Laberinto
David Toscana Mucho deporte y poca cabeza página 2 Rosina Conde Poesía página 3 Héctor González Entrevista a Alejandro Gerber página 10 Hugo Roca Joglar Metáfora musical página 11
N.o 630
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Tribeca: tierra del documental
Fey Berman páginas 4 y 5 KIRAN GHADGE
Miguel Ángel Bastenier
“Es más difícil hacer un buen tuit que un artículo” Víctor Núñez Jaime páginas 6 y 7
MILENIO
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MILENIO
antesala DE CULTO
Mucho deporte y poca cabeza TOSCANADAS ESPECIAL
Sede del voleibol de playa en Atenas 2004
David Toscana dtoscana@gmail.com
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o falta quien critique la costumbre de los mexicanos de gastarse fuertes cantidades en las famosas fiestas de quince años. Al final queda un vestido inútil, algunas fotografías y muchas deudas. Los políticos del mundo sueñan con sus equivalentes fiestecitas, que en este caso son Olimpiadas, campeonatos mundiales de futbol y Eurocopas. Brasil llevaba una buena marcha económica y se echó encima dos estúpidas fiestas. Y recordemos que parte de los problemas de Grecia comenzaron en el 2004, cuando algunos políticos también quisieron sus jueguitos. El problema de la FIFA y del COI no es que sus directivos se roben una lana; su verdadera nocividad radica en que se comporten como niñas ricas exigiéndole al país anfitrión lo más lujoso, moderno y superfluo en cuestión de estadios e instalaciones. A su vez, el país anfitrión gasea a quienes salen a pedir un salario digno, pero trata como enviados de Dios a los embajadores deportivos. Qué importa si después hay que hacer recortes a las pensiones y a la educación; lo importante en esta vida es tener un estadio grandote y nuevo. Si se agrega que el país está plagado de corrupción, como los casos de Grecia, Brasil y Rusia, la factura tarda mucho en pagarse; y ya sabemos que no la pagan los bancos ni las constructoras ni los políticos. Hoy, buena parte del complejo olímpico ateniense es una ruina sin belleza ni historia. En una década se deterioró y avejentó más que el Partenón en dos mil quinientos años. Miles de millones de euros se fueron a la cloaca para nada, pues el único recuerdo de las mentadas Olimpiadas es el de aquel imbécil
cura católico tacleando a Vanderlei de Lima en el maratón. No voy a decir que las Olimpiadas causaron el problema económico griego, pero son un buen indicador de lo que suele ocurrir en las economías que se hunden: malos presupuestos, trato con constructoras estilo OHL o Higa, gastos en inútil infraestructura, sobrepoblación de especuladores, endeudamiento para proyectos no redituables y corrupción, mucha corrupción. Tanta corrupción que el gobierno griego tuvo la desfachatez de reportar números negros; como si un estadio se pagara con diez días de taquilla. Grecia gastó el presupuesto de Educación de todo un año en una verbena para que los muchachos corran, brinquen y se dopen. Por eso el mejor regalo que el COI le hizo a España fue elegir a Río de Janeiro como sede de las Olimpiadas. Ahora Dilma tiene la papa caliente, no Rajoy. Ya veo las protestas de los españoles si les dicen: “Vamos a recortar aún más el presupuesto de la universidad para construir un bonito estadio de hockey sobre hierba”. En fin, seguiré despotricando y seguiré sin entender en qué momento el deporte se volvió el centro del mundo. Varios estudios dicen que el exceso de interés en los deportes es síntoma y causa de un bajo cociente intelectual. Eso se sabía sin necesidad de estudios. Y entre más imbécil se vuelva un país, más contentos estarán los políticos. Las universidades se siguen viendo como nido de oposición; los estadios como corrales para borreguitos. Por eso vimos el domingo pasado a Bachelet apoyando a sus once analfabetas del modo como no apoya a los estudiantes. Por eso en México maestros y gobierno fingen ser antagonistas cuando lo cierto es que bailan pegados en su objetivo común de mandar al carajo la educación. L
Gabriel Bernal Granados b gabrielbernalg@gmail.com
ESPECIAL
Hugo von Hofmannsthal
El lenguaje de las cosas mudas
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n El mundo de ayer, Stefan Zweig se refiere a Hugo von Hofmannsthal (1874–1929) como el mayor talento lírico de su generación, el único que había madurado a una velocidad suficiente para, a los 16, 17 años, publicar poemas que prometían alturas solo semejantes a aquellas donde se desplegaban las alas de la poesía de Rilke. Leer un recuento cronológico de la vida de Hofmannsthal supone compulsar una serie de hechos y de nombres que recrean lo que entendemos por fin de siècle: la transferencia de un ámbito de la sensibilidad, en un mundo donde todo era estable e identificable en términos de bienestar, perdurabilidad y cultura, a otro muy distinto en el que estos valores se volvieron inciertos y resultaron seriamente cuestionados por dos efemérides de sangre: la Primera y la Segunda Guerra mundiales. Hofmannsthal, el gran talento lírico de la generación del cambio de siglo, ve interrumpida su carrera meteórica por un severo cuestionamiento a la capacidad de la poesía para expresar al hombre. Se dice que para retratar la vida y la obra de un poeta solo hace falta un momento. Y el momento que mejor retrata ambas cosas en Hofmannsthal es la “Carta de Lord Chandos”. Escrita a los 28 años, en seis, siete cuartillas, Hofmannsthal pone sobre la mesa las dificultades insuperables que atraviesa Lord Chandos, un personaje ficticio en todo parecido al mismo Hofmannsthal, para encontrar la palabra precisa que exprese su relación con el mundo. “Tras la embrollada o virtuosa sintaxis”, escribe Jaime García Terrés, uno de sus más afortunados traductores al español, “tras la aparente modestia de un discurso que se encierra en sucesivos cuadros campestres con acicaladuras renacentistas, se perfila una trágica agonía”. Más allá del divorcio entre el hombre y la palabra, lo que Hofmannsthal pergeña en su
EX LIBRIS
ALFILERES
famosa “Carta” es la separación definitiva entre el hombre y el mundo natural. Esta glosa es de suma importancia para entender la situación de las artes en el mundo contemporáneo, un mundo donde el hombre ha tratado de restaurar ese vínculo perdido de manera infructuosa, ahondando aún más sus diferencias. El milagro de las cosas mismas —que Lord Chandos refiere como “el lenguaje de las cosas mudas”— rebasa la capacidad del poeta para revelarlo, cancelando, en todo caso, la función de la poesía. Tanto para Lord Chandos como para el jovencísimo Von Hofmannsthal, la contemplación se vuelve entonces superior a la capacidad del poeta para acometer la tarea de reproducir, mediante el conjunto de capacidades racionales de un idioma, este insuperable teatro. El hombre se ve trascendido por el misterio de las cosas en sí mismas, y tendría que esperar al lenguaje de las ciencias exactas en la segunda mitad del siglo XX para recuperar la entereza e interpretar ya no solamente al mundo, sino a lo que ahora nos maravilla en la forma de un cosmos infinitamente complejo y deslumbrante. Junto a la “Autobiografía” de Mallarmé, y a otros textos arcanos de proporciones mínimas, la “Carta de Lord Chandos” es uno de esos monumentos que nos permite apreciar lo que el hombre occidental ha podido aportar a la mejora o a la disfunción de nuestro destino en términos de literatura. L Timothy Leary bEKO
Armando Alanís b alaniscanales@gmail.com
Tercos, el profeta y la montaña permanecieron en su sitio.
MILENIO b LABERINTO b Dirección: José Luis Martínez S. Coedición: Roberto Pliego, Iván Ríos Gascón Arte y diseño: Salvador Vázquez Mejía
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LABERINTO
antesala
Circunvolucopia Los relatos infantiles como destino en el que confluyen la magia, la épica y el romanticismo invocan a ese sitio íntimo, perdurable: el hogar POESÍA
El arte de no pagar ESCOLIOS ESPECIAL
Rosina Conde
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odos deseamos alguna vez, volver a casa encender las candelas tanto tiempo olvidadas recorrer pesarosos la alcoba de la abuela y cobijarnos frente al hogar chirriante a escuchar las historias del hombre que rescatara a la princesa de la torre
Armando González Torres agonzale79@yahoo.com.mx
Todos deseamos alguna vez, rescatar a la princesa convertir a la abuela en sapo repugnante encender el hogar con candela chirriante y encantar la cobija para volver a casa Todos deseamos alguna vez, ser el hombre encantado y esperar que la princesa sea rescatada de la torre para que luego ella, a su vez nos haga volver a casa
ROTMI ENCISO
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riginaria de Baja California, Rosina Conde nació en 1954 y no solo ha escrito poesía sino que ha incursionado en el ensayo, la dramaturgia, el cuento y la novela. También ha grabado tres discos de blues y dos audiolibros de cuento e, inclusive, realizó un videocuento. Entre sus reconocimientos se encuentran el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen en 1993 y el Premio Nacional de Literatura Carlos Monsiváis en 2010. Ese mismo año, recibió el nombramiento de Creadora Emérita de Baja California. Este poema forma parte del volumen Poesía reunida (Desliz Ediciones) que ya circula en librerías.
