Laberinto No.894 (01/08/2020)

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Suplemento cultural de MILENIO

LABERINTO ESCOLIOS

CIENCIA

ARMANDO GONZÁLEZ TORRES

GERARDO HERRERA CORRAL

J. M. G. Le Clezio y la cuarentena

Materia exótica en el espacio Foto: AP

SÁBADO 1 DE AGOSTO DE 2020 AÑO 17 - NÚMERO 894

Los museos: ¿crisis o estado de excepción? Miriam Mabel Martínez/ FOTOGRAFÍA: MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA/ SHUTTERSTOCK

Foto: Esacademic


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ANTESALA

1 DE AGOSTO 2020

EN EL BANQUILLO

Quimera TEDI LÓPEZ MILLS

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A Álvaro

n pleno delirio de grandeza, me vislumbro como una disidente. Exclamo ante nadie que ninguna cosa se compara con la dulzura y la armonía del cuerpo político cuando uno logra diferir a tiempo. Noto las tácticas de la oscuridad. No hay cuerpo sin circunstancias. Si modifico el delirio se altera la luz y se estancan las sombras por pudor. He anotado algunas frases distraídamente: “deriva anti-democrática”, “abuso de las instituciones”, “pulso autoritario”. No son mías sino del lenguaje. Las habré leído ayer o antier con una pizca de admiración por su obvia perspicacia, su famosa claridad histórica. “Lo que se necesita sobre todo” —escribe Orwell— “es que el significado elija a la palabra y no al revés”. Me doy cuenta de que les temo más a mis amigos que a los eventuales enemigos; por lo tanto, la derrota de mi “pensamiento” es definitiva: ni siquiera sabría describirlo. Advierto que casi siempre se opone, lo cual podría concebirse como una especie de capricho estilístico, aunque mis tartamudeos, mi amnesia súbita, cancelan esa posibilidad. El vocabulario inhibe; “simuladores”, “gesta transformadora” y no gobierno se le llama en algunas zonas exquisitas donde se expiden las instrucciones. Ya quedó escrito: al señor le dan pena ajena ciertos intelectuales; otros no, supongo. A ese nivel hemos llegado, y parece aceptable. Tomo un atajo y rodeo la muralla. Son nítidas mis alucinaciones cuando no las convoco: anoche se detuvo una mosca en el espejo y la vi con las patas enredadas con su propia imagen y la de mis ojos. Hoy subo la escalera de metal junto al jardín de mis vecinos; me fijo en la diminuta araña que se balancea entre las ramas y se sostiene apenas en el espacio enorme de su tejido como si fuera el centro del mundo, y lo es, sin duda. Ninguna labor meticulosa de la razón altera el poder de los dogmas. Prefiero la falta de fe a una cara constante y ruidosa en la cabeza. Subrayo anécdotas en mi libro. Durante un desayuno el poeta Robert Lowell anuncia que él es el Espíritu Santo y les pregunta a sus colegas si no perciben el fuerte olor de lo sagrado. En sus temporadas seculares encarna con más sencillez a Aquiles o a Napoleón. De 1967 a 1970 escribe 400 sonetos: cinco o seis por día. “La época es un verano, un otoño, un invierno, una primavera, otro verano... Mi trama se desenvuelve con las estaciones”. Peso las sustancias que me corresponden. Falta mi segunda persona en esta historia. Las rimas son sucedáneos de un vacío repentino en el aire, me instruye mi maestro. Oigo lo que oigo. Mi salvaje miraje y al rato, conforme se desarrollen las anécdotas curiosas de este barrio, mis boscajes que se irán diluyendo con los carcajes, como si nada. En unas cuantas horas retumbará de nuevo la bodega ahíta de su pecho. No se clausura nunca el flujo de ese río. A diario los vituperios se mitigan con dos o tres dichos de vieja usanza. Tú propones una idea perfecta y yo la volteo en mi contra como un crucigrama.

A diario los vituperios se mitigan con dos o tres dichos de vieja usanza

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The Souvenir. Dirección: Joanna Hogg, 2019. Puede verse en México a través de Cinépolis Click.

HOMBRE DE CELULOIDE

Perdonar al narcisista

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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA BBC FILMS

ilda Swinton, la modelo escocesa, resulta la verdadera estrella de The Souvenir, una película de arte británica producida por la BBC. Y eso que si uno se fija, la participación de Swinton (famosa por sus personajes en obras exquisitas como Orlando y Tenemos que hablar de Kevin) se limita en realidad a un par de secuencias. La cosa es así: Joanna Hogg, directora de The Souvenir, estuvo acompañada por Tilda Swinton durante todo el proceso de creación de la película. Así conoció a Honor, la hija de Swinton. Ella nunca había actuado. Y la directora, luego de varios años sin poder visualizar a la actriz que habría de interpretarla, se encontró a sí misma en la hija de Swinton. Fue una decisión acertada, a juzgar por la actuación de Honor S. Byrne, quien interpreta a Julie, alter ego de la directora y guionista. Porque sí, The Souvenir es una obra confesional. Joanna Hogg se retrata a sí misma y hace que Tilda Swinton sea su madre en un intenso juego de espejos que transmite la fragilidad psicológica de esta mujer rica que estudia cine y un día, durante una fiesta movida, conoce a un pelele y, claro, se enamora de él. Tom Burke es el pelele en cuestión. Lo interpreta

