Laberinto
ROBOTS SEXUALES
julio hubard p. 03
ENTREVISTA A FERNANDO SAVATER víctor núñez jaime p. 04
MILENIO
NÚM. 755
sábado 2 de diciembre de 2017 FOTO: FIL/ NATALIA FREGOSO
CONVERSACIÓN CON PAUL AUSTER carlos puig p. 06
ANTESALA
sábado 2 de diciembre de 2017
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LABERINTO
SIN TÍTULO. DIEGO GUTIÉRREZ/ FOTO: AVELINA LÉSPER
MAZ menos que basura AVELINA LÉSPER www.avelinalesper.com
CASTA DIVA
L
a terapia ocupacional, la hipocondría creativa que miente y manipula los síntomas, disfrazando la verdadera patología: la deficiencia artística. La salud y sus metáforas es la única exposición en las salas del Museo de Arte de Zapopan MAZ, y está curada por Alan Sierra. Nunca el término “curador” habría descrito tanto, porque es el portador de los gérmenes y bacterias de esta enferma selección de objetos y videos, que deberían ser señalizados por un cerco sanitario. El concepto de la exposición “es una postura crítica al dominio de la medicina”, con este antecedente, las salas parecen la unidad de cuidados intensivos de un hospital de charlatanes. La piel de un animal hecha con “tiras adhesivas sanitarias”, la fotografía de unas manos con las uñas pintadas con té matcha, videos con imágenes mal armadas y haciendo exacerbación del ridículo o el morbo, un tapete de lana, telas anaranjadas, exprimidores para fruta, fotos de performances para la sanación, un dedo
ALFILERES ARMANDO ALANÍS @elsaltillero
de porcelana… un cúmulo de objetos que en su torpeza y literalidad pretenden ser “metáforas”. En las cédulas afirman que las obras están sostenidas en investigaciones que van desde el stress hasta las curas estrafalarias. La evidencia científica, lo que vemos en esta selección de elementalidades pretenciosas, es que no alcanzan a ser ni una aportación estética ni una tesis médica o social, son un diagnóstico de las limitaciones de cada artista. Las obras son insensibles y superficiales, de artistas que carecen de cuerpo, que ignoran la diferencia entre la salud y el padecimiento, que nunca han vivido la enfermedad de un ser querido. La cobarde crítica curatorial a la medicina no toca a la industria farmacéutica y la criminal política de precios que conduce la investigación a sus intereses. Abordan grandes temas y los contagian de su simpleza infantiloide, los convierten en un tónico curatodo, con descripciones teóricas que demuestran la prognosis de un estilo artístico incapaz de detener su agonía.
La experiencia de ver esta exposición en el ambiente decrépito del MAZ, un recinto en grave deterioro físico e intelectual, arroja la radiografía del estado comatoso del arte VIP, oxigenado con la respiración artificial de las instituciones, las transfusiones de dinero oficial, conectado a sondas que suministran becas y marketing teórico. El día que le retiren la vida artificial que pagan los impuestos y los coleccionistas, morirá un estilo que nunca alcanzó la salud de la verdadera creación artística. L
Celoso porque Sherezada le fue infiel con un esclavo, mandó decapitar al esclavo. BOB SCHALKWIJK (FRAGMENTO)
El país que fue ARTES VISUALES
L
a exposición Bob Schalkwijk. Un holandés en México, que se exhibe desde el 23 de noviembre en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, ofrece la oportunidad de conocer un archivo inédito. De este fotógrafo se conoce, sobre todo, su trabajo publicitario, su catálogo de los murales mexicanos y su mirada de la Sierra Tarahumara —la cual ha visitado en 17 ocasiones y en 2014 sintetizó en un libro—, lo que en esta muestra se exhiben son las impresiones de sus primeros 15 años en México. La museografía no plantea un recorrido común. El espectador no contemplará fotografías en gran o mediano formato colgadas sobre las paredes acompañando a una curaduría ni respondiendo a un discurso relacional, pues se trata simplemente de entrar al archivo y explorarlo. De primer vistazo, parecería que se trasladó su estudio al museo; sin embargo,
MIRIAM MABEL MARTÍNEZ
la propuesta es aún más sencilla: invitar a observar. Esta invitación no se limita a enfocarse en la mirada de este fotógrafo que llegó a México en 1959, sino que es un itinerario por la cotidianidad de un país que fue. El visitante entra, literalmente, a un archivo de casi 300 fotos clasificadas en 24 series y ordenadas en archiveros diseñados ex profeso que emulan a los Rolodex, pero en este caso esas fichas son imágenes que nos llevan a viajar por México. Cada serie es una travesía por un destino geográfico y por un relato trazado desde el presente. De lo que se trata esta muestra es de las posibilidades y las diferentes formas de rearmar la memoria. Al revisar manualmente las fotos tamaño postal, el visitante inicia un viaje en el que confluyen distintos tiempos e historias para construir un relato en el que la alteridad es un concepto que se va diluyendo. Porque la mirada de Schalkwijk
no es antropológica, no busca la poesía, su composición trasciende la formalidad de los ángulos: capta el accidente, la anécdota. Lejos, también, del periodismo, las imágenes de Bob evidencian su curiosidad, no solo captan “el momento”; su sentido de oportunidad persigue esas historias secundarias que él transforma en principales. Resulta una delicia visual descubrir a una mujer
entre un mundo de sombrillas, o a un malabarista durante la construcción del Estadio Azteca o el desfile de mujeres juchitecas enfocadas como si caminaran sobre una pasarela o el tendedero infinito sobre el patio del hoy Museo Cuevas, que le roba la atención de la cúpula de la Iglesia de Santa Inés. La experiencia de sentarse a hurgar nos reconecta con la fotografía, esa que fue. L
dirección josé luis martínez s. edición roberto pliego, iván ríos gascón arte y diseño salvador vázquez
MILENIO
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× M I N E R VA
M A R G A R I TA
sábado 2 de diciembre de 2017
ANTESALA
LA VANGUARDIA
V I L L A R R E A L ×
Acción de contemplar El privilegio de la ubicuidad es el centro de este poema que forma parte de Una historia real, que circulará próximamente bajo el sello de Editorial An. alfa. beta
D
e tarde en tarde hacen su paseo y en alguna escala del camino se detienen a observarnos Muy quietas sus medias lunas salen de los arbustos y no temen sus lenguas las espinas de breña donde pacen Mejor es no acercarse ver sus ojos sus ojos los rostros de estas vacas que rumian mientras nos observan e insisten en mirarnos Asombro de una acción contemplativa que las lleva a correr si intentamos tocarlas
×EKO×EX LIBRIS×PARVATI Y GANESH×
Samantha, muñeca creada con Inteligencia Artificial por Sergi Santos
Robots sexuales BICHOS Y PARIENTES
I
JULIO HUBARD
