Laberinto No.915 (26/12/2020)

Page 1

Suplemento cultural de MILENIO

LABERINTO HOMBRE DE CELULOIDE

LOS PAISAJES INVISIBLES

FERNANDO ZAMORA

IVÁN RÍOS GASCÓN

Leona, una historia para ver y pensar

Mank, la soledad de los palacios Fotografía: moreliafilmfest

SÁBADO 26 DE DICIEMBRE DE 2020 AÑO 15 - NÚMERO 915

2020: saldos de un año insólito y desalmado Héctor González Jordán/ FOTOGRAFÍA: SANTIAGO ARAU

Fotografía: Filmaffinity


-02-

ANTESALA

26 DE DICIEMBRE 2020

DOBLE FILO

De Corcovilla a Sor Juana FERNANDO FIGUEROA

H

ijo de la actriz Lourdes Villarreal, Antonio Rojas pertenece al elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro y dirige Los empeños de un engaño, de Juan Ruiz de Alarcón, que se repondrá en 2021. Rojas estudió actuación en la UNAM y en 2012 ganó un premio para directores jóvenes en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, España. Hoy juega ping-pong con Laberinto.

¿Qué es el teatro? Unas tablas donde echas el resto. ¿Para qué sirve? Para curar el alma. ¿Los nativos del Nuevo Mundo tenían alma? Todos la tenemos. Ruiz de Alarcón (Corcovilla, según Quevedo), ¿era de Taxco o ibérico? De los dos lados. ¿El amor justifica la mentira? No. ¿Las obras en verso son las grandes ligas actorales? Sí, absolutamente. ¿Adaptar es traicionar? Al contrario, es ser fiel. Una obra de Lope de Vega. El castigo sin venganza. José Luis Ibáñez en cinco palabras. Mi maestro de Teatro clásico. Julio Castillo en una. Genio. ¿Shakespeare ya lo dijo todo? No. La vida aún no se acaba. Olga Harmony o José Antonio Alcaraz. José Antonio Alcaraz. ¿Para qué sirve la crítica? Para dialogar. Un dramaturgo mexicano vivo. Alfonso Cárcamo. La principal virtud de un actor. Pensar. ¿Y el peor defecto? El ego. ¿Aún hay miscast o ya todo se vale? Sigue habiendo miscast. ¿Ibsen profetizó la actual pandemia en Enemigo del pueblo? La pandemia del pensamiento. Novela distópica favorita. 1984. Un descubrimiento en el encierro. Que puedo estar solo. Un actor mexicano. Arturo Ríos. Sabina Berman o Juan Villoro. Juan Villoro. Un gusto teatral culposo. La comedia musical. Dos libros en una isla desierta. La poesía de Cavafis y Los miserables. Algo que no se pueda enseñar. A vivir. ¿Una butaca vacía es un fracaso? No. Es un reto. ¿Qué te enseña Lourdes Villarreal? A no ser tan clavado. Un recuerdo de Nueva York. Jackson Pollock. Harold Pinter o Ibargüengoitia. Harold Pinter. Tu epitafio. “Sí le echó ganas”.

_

Leona. Dirección, Isaac Cherem. México, 2018. Puede verse en Vimeo on Demand.

HOMBRE DE CELULOIDE

El asombro del otro

C

FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA MORELIAFILMFEST

uando Isaac Cherem, en Leona, elige la ficción y no el documental, no lo hace para tergiversar la realidad de una comunidad judía en México sino para construir la verdad de su propia subjetividad. La historia de Ariela, protagonista de Leona fue escrita al limón por Cherem y Naian González Norvind. Ella, además, la encarna en una actuación que le ganó el premio de Mejor actriz en el Festival Internacional de Morelia. La realidad es un tema importante en Leona porque resulta evidente que tanto Cherem como González Norvind saben de qué están hablando. Y es eso lo que atrapa desde el principio. Cherem aporta al guion los rituales, la idiosincrasia y hasta el modo de hablar de su comunidad. González Norvind, por su parte, documenta, con mismo conocimiento de causa, lo difícil que sigue siendo para una mujer tomar decisiones, querer independencia y amar a un hombre de igual a igual. Y sí, la importancia de esta película radica en la subjetividad de sus creadores. Es por eso que para apreciarla es necesario trascender la anécdota de la chica judía que tiene que enfrentarse a su familia para amar a un goy y descubrir con ella eso que los filósofos llaman otredad. Pero, cuidado con los pre-

juicios, no es que Ariela antes de conocer a Iván fuese menos mexicana. Es evidente (pero es necesario subrayar) que no es que los judíos sirios de la familia de Ariela vengan de otro mundo como parecen creer los amigos del galán. ¿Acaso no se come en casa de ella “guacamolito”? El descubrimiento de la otredad en la obra de Cherem está exenta de chauvinismos y nacionalismos; es el descubrimiento de un México que asombra justamente por su contigüidad. Por otra parte, no es que Ariela quiera romper las reglas de su comunidad por pura rebeldía. Esta mujer está saliendo de su burbuja como podría salir cualquier chica que llegada a la edad adulta quiere vivir su vida. Y vivirla bien. Justo por ello resulta tan conmovedora la primera secuencia de la película: Ariela asiste a la ceremonia de una amiga que se sumerge en un baño ritual en la mikve. Y al salir, aprendemos, la amiga se va a casar pues se ha purificado de toda niñez. Si conseguimos entender que Leona tras-

