Laberinto No.1038 (06/05/2023)

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Luisa Jose na Hernández y sus mutaciones literarias

Suplemento cultural de MILENIO LABERINTO
Edith Negrín/ FOTOARTE: LUIS MORALES CAMPERO SÁBADO 6 DE MAYO DE 2023 AÑO 19 - NÚMERO 1038 HOMBRE DE CELULOIDE FERNANDO ZAMORA El brillo poético de Sam Mendes Foto: Neal Street Productions EL ATLAS DE PANDORA IRENE VALLEJO La mancha humana Ilustración: Román

ANTESALA

Capítulo 0

EN EL BANQUILLO TEDI LÓPEZ MILLS

No se llama Marisa uno de los cuatro personajes de La novela inconclusa que estoy armando, sino Marina y, según las indicaciones en las hojas sueltas de la carpeta, ella es apenas imaginaria, lo cual significa, supongo, que está basada en alguna mujer que proviene de ese espacio susceptible que denominamos por común acuerdo “vida real”. En una de las hojas hay una lista de rasgos: “A Marina le acabó tocando la cara que se merece. Marina suele quedar mal con las personas que desean brindarle ayuda en momentos difíciles. Marina y su cuerpo se someten a una continua y recíproca vigilancia. Marina pierde la cabeza comopierdeun pájaro la rama en medio del árbol”. George Eliot escribe en Middlemarch que Dorothea Brooke “poseía ese tipo de belleza que parece ponerse de relieve con una vestimenta desfavorable”. Quizás el encaje que rodea las muñecas de Marina resalte las pequeñas arrugas de la piel; empiece a verse luido, hasta amarillento, como las cortinas de gasa en la estancia donde Marina se distrae con una palomilla que se cuela en el cono de la luz y da vueltas como si estuviera atrapada en un remolino, las alas inválidas, el cadáver posterior y diminuto junto al sillón negro. Marina estira las piernas y se desacomoda el tapete. A cada acto le corresponde su cuota de secuelas y luego de interpretaciones. Debo construir a Marina con cautela: a veces yo seré ella, pero no necesariamente de modo circunstancial. Millones de ventanas existen en la casa de la ficción, señala Henry James en su prefacio al Retrato de una dama: algunas percibidas, otras aún ciegas, de tamaños y geometrías diferentes; en cada una hay alguien con solo sus ojos o binoculares queriendo mirar el mismo espectáculo, pero desde su punto de vista. El marco que se le atribuye al vidrio equivale a una forma literaria. “Coloque el centro de la trama en la conciencia misma” de su protagonista, sugiere James: ahí se descubrirá o inventará la dificultad más hermosa e interesante. Conmigo Marina convive como una especie afín. No es una dama –aunque aspira a serlo– y su belleza depende en gran parte de sus estados de ánimo. Sin duda hay un conflicto de origen: buscaré las anécdotas, experiencias, deslices, obsesiones; al principio la historia estará al servicio de la biografía. Me falta averiguar por qué todos los personajes son escritores en La novela inconclusa, y qué tipo de escritores: exitosos, envidiosos, gregarios, recluidos. Sospecho que Marina bosqueja poemas en sus “ratos libres”. Su perfil ha de ser cortante, como el que yo dibujo cuando hablo con la señorita de Farmacias Especializadas. Le pido puntualidad en la entrega del medicamento. En algunas ocasiones le ruego: “¡sea usted compasiva!” Triste lugar y triste tiempo. No sé si son mezquinas o legítimas las preguntas sobre la transcripción de los archivos. Intento descifrar gestos. Sigo cayendo en las trampas de la astucia ajena. Será por el brillo que vislumbro detrás de la sonrisa: ese detalle humano. _

Hay un cine en la ciudad de Kent que se llama Imperio. El nombre parece aludir a este imperio moribundo: el inglés. Estamos en 1981 y en este cine hay una mujer bipolar que se agarra a la vida y a la felicidad. Elimperiodela luzes la última película de Sam Mendes (disponible en Star+) y comienza cuando a este cine viene a trabajar un muchacho negro con el que ella, ya mayor, vivirá una improbable historia de amor. Mendes debe ser recordado por 1917, una película terrible y hermosa de la que hablamos aquí. Elimperiodelaluzlo consolida ahora como un director capaz de explorar la existencia en todas sus aristas. Aquí sondea con nosotros la soledad, la locura y, claro, el cine y la luz.