nteresantísimo documental de The Guardian sobre los robots sexuales: Rise of the Sex Robots. La entrevistadora, Jenny Kleeman, se muestra empática con el robot (¿la robot?) y la muñeca habla como si fuera sensible; tiene figura humana, despierta empatía y Kleeman no puede evitar hablar de ella como de una persona. “¡Es una máquina!” dice el fabricante (que también se refiere a la muñeca como “ella”, a pesar de que la sabe hecha de tornillos, cables y látex). Kathleen Richardson, roboeticista (esto es la mezcla de la ética y la robótica, o algo así) dice que las muñecas se suman a una “cultura de la violación” (así la llaman) y que “no se puede sustituir a una persona por un objeto”. Por supuesto que no, pero una bailarina cuerpudota, que aporta sus formas para molde de las muñecas, por el contrario, se muestra entusiasmada de que su cuerpo produzca excitación, placer y hasta empatía: “si puedo ayudar a alguien con su sexualidad, ¡genial!” Un hombre que nunca tuvo una vida amorosa y se cansó de buscar, dice: “no le gusto a las mujeres, pero eso ya no me importa”. Ya decía yo que los tamagotchi tenían algo preocupante: evolucionaron y ahora son una japonesita por la que uno puede sentir empatía, y ella dice que puede sentir lo mismo, pero no: es un programa cuyo algoritmo responde según los datos que obtiene de unas cámaras que parecen ojos y unos micrófonos orlados con orejas plásticas. ¿Es o se hace? Si una serie de funciones programáticas se comporta exactamente igual que aquello que imita, los sentimientos, por ejemplo, ¿tenemos razones para decir que no es sentimiento? Como en el juego —y el erotismo es juego— cada uno asume y da por verdadero un orden imaginario. Las muñecas sexuales son máquinas y programación; la pornografía son pixeles y los libros, como señala Borges, son solo dispersión de letras. Pero si analizamos el amor verdadero entre dos personas, tampoco hallaríamos una joya azul y pura sino otro juego de indicios, señales, ganas de creer. Una pura nada ante la que uno despliega un universo imaginario. ¿Por qué no una muñeca? Ahí hay un cuerpo que no es cadáver, ni ser vivo. Y no sabemos qué decir, pero los clientes abundan. En Japón, los hombres jóvenes ya no se casan. La epidemia de solterones se nota ya en índices demográficos. Si la conversación y la imaginación no estuvieran rotas, habría que esperar que un nuevo Aristófanes, a la altura de nuestras tribulaciones, escribiera una Lisístrata inversa: los hombres en huelga de abstinencia. L
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LABERINTO
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OCTAVIO HOYOS
Fernando Savater
“El futuro es una cosa que tienen los demás. Yo no”
Aún convaleciente del duelo por la muerte de su esposa Sara, el filósofo español discurre sobre su nuevo libro, Contra el separatismo, y lleva a cabo una nostálgica meditación sobre la pérdida, la soledad y la vejez VÍCTOR NÚÑEZ JAIME/ MADRID
U
na noche de marzo de 2015, en una de las habitaciones del Hospital Clínico de Madrid, “cuando la muerte se asomaba cada cierto tiempo vestida de enfermera para cambiar el gota a gota”, Fernando Savater veía las noticias sentado junto a la cama donde agonizaba su esposa, Sara Torres, aquejada por un tumor cerebral. La vida de ambos se iba “desvaneciendo en sufrimiento” mientras en la tele, de pronto, contaron un suceso ocurrido en Hospitalet, un municipio de la zona conurbada de Barcelona (Cataluña). “¡Mira, Hospitalet!”, gritó Sara, “con su pobre voz rota por las sondas en la garganta”, para añadir enseguida: “¡de ahí soy yo!” Ella había nacido en las islas Canarias, pero había vivido el final de su infancia y su adolescencia en ese lugar. “Sí, era una chica de Hospitalet, una mujer íntegra y valiente de la España que no se resignaba a vivir sin libertades. Nadie la echará nunca de allí, ni a ella ni a los que son como ella, mientras yo pueda seguir luchando”, expresa el viudo Savater en su nuevo libro, Contra el separatismo (Ariel), una recopilación de artículos de opinión sobre el desafío independentista catalán. “Un panfleto, en realidad”, aclara él sin el entusiasmo que lo ha caracterizado durante casi toda su vida.
Fernando Fernández–Savater Martín, el hijo de un notario (“igual que los padres de Salvador Dalí, Julio Verne y Voltaire”), el filósofo vasco de “andares de pato mareado”, el autor de medio centenar de libros, el que recurría al sentido del humor “no solo para reír sino como una perspectiva”, el que ni las amenazas de muerte de los terroristas lo hacían decaer, ese, el que tantas veces ha recibido a Laberinto en su casa madrileña atiborrada de libros y muñequitos (dinosaurios, monstruos, criaturas extrañas de ojos saltones, superhéroes, “A los 20 años vivía protagonistas de series en una dictadura y por animadas de televisión supuesto luchaba contra como Los Simpson o ella. Ahora lucho contra de películas como Toy los que quieren volver a Story), el que un día imponer una dictadura” nos enseñó su amplia y divertida colección de gafas de distintos colores, tamaños y formas como un chiquillo que enseña sus juguetes más preciados, ese, el “jubilao jubiloso” ya es otro. Es un viudo de 70 años que ya no planea escribir más libros y que ha vuelto a su pueblo natal para ver si así, cerca de las olas de la playa de La Concha de San Sebastián (País Vasco), logra sobrellevar la ausencia de su compañera y cómplice de vida.
Antes de salir rumbo a la FIL de Guadalajara (Jalisco), con las maletas ya hechas, ha pasado por Madrid y nos ha citado en un restaurante–asador ubicado en una orilla de la ciudad. “En casa, donde siempre, me sería muy difícil hablar sin derramar lágrimas”, se excusa. Viste, de la cabeza a los pies, de color azul. Clava los cubiertos en la carne y la papas con poca fuerza. Rechaza el postre y pide un café “contundente.” Por un ventanal entra un sol perezoso. Menos su afición por la lectura y las carreras de caballos, todo en él ha disminuido. Incluso sus largas peroratas con las que solía responder a las preguntas. Entra en los temas trascendentes, diría Nietzsche, como el que se mete al agua fría. Y así, bajo ese parámetro, ha articulado, entre otras cosas, Contra el separatismo. Los primeros que hablaron de independencia en la España contemporánea fueron los vascos, pero los catalanes se les adelantaron. ¿Por qué?
Bueno, hubo vascos que estuvieron matando gente y eso convirtió en militar lo que era un conflicto más civil. Cataluña ha hecho un conflicto civil y no militar. En el País Vasco hubo más voces en contra de la violencia que a favor de la independencia y ahora, en Cataluña, hubo un acomodo mayor de lo civil y la política.
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sábado 2 de diciembre de 2017
LITERATURA
EFE
En lo civil pero con una campaña de mentiras.
Claro, sí. Y, por desgracia, sigue siendo así. Hay muchas cosas que han estado perversamente manipuladas.
Hace poco usted abogaba por que no hubiese una mediación externa en este conflicto.
Sí. Porque temo que alguien venga a crear un confl icto con la leyes de nuestro país. Una medicación externa se justifica cuando hay un enfrentamiento entre países distintos. Pero, dentro de un mismo país, lo que hay que hacer es aplicar las leyes. Si alguien asalta un banco, no se llama a un mediador externo para que se ponga en medio de los atracadores y la policía. ¿Qué pasó con el partido político que usted fundó, UPyD (Unión, Progreso y Democracia)?
Bueno, lo fundamos varios, ¿eh?. Y ahí está. Todavía sigue, sin presencia en el parlamento, pero vivo. Ahora vamos a constituir una plataforma que va a recibir a más grupos. Nosotros fuimos los primeros que empezamos a echar fuera del sistema a la corrupción con hechos concretos. Pero, desgraciadamente, al final hubo más gente que votó a los corruptos y no a los que la denunciábamos. Mientras se recompone su partido, ¿usted apoya a Albert Rivera, el líder de Ciudadanos?
Sí señor. De lo que hay ahora es, con mucho, lo que más me convence. Lo más parecido a alguien que va por buen camino es Ciudadanos. Sus propuestas políticas son las más centradas, defiende la unidad ciudadana, lucha contra la inmersión lingüística —algo fundamental en España—, busca la igualdad en todos los campos. Es el primer partido, y ya era hora, que va a votar en contra del cupo vasco. En fin, es la propuesta que me parece más convincente. ¿No cree que Ciudadanos es la neoderecha y un partido satélite del PP que tiene la función de allanarle el camino a Mariano Rajoy?
No. Ya quisiéramos que el PP tuviera un discurso tan claro como Ciudadanos. Simplemente ha sido un partido complementario al PP en la defensa de cuestiones constitucionales. Pero el PP ha sido lento y vacilante en muchas cosas. Si hubiera seguido las indicaciones de Albert Rivera, las cosas irían mejor. Por otra parte, ser un complemento del PP no es nada malo en sí. Peor sería ser una rémora o un complemento de Podemos, ¿no? ¿Considera que la izquierda de Podemos no beneficia a España?