hosco, bien vestido y enigmático. Con un hablar distinguido que conduce a Julie, la protagonista, a humillarse a sí misma. El defecto congénito del actor sirve muy eficientemente a la ficción pues ella parece amarlo porque está cicatrizado. Y ello habla de lo que es más importante en esta obra: el retrato de una mujer que ama a un tipo que se aprovecha de ella. Y ella se hace la ilusión de estarlo protegiendo. Hasta la ignominia. La directora explora asuntos muy interesantes desde el punto de vista psicológico. Por ejemplo, el placer sexual hallado en la discreta humillación de quien adora a su pareja y besa sus manos. ¿Cómo puede una mujer como Julie enamorarse de un hombre como Anthony? En torno a esta pregunta gira toda la anécdota que no se ciñe en absoluto a la narrativa aristotélica. Por ello resulta inútil tratar de buscar en The Souvenir un conflicto en el sentido tradicional del término. La película atrapa (si es que atrapa) más bien

Hogg se retrata a sí misma y hace que Tilda Swinton sea su madre en un intenso juego de espejos

por el ambiente que recrea, por la reconstrucción de estos personajes que todos hemos conocido: la chica bien que se enamora del chico mal. The Souvenir se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en 2019. Desde entonces ha entusiasmado más a la crítica que al público, que en sus comentarios por internet muestra desagrado. Pero hay algo que indudablemente resulta atractivo: las imágenes. Sobre todo cuando la pareja viaja a Venecia. O cuando la protagonista abre por fin un galerón donde ha estado filmando y emerge hacia un hermoso campo inglés. El simbolismo es obvio: ella por fin se ha librado del hombre que la amarraba a sí misma. Evidentemente, no hay en The Souvenir mucha trama que vender, no hay spoiler posible. Películas como esta aspiran más bien a introducirnos en la inquietante realidad de un asunto que es considerado problema de salud pública por los psicoanalistas de Europa: la mujer que se enamora del narcisista. Y este asunto sí que queda retratado con contundencia. Julie ama a Anthony porque él controla su sexo. A cambio, ella controla algo que considera mucho más sublime: la compasión. Por eso resulta básica la escena en la que él le roba. Luego la regaña y es ella quien termina pidiendo perdón.

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ANTESALA

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ESCOLIOS

POESÍA

Guerreros del camino CHARLES WRIGHT

Mi ropa viajera ilumina el mediodía. He estado caminando por mucho tiempo hacia el pasado. Esa ciudad irreconciliable. Al parecer, todos quieren acompañarme, y los dejo. Las flores en los bordes me distraen, las libélulas Flotan como lapislázuli, ahí, fuera de alcance. Camino angosto, camino ancho, todos nosotros metidos en él, Infelices, inestables, a siete metros de la inmortalidad Y a un metro menos de no tanto por vivir. Es mejor sentarse en la hierba crecida, mirar las nubes, Y levantar nuestras caras al cielo, Considerando, que, para la mayoría de nosotros, Nuestras vidas han sido un error constante. Versión de Miguel Ángel Zapata. Este poema forma parte de Caribou (Farrar, Strauss and Giroux, 2014).

EX LIBRIS

Ícaro/ EKO

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La cuarentena ARMANDO GONZÁLEZ TORRES

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@Sobreperdonar

n la última década del siglo XIX, el médico Jacques Archambau, junto con su esposa Suzzane, y su hermano menor, el adolescente León, parten de Francia a la Isla Mauricio, de donde es originaria su familia. Viajan con la ilusión de restituir su pertenencia, recuperar su fortuna y reconstruir su futuro. A punto de llegar, surgen en el barco un par de casos de cólera y todos los pasajeros, unos cuantos europeos y cientos de trabajadores inmigrantes principalmente de India, son sujetos a una cuarentena obligatoria en la isla de Plate. La cuarentena se prolonga inexplicablemente y transforma las rutinas, los proyectos de vida y el sentimiento del tiempo. Los confinados, incluyendo los Archambau cuya familia es parte de la oligarquía en Mauricio, son prácticamente abandonados y se enfrentan a la enfermedad, la privación y la incomprensión intercultural. La propia Suzanne se contagia y su esposo Jacques, sin medicinas con que curarla, atestigua su sufrimiento desgarrador y su milagrosa recuperación. En este clima se despliega un idilio plácido entre León y la muchacha india Suryavati y, mientras las hogueras devoran los cuerpos de los muertos, ellos se acoplan en playas y cuevas y descubren fascinados sus cuerpos y sus muy distintas cosmovisiones. Los confinados, por fin, son rescatados; sin embargo, la comunión con el paisaje y la pasión por Suryavati han transformado a León, quien renunciará a todas las aspiraciones convencionales y se convertirá en el legendario “desaparecido” de la familia. Esta es la historia principal de la reminiscencia familiar La cuarentena, publicada hace más de 20 años por el escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clezio, quien, como es habitual en su obra, ensaya una narrativa de la fuga, en la que manifiesta su nostalgia por el salvaje benevolente y el tiempo mítico. En el aislamiento de la cuarentena se opera un vuelco civilizatorio: las competencias y habilidades que sirven en la vida social ordinaria se vuelven superfluas y comienza una hegemonía ya sea de la fuerza bruta y la astucia (entre los europeos) o ya sea de la intuición, el sentido práctico y la empatía (de los inmigrantes). La narración registra de manera minuciosa la degradación de los confinados y constituye una alegoría del individuo en estado de naturaleza. Cierto, el elogio del primitivismo y su solidaridad intrínseca y la condena de Occidente y su sentido de acumulación y competencia han sido, por muchas décadas, emblema de lo políticamente correcto; sin embargo, a diferencia de muchos progresistas de cubículo, Le Clezio ha sido un auténtico explorador de la otredad y ha pasado gran parte de su vida en confines y periferias (entre ellos México, donde se ubica su fabulosa Urania). Como pocos escritores de Occidente, Le Clezio se ha alejado de sus espacios de comodidad y ello le brinda densidad, credibilidad y dignidad literaria a su discurso y convierte a La cuarentena en una premonitoria metáfora de estos días dolientes.