El Imperio, este viejo teatro fílmico, guarda en el ático (a un tiempo polvoso y bello) el recuerdo de aquellos tiempos en que uno miraba el cine en sitios así, lujosos y alfombrados. En este ático ella lo besa de modo impulsivo y por primera vez. Pero hace falta un poco de luz. Lo hemos adivinado: desde el punto de vista formal, la obra narra cuadro a cuadro el estado de ánimo de la Inglaterra en tiempos de Thatcher; ese que, en otra película que discutimos recientemente (EltiempodelArmagedón) marca el inicio de un sistema

HOMBRE DE CELULOIDE

Los días

que hoy vemos morir. La luz en la película a veces se aplana y a veces cruza dorada la cara de los protagonistas. A veces parece acuchillarlos. Kent se debate entre el racismo y la inclusión. Más allá del Imperio la historia transcurre y adentro el proyeccionista explica a este joven cómo cambiar un rollo de película, algo tan arcaico que parece que a este cine la historia no llegará. Pero llega, por supuesto. Y es necesario ver. Como en 1917, Mendes sigue comprometido con llevar el arte hasta el límite de lo poético. Y en este caso no hablamos de montaje sino de poesía verbal. ¿Para qué sirven los días?, preguntan con Philip Larkin. Los días están aquí para nuestra felicidad. Vienen y nos despiertan. La poesía sirve a Mendes como hilo conductor que lleva a Hilary desde la desesperación de su apartamento hasta la casa en que Stephen mira triste a su madre. Ella se ha quedado dormida frente al televisor. ¿Para qué sirven los días? Para luchar en esta ciudad gris contra la locura y la historia.

¿Le ha dolido la cabeza?, pregunta el médico. Debe ser el litio, admite ella un poco confundida. Pronto la veremos estallando en un acting bipolar y, sin embargo, hay en su ataque psicótico algo luminoso. Ese algo de Jack Nicholson en Atrapado sin salida o en Mejorimposible; la locura extravagante del novio de Meryl Streep en LadecisióndeSophie. La poesía de Larkin pone a Hilary en paz con la locura, con el día a día en que se compromete a tratar de buscar la felicidad. También Stephen, a pesar de los bastardos que vagan por las calles de Kent cazando a gente de piel oscura para romperles los dientes por gusto y nada más.

Además de la extraordinaria fotografía de Roger Deakins, Elimperio de la luz está actuada con la finura de quien ama el detalle. Olivia Colman es la contraparte perfecta del soñador Micheal Ward. Sus cuerpos, como sus locuras, se complementan y por eso en el primer beso estalla la luz, los fuegos de artificio en el cielo de Kent. Es cierto, El imperio de la luz es por momentos cursi. No tiene la firmeza de 1917 ni la simplicidad de Belleza americana, pero lanza un mensaje que a veces es necesario volver a escuchar: que aquí están los días y que gracias a ellos tenemos una nueva oportunidad: aprender a vivir. _

-02- 6 DE MAYO 2023
FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA NEAL STREET PRODUCTIONS
Como en 1917, Mendes sigue comprometido con llevar el arte hasta el límite de lo poético
El imperio de la luz. Dirección: Sam Mendes, Reino Unido, 2022.
Sin duda hay un conflicto de origen: buscaré las anécdotas, experiencias

POESÍA en el pasado hablaba de matrimonio como si fuera una elegante mansión

Luz artificial

MARIO CASTELÁN

inmune a bombardeos en secreto dibujaba en mi rostro la máscara antigás

exigía de tus labios el primer auxilio

la respiración de boca a boca

cuando cayó la bomba mi ciudad quedó en ruinas

fui despejado de luz artificial pero el sol se quedó y en mi cuerpo                hoy bailan partículas desnudas

Este poema forma parte de la sección “Luz artificial” del libro Punto en medio de un círculo, galardonado con el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa, y publicado por el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón en la colección Viento y Arena.