El filme asombra en un país en que se comen tacos al pastor, se bebe tequila y se baila salsa

ciende la “denuncia” del machismo y en realidad construye una verdad subjetiva, podremos apreciar el delicioso retrato del judaísmo sefardí en México. Reírnos con un discreto sentido del humor. Por ejemplo, el padre de ella pregunta: ¿cómo se llama tu novio? Y cuando ella responde, “Iván”, el padre remata mirando al cielo: pues menos mal que no se llama Jesús; Leona asombra con un país en que se comen huazontles y tacos al pastor, en que se bebe tequila y se baila salsa. Un país que puede uno ver con los ojos de un extranjero, pero otra vez, no porque Ariela sea menos mexicana que Iván, sino más más bien porque en el amor por Iván ella es capaz de abrir los ojos y ver, por ejemplo, que también los chapulines se pueden comer. Frente al preocupante crecimiento del antisemitismo en el mundo, películas como Leona resultan importantes, no solo de ver, también de pensar. Para apreciarla, sin embargo, es necesario despojarnos de prejuicios y, judíos o gentiles ser capaces de admirar un hecho que me parece incontestable: es gracias a que construye una realidad subjetiva que, a pesar de su descontento, Cherem transmite el amor por la gente a la que retrata. Porque la familia de Ariela es tradicionalista, pero aceptémoslo, es adorable.

_


ANTESALA

26 DE DICIEMBRE 2020

POESÍA

Si yo volviera a Salzburgo… MARCO ANTONIO CAMPOS

Si yo volviera a Salzburgo andaría por las orillas del Salzach, bajarían las montañas a mi vista y volverían las praderas que iluminaba el sur. Si yo volviera a Salzburgo, iría en fascinación a pueblos próximos, por ejemplo, a Saint Wolfgang, donde el cielo reflejaba el lago, o tal vez a Hallstatt, con su hondo color cartuja, o en Bad Ischl descubriría los cuentos de hadas. Salzburgo era del todo inhóspito al cálculo reflexivo pero hospitalario a la amistad. Entrañable como adagio mozartiano o girasol de junio y oscuro y lluvioso en el áspero invierno como la invulnerable tristeza de la lírica de Trakl. Pero treinta años se me caen encima, y no, mejor así, mejor no volver, mejor no volver a los sitios donde alguna vez hubo una casa.

EX LIBRIS

La memoria y el deseo/ EKO

-03-

LOS PAISAJES INVISIBLES

Mank IVÁN RÍOS GASCÓN

E

@IvanRiosGascon

n Mank, el filme más reciente de David Fincher, Herman L. Mankiewicz (Gary Oldman), rezonga desde la cama en que trabaja fumando sin parar, mientras observa su pierna enyesada: “No puedes representar la vida de un hombre en dos horas, tan solo puedes ofrecer una impresión de ella”. Mankiewicz profiere esta sentencia, agobiado por el alucinante apremio de Orson Welles para que termine el guion de Ciudadano Kane. Convaleciente de un choque de auto y enervado por la abstinencia alcohólica que le impone John Houseman, el personero de Welles, Mankiewicz intenta dar forma a un relato que le viene a la cabeza en espiral, esos saltos temporales que, en pantalla, otorgan un ritmo maravilloso a la que se considera una de las mejores películas del siglo XX. No se puede, es imposible representar la vida de un hombre en dos horas, en efecto, y quizá esa obvia incapacidad narrativa le vino a la mente al propio David Fincher a la hora de rodar el guion escrito por su difunto padre Jack, un texto impecable por la infinidad de elementos reflexivos que contiene. Y es que, la versión de Jack Fincher (1930–2003) sobre la génesis de Ciudadano Kane (y los embrollos previos al estreno de la cinta), acierta en la impresión sobre la personalidad de Herman L. Mankiewicz, un escritor al que a pesar de su envidiable capacidad de trabajo y su talento para moverse en sociedad en el Hollywood frenético de la era del jazz, se le recuerda más por su atrevido sentido del humor y sus chispazos de ingenio, que por su carrera. La razón es, precisamente, Ciudadano Kane, cuya autoría generó una controversia en torno a que Mankiewicz fue el creador absoluto del script, mientras que Orson Welles, por las razones que se quieran, se adjudicó parte del crédito de ese guion que, por cierto, le dio el único Oscar a su película en 1942. (Antes de Mank, en 1999 la cinta RKO 281, de Benjamin Ross, ya había recreado la aventura de filmar esa puntillosa historia inspirada en el magnate de la prensa William Randolph Hearst, y abordó las desavenencias entre Mankiewicz y Welles sobre el mérito literario del filme). Mank presenta al hombre y no al artista. La mirada de ambos Fincher ofrece una interesante perspectiva del Hollywood de los años treinta y su malignidad mediática, a través de este hombre culto y hábil pero que, en buena medida, se deja llevar por la arrogancia, la ingenuidad, el egoísmo y el rencor a la hora de redactar Ciudadano Kane, porque es claro que en el relato se cobró los múltiples agravios que sufrió al sentarse en la mesa con Randolph Hearst y su cuadrilla de lamebotas y de empleados, y sobre todo, a la hora de crear a la ficticia Susan Alexander, la infausta esposa de Charles Foster Kane en la película, pues Marion Davies, la verdadera compañera de Hearst, en realidad no fue una mujer avara ni oportunista ni con falta de talento. De hecho, Davies fue una figura taquillera en 1923, como reconoció el propio Orson Welles a la muerte de la actriz. En la película de los Fincher, la arrogancia de Mankiewicz palpita en la petulante actitud de superioridad intelectual (y absurda, por demás) del escritor ante el magnate y sus esbirros; la ingenuidad, en confundir el afecto con la condescendencia (para Hearst y la camarilla de su ralea, él era el mono del organillero y no un colega); el egoísmo, en empeñarse en el proyecto de satirizar al poderoso, sin reparar en los posibles afectados, y el rencor, en ironizar la insignificancia de todos los mortales, sean reyes o plebeyos: Rosebud fue el tiro de gracia. De eso, y más, habla Mank. De la soledad de los palacios, de la vanidad, la autodestrucción, la mezquindad, la deshonra. Y aunque no es una película redonda, raro en el estilo de David Fincher, es un correcto ajuste de cuentas con un hombre y sus circunstancias. Mank se puede ver en Netflix.

