Laberinto No.788 (21/07/18)

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Suplemento cultural de MILENIO

LABERINTO ENTREVISTA

ENTREVISTA

LAURA CORTÉS

HÉCTOR GONZÁLEZ

Elisa Carrillo: la danza como poder

Gerardo Herrera Corral: la mentira es algo natural

Foto: Javier Ríos

SÁBADO 21 DE JULIO DE 2018 AÑO 14 - NÚMERO 788

Nicaragua Gabriela Selser/ Managua FOTOGRAFÍA: ALFREDO ZÚÑIGA/ AP


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ANTESALA

21 DE JULIO 2018

ARTES VISUALES

Surrealismo totémico MIRIAM MABEL MARTÍNEZ FOTOGRAFÍA MACG

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a exposición El gran malentendido. Wolfgang Paalen en México y el surrealismo disidente de la revista DYN , que se presenta en el Museo de Arte Carrillo Gil, es un diario de ideas de este artista de origen austriaco (1905–1959) que recopila fantasmas surrealistas, abstractos, totémicos y provocativos que lo persiguieron desde el Viejo Continente hasta el Nuevo Mundo, donde encontró —en el arte de las culturas originales desde Perú hasta Alaska— destellos surrealistas que le permitieron confrontar las normas de André Bretón. Conformada por 134 piezas, esta muestra es una revelación. No solo se trata de adentrarse en el trabajo de este artista ligado al grupo Abstraction Creation, al Surrealista o al Expresionismo Abstracto, sino de un viaje literario y visual que cruza una década en México (1939–1948) a la vez que globaliza el diálogo entre creadores mexicanos, estadunidenses y europeos que se encontraron aquí para entenderse desde otra perspectiva. Inquieto, Paalen no se conformó con la pintura, además de experimentar formalmente (se dice que es creador del fumage, técnica de dibujar con humo) y ser un antecesor de la instalación (basta ver la hermosa pistola trazada con huesos), su interés por la filosofía y su cercanía crítica al surrealismo lo empujan a fundar la revista DYN, publicación que es en sí parte fundamental de su trabajo artístico. Más allá de servir de vehículo para explorar sus ideas, para mostrar a otros artistas que coinciden con su forma de entender y conceptualizar el arte, es también un acto de resistencia. Una rebelión intelectual que brota desde una capital, la Ciudad de México, que no necesita de Nueva York ni de París, al contrario: liberada de la mirada autoritaria de Occidente, se yergue abrazada por un paisaje distinto y por una tradición ancestral que plantea otra manera de estar. Es esa otra manera de estar la que exploró Paalen tanto en su plástica como en su reflexión teórica, y es la misma que se despliega en esta muestra. Así, el espectador se topa con obras que evidencian sus preocupaciones temáticas, formales e intelectuales (como en “Migraciones de Yucatán” o “Mother of Agathe”), así como su interacción con otras mentes y otras perspectivas, como con el dibujo casi científico de Miguel Covarrubias, la imaginación de Gunther Gerzso, el surrealismo a la mexicana de Manuel Álvarez Bravo, el ojo abstracto de Carlos Mérida, el espíritu de las culturas antiguas que le abrieron, sin duda, otros caminos, las formas simples de Henry Moore o el movimiento de Alexander Calder. Esta exposición narra las travesías a los destinos plásticos que frecuentó Paalen, sobre los que reflexionó armando una red de pensamiento que se extienden en los seis números de DYN.

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Vista de la exposición El gran malentendido

Tokyo Ghoul. Dirección, Kentarô Hagiwara. Japón, 2017.

HOMBRE DE CELULOIDE

El beso caníbal

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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA SHOCHIKU KINEMA KENKYÛ-JO

n 1976 Bruno Bettelheim se lanzó a la apasionante tarea de psicoanalizar a Caperucita Roja y otros personajes igual de ambiguos. Lo hizo en Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Y no era necesaria mucha justificación. El pensamiento psicoanalítico estaba de moda y uno podía ver en estos relatos el viaje simbólico de la niñez hasta el mundo adulto. Hoy que se ha puesto de moda el Anime vale la pena escribir dos o tres líneas para encontrar las constantes en estas historias japonesas que inundan el cine y la televisión. Lo primero que salta a la vista en Tokyo Ghoul (versión actuada de la caricatura japonesa) es un asunto cultural: como Evangelion, Tokyo Ghoul utiliza el imaginario “abrahámico”, término con que los japoneses se refieren a las religiones que dicen tener como origen a Abraham de Ur de Caldea. A saber: judíos, cristianos y musulmanes. El asunto resulta intrigante porque para la cultura japonesa, con menos del uno por ciento de habitantes identificados con estas religiones, resulta exótico un imaginario que tal vez para nosotros es un lugar común. Tokyo Ghoul, como tantas otras series televisivas y películas, está basada en un manga, esto es, un libro que cuenta la historia de unos

comedores de carne humana que han salido del mundo musulmán que dio origen a Las mil y una noches. Los guls en el folklore islámico son necrófagos que habitan los cementerios y comen carne humana. Ahora bien, en la cosmogonía de Tokyo Ghoul hace tiempo que los humanos saben de la existencia de estos seres. Han creado incluso una policía que cuida a los habitantes de Tokio de quien pueda ser devorado por ellos. La cosa comienza a ponerse psicoanalítica cuando aparece nuestro héroe, un galán incapaz de hacer una cita y que, animado por su mejor amigo, decide invitar a comer a una chica que durante la noche le da un beso que pronto le inyecta los ojos en sangre. El beso se transforma en una auténtica carnicería en la que aparecen una suerte de tentáculos dispuestos a devorar al pobre adolescente. Dichos tentáculos tienen el aspecto de la famosa vagina dentada que puebla el folklore del mundo y en el que los freudianos de hueso colorado han visto una simbolización del

Tokyo Ghoul habla de canibalismo, de devorar y ser devorado por la persona deseada

miedo a la castración que se da en los adolescentes varones y aún vírgenes. Pero Tokyo Ghoul tiene más. El muchachito mordido es huérfano, como suele suceder en esta clase de dibujos animados; los protagonistas todo el tiempo se cubren la cara con el cabello como hacen quienes muy jóvenes se sienten avergonzados por deseos sexuales, y la belleza angelical de los protagonistas se ve amenazada por una transformación en la que es posible ver el miedo a los cambios que suceden durante la pubertad. Si uno se fija, en todas estas caricaturas los personajes siempre son ambiguos. Demasiado jóvenes para ser adultos, pero demasiado viejos para ser niños. Sus caras son andróginas e igual pueden temblar ante la visión de la sangre que de pronto saltar obsesionados por este líquido que unos segundos antes les daba asco. Ya lo dijo el sabio Freud: es increíble el modo en que el instinto supera el asco en pocos años y vuelve deseables una serie de prácticas que originalmente se consideraban asquerosas. Tokyo Ghoul además habla de canibalismo, de devorar y ser devorado por la persona deseada y aunque dudo que a la gente muy seria le guste mucho, estoy convencido de que todos aquellos que amen el folklore y el psicoanálisis van a sentir con Tokyo Ghoul una explosión en sus intestinos.

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ANTESALA

21 DE JULIO 2018

POESÍA

ESCOLIOS

Breve historia de Nicaragua

El seductor

JUAN DOMINGO ARGÜELLES

A Ernesto Cardenal El que derrota al monstruo y ocupa su lugar se vuelve el monstruo. José Emilio Pacheco

Daniel Ortega Somoza y Rosario Murillo de Somoza bailaron sobre la fosa de Anastasio Somoza, aquel Debayle que bailó sobre gente y sobre fosas con sus otros parientes, los Somozas. Ahí no paró la cosa, pues Daniel y Rosario, otros Somozas, del baile le aprendieron a Somoza a zapatear sobre persona y cosa. Viejos los dos, a un paso de la fosa, adictos al poder de los Somozas, repitieron la historia de Somoza. Para Daniel Somoza fue su esposa, para Rosario su musa fue Somoza.

