Suplemento cultural de MILENIO LABERINTO Enrique Serna y los desafíos del cuento Guadalupe Alonso Coratella/ FOTOGRAFÍA: JAVIER RÍOS SÁBADO 20 DE AGOSTO DE 2022 AÑO 19 - NÚMERO 1001 HOMBRE DE CELULOIDE FERNANDO ZAMORA desgarrarCronenberg:lapiel Foto: Serendipity Point Films EL ATLAS DE PANDORA IRENE VALLEJO La imaginariamédica Ilustración: Román
La quimera y la piel
HOMBRE DE CELULOIDE
El director es el equivalente fílmico de El Bosco y de los maestrosantiguoszen
LA GUARIDA DEL VIENTO ALONSO CUETO
Palabrasletales
O perar es un raro talento. Hay que suturar con fi nura y cortar con tem peramento. Operar es, según Crímenesdelfu turode David Cronenberg (disponible en Mubi), intervenir en el sentido ar tístico. Es un acto que ofrece al cuer po, vacío de sentido, la posibilidad de ser un lienzo que el artista hace suyo. Todos los términos con los que puede hablarse de Crímenesdelfuturopue den aplicarse también a performances como los de Marina Abramović, la ar tista serbia que en 2014 presentó una exposición que se llamaba justamente AbrazarelvacíoEnCrímenes del futuro, Cronen berg refiere además a sí mismo. En La mosca, de 1986, ya imaginaba las consecuencias de intervenir genéti camente al ser humano, pero ¿el ci ne de David Cronenberg es ciencia ficción? Tanto como Frankenstein, la novela de Mary Shelley, una obra visionaria que, sin embargo, indaga en aquella idea judeocristiana según la cual el ser humano comparte ima gen y semejanza con Dios. Y es que, si así fuese, el ser humano tendría la capacidad de hacer algo donde no hay nada y, por supuesto, dar sentido a lo que, en realidad, no lo tiene. Ahora bien, la diferencia entre la creación humana y la creación divina radica, como sabían los medievales, en que cada cual engendra según su natura leza. Las del humano siempre serán quimeras. No solo en el sentido de sueños, sino en el de creaturas mons truosas. La Mosca, el niño Brecken en Crímenes del futuro o esta creatura viscosa que va adquiriendo lugar en el consultorio del doctor Hal Raglan (en la que es, para mí, la mejor pelí cula de Cronenberg, Cromosoma 3) son demostraciones artísticas de que el ser humano no puede ser su pro pio Prometeo: puede crear, sin duda, pero no puede salvarse a sí mismo. La historia de Crímenes del futu ro va de un artista conceptual que transforma una máquina de realizar autopsias para intervenir el cuerpo de un niño que asesinó su madre. Que el horror freudiano es algo que Cronenberg maneja bien es notorio en la mencionada Cromosoma 3, de 1979, y a menudo referida como Los engendros del diablo. Además, hay algo de ello en Crash, de 1996, una película que relaciona, como todas las anteriores, al monstruo engen drado durante la obra con algún otro elemento sexual. Esta constatación permite abordar ahora lo más origi nal en la obra de Cronenberg: el lu gar que ocupa la piel. En La mosca, el doctor Brundle dice que la piel es el órgano más hermoso del ser hu mano y en Crímenes del futuro, si uno se fija, todo el extraordinario diseño de producción está al servi cio de que luzca este sistema que al mismo tiempo que protege el inte rior de nuestro cuerpo le sirve para acariciar y hacer el amor. Pero en las películas de Cronenberg de lo que se trata es de abrir la piel, desgarrarla como un analista enloquecido que quisiera encontrar allá adentro no vísceras y fluidos sino más bien lo inconsciente, todo aquello sabido, pero no pensado, que tan estrecha relación guarda con lo perverso en el sentido sexual. Cronenberg es el equivalente fílmico de El Bosco y de los antiguos maestros japoneses que utilizaban el zen y dibujaban un mis mo motivo en busca de una imposible perfección. El tema de Cronenberg es la quimera y la piel. En Crímenes del futuro el maestro demuestra que ha llegado a tal profundidad en el motivo de sus reflexiones que necesita muy pocos recursos para meditar, como Shelley, en lo que hacen el científico, el artista o el cirujano cuando quie ren ser Dios y dar sentido a lo que en realidad solo es caos. _
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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA SERENDIPITY POINT FILMS
Los escritores y periodistas pueden ser noperseguidos,asesinados,peroseráncallados
Crímenes del futuro. Dirección: David Cronenberg. Canadá, 2022.
