Suplemento cultural de MILENIO
LABERINTO MEMORIA
DESMETÁFORA
MARIE-JOSÉ PAZ
GERARDO HERRERA CORRAL
Mi vida con Octavio
El simple hecho de caer Foto: Fototeca Milenio
SÁBADO 4 DE AGOSTO DE 2018 AÑO 15 - NÚMERO 790
Entrevista con Isaac Hernández Laura Cortés/ FOTOGRAFÍA: ERIK SAWAYA
Ilustración: Alfredo San Juan
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ANTESALA
04 DE AGOSTO 2018
ARTES VISUALES
Reacción en cadena MIRIAM MABEL MARTÍNEZ FOTOGRAFÍA MUSEO DE ARTE CARRILLO GIL
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o son todos los que son, pero son todos los que están —desde la perspectiva del curador venezolano Carlos Palacios— haciendo Pintura reactiva. Esta colectiva, que se exhibe en el Museo de Arte Carrillo Gil, propone un paisaje pictórico mexicano que se extiende más allá del lienzo, que se escapa del “cuadro”. Lo que observamos es el trabajo de 33 artistas que están problematizando la pintura, su hacer, su construcción, sus límites, atendiendo al presente en temática y conceptualización. Si bien existen otros artistas que desde hace tiempo han indagado en el cruce formal de géneros plásticos “estrictos”, experimentando soportes, formatos, técnicas, disciplinas… esta exposición resulta un muestrario para que quienes aseguran que la pintura no tiene fecha de caducidad ni edad (Bertha Kolteniuk, 1958; Cecilia Vázquez, 1967; Agustín González, 1978; y Christian Camacho, 1985, por mencionar algunos) ni origen (Melanie Smith, nacida en Poole, Inglaterra; la estadunidense Chelsea Culprit o el alemán Endy Hupperich), cada uno de los seleccionados expresa una investigación no solo personal sino que refleja tanto la impronta local como el eco global, abriendo así el diálogo y subrayando que la pintura es —desde siempre— experimentación, conflicto, problematización, adaptación de las tecnologías, provocación... Las obras expuestas nos meten al rizoma que hoy se extiende veloz alrededor de un mundo desbordado de información. Lo que vemos, más que la continuación de la Pintura Activa de Luis Cardoza y Aragón, es un encuadre a una de las formas de hacer y de pensar la pintura del siglo XXI. Una de las tantas líneas de la sobada posmodernidad. La exposición se recorre fluidamente y a partir de la segunda pieza el espectador entra de lleno a la pintura reactiva que propone el curador. La primera, el cuadro de Ulises Ponce de León, funciona como un puente con un hacer pintura más narrativo. La fuerza de este cuadro jala evidenciando el interés del autor en la pintura como pintura, mientras que el resto de los artistas hace de la pintura una estrategia. La museografía exalta el sentido estético de las piezas. La sala luce muy bien, tanto que se corre el riesgo de quedarse en la superficie, olvidar el valor conceptual para conformarse con el ornamento, y así pasar por alto la mirada texturizada de Tomás Díaz Cedeño o el dibujo de Álvaro Verduzco. Las cualidades de algunos de los que están nos hacen pensar en el estado pleno y sano de la pintura, dentro y fuera de las instituciones.
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Una de las salas que exhibe Pintura reactiva
El discípulo. Dirección: Kirill Serebrennikov. Rusia, 2016.
HOMBRE DE CELULOIDE
El iluminado y Putin
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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA HYPE FILMS
decir verdad, El discípulo no es una gran película pero resulta interesante en el contexto en que aparece en Rusia. Dirigida por Kirill Serebrennikov, reconocido director de teatro (ha sido director artístico del Centro Gogol en Moscú), El discípulo está muy sobreactuada. La historia va de un muchacho que a partir del divorcio de sus padres comienza a lanzar citas bíblicas a diestra y siniestra. Luego se niega a nadar junto a niñas vestidas en forma inmoral (bikini) y termina por ponerse furioso contra la maestra de biología cuando quiere enseñarles a usar condones. En protesta, nuestro iluminado de dieciséis años lo que hace es encuerarse diciendo que la bióloga quiere corromper a la juventud. A partir de este escándalo queda claro que la directora escolar y su mano derecha (dos rusas bonachonas que se juntan a beber vino al salir de la escuela) ven con cierta simpatía al profeta de bachillerato. Es más, según nos enteramos en otras secuencias, comparten con él algunas de sus ideas. Más adelante, entran en escena dos nuevos personajes. Primero la chica rubia despampanante que, diciendo que ha quedado fascinada por lo que vio cuando el adolescente se desnudó, le coquetea. Se besan. Y pareciera que nuestro
santón está a punto de decir que sí cuando vuelve a exaltarse y grita: “Vade retro, Satanás”. En represalia, la chica comienza a tacharlo de “maricón”. Es aquí donde entra el verdadero mártir de una película cuyo título en ruso es un juego de palabras que refiere tanto a discípulo como a mártir. Este personaje es un muchacho tullido a quien todos molestan. El iluminado lo invita a comer y se empeña en rezar con él sobándole la pierna. Según nuestro profeta en ciernes, rezando así, con fe, conseguirá sanar la pierna de su discípulo y compañero de clase. Lo único que consigue es que crezca en el muchacho enfermo un amor que cada día se vuelve más sensual. Hasta aquí lo que se puede contar. La película está actuada en un tono muy alzado, muy teatral, llena de gritos y ademanes que tal vez funcionen en el Teatro Gogol, pero no en un cine de la Ciudad de México. Por otra parte, la historia se cae pues, con excepción del muchacho rengo, todos los personajes son muy desagradables, incluida, claro,
El discípulo anuncia que Putin ha hecho de Rusia un país que está listo para el nazismo
la maestra de biología a quien poco a poco el iluminado comienza a llamar “judía”, con lo que se introduce el tema político. Y es que El discípulo en realidad anuncia en forma sesgada que Putin ha hecho de Rusia un país que está listo para el nazismo. Y que lo está haciendo en contubernio con la Iglesia ortodoxa. Yo no lo creo pero no es casual que durante algunos de los discursos más exaltados del adolescente enajenado aparezcan detrás de él retratos de Putin colgados en todos los pasillos de la prepa. Tampoco lo es que la directora comience a ver con malos ojos a la maestra de biología que encarna a la ciencia en lucha frontal contra este fanático que llegado el clímax de la película comete al menos dos crímenes que no tienen nada de cristiano. El principal acierto del director consiste en retratar a una generación que, en efecto, es más proclive a la guerra y el fanatismo que sus padres y abuelos. Es una generación que está creciendo en todo el mundo, no solo en Rusia sino en Estados Unidos y en México. El error de El discípulo estriba en hacer con el joven una caricatura pues este iluso protagonista puede recitar oscuros pasajes del Antiguo Testamento pero no parece haber leído en ninguna parte aquello de “no matarás”.
