Laberinto No.851 (05/10/19)

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Suplemento cultural de MILENIO

LABERINTO MEMORIA

PERSONERÍO

ARACELI MANCILLA ZAYAS

JOSÉ DE LA COLINA

Toledo, Oaxaca y las fábulas de Esopo

Snoopy: el taller del novelista Imagen: FT

Ilustración: Charles Monroe Schulz

SÁBADO 5 DE OCTUBRE DE 2019 AÑO 16 - NÚMERO 851

Tres visitas a Miguel León-Portilla Rodrigo Martínez Baracs, Héctor Zamarrón, JEP/ ILUSTRACIÓN: BOLIGÁN


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ANTESALA

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CASTA DIVA

Vandalismo con causa AVELINA LÉSPER www.avelinalesper.com FOTOGRAFÍA ARCHIVO MILENIO

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ás excitante que el sexo, tan adictivo como las drogas, visible y contagioso, el vandalismo es la diversión urbana de moda. Patrocinado por los gobiernos de grandes capitales, en sociedad con los especialistas de la industria del entretenimiento, se inauguró el primer parque temático vandálico Destroyer Park. Los visitantes recibirán a la entrada dos latas de pintura en aerosol, un pasamontañas o un pañuelo para cubrirse el rostro, un garrote y si pagan el pase Platino Plus, una bomba molotov y lo más importante: podrán elegir entre distintas consignas para motivar a sus grupos de choque y divertirse destruyendo. Los que deseen darle el international touch, pueden comprar un chaleco amarillo. En las consignas a elegir están los temas álgidos en las redes: anarquismo, reivindicación de luchas, libertad, boletos gratis para el cine, y lo que vaya apareciendo. Sociólogos de masas asesoran a los visitantes de que en este parque todos son víctimas inocentes, y ejerzan sus derechos despedazando lo que esté en su marcha al éxtasis del caos. En la entrada del Destroyer Park hay un gran letrero que anuncia: “No vamos a reprimir a nadie”, es la regla principal de este gran juego que ofrece nuevas experiencias. En el interior está la escenografía completa de una ciudad para quemar y romper con automóviles estacionados, escaparates, monumentos, esculturas, paradas de autobús, semáforos, una universidad, todo a disposición de los grupos de vándalos que descargarán su furia reivindicando la consigna elegida. Alentar el vandalismo es un excelente placebo social, con un poco de diversión la sociedad se siente “poderosa y visible”, “descargan su enojo”, y el gobierno conserva el poder presumiendo de democrático, en este juego todos ganan. Sin ejercer proselitismo, no importa que el visitante no tenga idea qué es el anarquismo o la lucha de clases, o la consigan que grite, la finalidad es pasarla bien en la impunidad de desahogar sus instintos en condiciones de libertad. Los participantes pueden dejar su grupo y unirse a otro con distintas consignas, la solidaridad camaleónica y oportuna es parte de los derechos del vandalismo, eso le da dinamismo al recorrido y les permite hacer amigos. En la sociedad de la no-culpa, de la no-responsabilidad, el adversario ejerce un dominio represor que el vándalo repudia y debe ser atacado, está representado por todo lo inmóvil, lo que se interponga entre el vándalo y su marcha, desde la Torre Eiffel hasta el Ángel de la Independencia. En perspectiva del éxito del Destroyer Park los gobiernos darán boletos gratis para grupos, y se otorgarán becas a los guías que organicen visitas masivas. La diversión también es un Derecho Humano.

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Durante la marcha por los 43 de Ayotzinapa.

Salvaje. Dirección: Camille Vidal-Naquet. Francia, 2018.

HOMBRE DE CELULOIDE

No hay buen fin para los chicos malos

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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA LA VOIE LACTÉE

onerse romántico con un tema tan tocado como la prostitución es un reto. Camille Vidal busca superarlo en Salvaje, película llena de logros que, sin embargo, termina por arrastrarse en el lugar común. Léo tiene 22 años, se prostituye en los suburbios de su ciudad y atrae por igual a punks que a pianistas de instintos asesinos y, claro, a hombres viejos que tienen buen corazón. Félix Maritaud hace a Léo. Y es lo mejor de la película. Con sus gestos uno adivina un pasado que el guion no nos quiere contar: abusos, pobreza y necesidad de amor. Maritaud consigue que Léo parezca inocente con todo y que, como en toda película de Cannes, son frecuentes los extreme close ups a los genitales de un prostituto tan convencido de lo legítimo de su oficio que cuando una mujer le pregunta que si no querría dejar las calles él la mira como el niño a quien mamá le pide ya que crezca y deje de jugar. Salvaje está construida con base en viñetas divertidas y truculentas. Estos cuadros, más que ilustrar la vida en la calle, hablan de la polarización de Francia. Los dueños del negocio turbio son musulmanes y uno que otro chico venido del este. Léo, francés por los cuatro costados, es el extranjero en su país. Las

fallas de Salvaje son atribuibles a la juventud del director. A decir verdad, durante la primera mitad uno se imagina frente a una obra de la magnitud de Mujeres en la ventana de Murillo. Y no solo porque también las protagonistas de Murillo son prostitutas; sobre todo porque caen bien. Más adelante, cuando empiezan las truculencias, la imagen de Léo se transforma en algo más parecido a un autorretrato de Egon Schiele. Y uno piensa: ¡qué gran película!, ¡qué transición! Por desgracia, pronto los prostitutos de toda la obra se transforman en una caricatura que el cine ha repetido hasta el cansancio: gente sin oportunidades a quienes el capitalismo salvaje dejó atrás. No discuto que esto pueda ser cierto pero la historia de la prostituta triste se ha contado casi tanto como la historia de los zombis. Y ya lo dijo Vicente Leñero en su guion de El callejón de los milagros: “las prostitutas tristes traen mala suerte”. La mala suerte aquí es el aburrimiento y el desapego.

La historia de la prostituta triste se ha contado casi tanto como la historia de los zombis

Poco a poco los personajes que en Salvaje nos mantenían interesados comienzan a importarnos un bledo. Y el chico busca el amor y no lo encuentra. Así, como La mujer del puerto que en México inauguró una larga tradición de tristes jineteras, basada, vale la pena recordarlo, en una novela de Guy de Maupassant. La relación entre la forma en que el cine mexicano y el cine francés ven la prostitución es digna de notar no solo por los vasos comunicantes entre una y otra culturas. Cuando uno mira a Léo escupir sangre, cuando uno lo mira recogerse en posición fetal, cuando uno lo mira llorar por el barbaján que lo trata mal, parece que hemos comenzado a ver mal cine mexicano. Más cuando sucede lo que en Santa de 1932: la chica en apuros resulta de muy mala cabeza, incapaz de dejar atrás una vida a la que el autor, con mucha moralina en realidad, está condenándola. Y es que ni al cine francés ni al cine mexicano le gustan las prostitutas empoderadas. Ni siquiera las prostitutas alegres. Tampoco importa mucho que la prostituta sea aquí un prostituto. Le sucede igual que a Margarita Gautier o a Adonis García, quien resulta incapaz de cambiar a pesar de que, como escribe Luis Zapata, “le ofrecen de repente la oportunidad de regresar al buen camino”.

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POESÍA

Glosa de palacio AURELIO MAJOR

Ya de mi ardor la ceniza sincera resoplo terco por tus celosías: por todo premio de las ansias mías la tralla, de las preces compañera. Su lumbre lame, dueña placentera que refocílase en iguales días y alegra convulsivas alegrías del talle, el monte, la comarca entera. Nada más tú mi exaltación conoces, por más que el alma me flagele ardiente el débil dorso y den al celo voces las efusiones, aunque eternamente al restañarlas asperjan veloces el azulejo de la exangüe fuente. Este poema forma parte de Pródromo, de próxima aparición en Vaso Roto.