L as palabras no han perdido su po der. Son actos con consecuencias en el tiempo, a corto o largo plazo. En enero de 2015, un grupo de ma tones que invocaban a Alah entró a tiros en las oficinas del semanario Charlie Hebdo, matando a doce personas. El “delito” estaba en la publicación que acababan de ha cer aludiendo a su líder religioso. En septiem bre del año pasado, la dictadura nicaragüense dictó una orden de detención contra el gran es critor Sergio Ramírez, un crítico sostenido de la satrapía de Ortega. Hace pocas semanas, a fi nes de julio, la fiscalía de Guatemala allanó las oficinas del diario El Periódico y detuvo a su director José Zamora en su casa en ciudad de Guatemala. El gobierno del presidente Alejan dro Giammattei justificó la medida anuncian do que se trataba de un “golpe a la corrupción”. El 17 de julio fue detenida la periodista rusa Marina Ovsianikova acusada de interrumpir un programa de televisión para criticar la gue rra de Ucrania. Su delito fue mostrar una pan carta en la pantalla. Hace unos pocos días, la fatwaalcanzó al gran Salman Rushdie. Se sabe que el ayatollah Khomeini que dictó la senten cia nunca leyó la novela Los versos satánicos Se dice también que el libro se refería a unos versos suprimidos en el Corán pero que el tra ductor le dijo al ayatollah que se refería a todo el libro. Poco le importó a Khomeini porque sabía algo que todos sabemos. Es lo que saben también los periodistas de Charlie Hebdo, y lo que saben Ser gio Ramírez, José Zamora y Salman Rushdie. Las pala bras cumplen con su misión. Su vida sobrepasa la nues tra. Siempre esta rán con nosotros. Las persecuciones no son de ahora, por supuesto. Sócrates fue condenado a muerte por sus palabras, bajo la idea de que corrom pía a los jóvenes y mostraba “impiedad”. El mismo Aristófanes se burló de él en su co media Las nubes. Ovidio fue desterrado de Roma, quizá porque el emperador Augusto tuvo miedo de que podía incluir en sus poe mas eróticos los devaneos de la nieta impe rial, Julia. Desde entonces el poeta romano escribió algunos de sus mejores versos. A co mienzos del siglo XIV, Dante, güelfo blanco, fue desterrado de Florencia por su alcalde y desde el exilio empezó a escribir una de las obras más perdurables de todos los tiempos. Tres siglos y medio después, Jean-Baptiste Poquelin inmortalizó sus críticas a la iglesia, la hipocresía y la avaricia (tema tan actual) en sus obras. El cuerpo de Molière, sepulta do entre gallos y a medianoche, había des aparecido del cementerio de Saint Joseph cuando un grupo de revolucionarios quiso desenterrarlo en 1792. Los escritores y periodistas pueden ser asesinados, perseguidos, apuñalados, exi liados, pero no serán callados. Estos casos tan tristes y duros en cierto modo merecen también una celebración. Las palabras siguen siendo tan letales como siempre. Mientras existan en las manos de grandes creadores, habrá alguna esperanza.
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El noticiario de la mañana no dirá nada de tu muerte, ni de cómo se quebró un cristal al rebotar en su pecho. No impregnará mis dedos el olor a tierra en que te vas a convertir. Ni habrá registro de las noches en que dormiste en el suelo de mi casa, del calor de los días en que bebíamos hasta ponernos ciegos, de las bolas de billar chocando y rodando suavemente por la mesa. De ti nada queda salvo mi deseo egoísta, salvo mi voz diciendo tu nombre cuarenta y cuatro veces hoy. Ayer había olvidado que éramos amigos Y mañana —sé quién soy, en quién me he convertido ahora— y mañana, lo sé, y en adelante, lo volveré a olvidar. Este poema forma parte de Selfi americano, edición bilingüe, con traducción de Natalia Carbajosa (Vaso Roto, 2022).
ANTESALA
Obituario
Rushdie N o deja de ser irónico que el apellido del fanático que atacó a Salman Rushdie sea Matar, aunque, claro, el apelati vo es libanés y solo en nuestra lengua tiene un significado deletéreo, así co mo el que Rushdie, si se divide en dos palabras, rush y die, en inglés expresaría una figura retórica funes ta, digamos, morirdeprisa. No obstante, en el caso de Salman, el apellido lo explica en sus memorias JosephAnton: atosigado por un nombre extenso e intrincado como trabalenguas, su padre lo abrevió adoptando un nuevo apelativo en honor al erudito del siglo XII Ibn Rushd. Médico, filósofo, astrónomo y maestro en leyes islámicas, el hispanoárabe Rushd, mejor conocido como Averroes, tradujo y comentó a Aristóteles, y gran parte de su obra fue prohibida, lo que también llama un poco la atención por el ex traño efecto (o karma) de los nombres. Y es que, si Averroes fue un empeñoso defensor del racionalis mo ante el literalismo islámico, mientras que su fi losofía, entre otras ideas de vanguardia en aquella época remota, postulaba la dualidad del alma a tra vés del intelecto, le valió que quemaran sus libros y lo condenaran al exilio, su metafórico descendiente Salman, ocho siglos después, también ha padecido el linchamiento, la persecución, el cautiverio, la hogue ra y la sentencia de muerte que el tal Matar intentó cumplir el viernes 12, durante una presentación en un centro educativo de Chautauqua, Nueva York. A más de treinta años de la fatwa (ordenanza o mandato religioso que no precisamente se refiere a la pena capital) que el ayatollah Jomeini emitió por la publicación de Los versos satánicos, podía pensarse que con el paso del tiempo, y sobre todo, por el progreso de las generaciones, el manda miento formulado desde Irán perdería ímpetu en relación con el castigo extremo, quizá porque, de un modo u otro, el hambre de venganza, el frenesí de aniquilación no estaba del todo insatisfecho: asesinaron al traductor de Los versos satánicos en Japón; golpearon al traductor italiano en Mi lán; atentaron contra el editor noruego William Nygaard; estallaron bombas en algunas librerías; atacaron un hotel de Turquía de