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ANTESALA
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ESCOLIOS
POESÍA
(Sobre mi frente)
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Hombreslibro
JOSÉ RAMÓN RIPOLL
Desgrano el tiempo del insomnio, cuento una a una las semillas que conforman mi cuerpo como si fuera una granada. Cada una contiene todo cuanto no sé ni sabré nunca. Cada una custodia bajo la pulpa roja mi figura contándome, apretando los ojos para que venga el sueño. ¿Cuento los granos de una fruta prohibida o tal vez son los dedos de una mano que permanece aún sobre mi frente cuando mi madre ya no está y es fría? Este poema pertenece a la antología El espejo y el agua, que acaba de aparecer bajo el sello ediciones del lirio y Ediciones sin Nombre. EX LIBRIS
La amante de Procusto/ EKO
ARMANDO GONZÁLEZ TORRES @Sobreperdonar
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esde el cortés pero firme destierro de los poetas en la ciudad ideal de Platón hasta la censura contemporánea, las lecturas no normadas resultan incómodas y subversivas para los autoritarismos. Leer de manera individual y en silencio constituye un acto sospechoso que alerta la paranoia de los poderes. Los tiranos siempre prefieren que su grey se consagre a la lectura intensiva de unos cuantos textos sagrados, que a la lectura extensiva, es decir omnívora, recreativa y potencialmente crítica. Fahrenheit 451, el clásico de Ray Bradbury, sigue siendo una sentida metáfora de la función de la literatura y la inteligencia en un mundo fanatizado. Niño pobre que tuvo su formación en las bibliotecas públicas, para Bradbury el acto de mayor barbarie consistía en quemar libros. Inspirada en antecedentes como los incendios de la Biblioteca de Alejandría o las hogueras librescas de los nazis, la fábula de Bradbury fue publicada, después de numerosos rechazos, en los primeros números de la revista Playboy, al lado de reportajes ligeros e imágenes voluptuosas. Bradbury retrata una retardataria sociedad tecnológica, en la que existe una amenaza de guerra permanente y un estado de incertidumbre que no incita más que a la evasión enajenante y la gratificación inmediata. En esta sociedad prevalece el viejo miedo y odio a la lectura por su infusión de fantasías nocivas y dudas destructivas. Los libros han sido prohibidos y los bomberos se dedican a rastrear y quemar las bibliotecas clandestinas, en ocasiones junto con sus antisociales propietarios. Guy Montag, uno de estos bomberos, comienza a experimentar malestar y se intriga con las motivaciones de algunos de los inadaptados que poseen libros y llegan al extremo de ser sacrificados con ellos. Mo n t a g s u f r e una crisis cuando queman la biblioteca de una anciana y ella misma enciende el fuego y se inmola con sus libros. En la confusión, Montag roba un libro e inicia su irreversible y furiosa conversión, lee poemas, asusta a su mujer y sus amigas con sus arengas subversivas; contacta a un viejo lector y se propone editar materiales prohibidos; pronto la angustiada esposa delata a Montag y éste es conducido por los bomberos a quemar su propia casa. Montag quema su hogar, pero también fulmina a su superior y huye. El saboteador sufre una espectacular persecución; sin embargo, se salva y, fuera de la ciudad, conocerá a hombres sabios que han huido y se entera de los llamados libros vivientes (que han memorizado las grandes obras de la humanidad para salvaguardarlas). Lo que buscan los enemigos de los libros es la instauración de un lenguaje simple y unívoco, en el que no quepan los matices, la ambigüedad o el disenso. En cambio, los hombres-libro quieren conservar el precioso y ambivalente legado del lenguaje libre y, para ello, renuncian a su identidad transitoria y la ponen al servicio de aquella letra que no muere y reaparece, cambiante, desconcertante y lozana, en cada generación.
Bradbury retrata una retardataria sociedad tecnológica, con una amenaza de guerra permanente
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DE PORTADA
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El ganador del Benois de la Danse presenta en México Despertares, con bailarines de catorce compañías
Isaac Hernández
“El arte debe estar en el centro de la educación”
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LAURA CORTÉS FOTOGRAFÍAS SVEITLANA LOBOFF Y ALEX GOULIAEV
onvencido de que cada individuo posee algún talento para construir un mundo mejor, Isaac Hernández (Guadalajara, 1990) no ha dudado en utilizar el suyo: bailar. Desde muy niño, guiado por su padre, el ex bailarín Héctor Hernández, encontró en el ballet “una belleza que solo existe a través de las artes” y en cada intento por capturar esa belleza se descubrió “libre y feliz”. El 6 de junio, el artista mexicano fue distinguido en el Teatro Bolshoi de Moscú con el premio Benois de la Danse, otorgado por la International Dance Association para reconocer al mejor bailarín del mundo. Luego de agradecer a quienes lo han impulsado “a ser mejor como persona y como profesional”, Isaac Hernández señaló que el premio “es muestra de que todo se puede alcanzar si perseveramos en nuestros sueños”. Si alguien sabe de perseverancia es Isaac Hernández. No se amedrentó ante la falta de recursos económicos. Tampoco cuando a los 13 años tuvo que dejar familia y país para realizar sus estudios profesionales de ballet. Ni siquiera cuando, a los 16 años, luego de sufrir una lesión en un disco lumbar, los médicos diagnosticaron que no podría seguir bailando. “No significó una limitación real a mi voluntad. Algo dentro de mí me daba la certeza de que iba a volver a bailar”, escribió. Y así fue. Después de un año de aquella valoración médica y de un difícil proceso de recuperación, regresó a los escenarios para demostrar que no hay sentencias definitivas.
DE PORTADA
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Paciencia, voluntad, fortaleza, son algunas de las virtudes que enumera al explicar cómo ha superado los escollos a lo largo de su trayectoria. Actualmente es el bailarín principal del English National Ballet, compañía a la cual se integró en 2015. Antes ya había sido miembro de prestigiosas agrupaciones como el American Ballet Theater, el San Francisco Ballet y el Dutch National Ballet. A sus 28 años, el artista es además fundador, junto con su hermano Esteban, solista del San Francisco Ballet, de la casa productora Soul Arts, que cada año realiza Despertares, un espectáculo que reúne a las figuras principales de catorce destacadas compañías, entre ellas Marie–Agnes Gillot, bailarina principal de la Ópera de París; Isabella Boylston, del American Ballet Theatre; Tiler Peck, del New York City Ballet; y Tamara Rojo, directora artística del English National Ballet. Asimismo, este año se presentarán el célebre bailarín de tap Jared Grimes y Light Balance, agrupación ucraniana que combina danza con tecnología e iluminación. La gala dancística tendrá lugar el 25 de agosto, en el Auditorio Nacional. Además, a través de conferencias, clases magistrales y talleres coreográficos, Soul Arts Productions presentará, del 21 al 25 de agosto, Despertares Impulsa—Industrias Creativas en México, una plataforma que, además de buscar talentos nacionales, pretende incentivar el interés por las artes escénicas y generar proyectos culturales con beneficios económicos para México. Isaac Hernández ha sido testigo del éxito de las “industrias creativas” en el Reino Unido, donde reside desde hace más de tres años. En diferentes ocasiones, ha ofrecido este dato: “las industrias creativas generan más de 92 mil millones de libras esterlinas en la economía del Reino Unido”. A sus 28 años, el ejecutante mexicano se ha consolidado como uno de los máximos exponentes del ballet mundial, pero su historia no termina ahí. En lo que resta de este año se presentará en diez países diferentes y tiene en puerta dos proyectos de cine: uno de ellos es un musical dirigido por Carlos Saura, y del otro prefiere no dar detalles por el momento. ¿Qué sigue después de haber obtenido el premio Benois de la Danse? Un año muy activo con funciones en Roma, Argentina, Luxemburgo, Rusia, Chicago, Lituania, Londres, Japón y, ¡dos películas por filmar! Cada vez con mayor frecuencia se habla de los bailarines como personajes influyentes no solo en el ámbito cultural, sino en el social y en el político. ¿Está la danza viviendo una nueva época dorada? Definitivamente, se está viviendo otra época dorada. Como en muchos ámbitos, internet ha tenido gran responsabilidad. Solo espero que los bailarines acepten esta oportunidad con responsabilidad e inteligencia para que nuestra profesión sea parte del futuro. ¿Qué sacrificios has tenido que hacer para llegar al lugar donde estás? Creo que no se puede sacrificar lo que no se conoce. He tomado decisiones.