EX LIBRIS

ANTESALA Antídotos

Solamente en un par de ocasiones, afables y memorables, tuve oportunidad de convivir con Álvaro Uribe; pero, como lector suyo, esas veces que disfruté su plática reconocí el tono inconfundible de su escritura, es decir, una emocionante tensión entre la exquisita urbanidad y el afinado ingenio, entre la deslumbrante impersonalidad y la medida confidencia. Estas características destacan en Tríptico del Cangrejo (Alfaguara, 2023), el libro que Álvaro Uribe consagró a registrar su triple batalla contra el cáncer, y que se publica póstumamente con prólogo de Rafael Pérez Gay y epílogo de Tedi López Mills. El escritor hace un recuento, en forma de diario, de las tres ocasiones en que el cáncer lo invadió: en 2008, cuando se le descubrió un tumor en el pulmón derecho; en 2012, cuando se le detectó cáncer de próstata y, finalmente, en 2021, cuando el mal se dirigió, ya de manera fatal, a su pulmón izquierdo. El escritor enfrenta la posibilidad de la muerte con el recurso del estilo y, por eso, el dolor y la incertidumbre se traducen en una literatura lúcida, irónica y, paradójicamente, curativa. No hay, en este libro forjado en circunstancias límite, ninguna salida de tono, ninguna exaltación o perorata, sino que mantiene el ritmo de toda la obra de Uribe: la elegante contención de una prosa finísima, en la que siempre están presentes la inteligencia y el humor.

A través de la narración y las reflexiones de Uribe es posible asomarse al vértigo que provoca una manifestación tan concreta de la finitud como el cáncer y al nuevo sentimiento del tiempo, personal y familiar, que se instaura, ya normado por la enfermedad. El narrador describe los síntomas del mal, los tratamientos que inoculan veneno para prevenir un mal mayor, las infinitas antesalas y las secuelas de los remedios. Igualmente, con su característico humor, traza una picaresca del entorno de la enfermedad: las reacciones contrastantes que suscita la figura del enfermo entre su círculo social (los que huyen, los empalagosos o los motivadores que prescriben “entereza”), las curiosas solidaridades y afinidades entre “co-cancerosos” que se establecen en las salas de espera y el negocio de la salud privada, que incluye la codicia de algunos médicos y el martirio de los seguros y sus letras chiquitas. No se trata de una crónica terminal, pues en casi todo el libro hay una expectativa de recuperación y una lucha disciplinada, cobijado siempre por su esposa Tedi, para acompañar los tratamientos. Tampoco hay en estas páginas, tan sobrias como desgarradoras, atisbos de moralejas, sino una reposada lucidez que sabe agradecer la vida y respeta sus enigmas. La enfermedad, en suma, no trasforma las funciones de la escritura, al contrario, el escritor mantiene su “yo” a partir de esta canalización de la experiencia patológica: con la fluidez, ecuanimidad y precisión de su prosa, Uribe ensaya un antídoto intelectual y espiritual y opone una tenaz resistencia a la irrupción caótica de la enfermedad. _

-03- 6 DE MAYO 2023
Cada quien su bestia/ EKO
ESCOLIOS ARMANDO GONZÁLEZ TORRES @Sobreperdonar
Álvaro Uribe enfrenta la posibilidad de la muerte con el recurso del estilo

Recordamos a la dramaturga y novelista con este explora la naturaleza experimental y polivalente de El tiempo peregrino de Luisa Josefina Hernández

l fallecimiento de Luisa Josefina Hernández el pasado 16 de enero deja, pese a la inevitable tristeza de sus lectores, una estela de talento, brillantez y creatividad, además de un ejemplo de ejercicio de la libertad. Tenía 94 años y desde hace varios estaba retirada en su casa de Cuernavaca, una casa soleada, llena de libros, flores y música (tocaba el piano y la flauta).