atroces conse cuencias, cuando unos fanáticos protestaban en contra del traductor Aziz Nesin. Sin embargo, el extremismo nunca olvida. Su memoria no se per petúa en el credo, se transmite de uno a otro. El odio transita como una estafeta olímpica, en esa pista donde el fin de la carrera es la muerte de un simple escritor, pese a que ahí no solo compiten los devotos radicales sino los cazarrecompensas. Rushdie ha pagado más de lo que creen sus enemigos. Hasta aquellos tiempos convulsos en que Jomeini le lanzó la fatwa, era un novelista respetado. Su primer libro, Hijosdelamediano che, obtuvo el premio Booker, a manera de retri bución por muchos años de intentos fallidos en el reñido ring de las letras inglesas. Sin embargo, la vida corre el riesgo de evaporarse rápidamente, cuando un hombre, en su insignificancia, lucha contra los enemigos del pensamiento y la palabra escrita, porque de algo estoy seguro: ninguno de sus posibles sicarios ha leído (o leerá) Los versos satánicos. Repudian un relato que desconocen. Maldicen las ideas que ignoran por completo. Injurian a los personajes que jamás han contem plado desde su propia imaginación. El fallido asesinato de Salman Rushdie es al go más que un ataque a la libertad de expresión. Es un asalto a la libertad de creación. Pensar, imaginar, concebir. El único derecho sagrado y universal. _
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LOS PAISAJES INVISIBLES IVÁN RÍOS GASCÓN @IvanRiosGascon CURTIS BAUER POESÍA
EX LIBRIS Estaremos todos muertos/ EKO
Tras la publicación de Elvendedordesilencio, novela sobre la vida del periodista Carlos Denegri y Premio Xavier Villaurrutia 2020, Enrique Serna vuelve al ruedo con una serie de cuentos bajo el título Lealtad al fantasma (Alfaguara). Fiel a su estilo, dotado de una prosa aguda y vibrante que se desliza entre lo trágico y lo cómico, el autor revalida los temas que lo obsesionan. En esta entrega provoca al lector con siete relatos en los que coloca a sus personajes en la cuerda floja, es decir, en el momento en que la voluntad titubea y, al ceder ante otras fuerzas, pierden el control de sus actos, incluso de la propia vida. La maestría con la que Serna domina el cuento lo ha colocado entre los mayores exponentes de la literatura hispana contemporánea, al tiempo que, a través de la pluma certera, el sentido del humor y una imaginación desbordada, revalora un género que con frecuencia ha sido menospreciado. Desde Amores de segunda mano (1991), su primer libro de cuentos, las historias de Serna han seguido un eje temático en el que revisa las relaciones de pareja desde distintos ángulos. “Si en La ternura caníbal (2013) el eje fue la lucha de poder, Lealtad al fantasma es la derrota en esa lucha”, comenta el autor, “porque el tema central es la pérdida del albedrío, no solo en las relaciones amorosas, también por circunstancias sobrenaturales. Quise explorar los conflictos que ocurren cuando alguien se deja invadir por otra voluntad más fuerte, pero también ver la otra cara de la moneda, que son los invasores de almas, y explorar cuáles son sus móviles y sus motivos para apoderarse de un ser humano. No creo que la pérdida del albedrío sea necesariamente negativa, sucede en cualquier relación amorosa. La
GUADALUPE ALONSO CORATELLA FOTOGRAFÍA JAVIER RÍOS nico en tus cuentos y se revela desde múltiples ángulos. Juega un papel muy importante que puede significar la infelicidad o la desdicha para la mayoría de los seres. Pero más que la sexualidad me referiría a la vida amorosa que incluye a la sexualidad. Cuando eso no camina, una persona puede hundirse. Es una necesidad existencial y la manera como cada uno vive su sexualidad es importante para definir a los personajes. No sé si en otras épocas, a causa de la censura, había que extremar la capacidad de sugerir; por ejemplo, en tiempos de Flaubert. En la actualidad somos más abiertos. Me parecía importante en varios de los cuentos, por ejemplo en “Abuela en brama”, porque, al mostrar la enorme pasión que vive esta mujer otoñal con un muchacho al que le lleva treinta años, se comprende la situación en la que entra. A veces es importante sondear el terreno de la literatura erótica para entender mejor a los personajes. Si revisamos a algunos clásicos, encontramos arquetipos que resurgen en distintas épocas. El cuento “Abuela en brama” tiene algún eco de La primavera romana de la Sra. Stone, de Tennessee Williams, mientras que “El anillo maléfico” nos recuerda a ciertas nínfulas como la Lolita de Nabokov. ¿Cómo eliges a tus personajes y qué los distingue? Creo que el enfoque de mis personajes siempre es desde una visión irónica pero que al mismo tiempo se compenetra emocionalmente con ellos. Quizá lo que he podido aportar es esa ambigüedad que produce el hecho de ver a un personaje con cierto distanciamiento para mostrar su lado cómico y al mismo tiempo comprometerme sentimentalmente, que es lo
En su más reciente libro, Lealtad al fantasma con rma que el cuento es una trama llena de sorpresas “Me tomo en serio las tribulaciones y desgracias de mis personajes”
