incluso nuevos conservadores. Existen hoy escritores que hacen lo que un día se llamó Nuevo Periodismo, como Michael Lewis, quien escribió una novela sobre beisbol, que en realidad es sobre negocios”. Lo interrumpí para saber cuál era el secreto para hacer ese tipo de periodismo, y me expuso que había cuatro objetivos. “Uno: crear un texto con lo que se va viendo y comprobando, sin atender a una narrativa histórica. Dos: el uso de citas, muchas citas, especialmente diálogos porque, como prueban algunos estudios, el diálogo es la forma más fácil de leer, y uno se identifica de inmediato con lo que se dice. Tres: lo que Henry James llamó el punto de vista; es decir, cada cosa pasa por una cierta mirada, por el tamiz de una persona particular, y eso hace que el lector pueda identificarse o no con lo que lee. El cuarto objetivo es lo que yo llamo la anotación de los detalles de estatus, aquellas pequeñas cosas que te enseñan el rango social o la escasez de rango social, esas cosas que muestran los personajes que se sienten inseguros de su rango social. Esto es algo que engancha mucho al lector. Y es algo que solo los escritores pueden mostrar”. ¿Dónde está hoy el gran estilo?, inquirí. “La gente joven cree que la tecnología marca cada vez más la pauta, que la velocidad es el efecto. Hoy podemos hablar de alta frecuencia de los negocios y creer que donde realmente se juega todo es en las máquinas, en esos letreros en la bolsa que van a toda prisa corriendo por un lado con las informaciones sobre opciones y estados de las empresas y las acciones. Por desgracia, eso no tiene nada que ver con el verdadero valor de las cosas. Así que el gran estilo es, precisamente, el que muestra el verdadero valor de las cosas”. Antes de concluir la charla, le pregunté si le gustaría escribir sobre el narco mexicano y respondió que sí, que creía que ese era un gran tema. “Sin embargo, no conozco toda la información y esa sería una buena razón para viajar a México. Tengo unos amigos en Monterrey que me cuentan que el narco ha creado ahí un nuevo mundo, porque ha convertido esa ciudad en uno de los grandes centros del negocio de la droga. Mi impresión, y quizá suene a la impresión que puede tener alguien leyendo la prensa estadunidense, es que el orden político en México se ha venido abajo y que los políticos están asustados”. L


LABERINTO

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Guadalupe Amor

El mito de sí misma

LOLA ÁLVAREZ BRAVO

Para conmemorar el centenario del nacimiento de la poeta (30 de mayo de 1918-8 de mayo de 2000) que representó a las emociones y al intelecto, a la vida interior y al ruido del mundo, al estilo clásico y al ser iconoclasta, en suma, a la razón y a la locura, ofrecemos este ensayo que sigue la vía contraria a la exclusión y la incomprensión MICHAEL K. SCHUESSLER

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Para Beatriz Espejo

na de las más inusitadas, si no polémicas, figuras de la poesía mexicana del pasado medio siglo fue, sin lugar a dudas, Guadalupe Amor (1918–2000). Desde su meteórico salto al Olimpo, la vida y obra de Pita —alias con el que se refería a su persona física, terrestre— se ha encontrado, desde su primer libro de poesía (Yo soy mi casa, de 1946), rodeada de controversia: por una parte el —si bien efímero— reconocimiento de su enorme talento literario y, por otra, el estigma como símbolo de decadencia y excentricidad generado por su voluntad de no someterse a los atavismos de la mujer en México: pecado que hoy más que nunca pesa sobre ella y su obra poética. En este sentido, debemos señalar que Pita no pertenece a un grupo de “olvidadas” de la historia nacional porque sí se le recuerda, al menos aquí en México, pero no siempre por su extensa obra lírica, agotada desde hace mucho tiempo, sino por el personaje insólito y polémico que ella misma inventó y dentro del cual, algunos dirían, que Pita quedó atrapada como insecto embalsamado en ámbar. Esto quizá se debe a su imagen callejera (¿quién no la vio, ya vieja pero con gran escote, un moño “pescaguapos” y una flor adherida a la frente, asaltar con su bastón a los transeúntes de la Zona Rosa?). Esta imagen ha sido la que se ha preferido difundir en los medios, y el sketch semanal del ya finado programa televisivo Desde gayola llamado “El rincón de Pita Amor” ilustra este fenómeno, si bien su émulo, un hombre disfrazado de Pita, siempre incorporaba algunos de sus poemas como parte del espectáculo. De aquí se desprende que si alguien ha perpetuado la memoria de nuestra “Undécima Musa” han sido los gay, que en ella han reconocido una insignia camp forjada de arrojo y extravagancia. Como veremos a continuación, Pita sí pertenece al grupo de las “excluidas” de la historia nacional porque su obra ha sido sistemáticamente suprimida, ninguneada, ignorada y hasta reprendida, por los llamados dueños de la cultura en México. ◆◆◆ “Nada tengo que ver con lo que siento/ Soy cómplice infeliz de algo más alto”. Con estos versos Guadalupe Amor afirma y a la vez niega su papel en los mismos poemas que traza su pluma “celeste e infernal”. En este breve ensayo, al contemplar su obra poética con la circunspección que se merece, examinaré hasta qué punto podemos considerarla una representación lírica de los estremecimientos íntimos de una mujer, atormentada desde las más profundas regiones de su ser o si, en realidad, ella cree servir como amanuense de una voz a la vez hermética y trascendente. Empleo la palabra “amanuense” para subrayar el aspecto coactivo de este tipo de creación poética, pues el sustantivo proviene del latín (servus a manu) y denomina a “un esclavo con deberes de secretario”, en otras palabras, un sujeto poseído, en todos sus sentidos.