Es que es una izquierda, digamos, especial. Es una izquierda antisistema y eso es antidemocrático. Porque el sistema es la democracia. A ver: a lo mejor dentro de ese partido hay gente de buena fe, no digo que no. Pero, en general, tienen planteamientos que van más a recortar la democracia que a favorecerla. Me quedo en silencio. Savater pregunta: “¿qué pasa?” Pues escucho lo que dice y me viene a la mente un verso de José Emilio Pacheco: “ya soy todo aquello/ contra lo que luché a los 20 años.”
Con ese verso yo no me identifico. Porque yo, a los 20 años, vivía en una dictadura y por supuesto luchaba contra ella. Yo quería vivir en una democracia, claro. Y ahora lucho contra los que quieren volver a imponer una dictadura. Es verdad que los enemigos de ahora son distintos a los que tenía a los 20 años, pero se parecen mucho, todo hay que decirlo. Lo que pasa es que uno evoluciona. Y el que a los 20 años no ha sido anarquista, a los 40 no tendrá energía ni para conducir un coche de bomberos. En fin, yo sigo en una lucha que, en el fondo, es bastante parecida desde mi juventud.
Este libro o “panfleto”, como usted dice, es en esencia una compilación de artículos recientes. ¿Va en serio lo de no volver a escribir un libro?
Va en serio. Intento que sea así. Esto se publica porque se me cruzó una indignación y creí necesario hacerlo. Además, la lata de volver a escribir un libro y tener que presentarlo y eso, me confi rma que ya no tengo que hacer más libros. Ya está bien. ¿No hará, siquiera, una segunda parte de su autobiografía, me refiero a Mira por dónde?
Pues… si hubiera una segunda parte de mi vida, tal vez. A ver: he vivido muchas cosas, sí. Pero son tantas que yo creo que ya no las contaré. ¿Hay pérdidas que no se superan?
Bueno, eso depende de cada persona. Y de la pérdida… Yo no puedo superar la pérdida de mi mujer. Hay personas que me dicen “a mí también se me murió mi pareja y…” Ya. Pero es que a mí la vida me ha arrancado a alguien fundamental. ¿Cómo son sus días ahora en San Sebastián?
Muy tranquilitos. Como ahora casi siempre hace buen tiempo, pues me levanto, leo los periódicos y me voy a pasear por la costa y, hasta hace un par de semanas, me zambullía en el agua. Pero ahora ya está un poco fría. Luego me pongo a leer o a releer, sobre todo. Y escucho música. Y así transcurren mis días. Sin más. Emile Cioran, que lo conoció bien, decía que usted jamás dejaría de ser optimista.
Pues… qué le vamos a hacer. Cioran también era humano y podía equivocarse. Fíjate que yo mismo llegué a creer eso. Pero… ya ves. Ahora se va a Jalisco, a la FIL.
Sí. Tendré un encuentro con jóvenes porque la Secretaría de Educación de Jalisco me ha pedido que lo haga y, bueno, iré. Yo siempre procuro colaborar con las autoridades educativas, sobre todo de México, que quiero tanto. Ya les he dicho que ahora no estoy para dar conferencias y me han ofrecido hacer diálogos y está bien. Bueno, al fi nal terminaré haciendo lo que me pidan.
Muchos jóvenes, en toda Iberoamérica, tienen como guía algunos de sus libros.
Sí, soy consciente de eso. Y bebo para olvidarlo [ríe]. Hay veces que pienso en eso e, inmediatamente, empino una botella de güisqui. Para olvidar que en este mundo hay alguien que me toma como guía. ¡Ay, por favor, qué barbaridad! Su hijo, Amador, ya tiene más de 40 años. Es una edad considerable, pero usted dice que él parece mayor que usted.
Yo le veo mayor, sí. Ahora, como nos vemos menos, prefiero recordarlo de niño. Porque cuando lo veo, me parece un señor muy grande, con barba y con cosas que dice que… ¡parece que yo soy el niño! Siempre ha dicho que no es un filósofo sino “un simple profesor de Filosofía”, pero seguramente tiene definiciones propias de algunos conceptos. Veamos: ¿qué es el amor?
El amor es tener necesidad. Cuando tú amas a alguien, no puedes estar sin esa persona. Hay amores infantiles, que nos cuidan. Después queremos a alguien para nuestra estabilidad. En fi n… Pero el amor es la necesidad que nos da la vida a través de una persona. ¿Qué es la vejez?
La vejez es una humillación. Es ver que las cosas que uno creía consolidadas, que eran suyas, se van perdiendo poco a poco. Y, encima, tienes que dar las gracias por no perderlo todo. Decir: “Bueno, esto no está tan mal”. Esa es la humillación. ¿Qué es la soledad?
Uno siempre se queda solo de alguien. Yo, por ejemplo, ahora estoy solo. Tiene su lado bueno, ¿eh? Me encanta pasar días solo en mi casa, entre mis libros, cerca del mar. Pero lo malo, para mí, no es tanto la soledad, sino la ausencia. Y es verdad que, para mí, la lectura es un consuelo. Es la primera alegría de mi vida y creo que es la última que tendré. ¿Qué es el futuro?
El futuro es una cosa que tienen los demás. Yo ya no. Pero me han hablado de él muy bien. Que estará muy bien para otros, quiero decir. L
LABERINTO
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Paul Auster
“No puedes evitar ser tú mismo”
El escritor estadunidense recibió la Medalla Carlos Fuentes en el marco de la FIL de Guadalajara. La siguiente conversación gira en torno de sus certezas creadoras, su dinámica de trabajo, su geografía y cronología existencial y, por supuesto, de 4 3 2 1, su novela más reciente
ESPECIAL
CARLOS PUIG
E
n 1988, Paco Ignacio Taibo II me regaló Ciudad de cristal, de Paul Auster, en una edición de Jucar, propiedad de Silverio Cañada y en la que Paco editaba una colección policiaca. Auster había publicado Ciudad de cristal en inglés tres años antes. Auster publicó por primera vez cerca de los cuarenta años aunque, según cuenta, escribió desde la adolescencia. “Ha sido una larga jornada”, me dice cuando conversamos en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara, donde presentó 4 3 2 1, una novela en la que vuelve a experimentar, llena de detalles, muy neoyorquina. “Tu huella queda plasmada en todo lo que haces —dice—. No puedes evitar ser tú mismo, no importa la forma en la que desempeñes tu trabajo, siempre terminarás sonando a ti mismo. Ningún artista es infinito; todos estamos limitados a las áreas que más nos importan. Los escritores, los pintores y los músicos, todos trabajamos en el campo que nos persigue y nos obsesiona. Para algunos es algo extenso, para otros algo muy
delimitado. Me gusta pensar en Picasso o Braque, que hicieron lo mismo a lo largo de toda su vida. Ambos son artistas grandiosos, pero con formas distintas de enfocar su forma múltiple de ser artistas. Para mí, la forma más inspiradora de ser artista —y sé que suena pretencioso, pero es cierto—, es Shakespeare, quien escribió tragedias y comedias, historias y novelas de amor, y abordó todos los estilos posibles de escritura. Yo siento que tengo que seguir “No importa cuántos buscando y explorando libros haya escrito, todo aquello que me siempre me siento como obsesiona. un principiante
que aprende a escribir
¿Qué era más importante sobre la marcha” o interesante para ti en esta ocasión: la forma o todo este estilo de vida neoyorkino o americano? ¿Explorar muchos géneros para contar con cada uno una historia diferente, o contar desde ahí la segunda mitad del siglo pasado?
Cuando te haces más maduro —ya no soy tan joven—, lo increíble que te pasa es que sigues siendo aun muy joven y comienzas a pensar más y más en el pasado. Cuando tienes 30, 40 o incluso
50, vives mucho en el presente, pero envejeces y comienzas a mirar al pasado, y creo que los dos libros previos que publiqué antes de 4 3 2 1, Winter Journal y Report from the Interior, fueron los primeros que escribí como adulto, en los que comencé a explorar el tema de la infancia con seriedad, especialmente en el segundo libro. Sin esos dos libros, no hubiera podido escribir éste. Sin saberlo, estaba preparando el terreno para una novela. Escribir sobre la infancia y la adolescencia, sobre la edad adulta temprana, me pareció tan cautivador que me impulsó a terminar el libro. Me emocionaban tanto la forma y los detalles, la historia, la vida desde el interior y el exterior, que no hubiera podido escribirlo así hace 30 años. ¿Quieres decir que ahora eres un mejor escritor porque eres una persona mayor y por eso exploras mejor el tema de la infancia?