EX LIBRIS

La metáfora de Miguel León-Portilla/ EKO

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LOS PAISAJES INVISIBLES

Afinidades sospechosas IVÁN RÍOS GASCÓN

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@IvanRiosGascon

ay novelas o películas que se parecen a otras novelas y películas pero que no son, precisamente, plagios, lo mismo que canciones que suenan a otras canciones pero que tampoco podrían tildarse de remedos, y ni qué decir de ciertas pinturas que contienen elementos semejantes a los de otros cuadros, aunque en rigor no son imitaciones. Lo que exime a esas novelas y películas y canciones o pinturas que poseen analogías con otras obras, son ciertas diferencias en trama y personajes, algunas modificaciones rítmicas o alteraciones en la composición visual, con lo que obtienen un nimbo de singularidad aunque la semejanza o el eco no deje de menoscabarlas. Esas son las afinidades sospechosas. Pongamos un ejemplo. En 1991, Gus Van Sant filmó su mejor película: My Own Private Idaho, una paráfrasis de Enrique IV, de William Shakespeare, ambientada en el mundillo hustler de Portland, Oregon. El héroe, Mike Waters (interpretado por River Phoenix y, vale la pena decirlo, el mejor papel que hizo en su corta vida), se prostituye en los guetos y en hoteluchos, padece narcolepsia, extraña a su madre muerta, se enamora de otro hustler de nombre Scott Flavor (Keanu Reeves en un excelente rol) y vive a salto de mata con la pandilla de sexoservidores que adoptó como familia. La película de Van Sant rinde múltiples homenajes: a la banda de River Phoenix, Aleka’s Attic; a la novela Silas Marner de George Eliot (la narcolepsia de Mike Waters porque, al despertar, siempre se encuentra con catástrofes grandes o pequeñas); a Shakespeare, decíamos, con parlamentos literales de Enrique IV, que Van Sant pone en voz de Scott Flavor, e incluso con un Falstaff encarnado en el personaje de Bob Pigeon; a los Simpson, de Matt Groening; a sí mismo: la imagen de la casa que cae del cielo a tierra firme proviene de un dibujo recurrente del propio Van Sant, al igual que una perorata de Matt Dillon que se escucha desde un televisor, y pertenece a Drugstore Cowboy (1989). En suma, My Own Private Idaho es un filme redondo. Desde la semana anterior está en cartelera la cinta Salvaje, de Camille Vidal–Naquet, que comparada con My Own Private Idaho es un inequívoco modelo de extrañas conexiones. En la película del francés, su héroe Léo (Félix Maritaud) parece un refrito de Mike Waters: igual de romántico, de paria y enfermizo (sufre una especie de asma), también se rinde a los amores imposibles de otro hustler. El tal Léo anda sucio todo el tiempo, lloriquea, es frágil, tiene a la pandilla como familia y despierta, confundido, en las banquetas, pero no por narcolepsia sino por beber o fumar hachís. Casi nunca tiene un centavo y, como los outsiders de My Own Private Idaho, explota a los hombres viejos. Con esos elementos, Salvaje pretende bucear en la sordidez de un oscuro océano de afligidos, mas carece del pulso de Gus Van Sant. Es casi una versión paródica del Edipo reprimido (si en sus trances, Mike Waters sueña con su madre, en la consulta médica Léo ciñe a la doctora en busca de una abrazo protector) y del fatalista marginado a lo Jean Genet. En suma, Salvaje es un filme plano, sobrado de superficie y ensordecido por el eco. Novelas o películas que remiten a otras novelas y películas, canciones que retumban como otras canciones, pinturas que evocan a otros cuadros. No son, justamente, plagios, aunque tampoco variaciones, reinterpretaciones ni homenajes sino otra cosa, algo indefinido y fatuo, algo que conmueve por su ingenua aspiración a la originalidad. Así resultan las afinidades sospechosas.

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MEMORIA

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Como Miguel León-Portilla, el pintor oaxaqueño se empeñó en conservar la riqueza cultural de los pueblos indígenas

Toledo, Esopo y las lenguas de Oaxaca

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ARACELI MANCILLA ZAYAS DIBUJOS FRANCISCO TOLEDO

rancisco Toledo fue un entusiasta editor de publicaciones desde los tiempos en que se creó la Casa de la Cultura de Juchitán, en 1972. Fue uno de sus principales fundadores y solía recordar cómo se empezaron a imprimir y editar hojas, volantes, invitaciones y carteles de las numerosas exposiciones que ahí se organizaban. Aparecieron también en ese entonces, hacía memoria, una serie de cuadernitos, cuadernillos, folletos con canciones en zapoteco, corridos, títulos primordiales de Juchitán. Contaba que cuando la COCEI (Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo de Tehuantepec) triunfó en las elecciones municipales de 1981, logrando sacar por primera vez al PRI del gobierno local, los fundadores de la Casa de la Cultura crearon una editorial llamada Ediciones del H. Ayuntamiento Popular de Juchitán. Se quería apoyar al nuevo gobierno, el primero de corte socialista en el país, a través de publicaciones que impulsaran la cultura, la historia y la lengua del lugar, el zapoteco, en las variantes del Istmo de Tehuantepec. Como órgano de difusión de aquella Casa de la Cultura se había creado la revista Guchachi’ Reza —Iguana Rajada—, en la cual se publicaron textos literarios, políticos y hallazgos importantes de los archivos históricos de la comunidad. El maestro Toledo guardaba y cuidaba como un tesoro los documentos y revistas de esta época que conservaba en su poder, y reconocía al detalle cada fotografía, suceso o personaje de que trataban los textos.

Era un gozo tener la oportunidad de escucharlo hablar de estos temas, porque a veces estaban ligados a su propia historia familiar, en la que hubo personajes como el Che Gómez, opositor y enemigo de Benito Juárez Maza, gobernador de Oaxaca. Las historias de los levantamientos y las luchas civiles en la tierra de sus ancestros lo habían cautivado desde niño mientras escuchaba a sus mayores, como su tía Laureana, y en cuanto pudo indagó e investigó sobre

Francisco Toledo buscó a las personas idóneas para llevar a cabo las traducciones

el asunto hasta dar con las cartas, los telegramas y las fotografías que guardaba su tía Guillermina en la Ciudad de México, editadas finalmente en el libro Cartas y telegramas. Toledo contaba con humor que los papeles de Benito Juárez Maza se habían llevado al archivo de la Universidad de Oaxaca y se guardaban en la Biblioteca Francisco de Burgoa, al igual que los de Che Gómez, para que los dos estuvieran finalmente juntos. Vista su inagotable curiosidad por saber de los acontecimientos o documentos que le parecían relevantes, no fue extraño que se interesara en la publicación de textos como

el precioso facsímil del Vocabulario en lengua zapoteca de Juan de Córdova. Documento del siglo XVI, editado por Ediciones Toledo, primero, y luego por Editorial Calamus, este vocabulario es de consulta imprescindible para todo traductor de la lengua zapoteca, en cualquiera de sus variantes y épocas, sea la antigua o la actual. Cuando Toledo se enteró de que el impresor Juan Pascoe había descubierto, en una librería de viejo, un libro de fábulas de Esopo impreso en 1849 en Oaxaca por Ignacio Rincón, que había servido para la enseñanza del latín a los estudiantes del Colegio Seminario, quiso celebrarlo.


MEMORIA

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Propuso a María Isabel Grañén Porrúa la publicación de las fábulas en las lenguas oaxaqueñas, empezando por el zapoteco. Así se hizo y se integró en 2014 el equipo fundador de traductores quienes, a la vez, seleccionaron las veinte fábulas con que inició la primera publicación, editada en el zapoteco de cuatro regiones de Oaxaca y sus variantes locales. Este primer ejercicio se distinguió por importantes decisiones que los traductores tomaron al elaborar las versiones de las fábulas en español, para lo cual recibieron cuidadosas observaciones y comentarios del maestro Toledo. A iniciativa de ellos, en la publicación bilingüe siempre va publicada, en primer lugar, la lengua oaxaqueña respectiva, sea zapoteco, mixteco, mixe o ixcateco, antes que el español. De igual manera, introdujeron elementos de las culturas locales e incorporaron las historias tradiciones de las comunidades. Justo en ese momento inicial de su integración, me sumé al grupo de trabajo que preparaba las fábulas como enlace y facilitadora entre los traductores y los diseñadores, y en el proceso del cuidado editorial, que en lo general coordinaba el maestro. Una decisión de Toledo, muy bien pensada, fue que las ediciones contaran siempre con las grabaciones de los textos leídos en las distintas lenguas, y se integraran a los libros en un disco. Con el tiempo se ha comprobado que ese material sonoro es de invaluable ayuda pedagógica. Pensando especialmente en los niños, fue idea suya que hubiera, al final del texto, una sección para que los lectores escribieran las historias de su invención. A ese espacio lo acompañan ilustraciones de Toledo para iluminar. Buscaba que los textos fueran de fácil acceso como material de lectura y de trabajo, y quiso que se pusieran a prueba en algunas escuelas antes de salir a la luz. Su interés por las versiones oaxaqueñas de las fábulas estaba ligado también a que serían un valioso material educativo para los Caminos de la Iguana, talleres de enseñanza del zapoteco que habían fundado y por ese entonces llevaban a cabo, en el Istmo de Tehuantepec, la poeta Natalia Toledo, hija suya, y el lingüista Víctor Cata. Estos talleres se extendieron después con los caminos abiertos en la Sierra Sur, a cargo del escritor Pergentino José Ruiz, y en los Valles Centrales, del profesor Zeferino Mendoza. Cuando al maestro Toledo se le preguntaba por qué publicar las fábulas de Esopo en lugar de otros textos disponibles como leyendas, historias o pequeñas narraciones de los pueblos, respondía que todos conocíamos a Esopo. Incluso en las comunidades se le conoce, decía, porque sus fábulas habían llegado de tiempo atrás a través de la catequesis o la castellanización, y en las poblaciones se les reconocía y recreaba con facilidad. Desde este punto de vista propuso no negarse a lo de afuera cuando era valioso y útil. Toledo quería que las fábulas fueran traducidas a todas las lenguas de Oaxaca. La pérdida de las lenguas por falta de práctica, uso y divulgación dentro de las familias y la comunidad