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ientras más deudas se tienen, más crédito se tiene, mientras menos acreedores se tienen, menos ayuda se puede esperar”. Este sencillo pero contundente axioma pertenece a un sinvergüenza exitoso, que nunca pagó sus deudas, pero dejó como legado un tratado en torno al arte de sablear. Se supone que una de las características de la sociedad moderna y democrática es que, al abolir las jerarquías de nacimiento, la movilidad social se finca en el talento y el trabajo, aunque también en otros rasgos como la capacidad de aparentar y engatusar. Cierto, la lucha por “progresar” admite los más variados recursos. Pocos autores del siglo XIX, como Honoré de Balzac, abordaron de manera tan cruda la lucha por el estatus y crearon tal muchedumbre de cínicos, ambiciosos, trepadores y pillos memorables. Proveniente de una familia de arribistas y él mismo obsesionado por el reconocimiento y el ascenso, Balzac recreó esa obsesión enfermiza por escalar la pirámide social privativa del individuo moderno. Sin embargo, no solo en sus novelas registró este rasgo y en 1828 publicó, en colaboración con su amigo Emile de Saint-Hilaire, un jocoso tratado, El arte de pagar sus deudas sin gastar un céntimo (en diez lecciones) (Madrid, Espuela de Plata, 2011). Este libro es una lograda parodia de una época rapaz y, a la vez, una calca de las peripecias del propio Balzac, siempre perseguido por los deudores y cuya extraordinaria
productividad y éxito literarios no lograron contrarrestar su frenética inclinación al consumo y sus negocios ruinosos. El tratado se atribuye a un hombre aficionado a las mujeres caras, la buena mesa y los juegos de azar, que mantiene su ritmo de vida gracias a su habilidad para obtener préstamos. Según el tratado, un buen deudor debe multiplicar sus deudas e incrementar su capacidad de crédito, creando expectativas positivas o, mejor, negativas sobre su solvencia. Y es que, entre más debe, un deudor se vuelve más valioso para el acreedor y es probable que éste siga prestándole, o consiguiéndole préstamos, con la esperanza de recuperar algún día su dinero. “Entre los acreedores que se pueden tener siempre se encuentran algunas personas sensibles y buenas que terminan por atarse al deudor. Se ha podido observar cómo el acreedor se ha convertido en un amigo íntimo que se exalta sobre problemas y preocupaciones que uno pueda tener y que vierte lágrimas cuando percibe las señales de gratitud de uno”. El libro prescribe numerosos consejos prácticos (argucias legales que practicar, lugares donde vivir, criados que contratar) que permitan al deudor prolongar su privilegiada condición. Al final de cuentas, el secreto de un individuo (o de una nación) para vivir a costa de los demás consiste en la multiplicación de las transacciones, el cruce de las deudas y la amenaza de que, al no pagar, no solo se arruinará él mismo, sino que afectará irremediablemente el patrimonio o, al menos, la reputación de sus acreedores. L
MILENIO bLABERINTO b http://www.milenio.com/suplementos/laberinto/Facebook: Laberinto Milenio/Twitter: SCLaberinto
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cine
Courtship
Among the Believers
Fanatismo religioso y El Festival de Tribeca de este año fue un reconocimiento a las virtudes del documental como expresión artística y periodística. Presentamos un muestrario de los trabajos más prometedores, muchos de los cuales se exhibirán en los circuitos mexicanos CRÍTICA Fey Berman
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ste año se estrenaron varios documentales que confirman la estirpe de este género cinematográfico. Particularmente satisfactorios son los que polemizan con el extremismo religioso y la desigualdad, temas que nos atañen muchísimo. Algunos llegarán a los cines mexicanos, otros podrán verse en televisión o en Internet. A continuación, unos comentarios sobre los títulos que no debe perderse. Among the Believers (Entre los creyentes) explora la propagación del islamismo fundamentalista. La cámara sigue a Abdul Aziz, líder de Lal Masjid, la mezquita más importante de Paquistán. A través de su biografía y la de su padre, ilustradas mediante películas de archivo, se recorre la historia de esta institución. El relato parte del fortalecimiento de la mezquita en los años ochenta mediante el reclutamiento y entrenamiento de rebeldes patrocinados por Estados Unidos para luchar contra las tropas soviéticas en Afganistán. Concluye en el presente, cuando los militantes fundamentalistas luchan contra el gobierno de Paquistán con el fin de imponer la ley Sharia.
Code
Muestra cómo a través de las madrazas de la mezquita está construyéndose el ejército del islamismo extremista. En estas “escuelas”, legiones de niños paquistaníes y afganos son entrenados para obedecer ciegamente, para memorizar el Corán sin aprender su significado y para dedicar su vida a la guerra santa prometiendo lealtad al Estado Islámico. Además, hay escenas que testifican que muchos padres no advierten que, a cambio del albergue, el vestido y el alimento que ofrecen las madrazas, sus hijos son radicalizados para dar su vida en la defensa de los intereses de imanes extremistas. El único personaje esperanzador es el doctor Pervez Hoodbhoy, uno de los físicos nucleares más importantes de Asia del Sur y quizás el
intelectual preeminente de Pakistán. El doctor encabeza el movimiento en contra del extremismo en su país. Hoodbhoy confronta a Abdul Aziz, cara a cara, en defensa de la razón. Hoy, cuando ISIS, Boko Haram, los talibanes y Al Qaeda aterrorizan al mundo entero, el documental ofrece una visión oportuna y pertinente sobre el extremismo musulmán. El fundamentalismo también penetra otras religiones. El evangelismo radical es el tema de The Armor of Light (Armadura de luz) y de Courtship (Cortejo). La primera lidia con el hecho de que en Estados Unidos, ser pro–vida es ser pro–armas. La segunda con el Movimiento Patriarcal Cristiano.
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varia FOTOS: ESPECIAL
Gustavo en el exilio MEMORIA David Martín del Campo
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desigualdad Los asesinatos de médicos de clínicas de abortos y la epidemia de homicidios masivos que han sacudido a Estados Unidos convencieron a Rob Schenck, un reverendo evangelista y activista antiaborto, de que debía oponerse a los miembros de su iglesia, defensores de la libertad de portar armas. Schenck insiste en que ser pro–vida debe referirse a la defensa de todas las etapas de la vida y, por tanto, busca apoyo para el control de armas. Algo en lo que no ha tenido éxito. Courtship sigue a una mujer que, tras varios romances fallidos y ante la perspectiva de tener que merodear por bares o hacer citas con extraños a través de Internet para conseguir pareja, decide integrarse al “patriarcado cristiano”. En este movimiento, los padres son responsables de encontrar maridos para las hijas y bajo su supervisión los hombres las cortejan. No hay citas y el sexo se posterga hasta el matrimonio. El rol de la mujer se limita al de esposa y madre: obedece en todo al marido, cuida de la casa y educa a los hijos. La vida de una mujer antes del matrimonio se enfoca en aprender estos “dones”. Muchos renuncian voluntariamente a la libertad por miedo a la soledad. Por desgracia, sea cual sea el culto, el fanatismo es siempre peligroso porque demanda subordinación sin cuestionamiento. Code (Código) también se refiere al precio del patriarcado. La película propone cómo eliminar la brecha de géneros en la computación. Describe la siguiente situación: a pesar de que las mujeres han desempeñado un papel esencial en la evolución de la programación, y a pesar de que cada año se necesitan más programadores, en los últimos treinta años el porcentaje de mujeres en la profesión se ha reducido a la mitad. En las empresas de alta tecnología más reconocidas como Facebook, Google y Apple, el 82 por ciento de los programadores son hombres. Code argumenta que las mujeres tenemos desventajas. No, no son innatas como a muchos hombres les gustaría que fueran. Son culturales. La mayoría de los juguetes que se producen para las niñas no desarrollan habilidades matemáticas. Las adolescentes casi nunca son
estimuladas para adquirir estas habilidades. Y las adultas son discriminadas. Una programadora no es bienvenida en el ambiente masculino de esta profesión. Los colegas no la consideran parte del equipo y los jefes rara vez la ascienden de puesto. Para lograr el cambio, asegura la documentalista, es necesario deshacerse de los prejuicios en contra de las mujeres. Hacerlo beneficiaría a toda la sociedad. Al incluirlas, las empresas se nutren de puntos de vista alternativos que contribuyen a una mejor toma de decisiones y a mayor creatividad. Como resultado, las empresas son más innovadoras y atienden mejor las necesidades de la población. También se vive una época de enorme desigualdad económica. Requiem for an American Dream (Réquiem de un sueño americano) y The Emperor’s New Clothes (El nuevo traje del emperador) abordan el tema. En Requiem, Noam Chomsky, uno de los más brillantes pensadores contemporáneos, ofrece un análisis de la reciente crisis financiera, el dinero, el poder y la democracia. Mientras que, mediante escenas urbanas, en The Emperor’s el cómico y activista Russell Brand ilustra los mismos conceptos presentándolos como una comedia de humor negro. Uno y otro señalan el desmantelamiento de las restricciones financieras que se realizó en los años setenta, siguiendo la idea de que el libre comercio produciría naturalmente un efecto de goteo, como lo que disparó la enorme desigualdad en la que hoy vivimos. Aunque sostienen que desde entonces ha habido crecimiento, la distribución del ingreso y la riqueza es más injusta. Las consecuencias trascienden el dinero. Chomsky dice que si alguna vez hubo democracia, ya no existe. Los dueños y los directores de las instituciones financieras y de las multinacionales son los que deciden quién gobierna, cómo se manejan las crisis económicas y cuál es la política tributaria. Y claro, estas decisiones siempre los favorecen. Brand opina que la movilidad económica está paralizada. Y es que, como en el medievo, hoy la herencia es el índice más importante del destino económico de una persona. L