Así es. No podría haber escrito esto hace 30 años. Tengo una suegra a la que amo profundamente. Es una fascinante mujer noruega de casi 95 años de edad que, siendo adolescente, vivió la ocupación en la Segunda Guerra Mundial en su país. Fascinante… pero ella ya no recuerda lo que le dijiste apenas dos minutos atrás y eso
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sábado 2 de diciembre de 2017
DE PORTADA
ULISES RUÍZ BASURTO/ EFE
dificulta sostener una conversación, aunque puede contarte con detalle todo lo que pasó cuando tenía 7 o 9 años de edad. Estas son las cosas que permanecen en la memoria cuando envejeces. Están tan arraigadas en tu ser. Al presente, ella ya no se aferra, pero el pasado sigue tan vivo en ella… Yo aún no tengo 95 años de edad, pero entiendo lo que le ha pasado a ella. ¿Hay cierta nostalgia de Paul Auster por esos años, los 1950 y los 1960?
No se trata de nostalgia; eran mis tiempos y aunque el libro no es autobiográfico, sí usa mi geografía y mi cronología; es decir, mis tiempos y los de mis contemporáneos. Quise explorar esos años, reevaluarlos y tratar de evocar cómo se sintió vivir en esos años. Por ello, al llegar a los años 60, narré con tanto detalle la pequeña revolución que se vivió en la Universidad de Columbia y pensé que la historia debía narrarse con mucho detalle y de una manera concisa y clara… y así lo hice. Algo interesante es que Mark Red figura en el libro como un personaje de ficción a pesar de ser real —fue el presidente del grupo estudiantil izquierdista de Estudiantes por una Sociedad Democrática, y lo conocí desde la infancia porque estudiamos juntos la preparatoria y la universidad—. Como Mark vive aún, le envié el manuscrito y le pregunté “¿Qué opinas, Mark? ¿Lo escribí bien o no?” Y me dijo “Así fue; lo escribiste bien… No hay ningún error en tu narración de Columbia en el 68”, y me sentí muy bien por ello. En 4 3 2 1 narras la historia de un mismo personaje al que le pasan cosas diferentes en cada sección de la novela. Es el mismo niño y joven…
Pero cada uno de los 4 chicos experimenta esos años de forma distinta. Uno de ellos, que se convierte en periodista, se involucra mucho y presta una gran atención a los acontecimientos. Otro ni se involucra ni le interesa la política; le aburre tanto que no quiere involucrarse. Existe toda una gama de reacciones a los sucesos. Algo extraño que me ocurrió durante los poco más de tres años que me tomó escribir el libro fue que escribí con un gran frenesí, absorto en mi narración. Escribí más rápido de lo que pensé que escribiría. El título original de la obra iba a ser Ferguson, que es el nombre del personaje principal, Archie Ferguson. A un año y medio de comenzar a escribir el libro, ocurrió un suceso en la ciudad de Ferguson, Missouri —un lugar del cual nunca había oído hablar—, el asesinato de un joven negro indefenso en manos de un policía. Ahí iniciaron las protestas…
Se volvió todo un tema, que aún está vigente, y ahora Ferguson figura en la lista de ciudades como Selma, Birmingham, Montgomery. Ya no pude usar Ferguson como título para el libro, pues la gente podría asociarlo con ese incidente. Por tanto, me di cuenta de que 50 años después nada ha cambiado en los Estados Unidos, que seguimos repitiendo los mismos errores, la misma violencia, la misma falta de comprensión respecto a los demás, y me resultó impactante pues pensé que el escribir sobre aquellos tiempos es también escribir sobre la actualidad. ¿Eso aprendiste al escribir?
Eso es lo que aprendí.
Me sorprende lo que dices, que pocas cosas han cambiado.
Pocas cosas han cambiado. Se han dado muchos cambios, pero no respecto a los problemas centrales, fundamentales o esenciales de los Estados Unidos de hoy en día.
Con la Medalla Carlos Fuentes 2017 ¿Te resulta más difícil escribir ahora?
Siempre ha sido difícil, pues para nada es una tarea fácil. Pero cada vez que termino un libro pienso: “misión cumplida; ya no hay nada más que escribir”, pero pronto una nueva idea comienza a infi ltrar mi cabeza mientras escribo. No importa cuántos libros haya escrito con anterioridad, siempre me siento como un principiante que aprende a escribir sobre la marcha, pero en verdad no me ayudan en nada. ¿Terminas muy agotado al finalizar una novela o al enviarla al editor?
Cada día que termino mi trabajo, siento como si hubiera estado corriendo 8 horas; mi cuerpo se cansa tanto y mi cerebro queda tan agotado que es pesado. Recuerdo que al escribir la última página y la última oración de este libro, me levanté de la silla pensando que fi nalmente había terminado el libro y al ponerme en pie casi me desplomo… estaba muy cansado. ¿Pero feliz?
Al menos con lo siguiente: uno de los chicos Ferguson, de 17 o 18 años de edad, piensa lo siguiente para sí: “el mundo está hecho de historias que, si las pegas una al lado de la otra, en un libro tendrás 980 millones de páginas de longitud, algo interminable. La vida es totalmente inagotable”. Eso que dice tu personaje lo dices tú, lo has dicho tú. También has dicho que los escritores tienen una vida muy difícil porque exploran la existencia de una manera muy complicada.
Puede ser una manera emocional y te metes en lugares a los que no quieres ir, pero tienes que ir; lugares a los que la mayoría de la gente no quiere ir porque hay buenas razones, pero creo que lo que puedo decirte luego de haber escrito
todos estos años —y que se aplica a cualquier forma de arte— es que para hacerlo bien, sin importar cuánto talento tengas, no puedes ser perezoso… tienes que dar todo de ti. Algunos trabajos los puedes desempeñar dando solo un poco; otros los puedes librar dando el 70 por ciento y aun así ser bueno. En el arte tienes que dar el 100 por ciento. A veces paso días enteros en el escritorio y no logro terminar nada y borroneo todo, pero al menos hay otros días en los que me puedo levantar del escritorio y decir “hoy lo di todo de mí, fracasé, pero tal vez mañana sea un día mejor”. Hablaste de los acontecimientos de Ferguson. Cuando ves lo que pasa en el mundo, en Estados Unidos, ¿eres optimista? Después de 4 3 2 1, cuando te remontas al pasado, a los años 1950, 1960 y 1970, y le echas una mirada al mundo ahora, ¿eres menos optimista de como eras hace 20 o 30 años?
Lo soy, pero en aquellos años era muy joven, allá en los tiempos de la Guerra de Vietnam, que fueron tiempos terribles para los Estados Unidos, como bien lo sabes. Estábamos tan divididos como lo estamos ahora; pero como un joven de 20 años, era optimista en que podríamos detener la guerra, en primer lugar, y en segundo lugar en que la sociedad iba a mejorar. Hoy no estoy tan seguro. Parece que estamos retrocediendo como país a pasos agigantados, y me da miedo. ¿Y no ves un movimiento que proponga o siembre un cambio?