_


-04-

DE PORTADA

26 DE DICIEMBRE 2020

Un grupo de escritores, artistas y académicos comparte sus experiencias en el año de la peste y sus expectativas ante el nuevo ciclo

2020-2021: entre el horror y la esperanza HÉCTOR GONZÁLEZ gonzalezjordan@gmail.com FOTOGRAFÍA ARIANA PÉREZ/ JAVIER RIOS /ARCHIVO MILENIO

Duro y desalmado José Manuel Aguilera

El año del virus Sabina Berman

Cierro el año bien y pude trabajar en Entre la niebla, el nuevo disco de La Barranca. No obstante, también me encuentro consternado por la forma en que se desarrolló la pandemia. Creo que nadie imaginó una situación como esta. Me preocupan mis seres cercanos e intento cuidarme. Perdí grandes amigos y eso me pegó durísimo. El 2020 ha sido un año duro y desalmado. Por lo mismo, es un tiempo poco propicio para hacer planes. Ya están algunas vacunas, pero es difícil tener expectativas. Todos queremos que esto pase, pero la realidad es que no sabemos cuándo será, ni cuántas víctimas más cobrará el virus. Una lección importante del año que termina es el valor de la convivencia física entre los seres humanos. Ojalá revaloremos que nunca será lo mismo estar en una conferencia por Zoom que juntarnos en una sala.

Este 2020 será para siempre el año del virus. La pandemia nos cambió la vida. Me obligó a asumir mi mortalidad y que la única presencia real es la material. Hoy sé lo pequeña que soy en contraste al planeta. Escribí una novela sobre la política, la economía, el virus, la existencia material y la naturaleza; es una despedida a toda filosofía excepto a la fisiología. Saldrá en 2021… si todo va bien. También fue el año de volverse radicalmente feminista y ecologista. Ya no hace falta esperar nada de nadie para asumir nuestras raíces. A través de la pantalla tuve dos meses intensos de problemas con John Ackerman. La realidad resolvió las cosas de una manera elocuente y no me arrepiento. Me volví híperconsciente de la separación y la artificialidad del lenguaje. Mi novela es muy autobiográfica y trata de alguien que de pronto tiene dificultades para respirar y que por primera vez se da cuenta de que sin aire no somos nada. Viví con gran intensidad la preocupación por la muerte y la compasión por amigos que murieron o perdieron familiares. Caí en conciencia de la materialidad de la vida. Entre mis expectativas para 2021 está la vacunación, creo que será lo único que nos salvará de esto. Hay un gran signo de interrogación en mi futuro porque la actividad teatral quedó suspendida. Iba a empezar a ensayar una obra en Inglaterra pero se paró; teníamos dos montajes en Ciudad de México y un par más en Brasil. Todo quedó en el aire. No sé si volveremos a hacer teatro en los

Músico

Un antes y un después Santiago Arau

Fue un año atípico. Marcará un antes y un después. El 2020 es el acento de la época porque exageró lo positivo y lo negativo. Es la culminación de décadas de no hacer bien las cosas en términos de desigualdad, consumo, educación y salud. Tuvimos que hacer una pausa y ojalá nos motive a la reflexión. Soy una persona solitaria. Mi familia vive lejos. No tengo hijos ni pareja; eso facilitó que pudiera salir a documentar sin temor

de contagiarme o contagiar a alguien más. Registré las aglomeraciones del Metro y lo que sucedía en los hospitales. Asumí la libertad de elegir. Estuve en los pabellones covid-19 y afortunadamente jamás me enfermé. Me cuidé, hice ejercicio e intenté dormir bien. Me he realizado muchas pruebas y en ninguna salí positivo. Tengo esperanza en que mucha gente sienta lo mismo que yo. El año nos enseñó a saber parar para escuchar al tiempo y al cuerpo. Vivimos con lo necesario. Nunca faltaron los insumos básicos. Faltó cerveza y en algunos casos papel de baño, pero hasta ahí. Pertenezco a una generación acostumbrada a trabajar sin parar, de lunes a domingo, porque nuestros padres o abuelos tuvieron otro tipo de caren-

cias. Asumo que hablo desde un lugar privilegiado, pero necesitamos aprender a decir: no. Este año monté mi primera exposición individual en San Ildefonso, pero no he podido disfrutarla. Ahora estoy en la selva yucateca porque decidí frenar y poner en orden mis ideas para lo que venga. En 2021 espero sacar una publicación y hacer una exposición de mi registro del coronavirus. No sabemos cómo terminará todo, pero confió en que la maquinaria capitalista pueda desacelerarse sin descuidar la salud. De lo contrario, esteremos condenados a chocar con un iceberg. Fotógrafo

El semáforo rojo despobló aun los cruces más transitados de Ciudad de México


DE PORTADA

26 DE DICIEMBRE 2020

próximos tres años. No podemos trabajar con aforos de 30 por ciento, no salen las cuentas. Narradora y dramaturga