Este epigrama fue escrito al calor de los acontecimientos en el país centroamericano EX LIBRIS

Yakshi/ EKO

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ARMANDO GONZÁLEZ TORRES

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@Sobreperdonar

a morada de los últimos años del escritor Gabriele D’Annunzio (1863–1938), Il Vittoriale degli Italiani, es una suntuosa ciudadela y, al mismo tiempo, el monumento al kitsch de un ególatra. Dividido entre el escritor sobreabundante, el político demencial y el héroe pintoresco, D’Annunzio se ha casi borrado de la memoria literaria, ocupa un lugar marginal en el terreno de las ideas extremas y sus poses políticas han sido superadas por nuevos bufones. Nacido en Pescara, hijo de un terrateniente, D’Annunzio o es un joven tan poco agraciado como inteligente e inquieto que se obsesiona con otros dos megalómanos, Byron y Napoleón; que publica su primer libro de poesía a los dieciséis años y que, pasados los veinte, se convierte en novelista de éxito, con El placer. Prolífico, seductor y retador pronto se vuelve una estrella tanto en el firmamento intelectual como en la farándula. Sus obras son recibidas con elogios insospechados por parte de autores como Henry James o Marcel Proust y su fama se refuerza por sus romances con nobles y actrices, quienes caen rendidas ante el magnetismo del gnomo. D’Annunzio es escandaloso no solo por su excentricidad, sino porque logra moldear las emociones colectivas hacia las formas más agresivas de nacionalismo. La utilización del espectáculo como parte del discurso político, la explotación de los sentimientos sociales de vulnerabilidad y el gusto por la mentira le brindan una peligrosa actualidad. Ante el estallido de la Gran Guerra en 1914, empujó la intervención italiana. Ya en la batalla, D’Annunzio combatió audazmente y, por ejemplo, al frente del escuadrón aéreo la “Serenísima”, realizó una célebre incursión hasta Viena. La búsqueda de vértigo no se agotó con la guerra y, tras el término de las hostilidades, el poeta invadió, con un grupo de aventureros, la ciudad de Fiume (hoy Rijeka, en Croacia), que Italia había reclamado sin éxito como recompensa. Ahí instauró un régimen demencial donde lo mismo había medidas de avanzada que ráfagas de terror policial y el cual, con su culto a la personalidad, anunciaba el estilo ulterior del fascismo. Ante las delicadas implicaciones de política internacional que implicaba esta mascarada, luego de más de un año de solaparla, el propio ejército italiano terminó la representación. La relación de D’Annunzio con el fascismo fue ambivalente, pues aunque no participó directamente en el gobierno, se atribuyó la autoría de muchos de sus rasgos y vivió lujosamente a sus expensas. Agotado por el ajetreo político, las drogas y las enfermedades venéreas, el poeta falleció en su retiro dorado. Como dice su biógrafa Lucy Hughes–Hallett: “incluso quienes lo veían con malos ojos lo encontraban irresistible. De manera similar, y por censurables que resultaran los movimientos fascistas, la historia ha demostrado lo poderoso que fue su glamour. Para evitar que se repitan no solo tenemos que ser conscientes de su crueldad, sino entender además su poder de seducción”.

D’Annunzio es escandaloso por su excentricidad y porque moldea las emociones

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DANZA

21 DE JULIO 2018

Elisa Carrillo, la primera bailarina del Staatsballett Berlin, habla sobre su infatigable labor de fomentar en México la pasión por la danza

“Bailar, el único poder que conozco”

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LAURA CORTÉS FOTOGRAFÍA JAVIER RÍOS, CARLOS QUEZADA

erlín. Primavera de 2009. Como cada año, los amantes del ballet se preparaban para una nueva temporada en la capital alemana. Durante varias semanas, la imagen publicitaria de uno de los estrenos había llamado poderosamente la atención de los habitantes de la capital alemana. Sobre una cama de apetitosas manzanas, destacaba el torso desnudo de una bailarina morena de cabellera azabache. Era el cartel oficial de Blancanieves, una fastuosa producción de la compañía francesa Preijocal, con música de Gustav Mahler y vestuario del renombrado diseñador Jean­–Paul Gaultier. La protagonista de la obra, así como de la atractiva fotografía, era nada menos una mexicana: Elisa Carrillo (Texcoco, México, 1981), solista del Staatsballett Berlin. Su sensual imagen distaba del candor de la princesa “de cutis blanco como la nieve” del cuento de los hermanos Grimm. No obstante, esa imponente Blancanieves de piel de bronce cautivó al público de la Deustche Oper con una espectacular ejecución técnica que la catapultó a la fama internacional. En 2011, Elisa Carrillo fue nombrada primera bailarina del Staatsballett y se convirtió en la primera mexicana en ostentar ese título en una de las compañías más importantes del mundo. Desde entonces, su carrera ha ido en ascenso. Ha pisado los escenarios más relevantes, en ciudades que van desde París, Moscú, Bangkok,

Jerusalén o Shanghái; lo mismo interpreta roles de ballet clásico como Romeo y Julieta o El lago de los cisnes, que piezas de danza contemporánea como las creadas por el coreógrafo español Nacho Duato, quien por cierto en agosto dejará el cargo de director general del Staatsballet. “En esencia sigo siendo la misma que interpretó Blancanieves hace ya casi diez años”, dice en entrevista para Laberinto. “Esa obra marcó un antes y un después en mi carrera. Fue el principio de todo lo bello que me ha pasado, pero siento que aún conservo esa frescura, esa emoción por tener un rol protagónico. Bailar sigue siendo para mí igual de especial y mágico”, asegura. “Claro, ahora tengo más experiencia y me siento con mayor madurez. Además, ya soy madre. Es diferente cuando tienes un hijo porque no puedes dedicar el mismo tiempo a entrenar y bailar, pero cuentas con esa fuerza y esa belleza que te da la maternidad”, dice quien en 2018 ha sido incluida de nueva cuenta en la lista de Forbes como una de las mujeres más poderosas de México.

El poder de la danza

Nadie duda de que la espigada bailarina es una mujer influyente. Y no solo por su trayectoria internacional. Sus logros en la promoción de la danza y el impulso a jóvenes talentos mexicanos dicen mucho sobre su poder. Año con año, quien ha sido recientemente considerada por la crítica europea como “una leyenda mexicana de la danza”, realiza en nuestro país la presentación de “Elisa y amigos”, una gala internacional que conjunta a destacadas estrellas de ballet. Este

año ha aumentado la apuesta. Además de la tradicional gala que reunirá a 17 virtuosos internacionales, orquestó “Danzatlán”, un ambicioso festival que se realizó este mes y en el que participaron 213 bailarines de 15 países, incluido México, además de presentar actividades relacionadas con la danza como talleres y conferencias. Organizado a través de la Fundación Elisa Carrillo A. C., el encuentro tuvo como propósito “promover la apreciación del público mexicano por las distintas expresiones dancísticas”. Ballet clásico, neoclásico, contemporáneo, folklórico y hip hop se apreciaron en este encuentro que tuvo lugar en seis escenarios de la Ciudad de México y del Estado de México, entre otros el Palacio de Bellas Artes, el teatro Morelos, en Toluca, y la sala que lleva su nombre en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, en Texcoco. La programación contempló, además de la gala, a tres de las compañías de danza de mayor prestigio mundial: Hubbard Street Dance Chicago, que presentó Decadence, obra del reputado coreógrafo israelí Ohad Naharin, considerado un genio en esta disciplina; São Paulo Companhia de Dança que, entre otras coreografías, interpretó Gnawa, pieza de Nacho Duato, creador imprescindible en la danza contemporánea; y Les Ballets Jazz de Montreal, agrupación que además de la obra O balcao de amor, ejecutó Closer del director del Ballet de la Ópera de París, Benjamin Millepied. Elisa Carrillo señala que este último es un director joven que adquirió mayor