le parecía terrible, un desastre irreparable. Por eso se interesó en el aprendizaje de los jóvenes normalistas, aquellos en camino de enseñar en su lengua de origen. Le preocupaba su formación como traductores. Ideó para ellos, quienes se preparan aún bajo condiciones de tremenda precariedad, becas que les permitieran continuar con sus estudios. En cada una de las ediciones de las fábulas de Esopo realizadas en las otras lenguas, aparte del zapoteco, mixteco, mixe e ixcateco, Toledo puso un interés particular. Buscó a las personas idóneas para llevar a cabo las traducciones. Gracias a eso se obtuvo la participación de estudiosos

excepcionales como Domingo Cruz Salvador, Juan Carlos Reyes Gómez y Michael Swanton. Estos dos últimos aportaron profundos estudios introductorios que enfocan el tesoro lingüístico de Oaxaca, el lugar con mayor diversidad de lenguas en México. En enero de este 2019 se presentaron en el IAGO (Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca) las fábulas de Esopo en ixcateco, la lengua oaxaqueña con más riesgo de desaparecer. De sus hablantes quedan dos, quizá tres sabios, ancianos que podrán, mientras vivan, allegar conceptos y pensamientos de un mundo ya solo palpable a plenitud en

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su memoria. Las voces de Cipriano Ramírez Guzmán y Pedro Salazar Gutiérrez quedaron grabadas y sus palabras inscritas en el texto. Toledo tuvo la satisfacción de ver este libro publicado después de un largo y afortunado trayecto. Para él, la mejor manera de preservar una lengua era formando lectores, publicando, haciendo libros, revistas, periódicos; haciendo radio comunitaria, produciendo discos, música, videos, cine, cómics, materiales educativos en las lenguas de Oaxaca. Hay que hacer todo lo necesario, todo lo que motive a seguir hablando las lenguas, decía. Ese era el reto y lo sigue siendo.

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El legado de Miguel León-Portilla (1926-2019) reivindicación del pasado náhuatl sino el de lo

Los inicios de una noción fu RODRIGO MARTÍNEZ BARACS* FOTOGRAFÍA MÓNICA GONZÁLEZ

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l lluvioso martes 1 de octubre de 2019 dejó de latir el corazón de uno de los intelectuales de corazón más generoso, que nos dio a los mexicanos una claridad sobre nosotros mismos y fue como aire fresco en nuestra atribuladaautoconciencia.MiguelLeónPortilla, nacido en 1926, retomó la bandera de su maestro el padre Ángel María Garibay K. (1892-1967) sobre el estudio de la lengua concebida como literatura y fuente histórica. El padre Garibay dio a conocer la “poesía” náhuatl en varias antologías, una de ellas bilingüe: Cantares mexicanos, y Romances de los Señores de la Nueva España (1965-1968), y escribió una amplia y excelente Historia de la literatura náhuatl (1953-1954). No es muy buena su Llave del náhuatl y abundan los errorcillos, y muchos nos preguntamos cómo pudo el joven Miguel aprender náhuatl con este manual. Más bien debió suceder que el propio padre Garibay fue un excelente maestro de náhuatl, y así Miguel pudo estudiar con provecho la antología de textos. Pronto supo suficiente náhuatl como para traducir él mismo los textos necesarios para construir su tesis de doctorado y después el libro La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, de 1956, en el que fundió su vocación de filósofo (con su tesis de licenciatura sobre Les deux sources de la morale et de la religion, de Henri Bergson) y de historiador y filólogo nahuatlato, y que sacudió al ambiente filosóficomexicanoquenocreíaalosnahuas capaces de tener pensamiento filosófico. El padre Garibay preparó en 1956 una edición de la Historia general de las cosas de la Nueva España (1577) de fray Bernardino de Sahagún y sus colaboradores nahuas, en cuatro volúmenes, de la Biblioteca Porrúa. La edición del texto español tiene múltiples problemas porque no pudo consultar el Códice Florentino (como lo mostraron José Luis Martínez y Alfredo López Austin, cuando pudieron leer la edición facsimilar del Códice Florentino editada por Alejandra Moreno Toscano en el Archivo General de la Nación en 1979), pero el cuarto volumen contiene un apéndice con traducciones al español de varios textos en náhuatl del Códice Florentino, particularmente el libro XII sobre la conquista de México, basado en los testimonios de mexicas tlatelolcas sobrevivientes y en los Anales de Tlatelolco. Miguel León-Portilla se dio cuenta de

la particular importancia de esta publicación y decidió reunir estos y otros materiales para armar un volumen en la Biblioteca del Estudiante Universitario, de la UNAM (en la que Garibay había publicado dos volúmenes: Poesía indígena, de 1940, y Épica náhuatl, de 1945). Miguel León-Portilla tituló el libro Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista, organizó los textos y agregó una introducción general e introducciones a cada capítulo, esclarecedoras notas y un preciso apéndice sobre fuentes y bibliografía, para que el lector curioso continuara su propio camino. En sucesivas ediciones realizadas por León-Portilla se enriquecieron la selección de textos y el apéndice. Esta edición de los textos traducidos por el padre Garibay tuvo un impacto inmediato a varios niveles. Uno fue que el libro, por su claridad, se convirtió en un clásico de la literatura mexicana, a la altura de sus contemporáneos Pedro Páramo, Juan Pérez Jolote, El laberinto de la soledad, por su tratamiento del gran “trauma” del mexicano (Samuel Ramos) de haber sido conquistado. Se percibe un énfasis provocador de Miguel León-Portilla al destacar a “los vencidos” en el título de su edición. Asumir la derrota es un paso primero para la curación, para la cura psicoanalítica de la nación. Además, el título es una burla a los vencedores, porque se supone que ellos escriben la historia, y aquí la vemos escrita por los vencidos. A partir de entonces, los indios quedaron plenamente incorporados a la historia de México, pese a la destrucción que trajo la Conquista y, después de ella, la Independencia. Por su claridad y carácter didáctico (como corresponde a la Biblioteca del Estudiante Universitario), la obra fue muy leída por la gente culta y también en la prepa y la universidad, y se ha traducido a muchas lenguas. Algunos quisieron considerar la Visión de los vencidos como una expresión de la “historiografía oficial”. Sencillamente era una aproximación introductoria y antojatoria para mostrar al público amplio la existencia de abundantes fuentes escritas en lengua náhuatl sobre el periodo prehispánico e hispánico, y que logró su cometido. Sus detractores

Por su claridad, Visión de los vencidos se convirtió en un clásico de la literatura mexicana

ignoraban que precisamente entonces el padre Garibay y Miguel León-Portilla emprendieron un programa de trabajo fundamental sobre las fuentes indígenas en lengua náhuatl, particularmente la obra de Sahagún, que derivó en la fundación en esos mismos años del seminario sobre las fuentes indígenas de la cultura náhuatl, en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, con la participación de Alfredo López Austin, y de la revista Estudios de Cultura Náhuatl que entre 1959 y 2019 publicó 54 magníficos y riquísimos tomazos con estudios de los mejores especialistas, de varios países y corrientes, sobre el periodo prehispánico, colonial e independiente, hasta la Yancuic tlahtolli (Nueva palabra). El mismo Miguel León-Portilla realizó una sucesión de estudios esclarecedores, como Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares, de 1961, que mostró, de manera historiográficamente crítica, que las fuentes mexicas sobre su historia no solo fueron sesgadas por la influencia europea en su escritura alfabética, sino,

de manera más fundamental, por la reescritura de la propia historia mexica realizada en el siglo XV por el hueytlatoani Itzcóatl. La edición realizada por Miguel LeónPortilla de los textos nahuas sobre la Conquista estaba igualmente animada por una intención filosófica subjetivista vinculada con la aparición en 1958 de La invención de América de Edmundo O’Gorman, que mostró como un proceso amplio el esclarecimiento por los europeos del ser, el “descubrimiento”, de América. Miguel León-Portilla escribió una reseña en la revista América Indígena y se adhirió a la propuesta de O’Gorman, pero propuso completarla con una investigación sobre “la visión indígena náhuatl de los conquistadores llegados a las costas del golfo”. Tú me ves y yo te veo. Así nació la “perspectiva de la visión de los vencidos”, el título del libro Visión de los vencidos, y al mismo tiempo la perspectiva dialógica del Encuentro de Dos Mundos, que cobró forma con la participación de Miguel León-Portilla en la coordinación en la que decidió no festejar, sino


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no solo contempla la os pueblos originales

undamental

LEÓN-PORTILLA

“Lo que sigue...”