Este “yo poético” constituye el sujeto —la identidad personal de la poeta— sublimado dentro de los versos que escribe. Por lo tanto, esta entidad no se pierde en la voz de una metafísica universal, sino que también incorpora por lo menos el eco o la huella de la experiencia personal de la poeta —poetisa para los reaccionarios, musa para los pitagóricos—. En ambos casos sugeridos por esta afirmación–negación del papel de la poeta en la poesía que escribe, podemos señalar la existencia de una dicotomía de oposición que, en su consolidación, proporciona la estructura tripartita de sus poemas, una organización que prevalece en la mayoría de sus más inspirados versos, proporcionándoles un ritmo de contrapunto barroco y una estructura retórica parecida a la del silogismo clásico. No obstante, esta cualidad no se limita a la forma estructural de la composición: también subyace en los conceptos intelectuales de su poesía. Con respecto a tales características, la poeta y contemporánea de Pita, Margarita Michelena, afirma que: “Poesía más de ideas que de metáforas, la de Guadalupe se mueve bajo una estrella pitagórica. Y como la música de Bach, nada le falta y no le sobra nada. Es poesía cuya esencia pide un vaso esencial. Y así está, sostenida en su pura desnudez, como un astro en su luz infalible” (Poesías completas XIII). El quinto poema de su primer libro, Yo soy mi casa, ilustra muy bien esta estructura en la cual existe una constante tensión entre tres elemen-

tos, en este caso el alma, el cuerpo y el intelecto: De mi barroco cerebro mi alma se destila intacta; en cambio mi cuerpo pacta venganzas contra los dos. Todo mi ser corre en pos de un final que no realiza; mas ya mi alma se desliza y a los dos ya los libera, presintiéndolos ribera de total penetración. Aquí no solo descubrimos una relación de tres elementos, sino que también —gracias a la tensión retórica creada por su estructura clásica— esta décima plantea la cuestión de la procedencia misteriosa de estas facultades humanas y la posible, si no inevitable, destrucción de las mismas. Michelena apunta al respecto: “Ante los poemas de Guadalupe Amor tenemos que reconocer el hallazgo de un raro acontecimiento estético: la confluencia exacta, la coincidencia perfecta del fondo y de la forma”. Lo que no nos dice es que estamos frente a una “coincidencia perfecta” de oposiciones —una aporía conciliable solo por medio de la contradicción— y de ahí la originalidad de la poesía (y, como se demostrará a continuación, la subjetividad) de Pita Amor. Till Ealling, en su reseña del cuarto libro de la poeta (Polvo, 1949), parece intuir esta tensión al describir la poesía de Guadalupe Amor:


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DE PORTADA

ESPECIAL

“Exhalándose súbitamente de su centro, acaso lastimando crudamente su raíz, mas acertando en no arrancarla ni romperla, Guadalupe Amor dio, un buen día, en desplegarse esfera tras esfera, ofreciendo así uno de los más raros ejemplos del milagro que es la intuición de la Poesía”. Sin embargo, dentro de esta aparente tensión poética, debemos preguntarnos: ¿dónde se encuentra el sujeto, el mencionado “yo poético”? La presencia de un “yo poético” es precisamente el enigma sublimado en forma de verso que encontramos en un cuarteto que el filósofo español José Gaos dedicó a la poeta: Poetisa que de hoguera a dios crees servir, di. ¿Ardes tú por dios entera o quemas a un dios en ti? No obstante, Guadalupe Amor parece esquivar tales interpelaciones al indicar que ella no representa ni la numen de una voz todopoderosa ni tampoco encarna a una musa que eterniza sus revelaciones celestiales en versos que siempre siguen las estrictas formas clásicas, formas que, según ella, “podrían haber tenido principio, pero una vez creadas [..] parecen eternas, siempre que el contenido sea lo esencial” (entrevista con Cristina Pacheco). La poeta también manifiesta que “frente a la soledad de Dios yo soy su espejo o él el mío”, una frase aparentemente paradójica que revela uno de los aspectos más esenciales de la poesía de Guadalupe Amor: la paradoja cuidadosamente esculpida dentro de las formas poéticas más tradicionales, que al rozarse una contra otra engendran su arte. En la introducción de su libro intitulado A mí me ha dado en escribir sonetos (1981), Pita explica que: “curiosamente, siendo mi pensamiento así de ordenado, las convulsiones, las circunvoluciones, los estremecimientos de mi sangre, son opuestos a la lucidez de mi entendimiento. Por eso tal vez logro en algún soneto, o en veinte, mezclar en una forma perfecta mi infernal mecanismo sanguíneo con mi diáfano pensamiento”. La autora evita la reducción de su poesía a meras categorías estilísticas al insistir en la importancia del contenido que, si bien se refleja en las formas del Siglo de Oro español (décimas, liras, tercetos, sonetos, etcétera), debe incorporar “lo esencial” del acto poético, acto para esta poeta siempre contradictoria. Creadora de un arte sumamente intelectual, Guadalupe Amor deshilvana la engañosa máscara del individuo que cubre el rostro de la verdad al mismo tiempo que vuelve a tejer este mismo antifaz con un gran número de poemas escritos, en su mayoría, en primera persona del singular, logrando así algo semejante a lo que plasmó su amiga Frida Kahlo en sus autorretratos. Pero como apunta Michelena: “Aunque escrita en primera persona, la poesía de Guadalupe Amor no es nunca testimonio del deleznable acaecer biográfico, sino relato estremecido de los sucesos superiores del ser. Es, pues, poesía de carácter universal, y aquí el poeta es siempre intenso, vigilante y fiel protagonista del drama espiritual del hombre, de su nostalgia de origen, de su desamparado terror frente a la muerte y de la espantosa necesidad de Dios”. Los sentimientos que transmite este “yo poético”, aunque muy particulares, son ecos del mundo que habita su ser que, como hemos observado, refleja y está reflejado a la vez, creando así un duro escudo que prohíbe revelar lo que podríamos llamar el verdadero “yo poético” de su poesía, si es que tal “yo” existe en forma duradera y definible. En una entrevista con Pita Amor, Elvira García señala que “una gruesa e impenetrable puerta de silencio impide llegar hasta ella, penetrar en su intimidad, hablar de su persona, de su vida; un