Le Clezio ha sido un explorador de la otredad y ha pasado gran parte de su vida en periferias

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Estos espacios de la memoria histórica y art futuro sin grandes exposiciones y escasos p

Los museos: ¿cambiar pa

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MIRIAM MABEL MARTÍNEZ FOTOGRAFÍA SHUTTERSTOCK

os gustan los museos porque nos hacen sentir en casa y nos invitan a pensar. Allá adentro somos iguales aunque veamos distinto, y esta posibilidad de discrepar mantiene saludablemente tensa la relación museospúblicos. “Los museos no tienen fronteras, tienen una red”, ha sido el lema del Consejo Internacional de Museos (ICOM) en este periodo con el fin de acompañarse y compartir preocupaciones y soluciones. No es la única instancia, pero desde 1946, año de su fundación, sí la más sólida. Su experiencia y diversidad es hoy uno de los soportes tanto como la creatividad, la inteligencia y el compromiso de los directores de museos, que defienden la permanencia de estos espacios. Hoy el confinamiento global ha exhibido su vulnerabilidad. ¿Qué implica este cierre? Entrevistamos a Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología (MNA), y a Amanda de la Garza, directora del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), dos museos clave en la historia de la cultura mexicana que, desde sus inauguraciones —el primero en 1964; el segundo, en 2008—, más que romper paradigmas sembraron líneas de acción. Antonio Saborit considera que “la mera sobrevivencia es el único tema, o debiera serlo. Desde el momento en el que seis o siete meses atrás el confinamiento fue la primera opción para hacer frente a este virus, debió ser clara la gravedad de la situación. El covid-19 es un hecho, no una crisis; aunque su presencia, evolución y fortaleza son elementos que apuntan hacia situaciones críticas. ¿A qué se enfrenta el museo? A lo mismo que enfrentan todos los días, y desde su fundación, los archivos, las filmotecas, las bibliotecas, las hemerotecas, las fonotecas, las fototecas, de hecho, todas las herramientas de nuestra memoria, incluso las universidades y las escuelas; se enfrentan al riesgo de la pulverización”. De acuerdo con el informe “Museo, profesionales de los museos y covid-19” del ICOM, realizado entre el 7 de abril

y el 7 de mayo de 2020, 12.8% de los 85 mil espacios registrados por esta instancia (1 de cada 8 espacios en el mundo) no reabrirá y poco más del 19% ignora si lo logrará. Muchos espacios cuentan con apoyos gubernamentales, como el MNA, que pertenece al Instituto Nacional de Antropología e Historia, o el MUAC que, como comenta Amanda de la Garza, “si bien es un museo público, tiene el financiamiento asegurado para operar y desarrollar proyectos con el presupuesto que asigna anualmente la UNAM. Sin embargo, hacemos un trabajo muy amplio de recaudación de fondos. Sabemos que el entorno se hará más difícil en los próximos meses, porque las compañías y los benefactores tradicionales quizá serán más cautelosos en las donaciones. Muchas de las fundaciones, que son parte de los corporativos de las empresas, están redirigiendo sus apoyos a otros sectores. Este es uno de nuestros retos. No solo seguiremos insistiendo, sino que redirigiremos nuestro foco a apoyos y convocatorias internacionales. Por la escala de nuestros proyectos, requerimos un financiamiento extraordinario para seguir con otras tareas, como la conservación y adquisición de obra. En ese sentido, el patronato ha estado muy activo en la generación de iniciativas para el museo y para los proyectos que están por venir”. A partir de la declaración de la pandemia del covid-19, mucho se ha discutido sobre el futuro inmediato de los museos, sobre si será el punto de inflexión para actualizar la definición de museo que se propuso el año pasado, durante la 139º sesión del ICOM, celebrada el 21 y 22 de julio. ¿Es el momento? “No sé si los museos están en crisis”, comenta Saborit, “pero si lo están, cosa que dudo en términos generales, en nada se compara con la crisis sanitaria que hoy nos impide conversar frente a frente. No entiendo por qué en este momento el museo debiera replantear su definición; me parece que, de hacerlo, corre el riesgo de terminar como Porthos, quien por detenerse a reflexionar cómo era posible que pusiera una pierna delante de la otra, en lugar de correr como sabía hacerlo, murió bajo los escombros de la