“Siempre he querido acercar a la gente a la danza. Mi esperanza es llenar los teatros”

notoriedad por su coreografía de El cisne negro, película protagonizada por Natalie Portman, con quien después se casó. “Así como a los coreógrafos de larga trayectoria, era importante incluir a Benjamin. Quisimos ofrecer una paleta de distintos colores y lograr que el público mexicano pudiera apreciar no solo ballet clásico sino también lo que actualmente se está haciendo en otras partes del mundo”. Para Elisa Carrillo es importante crear nuevos públicoa. La entrada a la mayoría de las funciones del festival fue gratuita. “Siempre he querido acercar a la gente a la danza. Mi esperanza es llenar los teatros. Salir al escenario y ver que el público te está esperando, ha sido el motor y la razón de este esfuerzo”. Y su ardua labor fue recompensada. El boletaje para las tres funciones de Elisa y amigos 2018 se agotó a los pocos días. A la gala del Palacio de Bellas Artes acudió el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, así como personalidades del ámbito político y artístico. “El único poder que conozco es el que sirve para apoyar la danza en México”, dice convencida de que la cultura es el mejor antídoto contra la violencia que permea a la sociedad mexicana. La bailarina confía en que los buenos resultados de “Danzatlán” harán posible otra edición en 2019.

México campeón

Con residencia en Berlín, casada con el también primer bailarín, el ruso Mikhail Kaniskin, la ejecutante nunca ha descuidado sus vínculos con México. A pesar de haber vivido ya más de dos décadas fuera de su país, asegura


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DANZA

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Elisa Carrillo tiene agenda llena en 2018: enTaipei y Rusia, entre otros compromisos como primera bailarina.

Carrillo ha pisado los escenarios más relevantes en ciudades como París, Moscú, Bangkok o Shanghái.

que cada triunfo en su trayectoria la hace sentirse “más mexicana. Sé que estoy muy lejos de mi país, pero nunca olvido mi sangre, mis raíces. Estaba en Berlín, cuando la selección mexicana participó en el Mundial de futbol. Durante los partidos, me puse con orgullo mi sombrero de charro. Al escuchar, el Himno Nacional no pude evitar que se me rodaran las lágrimas”. Elisa Carrillo comenta que a su pequeña hija Maya Elisa, de dos años de edad, le habla en español, le enseña sobre música y comida mexicana. Sobre el reconocimiento que recibió el bailarín tapatío Isaac Hernández, el Benois de la Danse, no escatima elogios. “En danza ya somos campeones del mundo. Es un orgullo para nuestro país. Esta distinción contribuye a la proyección de México en el terreno artístico. Todos los mexicanos que trabajamos en el extranjero tenemos la responsabilidad de poner en alto el nombre de nuestra patria”. Como embajadora cultural de México pone énfasis en el desempeño de otros bailarines mexicanos que también están triunfando en el ámbito internacional. “Casi no se habla de ellos. Es necesario darlos a conocer y que se sepa lo que están haciendo”. Da tres ejemplos exitosos en esta disciplina: Braulio Álvarez, primer solista extranjero en el Ballet de Tokio; la regiomontana Rocío Alemán, solista del Stuttgart Ballet y Pablo von Sternenfels, quien también fue integrante del Stuttgart Ballet. Elisa Carrillo continuará con su labor como promotora de la danza. Ahora, una vez concluido el festival, volverá a Alemania para la nueva temporada de la compañía de la cual es figura principal. “Este es un año de transición en el Staatsballett porque habrá un cambio de director y tendremos una dinámica diferente. Para mí ha sido un honor trabajar con Nacho Duato (actual director), entre otras cosas por el cariño que siente por México. Me da tristeza su salida de la compañía pero lo más importante ha sido la oportunidad de trabajar juntos. Confío en que seguiremos cerca porque tenemos proyectos en común”. La ejecutante mexicana tiene agenda llena este 2018: en agosto viajará a Taipei y en octubre a Rusia, entre otros compromisos como figura principal. Aunque mucho se habla de la corta duración de la carrera de los bailarines, a sus 37 años aún ve lejos el retiro de los escenarios. Así que habrá Elisa Carrillo para largo.

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DE PORTADA

21 DE JULIO 2018

Poetas y narradores condenan al gobierno de Daniel Ortega y lanzan un S.O.S. por el país centroamericano

Nicaragua en llamas A

GABRIELA SELSER/ MANAGUA FOTOGRAFÍA ALFREDO ZÚÑIGA/ AP

l cumplirse tres meses del estallido de las protestas en Nicaragua, el presidente Daniel Ortega se aferra al poder con la fuerza de las armas. Actuando como fuerza combinada, unos 3 mil policías y paramilitares dotados con armas de guerra han provocado desde entonces más de 350 muertos y al menos 2 mil heridos, en su mayoría jóvenes y estudiantes, según organizaciones de derechos humanos. En medio del terror y la agonía del proceso de diálogo iniciado entre el gobierno y la opositora Alianza Cívica, nacida al calor de las primeras manifestaciones estudiantiles de abril y que reúne a jóvenes, sociedad civil y empresarios, las principales figuras del arte y la literatura del país condenan la represión y reclaman a Ortega, un ex guerrillero de 72 años, que abandone con urgencia el poder. “El tiempo de Daniel Ortega se acabó, se lo quitaron sus propias acciones y la historia es implacable”, dijo en entrevista el laureado

escritor Sergio Ramírez, Premio Cervantes de Literatura 2017 y Premio Carlos Fuentes 2015. Afirmó que el viejo comandante que luchó contra el dictador Anastasio Somoza, derrocado en 1979, pelea hoy contra una población desarmada. “Puede tener una ventaja en el terreno, pero la ventaja estratégica la perdió hace tiempo; puede estar librando una guerra de terror, pero la guerra política la tiene perdida”, agregó. Ramírez, quien fue vicepresidente durante el primer gobierno de Ortega (1985–1990), señaló que su antiguo camarada “soltó al genio maléfico de la botella” al responder “con caos y terror” a las manifestaciones cívicas de cientos de miles de personas que siguen en las calles exigiéndole su dimisión. “Otra guerra civil es indeseable por completo. Nadie la quiere. Pero la resistencia civil, que es legítima, está siendo reprimida sin piedad y ya estamos en medio de un baño de sangre”, advirtió el autor de Castigo divino. Sobre la respuesta internacional a esta crisis, Ramírez confió en que aumentará la solidaridad, incluyendo de parte de México y de su próximo presidente, Andrés