Espacios de soledad Óscar de la Borbolla

El 2020 es el peor año que me ha tocado vivir. Nunca había pasado por un momento universalmente tan grave. Viví el 68 y el 71, tiempo de movimientos políticos muy intensos. Aprehendieron y mataron a muchos amigos, pero fue algo local.Ahoralaeconomíamundialquedará semidestruida y dejará a muchos países desmantelados. Nos espera una recuperación muy lenta. Ha sido un año funesto; sin embargo, hay un aspecto interesante. Hemos podido revalorar las cosas que antes nos resultaban invisibles. Creo y espero que aprendamos algo de esto. Uno no aprecia la salud cuando la tiene sino cuando la pierde, igual que la juventud o la tranquilidad económica. Perdimos, además, bienes fundamentales como los de la convivencia. Descubrimos también la hipocresía de nuestros deseos. Hubo quienes no han soportado la convivencia familiar durante las 24 horas del día. Se puso en duda que seamos seres familiares o sociales. Realmente, nos la podemos pasar bien sin los demás. Si no somos solitarios, al menos necesitamos espacios de soledad. Quizá esta sea otra lección. Creo que la maldición de este año se prolongará al menos hasta junio

Calle de Madero en los días más intensos de la pandemia

o julio de 2021. Después vendrá la recuperación y tendremos mejor ánimo cuando recuperemos las calles sin miedo. Vendrá un momento de tránsito, pero creo que retoñará el entusiasmo. Me imagino que para mi próximo cumpleaños, en septiembre, haré lo que nunca: un parrandón con todos mis cuates. Vendrán más ganas de vivir y más rebeldía. Filósofo y escritor

Abrazar a la gente Concepción Company

En lo profesional, ha sido un año muy productivo. Cerré un par de libros. Al principio pensé que esto duraría un par de meses, como la epidemia de 2009, pero se extendió a un tiempo indefinido. El trabajo fue una tabla de salvación en un año de impotencia e incertidumbre. Aprendí de tecnología y fui de las afortunadas que trabajó desde casa por Zoom aunque a la larga tantas reuniones fueron desgastantes. Afectivamente no fue nada satisfactorio en lo personal y colectivo. Los seres humanos vivimos en el contacto, es nuestro estado natural y eso fue suspendido por la pandemia. Aprendí a ser paciente y más flexible. La pandemia me enseñó que hay

“La única expectativa que tengo para el próximo año es volver a abrazar a la gente”, Company

que tomar el día como viene. No hace falta hacer grandes agendas. La única expectativa que tengo para el próximo año es volver a abrazar a la gente. Extraño enormemente a mis hijas y a mi nieta, primero porque no viven en México y segundo porque entiendo que es un riesgo. Me preocupa el país y la desigualdad que dejará todo esto. No creo en las medidas gubernamentales. Solo deseo que 2021 sea un año menos malo. Desde luego, a la primera oportunidad me pondré la vacuna. No puede haber nada peor que estar permanentemente encerrado. No podemos perder el contacto humano porque a partir de ahí se generan las dinámicas sociales y lingüísticas. Lingüista

Un futuro incierto Horacio Franco Para mí, como para todos los artistas, fue un año muy duro. La agenda laboral bajó muchísimo. Me dio covid-19 en marzo, lo traje de Nueva York. Padecí neumonía y di positivo en la prueba. Pasé un día en terapia intensiva pero los doctores vieron que mis pulmones funcionaban bien y me mandaron a casa. Me recuperé al cien por cien. Tuve miedo pero no vi de cerca la muerte. Soy una persona sana, tengo bien mi sistema inmunológico. Soy extremadamente cuidadoso con mi vida física. Apenas me recuperé, seguí con mis clases. Empecé a gra-

-05-

bar y en mi sitio de YouTube subí contenidos. Inicié el proyecto Fantasías de Telemann. Grabé obras de Bach, hice conciertos en línea o presentaciones de Facebook Live. Intenté ser resiliente, disciplinado y valiente. El 2021 no pinta bien por los estragos del virus. Si algo aprendí del covid-19 es que somos una especie muy vulnerable. Nos enseñó a no confiar tanto en la supuesta prosperidad que creímos tener y con eso me refiero a una forma de vida con la que puedes tener un buen trabajo, contacto social y un modus vivendi cómodo. Tanto banqueros como artistas nos hemos visto afectados. Pero hay que aguantar y entender que la vida no la tenemos comprada. Necesitaremos estar alertas, ahorrar en la medida de nuestras posibilidades y ser impecables con nuestra alimentación. Veo un futuro incierto. Nuestro bienestar depende de una vacuna que bien a bien no sabemos si funcionará. En lo profesional, me parece que todavía tardaremos en llegar a la normalidad. He dado conciertos con poca gente o yo solo. Acabo de hacer una grabación con la Sinfónica de Acapulco, dirigí a la Sinfónica del Estado de México, siempre sin público. No he tirado la toalla, pero estamos en circunstancias muy desafortunadas. Desgraciadamente, mucha gente no lo entiende, y, como dice el colectivo, no vivimos del aplauso, tenemos que comer y vivir. Músico


-06-

DE PORTADA

26 DE DICIEMBRE 2020

Revalorar los afectos Ángeles González Gamio

El encierro forzado impactó en mi vida profesional. Suspendí conferencias y actividades presenciales. No dejé de escribir mis crónicas y prólogos. Más adelante, el Zoom hizo las cosas más llevaderas y pude retomar mis pláticas. La tecnología se convirtió en una herramienta muy útil y seguramente cambiará la vida en el futuro porque tiene un alcance mayor. Este es un balance positivo. Por otro lado, tenemos la tristeza de la gente que ha enfermado o perdido familiares y amigos sin poder despedirse de ellos. Ha sido una experiencia tremenda y al nivel de las grandes plagas. Jamás pensé que en pleno siglo XXI viviríamos algo tan devastador. Si hemos podido llegar a la Luna quién nos iba a decir que un virus nos tumbaría. La gran lección de 2020 es no dar las cosas por hecho. La vida puede cambiar en cualquier momento y necesitamos estar preparados. No podemos descuidar los sistemas de salud y necesitamos revalorar las manifestaciones físicas de afecto. Espero que la vacuna funcioné y nos permita volver a la “normalidad”. Las epidemias anteriores pasaron y sin vacunas; de igual modo, confío en que esta pase. Tal vez 2021 sea distinto, pero al menos veremos una mejoría. Tiendo a ser optimista y creo que será un año mejor. Cronista e investigadora