“Muchas fundaciones redirigen sus apoyos a otros sectores”: Amanda de la Garza

bomba que él mismo había colocado segundos antes”. Esta misma celeridad ha movido las redes de los museos, motivado conferencias, ensayos, artículos que vislumbran, entre otros cambios, el fin de las salas abarrotadas, de las largas filas para entrar, y vaticina la desaparición de las exposiciones blockbuster, que irrumpieron en la década de 1960. Aunque ya en los años treinta del siglo pasado las retrospectivas de Picasso y Van Gogh habían sugerido la fórmula, no fue sino hasta 1963 cuando el cuadro estelar del Louvre, la Gioconda de Leonardo Da Vinci, fue prestado a la National Gallery de Washington, que recibió dos millones de visitantes. El MNA ha tenido también sus

taquillazos: China imperial: las dinastías del Xi'an (2000), Egipto faraónico (2004), Mayas, el lenguaje de la belleza (2017) o Los códices de México, memorias y saberes y la pieza “Círculo de animales, cabezas del zodiaco” de Ai Weiwei, que se presentaron en el marco de los 50 años del MNA. “Ha habido muchísimas declaraciones de directores y personalidades del ámbito de los museos diciendo que este modelo se terminará; estas declaraciones no están asociadas a una transformación tan profunda de la idea de museo sino a consideraciones económicas. Los museos estamos reflexionando sobre el ethos de nuestras lógicas, sobre lo que significa ser un museo. La realidad nos está diciendo que debemos pensar de otra manera nuestro papel dentro de


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tística preveen un públicos y patrocinios

ara sobrevivir?

sofisticada juguetería tecnológica, y muchas veces la he visto dominar e imponerse al mero relato hasta transformar la sala en un ridículo showroom. Esto no me interesa”. Sin embargo, existen compromisos que se quedaron en pausa, como la muestra Tercerunquinto, que previamente se expuso en el Museo Amparo de Puebla y en el Marco de Monterrey, curada por Cuauhtémoc Medina y Taiyana Pimentel, “aunque con piezas distintas”, señala De la Garza. “Se moverá de fechas y se extenderá al igual que la muestra de Cecilia Vicuña, que estuvo muy poco tiempo —se inauguró en febrero y cerramos a mediados de marzo—. Lo mismo sucederá con la de Manuel Felguérez. Estamos privilegiando los proyectos nacionales y hemos pospuesto los internacionales para el próximo año, entre otros motivos porque la UNAM está siendo muy cautelosa con recibir visitantes extranjeros y a su vez que nosotros, por motivos de trabajo, viajemos al extranjero”. Para Antonio Saborit, la mayor aportación de los museos en este momento es “haber cerrado sus puertas”. También señala que hoy todo es prioritario y nos invita a la reflexión: “Hay que encontrar las modulaciones de lo urgente para evitar que, como suele suceder, se trague lo importante”. Y desde el encierro, Amanda de la Garza también apunta que uno de los beneficios, si pudiéramos llamarle tal, “es que nos hizo entender qué significa tener un programa digital, que implica una producción de contenidos y no solo de difusión de las actividades del museo. El aprendizaje ha sido enorme y no creo que vaya a cambiar. El mundo no volverá a la normalidad que conocíamos ni siquiera en términos de propuestas digitales. Tenemos que conocer más de nuestros públicos, de las dinámicas de las redes, entender cuál es la negociación que se hace con las redes sociales, cómo aprovechar estos lenguajes para empujar nuestros contenidos sin estar sometidos a la lógica de consumo de las redes. Y justo para entender cómo la nueva generación de contenidos impacta en los públicos y si estos realmente dicen lo que pensamos que están diciendo, estamos investigando, trabajando y haciendo una barra de programación estructurada que utilice diversas plataformas dirigidas a nuestros públicos. Una de estas líneas es la Sala 10, dedicada al video” que, por cierto, en este mes presenta una pieza de Teresa Margolles. Junto a la gestación de plataformas digitales y sus futuras configuraciones hay un problema que Saborit entrevé y se ha atendido poco: “Ahora mismo muchos museos tuvieron que interrumpir los procesos de digitalización de sus acervos, los cuales redundarán en una circulación más amplia de los contenidos. No se ha podido seguir trabajando en esta tarea. Esto es muy serio”. Asimismo, en el MUAC se trabaja, desde hace ya varios meses, en un protocolo muy estricto sobre el resguardo de las colecciones; por ejemplo, en el análisis de los productos que se utilizan para desinfección que, como comenta Amanda de la Garza, “pueden