Manuel López Obrador, cuyo triunfo lo recibió “con alegría y esperanza de que acompañe nuestra marcha sin retroceso hacia la democracia”. Otro grande de las letras nicaragüenses es sin duda el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, que a sus 93 años ocupa todo su tiempo y la soledad en la que vive para leer, escribir y orar. Desde el comienzo de esta crisis, Cardenal fue tajante: “Lo que queremos es que haya otro gobierno, una república democrática. ¿Para qué diálogo? Nada de diálogo”, afirmó al dar a conocer una declaración de su puño y letra en la cual aplaudía con entusiasmo a la juventud por haber recobrado las calles. “El diálogo no tiene sentido porque un diálogo es para entenderse, y nosotros no nos podemos entender", afirmó el autor de El Evangelio de Solentiname, que hace más de dos años se declaró “perseguido” por Ortega y por su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, a quienes acusó de dirigir “una dictadura”. Cardenal, ministro de Cultura durante la revolución sandinista, opinó que fueron proféticas las palabras de su hermano Fernando, sacerdote

jesuita que en 1980 dirigió la Campaña de Alfabetización y falleció en 2016: “Mi esperanza es que los jóvenes vuelvan a las calles a hacer historia”. “Ahora repentinamente en todo el país han surgido los jóvenes en protestas, tomando las calles. Algo que no se esperaba porque la juventud parecía dormida, o que sobre ella había caído una losa sepulcral. Mi hermano lo habrá visto ahora desde la eternidad. Nicaragua ha resucitado en todas partes”, afirmó. También la reconocida poeta y novelista Gioconda Belli ha exigido las renuncias de Ortega y Murillo como única solución al conflicto. “Deben de tener la valentía para darse cuenta de que se les terminó su tiempo. Deben renunciar, sin que muera nadie más”, escribió la autora de La mujer habitada. A su juicio, la crisis detonó el malestar generalizado tras “la acumulación de abusos de poder y actos de corrupción que el pueblo soportó calladamente por más de diez años, hasta que salió a las calles para reclamarle a Ortega por su mal gobierno, sus arbitrariedades, su falta de ética, los fraudes electorales, el apañamiento de delincuentes, la malversación de las

“Lo que quiere el pueblo es que le devuelvan su libertad, su democracia y su derecho a elegir”


DE PORTADA

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leyes, la entrega de nuestras tierras, la venta de nuestra soberanía, el descuido de nuestros recursos y la arrogancia de su opacidad informativa”. Involucrada también desde muy joven en la lucha contra Somoza y luego en favor de la revolución sandinista, Belli subrayó que Ortega, con su represión, se apartó de los principios e ideales del sandinismo. “Daniel Ortega hace tiempo que destruyó ese legado y hoy escribe las páginas más oscuras y negras de la historia del Frente Sandinista”, dijo en una reciente entrevista. “Lo que quiere el pueblo nicaragüense es que le devuelvan su libertad, su democracia y sobre todo su derecho a elegir sin fraudes a sus autoridades. El gobierno está cometiendo crímenes terribles y acusando a la propia población de ser la que causa su propia desgracia. Eso es algo que ni siquiera Somoza hizo”, comentó. La resistencia de Ortega a abandonar el cargo, sumada al comienzo de una “cacería de brujas” contra los participantes en las protestas y los principales líderes de la oposición, hacen pensar a Belli en una situación aún más peligrosa, “porque este es un gobierno vengativo que ha demostrado una capacidad de represión e intolerancia extraordinarias”.

“No sé si vamos a lograr que Ortega se vaya o llame a elecciones anticipadas. Estamos realmente acorralados, solos, sin defensa en este país, por este gobierno que ellos están sosteniendo a sangre y fuego. Su estrategia fue tan burda, tan gruesa y tan cruel contra la gente, que creo que está claro que vamos a sufrir enormemente porque se van a vengar de toda nuestra inconformidad”, alertó. Ramírez, Cardenal, Belli y más de un centenar de artistas, músicos y escritores del país suscribieron a inicios de julio una declaración llamada “S.O.S por los derechos humanos”, en la que advirtieron sobre la magnitud de la crisis y el riesgo de que se produzca un nuevo genocidio en el país. “Nunca se ha visto el uso de armas de guerra de alto calibre contra un pueblo desarmado. Ortega y Murillo parecen estar dispuestos a no detenerse en su afán por aniquilar las protestas de un pueblo que simplemente ejerce su derecho constitucional a la manifestación pacífica”, señaló el texto. “Llamamos a la comunidad internacional a poner su mirada en Nicaragua. El mundo entero debe interceder por este pequeño país

Paramilitares pro gobierno fuertemente armados en el barrio de Monimbo en Masaya, Nicaragua.

centroamericano que está siendo masacrado por el gobierno de Daniel Ortega, quien para sorpresa de muchos ha superado en su actuación desmedida al dictador Anastasio Somoza, el mismo a quien él ayudó a derrocar hace casi 40 años”, subrayó el documento. La declaración la suscribieron, entre muchos más, los poetas Michelle Najlis, Daisy Zamora, Francisco de Asís Fernández, Gloria Gabuardi y Luis Rocha; la activista de derechos humanos Vilma Núñez; los músicos Marlene Álvarez y Norma Helena Gadea, y los académicos Ernesto Medina y Josefina Vijil. Igualmente la firmaron los famosos cantautores Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, que hace más de cuatro décadas recorrieron casi todo México para dar a conocer las canciones que acompañaban la lucha revolucionaria de Nicaragua. Ellos también han expresado su condena al actual gobierno. Carlos Mejía Godoy, que al igual que su hermano compuso en estos días nuevas canciones testimoniales, ahora dedicadas a “la revolución de abril”, divulgó una carta pública dirigida a su antiguo compañero Daniel Ortega, instándole a poner fin a la represión:

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Daniel, detené ya este genocidio. Por la sangre de tu hermano Camilo, asesinado por el somocismo en Las Sabogales, pará ya esta barbarie (…). En nombre de ese Dios con quien te llenás la boca y el alma. En nombre de ese Dios que está viendo este holocausto, dejá de matar.

Luis Enrique Mejía Godoy, por su parte, se refirió así a la situación del país: “En los acontecimientos terribles que vivimos en los que nuestro pueblo se sigue llenando de muertos, heridos y desaparecidos, mi inmenso deseo de libertad, democracia, justicia y paz se acrecienta”. “Tenemos que seguir denunciando el crimen, la alevosía, la impunidad, la represión y la muerte”, subrayó el trovador de 72 años en su cuenta de Facebook, donde anunció con tristeza el repentino cierre de La casa de Los Mejía Godoy. El sitio, una hermosa y cálida peña folklórica cerca de la laguna de Tiscapa, cuyos techos de palma cobijaron durante años a artistas y visitantes extranjeros, es uno de los más de 6 mil negocios turísticos de Nicaragua que han desaparecido definitivamente, asfixiados tras 90 días de muerte y violencia imparables.

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CIENCIA

21 DE JULIO 2018

ENTREVISTA

“La mentira es natural al ser humano” Gerardo Herrera Corral conversa a propósito de su libro El azaroso arte del engaño

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uál es la diferencia entre el error y el engaño? Tolomeo, quien durante cientos de años fue considerado uno de los mayores referentes de la ciencia por la publicación de Almagesto, serie de trece volúmenes donde revisa el conocimiento generado hasta el siglo II de nuestra era acerca del movimiento de los cuerpos celestas, en realidad plagió el contenido de los trabajos de Hiparco. A mediados del siglo XX, la cigarrera Camel se aprovechó de estudios sobre la nicotina para incrementar sus ventas. El mismo Donald Trump interpreta a su conveniencia estadísticas para justificar su política migratoria. Si bien las encuestas o sondeos se pueden usar para explicar la realidad, también se usan para deformarla. Con el fin de aportar algo de luz en esta materia, el científico mexicano Gerardo Herrera Corral publica El azaroso arte del engaño (Taurus, México, 2018), que pretende aportar herramientas para una mejor comprensión de las cifras. ¿El engaño es humano? Sí. Las pruebas psicológicas indican que en una conversación de diez minutos el 70 por ciento de la gente miente tres veces. El engaño es natural al ser humano. Por medio del libro, quería demostrar que así somos, pero específicamente queríamostrarquehayunanuevamanera de mentir y que para poder detectarla se necesita formación. Si bien, en México reducimos el analfabetismo de manera considerable —es menor al cuatro por ciento—, tenemos un grave problema de comprensión lectora. Le gente ve los periódicos y está expuesta a las estadísticas todo el tiempo, pero no tiene las herramientas para comprenderlas. Plantea una crítica puntual a los medios de comunicación. Si tomas casi cualquier periódico, en su portada encontrarás una estadística. Si ves unas barras que indican números sin poner la base cero es una tarugada o un engaño, porque violenta la escala. Mi objetivo es aportar historias que den al lector herramientas para que pueda ser más crítico ante la información que nos bombardea. Algunas de sus historias ejemplifican cómo se induce la información o las cifras para guiar o generar la opinión pública. Cada historia ilustra una manera diferente de hacerlo. En el descubrimiento