Unas más difíciles que otras pero que me han llevado a vivir experiencias, algunas difíciles y otras extraordinarias. Todas han forjado mi carácter y mi persona. No considero como un sacrificio hacer lo que te gusta y lo que te hace feliz. ¿Qué opinas de ese adolescente que dejó su hogar y su país a los 13 años para cumplir su sueño? ¡Qué valor! Esas decisiones se toman con la inocencia y arrogancia de la niñez, pensando y sintiendo que lo puedes hacer todo. Después la vida te da palazos y te haces un poco más cobarde. Creo que ese sentimiento de confianza está en nosotros como instinto para llevarnos a vivir y a explorar, solo que ahora hemos infantilizado de más a la juventud. Por eso aprecio el valor y el respaldo de mi familia para permitirme seguir ese sueño que parecía imposible y confiarme las decisiones de la vida. Eres un amante de la literatura y del teatro. ¿Quiénes son tus autores preferidos? ¿Has podido asistir al teatro recientemente? Me encanta Gabriel García Márquez, lo leo cuando quiero desaparecer; pero las biografías son inspiración pura.
Hermández se presentará en Roma, Argentina, Luxemburgo, Rusia, Chicago, Londres y Japón. Página izquierda: con Alice Renavand en Don Quijote.
“Es importante dimensionar el desarrollo económico de las industrias creativas”
La última que leí fue la que Winston Churchill escribió sobre sus primeros 27 años de vida. ¡Un gran escritor! Ahora estoy leyendo sobre los templarios. La historia muchas veces tiene la respuesta sobre el futuro. En cuanto a directores de teatro, me encantan Nicholas Hytner y Sam Mendes. Justo la semana pasada vi The Lehman Trilogy, de Mendes, en el National Theatre; y en el Bridge Theatre, Hallelujah, de Alan Bennet, dirigida por Hytner. Hablando de tu faceta como productor de proyectos tan ambiciosos como Despertares, ¿cómo logras reunir a tantos virtuosos de la danza? Es una gran suma de esfuerzos. La carrera que he hecho hasta ahora me ha llevado a trabajar con las mejores compañías del mundo, así que siempre he tenido acceso y amistad con directores y bailarines. Empecé Despertares cuando estaba en el San Francisco Ballet y desde entonces el director me respaldó para contar con un repertorio exclusivo y con bailarines. Los bailarines siempre han estado emocionados por conocer México y ser parte de este sueño. Lo más complicado de estos proyectos es lograr la suma de esfuerzos necesaria para hacerlo realidad. Has elogiado los logros de la Federación de las Industrias Creativas
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en el Reino Unido. ¿Qué haría falta para aplicar un programa así en México? Por ahora, me parece importante dimensionar el potencial de desarrollo y de actividad económica que las industrias creativas pueden significar para la economía mexicana. Después, invertir en ellas para que puedan avanzar al mismo tiempo que en el resto del mundo. Dar oportunidad y acceso a los jóvenes para que sean parte de la educación que reciban. Los trabajos del futuro son creativos. Eso ya no se puede ignorar. ¿Qué le pedirías al presidente electo para impulsar el talento artístico en México? Pediría que el arte y la cultura se pusieran en un primer plano, como parte integral y fundamental de la educación de todos los mexicanos; que el acceso a ellos no dependa de tus posibilidades económicas; que las artes sean el agente de cambio para nuestra sociedad, que se vean como una herramienta para impulsar la movilidad social y la rehabilitación del tejido social. Como sociedad, hemos tenido a las artes y a la cultura en un segundo plano y esto nos ha llevado a conclusiones que a pocos nos gustan. Por qué no cambiar eso y ver a dónde nos lleva sensibilizar y ofrecer ese refugio creativo y emocional a los jóvenes. Le conviene a todos los mexicanos.
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MEMORIA
04 DE AGOSTO 2018
Recordamos a Marie-José Paz con los pasajes de una entrevista y un texto de ella lleno de evocaciones
Dos encuentros con Marie-José Paz
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VÍCTOR NÚÑEZ JAIME periodismovictor@yahoo.com.mx FOTOGRAFÍA FOTOTECA MILENIO
uando en la primavera de 2008 faltaban unos días para conmemorar el décimo aniversario luctuoso de Octavio Paz, llamé a su viuda para pedirle una entrevista. Estaba seguro de que una mujer que había vivido y vivía para él podía humanizar a través de sus recuerdos al tótem cultural de México. “¿Qué le hace pensar que yo doy entrevistas?”, me respondió. “Además, estoy muy ocupada justamente con lo del aniversario de la muerte de Octavio. Es que son muchas cosas. Llámeme la próxima semana”, me pidió antes de colgar. En la siguiente llamada me dijo que quería ver las preguntas antes de reunirnos. Le contesté que eso no era posible y que, a lo mucho, podía enviarle una lista de temas. “Mándemela”, ordenó. “Por correo postal”. Pasaron los días, pasó la fecha de la efeméride y cuando marcaba su número de teléfono, el aparato sonaba y sonaba sin que nadie lo descolgara. Una mañana, cuando menos lo esperaba, sonó el mío y era ella. “Su lista de temas es muy larga, es como un guión para escribir mis memorias. ¡Todo un libro de muchas páginas! ¿Cómo se enteró de tantas cosas? Mire: no tengo tiempo de responder a todo, pero vamos a vernos para escribir un texto sobre mi encuentro con Octavio, ¿le parece? Y si me equivoco, me corrige y me ayuda. Es que, cuando escribo, lo hago en francés. Pero con usted lo haré en español y quizá tenga algunas fallas”.
••• Durante dos tardes de hace ya más de diez años, nos sentamos en un café del barrio de Polanco, al poniente de la Ciudad de México. Marillò dijo que iba con frecuencia ahí a leer los periódicos o un libro o a revisar documentos. “Es un lugar muy tranquilo y fresco, lleno de luz. No me gusta estar encerrada todo el tiempo en casa”, dijo antes de pedirle a su chofer que volviera por ella “a la hora de siempre”. Cuando llegué, ella tenía la mesa repleta de hojas y pedazos de un sobre amarillo colmados de letras, con algunas palabras o frases tachadas. Había estado escribiendo con plumones de punto fino: verdes, marrones, rojos. Se había terminado un helado de vainilla y chocolate y tenía frente a ella una copa con agua. Me dijo que quería escribir un poco más y que lo mejor sería que volviera dentro de media hora. “Vaya a dar una vuelta”, me indicó con una sonrisa. Volví pasados los treinta minutos exactos y, al verme, me espetó: “pues todavía no termino, pero será mejor empezar”. ••• Octavio Paz y Marie–José se casaron en 1962 en la India, en donde él era embajador. Luego de los fatídicos sucesos de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Paz renunció y durante varios meses impartió clases de literatura en distintas universidades de Estados Unidos y Gran Bretaña. En 1971 la pareja decidió volver a México. Después de vivir en varios sitios de la capital, decidieron instalarse en un departamento muy cercano a la avenida Paseo de la Reforma.
Allí encontraron, sobre todo, un buen espacio para la enorme biblioteca del escritor y otro para un invernadero. Pero de lo que más disfrutaba Marillò era de los gatos. Al que más quiso fue a Nagara (bautizado por Gerardo Deniz), un gato que parecía tigre. “Yo me lo había encontrado tirado en la calle. Lo llevé a casa y al verme entrar con él en brazos, Octavio me dijo: ‘¡Gatos, aquí no!’ Entonces le dije al gatito: ‘Pues nos vamos tú y yo, chiquito’. ‘¡¿Pero cómo te vas a ir por eso?! Está bien, si tanto te gusta, quédatelo’. ‘Muy bien, porque yo ya me iba’ “. ••• La noche del 21 de diciembre de 1996 un cortocircuito provocó un incendio en su casa. “Fue terrible, terrible. Gracias al gato nos dimos cuenta. Octavio y yo estábamos viendo la tele. Ya no había nadie más en la casa. De repente oímos un ruido. Yo creo que el gato, al ver el cortocircuito, se asustó y tiró algo. Octavio dijo: “¿todavía hay alguien en casa?” Nadie. “¿Entonces... un ladrón?” El humo se expandía rapidísimo. Abrimos las ventanas. Se fue la luz. Todo a oscuras. En cuclillas me fui agarrando del muro hasta llegar a la puerta y empecé a gritar a los vecinos. Temía que explotara el gas. Salimos. En ese momento no pensamos en las cosas materiales, solo en salvar nuestras vidas. Luego, cuando llegaron los bomberos y pusieron sus linternas, subí y vi cómo se habían quemado libros, muchos recuerdos que teníamos de la India, de Afganistán.... un mueblecito donde Octavio tenía las primeras ediciones de sus libros. Estuvo bien que haya sido yo la que vio eso, para que él no tuviera la sensación del infierno”.