ser abrasivos para las obras, entre otras cuestiones por los vapores que afectan químicamente los componentes de las obras. En este sentido, hemos sido muy prolijos. Nuestro restaurador, Claudio Hernández, ha hecho una investigación muy seria entre sus pares, con quienes comparte experiencias, prácticas y avances”. Ante la pregunta ¿cuál es el área de oportunidad que presenta esta pandemia?, el doctor Saborit responde: “El museo no es una empresa ni un individuo, de ahí que me resista a pensar en áreas de oportunidad. Los defectos del museo deben corregirse, pues ante ninguno de nosotros aparecen como rasgos que puedan tener algún provecho, y el sistema de gestión lo fortalecen todas y cada una de las actividades que participan en la realización de su misión. El museo no es una agencia funeraria. Su apuesta está del lado de la celebración de la vida, ya sea por medio de la docencia o de la construcción de nuevos saberes fundados en la investigación”. Y si bien, como señala el director del MNA, el museo como institución ha crecido, “como siempre, a contracorriente, aún falta crecer más en la consolidación de la estructura financiera”. La directora del MUAC considera que el museo debe hacer de lado cierta ingenuidad que lo ha frenado para asumir el cambio y aceptar ser cuestionados. “Los museos son espacios públicos donde se construyen debates, como en los de arte contemporáneo donde las piezas a veces confrontan ciertas ideas y concepciones, hacen crítica política, crítica de las condiciones y del status quo, o abordan temáticas que producen conflicto en la sociedad. En este sentido, los museos deben asumir su condición de espacios de poder y aceptar que tienen una historia vinculada con el poder, razón por la cual muchos espacios —quizá más los antropológicos, arqueológicos e históricos— están siendo cuestionados. Creo que los museos no han hecho lo suficiente en materia de diversidad, no solo de los contenidos sino de las estructuras institucionales; tampoco han asumido las responsabilidades de enfrentarse a un mundo que está cambiando y cuestionando los orígenes coloniales”, plantea De la Garza. ¿Qué pasará? Algunos museos europeos ya han abierto. El Metropolitan Museum de Nueva York anunció esta semana que reabrirá el 29 de agosto. En la Ciudad de México se prevé la reapertura para septiembre. Los protocolos a nivel internacional se siguen ajustando y, sin embargo, como señala Saborit: “En estos meses hemos estado trabajando a puerta cerrada, pero hasta esta expresión es figurada. Realizamos nuestro trabajo en casa, no en el museo, a veces de manera colectiva y otras de manera individual. ¿De verdad hay una mejor manera de aprovechar la coyuntura que el plantearnos no solo sobrevivir, sino sobrevivir juntos?” Quizá hoy la misión más importante del museo sea precisamente, como lo afirma Antonio Saborit, “enfrentar los momentos de excepción como el que estamos viviendo”.

“La realidad nos dice que debemos pensar nuestro papel de otra manera”: Antonio Saborit

una crisis social; es decir, cuál es nuestro papel dentro de la sociedad y cómo pensarnos como entidades que no están aisladas del resto de la sociedad y que no pueden estar aisladas, porque tienen una relevancia en término de discurso. Las lógicas de cooperación entre museos cambiarán; los esquemas de coproducción internacional se dificultarán porque hay un entorno muy inestable sobre la movilidad, y seguramente las aseguradoras cambiarán los términos de sus pólizas. En este sentido, quizá los blockbusters se detendrán por algún tiempo debido a la lógica de las empresas que los patrocinan, a las cuales les interesa participar debido al nivel de visibilidad e impacto que tiene una exposición de ese tipo”, dice Antonio Saborit.

Más allá de las exposiciones temporales, nacionales o internacionales, están los acervos que resguardan los museos. Como señala Saborit: “muchos de ellos, si no es que la gran mayoría, se deben al contenido de sus salas permanentes, y no tienen ni presupuesto ni espacio para mostrar temporalmente el ejercicio de reflexión de alguno de sus curadores a partir de las colecciones del mismo recinto. Y por lo demás, diría que cada exposición aparece originalmente en la imaginación de sus creadores como una oportunidad de reordenar el universo. Todo el tiempo, en otras palabras, se piensa en nuevas estrategias narrativas para las exposiciones. Unas funcionan mejor que otras, desde luego. De un tiempo a esta parte pesa mucho el deseo de incorporar

Museo Universitario de Arte Contemporáneo

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CIENCIA

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DESMETÁFORA

Materia exótica en el espacio La Estación Espacial Internacional fabrica ya pequeñas cantidades del quinto estado de la materia

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esde 1995 se puede construir en laboratorio un agregado de átomos al que se ha llamado condensado de Bose-Einstein. En este nuevo material los átomos abandonan su individualidad para entregarse al conjunto. El conglomerado se comporta entonces como si fuera uno solo, más grande, pero con las mismas propiedades. Los átomos adquieren las mismas velocidades y ocupan el mismo lugar, se apropian todos de una posición espacial como si negaran su naturaleza corpuscular en un juego mágico de interpenetración. Este es el quinto estado de la materia y sus propiedades son tan extravagantes que parecen insinuar actos de hechicería e ilusionismo. Casi en su totalidad, el Universo es un plasma. Tenemos plasmas en la llama de una vela o en el interior de un tubo de luz de neón. Las auroras boreales, las estrellas lejanas, el medio interplanetario e intergaláctico, nuestro Sol, los relámpagos de una tormenta y en general el 99 por ciento del cosmos se encuentra en estado de plasma. Una fracción más pequeña está formada por los sólidos, líquidos y gases que abundan en nuestro planeta. Ahora se pueden construir pequeñas cantidades de un material insólito distinto de todo lo que conocíamos. En él, los átomos danzan al mismo ritmo, en coordinación perfecta, como si fueran un solo cuerpo. Para formar una pequeña gota se usan unos pocos, alrededor de mil átomos de rubidio, que durante quince segundos se transforman en esta singular sustancia. Para eso es necesario bajar la temperatura a niveles extremos. Los condensados de átomos que se construyen en los laboratorios podrían vivir más tiempo en la ausencia de gravedad y es por eso que se propuso su fabricación en la Estación Espacial Internacional, a 400 kilómetros de altitud. Hace unas semanas se pudo verificar la ventaja de encontrarse en un ambiente de microgravedad. Para hacerlo, se transportó un pequeño refrigerador con el que se alcanzan temperaturas tan bajas como 0.000 000 02 Kelvin, es decir 20 mil millonésimas de grado por encima del cero absoluto que se encuentra a -273.15 grados Celsius. El tercer principio de la termodinámica establece que el cero absoluto es una temperatura inalcanzable,