Sí lo veo, porque desde aquellos años hay un movimiento de activismo entre los estadunidenses. La gente ha logrado entender que este es su país, y si dejan que alguien más tome sus riendas lo perderán todo, y por ello están luchando. Esa lucha me inspira, pero solo espero que sea de verdad y duradera. L
EN LIBRERÍAS
sábado 2 de diciembre de 2017
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LABERINTO
KIM MANRESA
Carlos Fraenkel
Platón en Palestina RESEÑA LUIS XAVIER LÓPEZ FARJEAT
E
l diálogo y la conversación se empobrecen cada día más y se acrecientan los prejuicios y el odio racial. La proximidad que hoy hay entre nosotros gracias a los avances tecnológicos parece ser insuficiente para construir acuerdos favorables para el progreso moral de la humanidad. ¿Desde dónde podría promoverse una alternativa para disminuir la discordia? La filosofía proporciona aptitudes analíticas, argumentativas y dialógicas capaces de contribuir a que las relaciones humanas sean más empáticas y constructivas, a pesar de los disensos que siempre existirán. Las habilidades discursivas que fomenta posibilitan acuerdos y mayor armonía en la diversidad. Así entendida, en sociedades plurales y democráticas la fi losofía facilita y eleva el nivel de los debates públicos en tanto que exige claridad conceptual y lingüística, solidez argumentativa y, además, una actitud respetuosa ante el disenso y buena disposición para escuchar razones y proponer soluciones. La filosofía es idónea para generar consensos y mejorar la convivencia entre las distintas culturas, razas y tipos de sociedad. En pocas palabras, es indispensable en cualquier sociedad democrática. No es raro, entonces, que gobiernos corruptos y autoritarios intenten eliminarla: el pensamiento libre, crítico y autónomo siempre es mal visto por tiranos e ignorantes. En 2015 Carlos Fraenkel, profesor de filosofía en la Universidad de McGill, en Montreal, publicó un libro titulado Teaching Plato in Palestine: Philosophy in a Divided World. El año pasado apareció en la editorial Ariel la traducción al español: Enseñar Platón en Palestina. Filosofía en un mundo dividido. Este libro es particularmente oportuno en un momento histórico en el que rebrotan el racismo, la xenofobia y la división entre los seres humanos. Se trata de una serie de ensayos en donde se insiste en el papel tan crucial de la filosofía en la construcción de acuerdos en sociedades tendientes al conflicto. Estamos ante un ejemplo extraordinario de lo que puede hacer la fi losofía cuando se atreve a abandonar los confines de la academia pura, y se arriesga a enfrentar las
tensiones que surgen en contextos marcados por la diversidad religiosa, cultural y social. Fraenkel cuenta su experiencia en cinco talleres fi losóficos organizados entre 2006 y 2011 en zonas especialmente adversas: la Universidad Palestina de Jerusalén Este, un sitio marcado por el conflicto palestino–israelí; una universidad islámica en Indonesia, en donde se perciben las tensiones entre islam y Occidente; una comunidad hasídica en Nueva York en la que se enfrentan la ortodoxia religiosa y la modernidad; un instituto en San Salvador de Bahía, en Brasil, en donde las divisiones sociales y raciales son enormes; una comunidad mohawk en Norteamérica, en donde choca la identidad indígena con el legado colonialista. Fraenkel lleva la filosofía a cada uno de estos escenarios y, a través del diálogo y la enseñanza de la fi losofía, plantea preguntas a sus interlocutores detectando coincidencias y discrepancias entre las distintas formas de pensar y mirar el mundo. Evocando la mayéutica socrática, persuade a personas de distintas religiones, culturas y estratos sociales, de que la fi losofía les lleva a adquirir técnicas de debate, herramientas lógicas y semánticas que les permiten aclarar sus puntos de vista y construir mejor sus argumentos, les ayuda a comprender mejor sus creencias y a responder a distintas objeciones. Incitándolas a la reflexión y al autoconocimiento, Fraenkel intenta enriquecer la manera en que cada una de estas personas se entiende a sí misma en su entorno y en el mundo en general. Como él mismo lo afirma, trata de enseñarles, de modo no académico, algo así como el Órganon (los tratados lógicos de Aristóteles), “la caja de herramientas de los filósofos”. Aunque el objetivo de este proyecto es transformar la manera en que piensa esa gente habituada al conflicto, la idea, sostiene Fraenkel, no es que los filósofos digan qué debe pensarse y hacerse, sino “permitir que el mayor número de personas posible adquiera la práctica filosófica”. En este sentido, la conversación con los estudiantes palestinos es particularmente interesante. Algunos de ellos desconfían de la filosofía, creen que podría usurpar el papel de la religión o simplemente mostrar su falsedad. Fraenkel consigue
que los jóvenes se muestren dispuestos a superar las diferencias, a aceptar el disentimiento y a encontrar paralelismos entre la visión secular y la religiosa. Utilizando traducciones poco precisas (elaboradas del inglés al árabe) de los diálogos de Platón, muestra a los estudiantes palestinos cómo la filosofía ofrece un lenguaje con el que las personas pueden comunicarse aun cuando no se compartan las mismas creencias religiosas. Formula entonces cantidad de preguntas con la intención de que los estudiantes piensen y discutan: ¿existe Dios?, ¿vale la pena ser devoto?, ¿se puede justificar la violencia desde la religión?, ¿qué es la justicia social?, ¿quién debe gobernar?, ¿con qué idea de justicia justifican sus acciones los agentes en el confl icto palestino–israelí?, ¿serán compatibles las democracias seculares y los Estados religiosos?, ¿se puede construir una democracia desde el islam?, ¿es la democracia el mejor sistema político para todos? A pesar de las diferencias culturales, Fraenkel tiende puentes a partir de las coincidencias. Parte de una premisa innegable: “Occidente y el mundo musulmán tienen las suficientes tradiciones compartidas para llevar a cabo una discusión abierta en un plano de igualdad. Después de todo, las configuraciones intelectuales de ambos fueron moldeadas en gran medida por la intersección entre las religiones monoteístas y la filosofía y la ciencia griegas”. En Palestina Fraenkel muestra a los estudiantes el modo en que los filósofos medievales musulmanes y judíos adoptaron la fi losofía griega para entender sus tradiciones religiosas y transformarlas en religiones fi losóficas. En Indonesia explica el modo en que Averroes equiparó la ley religiosa con la filosofía práctica de Aristóteles, y cómo es posible construir una visión del islam menos prejuiciosa. En Nueva York se acerca a una comunidad ultraortodoxa en donde estudiar libros de filosofía “es peor que tener una aventura extramarital o ir con una prostituta”. De la mano de Maimónides, Spinoza y los talmudistas medievales, discute las ventajas de comprender el judaísmo fi losóficamente. Con los estudiantes brasileños discute acerca de la desigualdad social y trata de convencerlos de que, como sostiene Platón, es la sabiduría y no el dinero lo que debería gobernar. Con la comunidad mohawk explora qué es ser un mohawk. Reacios a la invitación a debatir fi losóficamente, sin darse cuenta los mohawk comienzan a filosofar. Fraenkel concluye con un ensayo en donde habla de la necesidad de transformar los desacuerdos surgidos desde la diversidad en una cultura del debate. Sostiene que ésa es la única manera de que el disenso deje de ser una amenaza para la paz social. Este libro nos enseña, como dice Michael Walzer, que “las personas que aprenden a conversar y discutir franqueando fronteras culturales y religiosas tienen más seguridad y se relacionan mejor, de una manera más humana y productiva. Fraenkel —afirma— aspira a una Atenas donde la gente no mate a Sócrates, sino que lo imite, y responda a las preguntas de los demás”. En este sentido, este libro es también un llamado a valorar los alcances de la filosofía en su sentido clásico. Las aptitudes de los filósofos son particularmente necesarias en un mundo tan cambiante y que exige constantes fuerzas regeneradoras. La filosofía es capaz de ofrecer una enorme gama de alternativas para responder a preguntas tan cruciales como el sentido de la vida, la necesidad de construir un mundo más justo y equitativo, menos violento, mejor dispuesto al diálogo y a la conversación. L
MILENIO
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× A
QUEMAR LAS NAVES ANGELA CARTER Sexto piso México, 2017 700 pp. Coeditado por la Secretaría de Cultura, este volumen no solo reúne los cuentos completos de la compañera generacional de Bruce Chatwin y de Salman Rushdie, esa generación británica de los escritores nacidos en los años 1940. Los materiales de “Obra temprana”, “Fuegos artificiales: nuevas piezas profanas”, “La cámara sangrienta”, “Venus negra”, “Fantasmas americanos y maravillas del Viejo Mundo” y una serie de cuentos “no antologados” de la autora oriunda de Eastbourne, Inglaterra, harán las delicias de los lectores adictos a los relatos de hadas para adultos.