Nacida en Ciudad de México en 1928, de padres campechanos, perteneció a la Generación de Medio Siglo, con la que comparte la voluntad de experimentación y un fortalecimiento de la cultura mexicana a partir de expresiones universales. A manera de homenaje, evocó algunos atisbos de su trayectoria.

De entre los géneros que Luisa Josefina cultivó, el teatro y la novela fueron los más prolíficos. Se habla de más de 60 piezas teatrales y 17 novelas, aunque aún hace falta una bibliografía precisa. Escribió asimismo ensayo, y teoría y crítica teatrales. Como traductora, dio a conocer producciones fundamentales de dramaturgos modernos.

En 1991, Luisa Josefina fue nombrada Profesora Emérita, la primera mujer en la UNAM en recibir este reconocimiento. En su discurso, afirmó: “sustituir la amenaza bíblica de ganar el pan con el sudor de la frente con la dicha de lo ganado en la realización de nuestros más íntimos y complicados deseos es una distinción”.

Su escritura se generó en el juego retroalimentador con su intensa actividad docente en la UNAM, donde llegó a ser un personaje legendario. Recuerdo una deliciosa entrevista que le hizo Hernán Lara Zavala donde afirma que ella, “la peregrina”, nunca llegó.

Por lo general, hay coincidencia entre los críticos acerca de que los géneros que cultivó están bien diferenciados.

EElla misma afirmó en más de una ocasión que al escribir narrativa se sentía muy libre, en tanto que la escritura teatral constituía un territorio muy acotado, con muchas normas. Reiteró asimismo que en la novela hay una comunicación directa entre autor y lector, en tanto que en el teatro no puede eludirse la intermediación de los muchos que participan en cada puesta en escena. Los estudiosos concuerdan también en que los vasos comunicantes entre ambos géneros son innumerables; y la mejor prueba es que algunas obras de Luisa Josefina Hernández están plasmadas a la vez en narrativa y en teatro.

Al respecto, quisiera recordar un apunte que hizo Fabienne Bradu en uno de sus primeros estudios globales (1987). Sostiene que Luisa Josefina Hernández concibe el mundo como una representación. Evoca el auto sacramental El gran teatro del mundo de Calderón de la Barca y observa que la obra novelística de Luisa Josefina está contaminada de teatralidad (por cierto, escribió también autos sacramentales).

Una constante es el interés en la palabra, en el ejercicio de la escritura y, por ende, de la lectura. Muchas de sus obras presentan personajes que escriben y leen.

El estudioso John Knowles concibe la obra teatral de Luisa Josefina Hernández como “un microcosmos del desarrollo de las formas dramáticas en México a partir de los años cincuenta”. En cuanto a su narrativa, Christopher Domínguez Michael, afirma algo similar: la novelística de Luisa Josefina permite establecer “una historia clínica, bitácora fiel que registra un conjunto de movimientos sentimentales y artísticos a lo largo de casi treinta años”.

Sus novelas han contado con excelentes lectores. Una muestra: “Luisa Josefina ha hecho uso de diferentes medios en su esfuerzo por desentrañar el significado de las acciones humanas. […] Lospalaciosdesiertos demuestra la eficiencia de su método para analizar personajes, de personalidades aparentemente antagonistas,

que sin embargo están unidas por la misma existencia frustrante”, escribió Juan Rulfo en 1964. Su obra novelística es diversa, compleja y enigmática, desbordante en significaciones; un “monumento literario”, decía su alumno, el novelista Severino Salazar. Ofrece una gran cantidad de personajes, voces, espacios y temporalidades, situaciones y problemas, expresados a través de una constante variación estilística. No es fácil transitar por este accidentado cosmos. Contamos con algunos esclarecedores intentos de analizarlo en su totalidad. Encontramos coincidencias en Raquel Gutiérrez Estupiñán y hasta en los más recientes estudios, como los de Gloria Prado y Luzma Becerra. Ellas, asumiendo diversos criterios, proponen tres constantes que yo, atendiendo a los tiempos y espacios, acomodo en dos grandes rubros.