Guadalupe Amor posando para Diego Rivera

bloqueo mental, intencional, separa la Pita del pasado con la de hoy”. Durante nuestra amistad, que duró casi una década, también pretendí hablar con Pita sobre sus relaciones con iconos culturales como Diego Rivera, Frida Kahlo y María Félix, pero ella siempre insistía que “el pasado no existe, Mike. Solo el futuro”. Aunque se ha señalado que el aspecto hermético (y huraño) de su personalidad proviene de un acontecimiento personal, ajeno a su poesía (la trágica muerte de su hijo Manuelito, de apenas dos años, ahogado en un aljibe de la casa de La extraordinaria su hermana, Carolina precocidad exhibida por Amor de Fournier), se la joven poeta causó observa la creación de mucha agitación en una esfera poética aula comunidad literaria tónoma desde el prinmexicana cipio de su producción literaria. Este escudo se erige desde sus primeros versos y se nota particularmente en las primeras y últimas líneas de un poema de Puerta obstinada, su segundo libro de poesía: Cual un espejo, reflejo la imagen que está delante; cambia mi faz cada instante, tiene infinitas reacciones; todas ellas son ficciones espejismos del espejo. Mi vida está convertida en un reflejo constante de mi transcurrir cambiante. En la “Confidencia de la autora” de sus Poesías completas (1951), Pita describe su primer encuentro con la creación poética como una revelación extraordinaria y casi milagrosa: “Una noche, no sé cómo, ya no puedo recordar por qué, movida por un impulso superior, yo que no tenía cultura ni noción de lo que era la poesía, tomé un lápiz, el único a la mano: el que me servía para pintarme las cejas. Y en un pedazo de papel, empecé a escribir mis primeros renglones: ‘Casa redonda tenía/ de redonda soledad’ ”. La extraordinaria precocidad exhibida por la joven poeta causó tanta agitación en la comunidad literaria mexicana que, poco después de la aparición de Yo soy mi casa, Alfonso Reyes comentó este prodigioso acontecimiento literario con sus ahora célebres palabras: “Silencio. Y nada de comparaciones odiosas. Aquí se trata

de un caso mitológico”. Esta advertencia, vista con la ventaja del tiempo transcurrido, ilustra las características más sobresalientes, no solo de Pita, sino también del mundo poético que crea, distinción para algunos inexistente. De modo que en el prefacio a Las amargas lágrimas de Beatriz Sheridan de 1981, Alberto Dallal afirma que “Pita, a pesar de todo, de todos, de ella misma, es sus libros”. El investigador de la danza en México también presiente que “algún día alguien descubrirá que Pita camina, serpentea, aparece y desaparece en los sitios más nobles, exactos y nítidos de su poesía”. Pero examinemos un momento el significado de la apelación “caso mitológico”. ¿No implica esta denominación cierta afectación, o, cuando menos, la presencia de una alegoría que sirve para alejar al sujeto artístico del arte que crea y de esta manera convertirlo en una máscara que ya no se relaciona con el “yo” de la poeta al constituir un fenómeno ajeno a ella que, si bien eleva su poesía hacia lo abstracto e inexplicable, reduce el papel de la poeta en su propia obra? Pita nos proporciona la siguiente frase para corroborar tal hipótesis: “La poesía es la esperanza y la desesperanza al mismo tiempo; pero en mi caso, al escribirla, ya no me pertenece: me es ajena” (entrevista con Cristina Pacheco). Guadalupe Amor también admite cierta contradicción inherente tanto en su poesía como en su vida y es precisamente esta tensión contradictoria que, según Till Ealling, “navega de una a otra opuesta clave de martirio: de la sangre a la muerte, del vuelo al polvo, del infierno a la sublimación”. Esta misteriosa relación entre Guadalupe Amor y el arte que crea se encuentra en una nítida tensión sicológica que se ha trasladado a su propia vida como ser humano, llevando a declarar a este autor que “Guadalupe Amor no es realidad. Guadalupe Amor no existe. Es un mito inventado por ella misma”. No obstante, Pita resuelve, hasta cierto punto, dicha tensión al equipararse a la poesía que escribe: “mis problemas personales son los mismos que mis problemas poéticos”. Con Guadalupe Amor estamos frente a una serie de dicotomías que forman sus emociones y su intelecto, su voz poética y su vida personal, su estilo clásico y su ser iconoclasta... la razón y la locura. L *Una versión más extensa de este ensayo se encuentra en Pita Amor: la undécima musa (Aguilar, 2018).


LITERATURA

sábado 19 de mayo de 2018

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LABERINTO

Otro Mallarmé es posible A 150 años de la publicación del “Sonnet en yx” y 50 de la traducción de Octavio Paz, Selser emprende una nueva versión del emblemático poema ENSAYO IRENE SELSER

E

ste 2018 se cumplen 150 años de la primera versión del célebre “Sonnet allégorique de lui même”, escrito en 1868 por el simbolista francés Stéphane Mallarmé y medio siglo de la traducción al español de su versión titulada “Sonnet en yx” por parte de Octavio Paz. Dicha versión —por tratarse de quien se trataba— marcaría hasta nuestros días la suerte del poema en lengua castellana. La traducción del enigmático soneto fue presentada por Paz en su artículo “Comentario”, fechado el 6 de mayo de 1968 en Nueva Delhi. En el “Comentario”, que sería incluido por Paz en la primera edición de Confrontaciones (Joaquín Mortiz, 1973) y más tarde en El signo y el garabato (Joaquín Mortiz, 1992), el autor de El mono gramático acepta no sentirse del todo satisfecho con su “tentativa”, por lo que “me gustaría más adelante atreverme a hacer otra versión y, en este caso, tal vez más libre pero con rimas de dificultad y sonoridad análogas”. A partir de sus palabras y ante el doble aniversario, decidí abocarme a la traducción del emblemático soneto; habida cuenta de que otros poetas hispanoamericanos que lo intentaron después de Paz respetaron demasiado su sello con resultados menos alentadores. Como afirma el poeta peruano Rodolfo Hinostroza (1941-2016), devoto traductor de Mallarmé desde su juventud, éste, de la mano de su maestro Charles Baudelaire, le impuso a su prosa una gran exigencia “al interrogar la esencia” y desembocar “deliberada y frecuentemente en la Ausencia, la Nada [le Néant]”, ejes de su obra. Hinostroza no tradujo el “Soneto en yx”, pero sí “Un coup de dés jamais n’abolirá le hasard” —“Un tiro de dados jamás abolirá el azar”—, el primer poema del siglo XX según el peruano, “ya que abre lujosamente las puertas a la poesía de la modernidad”. Al abordar la traducción de “Sonnet en yx”, Paz optó por el “verso blanco” o “suelto”, que no está sujeto a rima pero sí a medida, ya que, como bien afirma, “hubiera sido imposible conservar en español las rimas en yx ”. Así, procuró seguir “el ritmo” del alejandrino con sus catorce sílabas métricas y el acento en la sexta y la decimotercera, sacrificando el vocablo ptyx, junto al mítico río de la muerte Styx; el sustantivo nixe, en alusión a las ninfas y las náyades, los espíritus acuáticos de la mitología germana; y el pronombre fixe, del verbo fixer —que no se mueve o también “se une”. En carta a su amigo, el poeta y egiptólogo Eugene Lefébure, el 3 de mayo de 1869, Mallarmé le adelanta la existencia de su soneto con solo “tres rimas en yx” y le pide averiguar “el sentido real del vocablo ptyx”,