“Las obras con un solo signi cado no muestran la complejidad de la condición humana” entrega consiste en eso justamente, en ceder buena parte de tu voluntad, pero sí creo que ese trance puede ser angustioso. Los cuentos en este libro no solo tratan de relaciones amorosas, también de posesiones. Me interesaba ver cuáles son los huecos del alma bajo esas circunstancias aprovechando mis experiencias vividas y mis experiencias literarias”. Joseph Conrad se refería a la frágil consistencia moral del hombre. También hay algo de esto en tus personajes. Sí, lo frágil que es la voluntad. Hay mucha gente propensa a dejarse invadir y quizás es la que más goza en esta vida, aunque también puede ser la que más sufre. Los que se acorazan en un egoísmo blindado llevan una vida más o menos inerte. Me interesa contar historias de personas que se arriesgan a ese tipo de invasiones. ¿Te refieres a quienes desafían un sistema de valores o buscan una salida al tedio de la vida rutinaria? Creo que eso pasa en los cuentos que hablan sobre maridos infieles. Hay tres en este libro. Ese tema me interesa porque las infidelidades provocan un parteaguas existencial donde entra en crisis la personalidad de un ser humano. Creo que en toda infidelidad, sobre todo cuando conduce a la separación, hay una crisis moral. Me interesa ver qué pasa en el alma de otras personas, la zozobra a la que puede llevarlas. Eso es particularmente claro en “El paso de la muerte”, un cuento que narra la incertidumbre en la que entra un hombre cuando se le presenta la posibilidad de dejar a su esposa para poder, por fin, conquistar al amor de su vida. Has escrito que “solo hay una aristocracia verdadera, la de los buenos amantes”. El sexo, por lo general, tiene un papel protagósura, había que extremar la capacidad abiertos. Me parecía importante en que le lleva treinta años, se comentender mejor a los personajes. dad que produce el hecho me sentimentalmente, que es lo
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personajes”
Ese cuento deja en la ambigüedad si le han jugado chueco esos grupos de poder cultural a ese joven poeta o si el poeta no tiene merecimientos para ser reconocido, no lo sé, pueden ser las dos cosas. Lo que importa para fines de la historia es que él cree que lo están excluyendo. Es una especie de “hombre del subsuelo” de Dostoyevski que siente que todos los poderes se han confabulado en su contra, empezando por el económico, porque es un chavo pobre que viene de una familia de Ecatepec; ha sido un luchador, ha terminado su carrera, lee francés, ha escrito su libro de poesía. En mi cuento veía a ese personaje con simpatía. Espero que el lector lo vea así. Además de la pérdida del libre albedrío, sucumbir al fantasma implica una desintegración de la personalidad. Sucede en varias historias. Por ejemplo, en “La fe perdida”. Aquí la fanática de una diva de Hollywood empieza con una personalidad desintegrada y dependiente de la mujer a la que admira y el cuento narra cómo ella se va construyendo una personalidad propia a medida que se independiza de ese ídolo que le impedía vivir su propia vida. En otros casos, vemos la intervención de fuerzas que pueden ser sobrenaturales: de pronto alguien se da cuenta de que no dirige su propia vida porque hay un artífice traicionero que determina lo que va a pasar con él. Ahí es donde se dispara esa idea de la invasión y la pérdida del albedrío a otro terreno. Seguramente el lector se va a identificar con más de una de estas historias. Sí, por ejemplo, con un cuento como “Paternidad responsable”, en donde una pareja tiene adoración por su mascota. Yo he vivido en circunstancias parecidas, es en parte autobiográfico. En este caso, quien le arrebata la voluntad a los personajes es una mascota. Me parece que muchos se van a identificar.
¿Qué requiere el cuento para atrapar al lector? En el cuento la trama es la reina. En la novela son los personajes. Cuando concibes la historia ya sabes si será para novela o cuento. También he incursionado en un género híbrido: la novela corta o el cuento largo. En este libro hay ejemplos como “El anillo maléfico” y “Abuela en brama”. Esto es en parte por mi oficio de novelista. Siento que me tengo que extender porque me gusta hacer estudios de carácter en los personajes. Si me limito a decir: ‘Fulanito de tal hizo tal o cual’, el personaje no queda bien construido, por eso no escribo cuentos breves, aunque admiro ese arte que me parece muy difícil. Para mí el cuento es eso, una trama que pueda sorprender. El resto es tratar de condensar en una forma breve una idea compleja. En tu bibliografía, cada tanto se cuela un libro de cuentos después de una novela. Los cuentos han sido una especie de patio de recreo después de concentrarme, por ejemplo, en novelas históricas. En la escritura de este tipo de novelas la imaginación tiene muchas restricciones porque uno debe atenerse a reconstruir una época y hacer lecturas que no son gratas, sino que sirven para buscar información. Ahí me sucede que la imaginación se fuga y empieza a urdir otras ideas. Me pasó cuando escribí Elseductordelapatria. Fue cuando se me ocurrieron las ideas de El orgasmógrafo. Cuando escribí Elvendedordesilencio, fueron surgiendo varias ideas que no quise escribir en ese momento para no interrumpirme. Las anoté y, más tarde, en la pandemia, que nos dio una enorme calma, excesiva, creo, porque fue la paz de los sepulcros, me puse a desarrollar esas ideas, las que estaban más maduras. Así fue como se gestó Lealtadalfantasma _
que hacen los comediógrafos. Este es un libro de comedias condensadas porque a pesar de ser un escritor satírico no lo soy completamente. Me tomo en serio las tribulaciones de mis personajes, sus angustias, incluso las llego a compartir, y justamente cuando noto que hay ese choque de sentimientos en mi percepción de un personaje siento que les estoy dando vida. Creo que la literatura tiene que ser equívoca, porque las obras unívocas, que solo tienen un significado explícito, no muestran la complejidad de la condición humana. En el caso de “El anillo maléfico”, el profesor ha percibido señales de que le gusta a su alumna, hay un coqueteo descarado y eso hace que se atreva a lanzarse con una alumna que está a punto de terminar la preparatoria. El tema no es el de los posibles abusos de profesores con sus alumnas. Es un cuento pirandelliano en el que me gustó mostrar las dos caras ante una tentación, lo que puede pasar cuando alguien sucumbe a ella y lo que puede pasar cuando la evita. En este sentido, va en contra de esa moral que trata de mostrar que el pecador siempre debe de ser castigado pues en este caso el virtuoso también es castigado.