Las novelas que juegan con el realismo Muchas novelas representan una vena intimista: problemas familiares o de pareja que llegan a ser complicados y aún tortuosos. Estas novelas en mayor o menor medida implican una problemática social. La anécdota a veces se ubica en espacios provincianos, como ocurre en LaplazadePuertoSanto (1961), Laprimerabatalla (1965), NostalgiadeTroya (1970), Carta de navegacionessubmarinas(1987) y La cabalgata(1987).

En otras ocasiones, el contexto se ubica en la ciudad capital. Entramos en un mundo de cafés de chinos, departamentos modestos como el de El lugar donde crece la hierba (1959) o LamemoriadeAmadís(1967), o en un hotel de segunda o una casa de huéspedes, como en Lospalaciosdesiertos (1963) o Elvallequeelegimos(1965).

Las novelas urbanas y provincianas de Luisa Josefina, abundantes en hechos y detalles cotidianos, juegan a parecer ser “realistas”. Pero por supuesto se trata de un realismo engañoso; con

frecuencia hechos y  lugares están cargados de simbolismo y referencias culturales que les otorgan otra dimensión. Ofrezco algunos ejemplos.

El departamento de Ellugardonde crecelahierba(1959) corresponde en su cerrazón a la relativa circularidad temporal, al encierro constituido por la repetición de actos y especulaciones, tanto como a la clausura sentimental de los personajes. La estructura narrativa amplía su espacialidad y temporalidad con los escenarios, generalmente interiores, plasmados en diarios, cartas, apuntes.

Laprimerabatalla (1965) alterna dos narraciones en las que compara la Revolución mexicana con la cubana y presenta escenarios del sureste mexicano junto a La Habana. Dos hechos autobiográficos se imprimen en esta novela. Uno es la experiencia docente de varios meses de Luisa Josefina en La Habana, a pocos años de la revolución. Otro es la relación de la narradora con su padre, un abogado honesto y luchador social. La muerte del progenitor y el viaje de ella de la Ciudad de México a Campeche para llevar el cadáver constituyen una descripción conmovedora.

José Luis González escribió que ésta era la primera novela que ponía en sus páginas a la Revolución cubana, que la narradora, muy atenta a los detalles cotidianos, ofrece sin épica. Seymour Menton critica la deslumbrada visión de la autora sobre la isla; la considera “turística”. Para mí, es una visión cargada de simbolismo: capta el sentir latinoamericano de muchos y la esperanza de un futuro más justo. Sin embargo, ella no siempre pensó lo mismo: En una entrevista de 1978, con Mary Lou Dabdoub, Luisa Josefina dijo: “ahora no escribiría Laprimera batallaporque no diría las mismas cosas ni tendría el mismo espíritu positivo”. Planeaba también, dijo en 2016 a su nieto, el dramaturgo y actor David Gaitán, escribir en algún momento otra novela sobre la parte negativa de la Revolución cubana.

Personalmente, me encanta Laplaza dePuertoSanto(1961), narración irónica, muy divertida, que por desgracia

-04- 6 DE MAYO 2023 DE PORTADA
EDITH NEGRÍN FOTOGRAFÍA INBAL
En la narrativa se sentía libre, y la escritura teatral era un territorio muy acotado

ensayo que de su obra Hernández

no ha vuelto a reeditarse. Aquí hay un parque que emblematiza la estratificación social de la región. Solo es para criollos o españoles blancos y con dinero, a quienes la narradora ridiculiza.