del que dice desconocer su significado. No obstante, como cita Paz en “Comentarios”, la novelista y crítica literaria belga Emilie Noulet (Oeuvre poétique de Mallarmé, París, 1940) aclara que ptyx, del griego “pliego”, denota por extensión “una de esas caracolas que, al acercarlas a la oreja, nos dan la sensación de escuchar el rumor del mar”. Una concha marina, que para el poeta francés representaba “la poesía del silencio”. Hay otra carta clave citada por Paz, escrita con anterioridad por Mallarmé, a fines de 1868, a su también amigo, el médico y poeta Henri Cazalis, quien le había solicitado el poema para un libro en preparación, Sonetos y aguafuertes. En ella, Mallarmé se explaya sobre el sentido del verso: “creo que podría prestarse a un aguafuerte pleno de Sueño y Vacío. Por ejemplo, una ventana nocturna, las dos persianas cerradas; un cuarto con nadie adentro y […], en una noche hecha de ausencia o interrogación, sin muebles, salvo el esbozo plausible de vagas consolas, el marco, belicoso y agonizante, de un espejo colgado al fondo, con el reflejo, estelar e incomprensible, de la Osa Mayor, que enlaza al cielo esta habitación abandonada del mundo”. Más adelante, Mallarmé hablará de la ninfa del cuadro cuya imagen “se refleja en el espejo”. El escritor Pierre Marie Danquigny ofrece más elementos de esta misma carta, que él fecha el 18 de julio, donde el simbolista francés afirma: “Tomé el poema […] de un estudio proyectado sobre la Palabra (y donde) el soneto nulo lo es, en efecto, porque la idea de vacío y muerte está presente en todas partes”.

PALABRAS Y VERSOS CLAVES

Antes de compartir con el lector el “Sonnet en yx” y las respectivas traducciones de Paz y la mía, conviene detenerse en el significado de las palabras y los versos más complejos. Lampadophore: del griego antiguo. Quien llevaba las luces en las ceremonias religiosas. Credences: del latín credens —entis, creyente; por extensión, aparadores de mármol, metal o madera cerca del altar para colocar los objetos de la misa. Ptyx : símbolo de vacío para los griegos, alude a los pliegues de la conca marina o caracola reina (Strombus gigas). Abolit bibelot: si bien Paz se declaró “incapaz de traducir” la expresión, esta alude al galicismo bibelot, adorno pequeño; de ahí “abolit bibelot” —ausente adorno (verso 6). Maitre: más que al Maestro, Mallarmé alude aquí al poeta Baudelaire, fallecido en 1867, según el crítico Danquigny. Styx: para los griegos, el río o laguna Estigia que los difuntos debían cruzar a bordo de la barca de Caronte rumbo al Infierno. Los muertos podían recoger de las aguas del río sus lágrimas, a fin de calmar su dolor. Septuor: la Osa Mayor o Septentrión. Nixe: ninfa, alude al mito de la desdichada Ofelia en la tragedia de Hamlet o bien, según Danquigny, a Marie, la hermana menor de Mallarmé, muerta en 1857 con solo 13 años.

SONNET EN YX

Stéphane Mallarmé Ses purs ongles très haut dédiant leur onyx, L’Angoisse, ce minuit, soutient, lampadophore, Maint rêve vespéral brûlé par le Phénix Que ne recueille pas de cinéraire amphore. Sur les crédences, au salon vide: nul ptyx, Aboli bibelot d’inanité sonore, (Car le Maître est allé puiser des pleurs au Styx Avec ce seul objet dont le Néant s’honore.) Mais proche la croisée au nord vacante, un or Agonise selon peut-être le décor Des licornes ruant du feu contre une nixe, Elle, défunte nue en le miroir, encor Que, dans l’oubli fermé par le cadre, se fixe De scintillations sitôt le septuor.

SONETO EN YX

Traducción de Octavio Paz (1968) A Tomás Segovia El de sus puras uñas ónix, alto en ofrenda, La Angustia, es medianoche, levanta, lampadóforo, Mucho vesperal sueño quemado por el Fénix Que ninguna recoge ánfora cineraria: Salón sin nadie ni en las credencias conca alguna Espiral espirada de inanidad sonora, (El Maestro se ha ido, llanto en la Estigia capta Con ese solo objeto nobleza de la Nada.) Mas cerca la ventana vacante al norte, un oro Agoniza según tal vez rijosa fábula De ninfa alanceada por llamas de unicornios. Y ella apenas difunta desnuda en el espejo, Que ya en las nulidades que clausura el marco Del centellar se fija súbito el septimino.

SONETO EN YX

Traducción de Irene Selser (2018) A Pura López Colomé Con las uñas en alto consagrando su ónix, la Angustia, a medianoche, sostiene como antorcha los sueños vespertinos quemados por el Fénix que no han de recoger las ánforas cinerarias. En el salón vacío, sin concas las credencias, ausente está el adorno, sonora inanidad: a extraer del Estigia lágrimas fue el Poeta con la única forma que enaltece a la Nada. Mas cerca la ventana cerrada al norte, un brillo como el oro agoniza según, tal vez, la escena de unicornios en llamas alanceando a una ninfa. Ella, muerta desnuda en el espejo, se une a pesar del olvido confinado en el cuadro, al fulgor repentino que emana el Septentrión. L