Marie-Jo, quien murió el 26 de julio, y Octavio Paz en el coctel de bienvenida del Encuentro Vuelta, agosto de 1990.
Esa noche la pasaron en un hotel y días después el entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo, les ofreció vivir en la casa de Alvarado enclavada en el barrio de Coyoacán. Pero ahí luego vendría algo mucho peor. “Lo más difícil en mi vida ha sido ver a Octavio enfermo. Ya había superado otras veces el cáncer. Desde 1977 vivía con un solo riñón. A los 80 años lo operaron del corazón. Por eso, cuando le diagnosticaron cáncer en los huesos, pensé que se iba a salvar. Ya había salido de
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TESTIMONIO
Mi vida con Octavio
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omenzaré por el final. En un poema dice Octavio: “el futuro, un poco de agua en tus ojos”. Diez años ya pasaron y no fue poca el agua en mis ojos. He llorado tanto que pensé que se iba a secar mi alma. Estos días me invade una gran melancolía: “mis pasos en esta calle/ resuenan en otra calle/ donde oigo mis pasos pasar en esta calle/ donde solo es real la niebla”. Sí, abril —the cruelest month— ha regresado y entra con fuerza en todos mis más tristes recuerdos. Mi vida sin Octavio de repente fue como caminar sobre el vacío. Silencio. Ausencia. Soledad. Una gran vulnerabilidad que algunos, con mezquindad, aprovecharon para hacerme sentir todavía más sola. Machismo mental. Me parecía releer a diario El laberinto de la soledad. Frustración al no poder compartir nada de la vida: una simple exposición de pintura, escuchar música, leer un poema, contemplar un paisaje, viajar, reírse, en fin, amar. Sí, vivir es compartir. No obstante, et pourtant, Nagara, Nagara, ahora me siento más serena y no deja de impresionarme que en el claroscuro de la memoria, la sombra de estos últimos años poco a poco se desvanece para dar paso a una luz que irradia pedazos de tiempo radiante vivido juntos. Abril también es cuando florecen los cerezos. Es la resurrección de las presencias un retorno al tiempo. La energía positiva que renace de la naturaleza me hace revivir el pasado, vivirlo en el presente: “el presente es perpetuo” y mi soledad se vuelve habitada. Por eso no voy a hablar más de mi vida sin Octavio. Si no me equivoco, lo que quiere usted es que hable de mi vida con Octavio. Y entonces vamos a ir “hacia el comienzo”, título emblemático, si hay uno, porque es una serie de poemas que él me dedicó. ¿Cómo lo conocí? En un atardecer magnético, en Nueva Delhi, en la India, en un jardín encantado —perfumes de jazmín, sonidos de flauta y rugidos de tigre de bengala—, luz vibrante sobre sedas de saris encendidos, hora propicia hecha de reflejos y predicciones, exclamaciones y
Una gran parte de mí se quedó en la India. Me sentía desolada y más enamorada que nunca
otras enfermedades. Pero esta vez no. Me queda la satisfacción de haberlo hecho feliz, tanto como él a mí. Al final me lo dijo: ‘Soy feliz porque estoy con la mujer que amo y que me ama’. Y se fue”, recordó con melancolía. Era abril de 1998 y, después de 34 años de matrimonio, Marillò y Octavio se separaban físicamente. ••• En nuestro segundo encuentro, Marie–José me dijo que desde el
día anterior había estado escribiendo un texto en varios pedazos de papel. Ahora quería darle unidad a esas ideas sueltas y entonces me pidió que me convirtiera en su amanuense. Comenzó a dictar al tiempo que parecía abrir las compuertas de su memoria para chapotear, risueña, en el charco de sus recuerdos. Luego de pronunciar la última palabra, inquirió: “¿Le gusta? ¿Le emociona? ¿Es poético?”
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MARIE-JOSÉ PAZ
murmullos, brillaban más los ojos que todas las joyas del Golconda: podía haber aparecido el Dios azul Lord Krishna y hubiera sido totalmente normal. Pero el que apareció fue él, Octavio. Estaba vestido de blanco, y azul, sí, sus ojos. ¿Quién era este atractivo personaje que se dirigía hacia nosotros? Se acercó a nuestro grupo, se presentó, dijo su nombre que nadie oyó. Era embajador de México a punto de presentar sus cartas credenciales. Y me preguntó a mí de qué hablaba con tanta vehemencia. Conté que acababa de leer un relato poco conocido, una nouvelle de Balzac: Modeste Mignon. Él entonces empezó a contarme la historia —recuerdo mi asombro—, los nombres, todo, como si lo acabara de leer. Quedé impresionada. La noche se hacía más noche. El monzón que ya se alejaba había dejado flotar un aire húmedo que se pegaba suavemente en la piel. Los árboles de repente eran más tupidos. Las llamas de las lámparas de aceite que bordeaban las sendas del jardín parecían lenguas de fuego que se alargaban como para buscar beber la noche. Poco a poco todo se volvía mágico. Me habló de mis pulseras de jazmín y de mi mirada: ya me sentía más La fille aux yeux de’or que Modeste Mignon. Bailamos un bolero. Sin saberlo, mi Indian song ya había empezado. Poco después leí su libro ¿Águila o sol?, esos fulgurantes poemas en prosa. Estaba fascinada. Luego nos veíamos con frecuencia en numerosas recepciones diplomáticas. Era muy obvia la atracción que había entre nosotros. Parecíamos imanes. Para hacer el cuento corto —porque lo mío es un cuento largo—, nos enamoramos. Pero, como yo estaba casada, después de dos años mi esposo de entonces y yo dejamos la India y regresamos a París. Una gran parte de mí se quedó en la India. Me sentía desolada y más enamorada que nunca. No sabía entonces que el azar... ¿Quiere que le cuente? El azar —L´amour fou— me esperaba al doblar la esquina. Era el mes de junio. Pensé que era un espejismo, pero era él. Me tomó del brazo y “juntos atravesamos los tres tiempos/ los cuatro espacios/ para regresar al día del comienzo/ el presente es perpetuo”. Quisiera ser digna de su memoria: “mereces lo que sueñas”.