Lecciones de la pandemia Élmer Mendoza

En lo personal, fue un buen año. Llevo tiempo haciendo agendas brutales y en diciembre termino hecho polvo. Mi último viaje fue el 10 de marzo y desde entonces no volví a salir. Me quedé en casa. Soy una persona que sabe adaptarse a las circunstancias, así que he seguido los lineamientos, no del gobierno de México, sino los de las instituciones internacionales como la OMS. A lo largo del año terminé una novela que espero salga en 2021. Desde siempre había tenido ganas de escribir una obra de anticipación y ahora lo estoy consiguiendo. Una historia que transcurre en 2052, cuyos personajes son hijos de quienes sobrevivieron a la pandemia. Otro tema que estoy trabajando es el regreso: un hombre que vuelve a su pueblo. No he dejado de tener citas con mis médicos. Las medicinas y el supermercado nos los traen a casa. Creo que esto nos ha dejado varias lecciones. Somos una sociedad cuyo 80 por ciento de actividades son suntuarias, es decir, no esenciales; el resto lo dedicamos a cosas imprescindibles. Me ha sorprendido el tipo de virus, es incontrolable. Llegó para quedarse. La actitud de los jóvenes me llama la atención: son la principal fuente de contagio porque no resisten quedarse en casa. No saben cambiar el estilo de vida a pesar de que son quienes mejor ejercen los adelantos tecnológicos. No soy abstemio, pero me sorprende el aumento en el consumo de alcohol como sucedáneo de las salidas o para producir alegría. Me ha sorprendido la forma en que los artistas han resistido con actividades en streaming o cursos.

El cubrebocas forma ya parte de la indumentaria cotidiana en todos los lugares

Mi principal expectativa para el próximo año es sobrevivir hasta que me vacunen. Después me atreveré a salir a desayunar con mis hijos y nietos. Tengo algunos viajes pendientes, pero, supongo, se irán hasta 2022. Escritor

Espera y reflexión Celia del Palacio

Este año ha sido de espera y reflexión. Pude publicar mi novela El camino del fuego y estoy a la espera de sacar otro libro sobre las víctimas de desaparición forzada en Veracruz. Aun así pude detenerme y disfrutar aunque fuera un poco, dado que todo 2019 estuve en tratamiento por un cáncer de mama. Dentro de todo, 2020 ha representado la alegría de sobrevivir. Para el próximo año, confío en que una vez que tengamos la vacuna podamos salir adelante aunque la vida no será igual. Viene un periodo de incertidumbre, pero necesitamos cambios profundos en nuestra manera de ver la vida. Quizá tengamos que regresar a la visión de los pueblos prehispánicos, cuando se entendía que todos somos uno y si uno se descuida descuidamos al resto. Urge repensarnos en lo colectivo.

“Somos una sociedad cuyo ochenta por ciento de actividades es suntuario”, Élmer Mendoza

Historiadora y escritora

Amargo y oscuro Rafael Pérez Gay

Ha sido un año trágico en México y el mundo. En el país sumamos más de 120 mil muertos y más de un millón de infectados. No podemos sino guardar luto por las familias destruidas. Sigo pensando que el gobierno federal manejó muy mal la pandemia y que Claudia Sheinbaum hizo mejores esfuerzos aun cuando la ciudad está en semáforo rojo. Sigo sin entender la necedad y bravuconería de no usar cubrebocas por parte del Presidente. A estas alturas ya

no puede usarlo porque eso implicaría reconocer que se pudieron salvar vidas. En lo personal, no haré elogio del encierro. Mentiría si dijera que leí mucho. Empecé muchos libros pero varios los abandoné. Vi series de televisión. El año me deja un sabor amargo y oscuro. Antes de la pandemia la economía venía a la baja, pero esto terminó de hundirnos. Ha sido un año que no olvidaremos nunca. La editorial Cal y arena pasó momentos muy difíciles, como supongo sucedió con los sellos medianos y pequeños. Perdí un amigo muy querido, Luis Franco, editor. Murió de covid-19. ¿Qué espero para 2021? Primero que la vacuna llegue, pero tampoco la ofrezcamos si todavía no está. Deseo que al gobierno le salga bien el plan. Una vez que superemos la emergencia, espero que Cal y arena vuelva a publicar al ritmo de antes. La editorial y Nexos fuimos castigados de una manera desmedida por la Auditoria de la Federación; esto agudizó nuestra crisis. Por fortuna, el Tribunal consideró que se podía levantar la sanción para estudiarla más a fondo. Sin embargo, el mundo ha cambiado. Aun con vacuna tendremos que usar cubrebocas. Tenemos que volver a la idea de que el conocimiento es fundamental y de que los especialistas saben. Sin conocimiento, las sociedades se hunden en el oscurantismo que es la negación del mundo democrático, de la igualdad y la lucha contra la pobreza. Escritor