os rebeldes envejecen. Hasta los años sesenta la novela en México era una cosa en MAYÚSCULAS. Historias trascendentes, revolucionarias, sublimes. Oh, la Revolución mexicana. Oh, los sátrapas arrebatándose el poder. Oh, el proletariado buscando su redención. Para esos narradores lo demás no existía pues el “género cumbre” estaba reservado para los grandes acontecimientos de la historia. En ese medio surgió de pronto un grupo de escritores irreverentes, jovencitos, que querían contar su propia vida en la colonia Narvarte, muy lejos de las ambiciones por legar una epopeya nacional. No supieron cómo nombrarlos, así que optaron por llamarlos autores de “La Onda”: José Agustín, Gustavo Sainz, Parménides García Saldaña, René Avilés Fabila, Gerardo de la Torre. Algunos se habían formado a la sombra de Juan José Arreola, otros en el más agreste autodidactismo. El caso era que al cumplir 21 o 22 años ya estaban publicando su primer libro… como si tuvieran mucho que contar. El jueves 2 de julio amanecimos con la noticia de que, a punto de cumplir los 75, Gustavo había fallecido. Fue una noticia que me pegó duro. Quizá, y no exagero al decirlo, sin él yo no sería lo que soy. Me propongo explicarlo en las siguientes líneas. Corría el año de 1972 cuando en la UNAM Gustavo Sainz se incorporó como profesor de Periodismo. A su curso nos apuntamos varios, y sobre la marcha nos percatamos que en realidad se trataba de una clase de literatura, de novela, disfrazada de otra cosa. Nos obligó a leer autores que, de otro modo, no habríamos buscado. Y así, cobijados por su guía, nos inducía a escribir sin cortapisas y sin obedecer (casi) las reglas gramaticales, sin ceñirnos al dogma (marxista) que por entonces domeñaba mi facultad. ¿Mis facultades? Ángeles Mastretta, Rafael Vargas, Andrés de Luna, Ignacio Trejo, el de la pluma y varios más atendíamos sus charlas en el salón de clases. Y como acababa de fundar su revista personal, Siete, en ella publicamos nuestros primeros engendros: crónicas, entrevistas, reportajes. Y los pagaba bien, y nosotros felices (a los 19 años) con nuestro nombre en letra de imprenta y unos pesos en el bolsillo que alcanzaban para más de tres cervezas. Así, un buen día puse en sus manos mi manuscrito, esperando que lo destrozara y enviara a la correccional sintáctica. Pero no. Me llamó al terminar la clase y dijo: “David, leí tu novela y me parece que está muy bien. Llévasela a don Joaquín Díez–Canedo, para ver qué le parece”. Y tuve que hacer la irreverente pregunta: “¿Quién es don Joaquín?” Lo obedecí y meses después estaba firmando el contrato para publicar ese mamotreto, Las rojas son las carreteras, en la editorial Joaquín Mortiz. En los años ochenta Sainz se desempeñaba como director del Departamento de Literatura, en el INBA. Recién había ideado un suplemento extraordinario, La Semana de Bellas Artes que, insertado en media docena de periódicos, daba cuenta de las novedades literarias en México. Ahí colaboraban muchos jovencísimos autores ofreciendo sus cuentos, poemas y relatos, para que “el gran público” conociera su obra. Meses después Gustavo decidió su exilio. Invitado por varias universidades norteamericanas, en El Paso, primero, en Indiana, después, Sainz optó por una suerte de ostracismo, y desde el extranjero continuó su obra, cada vez más ambiciosa, tenebrosa, diríase. Sus visitas a las librerías (la Del Prado era su favorita) eran descomunales. No salía con menos de veinte libros. Así deambulaba por los pasillos de la FIL Guadalajara, cada diciembre, revisando libros, llevándoselos. En 2011 desayuné por última vez con él. Ambos nos habíamos hospedado en las Suites Carolina y charlamos sobre los buenos tiempos. ¿Qué has publicado recientemente? ¿Vives a gusto? Ahí me refirió que su biblioteca sumaba ya 60 mil títulos, la mayoría guardados en dos bodegas. Y que su hijo era campeón estatal de tae kwon–do. Como que se le iba la onda, creí. Luego supimos que aquello era Alzheimer, simplemente, enfermedad que lo postró hasta consumirlo. Hoy lo recordamos con cariño, con agradecimiento. Adiós, Gustavo. L
LABERINTO
Miguel Ángel Bastenier
“Es más difícil hace buen tuit que un art Con una entrevista al profesor de la Escuela de Periodismo de El País y de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, con una selección de sus breverías y con un artículo sobre las relaciones cada vez más prósperas entre la Red de redes y los escritores, abordamos las posibilidades de Twitter como instrumento de reflexión y creación artística Víctor Núñez Jaime
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iguel Ángel Bastenier (Barcelona, 1940) es un tuitero prolífico. Especializado en información internacional, autor de libros como La guerra de siempre: pasado, presente y futuro del conflicto árabe–israelí (Península) e Israel–Palestina. La casa de la guerra (Taurus), y profesor de periodismo en la Escuela de El País y en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, tiene una cuenta en la red social del pájaro azul con casi 168 mil seguidores. Ahí, además de comentar la actualidad mundial, realiza lo que podría denominarse la “microenseñanza” de la profesión. En 140 caracteres da lecciones, aclara dudas y mantiene una conversación constante y directa con periodistas de Iberoamérica. Sobre esto conversó con Laberinto, en uno de los despachos de la tercera planta del edificio de Miguel Yuste 40, sede de la redacción central de El País en Madrid. ¿Por qué decidió abrir una cuenta en Twitter, algo no muy común entre los periodistas de su generación? Un día le pregunté a mi señora por esto de las redes sociales y me dijo que lo que más me debía interesar era Twitter. Lo probé. Tardé un tiempo en entender qué es lo que tenía entre manos y descubrí que es una herramienta de una utilidad extraordinaria. Y, bueno, también está la vanidad del ser humano. Tener tantos seguidores… Uno tiene la sensación de sentirse acompañado. Pero eso es algo que viene luego. Lo principal es comunicar mis puntos de vista, los que me parecen interesantes sobre nuestra profesión y también vehicular la información que me parece útil sobre la actualidad internacional. Casi todas las mañanas, de ocho a diez, hago un recorrido por los periódicos a través de Twitter. Veo los principales de Europa y, por la tarde, los de América Latina. De esta manera, me ahorro horas de búsqueda. Luego comienzo a tuitear. ¿Y por qué no tiene, también, un perfil en Facebook? No tengo Facebook porque me dijo mi señora que eso no me interesaba. Tampoco tengo mucha idea de lo que es. Será para conocer gente, pero yo hace muchos años que he empezado a desconocer gente. Y no tengo interés de estar en la lista de amigos de alguien. ¿No le interesa alguna otra red social? De momento no. Con el tiempo, ya veremos. Creo en la redes sociales, para lo bueno y para lo malo. Mis artículos quincenales para El País América, sobre periodismo y lengua española, nacen de algunos de mis tuits. Y esos artículos pronto serán reunidos en un libro, con tuits intercalados entre uno y otro. El tuit es una forma periodística que obliga a la pedagogía y a no escribir de cualquier manera. Yo reescribo muchos tuits. Porque hago muchos de 200 caracteres y tengo que sintetizarlos, algo que me parece estupendo. ¿Se esperaba tener tantos seguidores en Twitter? No. Ni me lo imaginaba ni es asunto mío ni sé a qué se debe. Yo hago dos tipos de cosas en Twitter: hablar sobre periodismo y sobre la actualidad internacional, tomando como referencia la prensa europea, no la latinoamericana, porque allá a las secciones de internacional les falta mucho. Pero para mí Twitter es también una gimnasia y una pedagogía. Inicialmente, hacía eso de poner k en vez de que. Pero hay que escribir como se debe y tener la capacidad de síntesis para expresar lo que se quiere en los caracteres permitidos. Es un ejercicio profesional, es hacer más que un titular pero menos que un lead o entradilla de la noticia. Retuiteo cosas de internacional. Leo el texto y pongo mi propio título, con la intención de que la gente sepa si quiere leerlo o no. Porque hemos de hacer un periodismo mucho más útil, que el lector sepa si lo que le ofrecemos le va a afectar a su vida diaria o no. No hay que ser como esos críticos de cine que se creen sabios: hay que aportarle al lector sin hacer florituras.
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de portada
er un tículo” El periodismo consiste, básicamente, en publicar lo que los afectados no desearían que se supiera. Un periódico en el que dé igual que una información aparezca en una página o en otra distinta es un producto del azar y no de la necesidad. El periodismo declarativo está muerto, porque la gente habla para salir en el periódico. Hay que publicar lo que se calla, que es lo difícil. Internet nos acerca el mundo y al mundo. Pero si deja de existir el periodismo presencial será porque ha dejado de existir el periodismo. Si se escribe que alguien “denuncia” se reconoce el derecho a denunciar y con ello un principio de razón. Mejor “acusa”, “critica”, “ataca”. ¿Por qué no ha caído en la tentación de hablar de su vida personal y de entrar a la guerra de insultos, como hacen muchos? Mi vida personal no le interesa a nadie, estoy seguro. Porque no es interesante. Interesa lo que sé, no lo que soy. Y los insultos a mí... Mi mamá y mi papá me enseñaron cómo tenía que comportarme. A los que me insultan en Twitter simplemente los ignoro. Hay gente que se toma libertades que nadie le ha concedido. Solo una vez le contesté a uno. Le dije: “no voy a honrar su impertinencia con una respuesta”. ¿Cuándo ha metido la pata y cómo lo ha resuelto? Me he equivocado un par de veces y he corregido inmediatamente. No eran cosas graves. Una vez fue la muerte de Jack Nicholson. No me la inventé yo. Pero es verdad que el hecho de tomarlo de otra persona no te justifica. Cuando retuiteas lo haces de buena fe, piensas que es verdad. Pero debes ser responsable. Lo malo de Twitter es que matan al mensajero. Uno retuitea que Maduro ha dicho una barbaridad y luego resulta que no, pero uno tiene toda la culpa. O si es verdad, hay quien piensa que uno está a favor de eso que dijo y que por eso lo difunde. Pues no. En Twitter hay que tener cuidado de estar a favor de alguien. Un día me dijo uno: “es que usted está pontificando”. ¡Yo no pontifico nada! Este pobre hombre era periodista. Dios mío, qué horror pensar que se trataba de un periodista. Ay, las idioteces que decía. Y cometí el error de contestarle. Doy mis opiniones. Y alguien puede tener una opinión distinta a la mía. La gran estupidez contemporánea es la gran cantidad de periodistas que creen que existe la objetividad. Pero uno entra al trapo porque hay que hacer pedagogía. En Europa no hay ninguna universidad donde digan que existe la objetividad. Lo que sí existe es la honestidad. Y luego hay otra cosa terrible: los periodistas hemos de estar al servicio de la verdad, o al servicio del bien común. El periodismo debe decirle a la sociedad quién es y ya está.