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HÉCTOR ZAMARRÓN

l 13 de febrero de 2018, el doctor Miguel LeónPortilla recibió a los enviados de MILENIO TV en el estudio de su casa, en Coyoacán, para hablar del estreno de su obra La huída de Quetzalcóatl, dirigida por Mónica Raya. De buen humor, accedió a charlar de muchos otros temas, entre ellos de la muerte. El siguiente es un fragmento de esa entrevista. Usted ha recibido numerosos homenajes y doctorados honoris causa, ¿Existe alguno que le falte y le gustaría recibir? Me gustaría recibir el doctorado de la Universidad de Salamanca, que cumple 800 años (fue fundada en 1218). El estatuto de nuestra Universidad —cuando era Real y Pontificia— se copió del de Salamanca. Yo he dado conferencias en ella y cerca del aula de Fray Luis de León dejé una placa que dice: “A Fray Bernardino de Sahagún, estudiante de esta universidad entre los años 1520 y mil quinientos veintitantos”. Sahagún se dedicó a comprender a los indígenas de México y nos dejó materiales enormes en náhuatl para estudiarlos. Los indígenas vivos han sido una preocupación constante para usted. Tuve dos maestro enormes: [Ángel María] Garibay y [Manuel] Gamio. Y Gamio me decía: “No te fijes solo en las pirámides y en los indios muertos, piensa en los indios vivos, ellos lo necesitan”. ¿Qué lecturas recomendaría a los jóvenes para acercarse a la historia de nuestro país? Les diría que lean el libro de Bernardino de Sahagún Historia general de las cosas de la Nueva España, hay varias ediciones, algunas muy económicas. ¡Es maravilloso, realmente maravilloso! Les diría también que lean a Bernal Díaz del Castillo. Yo le pregunté a un especialista de Miguel de Cervantes, el profesor Francisco Rico: “Cuando lees al Quijote, ¿no te parece que lo estás viendo?” “Sí, es verdad”, me respondió. Y le dije: “A mí me pasa lo mismo con Bernal Díaz del Castillo”. Los dos eran soldados, eran gente que no tenía estudios y dejaron obras que yo veo de bulto. Eso les recomendaría: échenles una mirada. Ahora, también pueden leer la biografía de Hernán Cortés, de José Luis Martínez. Es una biografía bastante objetiva. Cortés no fue ni héroe ni villano, fue como el César. Desde luego, una conquista siempre es condenable, porque busca imponerle a otro

algo, pero dentro de lo que cabe, tanto el César como Cortés se cautivaban con lo que veían, y en ese sentido se entregaban al país que conquistaban. César conquista las Galias, conquista Hispania, y Cortés conquista todo el territorio de México y parte de Centroamérica. ¿Cómo es un día en su vida, un día de trabajo? Me levanto a las siete y media. Tomo un desayuno, más bien frugal; por ejemplo, hoy tomé un poco de atún, una taza de café con leche y una toronja. Después me baño, me visto y bajo al estudio. Mis alumnos llegan a las 10:30 —son alumnos de varios años, algunos me han seguido 30, 20, 15 años—. Tengo el Seminario de Estudios Mesoamericanos en la Anáhuac y es maravilloso, tengo que estar al día en lo que se publica porque los alumnos me preguntan y si no sé, me van a reprobar. Para ellos es una oportunidad extraordinaria aprender de usted. Para mí, el contacto con alumnos, con gente joven, es vital; vital porque me preguntan, porque veo cómo se interesan y les ayudo lo más que puedo. Alguna vez le preguntaron si era ateo y usted evadió la respuesta. ¿Es ateo? Soy agnóstico, en el sentido de que no puedo responder muchas preguntas. No sé, por ejemplo, si cuando estire la pata, estaré vivo o no [en otro mundo]. No lo sé, no veo pruebas. Puede ser que sí, puede ser que no. A veces, cuando termino de trabajar en la noche, me paro frente a un retrato que tengo de Sahagún y le digo: “¡Órale, Sahagún, aparéceteme en la noche, para que yo crea en algo!” ¿Tampoco cree en el Mictlán? Tenía un colega que vivía en esta misma calle: Juan Comas, un exiliado español. Era antropólogo y un día me dijo: “Miguel, quiero que me digas qué hay después de la muerte”. Le dije: “Mira, Juan, después de la muerte vas a llegar a una laguna, tu perro va estar esperándote, y cuando te vea va a llevarte a una cueva para encontrar el camino que mejor te convenga”. Me pregunta: “¿Y toda esta historia qué es?” “Es en lo que creían los indígenas”. “Pues yo no creo en eso”, me dice. “Entonces te voy a decir que después de la muerte están las postrimerías”. “Eso ya me lo enseñaron y tampoco lo creo”. “Entonces lo que te voy a decir ahora tienes que creerlo: después de la muerte viene lo que sigue”. “¿Y qué sigue?” “Pues lo que sigue”.

“El César y Cortés se cautivaban con lo que veían y se entregaban al país que conquistaban”

conmemorar, no el Descubrimiento de América, sino el Encuentro de Dos Mundos, que abrió a un conjunto muy amplio de investigaciones y reflexiones, no solo culturales sino ecológicas, sobre los grandes cambios que trajo el Encuentro. Entre otros, se abre el campo de los muy abundantes y ricas fuentes en lengua náhuatl, el corpus sahaguntino y el de Chimalpahin, los vocabularios, las gramáticas y doctrinas de los frailes (que estudia Ascensión Hernández Triviño de León-Portilla), los códices coloniales, los muy abundantes documentos judiciales escritos en lengua náhuatl en los pueblos de indios por escribanos nahuas (que estudió a partir de 1976 James Lockhart). Durante toda su vida, Miguel León-Portilla luchó por el estudio y la preservación de la lengua y cultura náhuatl y de todas las lenguas originales americanas, y de las fuentes sobre ellas, desde el siglo XVI hasta el XXI, que constituyen un patrimonio cultural invaluable. Por ello todo su legado se condensa en su bello poema “Ihcuac tlahtolli ye miqui”.

Cuando muere una lengua Las cosas divinas, estrellas, sol y luna; las cosas humanas, pensar y sentir, no se reflejan ya en ese espejo. Seamos leales a los ideales de nuestro querido maestro, al estudio y defensa de nuestro patrimonio lingüístico, histórico y cultural. La gente buena es conservadora porque busca la preservación de nuestro patrimonio natural y cultural, en alarmante proceso de destrucción en todo el planeta debido al ataque implacable del capitalismo y de los tiranos ciegos y depredadores. Con su sonrisa juguetona y su generoso genio comunicativo, Miguel León-Portilla nos llama, nos sigue llamando, a dialogar entre todos, a escucharnos, a ver con claridad las cosas, y a cuidarlas. Ojalá todavía sea posible dialogar y pensar juntos nuestro mundo.

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Dirección de Estudios Históricos, INAH.

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PERSONERÍO

RESCATE

Snoopy o el escritor

E Miguel León-Portilla, autor, entre otros estudios, de Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares.