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CIENCIA
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DESMETÁFORA
El simple hecho de caer Observar la caída libre de los cuerpos nos ha dado la idea más sofisticada del espacio y el tiempo GERARDO HERRERA CORRAL gherrera@fis.cinvestav.mx FOTOGRAFÍA FUNDACIÓN NACIONAL DE LAS CIENCIAS
Podría estar encerrado en una nuez y sentirme rey de un espacio infinito. William Shakespeare, Hamlet
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l universo está hecho de la misma materia que nos forma y es gobernado por las mismas leyes que vemos actuar en nuestro derredor. Las fuerzas que provocan la caída de los cuerpos y el oscilar de los péndulos son las mismas que mueven a los astros más lejanos. La luz que se percibe en el tenue reflejo de una página en blanco obedece a los mismos principios que el brillo serpentino de las rocas en algún remoto planeta. La manera precisa como se propaga el calor en las mañanas tibias del otoño sigue la misma pauta que las turbulentas masas de gas en el centro de las estrellas. Este es el carácter de las leyes físicas. Es también el aspecto más asombroso de la ciencia. El movimiento de una pelota en las manos de un niño se describe de la misma forma que el movimiento de las estrellas en su vagar pausado o en su vertiginoso peregrinar. Hace unas semanas que tres observatorios: Telescopio William E. Gordon en Arecibo, Puerto Rico; Green Bank Telescope en West Virginia, y el Westerbork Synthesis Radio Telescope en Holanda, constataron con exactitud sin precedentes que “caer” es igual aquí que en un sistema de estrellas llamado PSR J0337 + 1715 ubicado en el centro de la constelación del Toro. Observar la caída libre de los cuerpos ha sido muy fructífero. Algo tan simple como eso nos ha dado la concepción más sofisticada que tenemos de lo que es el espacio y el tiempo. Se dice que fue entre 1589 y 1592 que Galileo reunió a los académicos de la universidad frente a la torre de Pisa para mostrarles cómo, al dejar caer dos cuerpos con diferente peso desde lo alto, ambos llegarían al suelo al mismo tiempo. Si esta historia fuese verdadera, los universitarios debieron ver caer una densa bola de cañón compitiendo en tiempo de caída con una bola de madera. Quizá en los rostros incrédulos se reflejó el asombro al ver que éstas llegaron juntas, pero lo más probable es que eso nunca ocurrió y la anécdota es solo una construcción inexistente en la imaginación del florentino. El acontecimiento virtual habría de quedar en la histórica lista de los diez experimentos más bellos de cuantos se han hecho, y en este caso también de cuantos no se hicieron.
Vista aérea del Telescopio William E. Gordon en Arecibo, Puerto Rico.
En 1971 David Scott, comandante del Apolo 15 y una de las doce personas que han pisado la Luna, hizo lo mismo mientras se encontraba parado junto al módulo que lo llevó tan lejos. Dejó caer un martillo y la pluma de un ave para ver que éstos llegaran al suelo lunar al mismo tiempo. En la ausencia de atmósfera la gravedad actúa de la misma manera en todos los objetos y una bala de cañón cae al mismo tiempo que la pluma de un hermoso ganso blanco. Con esto bien podemos afirmar que la caída de los objetos es igual aquí que en la Luna, pero podemos ir más lejos. Hace once años que se descubrió un sistema triple de estrellas que se encuentra a 4200 años luz de nosotros en la constelación de Tauro. En el centro del arreglo de astros con la forma de un Toro se encuentra una estrella de neutrones poco más pesada que el Sol y una Enana Blanca más ligera que gira con ella. En poco menos de dos días completan un giro entre ambas. Al mismo tiempo, la estrella de neutrones gira alrededor de su propio eje tan rápido que completa 366 rotaciones en un segundo. La emisión de pulsos de radio con esa frecuencia se observa en la Tierra y eso permite
La teoría de la relatividad general mostró que la gravitación es geometría
hacer mediciones precisas del movimiento de los cuerpos. Esta pareja de danzantes estelares se encuentra en el campo gravitacional de una tercera estrella Enana Blanca, de manera tal que el sistema es una réplica de lo que tenemos como Sol, Tierra y Luna, si bien los campos gravitacionales son más intensos y los movimientos más rápidos. La Enana Blanca y la estrella de neutrones necesitan 327 días para dar la vuelta a la estrella más grande también del tipo Enana Blanca. Observar el movimiento del sistema permite medir cómo los cuerpos ligeros y pesados se comportan en un campo gravitacional extremo. Si el objeto más ligero se moviera diferente a como hemos visto que lo hacen en Pisa, Italia, el sistema de estrellas rotantes presentaría un tambaleo perceptible y medible. Esto no ha sido observado y la medición confirma lo que la teoría predice con exactitud. La sutileza que un día Einstein vio sentado en el sillón en su oficina de patentes, y que recordó siempre como “la idea más feliz de su vida”, está aquí, en el movimiento de un objeto libre al caer. Cuanto más pesado es más fuerte la atracción gravitacional, pero al mismo tiempo cuanto más pesado, más intensa debe ser la fuerza para moverlo. Estos dos efectos se cancelan mutuamente para que al caer
el objeto más pesado se acelere en exactamente la misma forma que un objeto más ligero. Al hecho de que la atracción más fuerte sobre el objeto más pesado sea equivalente a la fuerza necesaria para moverlo produciendo la misma aceleración que sobre otro objeto más ligero se le conoce como “Principio de equivalencia”, y es la piedra angular de la teoría de la relatividad general que nos mostró que la gravitación es geometría y no fuerza. La medición que se dio a conocer hace unas semanas solo es distinta a la que podemos hacer arrojando objetos desde la torre de Pisa, por el hecho de que el campo gravitacional del sistema PSR J0337 + 1715 es muy intenso y porque, además, los objetos estudiados están muy lejos de nosotros. En todo esto saltan a la vista dos peculiaridades: primero, que siendo algo tan simple como el hecho de caer, puede ser tan profundo como la naturaleza del tiempo, y segundo, que meditar estas cuestiones genera una pregunta tan fundamental como sencilla, tan elemental como difícil, tan asequible como compleja, y en toda su condición filosófica la pregunta pasa a menudo desapercibida. Richard Feynman la planteó así: “¿Qué pasa con la naturaleza que permite que ocurra esto, que sea posible imaginar, a partir de un fragmento, lo que será el resto?”.
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EN LIBRERÍAS
04 DE AGOSTO 2018
NARRATIVA, ENSAYO El niño que fuimos
No te duermas en el parque
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A FUEGO LENTO Pájaros en la boca y otros cuentos
El libro secreto de Frida Kahlo México, 2018
Alma Delia Murillo Alfaguara México, 2018 302 páginas
Manuel Méndez Editorial Rancho Aparte México, 2018 192 páginas
Samanta Schweblin Almadía México, 2018 229 páginas
Inspirada en “las niñas del internado Gertrudis Bocanegra del Lazo de la Vega”, esta novela gira en torno a tres personajes que bucean en su infancia para responder a los interrogantes que la vida adulta les ha echado en cara. El pasado es, pues, un internado, que tiene mucho de Edén, y mucho también de culpa, venganza, agravios nunca dichos. Los reencuentros ocurren como antesala de un dolor que resucita.
Más que aventurero, Renzo, el personaje de esta novela, es un peregrino. Con su guitarra y su mochila va de Europa a México y a la Columbia británica, donde se emplea como recolector y vive en una tienda de campaña entre hippies, punks y todo tipo de seres marginales, quienes le hacen comprender lo dura que es la supervivencia en un país extraño pues no todo es fiesta, ligue y diversión.
Pájaros en la boca se cuenta entre los primeros libros de relatos publicados por la escritora argentina, quien se mueve con soltura por los parajes del terror y lo fantástico. Ese libro ha vuelto a publicarse, con la novedad de que suma nueve piezas que habían aparecido en diversas selecciones y compilaciones. De este modo, el lector obtiene una visión más que amplia de quince años de carrera literaria.
Usos rudimentarios de la selva
Viajes con un mapa en blanco
Luis González de Alba. Un hombre libre
Jordi Soler Alfaguara México, 2018 176 páginas
Juan Gabriel Vásquez Alfaguara México, 2018 207 páginas
Varios Autores Tedium Vitae México, 2018 270 páginas
El autor rinde homenaje a su tierra: La Portuguesa, Veracruz. El libro está conformado por doce cuadros que pueden leerse como una novela o como historias autónomas. El primer capítulo, a pesar de su realismo, roza lo fantástico por la aparición de un globo con el cual el protagonista pretende vigilar su plantación de café. El despertar sexual y la violencia que padece la población son otras de las historias.
Fruto de las conferencias dictadas en la Universidad de Berna en 2016, este grupo de ensayos aspira a develar el arte de la novela. El viaje da comienzo con Cervantes y termina con una reflexión sobre la historicidad. Las rutas son múltiples y cruzan por Shakespeare, Dostoievski, Camus, Fuentes, Vargas Llosa, García Márquez… El conjunto ofrece una materialización del ensayo como receptáculo de la lectura.