¿Qué es más fácil hacer: un artículo o un tuit? Después de tantos años, estoy convencido de que puedo hacer las dos cosas. Porque si no estuviera convencido, debería suicidarme. Pero he de reconocer que es más difícil hacer un buen tuit. Porque un buen artículo necesita un buen enfoque y dar un contexto basado en el conocimiento y ya está resuelta la tarea. Pero un tuit es un fogonazo pedagógico, algo que ilustra e interesa al lector. Hay que tener en cuenta, entonces, que hay que servir al lector y no a nosotros mismos. Ese “qué listo soy” ha hecho mucho daño. Y es algo muy latino, porque los anglosajones no lo hacen. ¿Cuáles son las principales diferencias entre los tuiteros europeos y latinoamericanos que usted sigue? La mayoría de mis seguidores son latinoamericanos. Por lo menos un 60 por ciento, sobre todo de Colombia. Y después México, Argentina y Venezuela. Los respeto mucho y les agradezco que me sigan. Pero hay una característica horrorosa en un enorme porcentaje de latinoamericanos a los que sigo o me siguen: hablar de Dios y de Jesucristo. ¡Ay, que los dejen en paz! Sobre todo los protestantes. También los católicos, quizá como contraofensiva, pero dejad en paz a nuestro Señor, que ya tiene bastantes mareos con todo lo que ocurre. Muchos periodistas o estudiantes le hacen preguntas como si usted fuera la RAE. Sí. El otro día uno me preguntó por qué decimos la Argentina y no, por ejemplo, la Colombia. La explicación es que eso se impone en España en el siglo XIX. Viene del francés, idioma en el que a todos los países se les antepone la o el: la Argentina, el Perú. Hoy se dice que el inglés está cada vez más presente en la lengua española. Pero el inglés nunca tendrá más palabras presentes en nuestra lengua que el francés. He leído un libro maravilloso de Alfonso Reyes, una antología de artículos suyos que se llama México. Uno de esos artículos dice: “después de estar un buen tiempo en España me di cuenta de una cosa: España no es como nos habían contado”. Eso es maravilloso. Eso es, en realidad, decir: “dejen ya de cagarse en España que ustedes son, en gran medida, españoles”. Tenemos mucho en común los españoles y los latinoamericanos. No hay que cagarnos en nosotros mismos. ¿La existencia de las redes sociales y el éxito de los portales digitales han modificado las clases que imparte? Ya no se puede enseñar el periodismo por separado: papel y digital. Hay que integrarlos. Todavía estoy aprendiendo a hacerlo. Pero sí: hay que estar en lo digital y en el impreso al mismo tiempo. Sé que nunca seré un gran profesor de periodismo digital. Pero lo intento. Me esfuerzo. Sé que hay que titular diferente en el digital, hay que añadir videos, links… Pero la palabra es el hilo conductor en ambos soportes. Para muchos periodistas, Twitter es una fuente de información fundamental. No es una fuente de información. Es propaganda. Los personajes ponen ahí lo que quieren que se sepa. Ver las cuentas de Twitter de muchos personajes es útil, pero no podemos quedarnos solo en eso. Hay que recurrir al personaje directamente, salir a la calle. ¿Por qué no tiene celular? ¿Siempre tuitea desde la computadora? No tengo teléfono móvil, sobre todo porque no me gusta eso de estar charlando con alguien y que te interrumpa el teléfono y contestar. No le haría eso a nadie en la faz de la Tierra. Sé que se puede apagar, pero no. Aparte, yo no soy de teclear en una pantalla tan pequeña. Ya me pongo nervioso en el ordenador de casa, porque no es tan grande como éste de la Redacción, así que… Yo escribo muy rápido y en uno de esos, pequeño, me salen cuatro letras al mismo tiempo. Si es necesario que dé un número, doy el de mi señora. Ella toma los recados y está encantada porque así me controla. ¿Tantas horas del día ante la pantalla de la computadora ha modificado su forma de leer? Sí. Pienso que el libro que estoy leyendo estos días me hubiera gustado más antes de todo esto. Porque uno va acostumbrándose a los formatos cortos. Y el embelesamiento y lo mucho que se quieren a sí mismos los autores al escribir, frena un poco. Y noto también que antes terminaba de leer un libro más rápido. L
COMPRIMIR PARA EXPANDIR LA NARRACIÓN Gisela Antonuccio TAL VEZ LA MAYOR LECCIÓN de Charles Dickens y Gustave Flaubert o, más hacia acá, William Faulkner y Truman Capote, ha sido que la realidad se proyecte frente a nosotros en forma de relato: empujándonos hacia las orfandades de las que huimos, describiendo las múltiples capas que nuestra existencia puede asumir. Algo de ello rebota detrás de la pulsión de algunos escritores o artistas que encuentran en Twitter una plataforma para la creación: contar una historia, dejar flotando el germen de la ficción, para que la operación de sustracción se complete en el usuario. Como los mexicanos Armando González Torres, Margo Glantz o Alberto Chimal; la argentina Claudia Piñeiro o las españolas Laura Freixas y Rosa Montero. Sus cuentas de Twitter son más que un espejo dónde mirarse. Si bien la emplean asimismo para la autopromoción de su actividad, es ante todo un canal con sus lectores. El ensayista González Torres tiene una prolífica actividad en Twitter. “Me motiva la exigencia de síntesis, pues encontré un ejercicio cotidiano para la elaboración de aforismos”, dice. Si bien reconoce el peligro de su ambivalencia (“se presta para la frivolidad o linchamientos”), está convencido que con sus 140 caracteres Twitter propició el “renacimiento de la literatura fermentaria”, como las microficciones. “Si alcanzas a vislumbrar un poco de pureza en el mundo, revuélcate en ella”, invita. Glantz usa su cuenta de Twitter a diario, al punto de que sus tuits se convirtieron en una extensión de su escritura; el colibrí que visitaba su jardín se volvió un personaje de su literatura (“¿Mi colibrí sabrá tuitear?”). La necesidad de contacto se sospecha adictiva, por el tipeo apurado: “me sigue gustando el ruidito que hace el tuit cuando hay una nueva comunicación”. Chimal se presenta en su perfil como escritor que “tuitea historias y hallazgos”. En su cuenta abundan recomendaciones o links con cortos o comentarios de películas. A veces es tan solo la necesidad de contacto: “Buenos días, como dice el guardia ante la puerta de la Ley (pero ni así te va a dejar pasar). #kafka”. Para Piñeiro, Twitter resultó un espacio para el activismo, pues “se pueden decir cosas que el establishment no viene a preguntarte”. La ventaja: “su repercusión es instantánea”. La ha aprovechado para adherir a movilizaciones ( #niunamenos, por la que miles salieron a las calles contra la creciente ola de feminicidios en Argentina) o para cuestionar la coherencia de la pauta publicitaria con el contenido de la programación que patrocina. En el caso de Freixas, en Twitter extiende su causa en favor de la igualdad de género, con links de la prensa internacional relativos a agresiones sexistas o al lugar de las mujeres en el mundo del trabajo (“una mujer por cada nueve hombres en la élite de la ciencia europea”) o la paridad entre columnistas mujeres y hombres en la edición de un periódico. Para Montero, “las redes sociales tienen poco que ver con la escritura. Tienen mucho más que ver con mi ser social”, explica. En su cuenta, su activismo a favor de los derechos de los animales se lleva el protagonismo. “Apenas si cuelgo un 20% de cosas relacionadas con mi obra. Lo demás son entradas de causas sociales, de firmas de protesta, de movilizaciones”. Y admite que, más de una vez, el comentario de algún seguidor le sirvió de inspiración para algún artículo. Al igual que la literatura —un trazo corregido de la realidad—, pareciera que Twitter facilita una desviación de lo aparente para empujarnos hacia otra versión de la realidad. En ambos —literatura y Twitter—, la realidad mejorada, desviada o amplificada funciona como germen. El 11 de febrero de 2013, la periodista vaticanista Giovanna Chirri escuchaba un discurso del entonces papa Benedicto XVI. Parecía un mensaje cotidiano entre la liturgia de ese día. Ocurría en latín, lenguaje oficial de la Iglesia Católica, para algunos una lengua muerta. Joseph Ratzinger anunciaba que estaba cansado y que renunciaba. Chirri escuchó esas palabras en la lengua de los príncipes, la de los Elegidos. Sin esperar confirmación del Vaticano, a las 11.46 lo anunció al mundo por Twitter, volviendo asequible un saber destinado a unos pocos. Y a la vez que enseñaba que una lengua jamás muere del todo recordó, sin darse cuenta, que detrás de la economía de una frase anida un gran relato. L
08 b sábado 11 de julio de 2015
MILENIO
en librerías ESPECIAL
RESEÑA
José Muñoz Cota
INTEGRIDAD Y COMPROMISO Silvia Herrera
E