Visión de los vencidos, según JEP *

Presentamos la primera reseña de Visión de los vencidos de Miguel LeónPortilla, publicado por la UNAM en la colección Biblioteca del Estudiante Universitario en el verano de 1959, la escribió José Emilio Pacheco y apareció en el número correspondiente al mes de julio de la Revista de la Universidad Nacional, dirigida por Jaime García Terrés. Edgardo Bermejo Mora

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eyes intuyó un fondo epopéyico tras el aspecto bélico de la Conquista. Según el maestro, el sojuzgamiento del Anáhuac contiene aspectos que lo asemejan a los mitos antiguos. Como en la Ilíada, son destruidas una ciudad y una estirpe. Por su parte, la Eneida prefigura la dominación del pueblo azteca: Cortés y Eneas, anunciados por presagios y oráculos, huéspedes de un rey extranjero convierten la amistad en cruenta discordia y se alían con los pueblos limítrofes; atacando por tierra y por agua vencen a Lacio y Moctezuma. En las relaciones nahuas sobre la Conquista hay pasajes trágicos comparables por su intensidad a los cantos homéricos. Reunidas, prologadas, anotadas en este volumen por Miguel León-Portilla, su lectura sirve a la comprensión del México moderno, vástago del encuentro de dos razas. El interés de nuestros antepasados por conservar los hechos importantes consta en la memorización, obligada en los centros educativos prehispánicos, y en las estrellas mayas y los códices históricos (xiuhámatl), “Libros de años” redactados a base de una escritura ideográfica de naciente fonética.

Por eso, más que para verificar las diferencias entre los cronistas de Indias y los testigos nahuas, las relaciones importan como testimonio de quienes contemplaron el desmoronamiento de sus pueblos y la extinción de su cultura. El doctor Garibay ha redescubierto un mundo asombroso cuyos últimos días constan en estas versiones de textos nahuas que aluden de manera directa a la Conquista. Aparte de su valor humano y literario, el testimonio de la derrota es un documento histórico que presenta “la otra cara del espejo”, borrando los enigmas que prevalecían sobre la cultura náhuatl. Si nuestra independencia cuenta con dos historias que se oponen, las de Bustamante y Lucas Alamán, el estudio de la Conquista se efectuaba parcialmente siguiendo tan solo la opinión de los conquistadores: las Cartas de relación de Hernán Cortés, la Hispania Victrix de López de Gómara, la Verdadera historia de Bernal Díaz, y los libros humanísticos que redactaron los misioneros Bernardino de Sahagún, Diego Durán y Bartolomé de las Casas. Miguel León Portilla ha empleado muchas fuentes para la integración de este volumen: las elegías (icnocuícatl) compuestas por los cuicacpiques líricos nahuas precortesianos, hacia 1524; la Relación Anónima de Tlatelolco; los testimonios de informantes de Sahagún; los testimonios pictográficos (códices Florentino, Aubin y Ramírez, Lienzo de Tlaxcala y Manuscrito de 1576, que inspiraron a Beltrán sus magníficas

ilustraciones); la crónica de Fernando Alvarado Tezozómoc; los Anales Tecpanecas de Azcapotzalco; las historias de los aliados de Cortés, tlaxcaltecas y texcocanos, quienes no dejaron de resentir la derrota. Estas narraciones revelan la actitud psicológica de los indígenas: temor supersticioso, creencia en la divinidad de los invasores, antes de las batallas; ira, duelo, nostalgia al sobrevenir el triunfo enemigo. Los documentos guardan los augurios que antes del desembarco reblandecieron a Moctezuma; las matanzas cometidas por los españoles en Cholula y el Templo Mayor de Tenochtitlan; el contraataque de Cuitláhuac que forzó a los españoles y sus aliados a huir por la calzada de Tlacopan; el asedio desde los bergantines, la heroica defensa y la posterior rendición de los mexicas y la amargura del pueblo encadenado. El investigador no aspira a restaurar polémicas entre hispanistas e indigenistas. Guiado por un interés meramente científico, enemigo de los maniqueísmos, compone un libro indispensable para obtener una imagen plena de la historia de México. (JEP)

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Miguel León-Portilla: Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista. Versión de textos nahuas: Ángel María Garibay K. Ilustraciones de los códices: Alberto Beltrán. Biblioteca del Estudiante Universitario, núm. 81, UNAM, 1959, 212 pp. * Publicado con autorización de Cristina Pacheco.

JOSÉ DE LA COLINA

n 1979 Italo Calvino publicó, bajo el bello título de Si una noche de invierno un viajero, un libro propuesto como novela pero que en realidad es (a lo largo de 270 páginas de la edición española de Bruguera, con la fiel traducción de Esther Benítez) un global íncipit hecho de íncipits un poco a la manera de Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, de Laurence Sterne, obra precursora, vanguardista, ¡escrita en el siglo XVIII!, que una y otra vez comienza y recomienza sin querer llegar a su final... que es el nacimiento del personaje “autobiografiado”. En su propio libro, Calvino convocó a quien, gracias al historietista norteamericano Charles Monroe Schulz, ha sido en la segunda mitad del siglo XX el animal (dibujado) más célebre del mundo: el perrito Snoopy, que desde el techo de su caseta ejercía una heroica vocación de escritor tecleando en una maquinita de escribir las solas, las invariables, las convencionales, las trilladas y a la vez incitantes palabras con las que se iniciaría una novela de misterio: Se una notte d’inverno un viaggiatore (saboreemos otra vez ese afortunadísimo título, ahora en su lengua original). Ese párrafo snoopiano, “Era una noche oscura y tormentosa”, da el sentido, la razón de ser, la teoría de la bella aventura literaria que es la novela de Calvino (la novela como una tela de Penélope perpetuamente tejida, destejida y retejida), y a la vez retrata a Snoopy, el perro que se sueña escritor y que por tanto se desea humano, en cuanto es un soñador irremediable, “un ser de lejanías”, como (creo que después de Heidegger) decía Ortega y Gasset. Snoopy, que heroicamente escribe castigándose el trasero a caballo sobre el filo central del techo de su caseta, resulta así el icono emblemático de todos los escritores que en el mundo han sido, son y serán. En su siempre reiniciado intento de hacer vivir, mediante las palabras, a seres, actos, gestos, historias mentales e imaginadas, el perrito vive en ese momento el drama del novelista, del dramaturgo, del poeta, del creador literario siempre en actitud de recomenzar su “tela de Penélope” en la que pretende dar a leer y a ver, el reverso del tapiz de la realidad. Schulz tomó esas palabras que Snoopy escribe y reescribe del muy folletinesco novelón Los últimos días de Pompeya, realmente escrito y publicado por un autor realmente existente: Edward George Bulwer-Lytton (1803-1873), quien, igual que si fuese un grande de las letras (que no lo es), habrá conocido el drama del atrevimiento al íncipit, de la vacilación ante la primera frase dictada por la imaginación. Es un drama que el poeta y novelista Louis Aragon, en su libro Nunca aprendí a escribir, o los íncipit (1969), supo narrar y describir: “Para mí, la frase surgida (¿dictada?) de la que parto hacia algo que será la novela, en el sentido ilimitado de la palabra, tiene ese carácter de encrucijada, si no entre el vicio y la virtud, al menos entre callarse y decir, entre la vida y la muerte, entre la creación y la esterilidad”. Así, Snoopy está por siempre comenzando a escribir la novela implícita en el íncipit, intentando inscribir una pequeña historia en el reverso de la gran tela de la Historia.

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EN LIBRERÍAS

5 DE OCTUBRE 2019

NARRATIVA, ENSAYO Sidi

Riesgos de los viajes en el tiempo

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A FUEGO LENTO Fóllame

Instantáneas México, 2019

Arturo Pérez-Reverte Alfaguara México, 2019 371 páginas

Joyce Carol Oates Alfaguara México, 2019 317 páginas

Virginie Despentes Literatura Random House México, 2019 199 páginas

En una España en ciernes, dividida en reinos y ocupada mayormente por los moros, Ruy Díaz de Vivar fue el guerrero capaz de imponer su liderazgo a un grupo de hombres curtidos en las grandes batallas. Sidi va tras su rastro, casi siempre envuelto en la leyenda, con un ritmo que le debe mucho al cine de John Ford y, por qué no, a las noveletas de Marcial Lafuente Estefania. Como en otras ocasiones, Pérez-Reverte tiene el don de recrear una época entera.

La libertad de expresión, la protesta pública, la disidencia moral o política son condenadas en la sociedad futura en la que se mueven los personajes de esta novela de franca naturaleza distópica. Su protagonista, Adriane Strohl, ha sido condenada a cuatro años de reclusión por los delitos de incitación a la traición y cuestionamiento de la autoridad. Desde su exilio en una remota ciudad, narra las desventuras propias y las de su familia hasta dar con la imagen del Estado totalitario.