LOS DIARIOS DE EMILIO RENZI. UN DÍA EN LA VIDA RICARDO PIGLIA Anagrama México, 2017, 294 pp. El tercer y último tomo del proyecto autobiográfico del fallecido autor argentino, completa el retrato hablado de Piglia como personaje interpuesto a su alter ego. En estas páginas, el también autor de Plata quemada medita sobre la literatura echando mano de sus muchas, muchísimas lecturas, pero también sobre ciertas películas que marcaron su sensibilidad fabuladora. Como en los libros anteriores, también está presente su experiencia como académico en la Universidad de Princeton, esa labor pedagógica que, lo dijo siempre, nutrió mucho más su espíritu que la propia escritura.
SOLENOIDE MIRCEA CĂRTĂRESCU Impedimenta España, 2017 794 pp. Considerada la obra principal del escritor rumano, Solenoide es una novela majestuosa que remite a Pynchon, Rilke, Borges y Kafka: la trama gira en torno al diario de un escritor frustrado, en el que rememora su juventud en los arrabales de Bucarest, con mirada entre alucinada y melancólica, fría, desoladora, atormentada. Sin embargo, el tono no es gratuito: este escritor se embarca en el declive en la casa que adquirió a un extravagante científico, una mansión en cuyo sótano abandonó una máquina espectral.
LA CONQUISTA DEL CEREBRO DANIEL TAMMET Blackie Books México, 2017 334 pp. Epiléptico y autista que padece los síndromes de Asperger y del Sabio (savant), en este volumen el escritor y matemático inglés “habla de la mente, de su naturaleza y sus capacidades”. Con sensatez, Tammet parte de que todo cerebro humano es extraordinario y de que gente superdotada como él no están separados del universo humano. Busca eliminar estereotipos del autista, como el que presentó el famoso médico Oliver Sacks, pero al final los resultados que ofrece para “conquistar” el cerebro no son concluyentes y se quedan en conjeturas.
INDUSTRIA Y REVOLUCIÓN AURORA GÓMEZ–GALVARRIATO Fondo de Cultura Económica México, 2016 477 pp. Orizaba, Veracruz, fue nodal para el desarrollo industrial del país. Impactado por las revoluciones —en la primera se introdujo la industria mecanizada y se mejoraron las vías de comunicación; en la segunda la revolución política del siglo XX incidió de manera rotunda—, esta ciudad alcanzó la cúspide del auge económico y del bienestar social que, con el tiempo, se precipitó a una terrible decadencia, generadora de pobreza y marginación. Este libro es una investigación crítica sobre los fenómenos regresivos que siguen impactando la región.
F U EG O
EN LIBRERÍAS
L E N TO ×
LA EFEBA SALVAJE
Carlos Velázquez Sexto Piso México, 2017
La crueldad tiene la palabra ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com
N
o soy de los que arrinconan a Carlos Velázquez en la llamada “literatura del norte”. Cierto es que nació en Torreón y que su estilo conjuga el habla tradicional y las variaciones idiomáticas que impone la convivencia con el inglés en las zonas fronterizas pero su impacto traiciona las limitaciones de la esfera local. Despojados así del localismo podemos gozar en verdad de los seis cuentos que reúne La efeba salvaje. En su variedad de miras está una de sus grandes virtudes. Puede adoptar la forma del terror (“El resucitador de caballos”), la pesadilla mórbida (“Mundo death”), el esperpento sentimental (“Th is is not a love song”), el trazo costumbrista (“Muchacha nazi”). De modo que apunta sus baterías a muchos blancos, siempre difíciles de enfocar. Que Carlos Velázquez haya renunciado a la unidad confi rma que ha dejado de ser un escritor que solo se siente cómodo en la parodia de las relaciones amorosas inevitablemente destructivas o de los convencionalismos que impone el trato con los demás. Quiero decir que ya parece dueño de un punto de vista que acaba con la maldición de ser etiquetado como nada más que un provocador. Pero no vaya a creerse que Carlos Velázquez ha dejado en el abandono al Carlos Velázquez de La Biblia vaquera. Es ese mismo, solo que refi nado. Sabe ahora en qué momento soltar el golpe y no dejarlo ir por la mera consigna de encender los ánimos, sabe establecer mejor un ritmo que no solo se fía de su capacidad para enloquecer al idioma español, sabe conducir un argumento recurriendo a veces a la velocidad y en otras a la paciencia. Consideremos, por ejemplo, “Th is is not a love song”, en el que se entretiene torturando a su protagonista, un gordo descomunal que aumenta de peso en la medida en la que está enamorado y que baja cuando su novia vuelve a mandarlo al carajo. Velázquez dosifica muy bien esas subidas y bajadas, que no son otra cosa que las respuestas a la sumisión y el auto engaño, y manipula los sentimientos del lector, que se debate entre la simpatía y el desprecio. Dosificar, manipular: las estrategias narrativas de aquellos que han aprendido a ser inmisericordes. La efeba salvaje me ha dado la certeza de que Carlos Velázquez ha dejado atrás su estampa de bravucón. Ha aprendido a ejercer la crueldad sin necesidad de incendiar el escenario. Creo que por fi n sabemos quién es en realidad. L
CINE
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LABERINTO
Lucía Gajá
“Si una mujer denuncia un abuso es revictimizada” Batallas íntimas arroja una mirada poética, no exenta de crítica y reflexión, sobre la violencia contra las mujeres en las relaciones de pareja HÉCTOR GONZÁLEZ gonzalezjordan@gmail.com
ENTREVISTA
ESPECIAL
C
inco mujeres de cinco países diferentes. A pesar de sus diferencias culturales y sociales, tienen en común el padecimiento de la violencia doméstica. Por medio del documental Batallas íntimas, la realizadora mexicana Lucía Gajá reflexiona sobre un problema que no conoce fronteras, razas ni estatus social
Si quería un mosaico global, ¿por qué no acercarse a casos de Medio Oriente, del Lejano Oriente o África?
De aquella zona me quedé con la India. No es fácil filmar en Japón o en China, y no quise meterme en los países árabes, porque ahí la cuestión de la religión es bastante fuerte. Además, yo me quería centrar en cómo la
Y lo grave es que todavía prevalece la crítica ante la denuncia, lo hemos visto con los escándalos de abuso en Hollywood y las recientes declaraciones de Sandoval Íñiguez…
Un problema es la normalización de la violencia, la cosificación de la mujer, como si ella fuera culpable. Desgraciadamente, en un país como el nuestro no es fácil que una mujer denuncie un abuso sin que sea revictimizada, muchas veces no se les cree o se le culpa en todos los sentidos.
Su película deja claro que la violencia doméstica es un problema mundial.
Sin duda. A pasar de las leyes y asociaciones civiles que trabajan sobre el tema, éste va en aumento. No hay día que no escuchemos la historia de una mujer asesinada o desaparecida. Sin importar la raza, cultura, religión y estatus, sucede en todos lados, por eso tomé como paralelo cinco países: México, Estados Unidos, Finlandia, España y la India.
dentro de las relaciones. Fue revelador descubrir que el patrón de violencia en todas las mujeres fue muy parecido, es decir, hay una táctica que rebasa las nacionalidades. Empieza con sesgo sicológico, control económico, después sacan a las mujeres de sus núcleos sociales y familiares. Por lo tanto, pierden independencia económica, y salen de su marco de protección. Se le dice durante días y años que no sirve y es fea, así se les desgasta hasta que empieza la violencia física.
En su película cita a ONU Mujeres y expone que una de cada tres mujeres ha vivido violencia física o sexual, por parte, en su gran mayoría, de una pareja sentimental.
violencia permea en las relaciones de pareja más allá de la religión, porque es parte del sistema en el que vivimos desde hace mucho tiempo, el que ha motivado que el maltrato a la mujer comience en casa. De hecho, una sus entrevistadas dice que la casa tendría que ser el lugar más seguro y amoroso. ¿Por eso inicia con imágenes relacionadas al sueño que implica la vida en pareja?