nfocada a exaltar a las grandes personalidades, la historia oficial suele soslayar a gente con un papel más modesto pero sin la cual los protagonistas no hubieran alcanzado la relevancia que se les adjudica. Un ejemplo sería el político, periodista y profesor chihuahuense José Muñoz Cota (1907–1993). Su trayectoria política está dividida en dos partes: perteneció a la generación 1920–1924 de la Escuela Nacional Preparatoria, de la que también formó parte el futuro presidente Miguel Alemán Valdés quien, como veremos, fue su némesis. Adquirió fama a temprana edad como orador. En 1927 ganó un premio nacional y poco después obtuvo el segundo lugar en el Concurso Internacional de Washington. Tras viajar a Europa, se unió al equipo del gobernador oaxaqueño Genaro Vázquez y recorrió todo el estado. Participó luego en la campaña presidencial de Lázaro Cárdenas. Durante la presidencia de éste, fue diputado y director de lo que entonces era la dependencia de Bellas Artes. Fiel a sus ideas, cuando Manuel Ávila Camacho fue elegido presidente, lo llamó “soldado desconocido” pues el general no había participado en ninguna batalla. Esto le costó el exilio como embajador en diversos países. El libro El henriquista José Muñoz Cota: Recuerdos de Alicia Pérez Salazar, de Teresa Thompson (El Tucán de Virginia, 2015), narra la segunda etapa de su vida, al concluir su exilio diplomático. El contexto está relacionado con el nacimiento y la consolidación del recién creado Partido Revolucionario Institucional (PRI) y donde se vive el último gran enfrentamiento entre los miembros del poder, que pudo repercutir en lucha armada. Miguel Alemán Valdés, primer presidente que obtuvo su cargo bajo la estafeta priísta para el sexenio 1946–1952, como antes Álvaro Obregón, quiso reformar la Constitución para reelegirse. Este hecho provocó que Lázaro Cárdenas, una presencia prominente, organizara un grupo de oposición que eligió como rival de Alemán Valdés al general Miguel Henríquez Guzmán. Alemán Valdés mandó llamar a Muñoz Cota para ofrecerle otro puesto tratando de atraerlo, pero él ya se había comprometido con Cárdenas. Lo único que pidió fue que lo dejaran renunciar a su plaza en Relaciones Exteriores. Las páginas del volumen dan cuenta de la resistencia del grupo opositor al régimen, que sufrió desapariciones y persecuciones tras el triunfo de Adolfo Ruiz Cortines, candidato del PRI una vez que Alemán Valdés declinó a la reelección. Muñoz Cota vivió con gran modestia durante varios años tras la derrota de Henríquez. Poco a poco superó esta crisis, colaborando en periódicos y revistas, y dando clases en la Preparatoria 4 hasta que fue nombrado asesor presidencial por Adolfo López Mateos. Resulta curioso que este hombre conservador hubiera sido capaz de vivir en unión libre, pero eso sí: no comía en la calle por miedo a que pudieran sacar una nota de él en el periódico (en una ocasión un periodista lo pilló comiendo una torta), o que se escandalizara porque su pareja Alicia Pérez se tuteara con las marchantas del mercado. L
A dos de tres caídas: Santo vs. la literatura ENTREVISTA Vianey Fernández
S
antólogos, así se ha bautizado un grupo de norteños para expresar su devoción por Rodolfo Guzmán Huerta, a quien se le conoció como el amo del pancracio bajo el nombre de Santo. De esa admiración y con la página en blanco como su ring side, surgió el proyecto Santo y seña (Instituto Sudcaliforniano de Cultura), una antología realizada por los escritores Mara Romero y Miguel Ángel Avilés. En esta especie de relevos literarios, 30 autores del noroeste del país evocan al hombre que lo mismo se descontaba en un dos por tres a las momias de Guanajuato que mandaba a su contrincante a volar fuera del ring de una sola patada. Frente a esa imagen, endiosada ya, la del luchador que domina a su enemigo con una llave a caballo, la imaginación de los escritores puesta contra las cuerdas crea estampas variopintas: una niña que narra cómo a los 9 años se enamoró de un hombre con máscara de plata y, tras escribirle una carta de amor en una revista, éste la invita a conocerlo; un niño que, cansado de burlas y golpes, al ponerse una máscara de Santo se envalentona y le propina una golpiza a su agresor o hasta un poema creado a partir del chorro de sangre que El Enmascarado de Plata le saca a Blue Demon en una cruenta batalla. De este homenaje literario al, tal vez, más grande luchador mexicano, habla Miguel Ángel Avilés, originario de La Paz, Baja California, y radicado en Hermosillo. ¿Cómo surgió el proyecto Santo y seña? Nació de la inquietud de quienes coincidíamos en la admiración de Santo como personaje y desde luego de la afición por la lucha libre. Mara Romero (de Ciudad Obregón) y un servidor decidimos lanzar una convocatoria enviada por correo electrónico que decía así: “estamos haciendo una luchística invitación a todos los aficionados, admiradores, biógrafos, enamorados, ex novias, escritores profesionales o amateurs, rudos, técnicos, pica ojos, enmascarados o desenmascarados, a participar en lo que pretende ser un homenaje al Enmascarado de Plata”. La respuesta nos sorprendió, pues empezaron a llegar textos de varias partes del país. La obra está dividida en tres “caídas” con un límite de 30 textos. Recibimos todo tipo de textos, desde remembranzas hasta cuentos y poemas. Los dividimos en tres apartados: “Memorial de Santo”, que es la historia vivida con el Enmascarado de Plata
desde los ojos y el recuerdo de quien escribe. “Imaginando al Enmascarado” es el personaje vuelto literatura; la ficción sobre la ficción que fue él mismo. Y la tercera, “Imágenes de Plata”, recreación poética del personaje. ¡Santo hecho poesía! ¿En qué se diferencia esta publicación de la veintena que ya existe sobre el mítico luchador? En la admiración que le tenemos todos los que participamos en la antología, en la recuperación de historias personales, en la manera como el culto a Santo continúa en nosotros, ya sea como aficionados a la lucha libre o como observadores literarios del personaje. Somos antólogos y santólogos no por encargo, sino por pasión. ¿Por qué a 33 años de su muerte, Santo sigue robando suspiros? Santo representaba y partía de elementos que reforzaban su presencia en la sociedad mexicana, o en una gran parte de ella. Para muchos, era el referente de la justicia, de la bondad, de la lucha del bien contra el mal, anhelos no satisfechos en un sector social del país. No sé si Santo habrá perdido popularidad, pero creo que todavía hay chicos y grandes que con ojos de niño lo seguimos admirando. ¿Qué hay del valor simbólico de la máscara de Santo? Una máscara es un símbolo y a su vez es el otro rostro de un rostro. Es lo mítico pero a la vez es un espejo. En el caso de Santo, su nombre, y desde luego su máscara, eran el reflejo donde podíamos mirarnos. Ya que en México un personaje se llame Santo tiene un gran peso y si este es símbolo de bondad, de honestidad, de humildad, de generosidad y además lo hace desde el anonimato al ocultar su rostro tras una máscara, encarna valores preciados. ¿Por qué en los últimos años el arte ha volteado de nuevo hacia el pancracio? No estaría tan seguro que esto sea en los últimos años. Lo que quizás ha pasado es que el abanico artístico con respecto a este tema se ha ampliado, se ha desprejuiciado en el sentido de que es algo a lo que un mayor número de artistas han recurrido sin ser aficionados pero sí interesados, desde lo visual, desde lo literario. Todo lo que gravita sobre la lucha libre, las funciones en las arenas, los luchadores como ídolos populares, el enigma de sus máscaras, la duda sobre la veracidad de sus combates, todo eso hace que los ojos del artista se vuelvan hacia ese espectáculo. L
sábado 11 de julio de 2015 b09
LABERINTO
en librerías Antología policiaca
El Gran Océano
Rafael Bernal Fondo de Cultura Económica México, 2015 302 pp.
L
a crítica señala que los textos policiacos del mexicano Rafael Bernal (Ciudad de México, 1915–Berna, 1972) muestran influencias de G. K. Chesterton y de Agatha Christie por el estilo de anudar las tramas, la forma de cincelar a sus personajes y urdir toda una parafernalia del género negro. El presente tomo reúne siete de sus ficciones casi olvidadas: El extraño caso de Aloysius Hands, De muerte natural, El heroico don Serafín, Un muerto en la tumba, La muerte poética, La muerte madrugadora y La declaración. Enigmas y asesinatos gobiernan estos textos del también autor de El complot mongol.
Mestizaje y criollismo en la literatura de la Nueva España...
Rafael Bernal Fondo de Cultura Económica México, 2015 519 pp.
Y
a que fue publicado en 1992 por el Banco de México, este libro se ciñe a la celebración de los 500 años del primer viaje de Colón a tierras americanas. Qué mejor manera de hacerlo que evocando las grandes empresas de colonización y expansión comercial a través del Pacífico. La travesía da comienzo con Enrique El Navegante, “a cuyo genio se debe que el hombre europeo haya podido extenderse al resto del mundo”, y concluye con la independencia de Panamá y la apertura del canal. Vale decir que Bernal dedicó buena parte de su vida a la confección de esta magna historia.
Domingos de agosto
Rafael Bernal Fondo de Cultura Económica México, 2015 339 pp.
C
oncebido como la tesis doctoral para la Universidad de Friburgo, este estudio valora los cambios que la literatura y el idioma españoles sufrieron tras la caída del imperio azteca en 1521. Toma en cuenta poco menos de un siglo, un lapso suficiente para convocar a los cronistas, los poetas y prosistas en náhuatl, los escritores indianos y criollos. Trata en realidad de los mutuos intercambios, de los maridajes a pesar de los puristas, de esa condición tan moderna que es la de lo mestizo. Desde que adoptó una gramática, nuestro idioma está hecho para recibir todo tipo de influencias.
El sueño de San Luis
Patrick Modiano Anagrama España, 2015 162 pp.
C
on sus 500 mil habitantes, Niza parece la ciudad ideal para perderse sin ser notado; también para protagonizar un affaire clandestino con una mujer que asegura estar felizmente casada. Tal es la primera impresión que entrega esta novela en la que importan mucho más las palabras que se callan que las que los personajes lanzan como si fueran dardos envenenados. La segunda impresión nace de la angustia ante la certeza de que la culpabilidad y el deseo de huir son la medida de todo amor desdichado. Modiano sabe que el poder de evocación es un raro afrodisiaco.