abismovendedor desilenciootrasnovelas.
¿Dirías que hay cierta dosis de moral en estos cuentos? Creo que la moral va implícita en estas historias, pero cuando trato de construir un personaje y tengo en mente el argumento, no me importa mucho la moralidad que pueda desprenderse de él. Lo que me interesa es calar lo más hondo que pueda en los personajes y darles unas vueltas de tuerca interesantes a las historias porque es en donde puede mostrarse mejor el conflicto en el que caen. El machismo es un tema recurrente en tu literatura y está presente en algunos de estos cuentos. Hay una crítica de la masculinidad, en el caso de los maridos infieles o el Don Juan de Cuernavaca. Cuando hay un Don Juan victorioso eso puede hinchar enormemente su ego. Yo no resisto la tentación de ponchar ese ego en mis cuentos porque creo que esa vanagloria masculina encierra una profunda ridiculez. Es algo que he hecho en varios de mis libros, por ejemplo, en Lasangreerguida, un conflicto entre tres hombres con sus órganos genitales, que mostraba el lado frágil, vulnerable de la masculinidad. La otra parte son esos sueños de imperialismo fálico que pueden tener los hombres cuando se sienten dominadores. En esta crítica de la masculinidad, ¿hay alguna intención de cuestionar el papel del cuerpo? No de una manera consciente, aunque es probable que lo acabe haciendo en varios de los cuentos. En “El blanco advenimiento” hay un Don Juan provinciano que se tiene que retirar del donjuanismo cuando le quitan la próstata en una operación después de que se opone a ello. Ahí sí hay una circunstancia con el cuerpo del personaje que finalmente le cambia la vida por completo. En ese sentido puede que sí, aunque para mí no hay una división entre cuerpo y alma: están íntimamente ligados y lo que ocurre en una de estas esferas repercute en la otra. Otro tema al que vuelves es el de las corruptelas en las altas esferas del “mundillo” de la cultura. Lo vemos en “Abuela en brama”.
virtuoso también es castigado. está presente en algunos de el Don Juan de Cuernavaca. Cuanhecho en varios de mis libros, por ejemde hay que
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Ya desde la Antigüedad clásica las mujeres sorteaban obstáculos para ingresar a las universidades E n los veranos de infancia y sed, tu madre repetía: no dejes de asombrar te cada vez que abras el grifo. Y cuando gira bas la manija, te parecía que el cho rro brotaba como riéndose y silban do, sorpresa, sorpresa. Ella inten taba que retuvieras ese instante de fascinación, que conserva ras siempre viva la admiración por esos avances ya rutinarios. Con el paso del tiem po, cuando se borra el halo de novedad, cuando nadie re cuerda que no siem pre hubo carcajadas de agua en las casas, olvidas proteger el prodigio. Y así es como empiezas a perderlo. Los logros que hoy disfrutamos son fruto de una larga cadena de esfuerzos y riesgos. Co nocemos la peripecia de la griega Agnódice a través de Higino, un escritor de origen hispano, primero esclavo y luego liberto del empera dor Augusto. Contó en sus Fábulas que la avanzada democracia ateniense pro hibía —bajo pena de muerte— estudiar medicina a los esclavos y las mujeres. Un asunto tan vital co mo el nacimiento de los herederos no podía quedar en manos de per sonas sospechosas de inferioridad moral. Para aprender los secretos de la profesión, la atrevida Agnó dice se cortó el pelo y se vistió de hombre. Cuando ya ejercía, siem pre con ropa masculina, sus cole gas empezaron a envidiar el éxito que conseguía entre las pacientes. Obsesionados por la infidelidad, los atenienses recelaron de ese médico joven, delicado y depilado, y lo de nunciaron por seducir a las damas casadas y cansadas del encierro en el gineceo. En el juicio, sin otra sali da, Agnódice levantó su túnica hasta el cuello. Fue un error: los médicos exigieron su ejecución por la osadía de disfrazarse de hombre. Como
La médica imaginaria reacción, las mujeres se moviliza ron: amenazaron con no tener rela ciones sexuales y librarse de parir. “Si ella no puede acercarse a nues tros cuerpos enfermos, tampoco lo haréis vosotros a nuestros cuerpos sanos”. La revuel ta femenina sur tió efecto y la mé dica fue absuelta. Un año después, una nueva ley permitió a las atenienses estu diar y practicar la medicina, con una condición: solo atenderían a otrasNuncamujeres.sabremos si Agnódice exis tió en realidad, pero la fuerza de las historias es tan poderosa que —in cluso si son imaginarias— pueden tener consecuencias históricas. En 1869 la británica Sophia Jex-Blake logró ser la primera mujer admiti da en la Facultad de Medicina de Edimburgo. Consciente del pres tigio de los clásicos, su alegato se basó en el relato de Higino sobre aquella audaz ateniense. En la España de 1841, un alumno reservado y huidizo de la Facultad de Derecho de Madrid —capa, pelo corto— fue desenmascarado: se tra taba de la joven Concepción Arenal. El rector quiso expulsarla, pero ella argumentó, insistió, resistió. Final mente le permitieron acudir como oyente, pero sin exámenes ni título. Cada mañana un bedel la esperaba