Aunque es un referente del feminismo tardío, hay que juzgar a Virginie Despentes a partir de su faceta más brillante: la de novelista. Fóllame es una de sus obras tempranas, aclamada por las mentes menos conservadoras, y narra la huida de una actriz porno y una prostituta por las carreteras de Francia mientras dejan una estela de violencia, sexo duro y alcohol. La escritura directa, por momentos brutal, guarda mucha relación con la estética del punk.

La literatura comprometida y Jean-Paul Sartre

Felipe Ángeles, el estratega

Auschwitz: investigación sobre un complot nazi

Héctor Iván González Universidad Autónoma de Nuevo León México, 2016 266 páginas

Adolfo Gilly ERA México, 2019 800 páginas

Florent Brayard Arpa España, 2019 576 páginas

Si hay alguien que encarna al “escritor comprometido”, ese es Sartre. Tomando como base el libro Qu'est-ce que la littérature?, González expone cómo el autor francés llega a la idea de literatura comprometida. Primero recorre algunas obras previas que le permitieron afinarla; luego da un giro y establece un paralelismo crítico con Alfonso Reyes. Su conclusión es que los miembros de la Generación Perdida son quienes mejor representan a esta literatura.

Como una novela debe leerse esta biografía del general revolucionario. Gilly lo ve como “una de las figuras más solitarias y trágicas entre los jefes de la Revolución”. Esta opinión le otorga un aire novelesco. Ángeles pasó por dos bandos durante la Revolución: primero apoyó a Madero y terminó acompañando a Villa. Esos cambios fueron por coherencia: como maderista decidió no perseguir a los zapatistas y al final eligió estar del lado de los perdedores.

En historia no hay asuntos totalmente resueltos y este libro del historiador francés es una muestra. A pesar de toda la bibliografía que se ha acumulado sobre el Holocausto, como anotan los editores, “aún hay cuestiones elementales por investigar”. La pregunta que guía la presente investigación es si todas las autoridades nazis sabían de la solución final. Hitler y Himmler lo sabían, pero en principio “decidieron no informar al resto del aparato del Estado”.

Todos están muertos ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com

N

o he podido desoír el llamado del más reciente libro de Gerardo de la Torre: Instantáneas (Cáspita), con un tiraje escaso de cien ejemplares. De modo que, contraviniendo el espíritu de esta columna —el comentario de la actualidad narrativa en México—, me pongo en la dirección de esas “18 viñetas sobre la vida y sus esquinas”. El lector puede tomarse la lectura de este libro como la visita a una galería donde se exponen trazos breves y precisos de algunas figuras del cine, los escenarios teatrales, la literatura, el periodismo cultural y el comunismo mexicanos. Representan la alegría creadora, la combatividad o aun el talento malaventurado y, sin excepción, todas están muertas. Ni Juan Manuel Torres, ni Claudio Obregón, ni Rafael Ramírez Heredia, Juan Rejano, Alberto Isaac, Vicente Leñero… siguen aquí pero Gerardo de la Torre se encarga de conservarlos sin echar mano del embalsamamiento o el formol. Están presentes por la sola y tenaz acción de la amistad volcada hacia la escritura. Está claro que en la prosa de Gerardo de la Torre convergen el humor y la reflexión. Sirviéndose de uno y de otra, logra capturar a sus personajes en un momento fugaz de sus vidas. No los congela; los convierte en ejecutantes, de modo que sus palabras y sus actos se ofrecen a la luz de una actitud vigorosa. Quizá por ello no hay rastros de nostalgia en Instantáneas; hay mucha vitalidad y bastante indiscreción como quien no quiere la cosa, generalmente al servicio de la malicia necesaria para reconstruir y a la vez formar parte de los escenarios adonde vuelve. En este sentido, Gerardo de la Torre va pintando su propio retrato mientras ejecuta el de cada uno de los otros. Deja pistas aquí y allá —la militancia política, el beisbol, la novela policiaca, la tertulia, el box—, sin la pedantería de los bocafloja autobiográficos. Si los fantasmas que convoca resultan entrañables es porque sus palabras dan cuenta asimismo del hombre que es: generoso y lleno de curiosidad. Por más atareadas y enérgicas que sean, uno no puede, sin embargo, leer estas Instantáneas sin dejar de pensar en la rotundidad de la muerte. Como dice Gerardo de la Torre a propósito de Pedro Armendáriz, hijo de Pedro, uno de los instantáneos: qué breves resultan los destellos de algunas vidas aunque hayan sido ricas, fecundas y prolongadas.

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CIENCIA

5 DE OCTUBRE 2019

DESMETÁFORA

De ajedrez y el Premio Nobel Hay grandes científicos y escritores que nunca obtuvieron el reconocimiento de la Academia Sueca

A

pesar de ser uno de los mejores jugadores de ajedrez de todos los tiempos, nunca consiguió el título mundial. Cuando Boris Spaski se coronó como el décimo campeón del mundo en 1969, la federación rusa comenzó una campaña de promoción de jóvenes que dejó marginado a Viktor Korchnoi (1931-2016). Aunque no se le dio la oportunidad de jugar en torneos internacionales, un tiempo después superó las barreras de la autoridad y en un memorable encuentro por el campeonato mundial en 1978 contra Karpov habría de desplegar su excentricismo. Las partidas se celebraron en Filipinas y Korchnoi se involucró en un juego teatral del que no saldría victorioso. El equipo de asesores de Karpov había llevado a Zujar, un parapsicólogo que haría perder a Korchnoi ayudado por el poder de su mirada. Viktor Korchnoi protestó por el lugar donde Zujar estaba sentado. Usando tiempo valioso de su juego, protestó para que lo cambiaran de fila. En una comedia irracional e incomprensible para todos los que la presenciaban, Korchnoi llevaría después a su propio parapsicólogo: un exconvicto con poderes psíquicos que su equipo de asesores consiguió en la localidad y que contrarrestaría las argucias del equipo de Karpov. El poder hipnótico de Zujar fue reducido cuando se le pidió que tomase asiento en la parte de atrás pero el equipo de Karpov recuperó la primera línea de asientos para él. Luego fue alejado de nuevo para ir y venir con un poder mental dependiente de la distancia. Mientras tanto, Korchnoi portaba lentes protectores en una parafernalia sin fin. La controversia fuera del tablero fue más importante que el juego mismo. Revisión con rayos X de las sillas que se usarían, protestas por la altura de las banderas en la mesa de juego, disconformidad por el color del yogur que Karpov pedía durante la partida, todo generaba líneas en los diarios. Empatados a 5 partidas y 21 tablas, Karpov vencería en la sexta y el melodrama terminó. En 1981, Korchnoi ganaría de nuevo el derecho a enfrentar a Karpov. En esa ocasión las partidas se celebraron en Italia y nuevamente los titulares de los periódicos no se enfocaron en el movimiento crucial de las piezas sino en la política internacional. Korchnoi aprovechó los reflectores de la ocasión para tratar de sacar a su esposa

GERARDO HERRERA CORRAL gherrera@fis.cinvestav.mx FOTOGRAFÍA YOUTUBE

El ajedrecista soviético Viktor Korchnoi.

e hijo de la Unión Soviética pues habían sido encarcelados después de que él mismo saliera huyendo del país. En la misma ciudad donde nació Korchnoi murió antes Dimitri Mendeleiev, a quien hemos recordado de manera especial este año porque fue el gran químico ruso que publicó en 1869 la tabla periódica de los elementos químicos. A 150 años de una de las aportaciones más memorables en el área de la química es importante decir que esta contribución nunca fue reconocida con el Premio Nobel. Aunque fue propuesto en 1906 por la Academia Sueca para recibir el galardón, Svante August Arrhenius se opuso, quizá motivado por las críticas que recibió de Mendeleiev cuando tres años antes fue premiado por su teoría de la disociación electrolítica. La tabla periódica de los elementos había sido publicada casi cuatro décadas antes y eso convenció al comité de que era mejor pasar por alto la obra del químico más recordado de cuantos han existido. Al año siguiente, Mendeleiev murió en San Petersburgo.