Rescatar la luz Alberto Ruy Sánchez

Bajo el manto sonoro de las ambulancias, que no cesan, se extiende y picotea el reto de seguir escribiendo. Lo inédito se metamorfosea, escucha. También crece el reto de que subsistan los proyectos editoriales golpeados desde un año antes y para los que hemos convocado la solidaridad de todos los horizontes. Y tratamos de que subsista a pesar de todo algo de nuestros proyectos de apoyo y preservación de la memoria y el patrimonio. El año se acaba sin acabarse. Un

poderoso marcador del tiempo, esta vez más fuerte que el calendario: el ciclo de la fragilidad humana amenazada nos impone su propia medida. El tiempo común es el de esa amenaza mundial, más larga que un año. Nuestra larga porción de peste, nuestra amenaza, se ve agravada y alargada por varias desgracias omnímodas. Reina entre ellas la crueldad de los poderes, multiplicada por hordas que la riman desenfadadas. Estamos en los años de la crueldad, hermana mayor de la peste. Y, a pesar de todo, bajo las sirenas, urge buscar las islas de luz que son afirmaciones de vida, en todos los horizontes y campos rescatar esa luz, compartirla, multiplicarla. Escritor y editor

Las cosas buenas Susana Zabaleta

En lo personal, y pese a todo, fue un buen año porque me vi obligada a conocerme más a mi misma. El principio fue muy duro. La sacudida del virus nos movió el piso, pero ahora que empezamos a ver el final creo que puede traer algo positivo. Me da mucha pena la gente que perdió familiares y amigos. Aun así prefiero retomar las cosas buenas, como el arte que se generó durante la pandemia y la forma en que temblaron los políticos por sus errores. Seguramente sin el covid-19 Trump seguiría en el poder. En lo profesional, tengo esperanza en que la gente entenderá que las cosas en vivo no pueden ser sustituidas por una pantalla o una televisión. Confío en que pronto saldremos e iremos al teatro y a los conciertos. Volveremos a estar juntos y aprenderemos a ser selectivos del arte que escogemos. Vimos que la cultura es esencial para que siga funcionando el mundo. Tengo muchas expectativas para el próximo año. En enero empezaré un programa de cabaret político con Regina Orozco. Hay muchos planes, pero en este momento mi proyecto principal es la publicación de El otro libro de los abrazos o por el otro hueco de la armadura. Actriz y cantante


EN LIBRERÍAS

26 DE DICIEMBRE 2020

NARRATIVA, BIOGRAFÍA, ENSAYO Karl Marx. Una biografía

La ciudad y los perros

Siete mentiras

-07-

POESÍA EN SEGUNDOS

Noyola sin Noyola VÍCTOR MANUEL MENDIOLA

P Sven-Eric Liedman Ediciones Akal España, 2020 640 páginas

Mario Vargas Llosa Cátedra España, 2020 744 páginas

Elizabeth Kay Planeta España, 2020 464 páginas

Las ideas de Marx no han perdido vigencia, dice el profesor emérito de la Universidad de Gotemburgo, uno de los mayores especialistas en la vida y obra del autor de El capital. En un mundo globalizado, con la tecnología como punta de lanza, la desigualdad se acrecienta y el capitalismo cruza fronteras con gran voracidad, de ahí la pertinencia de volver al pensamiento de Marx, a sus colaboraciones con Engels, a su mirada sobre el papel de la clase trabajadora.

Edición crítica, a cargo de Dunia Gras, de la primera novela del Nobel peruano, con la que ganó el Premio Biblioteca Breve en 1962 y se formó en la primera línea del boom latinoamericano. Con una extensa introducción que permite otros acercamientos, es la oportunidad de regresar a una de las grandes novelas de formación en la que se cuentan desafíos, enconos y traumas de un grupo de adolescentes y jóvenes limeños inscritos en el Colegio Militar Leoncio Prado.

La voz de Jane recorre esta historia de una amistad, con altas y bajas, con intrigas y obsesiones. Las protagonistas son la narradora y su amiga Marnie, blanco de sus mentiras. Ambas enviudan, primero Jane, cuya vida familiar ha sido un infierno; después Marnie, quien se había casado con un hombre detestado por Jane, aunque ocultaba el sentimiento. En cada capítulo, Jane desgrana sus mentiras hasta llegar a la verdad y al recuerdo de ese tiempo de deslealtad.

Noche sagrada

El sexo y el fracaso del absoluto

De la estructura atómica a la quiralidad

Michael Connelly Alianza México, 2019 416 páginas

Slavoj ŽiŽek Paidós México, 2020 544 páginas

Eusebio Juaristi El Colegio Nacional México, 2020 68 páginas

Una madrugada, la agente Renée Ballard descubre en la comisaría a un hombre sospechoso que resulta ser el detective fuera de servicio Harry Bosch, quien está buscando pistas de un asesinato ocurrido años antes, el cual no fue cerrado. Se trata del caso de la jovencita Daisy Clayton, quien se dedicaba a la prostitución luego de abandonar su casa. Tras investigar por su cuenta, Ballard decide apoyar a Bosch en la investigación. Él prometió a la madre solucionarlo.

El presente volumen, explica en la introducción el filósofo liubliano, representa “lo más cerca que nunca estaré de presentar un sistema filosófico, una respuesta a las ‘grandes’ preguntas sobre la realidad, la libertad, etcétera”, por lo que resulta su libro más complejo. El por qué del título queda explicado en la siguiente frase: “El orgasmo femenino (debe ser visto) como una nueva versión de la prueba ontológica de dios”. No faltan referencias a películas.