Sí, quería pensar cómo es posible que un hombre asesine a la persona con
quien tuvo hijos o de la que estuvo enamorado. En la concepción de pareja predominante, el sentido de “posesión” es todo un caso. Todavía nos cuesta entender la independencia como asunto de dos seres que deciden acompañarse en la vida y crecer juntos. Los índices de violencia contra la mujer dentro de sus relaciones de pareja son altísimos. ¿Qué lecciones le deja el conocimiento de estas historias?
Son procesos muy complejos por la forma en que se desarrolla la violencia
HOMBRE DE CELULOIDE
Sí, y es una estadística que se obtiene a partir de las mujeres que han denunciado, así que seguramente la cifra será más alta.
A pesar del tema, la película es bella en términos estéticos, ¿fue por respeto a las protagonistas?
Siempre quise hacer una película bonita visualmente. A veces cuando contrastamos la belleza y la tristeza, podemos encontrar emociones importantes en el público. No quería asustar a la gente, sino todo lo contrario, por eso no incluyo ninguna imagen gráfica de la violencia. L
FERNANDO ZAMORA
@fernandovzamora BREAK THRU FILMS
Los zapatos de Van Gogh
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ara contar la historia de los últimos días de Van Gogh había que meterse en sus zapatos. Esos de los que habla Heidegger en El origen de la obra de arte. En los que vio la soledad, la obstinación, “la callada llamada de la tierra.” Cartas de Van Gogh es un estilizado ejercicio en el que participaron cientos de animadores, entre los cuales hay una mexicana. El trabajo es tan atractivo visualmente que distrae de la trama que pretende también ganar nuestra atención. Cartas de Van Gogh cuenta la historia de un hombre que tiene que entregar la última carta que escribió Vincent a su hermano Theo. Es una trama de misterio que compite con lo llamativo de la imagen, de modo que la película, en su conjunto, termina cansando. Aún así, gracias al trayecto dramático del investigador, terminamos por saber un poco de la historia de este artista que padece los desamores que lo han marcado desde que era niño. Solo su hermano parece entenderlo. Y por eso la carta
resulta tan importante. En ella está escrita la declaración de principios de esta película: no podemos hablar, mas que a través de lo que pintamos. En efecto, los directores han querido hacer hablar a Vincent en los sesenta y cinco mil fotogramas que imitan a Van Gogh, pintando al óleo sobre una película que fue, primero, filmada. Como en otras películas de directores interesados particularmente en el cine en tanto arte visual (Paul Schrader, por ejemplo) Cartas de Van Gogh se mueve en distintos niveles que terminan compitiendo. ¿Qué atiende uno? ¿Los decorados? ¿La historia del misterio? Douglas Booth interpreta al hombre encargado de entregar esta carta y que tiene, a su pesar, que desentrañar la razón por la que un hombre aparentemente repuesto se suicida al salir del hospital. Si uno mira más allá de los decorados, verá que Booth está sobreactuado. Este es el problema con obras que quieren ser muchas cosas a la vez. A diferencia de Schrader en la película
Cartas de Van Gogh (Loving Vincent). dirección: Dorota Kobiela y Hugh Welchman. guión: Dorota Kobiela y Hugh Welchman. fotografía: Tristan Oliver, Lukasz Zal. con Douglas Booth, Jerome Flynn, Robert Gulaczyk. Francia, 2016.
Mishima, los directores de Cartas de Van Gogh tuvieron miedo de que su obra fuese demasiado visual y trataron de darle una historia que termina por parecer descuidada frente al logro plástico de meternos en estos zapatos con los que Van Gogh viajó por todos los lugares en los que fue muriendo. L
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ESCENARIOS
RIA. RU
Mística sordidez exquisita El barítono siberiano Dmitri Hvorostovsky murió el 22 de noviembre, a los 55 años, debido a un tumor cerebral HUGO ROCA JOGLAR hrjoglar@gmail.com
VIBRACIONES
D
mitri Hvorostovsky interpreta bajo la batuta de Valery Gergiev —al lado de Reneé Fleming (Tatiana) y Ramón Vargas (Lenski)— el papel protagónico de Eugene Oneguin, la dramática ópera de Chaikovsky basada en la novela de Pushkin, con el escenario cubierto de hojas secas, y su tormentoso canto imparable, cuyos colores remiten a la visión nocturna de la sangre, se proyecta desde su ágil, veloz, despiadado cuerpo gigante (1.93 m. de estatura) y el
efecto musical es de una brutal contundencia que resulta legendaria al instante. “Eres la bestia viva más grande del teatro”, le dice un patrono del MET —calvo hombre viejo de origen austriaco y levita—, durante el coctel posterior a la función; Dmitri Hvorostovsky (de 44 años) lo ignora con una media sonrisa desinteresada y dice que en la última escena no entiende a Oneguin, que él nunca ha estado en esa situación: arrepentido, al borde del llanto, rogándole amor a la mujer
DANZA
(Tatiana) que alguna vez despreció. Y las 15 o 16 personas alrededor (patronos, afiliados, músicos, prensa especializada) ríen: creen que es una broma, pero Dmitri Hvorostovsky remata con lenta voz sombría: “Si, como ustedes afirman, Chaikovsky escribió este papel para mí, se equivocó de final; yo nunca me doblego”. Reneé Fleming, soprano estadunidense, se mezcla en el grupo y propone un brindis por el inicio de una nueva temporada operística en el MET; todos levantan sus copas y la cínica arrogancia del barítono siberiano se disuelve en burbujas de champaña. La escena —acontecida el 9 de febrero de 2007 en NY— regresa a mí ahora que Dmitri Hvorostovsky está muerto. Regresa lenta, melancólica y detallada. Lo recuerdo beber agua, mesarse tres veces con la mano izquierda su largo y rizado cabello blanco e irse en silencio antes de la cena sin haber encarado con seriedad una pregunta que le formularon recurrentemente durante el pre copeo (“¿qué le has aportado a la ópera?”) y evadió una y otra vez con un desprecio entre pueril (“portadas en revistas de modas”) y desafiante (“si te lo digo, no podrías entenderlo”). Diez años después ensayo una solución posible a esa interrogante que quedó abierta en esa noche de fiesta: Dmitri Hvorostovsky sembró la sordidez de la poética rusa en el alma de los villanos italianos; esa es su aportación a la ópera, que se enmarca en una estética romántica (el 90 por ciento de los roles que abordó fueron escritos durante el siglo XIX) de marcado sesgo verdiano. Salvo Iago, los villanos de Verdi tienden a ser simples en su maldad y legibles en sus pasiones; ahí están, por ejemplo, Rigoletto y Giorgio Germont, que en una dimensión literaria —la del libreto— resultan transparentes en sus dobles intenciones, y burdos mentirosos a grados casi infantiles. Y así habían permanecido durante 135 años hasta que, a principios de los noventa del siglo XX, los cantó Dmitri Hvorostovsky, quien les cambió el color de sus ruidos y gestos: hizo aparecer sombras ahí en donde solían habitar las certezas. Mientras existieron en Dmitri Hvorostovsky, estos personajes encasillados por la tradición como rígidos padres vengadores, ya nunca más fueron los mismos: de pronto existieron más allá de los hijos y en sus almas se abrieron grietas hacia vidas secretas —vidas delirantes, vidas frenéticas, vidas incomprensibles en su decadencia— que les descubría el canto de un barítono cuyo sonido provenía de una tradición lírica, la de Gógol, Turgenev y Tolstoi, que aterra, excita y repele por su poética de mística sordidez exquisita. L ARGELIA GUERRERO
makarova81@yahoo.com.mx ESPECIAL
Episteme
E
n días recientes la Dirección de Danza de la UNAM publicó, luego de varias semanas de retraso, la convocatoria para participar en el concurso de selección para ocupar el cargo de Director artístico del Taller Coreográfico. A decir de la convocatoria, se busca mejorar el funcionamiento del TCUNAM y hacer de la elección de su director artístico un proceso “más abierto.” Los lineamientos presentados no parecen garantizar tales finalidades, sin embargo, valdrá la pena observar dicho proceso y evaluar los beneficios que para las compañías de danza en México puedan o no abonar en su gestión. El punto 2 de los lineamientos de la convocatoria establece que los candidatos “deberán tener un conocimiento suficiente de la obra de la maestra Gloria Contreras, así como del significado del Taller Coreo-
gráfico de la Universidad”. ¿Bajo qué criterio se determina la suficiencia? ¿Y cómo evaluar el significado que cada postulante pueda entender sobre la obra de Contreras? Esta indeterminación puede resultar en una exclusión de quienes no cumplan con la “suficiencia”, o bien la asignación de cualquier postulante cuyo planteamiento reconozca la importancia de la obra sin mayor ref lexión respecto del proyecto integral que requiere la dirección artística de una compañía. Desde el punto de vista de muchos quienes, desde distintas áreas, se dedican a la danza, un proyecto de dirección debiera exponer y analizar, desde una perspectiva crítica, una epistemología de la danza y un plan de trabajo que responda a dicha reflexión fundamentada y pensada más allá de conceptos ambiguos o indeterminados.