MILENIO

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sábado 19 de mayo de 2018

× A

LA JOROBA DE LA BESTIA CÉSAR GÁNDARA Ediciones B México, 2018 173 pp. Entre la bruma incandescente de la cocaína y la necesidad de asegurar el éxito profesional, un empleado de alto rango debe engatusar a una comunidad seri para erigir un exclusivo resort en la mítica Isla Tiburón. El argumento parece extraído de una serie de televisión pero cobra espesor al momento en que las antiguas creencias chocan con los intereses empresariales, refractarios a las tradiciones religiosas. PEQUEÑO PAÍS GAËL FAYE Salamandra España, 2018 224 pp. Gaël Faye ha pasado de la música a la literatura. Rapero, en su disco Pili Pili sur un croissant au beurre aparece una canción con el título de la novela por la que obtuvo el Premio Goncourt des Lycéen. Hijo de padre francés y madre ruandesa que terminó exiliada en Burundi, su historia está presente en Pequeño país. El matrimonio fracasado de los padres de Gaby, el joven protagonista, tiene como trasfondo la violencia que se vive en Burundi. PRENSA Y LITERATURA PARA LA REVOLUCIÓN YANNA HADATTY MORA UNAM/ El Universal México, 2017, 268 pp. Fruto de una larga tarea de investigación, que incluyó labores de rastreo y catalogación, este estudio pone punto final al proyecto “La Novela Semanal: México y Buenos Aires” que auspició la UNAM y que recobra esa iniciativa periodística y literaria encabezada por narradores como Francisco Monterde, Arqueles Vela, Xavier Icaza, Gilberto Owen, Juan Bustillo Oro, y prosperó entre 1922 y 1925. LA JAULA DE HIERRO MICHAEL LÖWY Universidad Veracruzana México, 2017 180 pp. En este libro, el sociólogo brasileño establece una aproximación a las coincidencias filosóficas entre Max Weber y Carlos Marx, llevando a cabo una comparación entre los métodos de análisis y la actitud ante el sistema capitalista: orígenes, vínculos con el cristianismo protestante y católico, los conceptos de individuo, la acumulación de la riqueza y la lógica que rige los sistemas. LA ROJERÍA ÓSCAR DE PABLO Debate México, 2018 544 pp. Si el rojo figura como elemento importante de este libro se debe a que lo que ofrece son Esbozos biográficos de comunistas mexicanos. Y lo de “comunista” debe quedar enfatizado, pues es la palabra justa y no la imprecisa “izquierdista”. Si bien aparecen personalidades nacionales como Felipe Carrillo Puerto, David Alfaro Siqueiros y Valentín Campa, igualmente se incluyen extranjeros como Victor Serge y Aleksandra Kolontái.

F U EG O

EN LIBRERÍAS

L E N TO ×

LA BALA DE JONNHY DEEP

Javier Zúñiga BUAP México, 2017

Balas de sentimentalismo ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com

Y

a son incalculables los daños que la violencia de todo género ha dejado en México. De entre los muchos damnificados, hay que contar a la novela. Importa muy poco si hay o no hay cuerpos colgando de un puente, si hay o no hay balaceras a la luz del día, si hay o no hay hordas de sicarios tomando a fuego y cocaína las calles de alguna ciudad ya desahuciada. La violencia se expone sin pasar por el tamiz del lenguaje, sin someterse a una arquitectura, y hasta ahí llega la cosa. Es a lo que se atiene La bala de Jonnhy Deep, ganadora del VII Premio Internacional de Novela Corta Giralda, que auspicia la asociación artístico-literaria ITIMAD, con asiento en Sevilla. Frente a su premeditado ropaje ordinario, uno tiene la impresión de que hay un premio a la medida de todo improvisador de historias o de que hay jurados que fi ngen hacer su trabajo mientras piden otra ronda. Estamos, como tantas veces, en un lugar a merced de las ametralladoras —Chimal—, del que no sabemos ni vemos nada. Escuchamos, eso sí, porque la acción transcurre en un departamento en el que una madre y su hijo se ocultan de los ajustes de cuentas que ocurren en las calles. A través de las paredes llega entonces el estruendo que provocan una ráfaga o una amenaza o un grito. La idea habría corrido con buena fortuna en manos de un escritor indiferente a la sola consignación de una serie de acontecimientos —murmurar, agazaparse, tener hambre, suspirar por el padre muerto— pero ni siquiera llega a perfi larse. Javier Zúñiga ha optado por la velocidad —lo que no significa vértigo sino apresuramiento—, por frases cortas que más que precisión denotan una pobre imaginación: “Ya no sé por qué juego en Chimal. Si la vida es un juego”; “No me he cortado las uñas. Están negras”; “Somos instantes y reflejos de instantes”; “Somos conejos en un valle de lágrimas”; “Escapar lejos, lejos, más libre que el sol”… y así, hasta llenar, por fortuna para el lector, 100 páginas. Pero más que la manida intervención de la violencia y una escritura sin temperamento, es la pesada carga de sentimentalismo lo que termina haciendo naufragar a La bala de Jonnhy Deep. En mitad del relato, un personaje —que se hace llamar Jonnhy Deep— ingresa al departamento con una herida mortal. Mientras desvaría y agoniza, refiere sus tratos con el padre del joven protagonista. Qué nos espera de ahí en adelante. Una pendiente sembrada de nostalgia por los años dorados, gimoteos ahogados, lágrimas secas, exabruptos y más lágrimas secas disfrazadas de odio contra la ruindad del mundo. L


CINE

sábado 19 de mayo de 2018

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LABERINTO

ESPECIAL

Ana Cruz

“Humboldt fue un ecologista visionario” Humboldt en México, la mirada del explorador es una travesía geográfica y espiritual ENTREVISTA

C

ientífico, viajero intrépido y controvertido explorador. Alexander von Humboldt (1769–1859) fue eso y más. Visitó México entre 1803 y 1804. Aquí encontró una riqueza natural que potenció su trabajo como investigador. No obstante, alrededor suyo pesan prejuicios que opacan su influencia. Con el fin de reivindicar al viajante europeo, la documentalista Ana Cruz filmó Humboldt en México, la mirada del explorador, que ya se exhibe. ¿Cuál es la vigencia de un personaje como Humboldt?

Es un personaje al que la historia no le ha hecho justicia. Nuestro país atraviesa situaciones de las que Humboldt habló hace 200 años. Fue el primero en pensar en la globalización de la biodiversidad, una especie de ecologista visionario. Supo señalar las contradicciones sociales. No en balde llamó a México el país de las desigualdades. Dos siglos después vemos que siguen los contrastes. Sin embargo, su película se centra en su aspecto científico.