Subtitulado “Algunos conceptos de la química”, en este libro el autor repasa un poco de la historia de esta ciencia. Parte de su definición (“es la ciencia que estudia la materia y sus transformaciones”). Menciona al filósofo griego Demócrito, quien fue el primero en hablar del átomo; la aparición de la tabla periódica de los elementos en el siglo XIX resulta asimismo un hecho fundamental. Se detiene de manera especial en conceptos básicos de la química orgánica.

ara un grupo pequeño, pero original, de poetas mexicanos, nacidos entre 1940 y 1965, no fue un obstáculo la presencia de Octavio Paz. En México no había — no hay— un temor de Paz, como en Argentina probablemente sí hubo —sí hay— un temor de Borges, según la expresión humorística de José María Espinasa. El autor de Piedra de Sol propiciaba la comprensión de la importancia de la poesía en el mundo contemporáneo —ninguna por su falta de valor económico y, a la vez, la más alta por su peso espiritual. La acción poética en su pensamiento exigía la conciencia de que la modernidad estética entrañaba la asunción crítica (confrontación entre sentir y saber) de todo acto creativo. En estas condiciones, Paz discutió con los jóvenes, pero no los negó ni los ignoró y a muchos los impulsó. Entre los más jóvenes de hace más de treinta años destacaban Aurelio Asiain, Luis Ignacio Helguera y, el mucho mejor conocido hoy, Samuel Noyola. El poeta regiomontano, que no solo estaba orgulloso de sus maneras norteñas sino que las exhibía con desplantes sarcásticos e infantiles, fue aceptado muy rápidamente en las actividades literarias del ambiente intelectual de Ciudad de México. Entre otras destacan su participación en el Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México (1987), al lado de poetas de gran relieve internacional y organizado por Homero Aridjis; la edición en Editorial Vuelta de Tequila con calavera (1993); la reedición del mismo libro en Ediciones La Centena (2004), difundido a nivel nacional; y la traducción del libro The Very Short Stories (1995) del poeta brasileño Horacio Costa. Más tarde, colaboró en Letras Libres y, un año o dos antes de su desaparición, fue incluida una selección de sus poemas en la antología Tigre la sed (2006), publicada por la editorial española Hiperión. Samuel Noyola nunca fue propiamente rechazado. Los escritores inteligentes reconocían su talento y singularidad. Sin embargo, conforme caía en la adicción y su lado “salvaje” violentaba a sus compañeros y amigos, inició un proceso de aislamiento y vida vagabunda. Todos trataron de ayudarlo. Su familia nunca le cerró las puertas. Sus amigos lo auxiliaron. Y un abogado prominente, Gonzalo Aguilar Zínser, lo sacó de la cárcel. Prisionero de la vida sonámbula quiso cambiar, pero no lo logró. Como todo poeta disfrutaba el juego. La poesía era un juego. La bebida también. Pero no supo comprender que había otras diversiones y que los poetas crean actos, nuevos o viejos, para sobrevivir. Vaquero del mediodía es una narración con momentos apreciables por la capacidad de mostrar instantes únicos y extraños de la vida atroz de la ciudad. Sin embargo, el film como retrato de Samuel Noyola es fingido y no dice la verdad. La existencia de Samuel (su peregrinaje y sus errores) no era contestataria. Era el hueco que todos llevamos dentro y que él no pudo colmar sino con alcohol. Tomar a la fuerza a los pobres teporochos, como testigos de su vida, es un flaco favor aprovechado.

_


LABERINTO

DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: SALVADOR VÁZQUEZ

26 DE DICIEMBRE 2020

http:// www.milenio.com/cultura/laberinto/Facebook: Laberinto Milenio/Twitter:@SCLaberinto/Instagram: milenio_laberinto

HUSOS Y COSTUMBRES

2020.1 ANA GARCÍA BERGUA

R

ecuerda con nostalgia infinita que el fin de año pasado acudieron en familia a casa de una querida amiga a reunirse con gente entrañable. Cenaron cosas deliciosas, brindaron, bailaron, cantaron, se tomaron fotos y se desearon lo mejor. Al comer las uvas, una por una, pidieron deseos que ahora parecen grandes lujos: libros, viajes, fortuna, amor. Quizá alguien deseó que el planeta se salvara, o que cerraran el pico los déspotas y demagogos. Pero especialmente viajes, desearon muchos viajes, y hubo quien corrió con maletas alrededor del edificio. Con trabajos, pero un viaje se cumplió. Todos los demás deseos parecieron esfumarse en una broma amarga. Ahora no sabe qué desear o qué pedir: ¿serviría de algo regresar a aquel instante preciso y situarse de la misma manera como en El ángel exterminador para que se rompa el hechizo y la vida retorne a su

EL ÁNGEL EXTERMINADOR

La inquietante película de Buñuel

movimiento? ¿Sería astuto pedir malos deseos para que la realidad los traicione, como a los anteriores? Quisiera creer en un Ente de las Uvas que, entre campanada y campanada, administra el azar: ¿qué pedirle ahora, que no sea no asfixiarse, pervivir, que duremos un poco más en esta tierra? No andar sobre rastrojos de difuntos, como decía el poema de Miguel Hernández. Tantos ausentes que llorar y recordar porque, en este 2020, incluso las muertes de los que se han ido por otras causas parecen formar parte de la misma maldición. Por eso este 31 de diciembre, íntimo, familiar, ella no deseará un 2021 mejor. Antes nos tienen que devolver el 2020, piensa. Como si fuera una versión mejorada del mismo programa, habremos de fabricar el 2020.1, sin virus, con una interfase más segura, ya saben, ¿o cómo dicen?, “amigable”. Esta versión del 2020 parece que la diseñó el peor enemigo de la humanidad. Era