Mis almuerzos con Orson Welles
Luis Goytisolo Anagrama España, 2015 113 pp.
G
oytisolo echa mano de asuntos literarios, experiencias personales, teorías psicoanalíticas y razonamientos varios para desentrañar el papel que el subconsciente juega en la creación, mejor dicho, en la inspiración, porque en esto es categórico: no existe obra de arte —literaria, plástica, musical o interpretativa— sin ese impulso del que surgen todas las cosas. De hecho, las pulsiones sexuales también determinan la fuerza del producto final. Hay en cada obra un ímpetu distinto de acuerdo con el nivel inspiracional de los autores.
Diccionario de drogas
Henry Jaglom Anagrama España, 2015 346 pp.
A
pesar de que era venerado, nadie daba ya un centavo por Orson Welles cuando el joven cineasta Henry Jaglom lo invitó como actor de Un lugar seguro. Siete años después no solo se habían convertido en grandes amigos, sino en cómplices y confidentes. Este libro nace de las conversaciones que sostenían durante sus almuerzos en un famoso bistrot de Hollywood y que versaban indiscriminadamente de cine, teatro, música y política. Quedaron consignadas en una grabadora que Jaglom guardaba en su mochila por consejo del propio Welles. Pocas veces el genio se ha expresado con tanta libertad.
casa del tiempo
Zara Snapp Ediciones B México, 2015 160 pp.
E
n opinión del diputado perredista Fernando Belaunzarán, el libro que se comenta podría funcionar como libro de texto para jóvenes. Y sí, maneja un lenguaje sencillo y tiene buenas ilustraciones, pero hay algunos detalles que deberían ajustarse. En principio, darle la forma de un verdadero diccionario porque no se ordena alfabéticamente (por ejemplo, del alcohol se pasa a nicotina para luego seguir a cafeína). En segundo lugar, debería hacerse un ajuste a los nombres populares en casos como los sedantes en los que se ponen nombres en inglés cuando se pretende hacer un libro local.
Universidad Autónoma Metropolitana México, julio-agosto de 2015 72 pp.
P
ara celebrar 35 años de vida, la revista, que inició bajo la dirección de Carlos Montemayor, convoca a un grupo cercano de escritores para que, sobre todas las cosas, hagan el trazo amistoso y memorioso de aquellos que han habitado sus páginas, de quienes han formado parte de su equipo editorial y de su presencia en la década de 1980. Completan el cuadro un ensayo de Mario Saavedra sobre el talante humanista de Rafael Solana, una aproximación de Walter Beller a la lógica diálectica y una lectura a cargo de Moisés Elías Fuentes de Tres tristes tigres de Gabriel Cabrera Infante. Salud.
Interventores e intervenidos LOS PAISAJES INVISIBLES Iván Ríos Gascón ivanriosgascon.wordpress.com
E
n entrevista para Telenoche de Argentina acerca de El Aleph intervenido, le preguntaron a la iracunda cancerbera: “¿Ha pensado en quién va a cuidar la obra de Borges en el futuro?”, a lo que ella respondió: “En el futuro sí, ya tengo a alguien que es peor que yo”, aunque es difícil imaginar a una quimera más salvaje o despiadada que María Kodama, ser que se ha ganado a pulso el celo y la animadversión de escritores e intelectuales no solo del Cono Sur sino del planeta entero gracias al ímpetu con que ha encarnado el papel de viuda avara, déspota y rabiosa, ese triste papel que la incluye en la ralea de insignes señoras como Yoko Ono (de Lennon), Courtney Love (de Cobain), Nancy Spungen (de Sid Vicious), María Castaño (de Cela) o Nicoletta Mantovani (de Pavarotti). El affaire Kodama– Katchadjian no es un pleito de mentecatos, responde a un guión previsto por los protagonistas: arguyendo la “defensa” de la obra de Borges (¿alguien le cree?) y el resguardo de la propiedad intelectual (en eso no miente, separando lo intelectual la propietaria es ella), Kodama aprovecha sus descomunales aspavientos para disuadir a todo el que pretenda atentar contra su dote; por su parte, y aunque Katchadjian replique que no obtuvo ganancias de El Aleph engordado ya que casi todo el tiraje se obsequió y solo vendió unos cuantos a precio irrisorio, la verdad es que habría que ser más que un imbécil como para no sospechar que los picaplietos se le echarían encima. ¿Ingenuidad o provocación deliberada? Quizá Katchadjian sabía que la tirria que inspira la Kodama le facilitaría defensores a su causa y que el asunto no pasaría de unos cuantos dimes, diretes y periodicazos porque su atrevimiento no valía la pena pues es cierto: la prisión es un castigo macanudo y demencial para alguien que no robó absolutamente nada, el interventor se cuidó muy
bien de evadir el plagio con la posdata en la que aclara su añadido de 5,600 palabras a las 4,000 de Borges. A Kodama pocos —o casi nadie— le dan su apoyo, ahora cosecha lo que sembró en la república de las letras argentinas. Sin embargo, a Katchadjian lo defienden muchos porque, volvamos a subrayar, la sanción de uno a seis años de cárcel es monstruosa. Sin embargo, este incidente debió de provocar algo más que un litigio telenovelesco y que un clamor colectivo en contra de un legado, debió de promover un debate sobre el tema: ¿es la intervención literaria una engañifa, una memez similar al arte VIP? Intervenir un cuento o un poema o un trozo de novela no solo supone la ley del mínimo esfuerzo (al fin y al cabo, al enfrentarse a un texto los lectores lo intervienen mentalmente), sino una forma fácil, gratuita, de sumar trabajos a una presunta bibliografía. ¿Intervenir una obra célebre puede repercutir en una obra propia? ¿Intervenir aporta algo, cualquier cosa que sea, al original? ¿Qué tipo de escritor es el que recurre al atajo creativo para adornarse con agregados a piezas reconocidas por unanimidad? ¿Qué clase de servicio le ofrece al lector? Quienes abogan por Katchadjian tienen razón en un punto: el tipo no cometió ningún delito pero no estaría mal que se hicieran una pregunta. ¿Se quedarían de brazos cruzados y honrarían a quien los intervenga? Algunos dirán que sí, faltaba más, no obstante que el ego del escritor sea una región ignota, insondable, hasta en los temperamentos más mediocres palpita el recelo por mantener la propia obra a salvo de cualquier intruso. Que levante la mano aquel que permitiría sin trámite alguno que en sus cuentos, poemas o novelas, por magníficos o humildes terregales que parezcan, se perpetrara la invasión de algún paracaidista. Intervenir no supone problema o dificultad alguna. Las cosas cambian cuando se es intervenido. L
10 b sábado 11 de julio de 2015
MILENIO
cine ESPECIAL
Alejandro Gerber
“Me atrae la idea del adolescente como materia maleable” En su segundo filme, el cineasta mexicano consigue un equilibrio entre la crítica social y el entretenimiento a través de una historia de tránsito a la edad adulta ENTREVISTA Héctor González gonzalezjordan@gmail.com
E
n 2010, el director Alejandro Gerber salió a buscar locaciones para su segunda película. Si algo tenía claro era que trataría sobre dos hermanos en proceso de madurez. Durante la búsqueda encontró tiroteos y retenes. Su hallazgo lo obligó a darle un giro al guión e incorporar la inestabilidad social al contexto del filme. No obstante, la columna de Viento aparte se mantuvo y cuenta la historia de Omar (Sebastián Cobos) y Karina (Valentina Buzzurru), dos menores obligados a viajar solos por el país. ¿Qué detona la película? Quería contar una historia de dos hermanos, hablar sobre su vínculo en tiempos de crisis familiar y social. Me fui por la road movie porque es una estructura clásica y el viaje me sirvió como pretexto para cambiar la relación que tienen entre sí. Durante el trayecto aprenden a ser responsables y a refugiarse uno en otro, en un país en proceso de descomposición. Más que hacer un reflejo de la violencia, trata de su impacto en la vida cotidiana. Me interesaba construir el impacto que tienen los eventos de los otros en los eventos de uno. Si a una persona le ocurre una tragedia del otro lado, de un modo tangencial nos sucede también a nosotros. Vivimos en una época de indolencia profunda. Más allá de los discursos oficiales,
Sebastián Cobos y Valentina Buzzurru, los actores de Viento aparte
me interesaba hablar del ciudadano de a pie y de la manera en que se vuelve extraño en su propia tierra. Los chicos son una suerte de metáfora de la sociedad, en tanto tienen que ingeniárselas solos para salir adelante ante la negligencia de las autoridades para resolver sus problemas. Es verdad, pero también quería atribuirles parte de nuestros vicios y costumbres como sociedad; por eso son medio racistas y clasistas. Por otro lado, el peligro y la sensación de que en cualquier momento pasará algo gravísimo tiene que ver con hacer del riesgo permanente una de las premisas de la película. ¿Cómo es que el padre deja a sus hijos a la buena de Dios para llevarse a su esposa al hospital? ¿No es un resorte conductual inverosímil? Los niños deben hacer un viaje de ocho horas en autobús y no tendría por qué pasar nada. Hay quienes terminan odiando al padre, y tampoco es que los estén enviando al matadero. Su instrucción es muy sencilla. Es en el retén donde no solo deciden cambiar de rumbo sino que entra en juego el ansia de independencia que tiene Omar, quien necesita demostrar que puede solo. La ausencia de la figura paterna es constante en la película. Desde el principio se planteó una pareja en crisis, a punto de separarse. En la lógica de la familia, la idea