HÉCTOR GONZÁLEZ FOTOGRAFÍA CONACYT

“Soy físico y para mí los números no son fríos”

del Polo Norte se abusó del uso de la precisión. Robert Peary, quien se atribuyó haber sido el primero en llegar a aquella región, reportó mediciones con una precisión de segundos en su posición. Sabemos que con los instrumentos con los que contaba no podían tener semejante detalle, pero aun así lo hizo. Su ejemplo sirve para demostrar que una medición detallada o precisa impacta en el lector. Vivimos una época en la que las encuestas se explotan hasta la saciedad. ¿Qué tan fiables son? Las encuestas responden a distintos métodos y muy pocas muestran su metodología. Debería ser costumbre de quienes las realizan, dar a conocer los puntos centrales que las diferencian de otras. Pocas veces se dice a cuántas personas se encuestó. El buen periodista debe solicitar la desviación estándar de las mediciones o la sigma —anchura de la distribución que sirve para conocer el rango de certeza—. Son conceptos relativamente sencillos, solo necesitamos aprender a manejarlos.

¿Las encuestas se usan para crear tendencia más que para informar? Por supuesto, ya que son pagadas y están al servicio de quien las controla, por eso es importante conocer la metodología. La misma formulación de la pregunta lleva un sesgo. Hay un error sistemático de la medición que nunca se menciona. Cuando la ciudadanía comience a exigir este tipo de cosas, tendremos información de más calidad. Hay efectos psicológicos y culturales en una encuesta, entre los que se incluye la probabilidad de que quien la conteste, mienta. Incluso este tipo de factores deben ser medibles. Se habla de la frialdad de los números como algo casi inapelable. Soy físico y para mí los números no son fríos. Los números pueden darnos una buena idea de lo que ocurre

“La psicología indica que en una conversación de diez minutos la gente miente tres veces”

en la naturaleza y en la sociedad, dado que continuamente estamos expuestos a ellos. Claro que esto debe venir acompañado de un contexto o una historia. Quienes hacemos ciencias exactas tenemos la tarea de aportar en este sentido. ¿El fin de una encuesta determina la lectura o interpretación del número? Toda encuesta lleva un sesgo y a menudo un fin. Si quiero demostrar que el crimen ha disminuido, hay manera de inducir los datos para conseguirlo. Por eso sería importante tener mecanismos independientes para hacer mediciones. En la física usamos técnicas para evitar el sesgo pero aun como científicos hacemos todo lo posible por demostrar nuestras tesis. A veces inducimos conscientemente, otras de manera inconsciente. Albert Einstein lo hizo. No se trata de culparlo, pero indujo el sesgo que necesitaba para medir el modelo magnético del electrón. El problema está en identificar los criterios. Por eso tenemos un método ciego. Quien analiza los datos no ve lo que ocurre paso a paso, los introducimos en una caja negra que no podemos ver. Desde nuestros programas estudiamos cortes, criterios y solo hasta el final del análisis se abre la caja para ver el resultado. Me parece que aquí hay una aportación recomendable para el momento de aplicar estadísticas. En la época de las fake news se privilegia el culto a la cifra. Si después se desmiente, es lo de menos, lleva mano quien expone el primer dato. Es verdad, es como el efecto de la bata blanca para anunciar un nuevo medicamento. El culto al número puede contrarrestarse con un lector educado y crítico. Por eso deberíamos leer las encuestas electorales como ejercicios de tendencia. Llevamos casi veinte minutos hablando y es momento de volver a la primera pregunta: ¿cuántas mentiras me ha dicho? De acuerdo con las estadísticas, te he contado seis mentiras. El problema es identificar cuáles. En realidad, hay que tomar la cifra con calma porque las mentiras o las exageraciones, en su mayoría, son dirigidas a mejorar nuestra propia imagen. En ese sentido no está tan mal.

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NARRATIVA Las doce pruebas de la serpiente

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EN LIBRERÍAS

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A FUEGO LENTO Las tres estaciones

La fiesta y el toro México, 2018

Gerardo Solórzano Gutiérrez Universo de Letras México, 2018 248 páginas

Francisco J. Cortina Océano México, 2018 316páginas

Eric Nepomuceno Almadía México, 2018 214 páginas

En esta novela apocalíptica, los personajes tendrán que superar las pruebas a las que alude el título para que la humanidad reencauce sus energías. Todo comienza un domingo, cuando un cometa llega a la Tierra provocando destrucción ycaos.Maestrosconsaberesarcaicoslos guiaran para que todo resurja.

La novela comienza con un atentado en el aeropuerto Charles de Gaulle, por el que un abogado cambia radicalmente de personalidad. En el Estado de México, una mujer huye de la violencia doméstica rural pero no puede romper con su pasado. Estos son solo dos ángulos de un relato con cuatro rostros.

Estos relatos se centran en el amor metafóricamente estacional: un adolescente se obsesiona por una mujer madura; un hombre mayor pierde la cabeza por una joven; unos niños espían a la esposa de su maestro cuando ella se ducha. Relatos de educación sentimental con dosis de humor y de ironía.

Una estrella de puntas infinitas

Huellas que regresan

La carne y el mármol

Clara Janés Vaso Roto España, 2017 72 páginas

Ricardo Forster Akal México, 2018 480 páginas

Hugo Mujica Vaso Roto España, 2018 62 páginas

Hace un par de años, Clara Janés se convirtió en la décima mujer integrante de la Real Academia de la Lengua Española. Su discurso de ingreso se presenta en este libro. El subtítulo: En torno a Salomón y el Cantar de los cantares. Poeta, ensayista y traductora, Janés ocupa el lugar de Eduardo García de Enterría.

Explica el autor en el prólogo: "Lo que en un principio estaba restringido a la relación con la naturaleza y a ciertas vicisitudes de la infancia se fue convirtiendo en un texto caleidoscópico capaz de internarse por diferentes geografías de la vida". Los viajes y los libros completan los temas de estos ensayos.

El cuerpo desgarrado y el cuerpo idealizado. Estas son las premisas que Mujica toma como paralelos para analizar la obra de Francis Bacon y su relación con el arte griego. Estamos ante un recorrido por la retrospectiva que el Museo del Prado llevó a cabo por el centenario del nacimiento del artista inglés.