Hoyle no creía que el petróleo fuese el resultado de la transformación de detritos biológicos

En la eterna controversia de los premios Nobel se encuentra también Leon Tolstói, gran escritor ruso considerado como uno de los más importantes de todos los tiempos. En este y en otros casos se ha comentado sobre la aversión de la Academia Sueca contra Rusia como una razón para que el reconocimiento nunca le fuese otorgado, pero es importante decir que en literatura hay una lista larga de grandes escritores excluidos: James Joyce, Émile Zola, Franz Kafka, Jorge Luis Borges, Virginia Woolf y Alfonso Reyes son solo algunos de los que nunca recibirían el premio de mayor visibilidad en el mundo. En física, Fred Hoyle (1915,2001) es conocido por sus ideas controvertidas, como la panspermia, que afirma que la vida no surgió en nuestro planeta, sino que llegó en aerolitos, los que seguramente también dispersaron la vida en otros lugares del universo. Hoyle no creía que el petróleo fuese el resultado de la transformación de detritos biológicos muy antiguos. A esta y otras muchas ideas establecidas como parte del canon con que crecemos Hoyle se opuso. En 1958 publicó la descripción, hoy aceptada ampliamente, de la formación de carbono en el centro de las estrellas. Para esto debió predecir

la existencia de ciertos estados del átomo de este elemento que luego fueron encontrados de manera experimental. Este hallazgo es de tal importancia que debió ser considerado seriamente por el comité del Nobel como uno de los grandes pasos del intelecto humano en la comprensión de la formación de los elementos pesados, de los mecanismos de formación estelar y del origen de la vida. Sin embargo, Fred Hoyle nunca fue llamado por el comité para recibir la medalla. Viktor Korchnoi estuvo diez veces entre los nominados para disputar el campeonato mundial de ajedrez pero nunca llegó a serlo. Con una vida al margen y en constante rebeldía, llegó a inspirar la película francosuiza La diagonal del loco, ganadora de un Oscar a la mejor cinta extranjera en 1984. Hoy podemos decir que, sin haber sido campeón de ajedrez, este hombre extraordinario forma parte de un grupo especial en el que están también los que no obtuvieron el Nobel en literatura o ciencias, pero que sí alcanzaron un lugar en la historia. Sin ser el campeón mundial, Viktor Korchnoi es con certeza el hombre que más amó el juego de ajedrez y con eso ya tiene bastante.

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ESCENARIOS

5 DE OCTUBRE 2019

DANZA

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IMÁGENES

El esplendor de Sophia

S Un momento de la pieza interpretada por la compañía Cuerpo Mutable.

Atavíos: mirar el mundo desde otro ángulo

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ARGELIA GUERRERO makarova82@yahoo.com.mx FOTOGRAFÍA OCTAVIO AMADOR

a danza en México se ha propuesto alcanzar múltiples espacios y probar la intervención de escenarios distintos a los teatros y foros convencionales. Los y las creadoras de danza continúan desarrollando obras que permiten el acercamiento con un público cada vez más amplio, quien gusta especialmente de la danza en todos sus estilos y formatos. Compañías como Barro Rojo, Contempodanza, Quatora Monorriel, Contradanza, entre otras, han pensado la danza para espacios alternativos que buscan, entre otros efectos, alcanzar públicos más amplios y diversos. Este fin de semana termina temporada la compañía Cuerpo Mutable, dirigida por Lidya Romero. El programa de la compañía se lleva a cabo en la Biblioteca José Vasconcelos y consiste en la pieza coreográfica Atavíos, cuyo desarrollo se efectúa de manera horizontal, por lo que el público vive la experiencia de observarla recostado sobre el piso. A este programa dancístico se integra el taller Artefacto dirigido especialmente a niñas y niños de 5 a 12 años y el taller para público en general denominado Intersticios. Modificar la percepción del espacio al colocar el cuerpo en patrones distintos a la movilidad vertical propia del ser humano pareciera una acción menor; sin embargo, este cambio propicia una subversión completa desde la que se percibe el mundo y

nuestro lugar en él. Esto repercute en el modo en que nuestros procesos mentales decodifican e interpretan su entorno, literalmente desde otro punto de vista. Pienso en una escena emblemática de la película La sociedad de los poetas muertos protagonizada por Robin Williams, en la que el actor que encarna a un profesor de literatura reta a los alumnos de un prestigiado y estricto colegio, que impone un pensamiento de manera estricta y uniformada, a mirar al mundo desde otro punto de vista. Para ese reto propone un ejercicio tan simple como subirse a los mesabancos y desde ahí observar su entorno. La mirada cambia y, con ella, el modo de interpretación del mundo. En Atavíos es maravilloso observar la mirada del público recostado en el suelo, observando desde abajo la danza, el mundo. En un momento de nuestra historia cuando parece que se busca la instalación del pensamiento único y la variedad solo es admisible en tanto se reduzca al consumo, abrir las posibilidades de percepción más allá de lo cotidiano implica un

La danza es una experiencia que abre mundos y ofrece otras formas de mirarnos

acto subversivo. Reconocerse diverso desde el cuerpo y las distintas posibilidades del espacio, romper las fronteras impuestas, tanto las subjetivas como las físicas, es una de las experiencias que ofrece esta pieza coreográfica. Las propuestas que, de distintas formas, incluyen al público de modo activo y no como mero espectador del hecho escénico extienden las posibilidades de la danza bastante más lejos y con mucha mayor profundidad la experiencia artística. Ya no es suficiente con reducir al público como receptor pasivo de una exhibición estética. Lo que ha sucedido en la Biblioteca Vasconcelos es la oportunidad de percibir la danza desde la diversidad de posibilidades que ofrece. La realización de los talleres a modo de complemento de la experiencia dancística, en el espacio en que se ejecuta el hecho escénico, es una invitación para ver y vivir la danza de manera mucho más seductora y eficaz. No dejo de reconocer los esfuerzos de los y las creadoras de danza por hacer de ella una experiencia que llegue a un público amplio y diverso, y romper el estereotipo que impone este arte como exclusivo de eruditos. La danza es un hecho que abre mundos y ofrece otras formas de mirarnos y relacionarnos; un arte que muestra la diversidad de lenguajes, rebasa las fronteras de lo cotidiano y nos ubica en oportunidad de mirar más allá de lo posible.

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ANDREA SERDIO

ophia Loren nació el 20 de septiembre de 1934 en Roma, pero su infancia y adolescencia transcurrieron en Pozzuoli, un puerto de la provincia de Nápoles. Su madre era maestra de piano y fue abandonada por su marido con dos hijas, Sofía y Anna María, por lo que creció en un ambiente de pobreza. En la adolescencia, en una Italia avasallada por la Segunda Guerra Mundial, Sophia comenzó a destacar por su físico. Impulsada por su madre, participó en concursos de belleza y se inició en las fotonovelas, bastante populares en la época, para después dar sus primeros pasos en el cine con los nombres de Sofía Villani y Sofía Lazzaro. En 1951 conoció al productor Carlo Ponti. Ella tenía 17 años y él 39. Ponti, con quien se casaría dos veces: la primera en 1957, anulada para evitar que él fuera acusado de bigamia dado que en Italia no estaba permitido el divorcio, y la segunda y definitiva en 1966, contribuyó a catapultar su carrera. También resultó fundamental su encuentro con Vittorio De Sica, con quien comenzó su relación profesional en 1954 con uno de los seis capítulos de la tragicomedia El oro de Nápoles, que retrata a la sociedad italiana de la posguerra. A finales de los años cincuenta, Sophia ya era una actriz internacional que alternaba con los más famosos personajes de Hollywood. En 1957 filmó Orgullo y pasión, compartiendo créditos con Frank Sinatra y Cary Grant, quien intentó seducirla. Rodada en España, en esa película realiza un baile flamenco en el que despliega una gran sensualidad. De Sica dirigió en 1962 Dos mujeres, que significaría la consagración de la Loren como actriz y la llevaría a ganar su primer Oscar —el segundo lo obtendría en 1991 como un reconocimiento a su trayectoria—. Basada en la novela La campesina, de Alberto Moravia, cuenta las vicisitudes de una madre y su hija durante el avance de las tropas aliadas por Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Es una película intensa, conmovedora, por momentos también divertida; es, sobre todo, una lección de amor maternal en tiempos violentos. Sophia Loren fue dirigida por cineastas como Sidney Lumet, Charlie Chaplin, Martin Ritt y Ettore Scola, pero fue con De Sica con quien lograría sus mayores éxitos. Él la dirigió en uno de los cuatro episodios de Bocaccio 70, una reflexión sobre la moralidad y el amor, donde ella es el anhelado premio de los jugadores de un stand de tiro. Entre las asociaciones más afortunadas del cine de cualquier época y lugar está la de Vittorio De Sica, Marcello Mastroianni y Sophia Loren. Juntos hicieron películas como Matrimonio a la italiana y Ayer, hoy y mañana, donde tiene lugar la escena del strip-tease que mucho tiempo después Marcello y Sophia repetirían en Prét-á-Porter, de Robert Altman. En 2014, con motivo de sus 80 años, Sophia publicó Ayer, hoy y mañana (Lumen), autobiografía cuyo título es un evidente guiño a su alianza con De Sica y Mastroianni. En ella, junto con su historia incluye 64 páginas de documentos, entre ellos una gran cantidad de fotografías que la muestran en todo su esplendor.