Treinta autores trazan un mural a partir de la admiración y el cariño en el que se hace visible el militante del movimiento estudiantil de 1968, el novelista, el divulgador de la ciencia, el periodista incómodo. Como escribe Rogelio Villarreal, quien coordina el volumen, en la nota introductoria: Luis González de Alba “era, ante todo, un hombre de pasiones, pero también de razón y un atisbo de misticismo”.
A partir del miércoles 8 de agosto, los lectores encontrarán Los libros de Laberinto en milenio.com
Figuritas de aparador ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com
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l prólogo de Laura Esquivel informa: El libro secreto de Frida Kahlo (Océano) es “una novela que ya ha sido publicada en 21 países y traducida a 17 idiomas”. La contraportada informa también que fue “ganadora del Premio Gourmand 2013, en Francia, y finalista en los International Latino Book Awards” en ese mismo año y que “aparece ahora en su edición definitiva”. Su alcance no puede ser más predecible: la vida tormentosa de Frida Kahlo aderezada con un vasto recetario de platillos mayoritariamente mexicanos. Cualquier editor, cualquier director comercial, se frotaría las manos frente a semejante fórmula: un icono de la rebeldía femenina y dosis abundantes de ajo, cebolla, chile, jitomates, cilantro, epazote y aceite. Hay entonces una intención biográfica —de la cuna hasta la sepultura— y un ánimo folclórico que no oculta su interés por alentar el chismorreo turístico de los paseantes ocasionales de la cultura mexicana. Ahí está Frida, renegando de su educación religiosa, ejercitando su sexualidad desde la adolescencia, sobreponiéndose al accidente que casi le cuesta la vida, enarbolando la bandera comunista, siguiendo a Diego Rivera como una mascota obediente, en fin, ahí está la Frida convertida desde hace algunas décadas en muñeca de aparador y espejismo mercantil. Mientras tanto, mientras asistimos a su martirologio, el relato se ve salpicado por menciones a la cocina mexicana, tantas que cada capítulo remata con una o dos recetas que estamos obligados a preparar. No falta, por supuesto, el riguroso desfile de huipiles, blusas oaxaqueñas, manteles bordados, enaguas y chales. Si Frida Kahlo ha descendido de su condición de pintora a la de un mero producto no es injusto aducir que El libro secreto de Frida Kahlo lleva el mismo sello en cada una de sus páginas: ha sido concebido para ese tipo de público que obtiene un mórbido regocijo al creer descubrir las zonas oscuras que guarda el currículum de Luis Miguel. Dice Juan Gabriel Vásquez que el ser humano es el mejor invento que ha dado la novela que se declara hija de Cervantes. Pues bien: seres humanos es lo que nunca observamos en El libro secreto de Frida Kahlo. Qué ofrece: monigotes de papel maché con la rúbrica Made in Mexico.
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CINE
04 DE AGOSTO 2018
RESEÑA
ENTREVISTA
Del Toro en su gabinete ANDREA SERDIO
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l libro Gabinete de curiosidades. Mis cuadernos, colecciones y otras obsesiones, de Guillermo del Toro, publicado por la editorial Norma, es un pasaporte al mundo privado de un artista que siempre sorprende. Con prólogo de James Cameron y epílogo de Tom Cruise, Gabinete de curiosidades reúne testimonios de los amigos más cercanos del director de El laberinto del fauno, entre ellos Alfonso Cuarón, quien habla de la vieja relación entre ambos y, de alguna manera, cuenta el origen de esa película fantástica. Por su parte, John Landis se encarga de darnos un paseo por la casa de Del Toro en Los Ángeles, no la que habita con su familia sino aquella en la que desarrolla sus proyectos y guarda sus colecciones de libros de terror, de arte, de fotografía; donde están sus juguetes, sus maquetas, sus cuadernos. La llama Bleak House. En una entrevista que recorre el volumen entero, Del Toro habla de sus influencias gráficas, de su pasión por Goya, de su devoción por los pintores simbolistas, entre ellos el mexicano Julio Ruelas, uno de cuyos grabados preside la entrada de la Bleak House. Como director, Del Toro se reveló desde el principio como un maestro. Filmado en 1993, Cronos es su primer largometraje y muestra a un cineasta seguro, visionario; de eso daría cuenta su cuaderno de notas sobre esa cinta, si no estuviera actualmente extraviado. Algunas páginas de los cuadernos sobre cada una de las películas de Del Toro se reproducen en Gabinete de curiosidades. Ahí están, por ejemplo, las de Mimic, su debut en los grandes estudios y presupuestos de Hollywood. Una decepción porque quiso apostar por el cine comercial y perdió sin remedio, sobre todo porque no estaba acorde a sus intereses como artista. Después del fracaso de Mimic, de la mano de Pedro Almodóvar, Del Toro filmó El espinazo del diablo, sobre unos niños en un orfanato español durante la Guerra Civil. Es una película de suspenso y terror, una historia sobre la ausencia y el desamparo, pero también una profunda reflexión sobre la condición humana. La mayoría de las películas de Guillermo del Toro están en este libro que se adentra y descubre a un artista que crea seres sobrenaturales y héroes alejados de todos los estereotipos, como sucede en sus películas Blade II, Hellboy y La forma del agua, que lo han colocado entre los más destacados cineastas de nuestro tiempo.
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Karina Gidi interpreta a la escritora mexicana Rosario Castellanos en Los adioses.
Natalia Beristain
“El feminismo es contradictorio”
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HÉCTOR GONZÁLEZ gonzalezjordan@gmail.com FOTOGRAFÍA KMBO
a relación entre Rosario Castellanos y Ricardo Guerra dice mucho acerca de la dinámica de pareja. Ante el éxito y reconocimiento de su compañera, el hombre se siente opacado y reacciona; ante la necesidad de crecer y desarrollarse en lo profesional, la mujer genera sentimientos encontrados ante asuntos como la maternidad. Concebida como un têt à tête (mano a mano) interpretado por Karina Gidi y Daniel Giménez Cacho, la directora Natalia Beristain filmó Los adioses. ¿Por qué hablar de la mujer y la relación de pareja a partir de Rosario Castellanos? Encontré a una escritora poderosa como pocas, con una capacidad para exponerse en cada palabra. Su poesía dibuja su vulnerabilidad y generosidad excepcional. Mi imagen de Rosario Castellanos estaba más inscrita en lo monográfico. Sí, una gran escritora; sí, icono del feminismo y defensora de los pueblos originarios, pero hasta ahí. Al leer su correspondencia con Ricardo Guerra, descubrí a una mujer fallida, contradictoria, compleja, entregada e insegura; una mujer con la que me puedo relacionar y que me resulta admirable. Esto se nota en su posición ambivalente ante la maternidad. Es algo natural. Tengo pocos años siendo madre y creo que ahora soy mejor persona. Pero eso no quita que
de pronto quiera ir a los festivales de cine o que me canse después de seis meses sin dormir. No es verdad, como nos han inculcado, que en la maternidad todo es miel sobre hojuelas. ¿Cuáles fueron sus fuentes para trabajar los diálogos de Rosario Castellanos? En la correspondencia encontramos modismos o formas de comunicación. Ella le hablaba de usted y le decía “sinvergüenza” de cariño. Las cartas nos ayudaron para encontrar un tono de naturalidad porque no queríamos que los diálogos sonaran demasiado poéticos o literarios para no alejar al espectador. ¿Por qué hacer una fotografía tan luminosa? Dariela Ludlow hizo un trabajo estupendo. Este es nuestro segundo proyecto juntas, nuestros gustos son similares y tenemos una comunicación tácita. Conoce la importancia que les doy a los actores y a sus rostros; eso es lo que guía la disposición escénica y la iluminación. La luminosidad obedece a que es una historia densa y queríamos contrapuntearla con una imagen hermosa.