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IRENE VALLEJO ILUSTRACIÓN ROMÁN EL ATLAS DE PANDORA
Los logros que hoy disfrutamos son fruto de una larga cadena de esfuerzos y riesgos Avelina Lésper: Crímenes del futuro • Liliana Chávez: Habitar • Andrea Serdio: Cine y deporte • Silvia Herrera: Cuando se interrumpió la normalidad • Fernando Figueroa: Verónicas y naturales en Bellas Artes • José Juan de Ávila: Entrevista con Nicolás Pereda • Ángel Soto • Entrevista con Yohali Reséndiz • Jorge Esquinca: La escritura de la luz Y, además, en nuestra edición digital: en la puerta y la conducía a una ha bitación cerrada. El profesor reco gía allí a Concepción, la custodiaba camino al aula, la sentaba en un rincón apartado y, al concluir, la devolvía a la habitación. La es cena parece anunciar la llegada de los primeros estudiantes negros a las universidades del sur de Estados Unidos, más de un siglo después, escoltados por tropas federales.Enbuena par te del planeta no existen ya barre ras legales que im pidan el acceso a la educación. Sin embargo, persis te una que bien co nocía Sancho Pan za: “Dos linajes solos hay en el mundo, co mo decía una agüela mía, que son el tener y el no tener; y an tes se toma el pulso al haber que al sa ber”. Cervantes no ignoraba los apuros de las familias sin pedigrí: su licenciado Vidriera, hijo de labradores, solo puede asistir a clase en Salamanca como criado de dos ricos estudiantes —“gen te antojadiza y gastadora”—. En el presente, las becas son la clave de bóveda que permite traspasar los muros; esos grifos de agua que no deberíamos cerrar con indiferen cia. La palabra “beca” daba nom bre a una prenda de vestir y, más tarde, a una prebenda económica para alumnos sin medios. Simbóli camente representa la esperanza de que nadie deba disfrazarse —como hicieron Agnódice o Concepción— para abrir las puertas del saber: el sueño de que la universidad sea de verdad una casa universal. _
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ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com
Una sola nota larga y blanca M ás que una inmersión en las aguas tempestuosas de la vida cultural en México, Nosoytan zen (Almadía) es la historia de una vocación fallida: la del protagonista, vencido por las reglas no escritas del periodismo cultural hecho para la televisión. No por ello la novela carece de encanto. Es condenadamente divertida, sobre todo cuando alcanza los registros de la sátira. Julián González une sus tribulaciones a su juventud y a su ingenuidad laboral, y, a pesar de una maestría obtenida en Canadá, tiene poco juego en el equipo de reporteros. Pero no la pasa mal. Las jornadas ingratas pueden hallar consuelo en el coctel o la fiesta que se ofrece luego de la presentación de un libro y aun con una buena dotación de cerveza en el asiento trasero de un coche mientras una diva del canto demora una entrevista. ¿Iniciar la escritura de un libro? Eso es para otros. Por las concurridas galerías de No soy tan zen pasea un tenor que se gana la vida interpretando serenatas a través de un teléfono celular, un violinista, una fracasada cantante de ópera y una fauna de técnicos, editores y funcionarios que saben todo del oficio y muy poco de la discreción. No están todos, es cierto, pero sirven para animar el carnaval. Lo que en verdad ocupa el primer plano es la crisis existencial de ese joven ensimismado en los juicios provenientes de su marasmo interior. Su temporada estudiantil en Vancouver, sus amores difíciles con una australiana, sus tibias incursiones en las prácticas zen, sus flirteos con la poesía, sus fugas creativas hacia ninguna parte, todo el caudal de su experiencia reciente, salen a su encuentro mientras escucha a un cuarteto de cuerdas interpretando una sola nota larga y blanca, un atentado a los principios de la melodía, durante seis horas en una sala del viejo Hotel Sheraton. ¿Quién no invocaría a sus más terribles fantasmas ante semejante despliegue de intrascendencia y esnobismo? Así que el presente se proyecta hacia el pasado como si dispusiera un acto suicida. Bienvenido, José Montelongo, a ese reducto de la literatura donde la inteligencia no está reñida con la amenidad, y donde la ligereza de estirpe calviniana le planta cara a la altanería que pasa por beatería especiosa y arrulladora. _ A FUEGO LENTO No soy tan zen México, 2022 NARRATIVA, ENSAYO Dioses y mendigos El paleontólogo español recrea los orígenes de la especie humana al tiempo que interpreta el funcionamiento del cerebro y la influencia de la cultura en el desarrollo de la humanidad. Ya que “el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando piensa”, es necesario volver sobre nuestros pasos para arrojar luz sobre el presente. José María Bermúdez de Castro México,Crítica 2022 448 páginas La sátira, humor negro y escatología “La calificación de satírica a mi obra no es total; tengo cuentos y novelas que no son satíricos, pero lo de satírico me va bien”. De este modo se ve Gonzalo Martré, a quien el autor dedica la segunda parte del volumen. En la primera realiza un estudio de la sátira desde sus orígenes grecolatinos hasta la literatura de nuestros días.