LABERINTO INVITA A la presentación de El cine de Carlos Fuentes, de Iván Ríos Gascón Participan: Héctor de Mauleón, Fernando Zamora y el autor Jueves 26 de julio, 19:30 hrs. Frëims Av. Ámsterdam 62B, col. Hipódromo. CDMX

¿Sirve de algo la fantasía? ROBERTO PLIEGO

robertopliego61@gmail.com

C

on una buena idea no se escribe un libro perdurable de cuentos; si acaso, es posible comunicar una anécdota. Es más, con una buena idea puede escribirse un libro y solo eso, un libro que apenas tiene una función decorativa. Pongamos La fiesta y el toro (Libros Magenta) —trece cuentos— como ejemplo reciente. Bruno Fuentes Rivera debuta con él seguro de que la fantasía indisciplinada puede echar tierra sobre la torpeza narrativa, la verborrea, la impericia sintáctica y aun ese tipo de ingenuidad que se adueña de las reuniones en las que un grupo de muchachos beben cerveza, fuman mariguana e intentan articular una historia queriendo ser originales. Vaya con la aspiración a la originalidad: un fruto ya podrido a estas alturas de la historia literaria. La fantasía sin escritura que ofrezca ayuda alguna puede observarse en “Cortometraje de agua”, en el que una pareja se embarca en la aventura de filmar los vaivenes climáticos de un pueblo y se ve de pronto tragada por una cámara; en “Buitres lectores”, que ofrece a un turista perdido en el desierto y en el trance de morir devorado por cuatro buitres que mientras tanto fingen leer los papeles que carga en su bolsillo; o en “Vida y muerte de Mora”, en el que presenciamos la rápida carrera del personaje hacia las muchas edades humanas. Hay también un dios que muere de cansancio, un reloj sin ganas de marcar el paso del tiempo y, sobre todo, un texto primigenio y omnipresente que sugiere el orden cósmico, la metamorfosis y la permanencia, y con el cual Fuentes Rivera pretende hilar todos los cuentos. Se diría que un mapache o un semáforo habrían dado el mismo resultado sin concierto. Y es que parece que la fantasía no necesita de asideros. Va con tanta confianza en sí misma que se deja acompañar por frases de este carácter: había “millares de papas fritas, cervezas y botellas de tequila”; “un sangriento tesoro que llevaban siglos queriendo linchar” (¿cómo, pregunto, podríamos linchar a un tesoro?); “escuchamos el golpeteo de las olas contra la costa y los gemidos de las gaviotas” (¿gimen las gaviotas como gimen los camarones de río?); “nos llevó el acuático nivel del mar” (por fortuna, no se trató del subcutáneo nivel del mar). En fin. Si vas a escribir un cuento, y levitas después de dar con una frase de seis palabras, pon los pies en la tierra y resuélvela en tres palabras: no “Sacaron los restos de su cuerpo” sino “Sacaron sus restos”.

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CINE

21 DE JULIO 2018

RESEÑA

ENTREVISTA

Tarkovski y la censura ANDREA SERDIO

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ublicado por el Centro de Estudios Cinematográficos de la UNAM, Esculpir el tiempo es un clásico de la teoría cinematográfica, una crítica severa al burocratismo, la censura e intolerancia en la extinta Unión Soviética, una autobiografía impensable sin los largos periodos de inactividad a los que Andrey Tarkovski fue condenado por no ceñirse a los moldes del realismo soviético, a las indicaciones de funcionarios incapaces de comprender sus películas. Tarkovski nació el 4 de abril de 1932 en Ivánovo, en la ribera del Volga. En 1954, a los 22 años, luego de haber realizado estudios de música, pintura, lenguas orientales y geología, ingresó al Instituto Estatal de Cinematografía de la Unión Soviética, donde tuvo como maestro a Mijaíl Romm. Después de algunos cortos escolares, en 1962 filma su primer largometraje: La infancia de Iván, que él considera su examen profesional como cineasta. La infancia de Iván, basada en un cuento de Vladimir Bogómolov, narra la historia de un niño huérfano que colabora con el ejército soviético durante la Segunda Guerra Mundial. Es una película onírica, llena de poesía, que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia en 1963 contra la opinión de la crítica y en contra de las propias autoridades cinematográficas de la URSS, que vieron a su autor con peligrosa desconfianza. En 1964, Tarkovski dirige Andrey Rubliov, que tensa aún más sus relaciones con los dirigentes del cine soviético. Inspirada en la vida del pintor ruso Andrey Rubliov, es una mirada a la desdichada vida de los campesinos en la Rusia del siglo XV y una consideración sobre la espiritualidad del arte. Fue su película más premiada en festivales internacionales, pero en la URSS fue distribuida hasta finales de 1971 y en el extranjero hasta 1973. Solaris, El espejo, Stalker, Nostalgia, son otras de las películas de Tarkovski, quien tuvo que exiliarse en Italia ante el acoso y la imposibilidad de trabajar regularmente en su país. Nostalgia fue su primera película fuera de la URSS, la despedida de su patria. La película fue electa para la Palma de Oro de Cannes, pero la delegación soviética se opuso. Eso —escribió Tarkovski— “fue la gota que derramó el vaso y simplemente acabó conmigo”. Exiliado en Italia, continuó la escritura de Esculpir el tiempo. En 1986, en Suecia, filma Sacrificio, sería su última película. Murió el 29 de diciembre en París. Defendió siempre su independencia, sus ideales. En una carta de 1983 al Presidente del Instituto Estatal Soviético de Cinematografía, le dice: “Estoy harto de ser perseguido, de su odio, de su mala voluntad; de la miseria y, en fin, de la falta sistemática de trabajo a la que usted me ha condenado”.

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Mal genio se basa en las memoras de Anne Wiazemsky.

Michel Hazanavicius

“No quería hacer una apología de Godard”

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Héctor González GONZALEZJORDAN@GMAIL.COM FOTOGRAFÍA VERTIGO FILMS

urante 1967, el genio de la Nueva Ola francesa, Jean–Luc Godard, se encontraba filmando La Chinoise, al lado de su pareja Anne Wiazemsky, actriz veinte años menor que él. A partir de la relación de ambos y en particular de las memorias de la intérprete publicadas bajo el nombre de Mal genio, el realizador galo Michel Hazanavicius —ganador del Oscar por El artista— dirigió Godard, amor mío, película donde plantea una visión desacralizada de una de las mayores figuras del cine europeo. ¿Por qué cree que no se había hecho una película alrededor de Godard? No sabría responder. Cuando hablé con Anne Wiazemsky para comprar los derechos de su libro de memorias Un año ajetreado, me comentó que anteriormente algunos directores querían trabajar alrededor de Godard, pero que siempre había algo que los detenía. Supongo que les daba resquemor hablar del mito que supone. Ahora, cincuenta años después de aquel romance, es más fácil. Supongo que el tiempo relativiza las cosas. Además, para mí Godard no es un semi dios de modo que no me costó tanto hacer la película. Desde el principio me planteé una historia equilibrada. No quería escandalizar, pero tampoco hacer una apología de su figura.

Aunque creo que sí hay una actitud parricida de su parte… Quizá, no podría asegurarlo. De ser así tendría que someterme a una sesión de psicoanálisis. No eres la primera persona que lo menciona, de modo que algo habrá de eso. Lo que sí te aseguro es que fue algo subconsciente porque nunca hubo una intención premeditada de hacerlo mientras escribía el guión. A partir de la figura de Godard, la película refleja el Mayo Francés y en particular el conflicto de una generación que pugnaba por ideales casi utópicos. No sería tan ambicioso como para hablar de una generación. El Mayo del 68 aparece de manera tangencial, o mejor dicho, uso aquel periodo para retratar de una manera divertida a un personaje complejo y crucial. En aquella época Godard tenía casi cuarenta años, mientras que los jóvenes que salían a las calles rondaban los veinte. Me interesaba hablar de su desconexión con los estudiantes de entonces, desconexión que, por cierto, se le respetaba. Para plantear la narrativa de la brecha generacional, Godard me aportaba tres cosas: su carácter

Para mí Godard no es un semi dios, de modo que no me costó tanto hacer la película

profundo; el que siempre ha mantenido una postura contraria al establishment; y que entonces enfrentaba una crisis de mitad de vida (es veinte años mayor que su mujer y tiene problemas con su carrera). En su interior vive un periodo de rebelión que es empujado por el contexto del mayo de 1968. Y que usted incluso caricaturiza. Porque todo este coctel lo empuja a un nivel de radicalismo superior al de la mayoría de los intelectuales de su época. Recuerda que aquella fue una revolución muy tranquila. Nadie perdió la vida. Los jóvenes simplemente protestaban por un mundo mejor. Es más, muchos intelectuales en aquella época tenían ilusiones maoístas, creían en una especie de utopía. Claro, que esto lo podemos decir apenas, con la perspectiva de cincuenta años después. ¿Por qué contar la historia en tono de comedia? ¿Era para desacralizar aún más a Godard? Es un género que tiene mayor permanencia en el espectador. A estas alturas, no permitirnos hacer comedia incluso con Godard o el Mayo del 68, genera una distancia con el espectador. Existen grandes trabajos al respecto, pero la mayoría son serios. De haberme ido por una línea rígida, el resultado probablemente habría sido una película pomposa. Es más, creo que si algo convenció a Anne Wiazemnsky de venderme los derechos fue la posibilidad de que saliera algo divertido.