Fue un científico muy riguroso.

HÉCTOR GONZÁLEZ gonzalezjordan@gmail.com

Corrigió los mapas que existían de la Ciudad de México y del país en general. No obstante, me interesaba compartir su goce por el conocimiento. Humboldt sabía que es un placer en sí mismo: descubrir algo era una especie de catarsis. Aunque su fama es más como viajero que como científico.

Cierto, para él la vida misma es un viaje y ése es el espíritu de mi documental. El cine funciona para explorar la vida e ir con una mente sin prejuicios. En esta lógica, el road movie era ideal.

La narrativa de trayectoria literaria o cinematográfica es un recurso extraordinario. Una película busca, dramáticamente, que su protagonista salga de un lugar y que durante su trayecto se transforme. Humboldt sale de Europa con los ojos abiertos y hambriento de cosas nuevas. Sus apuntes sobre botánica, los volcanes o los yacimientos de plata en la Nueva España son importantísimos. El director del Jardín Botánico de Berlín, donde están las 900 muestras

botánicas que Humboldt se llevó de México, reconoce que es imposible entender la geografía de las plantas sin estudiarlo. Más allá de describirlas, Humboldt analiza el contexto y hace un mapa de sus características.

Representa un parteaguas en términos de difusión y divulgación de la ciencia. Un ejemplo es Cosmos, su gran obra, donde recuerda los momentos más significativos de su visita a la Nueva España.

Por eso busca reivindicarlo.

¿Pesó en su contra su condición aristocrática?

Más que reivindicarlo quiero poner sobre la mesa el hecho de que Humboldt fue injustamente juzgado. Se dice que le dio información confidencial a Jefferson, quien a partir de sus mapas concibió la invasión a México. Quizá sea cierto porque sus investigaciones eran muy precisas, pero, como dice Jaime Labastida, el científico no es responsable del buen o mal uso que se haga de su información. A mí, por el contrario, una de sus facetas que más me seducen es la de compartir el conocimiento.

HOMBRE DE CELULOIDE

Salió de Alemania muy joven. Comenzó a viajar a los 19 años, de modo que siempre fue un desarraigado. Alexander pidió a su hermano Guillermo la parte de su fortuna en efectivo para viajar. Sin duda esto puede parecer contradictorio, pero estas complejidades lo hacen un personaje fascinante. Podía ser un aristócrata alemán–prusiano, pero a la vez un hombre liberal y simpatizante con los valores de la Revolución francesa. L

FERNANDO ZAMORA

@fernandovzamora ESPECIAL

Una generación sin hogar

H

ogar es una película perfecta para ver en este que, dicen, es el mes de mamá. Fien Troch ya antes ha explorado las dificultades de la maternidad. En 2012 dirigió Kid, retrato costumbrista de la infancia. En Hogar centra su atención en adolescentes incapaces de levantar los ojos del celular, chicos de dieciséis o diecisiete que se entretienen fumando marihuana en un estacionamiento, se contentan con relaciones onanistas, y en el caso de la vida real del que se ocupa aquí la directora, un asunto incestuoso. Fien Troch sigue en Hogar la tradición del cine flamenco; ese que ha producido algunas de las películas más truculentas que yo haya visto. Las bodas bárbaras, de Marion Hänsel, por ejemplo, o El amor es un perro infernal de Dominique Deruddére. Es de notar sin embargo que a principios de siglo irrumpió en el cine belga un toque de catolicismo con los hermanos Dardenne. Así, con algo del Edipo de Hänsel pero con la poesía de los Dardenne, Hogar cuenta la historia de Kevin,

un muchacho que ha salido de la cárcel por un crimen indeterminado y que tiene que ir a vivir a casa de su tía para aprender el oficio de plomero. Reinstalarse en sociedad después de la cárcel debería ser su intención pero Kevin (y esta parece ser la moraleja de Fien Troch) no encuentra un hogar en este pueblo que ha perdido la empatía. El carácter violento del muchacho solo se modula con la ternura que le produce su hermano menor y un amigo que se llama John. Kevin tiene a un padre con el que, asumimos, se ha agarrado a golpes, John en cambio tiene a una mamá… En la tradición de otras desesperanzadas películas de adolescentes (Kids de Larry Clark es uno de los ejemplos más acabados), Hogar produce personajes realmente complejos con un estilo de filmación tan sencillo que la película, en sus partes más poéticas, ha sido grabada en celular. Pero son las actuaciones y no el estilo fílmico lo que conmueve y da profundidad a un chisme que, de otro modo, se hubiese quedado en la nota roja. La amistad de Kevin y John da justicia a una generación

Hogar (Home). dirección: Fien Troch. guión: Fien Troch. fotografía: Frank van den Eeden. con Sebastian Van Dun, Loïc Bellemans, Karlijn Sileghem, Mistral Guidotti. Bélgica, 2017.

que, si uno se fija, no parece más perdida que todas las que nos precedieron. Y es que siempre somos demasiado niños para volvernos adultos. Arrojados en este mundo lleno de sexo, drogas y, a veces, incesto. L


MILENIO

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sábado 19 de mayo de 2018

Es falso que nadie va a Durango Canciones del ancla del cantante Lázaro Cristóbal Comala sale a la venta esta semana. El siguiente ensayo explora el tercer sencillo del álbum HUGO ROCA JOGLAR hrjoglar@gmail.com

VIBRACIONES

ESPECIAL

T

ras una quieta introducción en la que una trompeta sostiene cierta nota solitaria en registro medio de expresión amarga, Lázaro Cristóbal Comala canta sobre cosas que no son ciertas: No es cierto que sembramos piedras que no han rodado. No es cierto que un alacrán jala otro hacia abajo No es cierto que ya no hay romance en este rancho. No es cierto que los ríos se han secado. No es cierto que ya nadie va a Durango.