Juan Carlos Castrillón Cofradía de Coyotes México, 2022 272 páginas Un zoo en el n del mundo El reputado autor chino por sus libros de ciencia ficción incursiona en la novela fantástica con algunas dosis de fábula ecologista. A la muerte de la Emperatriz Viuda, los animales de su zoológico aguardan un negro futuro pero la aparición de un explorador pone fin a sus temores. Así da inicio un viaje a las remotas praderas de Mongolia. Ma Boyong México,Destino 2022 368 páginas Creso y Don Carlos Además de una historia de los hombres más ricos del mundo, este libro es una historia del dinero: “El dinero fue un elemento innovador creado para confundir a la humanidad. Cuando éste no existía, había menores conflictos y menos guerra”. López cuenta que Creso, gobernante de Lidia, fue el primero en acuñar una moneda de oro. Juan López 200México,Lectorum2022páginas El oro del cielo Zhifu, una provincia china, sirve de escenario inicial a esta novela que no tarda en moverse hacia California y Idaho, en los años finales del siglo XIX. Su protagonista es una joven que en su niñez fue secuestrada y llevada a Estados Unidos. Sus peripecias son un espejo de la lucha por la supervivencia en una sociedad racista. Jenny Tinghui Zhang México,Planeta 2022 386 páginas ¡El miedo acecha al territorio! Los iconos de Radiohead ofrecen los textos escritos durante 1999 y el año 2000, cuando se incubaron los discos KidAy Amnesiac. No solo exponen la intimidad de la banda sino los miedos, profecías y fantasías que provocaba la llegada del nuevo milenio. El volumen entrega además una buena cantidad de notas, dibujos, faxes, listas... Stanley Donwood, Thom Yorke Sexto 312México,Piso2022páginas
El placer de leer
-07-20 DE AGOSTO 2022
Un día decidió no vivir como si ya lo hubieran matado. Es decir: desechar el miedo delDisfracesmal
20 DE AGOSTO 2022 http:// www.milenio.com/cultura/laberinto/Facebook: Laberinto Milenio/Twitter:@SCLaberinto/Instagram: milenio_laberinto LABERINTODIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: JOSÉ LUIS MEDINA G.
VÍCTOR NÚÑEZ JAIME periodismovictor@yahoo.com.mx FOTOGRAFÍAElEFEautor de Hijos de medianochela.
Larga vida a Salman Rushdie CAFÉ MADRID
E l día que conocí a Salman Rushdie miré varias ve ces a nuestro alrededor en busca de sus guar daespaldas. Estábamos en un extremo de la Real Casa de Co rreos, sede del gobierno madrileño en la Puerta del Sol, en cuyo patio central él iba a protagonizar el evento estrella de La Noche de los Libros: una char la titulada “Del realismo mágico al infierno de la realidad”. Una sonrisa enalteció su rostro rechoncho y colo rado cuando Juan Cruz me lo presen tó y añadió con ironía: “cuidado, que es mexicano”. Un guardia, perteneciente al cuerpo de seguridad del recinto, era el único que estaba presente. Hablamos de Juan Rulfo y de Ga bo, de Hijosdelamedianoche, el li bro que prefiero entre todos los su yos, de sus apariciones en series de televisión, en películas y de cómo soporta a la prensa rosa que no deja de perseguirlo (debido a sus novias o esposas famosas). Tenía mucha curio sidad (o paranoia), pero me dio ver güenza preguntarle dónde estaba su escolta. Sí le dije, en cambio, que un par de años atrás Günter Wallraff, el periodista alemán que se enmasca ra para exhibir abusos de poder, me había contado que lo tuvo escondido en su casa: “siempre rodeados por agentes de Scotland Yard, Salman y yo intentábamos hacer a un lado el miedo para conversar, tomar una cerveza o para jugar ping-pong”, me había dicho el autor de Cabeza de turco. “¡Oh, sí!, pero esa es una época de la que prefiero no hablar”, me dijo tajantemente Rushdie, y luego él, Juan y yo salimos al patio de ese palacio, que ya estaba lleno de personas ansiosas por escuchar al escritor condenado a muerte por el fanatismo islámico. Me acordé de ese día (y, en particu lar, de la ausencia de guardaespaldas) al enterarme de que Salman Rush die fue apuñalado en una localidad neoyorquina que, paradójicamente, acoge a escritores perseguidos (y que el agresor, para colmo, se apellida Matar). Acostumbrado a ver a gente amenazada, como a Fernando Sava ter, con los guaruras a todas horas y en todos lados, me quedaba pasma do al ver a Rushdie en toda clase de eventos sin ninguna custodia hasta que, después de leer sus memorias, tituladas Joseph Anton, el nombre que utilizó en la clandestinidad, com prendí que se debía a que un día de cidió no vivir como si ya lo hubieran matado. Es decir: desechar el miedo, dejar de esconderse e ir a donde le diera la gana sin acompañantes con chalecos antibalas y pistolas. Cuenta Cristina Fuentes, direc tora del Hay Festival, que en 2009, cuando invitó a Salman Rushdie