del viaje ocurre para salvar a la familia, cosa que no sucede; por eso la figura paterna se desdibuja. Regresemos a la sensación de peligro. ¿Qué tanto le interesa el suspenso como recurso narrativo? Quería una película con temática social y entretenida. Me esforcé en buscar un buen ritmo y en mantener al espectador atento. No quería hacer un filme contemplativo pero tampoco comercial. Más que suspenso, diría que me apoyo en una constante inestabilidad. La narrativa pasa por la perspectiva de los niños. Su anterior filme, Vaho, es también una historia iniciática. En la adolescencia defines quién eres; es la etapa en que la identidad termina por cristalizarse y se toman decisiones que definirán tu papel frente al mundo. Me atrae la idea del adolescente como materia maleable y en busca de sus propios límites, el momento en que se rompen las estructuras de protección y uno queda desnudo ante el mundo. ¿Cómo involucra a los jóvenes con la psicología de los personajes? Después de un casting muy largo, en cuanto juntamos a Sebastián y Valentina tuvieron una química brutal. Después armamos un taller de perfeccionamiento actoral de casi dos meses para generar confianza. Y como en el 95% de las tomas salen los dos, decidimos que la cámara trabajara para ellos. L
HOMBRE DE CELULOIDE ESPECIAL
Cuento de nostalgia lunar Fernando Zamora @fernandovzamora
H
ubo alguna vez un leñador”; con estas palabras comienza el 35 Foro de La Cineteca. A mí el cine japonés de animación me abre la mente en flor de loto. Kaguya va de un cortador de bambú que un día encuentra a una princesa tan pequeña que cabe en la palma de la mano. El estilo visual está más cerca de un Hokusai influido por los pintores flamencos del XVII que de los maestros del anime japonés. El dibujo juega con la delicadeza de pinceles de diverso grosor. La tradición occidental trae a memoria las Metamorfosis de Ovidio. Kaguya se transforma en una muchacha ante los ojos de sus padres adoptivos. Aquí está la belleza: no es necesario explicar lo que no tiene explicación. Arte es metamorfosis. La princesa crece, se enamora, se vuelve una delicada mujer de sociedad en el Japón medieval. La música acompasa las escenas —otra vez— en sintonía perfecta con el arte que Japón hizo suyo cuando Estados Unidos los abrió al capitalismo a cañonazos. Comparar esta historia con los cuentos de Kurosawa resulta fácil, pero creo que sus orígenes están en una tradición aún más rara. Oriente y Occidente
aquí se mezclan. Kaguya tiene mucho de Puccini (más que de Kurosawa). Kaguya es Turandot. En el pueblo de los padres adoptivos de Kaguya, los niños son campesinos. Pobres, pero no miserables. Ha comenzado a surgir, sin embargo, una clase nueva en la isla. Burguesía. El padre de la niña quiere usarla para comprar un título nobiliario. Pero, ¿una princesa de cuento de hadas oriental puede tener el espíritu de un Barry Lyndon burgués? Yo creo que no. Los colores de la película gozan de algo muy de Europa, de cuentos infantiles del XIX, aunque el final no puede ser más asiático: música, danza y deidades parecen venir marchando desde India hasta la Isla del Sol Naciente. Si un poema puede ser interpretado no merece ser dicho. Así decía un maestro del haiku. Tal vez esta sea otra razón para gozar (que no interpretar) las desventuras de una princesita que padece el tránsito entre el feudalismo y el nacimiento del Japón burgués. Esta primera película del Foro tiene la fuerza de los cuentos de hadas que en diferentes tradiciones enseñan a los niños del mundo a amarse a sí mismos. Así se amaban antes. La naturaleza (me ilusiona imaginarlo) era más sensual en su estado salvaje. Y es que la virginidad que desea Kaguya no parte de la gracia sino de la naturaleza salvaje. Ella no va a someterse.
Kaguyahime no monogatari (La princesa Kaguya). Dirección: Isao Takahata. Guión: Isao Takahata y Riko Sakaguchi basados en el cuento “El cortador de bambú”. Japón, 2014. No puede haber amor en la isla del millón de dioses. A veces Kaguya es una niña, a veces una princesa, a veces una campesina. Lo mismo sucede con su verdadero amor, ese que recuerda al héroe de Turandot. Y es que como la princesa en la ópera italiana, Kaguya solo puede amar a alguien tan salvaje como ella, alguien capaz de darle un nombre. Su verdadero nombre: “pequeño bambú”. El nombre de los príncipes burgueses es falso como la caricatura de un Japón que no ha dejado de ser crisantemo y espada: amor imposible y dioses incognoscibles. Kaguya es poesía que imprime en su narrativa la perfección de un dibujo que no vale la pena interpretar. Hay que gozar. L
sábado 11 de julio de 2015 b 11
LABERINTO
escenarios ESPECIAL
Metáfora musical El 15 de julio se publicará el álbum De vuelta a casa (RIP.mx/ Pedro y el Lobo), que reúne 16 canciones inspiradas en los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa VIBRACIONES Hugo Roca Joglar hrjoglar@gmail.com
E
n la cantina El Bandolero, sobre Vértiz a la altura de la Narvarte, Luis Alberto González Arenas es un personaje legendario. Bebe mezcal con vehemencia tan apasionada que parece ser el elegido de algún demonio erótico y libertino. Pero es un hombre al servicio de dioses musicales. El alcohol dentro de él es un suave canto zapatista (hay que imaginar su voz baritonal, de ocres colores) inspirado en hermosas mujeres rebeldes. El asesinato de estudiantes en Ayotzinapa le desencadenó una obsesión por la esperanza: aquello que parece luz en semejante palabra es una interminable y árida espera destinada a la nada. Cuarenta y tres madres que ya no los piden vivos, sino solo huesos o cenizas, exigen poseer la muerte de sus hijos. Luis Alberto tuvo la idea de hacer para ellas un álbum que, más allá de la muerte, los reciba con música de vuelta a casa. ¿Quién participa en el álbum De vuelta a casa? Lancé una convocatoria a través de mi agencia cultural RIP.mx (“la cultura descansa en paz”) y la disquera Pedro y el Lobo. Recibimos 216 canciones en español, inglés, francés y portugués, de funk, jazz, trova, metal, son veracruzano, folk, noise, electrónica, hip–hop, burlesque, electroacústica, techno, garaje y rap. Seleccionamos 16, entre las cuales hay de Botellita de Jerez, Flame N’Peach, Belafonte, De Pedro (guitarrista de Calexico) y de estudiantes de la Escuela Nacional de Música. ¿Cuáles fueron sus criterios de selección? Nuestra selección, que no deja de ser subjetiva, partió de la idea de construir una narrativa en torno a la idea de recibir de vuelta a casa a los estudiantes asesinados y así construir una metáfora musical, con el 43 como símbolo, sobre todas las desapariciones forzadas de Latinoamérica. ¿Es música de protesta? Las canciones se entienden como de protesta. Aunque lo interesante de este trabajo son las formas que adquiere esa protesta: hay duelo, coraje y rabia, pero también alegría, ternura, cariño, anhelo y esperanza en el mañana.
Los Mind Lagunas
¿Por qué decidieron incluir una canción como “Enseñanzas de rabia” de Grushgrev, que convoca abiertamente a las armas? Fue una selección difícil. Musicalmente, la estructura es impecable y ofrece un digno ejemplo de la vasta escena de hip–hop en México. En cuanto a la letra, que sin duda es violenta y provocativa, resolvimos que las voces de enojo y de rabia son también una realidad. Existen y buscan ser escuchadas. No podemos ni tenemos derecho a silenciarlas. Solo pedimos que la gente que escuche la letra con atención no la tome como una llamada a hacer desmanes, sino que esa rabia se transforme en una búsqueda de conciencia hacia un panorama más justo en lugar de la venganza. Está claro que pensando en la doble V, Venganza y Violencia, no llegaremos a ningún lado. ¿El álbum ha sido escuchado por estudiantes normalistas o las madres de los que fueron asesinados? Sí, y su reacción fue hermosa y solidaria. Cuando sus ojos se llenaron de nostalgia pero a la vez de fuerza, de luz, todo tuvo sentido para nosotros. Porque precisamente es lo que buscamos expresar: un sentimiento de complementariedad, de colectividad, de aceptar al otro, de no ser indiferente a su sufrimiento, de poder ayudarnos, reconocernos. Ya lo dicen por las montañas del sureste mexicano: si solo un hombre es libre, esa no es libertad; para que haya libertad, ésta debe venir en colectivo.