Y esta última frase desmiente lo que hace 20 años Jaime López afirmó: que ya nadie va a Durango a causa de tres motivos principales: la diligencia ya no circula, la ausencia de John Wayne convirtió la ciudad en un fantasma, la mano de Dios está re lejos (basta ver la cara de venado que pone la tarde). Lázaro Cristóbal Comala canta desde una profunda tristeza anclada en el eterno juego laberíntico de dar lo que no tenemos y dañar a quien amamos porque durante la infancia nos dañaron tanto. Y su canción contradice una a una las tres razones de Jaime López que durante dos décadas han condenado a Durango a ser esa yerta tierra solitaria de la música mexicana.

1. La diligencia del corazón aún circula. 2. Si John Wayne se fue para volver, al menos una verdad ha salido por defecto: dejamos de estar casados con el pasado. 3. La mano de Dios está lejos, pero no la de Dylan. Lázaro Cristóbal Comala esgrime razones abstractas. Su pequeña voz cansada, que al provenir del extravío y la sed anhela remos y ventanas, construye imágenes que poco a poco trascienden su deuda histórica y sanguínea —defender

la esencia de su tierra natal— hacia terrenos íntimos. Entonces, de manera sutil aunque sorpresiva, la canción —cuya duración frisa los seis minutos y medio— se desprende de la protesta: un desprendimiento que acontece en las palabras (de ahí su sutileza) y está marcado, a la mitad de la pieza, por un solo de trompeta cuya melodía de ocho notas cita los versos iniciales de una de sus obras antiguas: “No me da la gana ser feliz/ no ni entre semana ni en abril/ no me da la gana darles esperanza/ no me da la gana ser feliz”.

DANZA

ESCENARIOS

Después del solo de trompeta, de la voz han desaparecido las negaciones. A través de su nostalgia, el cronista por fin supera la rencorosa lista de cosas que no son ciertas y está listo para regresar la mirada hacia el origen. Se olvida del exterior y sus mentiras, y convoca —de 7 a 10—, en una cantina adyacente al Casablanca Hotel, a sus amigos de Durango para intentar proponer las formas de una posible poética local. Lázaro Cristóbal Comala les dice: “¡ATENTOS!, que estamos buscando lejos lo que siempre ha estado adentro”. Y ahí, en el interior, está la esencia de esa reunión entre amigos que, en sus frenéticas correrías nocturnas por los bares Belmont, Tiro, Madrid y Santa Fe, se fueron convirtiendo en adultos unos al lado de los otros mientras defendían en Durango el derecho humano a vivir tristes con la sombría sensación de envejecer sin remedio en un pueblo chico de chapulines varios que andan de salto en salto. Les dice Lázaro Cristóbal Comala: “Dejemos, chavos, de esperar por foráneos; el pedo no es quién viene, sino quiénes vamos”. Y de pronto, adentro de ellos nace una invencible esperanza (sobre quiénes son, de dónde vienen y qué representan) que asciende y se congela en las cinco místicas certezas que canta una pequeña voz sedienta:

ARGELIA GUERRERO

No es mejor decir adiós que vivir para contarlo La respuesta se dio en este viento De 7 a 10 bebemos de caña otra vez Profetas, vuelvan al lugar; esta tierra ya ha helechado Más allá del agua se encuentra Durango. L makarova81@yahoo.com.mx ESPECIAL

El ritual de la fortuna

H

ace 35 años la coreógrafa Nellie Happee creó Carmina Burana, un ballet sobre la cantata escénica de Carl Orff. En días recientes, y después de ocho años de no montarla, la Compañía Nacional de Danza la presentó como parte de su programación y del homenaje que rindieran a la coreógrafa que celebra, además, 88 años de vida. La obra monumental que, a decir de la creadora, no es exigente respecto del bagaje técnico, requiere principalmente de potencia interpretativa por parte del elenco para entrar en sintonía con los textos goliardos que dibujan al pueblo llano del siglo XII. Con la presencia de la Orquesta y el Coro de Bellas Artes, la cantata de Orff resulta no solo monumental por el número de artistas cuya presencia en escena es ya de por sí poderosa y estridente, sino por la riqueza en la partitura que va de la grandeza instrumental y coral

a la sutileza de melodías que hacen de la pieza un catálogo de posibilidades para que las bailarinas y bailarines se integren en una dinámica lúdica, desparpajada y sensual que caracteriza a la poesía goliarda. Es cierto que la coreografía de Happee solo hace un esbozo sutil de los excesos que sugieren los versos de Bouré, pero acierta en la ambientación e histrionismo de los artistas. La enorme aceptación que la partitura, por su monumentalidad sonora, tiene en el público, se conjuga con la riqueza visual que aporta la escenografía. Maravilloso y simbólico el instante en que, a modo de obertura y cierre, aparece en escena la rueda de la fortuna, mientras el coro ensordecedor sentencia: “¡Oh, Fortuna, siempre variable, como la luna!” Una comunidad de bailarines rodea este símbolo para, en una reverencialidad ritual que viaja más allá del escenario y hace partícipe al espectador, reconocer

Una escena de Carmina Burana

a la vulnerable Fortuna como emperatriz del mundo, casi diosa que por momentos nos encumbra para después humillarnos. Luego del despropósito que resultó la Consagración de la primavera, la Compañía tuvo la oportunidad de acertar al recuperar una obra ya madurada,

popular entre el público y pieza fundamental de la coreógrafa Nellie Happe que, con 68 años de trayectoria artística, no improvisa y respeta su oficio. Abrevar de su legado es una ruta que le viene bien a la danza mexicana. El eje de la Fortuna hoy ha girado en su favor. L


VARIA

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LABERINTO

ESPECIAL

Los van a matar TOSCANADAS

C

uando se recorren largas distancias en bicicleta, uno se topa con muchos actos de solidaridad. Este tipo de ciclista no va vestido como tránsfuga del Tour de France, sino como un bicicletero desarrapado, hambriento, asoleado, cargando a cuestas todo lo que posee, que apenas es la comida del día, una carpa, mínimas herramientas y un saco de dormir. Esa aparente fragilidad y desamparo hace que la gente de buen corazón se comporte con nobleza. En cierta ocasión, en un viaje Monterrey–Mochis, al cruzar el desierto de Coahuila, nos hallábamos sin agua y sin comida, pues el mapa del INEGI nos prometía pueblos donde no había nada. Llegamos a un portón en un paraje desolado. Era una estación de bombeo de mineral. A nuestra petición de agua nos respondieron con carne asada, quesadillas, guacamole, cerveza en abundancia y una cabaña para ducharnos y pernoctar. Algo parecido nos había ocurrido en Icamole, donde un sacerdote que colgó los hábitos nos recibió en casa y preparó una opípara cena pródiga

DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com

en vino mientras conversábamos sobre la restauración de obras de arte en El Vaticano. En Chihuahua un campesino detuvo su camioneta llena de sandías para darnos una. “Se ven sedientos”, dijo. Nunca disfruté tanto una sandía. Como viajero bicicletero puedo contar muchas anécdotas más de gestos generosos. Pero esa misma impresión de fragilidad y desamparo convoca a ciertos patanes de vocación maligna. Y eso pasa en todo el mundo. Cuchillo en mano tuvimos que enfrentar a nazis en los bosques de la Alemania Oriental y en Austria. Con violencia rescatamos las bicicletas que nos habían secuestrado unos indios y por las que pedían dinero a cambio. En un pueblucho de Coahuila, donde recién habían descuartizado a un tipo, nos rodearon alrededor de cincuenta hombres. “De aquí no salen”, dijeron. Y hube de hacer uso de toda mi diplomacia con el cacique local para que finalmente avisara a los demás: “Los señores ya se van”, mientras

CAFÉ MADRID

mi compañero de andanzas, un alemán que no habla español, captaba la gravedad del asunto. Y ni se diga de esos automovilistas de cerebros bisoños que perciben en la diferencia de tonelaje el derecho de agredir. Cuando fui a un club de ciclismo para preguntar por rutas para el viaje Monterrey–Mochis, no me dieron mapas ni información, sino apenas un vaticinio: “Los van a matar”. Quizá alguien dijo lo mismo a Krzysztof Chmielewski y Holger Hagenbusch. Las cómplices autoridades de Chiapas se apresuraron a decir que fue un accidente. Semejante babosada no es incompetencia sino complicidad. Es la costumbre de mentir. En este país la procuración de justicia no opta por la verdad. ¿Cómo decir que un hombre decapitado murió por traumatismo craneoencefálico? VÍCTOR NÚÑEZ JAIME

¿Cómo decirlo en un video con el tono de quien invita a una kermés? Además, cuando el ciclista alemán estaba en calidad de desaparecido, ya la Lic. María Susana Palacios García, responsable de la Fiscalía General del Estado, había ordenado encontrar su cadáver. Luego de que se volvió insostenible la chupaleta del accidente, las autoridades pasaron a decir que los mataron para robarles. Otra vez hablando por hablar, dictaminando sin investigar. ¿Qué pueden robarle a unos menesterosos sobre ruedas? Solo su espíritu aventurero. Los mataron porque un ciclista es vulnerable y porque las rutas de México están repletas de hijos de puta. Hace ochenta años Graham Greene les llamó lawless roads y escribió que el viaje a Palenque fue el peor de su vida, tal como lo fue para Chmielewski y Hagenbusch. L periodismovictor@yahoo.com.mx

ESPECIAL

Kapu F

ormo parte de una generación de aprendices de periodista que tuvo entre sus gurús más importantes a Ryszard Kapuscinski. Pertenezco a la época en que se leían los libros del reportero polaco con la devoción de quien se acerca al oráculo sagrado de la profesión y, de hecho, el día que fue a dar una conferencia a mi Facultad solo nos faltó arrodillarnos para agradecer su presencia. Pero, entre tanta admiración y respeto, también solíamos hablar de su vida y obra con mucha familiaridad. Incluso, a pesar de que no faltaba la profesora que veía en ello una falta de respeto, lo llamábamos Kapu. “Parece que se refieren a un personaje de las caricaturas de la tele”, nos decía. Daba igual. A Kapu lo habíamos hecho nuestro y eso nos daba la suficiente autoridad para decirle como nos diera la gana. Faltaban entonces varios años para que el “visitante de los centros neurálgicos” muriera y para que su biógrafo destapara un rosario de intimidades personales y profesionales de nuestro Kapu, que decoloraron su imagen y legado, provocando que muchos (yo no) renegaran del maestro. El caso es que, hasta hace unos días, cuando se presentó la adaptación

Holger Hagenbusch y Krzysztof Chmielewski

Ryszard Kapuscinski

cinematográfica de su libro Un día más con vida, nadie había hecho un esfuerzo masivo por reivindicarlo. La sorpresa fue la forma en que se concretó la exaltación: en dibujos animados. Es decir: han convertido a Kapu en una verdadera caricatura. Fui a ver la película y me encontré un trabajo que oscila entre lo bien intencionado, lo sentimentaloide y lo ramplón, apegado a la segunda y a la tercera acepción con las que el Diccionario de la RAE define la palabra caricatura: “Obra de arte que ridiculiza o toma en broma el modelo que tiene por objeto” y “Obra que no alcanza a ser aquello que pretende”. En su filme, los directores (el español Raúl de la Fuente y el polaco Damian Nenow) presentan al “testigo fundamental de la segunda mitad del siglo XX” como un simple idealista–activista, rodeado de

personajes pintorescos que buscan la independencia de Angola, así como dejar huella en el “blanco–calvo–polaco” que le contará su historia al mundo entero, “para que se den cuenta de que constituye una metáfora sangrante de un planeta en plena Guerra Fría”. Ambos cineastas se curan en salud y dejan claro que se trata de una cinta “basada” en el libro de Kapuscinski. O sea: que no es una representación fiel, que no pretende ser un documental y que mezclan biografía y acontecimientos históricos para dar cuenta de quién era y qué hacía el protagonista. Lo malo es que lo hacen con una burda combinación dibujada de poesía, alegorías y realismo mágico. Por eso, lo único que han conseguido es hacer una hagiografía repleta de estereotipos. Así que si este material audiovisual llega hasta ustedes, no esperen encontrarse con los acontecimientos que propiciaron el fin del colonialismo portugués, ni con el significado del caos, la desolación y la muerte que envolvieron la lucha de Angola, ni con la atenta mirada de un periodista legendario, ni con la estructura creativa con la que desarrolló su trabajo. Si quieren conocer la historia reciente del país africano y los aciertos periodísticos y literarios con los que Kapuscinski la contó, será mejor que prescindan de caricaturas como ésta y se sumerjan en la lectura (o relectura) de su envolvente libro. L


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