GERARDO HERRERA CORRAL gherrera@fis.cinvestav.mx FOTOGRAFÍA ESACADEMIC

El condensado de BoseEinstein

de manera que 20 nano grados por encima de la temperatura límite es una proeza tecnológica. Para fabricar este material pueden usarse átomos de diferentes elementos químicos, la condición es solo que se comporten como “bosones”, es decir que la manera como esos átomos giran se describa con un número entero y no con un semientero, como ocurre con los fermiones. Las propiedades que definen si un átomo es bosón o fermión son descritas por la mecánica cuántica, la teoría que permite entender los objetos muy pequeños. Se ha podido observar que cuando se emplean átomos de sodio para formar el condensado, éste se vuelve translucido, es decir, deja de absorber la luz atrapándola en su interior. De una velocidad de 300 mil

Ahora se podrán fabricar relojes más precisos y estables que los relojes atómicos

kilómetros por segundo que tiene la luz en el vacío se reduce a tan solo 17 metros por segundo en un condensado. Esto significa que la velocidad de la luz disminuye 20 millones de veces al entrar en la pequeña brizna de átomos a baja temperatura. Algunos grupos de investigación que trabajan con este material reportan haber contenido la luz por completo y dicen que pueden atraparla para abrir nuevos horizontes en el prometedor campo de la computación cuántica. Las posibilidades que ofrece este nuevo estado de la materia son muchas, algunas realmente asombrosas. Así, por ejemplo, los condensados de Bose-Einstein nos permitirán crear nanoestructuras de gran precisión con el uso de luz láser. Permitirán también medir la intensidad gravitacional con exactitud nunca lograda. Ahora se podrán fabricar relojes más precisos y estables que los que actualmente tenemos. Para tener una idea de lo que significa la precisión

en la medición del tiempo diremos que los relojes mecánicos tienen desviaciones típicas de un segundo cada día; un reloj de cuarzo se retrasa un segundo al mes mientras que los relojes atómicos se desalinean un nanosegundo al día, es decir, un segundo cada 30 millones de años. Con la ayuda de los condensados de Bose-Einstein se podría llegar a construir relojes que se desvíen un segundo cada 500 billones de años. Este avance en la precisión con que se mide el tiempo tendrá muchas consecuencias en la ciencia, la tecnología y la industria. En México dos grupos de investigadores trabajan en el área de los condensados de Bose-Einstein: uno en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav) y otro en la Universidad Nacional Autónoma de México, de manera que nuestro país está en la vanguardia científica que trae consigo un futuro interesante que partiría del quinto estado de la materia.

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EN LIBRERÍAS

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NARRATIVA, ENSAYO La cucaracha

La loba de Francia

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A FUEGO LENTO Un cinéfilo en el Vaticano

Diez planetas España, 2020

Ian McEwan Anagrama España, 2020 126 páginas

Maurice Druon Ediciones B España, 2020 432 páginas

Román Gubern Anagrama España, 2020 144 páginas

Al menos por ahora, ha quedado atrás el narrador inglés que se complacía explorando nuestras pulsiones ancestrales para adentrarse en la sátira. En la Gran Bretaña del brexit, una cucaracha despierta convertida en el primer ministro, una inversión de la famosa novela de Kafka. La extrañeza aumenta mientras pone en marcha un programa que consiste en pagar por trabajar y recibir dinero por comprar. La clase política es el blanco de la risa y no sale bien librada.

Quinto volumen de la saga Los reyes malditos, la cual ha sido elogiada con justa razón por George R. R. Martin. Aunque Felipe V gobernó Francia con sabiduría, hubo sucesos que nublaron su reinado. Como su único hijo murió, lo siguió en el trono su hermano Carlos IV; debido a su incapacidad, miembros de la nobleza asumieron el gobierno. Desde Inglaterra, la reina Isabel, hermana de Carlos y quien vive en constante humillación, hará que las cosas mejoren para la dinastía.

Como señalan los editores, este libro cuenta una curiosa historia. Por mediación del sacerdote catalán Enrique Planas, miembro de la Filmoteca Vaticana, Gubern fue invitado como especialista para participar en la celebración del centenario del cine. Él mismo ha contado los desencuentros que tuvo como miembro laico de la comisión. De entre sus propuestas, la única aceptada fue La strada de Federico Fellini. Se celebra el tono ligero y humorístico.

La humanidad en peligro

La nueva edad oscura

Si Venecia muere

Fred Vargas Siruela España, 2020 296 páginas

James Bridle Debate México, 2020 352 páginas

Salvatore Settis Turner España, 2020 192 páginas

La gran exponente de la novela negra en Francia ha decidido alzar la voz e invocar a la conciencia ecológica. En un inicio, este manifiesto tenía una extensión corta pero se extendió cuando Vargas fue invitada a leerlo durante la inauguración de la COP24. Su columna vertebral son los riesgos que entraña el cambio climático y la indiferencia de la clase política. Como llamado a la cordura, invita a combatir la desinformación y a corregir los excesos de ciertas prácticas.