¿Puedes ofrecer un breve comentario de algunas canciones? “Equivocado” de DePedro: clara y directa en su mensaje, convoca al amor, pero también a exigir justicia. “Lo sabes tú también”, de Alumnos de la Escuela Superior de Música: ritmos del burlesque que te trasladan a un teatro de circo donde desfilan los animales del gobierno, el surrealismo del Estado y la torpeza política. “Fue el gobierno, yo lo sé/ lo sabes tú también”, reza el pegajoso estribillo. “Brilla más el soul” de Los Mind Lagunas: soul cálido, húmedo y alegre, estilo setentero, el funk como virtud de la conciencia. “Un día má” de Fero Esteban: música electroacústica que traza una línea del tiempo en torno a la tragedia en Iguala; usa grabaciones de los normalistas que sobrevivieron; convoca a no perder la memoria. Los sonidos acompañan en todas direcciones. Asoman la mirada a la conciencia y terminan exigiendo respuestas. ¿Qué pasa con las canciones que no forman parte del álbum? Vamos a subir las 216 canciones a nuestras plataformas digitales, de tal manera que cada quien pueda escucharlas, seleccionar las que más les gusten y construir su propio álbum, su propia vuelta a casa. L
DANZA DEGAS
Pasos y pasado Argelia Guerrero makarova81@yahoo.com.mx
H
ace unos días asistí al examen final de “danzas preclásicas” de los alumnos de la Academia de la Danza Mexicana, una de las escuelas públicas profesionales formadoras de bailarines. El programa contempló un abundante recorrido histórico por las diferentes danzas europeas desde la Edad Media hasta el Barroco. Mientras contemplaba cada una de las danzas a detalle, reflexionaba acerca de la importancia de la historia en los procesos educativos y formativos en general, y de la danza en particular. Generalmente se aborda la historia en los procesos formativos de educandos como un campo de estudio aislado y ubicado generalmente en un pasado remoto del que solo parece importante rescatar datos, nombres, fechas, ciudades, pero del que poco se reflexiona y sobre el que se minimiza la repercusión que cada proceso histórico imprime en los acontecimientos actuales, determinando muchos aspectos de ellos. Pareciera una obviedad, sin embargo, no se entiende en su totalidad la directa relación que existe entre el pasado con todo su contexto y la determinación de ese pasado para la historia actual. La danza no escapa de esta relación dialéctica y didáctica de los procesos históricos. Muchos llegamos a pensar que el estudio de las danzas antiguas se limita a una cuestión de cultura general. Pero mientras se desarrollaba el examen notaba que, al ser el origen de la danza académica, del riguroso ballet clásico, en estas danzas se ubica el génesis de lo que hoy en día conocemos como
La clase
ballet. Entonces los ejecutantes desarrollan una deconstrucción histórica de los pasos, estilos y estructuras coreográficas que se materializa en una ejecución técnica limpia y precisa. Es decir, a través de un recorrido histórico al momento de realizar las danzas, los alumnos hacen conciencia del origen y la evolución de los pasos que ejecutan, así como de su sentido primigenio y la resignificación que adquirieron las danzas a
través del tiempo. Esto se refleja principalmente en la calidad técnica, pero también en un plano estilístico y aun interpretativo. Una frase del maestro Alan Stark, titular de la clase y reconocido historiador de la danza, resume perfectamente la reflexión que yo hacía: “Cuando veo un alumno con alguna deficiencia técnica o algún problema de ejecución específico, inmediatamente pienso y digo: tengo una danza perfecta que ayudará a resolver este problema”. La historia de la danza rebasa el breviario cultural pues reivindica en la práctica su rol didáctico y formativo, no solo en la ejecución técnica, sino también en el sentido reflexivo sobre los diferentes significados y el desarrollo del lenguaje dancístico. Todas las manifestaciones artísticas reflejan los contextos económicos, políticos, sociales, filosóficos, religiosos en las que surgen y se desarrollan; a través de su estudio podemos entender lo que hacemos y plantear lo que proponemos para el futuro. La relevancia de la historia en la educación artística tiene dimensiones poco atesoradas, sobre las que docentes, ejecutantes y coreógrafos debemos centrar la atención con mayor seriedad. Muchos de los programas de estudio en las carreras de profesionales de la danza tienen contenidos muy ricos y apropiados, pero algunos no son valorados en toda la dimensión de su importancia formativa. Parece que la atención se centra en la ejecución mecánica de los pasos, pero si entendemos los procesos de enseñanza en sus múltiples dimensiones, dotaremos a la danza de mejores herramientas. L
12 b sábado 11 de julio de 2015
MILENIO
varia MICHAEL MANDIBERG
ESPECIAL
Art from Print Wikipedia
La vida después del Buda punk
Copypaste
ARCHIVO HACHE
CASTA DIVA
Heriberto Yépez hyepez.blogspot.com
S
i Disney prohibió el selfie– stick es porque ponía demasiada distancia entre el yo y el yo. Para que el sistema se clone, el yo no debe poner ninguna distancia entre Vil Yo y Vil Yo. Cualquier distancia amenaza con volverse crítica. Esta época consiste en ocultar las verdades de Buda. Aunque el budismo sea un punto alto del pensamiento terrícola, queremos alegar que esa flecha nunca nos hirió. La literatura contemporánea es un tour por parques de diversiones. En las literaturas experimentales, en la veterana gringa, por ejemplo, Burroughs y Acker ya no serían posibles hoy. Lo punk está ya prohibido. Ser escritor en la Era Facebook es Portarse Bien: Like! Like! Like! Casi todo lo Millenial es detestable: fue diseñado por los medios. A todo lo que sucede reaccionan con una referencia al mundo del espectáculo. Cada cosa del mundo les recuerda a una película o un video. En la literatura norteamericana experimental le llaman “post–conceptualismo”. En Latinoamérica y España, “regreso de la crónica” o “autoficción”. En uno y otro caso, son fugas de lo que realmente seguía: la escritura como destrucción del yo, yo y yo. Selfie, Networking, Retro y Hipster son las palabras claves de la globcult actual. Seguían formas de escritura más allá del autor. Pero la Muerte del Autor fue reemplazada por el Escritor como Celebridad–Zombie. Las literaturas del siglo XX llegaron a un punto de
no–retorno y las literaturas iniciales del siglo XXI dieron el retorno. Vargas Llosa es el mejor avatar. Alguna vez fue un autor del Boom y hoy es una portada de ¡Hola! El ojo morado de García Márquez lo prefiguraba: gracias al confesionalismo de las redes sociales todos seríamos Varguitas. No hay cuenta de red social que no quiera ser ¡Hola! La noción de “obra” ha muerto por combustión espontánea. El producto literario ha pasado a tercer plano. Lo importante es el “autor”. Y el autor es ya su pura imagen. Lo más importante de los escritor@s actuales son sus fotografías. El libro es solo el pre–texto. Lo clave es su nombre, es decir, su lugar en el networking. Das click : foto es todo. Estamos en el primer momento de la historia de la literatura en que no importa que un escritor produzca obras. Lo primordial es que su imagen sea popular o, al menos, pivotal en alguna red literaria virtual. Lo relevante es que se venda bien en Amazon o en las cadenas o, en el caso de l@s escritor@s sin éxito protegidos por alguna institución o clicka cultural, sus posteos tengan cierta relevancia en su red de Perdedor@s Privilegiad@s. Nadie será ya Vargas Llosa. Vargas Llosa mismo no logró serlo. Pero todos pueden aspirar a ser una semi–estrella de un sector de la Red. ¿Y la literatura? La literatura se convirtió en una rama de la fotografía fantástica. La fotografía ha colonizado todos los medios. El Buda punk fue solo un Sueño X. Tómate un selfie. L
Avelina Lésper www.avelinalesper.com
E
l uso de la tecnología genera una forma de conocimiento falso o estéril al que la gente accede sin escepticismo, este desordenado cúmulo de datos, aplicaciones y contenidos es aceptado como axioma. La ignorancia se siente cómoda en Internet, hace alarde de su vulgaridad y se jacta de convertirse en viral, en trending topic, en la más vista, los hits son entidades ideales que se suman otorgando un valor irrefutable. Personas con nula calidad de información, que son incapaces de escribir una frase, creen que pertenecen a un grupo privilegiado que accede a una “esfera del saber” si postean, tuitean o suben sus fotos aInstagram. Esta sensación de falsa exclusividad es efecto de la estratificación social que impone el consumo de tecnología: el precio del dispositivo móvil es estatus. El progreso sustituyó a la felicidad por el consumo, y hoy reemplaza al conocimiento por el consumo tecnológico, que esto sea dirigido a la masa no es novedad, que lo tomen dócilmente tampoco, pero que el arte tenga la misma actitud es parte de la evasión enfermiza que nos domina. El artista VIP Michael Mandiberg se suma a la legión artística que está haciendo su magna obra con la impresión en papel de la Wikipedia en inglés, otros artistas buscan imprimir todas las fotos de Google Images o las de Instagram. Los argumentos retóricos son que el consumo de Internet los define como artistas contemporáneos y que lograrlo es un récord de nuestros días. Que Instagram o Wikipedia guarden toneladas de contenido no determina la calidad. La acumulación es la gran ventaja de los formatos digitales, lo mismo en cantidad de datos que en aprobación, los usuarios tienen un capital en el número de hits, que son directamente proporcionales al nivel de estulticia, es innegable que los trending topics o lo más viral es una frase, imagen o video degradante. Al absorber indiscriminadamente ese contenido para integrarlo en una “obra de arte” devalúan el concepto de conocimiento y le dan a ese acervo banal una trascendencia para la que ni siquiera fue pensado, la mayoría de las fotografías que circulan en la red son
basura, en las entradas de Wikipedia hay toneladas de información sin valor académico. En una obra de arte el significado es el contenido, en estas obras el significado es la desvaloración del conocimiento para empoderar el volumen, la misión merece ser llevada a cabo por la inmensa cantidad de documentos depositados en las plataformas digitales, no por su relevancia. Internet ha revivido el dogmatismo más primitivo, que otorga total confianza y es incapaz de generar duda, los artistas VIP no deciden, toman todo y se convierten en propagandistas de la avalancha de ignorancia que domina en la red. El porcentaje de información con calidad que habita en la red es infinitamente menor al material que entretiene con su estulticia o que manipula a millones de personas. En lugar de darle permanencia y tangibilidad dejemos que continúe en la frágil virtualidad que le da la opción de borrarse. No tenemos que preservar las fotos de los culos de millones de exhibicionistas, ni las consignas políticas oportunistas, si quieren ser artistas de su tiempo acepten esa inmaterialidad y déjenlos desaparecer. El arte VIP está en contra de la trascendencia, es efímero en sus ideas, materiales y propuestas, entonces asuman la obsolescencia de la corriente digital y entiendan el sentido de sus obras en el bote para desechar teléfonos móviles que ponen en las tiendas. Apropiarse del contenido de la red, imprimirlo, llamarlo arte, poesía y demás calificativos publicitarios incentiva el consumo y la ignorancia de un acceso acrítico a una amalgama de datos que deben ser analizados con un juicio severo. Después de décadas relacionándonos con Internet a través de los distintos dispositivos que ofrecen y que generan millones de dólares, aceptemos que la ignorancia vende más que el conocimiento y que gran parte de lo que suben a la red es para mantener a la masa consumiendo, entretenida, y que deje de pensar. Al arte VIP le beneficia esta insensibilidad y complacencia para seguir expoliando becas y museos, mientras menos crítica sea la sociedad más posibilidades tiene de sobrevivir. L