Taller Coreográfico de la UNAM
Un proyecto directivo no puede ni debe circunscribirse a incluir frecuentemente “repertorio histórico”, sino a recoger puntualmente los aspectos fundamentales que dieron origen y rumbo a la compañía para proponer continuidad de lo que crítica y analíticamente beneficia conservar, lo que no funciona u obstaculiza, y de lo que es necesario sumar para
construir y desarrollar una visión de la danza, clara y concreta, que defina la naturaleza de la compañía, más aún, de una compañía universitaria. El Taller Coreográfico y la UNAM se enfrentan a un nuevo reto: fincar un modo de operar en las compañías de danza, que responda a un pensamiento crítico y reflexivo y que se oponga a criterios superfluos y frívolos. L
VARIA
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LABERINTO
ANDREW GOMBERT/ EFE
Pillidos TOSCANADAS
DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com
D
iversos informes venidos de distintas instituciones de salud señalan que México es el país número uno en cuanto a obesidad. Y en informes de evaluación educativa, nuestro país ocupa siempre lugares poco dignos; además se sabe que los niveles de lectura están por los suelos. Supongo que eso nos convierte en un país de panzones y mensos, pero dios me libre de decir tal cosa, pues las obtusas hordas twitteras siempre buscan una excusa más para contagiar la malsana epidemia de indignación y organizar lapidaciones virtuales. Viven con la fantasía de emplear ciento cuarenta caracteres mal redactados, peor puntuados y con faltas de ortografía para desacreditar las obras completas, la vida y obra de gente más valiosa, inteligente y comprometida que cualquier loro de medios sociales. Y algo de poder tienen, pues hasta una coz de burro es suficiente para matar. Por eso vemos cada vez a más gente pidiendo disculpas, no por pensar lo que piensan, sino por decir lo que piensan. Y poco a poco escritores e intelectuales han ido cayendo en el juego. Luego de tener a dos patriarcas como Octavio Paz y Carlos Fuentes que se echaban pa’lante, hoy tenemos un inane certamen de míster simpatía. Entre los pocos que no quieren hacerse los simpáticos está Christopher Domínguez Michael, por lo que ya los semper indignati están pidiendo que lo echen del Colegio Nacional. Al día de hoy han reunido 14,594 firmas para acusarlo de machista utilizando como argumento cuatro citas
que nada tienen de machismo. Claro que exagero cuando le llamo “argumento” a meros hectogramas sin contexto, de ésos que apenas dan suficientes caracteres para insultar, desinformar y manipular. El alma twittera pediría a la Universidad de Berlín que echara a Schopenhauer, a la Universidad de Basilea que corriera a Nietzsche, a Luis II de Baviera que no financiara a Richard Wagner, al Ministerio de Cultura de España que le retirara el Premio Cervantes a Borges, tal como algunos desorientados pidieron ahora que se lo borraran a Poniatowska, como si por encima del mérito intelectual y artístico estuviese una frívola capacidad de equilibrista para nunca tropezar; o bien, como si no se entendiera que el artista puede, y a veces debe, remar contra la corriente, pensar como no piensan los
CAFÉ MADRID
demás, tener torcido el cerebro. Cero tolerancia, clama esa gente nostálgica por los años de la inquisición. Qué feliz habría sido Torquemada con un aparatito para convocar la ira espontánea de los irreflexivos. En el debate sobre un libro políticamente incorrecto, Vargas Llosa dijo sobre estos jueces con machete que “tienen una idea de la literatura que coincide milimétricamente con la de los regímenes autoritarios… Detrás de esta concepción ingenua y confusa de la manera como las ficciones de la literatura influyen en la vida hay, en verdad, un miedo pánico a la libertad”. Hasta donde sé, al Colegio Nacional le han tenido sin cuidado las casi quince mil firmas. Y así está bien. En el mundo artístico e intelectual ha de tener más valor un testimonio bien argumentado que un pillido que se cacarea miles de veces. L
VÍCTOR NÚÑEZ JAIME
periodismovictor@yahoo.com.mx JAIME VILLANUEVA
Todo sobre la cultura marihuana
E
n un rincón de Spannabis, la Feria del Cáñamo en Madrid, Juan Carlos Cabeza cuenta que para sobrellevar los ataques inesperados de sueño que padece (narcolepsia), acostumbra fumarse un cigarrillo de marihuana por las mañanas. “Eso me mantiene despierto y puedo hacer mis actividades de manera normal. A ver: también tomo unas pastillas recetadas por el médico que me atiende, pero gracias a la hierba me mantengo activo de manera natural. ¡Un porro me arregla todo el día!” Iñesta es, además, director comercial de Mary Green, una marca de fertilizantes “sin hormonas”, y está aquí para ofrecer a los visitantes frascos con “sustancias naturales” que potencian el desarrollo de raíces y cogollos, o estimulan la floración o regulan el PH de los cultivos de marihuana. “A mi abuela”, agrega, “le duelen mucho las rodillas y le viene bien beberse un té de ‘maría’ para calmar las molestias”. Un ligero olor a cannabis domina el cristal donde 200 expositores presentan las últimas novedades de
la industria del cáñamo y cientos de personas deambulan por los pasillos en busca de semillas, nutrientes, utensilios de cultivo y varios productos comestibles elaborados con esta planta. La feria también se aprovecha para reflexionar y debatir sobre la regulación de la marihuana en España (con un ojo en las experiencias de aquellos países que han aprobado su consumo regulado), así como su uso medicinal, a pesar de la prohibición en este país. Según el Observatorio Español de Cannabis Medicinal, entre 50 y 100 mil pacientes logran paliar dolores crónicos o enfermedades degenerativas (tumores cancerígenos, esclerosis múltiple, fibromialgia, artrosis o artritis, entre otras dolencias) con el uso clandestino de marihuana, arriesgándose a ser multados con entre 600 y 30 mil euros. Ajenos a esta cuestión, entre puestos de gorras y camisetas con hojas de cáñamo estampadas, los valencianos de “CannaIce” venden helados, galletas y crepes de marihuana. El sabor del helado, de
Spannabis, la Feria del Cañamo en Madrid
color beige, es ligeramente amargo y, pasado un rato, convierte el rostro del comensal en el emoticón de la sonrisa feliz. Pero lo que más llama la atención en Spannabis es el puesto de THC Abogados, un bufete especializado que ofrece asesoría legal y contable a productores, consumidores y empresas del sector. “Nuestros principales clientes son los Clubes Sociales de Cannabis, asociaciones sin ánimo de lucro, registradas al amparo de la legislación sobre asociaciones en el ejercicio del derecho de asociación recogido en el artículo 22 de la Constitución española. Se encuentran integradas por personas usuarias de cannabis,
ya sea por hábito o por prescripción médica, en el contexto de las figuras jurisprudenciales del Tribunal Supremo conocidas como el cultivo compartido y consumo compartido”, explica Sandra Morales, quien forma parte de este equipo que se define como “los mejores expertos en el mundo del cannabis”. Aquí también hay paneles de luces LED y climatizadores para mejorar la calidad de los cultivos y en la zona de alimentación se pueden comprar cervezas, espagueti de verduras, humus, guacamole, salmón marinado y tataki de atún. Todo hecho a base de marihuana, claro. Y, bueno, ustedes saben cómo queda uno después de probar todo esto. L