El novelista inglés Will Self ha dicho que esta obra debe llamarnos al pavor más que a la admiración. No es para menos. Su autor, quien habla siempre desde una perspectiva cultural, entrega un terrible diagnóstico: de seguir confiando en la tecnología como solución a todos los problemas, el futuro tendrá el rostro de la incertidumbre, de la existencia humana sometida a los algoritmos de predicción y a un sistema de vigilancia que anulará nuestra privacidad.

Historiador del arte italiano, maestro de Arqueología Clásica y miembro de importantes instituciones científicas, Settis se acerca a la patria de Casanova con los ojos del urbanista que mira con azoro la destrucción paulatina de las ciudades más emblemáticas de Europa, marcada por la pérdida de identidad. Cuestiona no solo la fiebre turística que arrasa con la diversidad, sino la supuesta necesidad de construir rascacielos a cualquier costo cultural.

Anomalías terrícolas ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com

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l tercero de los veinte cuentos que reúne Diez planetas (Periférica) no solo anticipa un temperamento fantástico, un encuentro desigual entre la humanidad en riesgo y la tecnología y la evolución triunfantes, sino un mundo al cual la pandemia por el covid-19 perfilaría como menos descabellado que posible. Se llama “El obituarita” y se mueve entre gente que deambula “sin ser vista, protegida por un amortiguador que bloqueaba imagen, sonidos, olores, y ponía los cuerpos a distancia”. El protagonista, dedicado a honrar un pasado con pocos atributos, reniega de su invisibilidad y su blandura de carnes. Con tal anticipación, nos sentimos preparados para conocer a una galería de personajes que podrían habitar el futuro o quizá ya están entre nosotros: anomalías terrícolas caminando sobre suelo marciano, un lector capaz de encontrar los secretos mejor guardados a partir de la forma de la nariz, bacterias enfermas de tristeza, casas dueñas de los humores de sus habitantes, miembros de una secta que tras descubrir que la Tierra es plana deciden asignarle la forma de una oblea que viaja hacia la boca de su Creador. Que estos cuentos pertenezcan a la ficción especulativa o a la ciencia ficción o a la mera proyección fantástica es lo de menos. Lo que en verdad importa es su fuerza imaginativa y estilística. A la par que narra, que ofrece una historia insólita, Yuri Herrera conmina al lector a dejarse tocar por una sensación de extrañeza. Para conseguirlo, se sirve algunas veces de la reinterpretación de la tradición (como en “Casa tomada” o en “Zorg, autor de El Quijote”, obvias alusiones a Cortázar y a Borges) y en otras de las posibilidades que anuncia nuestro tiempo. Actualiza y futuriza, y con este doble movimiento erige una realidad frente a la cual no dejamos de asombrarnos y ensombrecernos. Conviene señalar que Diez planetas salió de la imprenta el 11 de noviembre de 2019. Ni Yuri Herrera ni este otro planeta presentían un escenario donde el concepto de humanidad no puede ya concebirse sin el desapego físico y el rostro enmascarado. Pero a eso juega la verdadera literatura: a nombrar no únicamente lo que pasa a nuestro lado y somos incapaces de ver sino lo que no tiene aún cabida en nuestra existencia.

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LABERINTO

DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: SALVADOR VÁZQUEZ

1 DE AGOSTO 2020

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TOSCANADAS

Descamisados DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com

H

ace tres meses, la pareja presidencial le recetó a los niños de México un cuento didáctico. El zar estaba enfermo. Para curarse debía vestir la camisa de un hombre feliz. Los emisarios buscan por todo el orbe hasta finalmente hallar a la única persona feliz que, oh paradoja, no tenía camisa. El cuento que publicó Tolstói en su Cuarto libro ruso de lecturas relata la misma historia, pero es mucho más breve y cuidadoso del estilo. No menciona que al zar “le hicieron tomar baños calientes y fríos, ingirió jarabes de eucalipto, menta y plantas exóticas traídas en caravanas de lejanos países” ni que “le aplicaron ungüentos y bálsamos con los ingredientes más insólitos”. En el cuento de Tolstói, es un sabio, y no un trovador, quien da con el remedio; cosa importante de notar en estos tiempos en que se ataca a las personas con mayor educación.

LEV TOLSTÓI

Autor del cuento “El zar y la camisa”.

La versión rusa se limita a un reino y no a “todos los confines de la tierra”. Y Tolstói no comete en su lengua los excesos retóricos equivalentes a “traed prestamente” o “en medio de una gran algarabía” o “grande era la impaciencia de la gente” u obviedades como “las pertenencias del gobernante eran cuantiosas” o “encontrar a un hombre feliz no era tarea fácil”. Alguien abultó el texto de Tolstói con mucha paja, pues cuando el original tiene 182 palabras, la versión en vosótrico español tiene poco más del doble: 377. Pero más allá de estos descarrilamientos literarios se halla la intención moralizadora. Mucha gente está tan acostumbrada al lugar común y a la falta de reflexión, que se traga las ideas prefabricadas. Idea prefabricada es: “El dinero no hace la felicidad”, y a ella conduce cualquier historia en la que lloren los ricos o un pobre sonría. Pero se sabe que esa máxima solo

puede dictarla alguien que tiene resueltas todas sus necesidades económicas. Un perro está bien sin camisa y con su diaria comida. El ser humano, en la medida que sea menos animal, tiene más necesidades materiales y espirituales, que también cuestan. Pensar que sea feliz un hombre tan pobre que no puede siquiera tener una camisa es una pendejada, que, sin perdón, así se llama. Preocupante resulta que la pareja presidencial utilice este texto para aleccionar. “Queridos niños”, parecen decir, “durante este sexenio ustedes van a perder hasta la camisa, pero sonrían”. Si este cuento fuese inteligente, y no hecho para engatusar al pobre, el argumento tendría que centrarse en el zar o rey o presidente. “Señor”, le diría uno de los sabios, “¿qué está haciendo usted tan terriblemente mal para que en todo el reino solo exista una persona feliz?”