La imagen que tenía de Rosario Castellanos estaba más inscrita en lo monográfico
La escritura visual se sostiene en planos cerrados o medios. ¿Por qué? Para destacar la actoralidad sin artificios, maquillaje, ni cortes en la edición. Son ellos y lo que les sucede. Quería hacer una película de una pareja en su casa. Nos la planteamos como un têt à tête. Transitamos de los años cuarenta a los setenta y no teníamos grandes recursos. Una película intimista nos libró de estar sobre un espacio en particular. Un têt à tête que muestra sin tapujos a un Ricardo Guerra que se siente minimizado. Las relaciones son complejas y así lo trabajamos con Daniel Giménez Cacho. A veces así es como reaccionamos: por más que adoremos a nuestra pareja también queremos foco sobre nosotros. Al cuestionar a Rosario Castellanos, también cuestiona al feminismo que ella representaba. Si no cuestionamos el feminismo se vuelve una figura de bronce intocable e impoluta. Es un movimiento con sus contradicciones. Para mantenerlo vigente necesitamos cuestionarlo y quitarle el sello de la perfección. Desde el cine de ficción se ha cuestionado poco a nuestros grandes intelectuales. ¿A qué lo atribuye? Hay una imposición desde la manera en que el Estado plantea la educación en México. No nos enseñan a escarbar y cuestionar las figuras de bronce. Es parte de una tradición que busca incentivar el sentido crítico de la gente.
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ESCENARIOS
04 DE AGOSTO 2018
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PERIPECIA
MERDE!
Asesinato en la noche de bodas
Tres dramaturgos BRAULIO PERALTA
juanamoza@gmail.com FOTOGRAFÍA EL MILAGRO
ALEGRÍA MARTÍNEZ alegríamtz@gmail.com FOTOGRAFÍA JORGE VARGAS
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l espectador asume de antemano que difícilmente los involucrados en una puesta en escena están en posibilidad de garantizar que el trabajo técnico y humano funcione a la perfección el día del estreno. Sin embargo, la ilusión y la confianza de que así sea, junto al arduo trabajo del equipo artístico, van por delante, tanto como la voluntad de la audiencia para aceptar la convención respecto a todo lo que suceda bajo los reflectores. Ser testigos de lo que puede ocurrir cuando una obra de misterio está en manos de un grupo sui géneris de estudiantes de teatro, como en La obra que sale mal, es una invitación a celebrar todo lo que en rigor terminaría con la fe del público en el elenco, evitando así la posibilidad de una segunda función. Asesinato en la mansión Haversham es el título del montaje que, en la ficción, presentan los alumnos de la Universidad Tecnológica de Tlalpan, en el escenario de Teatro para Profesionales. El interior de una casona que despierta la memoria de escenas lúgubres, con un inmenso retrato sobre la chimenea, es el espacio donde el novio de la chica guapa yace sobre el sofá, la noche de su compromiso de boda. El asesinato, que levanta sospechas entre los personajes cercanos al infortunado joven, involucra en esta ocasión, debido a la falta de preparación del elenco universitario, al técnico del teatro y a la chica que realiza
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La obra que sale mal se presenta de jueves a domingo en el Teatro Helénico.
labores de utilería y tramoya, quienes con los actores se empeñan por encima de toda falla, error y olvido, en que la acción no se detenga. Estrenada en 2012, galardonada en más de siete ocasiones, entre éstas con el Lawrence Olivier por Mejor Comedia y Mejor Escenografía por los Tony Awards, La obra que sale mal —cuya escenografía cobra vida— fue escrita por Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henry Shields, ex alumnos de la London Academy of Music and Dramatic Art, e integrantes del Mischief Theatre, compañía especializada en comedia y fundada en 2008. Un elenco de primera, que incluye dos actrices, seis actores, y dos directores, uno de ellos dramaturgo, con práctica en las técnicas del clown y la acrobacia, insertas en una comedia de desatino extremo, hacen la diferencia respecto a las versiones de compañías inglesas y estadunidenses que, con dirección original de Mark Bell, se presenta por primera vez en español. La producción está a cargo de Próspero Teatro, Camila Brett y Jerónimo Best —quien realizó la traducción—, en coproducción con Billy Rovzar de The Lemon Studios. Reconocidos por su desempeño en la actuación y en la dirección,
El interior de una casona despierta escenas lúgubres con un retrato sobre la chimenea
Artús Chávez (La mordida y La obra de Botom) y Adrián Vázquez (Algo de un tal Shakespeare y Weneses y Lala) hacen el papel del inspector y del mayordomo, respectivamente, a partir de una experiencia escénica que redimensiona el necesario peso de verdad que exigen las equivocaciones para detonar la risa explosiva del espectador. Irene Azuela, creadora de una hermosa y calculadora Salomé, entre sus personajes teatrales, es ahora una bella y arrebatada Sandra, que se vuelve una sospechosa irresistible, monumento a la soberbia y muñeca de trapo en un despliegue de virtudes actorales que hasta hoy tiene oportunidad de expresar. Ari Albarrán da rienda suelta, en su papel de técnica teatral, al ímpetu actoral que algunos integrantes del gremio reprimen desde los desahogos del teatro, mientras Juan Carlos Medellín, en su papel de traspunte, exhibe la desidia de técnicos que dentro de su cabina —aquí expuesta— viven despistados cuando un gran porcentaje de la puesta en escena depende de su precisión. Iván Carbajal, Daniel Haddad y Luis Rodríguez Guana completan el brillante elenco de La obra que sale mal, en la que, como pocas veces, en el patio de butacas se desatan carcajadas que impiden escuchar los parlamentos de los actores amateurs, a quienes en esta ocasión se les perdona todo tropiezo a favor de un espectáculo “delator” que hace trizas la convención.
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e niego a pensar que solo la dramaturgia queda en la memoria del teatro nacional. Me niego, ante las escenografías que forman parte del recuerdo de una representación. Me niego cuando las emociones brotan como cascada porque dos actores se encuentran en el climaterio de la escena. El teatro es inasible y por tanto imposible de guardar en un pedazo de historia y recuento. Sin embargo, en el difícil oficio de crítico uno se tiene que detener en una apuesta donde importen las palabras y lo escrito. Aparece entonces la dramaturgia de David Olguín con una pieza desquiciada como Los insensatos, esos locos en el patio de La Castañeda, o Los asesinos, personajes del México sangriento de hoy. Dos piezas que representan al ser político y al ser perdido en la sociedad. Luis Mario Moncada, siempre en la memoria selectiva. Sea con 9 días de guerra en Facebook —donde las redes sociales hacen lo peor y lo mejor del ser humano— o con la adaptación de James Joyce y su Carta al artista adolescente, que bien podría seguir representándose porque los jóvenes nunca dejarán de existir. Piezas de una generación donde la locura de las redes y los sueños como posibilidad de ser se enfrentan invariablemente. David Olguín y Luis Mario Moncada tienen décadas escribiendo teatro tan bueno como lo hecho por aquella triada de otros tiempos: Emilio Carballido, Sergio Magaña y Hugo Argüelles. Ellos y Sabina Berman pueden ser la última triada del teatro nacional vivo. Hay más —imposible olvidar el trabajo lúdico de Martín Zapata—, pero son con los que me quedaría. Usted escoja los suyos. Últimamente aparece poco Sabina Berman en el panorama teatral. Atrás quedó Entre Pancho Villa y una mujer desnuda. Pero nació Testosterona, ejemplo donde la palabra ilumina el tema de los medios de comunicación y sus intríngulis en y con el poder, y la lucha de las mujeres por ser admitidas en el patriarcado. Sabina es la dramaturga mayor por su constancia en décadas de hacer teatro para la escena. Ya lo dije. Lo repito: son mi triada del teatro nacional. Cada quien su elección.
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Escena de Los insensatos, escrita y dirigida por David Olguín.
DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO, IVÁN RÍOS GASCÓN ARTE Y DISEÑO: SALVADOR VÁZQUEZ
LABERINTO
04 DE AGOSTO 2018
http:// www.milenio.com/laberinto/Facebook: Laberinto Milenio/Twitter:@SCLaberinto
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TOSCANADAS
a semana pasada escribí sobre cómo uno se vuelve un muerto virtual cuando abandona un pueblo. Hoy estoy en la situación opuesta: la del recién llegado. Una resurrección para la cual no hizo falta esperar al tercer día, sino apenas ocho horas de carretera y cincuentaidós subidas y bajadas a un cuarto piso con cajas de veinticinco kilos mayormente con libros y que me hacen valorar el libro electrónico con sus kilobytes. Más ejercicio del que había hecho en todo el año. Así mi resurrección tuvo menos dignidad que la de rodar una piedra y aparecerme a alguien por la calzada de Emaús y que no me reconociera al caminar, mas ahora sí en la fracción del pan, no solo como en la aguada canción dominical o como en los Evangelios, sino tambiéncomoenalgunaspinturas,sobre todo la sublime versión de Caravaggio. Las primeras veinticuatro horas en mi nuevo departamento, que aquí llaman piso, han sido emocionantes.
Madrí DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com
MERCADO DE LOS MOSTENSES.
Paraíso de la carne y orondas lenguas en la capital de España.
Antes que nada, una visita de la policía. Por vivir frente al Senado hay que declararse un hombre de bien. “Sí, oficial, un humilde escritor mexicano. Puede buscarme en Google”. Ese truco de Google me ha servido en dos ocasiones para cruzar fronteras cuando me pillaron sin pasaporte, así como para otros trámites. Ahora mismo, para rentar el piso, me pedían los recibos de nómina de tres meses. “Oficialmente soy desempleado”, le dije al propietario, “pero búsqueme en Google”. Al día siguiente firmamos el contrato. Por ubicarme cerca del Teatro Real, tengo de vecinos a una pianista, un actor, un crítico y un tenor que esta mañana me despertó más dulcemente que cualquier despertador. Hoy fue una mezcla entre la que destacó un aria de Don Giovanni. Espero con ansia el repertorio de mañana. A todos los conocí en mis cincuentaidós viajes por las escaleras, equivalentes a
2 mil 652 escalones. Lo primero que hago en un edificio es contar los escalones; conozco gente que tiene años viviendo en un departamento sin saber cuántos sube para llegar a casa. Luego fue explorar el barrio. Y como Dios me mima desde que escribí Evangelia, me puso a cinco minutos a pie el Mercado de los Mostenses. Un paraíso de la carne en el que descubrí orondas y sabrosas lenguas de res. The search is over, tongue was right before my eyes. Por la noche salí a elegir mi bar de cabecera. Di con él en el primer intento. Un bar centenario llamado Casa Alberto, regenteado por latinoamericanos para sentirme en casa. Exquisitas orejas de cerdo y las mejores mollejas de mi vida que, para ser perfectas, solo pedían tortilla y salsa. Por si fuera poco, un cartel: en este edificio Miguel de Cervantes terminó Viaje al Parnaso en 1614. Salud. Me bienvengo a Madrí.
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BICHOS Y PARIENTES
Antiguas policías de las mujeres
H
ay una larga historia sobre las modas y arreglos y afeites masculinos. Bastante más larga y abundante en datos que la de las mujeres. Llena de sorpresas, además. Por ejemplo, existen muchos más datos acerca de los arreglos corporales y las elegancias entre los vikingos que de las vikingas. Sabemos de los atuendos de los hombres persas y mucho más de los egipcios que de las egipcias. En parte, porque la descripción correcta de las vestimentas es indispensable para la estrategia militar. Alejandro Magno, por ejemplo, hizo rasurar todas las barbas a sus soldados: “¿No saben que en las batallas no hay nada más práctico que jalar una barba?” Y es que las ropas y arreglos son también declaraciones de origen, filiación y, en ciertos tiempos, de militancia: sans–culottes, camisas pardas, negras, los descamisados, el cuello de los mencheviques... Pero aun a sabiendas de que los asuntos militares requieren describir la apariencia del enemigo, los documentos antiguos dedican muchas más páginas para atender atuendos masculinos. Y esto es así, al menos, hasta la aparición de la Lex Iulia, emitida por Augusto en el año 23 a. C., que reconocía la ciudadanía de todos los que no se hubieran alzado contra Roma. Incluyendo a las mujeres que, según explica Paul Veyne (La elegía erótica romana, FCE, 1991), se convierten en propietarias de bienes, herederas, dueñas de su cuerpo, de sus deseos y ciudadanas libres de andar por la calle sin vigilantes. ¿Vigilantes? Sí. No es fácil verlos, pero siempre estuvieron ahí, incluso con un nombre preciso: gynaikonómoi.
JULIO HUBARD FOTOGRAFÍA DEA/ SCALA
Auténticamente una función del Estado dedicada a vigilar que las mujeres se comportaran según las reglas del decoro. Lo sorprendente es que, habiendo sido evidente la existencia de los vigilantes, nos haya quedado un punto ciego de larguísima pervivencia. Tenemos una palabra y una función pública asociada. La palabra: gynaikonómoi se compone de dos piezas: mujer (gyné, gynaikós) y ley, reglamento, obligación (nómos). Policía de las mujeres. Lo que hacían estos sujetos, su función, es menos claro.
Solón fue de los primeros demócratas en equivocarse al creer que las leyes generan libertades
Según Plutarco, la existencia de aquellos funcionarios comienza con la preocupación de Solón (638–558 a. C.) por erigir de nuevo la moral perdida de los atenienses. A Solón se le considera como uno de los primeros sólidos pilares de la democracia. Pero también es de los primeros demócratas en equivocarse al creer que las leyes y organismos del Estado otorgan derechos o generan libertades. Quiso protección para las mujeres, pero “hizo, además, sobre el salir las mujeres de casa, sobre los duelos y las fiestas, la ley que reprimía lo que era desordenado y excesivo, mandando que aquellas no viajasen con más de tres vestidos; que en comida y bebida no llevasen sobre el valor de un óbolo, ni canastillo mayor de un codo, que no salgan de noche sino en coche y precedidas de una lámpara”.
Decoración de un epínetro del siglo V a. de C.
Plutarco (Solón, 21) añade que esas misma leyes se mantienen aún en su época y en muchas provincias tributarias de Roma, y dice además “que quienes contravengan dichas leyes sean multados por los celadores de las casas mujeriles, así como los hombres que se dejan llevar en los duelos de pasiones y errores débiles y afeminados”. Tres siglos después de Solón, Aristóteles comienza a sospechar que “un intendente de niños y de mujeres (gynaikonómos), u otro magistrado encargado de una supervisión semejante, es algo aristocrático y no democrático (porque ¿cómo podría impedirse que salgan de su casa las mujeres de los pobres?” (Política, 1300a). Es decir: su objeción a los celadores de mujeres es económica. Y según el historiador Filócoro, estos ubicuos gynaikonómos podían multar, castigar con encierro, expulsar de ceremonias públicas y de fiestas privadas no solo a las mujeres que perdieran el decoro sino incluso a hombres cuya conducta pareciera afeminada. El hecho es que se trata de una institución estatal cuyo objetivo era normar las formas y las costumbres públicas de las mujeres. No tiene caso juzgar desde nuestro orden de ideas ni nuestro particular juicio moral. Podemos hacer analogías. Una de ellas, la más importante, que aquella gynaikonomía comenzó como protección para las mujeres. Pronto, ya era su persecución. Es lo que hacen las instituciones públicas: el Estado siempre inicia como protección y, en cosa de minutos, ya es persecución y censura. ¿Puede preservarse la libertad de algo después de convertirla en asunto del Estado?
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