a Cartagena de Indias, él aceptó con una condición: no tener un enjam bre de guardias a su alrededor: “sin saberlo nosotros, la policía de Carta gena fue a recogerlo al aeropuerto y, nada más llegar a la recepción del ho tel, el muy colérico Salman exigió un vuelo de regreso inmediato a Nueva York porque habíamos incumplido el trato. Lo calmé con ayuda de un mojito y temerariamente me atreví a firmar un documento de la policía en el que nos hacíamos responsables de él. Aquella visita fue mítica, pues el Teatro Heredia tuvo que cerrar por primera vez con llave sus puertas porque no cabía ni un alma y la gente que no logró entrar se agolpaba de mandando un boleto para ingresar”. ¿Rushdie es responsable de lo que le ha pasado ahora por estar amena zado y negarse a llevar escolta? Por supuesto que no. Todos nosotros, por acción o por omisión, en Oriente o en Occidente, hemos solapado en ma yor o menor medida la censura de las ideas, de la libertad de expresión y de creación. ¿Qué estamos dispuestos a hacer como sociedad para preservar el libre albedrío? Hoy, según el últi mo informe del PEN Club, en todo el mundo hay más de 200 escritores y periodistas perseguidos, entre ellos dos célebres premios Nobel, la bielo rrusa Svetlana Alexiévich y el turco Orhan Pamuk, y un Premio Cervan tes, el nicaragüense Sergio Ramírez. Lo de Rushdie ya le pasó en 1994 al egipcio Naguib Mahfuz (Premio Nobel y autor de novelas como El callejón de los milagros): su obra fue acusada de “blasfema” por la cúpula musulmana, poco después un extremista islámico lo apuñaló cuando se dirigía a su tertulia semanal y Mahfuz perdió un ojo y la movilidad de un brazo. No dejó de escribir, pero dos años después, en 1996, fue catalogado por los radicales como “hereje” y ya no volvió a salir de su casa (que permaneció custodiada por la policía) y así, confinado, murió en 2006. Ojalá que no le pase lo mismo a Salman Rushdie _
HUSOS Y COSTUMBRES E n las últimas semanas estuve viendo una serie de lo más recomendable, IrmaVep, que recrea en distintos planos —pues es como la filmación de la filmación— una película muda en episodios diri gida por el francés Louis Feuillade en 1915, LesVampires, de la que incluye escenas originales maravillosas. Tras haber realizado su exitosa Fantomas, Feuillade filmó este serial de acción y misterio cuyos “vampiros” eran una banda de delincuentes donde figura ba la misteriosa cantante de cabaret Irma Vep (anagrama de Vampire), ac tuada por la actriz Musidora. Musi dora, su nombre original era Jeanne Roque, encarnó junto con Theda Ba ra (otro anagrama: arabnight) la figu ra de la vamp, la mítica vampiresa que seduce a los hombres buenos, es mala, muy mala, y usa unos disfraces mara villosos, como aquel leotardo negro con alas de vampiro que Irma Vep usa para recorrer las azoteas parisinas, o el traje de Cleopatra que inmortalizó a la actriz norteamericana. Pero tanto Theda Bara (Theodosia Burr Good man) como Musidora fueron mucho más, especialmente Musidora, quien dirigió varias películas —las primeras adaptando novelas de Colette— y fue novelista, poeta y compositora, ade más de musa de los surrealistas. Y a Theda Bara se atribuye el haber dicho “tengo la cara de una vampiresa, pero el corazón de una feminista”, pues se dice que la vamp, cuyo epítome sería Marlene Dietrich en Elángelazul, fue una reacción a los movimientos sufra gistas de comienzos del siglo XX. Ay, aquellas mujeres que debían disfra zar su nombre y sus atuendos para en carnar la libertad del arte, ese que en la versión actual de IrmaVepconfiere a la protagonista un poder fantasmal que le permite atravesar, literalmen te, los muros. Porque estas vampire sas eran, por encima de todo, artistas, y sus personajes enigmáticos surgían del reino de la imaginación. Su aura fantástica de ojeras góticas superaba en mucho la categorización de muje res malas que atraía el morbo del pú blico y a la vez les daba una inopinada libertad creativa. Ay, el mal. Con frecuencia el ver dadero mal se disfraza tras la fachada de lo que en apariencia es bueno y lu minoso: la religión, la justicia social, la pureza, para anular la libertad de los otros. Sobre el aberrante atenta do contra Salman Rushdie, Roberto Saviano, otro perseguido, escribió en un texto que salió en El País: “Rush die se salvó con la literatura, es decir, practicando el mundo de lo posible, creando mundos, sondeando relacio nes, convirtiéndose en sí mismo: un hombre que experimenta la vida y no un mártir”. Un hombre libre que ejerce su arte, esa libertad que tanto provoca y tanto molesta a los que vi ven de parecer siempre buenos _
MUSIDORA La actriz y vampiresa.míticaANA GARCÍA BERGUA