una prueba, dicen, quién sabe quién querría probar qué, como no fuera nuestra paciencia. Si acaso el Ente de las Uvas escucha en alguna parte, ella exigiría que este 2020.1 sea más fácil de transitar, que tenga un manejo más sencillo porque con el anterior se descontroló todo, y que no nos tenga encerrados esperando al ingeniero que va a venir a arreglarlo. ¿Es mucho pedir? Que los errores no se repliquen al infinito, que se entiendan las instrucciones. Uno que no necesite tanta memoria, porque este que pasó habría que olvidarlo lo más pronto que se pueda. ¿Nos prometen que este 2020.1 durará más? Pero si el 2020 fue eterno, horriblemente eterno. Está bien, que dure pero que no canse. A tanta gente se le apagó la computadora queriéndolo usar y para siempre, un triste desastre. Por un 2020.1 que traiga para todos los lectores de Laberinto cosas buenas y entrañables; nos vemos el año que viene.

_

CAFÉ MADRID

Adiós, año maldito

H

acer un repaso del año pandémico que está a punto de expirar (únicamente el año, no la pandemia) implica enfrentarse a un tsunami de acontecimientos tan numerosos como desconcertantes y disruptivos, más propios de toda una década que de un solo año. Han bastado unos meses para tener muy claro que: —Nuestros sistemas de salud son demasiado endebles y lo único que ampara a los ciudadanos es la vocación y dedicación de grandes médicos y enfermeras. —El conjunto de la clase política no arrima el hombro ni cuando sus votantes están en peligro. —Los gobernantes, sin querer queriendo, nos han reducido derechos y libertades y la sensación de regresión histórica se torna obscena. —Los casi dos millones de muertos por covid-19 en el mundo (según el recuento oficial, claro) no son más que un número dentro de una estadística y las familias rotas han de apañárselas como puedan. —La economía (macro o micro) es blandengue y tirana al mismo tiempo. —Al cerrar miles de empresas y negocios en un corto tiempo, millones de empleados se han quedado sin sustento. —Las grandes empresas farmacéuticas, en cambio, son cada vez más boyantes. —El consumo capitalista se ha reacomodado. —Cuando uno menos se lo espera, el miedo y la incertidumbre son implacables y echan abajo la soberbia humana en su relación con el planeta. —En muy poco tiempo, nuestras actitudes y comportamientos se han alterado y, en consecuencia, con la frialdad y la distancia que ahora imperan quién sabe si las relaciones humanas

VÍCTOR NÚÑEZ JAIME FOTOGRAFÍA JUAN CARLOS BAUTISTA/ MILENIO

volverán a ser las mismas. —Hasta nuestro vocabulario ha recibido una inyección de nuevos términos (carga viral, rastreadores, inmunidad de rebaño, antígenos, aerosoles…). —La ansiedad, la soledad, la depresión y la pobreza son las pandemias que, finalmente, escoltan a un virus. —El tapabocas es el complemento de un look “responsable”. —Es posible vivir una distopía encerrados. —El año en que vivismos confinadamente la cultura ha sido nuestro mejor refugio. Pero esto ha dejado aflorar

Ansiedad, soledad, depresión y pobreza son las pandemias que, finalmente, escoltan a un virus

una paradoja: nunca como hoy la cultura ha sido tan importante y, nunca como hoy, ha dejado de ser prioritaria para quienes manejan el dinero. —El aceleramiento del cambio tecnológico se ha instalado en la vida personal y profesional. —La dependencia de las pantallas es lo que marca nuestro día a día. —Una pandemia ha propiciado la época dorada de los memes. —El modelo de negocio de los medios de comunicación ha sufrido su enésima sacudida, mientras el buen periodismo se ha revelado como un pilar fundamental. —Las conspiraciones y la desinformación rivalizan a cara de perro con la ciencia. —No es fácil dar cabida a la tremenda sensación de “se acabó la fiesta”. ¿Todo esto realmente llegó para quedarse y cambiarnos como personas?

La pandemia, una experiencia que hace reflexionar sobre el futuro

Ya durante el confinamiento más estricto, Fernando Savater nos bajó de la nube en las páginas de este suplemento: “¡Para nada! Estaremos encantados cuando esto acabe y simplemente querremos recuperar nuestra vida anterior. Lo que sí deberíamos aprender es que nos quejábamos mucho en esa vida anterior y no sabíamos que, en realidad, éramos personas que gozábamos de cierta estabilidad en todos los ámbitos. Ha habido plagas desde que los seres humanos tienen memoria y habrá muchas más, seguro. Esta, en concreto, tiene una virulencia brutal, pero también tenemos muchos más medios para enfrentarnos a ella. Y cuando acabe, ¡todos volveremos a ser una panda de individualistas! No confío mucho en los grandes cambios de la humanidad. La humanidad cambió cuando hubo la peste en Europa, que sirvió a Boccaccio para escribir El Decameron, y lo que quedó es solo eso. Después se ha vivido más o menos igual”. Hay que reconocer, sin embargo, que el año pandémico también ha dejado algo bueno para el mundo: Trump tendrá que irse de la Casa Blanca, la Monarquía española se resquebraja (¡Viva la República!), distintos grupos de científicos han hecho vacunas en tiempo récord, avanza la legalización de la marihuana y del aborto, ya no hay ébola en el Congo y hasta se inventó un coctel de enzimas para degradar el plástico en cuestión de horas. Respecto a la pandemia, tiene razón Savater: tarde o temprano pasará y, si la mayoría sobrevivimos, volveremos a lo de siempre. Pero mientras tanto… ¡qué duro es vivir en este tormentoso paréntesis! En fin, miren el calendario: nos muestra un punto y aparte. Adiós, año maldito.

_


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.