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LABERINTO

DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: SALVADOR VÁZQUEZ

5 DE OCTUBRE 2019

http:// www.milenio.com/cultura/laberinto/Facebook: Laberinto Milenio/Twitter:@SCLaberinto

TOSCANADAS

Montevideo DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com

E

stoy a punto de tomar un vuelo rumbo a Montevideo, una ciudad que he visitado solo dos veces, pero que he recreado interminablemente en mi cabeza sobre todo a través de Juan Carlos Onetti y sus personajes harto viriles. Es una ciudad cuya apostura del siglo XIX se marchitó y cuya voluntad de grandeza del XX se carcomió, por eso mismo nos parece hermosa a quienes nos gusta mirar el pasado. Su cementerio de barcos no semeja un yonke marino sino una monumental obra de arte. Teniendo en la cabeza la frase de Onetti en “Bienvenido, Bob”: “Pero usted es un hombre hecho, es decir, deshecho, como todos los hombres a su edad cuando no son extraordinarios”, escribí una novela en la que un oficinista regiomontano atrapado treinta años tras un escritorio siente que debe huir a Montevideo, que allá está la salvación de su alma, una ciudad remota en el mapa y

CAPITAL DE URUGUAY

La ciudad fundada en 1726.

vecina en el diccionario. Por eso alguna vez sugerí al alcalde montevideano que hermanara su ciudad con la mía, y que, al estilo de los regios, se hicieran llamar videomontanos. Miguel Pruneda dice: “Es una ciudad con el tráfago de cualquier enjambre, pero apenas se cruza el malecón, uno llega a la gloria de la playa Pocitos, tan al alcance de la mano. Imaginen si como oficinistas pudiéramos decir, al rato vuelvo, voy a la playa; dejamos el escritorio, metemos los pies en el agua. Así cualquiera está listo para vivir de nuevo; así no hay necesidad de jugar en el panteón”. Y dos líneas más abajo: “Todo Uruguay tiene menos habitantes que Monterrey. Vaya, intervino Faustino, despertando de su letargo, y aun así fueron campeones del mundo. Dos veces, remarcó Hugo. Y la conversación se desvió hacia el futbol; que cuál era el mejor jugador uruguayo que había venido a Monterrey, que si Nilo Acuña, que si Mantegazza, que si Bertocci o Corbo”.

El uruguayo Mario Delgado Aparaín escribe en su novela El hombre de Bruselas: “Había una vez o érase una vez un narrador de apellido Correa cuyas historias se ubicaban siempre en el mismo pueblo: Mosquitos. Está de más decir que eso no es bueno para la literatura. No lo fue para Faulkner, no lo fue para Rulfo, no lo fue para García y menos aún lo fue para Onetti”. Por supuesto no son palabras de Mario, sino de su personaje; y aun así, podríamos decirle a ese narrador ficticio: “Si no fue bueno para Onetti, sí lo fue para Montevideo”. Pues aunque su mítica Santa María no sea Montevideo, dijo Onetti que en su obra “está presente Montevideo, la melancolía de Montevideo. Por eso fabriqué a Santa María. Más allá de mis libros no hay Santa María. Si Santa María existiera es seguro que haría allí lo mismo que hago hoy. Pero naturalmente inventaría una ciudad llamada Montevideo”.

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CAFÉ MADRID

El discurso de los pies

A

demás de talento, para experimentar con el movimiento, la luz y la armonía encima de un escenario, hacen falta disciplina, energía, libertad y pasión. Lo sabe (y lo lleva a cabo) Aída Gómez (Madrid, 1967), una bailarina que a lo largo de su trayectoria ha recorrido con el cuerpo buena parte del acervo sinfónico de España (rondeña, farruca, alegrías, tangos, seguidilla, soleá...). La he visto como la Doña Inés de Don Juan o como Carmen o como la novia de Bodas de sangre y siempre, en esos personajes y en otros, me ha parecido sublime. Ella es menos famosa que Sara Baras, pero igual de intensa. Después de haber sido la primera bailarina del Ballet Nacional de España (del que también fue directora durante tres años), esta mujer que va siempre erguida por el mundo (como si se hubiese tragado un palo de escoba) se ha dedicado, sobre todo, a gestionar su propia compañía de baile o festivales de danza o flamenco. Ahora planea volver a los escenarios y lleva varias semanas preparándose en un amplio salón de ensayos situado a las afueras de Madrid. Una vez, ya hace un tiempo, le dije que deseaba verla ensayar, permanecer en un rincón mientras ella y sus compañeros preparaban algún espectáculo. Me dijo que sí, que algún día, pero pensé que solo me lo decía por cortesía, porque eso de tener un intruso en la sala de ensayos no debe ser muy agradable. El otro día, sin embargo, cumplió su palabra y me dejó observarla desde un rincón del salón lleno de espejos y barras de madera a los lados, en el que apuntala los detalles de Adalí,

VÍCTOR NÚÑEZ JAIME periodismovictor@yahoo.com.mx FOTOGRAFÍA VIVA

una mezcla de teatro, baile y creación literaria, al ritmo o compás de las raíces musicales de España. “Es un viaje no al pasado, sino al interior del flamenco”, me especificó después de quitarse las castañuelas que acostumbra mover con destreza desde hace años. Así que ahí estaba yo, embelesado durante casi tres horas, repasando

Adalí es una mezcla de teatro, baile y creación literaria, al ritmo de las raíces musicales de España

mentalmente, como para hacerla mía, una cita de Lorrie Moore, maestra gringa del relato corto: “Les cuento que la danza comienza cuando un momento de dolor se mezcla con un momento de aburrimiento. Les cuento que es la extensión del cuerpo en la cual él mismo se da aire. Les cuento que es el triunfo del corazón, la victoria del discurso de los pies, el refinamiento de la embestida y el vuelo animal, la más pura metáfora de la tribu y del yo. Es la vida haciéndole una higa a la muerte”. Mientras en un extremo del estudio un grupo de músicos y bailarines hacía palmas y zapateaba, Aída Gómez hizo una pausa y me dijo: “Adalí

La bailarina española Aída Gómez.

no son piezas de flamenco donde está metida, ahí, la danza española, o algo todo regañao. No. Esto es un viaje por Madrid donde hay fusión de culturas. Es súper estético y la música es alucinante. ¿A qué sí? La gente escuchará unas alegrías que le apetecerá llevar en su coche”. Aída Gómez tenía 14 años cuando decidió enfocar su carrera en la danza española. Estudiaba danza clásica, “en lo que hoy es el Museo Reina Sofía”, recuerda. Un día, después de clases, entró en la cafetería de la escuela donde se mezclaban los estudiantes de clásica y española. Era el cumpleaños de una de sus compañeras y de pronto, para festejar, alguien comenzó a bailar una sevillana. Aída se unió con entusiasmo y, al terminar, Antonio Ruiz Soler, entonces director del Ballet Nacional de España, le dijo: “Ven aquí. ¿Eres bailarina clásica? Pero tú no puedes ser bailarina clásica. ¡Vente con nosotros!” La adolescente se fue y no tardó en convertirse en una de las principales exponentes del folclor nacional. “Lloré mucho con Antonio, pero se lo agradezco. Tal vez perdió el tiempo conmigo, no sé. Pero aprendí un montón”, dice mientras apoya sus palabras con una sucesión de ademanes. La mujer que ha trabajado con Maurice Béjart, icono internacional de la danza, o con los cineastas Carlos Saura y Bigas Luna, que es Premio Nacional de Danza 2004, que se distingue, según ella misma, por ser “una bailarina que se mueve como una polvorilla”, está a punto, a unas semanas, de abandonar “la soledad del ensayo” para actuar, una vez más, frente al público. Y espera dejarlos pasmaos. “Igual que a ti”.

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