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ESCENARIOS

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PERIPECIA

MERDE!

Un México lacerado

Yo también soy Julia

ALEGRÍA MARTÍNEZ alegriamtz@gmail.com FOTOGRAFÍA TEATRO EL GALEÓN

BRAULIO PERALTA

juanamoza@gmail.com FOTOGRAFÍA HÉCTOR ORTEGA

N

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a franja blanca de una deslavada bandera mexicana sin escudo al centro, proyecta testimonios de ancianos que deploran la pérdida del orgullo nacional, de la emoción por festejar a la patria el 15 de septiembre, la fuga de esa paz que vivieron antes. Sus rostros en blanco y negro contrastan su pesar con la sonrisa de niños que tal vez renueve la dolorosa mueca de los mayores. Malpaís concentra sobre un desierto la sangre, la muerte, el rastro violento de un México lacerado, que se aferra a la poesía, a la música, la tradición y el baile, como a una mínima luz que pueda reconstituirlo. Desnudo y abierto, el escenario de El Galeón despliega el terregal de un pueblo como si fuera tierra de nadie, hasta donde catorce jóvenes, hombres y mujeres, llegan con la incontenible energía de un disparo que se repite como la explosión de un enojo adolorido. David Olguín, autor de la dramaturgia y la dirección, fue el guía que alentó y abrió el cauce expresivo de sus alumnos de la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA, titulados con esta puesta en escena que al cobijo de nuestra poesía claman artísticamente por despojarse de lastres heredados que van desde agresiones a crímenes considerados algo “normal”, incluida la venganza femenina contra los hombres, causada por siglos de vejaciones, invirtiendo así los roles que alimentan el violento

Malpaís se presenta jueves, viernes, sábados y domingos en el Teatro El Galeón, hasta el 15 de agosto.

círculo vicioso, incluido desde luego, ese machismo soterrado que seduce y ultraja hacia la ruta del feminicidio. Vertiginosas escenas de acciones silentes o gritos que se vuelven bramidos, se disuelven en pasos de baile con significados que expresan enérgicamente el acecho, el hartazgo desbordante a ritmo de danzón, de tambora, de algún son que se mezcla con el ánimo festivo que corre por la sangre y se agolpa ante la tragedia de los 72 migrantes muertos y frente a la ausencia de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, cuyo eco reviste el dolor de otra textura al reproducir las declaraciones de los sicarios retomadas por la prensa. La desigualdad, la discriminación entre pares, la vorágine corrupta y la rabia que alimentamos y nos devora, nutre el latido de esta puesta en escena que se aferra a la poesía de Arcadio Hidalgo, de José Emilio Pacheco, de Octavio Paz, de Silvia Brandon, de Jaime Sabines y de Ramón López Velarde, que entre el espíritu de otros poetas, enarbola La suave patria. Malpaís demanda en el cuerpo, en la mirada larga y sostenida de jóvenes actrices y actores, que el espectador

La desigualdad, la discriminación y la vorágine corrupta nutre el latido de esta puesta en escena

sea parte de un tianguis de manos ensangrentadas, de un cuerpo desnudo con ojos vendados adornado como mercancía, en la misma medida en que lo acerca a sus pares al reunir a todos sobre un desierto que en algo nos rescata de la apatía y la indiferencia. El trabajo de casi un año invertido en Malpaís es evidente en el elenco, integrado por Nick Angiuly, Tony Corrales, Sofía Gabriel, Efrén García Aguilar, Amelia Holguín, Miguel Jiménez, Patricia Loranca, Jaklyn Michelle, Dano Ramírez, Alejandro Romero, Viridiana Tovar Retana, Eduardo Treviño, Lorena Valdés e Iván Zambrano Chacón, así como en la escenografía y utilería de Aline Bejarano, la iluminación de Mauricio Arizona, el vestuario de Sergio Mirón, la asistencia de producción de Paulina Montiel y la producción ejecutiva de Viridiana Tovar Retana. Inmersos en una estética que resalta en aplicaciones de rosas rojas sobre un vestuario de jeans y camisetas, Malpaís sacude al espectador a partir de una dramaturgia que serpentea en prosa y poesía entre sucesos trágicos que contrastan con símbolos que nos unen e identifican, incluida la porción podrida que nos integra. Aunque la exigencia dramatúrgica de la esperanza se debilita al final, sin resanar la horadación de nuestra realidad aumentada por la contundencia previa, la fe surge renovada en esta expresión joven que asume artísticamente su compromiso.

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o veo misoginia en la obra de August Strindberg, Señorita Julia, dirigida por Martín Acosta en el Teatro Milán. Observo a una mujer que incita las pasiones y se entrega emocionalmente a ellas sin evaluar el resultado de sus actos. Lo descubre tarde racionalmente, cuando no hay regreso. Strindberg escribe una pieza de amores desiguales donde nadie gana. Tampoco el mayordomo de la hacienda del patrón que tiene una hija impulsiva que los arrastra a un desenlace donde el público tiene la última palabra. Hizo mucho daño la vida personal de Strindberg y el pleito con las feministas de su época, además de los prejuicios de la religión hacia una dramaturgia moderna, avanzada a los tiempos del siglo XIX. Prejuicios que siguen presentes contra su obra, años censurada. Por eso la importancia de montar la pieza, clave de lo que se ha denominado naturalismo, cuando en la práctica es un realismo contemporáneo… aunque Martín Acosta le imprima a la concepción una simbología onírica con dos faunos a la hora de los demonios que llevan a Julia a su destrucción, casi como un guiño a favor del autor. La escenografía de Natalia Sedano — que rememora la pintura de Rousseau, de naturaleza animalesca—, es muy acertada. Una obra fundamentalmente sobre las clases sociales, donde una aristócrata (Julia/ Cassandra Ciangherotti) no puede darse el lujo de descender ante un sirviente (el empoderado actor Rodrigo Virago). Y una sirvienta (Xóchitl Galindres), que conoce su lugar en la sociedad, la que mejor domina el escenario racional, ahí donde las mujeres deben conocer sus capacidades para no perderse en infiernos. Un lugar en el mundo donde las mujeres siempre están a prueba frente al dominio patriarcal. Como Strindberg, podemos decir sin equivocarnos: “yo también soy Julia”, frente a toda masculinidad. Por error fui el día del estreno. Faltan más ensayos pero sin duda la crudeza de la obra, la dirección siempre eficaz de Martín Acosta y la escenografía de Natalia Sedano, son más que recomendables.

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El elenco de Señorita Julia, bajo la dirección de Martín Acosta.


DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO, IVÁN RÍOS GASCÓN ARTE Y DISEÑO: SALVADOR VÁZQUEZ

LABERINTO

21 DE JULIO 2018

http:// www.milenio.com/laberinto/Facebook: Laberinto Milenio/Twitter:@SCLAberinto

A

TOSCANADAS

yer pasé la noche en blanco debido a unos zancudos que me estuvieron picoteando. No me importa que se alimenten de mí, pues aunque vivo en el monte junto al estrecho de Gibraltar, no tengo miedo a la malaria u otras enfermedades tropicales que han truncado tanta vida. Si uno visita, por ejemplo, Río de Janeiro, verá que los barrios antiguos de gente adinerada estaban lejos de las playas, en puntos elevados. Tiempo después, con el invento de las vacunas, el aire acondicionado y los modos de deshacerse de las aguas pantanosas, la clase social alta se mudó lo más cercanamente posible a las arenas de Ipanema y Copacabana. Ahora en los sitios altos vemos favelas. Así, sin temor al dengue, la malaria o la fiebre amarilla dejé mis pies al descubierto para que se dieran un banquete allá abajo y no junto a mis oídos, pues lo que me molestaba era el zumbido de

Viva Eva DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com

SEGÚN CRÓNICA HELLSTROM,

el zancudo es el más grande asesino del planeta.

los malditos moscos. También que en vez de atiborrarse con un solo piquete como quien bebe una caguama, vayan sorbiendo mi sangre poco a poco como en chupitos de tequila; así no amanezco como quien se extrajo sangre en un laboratorio sino con tantos piquetes como un heroinómano. En mi insomnio me vino aquella Crónica Hellstrom, una película disfrazada de documental apocalíptico exitosa en los años setenta, la cual presenta al zancudo como el más grande asesino del planeta. La tesis del filme era que los insectos habrían de hacer sucumbir a la especie humana; pero sobre todo era una excusa para ver por primera vez, con tecnología fotográfica de punta, cuán espantosos eran los bichos si se les mostraba en cinemascope. La Crónica Hellstrom era heraldo de una idea que hoy está mejor establecida: no somos sino un animal con los mismos derechos que cualquier otro

animal. El supuesto científico del filme decía: “Un insecto no puede mostrar lo que consideramos inteligencia, pero nos sintamos tan orgullosos, pues ahí donde no hay inteligencia tampoco hay estupidez”. Tal enunciado va contra todo lo que representó el Renacimiento, lo que pasó por la Ilustración y alcanzó cierto clímax ambiguo cuando el hombre llegó a la luna. La ambigüedad venía de saber que los avances tecnológicos también podían destruirnos. Mi espíritu no es contemporáneo, pertenece más al Renacimiento. Por eso creo que lo mejor que pudieron hacer los primeros seres humanos fue comer el fruto prohibido del árbol de la ciencia, para abrir los ojos y ser como dioses. Aunque la tradición mediocrizadora cristiana dicte otra cosa, Eva es el gran personaje de la historia. Hay que celebrarla como se merece. ¡Viva Eva! ¡Viva la serpiente! Viva el pecado original que nos hizo humanos, que nos hizo dioses.

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BICHOS Y PARIENTES

Sahlinismo crudo y cocido

L

a cultura existe antes que la especie humana, dice Marshall Sahlins, con un aplomo que espanta: no es hipótesis sino un hecho objetivo y mensurable. Ya sabíamos que eso de cuantificar era de sus aficiones y talentos, desde la Economía de la Edad de Piedra (1972, traducida por Akal en 1983), donde calcula horas, trabajo y calorías hasta demostrar que los grupos de cazadores–recolectores del neolítico estaban lejos de vivir dominados por el miedo y las carencias. Con un par de horas de trabajo tenían más que cubiertas sus necesidades. Contra la tradición, las denominó “sociedades de la abundancia”. Era la primera piedra en la tumba de una narrativa según la cual, los humanos son una evolución animal que primero logró sobrevivir y después desarrolló una cultura. Esa vieja antropología llegó hasta Claude Lévi–Strauss, que ya intuye sus carencias, porque se da cuenta de que “concebimos la realidad natural gracias a conceptos abstractos”. Es la dicotomía entre lo crudo y lo cocido: reconocemos que algo está crudo solo cuando sabemos que puede cocinarse. La noción misma de “lo crudo” se forma desde “lo cocido”. Desde el estudio de Sahlins, la antropología dio un vuelco cuando la bioquímica metió las narices: al parecer, el cerebro humano no podría haber alcanzado sus dimensiones actuales sin los aminoácidos que se forman con la cocción. (Por ejemplo: “Why Fire Makes Us Human”, de Jerry Adler, en Smithsonian Magazine). Es decir: primero fue la cocina y después el desarrollo craneal. Y entonces Sahlins puede decir con certeza que “la cultura es más antigua que el Homo sapiens, mucho más

JULIO HUBARD FOTOGRAFÍA PITZER COLLEGE

antigua, y fue una condición fundamental del desarrollo biológico de la especie” (La ilusión occidental de la naturaleza humana, FCE, 2011). El tablero se ha invertido: supusimos que había una naturaleza primera y que los hombres, que compartían una fatalidad biológica, inventaron una vida de símbolos; ahora nos acostumbraremos a suponer que el Homo sapiens es un producto de la cultura. Es la misma dialéctica de crudo y cocido, pero invertida la sintaxis.

La humanidad no inventó lo cocido — porque la cocción antecede y produjo a la especie humana­­

Sahlins concluye “que la civilización occidental ha sido construida sobre una idea perversa y equivocada de la naturaleza humana. Lo siento, perdón: todo fue un error. Sin embargo, probablemente sea cierto que esta idea perversa de la naturaleza humana pone en peligro nuestra existencia”. Es demasiado amargo, aunque son justos su recuento histórico y sus ataques al determinismo genético, “ahora tan popular en los Estados Unidos debido a su aparente capacidad de explicar todo tipo de formas culturales por una predisposición innata al interés personal de signo competitivo”. Pero antes de desechar la idea misma de una naturaleza humana, el mismo Sahlins podría aprender nueva prudencia de su viejo maestro Lévi– Strauss. La humanidad no inventó lo

Marshall Sahlins, autor de Economía de la Edad de Piedra, Islas de historia, Cultura y razón, entre otros títulos.

cocido —porque la cocción antecede y produjo a la especie humana­­— sino lo crudo. Es decir, lo que llamamos naturaleza es un hallazgo cultural y tendremos que reescribirla. La idea equivocada de la naturaleza humana, que aparece por acá y allá, supone un sujeto movido, desde su biología misma, su “gen egoísta”, a la obtención máxima del interés privado. Esa idea, en opinión de Sahlins, nos ha llevado a justificar ideas e instituciones no solo equivocadas sino destructoras de seres humanos. La verdadera constante histórica, dice, ha sido el parentesco, la afinidad, la familia, e ignorar esta verdad antropológica es el error fatal que desvía la ideología occidental hacia el exterminio. Buen punto, pero incompleto. No cabe duda de que las tradiciones liberales y libertarias están en plena crisis y hay quienes las dan por muertas; tampoco, que los liberalismos parten del concepto básico de individuo para desarrollarse. Pero no será cambiando el número, pasando del individuo al grupo, clan o familia como lograremos evitar el malestar en la cultura y el abanderamiento de la crueldad. Y lo supo uno de los mayores apologistas de Sahlins y de su trabajo en la economía neolítica, Pierre Clastres, cuando mostró que las sociedades indivisas, si bien son libres, igualitarias y hasta opulentas, viven en un permanente estado de guerra. Las afinidades, grupos y familias, en un tris, se vuelven clanes asesinos. Nos enfrentamos actualmente a un nuevo dispositivo de lo crudo y lo cocido: el individuo y la sociedad. Las dicotomías, sin embargo, no se articulan solamente por su disyuntiva sino por su conjunción.

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