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BICHOS Y PARIENTES

El escudo invertido

S

egún Plutarco, las madres espartanas marcaban el paso de la efebía a la virilidad de sus hijos varones con la entrega de un escudo y una sentencia lacónica: “con éste o sobre éste”. Un guerrero puede perder cimera y grebas, lanza o espada, pero mejor muerto que perder el escudo. Todo lo demás es de uso individual, pero el escudo se eslabona con los otros escudos, forma un valladar y trenza un compromiso con el de junto y con la ciudad. Perderlo era equivalente a la traición. Era la dureza espartana, pero en muchas sociedades las actitudes individualistas han sido consideradas como algo peor que el egoísmo: como traiciones. Por redes circula una publicación que reproduce una respuesta de Margaret Mead a la pregunta de un estudiante: ¿cuál es el primer signo objetivo de civilización? Ella respondió que “un fémur fracturado y luego sanado”. Gran respuesta, no por su sensibilidad, que se le aplaude, sino por la inteligencia: la civilización comienza con el cuidado del otro, y no solo de cualquiera, sino de aquel que, dejado a la naturaleza, moriría sin remedio. Hay casos de animales que acuden en socorro de un cachorro suyo, pero ese fémur es un paso más allá: además del largo tiempo de restablecimiento que supone la estabilización de la pierna y su cuidado, el paciente no puede colaborar en nada y es solamente una carga, que se acepta por razones distintas a la supervivencia. Dudo que conociera nada del príncipe Piotr Alekséyevich Kropotkin, pero sorprende la afinidad. Ambos hallaron en la colaboración, la ayuda mutua, el elemento central de sus averiguaciones. Para Mead, la vieja discusión

JULIO HUBARD FOTOGRAFÍA EFE

antropológica entre naturaleza y cultura; para Kropotkin, un argumento científico que hiciera prosperar su anarquismo de cooperación. Quizá habría que decir “anarco-comunismo”, pero las banderías marxistas echaron a perder todo uso del vocablo comunista. Es otra cosa. El generoso y bonachón Kropotkin publicó una obrita genial, escrita en 1902, justo al iniciar la Primera Guerra, en 1914: Ayuda mutua: un factor en la evolución. Su libro era

Casi todos, los buenos y los malosos, incurren constantemente en la falacia naturalista

“una protesta en contra del constante abuso de la terminología de Darwin”. Detestaba “las burdas malinterpretaciones populares de la teoría darwiniana (de ‘la lucha por la existencia’ y ‘la voluntad de poder’, ‘la supervivencia de los más aptos’ y ‘el superhombre’, etcétera)”. Con todo, su apego cientificista, demasiado lineal, no resultó mejor ciencia que la de sus adversarios pero sí un muy superior análisis evaluativo. Casi todos, los buenos y los malosos, incurren constantemente en la falacia naturalista: emiten juicios de valor a partir de descripciones objetivas. El asunto que no se ha tratado hasta ahora, ni por los científicos, ni por los antropólogos, es una escala de la cooperación, que la vuelve abstracta y la institucionaliza. No deja de ser

Mientras Japón reporta menos de mil muertos por covid-19, México ya superó los 45 mil.

un valor humano, pero se transforma en técnica, tecnología y puede volverse institución. Octavio Paz criticó toda su vida la despersonalización de la técnica, las crueldades y gélidas relaciones que impone entre personas. Y tenía razón. Pero también tuvo razón cuando se contradijo. La enfermedad lo postró en una cama de hospital y aguantó una cirugía riesgosa y sumamente invasiva, a corazón abierto. Entre la enfermera asalariada, los tubos y las sondas, recordó la palabra compathia, usada por Petrarca: la convergencia institucional de las técnicas le devolvió al mundo de sus seres queridos. “Me equivoqué”, acepta. De hecho, no se había equivocado: había dado la espalda a la posibilidad de que la pura abstracción tecnológica nos pudiera devolver espacios de humanidad. De modo que la colaboración no solamente se da entre voluntades que concurren en un tiempo y espacio. Se volvió mundial, repetible, la institucionalizamos. Juzgamos naciones por la calidad de sus organismos de colaboración y ayuda mutua. Japón y México tienen una cantidad de población semejante. Ellos cuentan menos de mil muertos por covid-19; México sigue sumando, después de 45 mil. La presencia física de mi cuerpo amenaza a otros cuerpos; los cuerpos de los otros me amenazan a mí. Algún libertarismo atarantado —de esas actitudes que se creen libertarias porque afirman el ego de alguno que decide no colaborar o no obedecer— o algún rancio machismo, susurra al oído del necio y lo disuade de ponerse un tapabocas. Pero es que el escudo dio la vuelta: no es defensa ante el arma del otro; es defensa para protegerlo.

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