Agrego que Luisa Josefina contribuye a la cartografía literaria mexicana al darle un nombre ficticio a Campeche. En 2014, el escritor Salvador López Espíndola publicó una novela breve, La virgen de Puerto Santo, que lleva la siguiente dedicatoria: “En homenaje a Luisa Josefina Hernández, que descubrió un lugar maravilloso llamado Puerto Santo”.

Las fábulas cósmicas

El otro gran grupo novelístico juega con la Edad Media y se va situando en el espacio atemporal del mito. Para Prado y Becerra se trata de fábulas que se nutren de imágenes de la plástica medieval y de sueños colectivos. Algunas de las novelas aquí reunidas han sido vistas con frecuencia por la crítica como místicas o religiosas, y, por supuesto, muestran preocupaciones de esta índole. Pero en sentido estricto son fábulas cósmicas. La escritora decía que se interesó en estos temas a partir de sus estudios de iconografía. Aquí se ubicarían Apostasía (1978), Lostrovadores(1973), Apocalipsiscumfigurisy Roch(2008). Impregnado de referencias a diversas tradiciones religiosas, este grupo de novelas nos introduce en un universo bien distinto del contemporáneo. Sobre Apocalipsis cum figuris, la más importante de esta serie, Luz María Becerra describe el peregrinaje tematizado en la narración. Se trata de un periplo colectivo donde lo individual carece de importancia, tanto que los personajes carecen de nombre: los protagonistas son conocidos como la Peregrina y el Peregrino. Más que individuos, deambulan losfiguris, que son arquetipos y se mueven en un aparente desorden, creando la impresión de un cuadro abigarrado. Así desfilan cirqueros —entre ellos músicos, bailarinas, payasos, una payasa niña, Pierrot—, caminan caballeros, frailes, un monje, estatuas, hombres grises, algunos de los cuales llevan a

sus monstruos; contemplamos a loros, leones, espantapájaros y un unicornio. Ocurren muchos avatares y acontecimientos inusitados, todos desbordantes de simbolismo, que adquieren carta de naturalización. Por ejemplo, la payasa se embaraza del unicornio y da a luz un pequeño unicornio, que paradójicamente simboliza el principio y el fin de un mundo nuevo. Este pequeño unicornio fue tomado por el cristianismo en la Edad Media como figura de Cristo, y más adelante el cordero inmolado.

Todo es posible, de acuerdo a la amplia concepción que la escritora tenía de lo real, aunque ella hablaba, más bien, de lo natural. Así, interrogada sobre acontecimientos novelísticos sobrenaturales, en una entrevista de 1976 concedida a Mlchèle Muncy, explica: “Yo creo que natural es casi todo, incluyendo cosas que no sean cotidianas pero que, porque

ocurren de vez en cuando, no dejan de ser naturales. Entonces quizá yo pueda escribir, digamos, muchos milagros y demás asuntos de esos. Sin embargo, no creo que sean sobrenaturales, ya que pienso que el milagro es la clave de lo natural”.

Las últimas novelas publicadas

Después de un conjunto novelístico que se apropia de su momento histórico y de diversos tiempos míticos, en 2020 vieron la luz dos novelas con el sello del Fondo de Cultura Económica: Lasconfesiones, que lleva la leyenda final de haber sido terminada en 1992, y Comolosgorriones, concluida en 1994.

En las conversaciones con David Gaitán sobre las razones por las que había pospuesto tanto la publicación, explicó, con un dejo de ironía: “Tengo la malvada debilidad de escribir sobre gente que conozco, incluida mi familia, o sobre todo mi familia, pero

La autora de Los frutos caídos, entre otras piezas teatrales, murió el 16 de enero de 2023. La imagen es de la década de 1970.

no la más cercana, de tíos y primos en adelante. Termino los libros y luego resulta que no quiero mortificar a los aludidos... Es muy feo, creo yo, pero no puedo contenerme, se me vienen a la pluma”. Y continúa: “Ahora todo el mundo del que he escrito ha muerto, soy sobreviviente de mi generación. Así que me he lanzado a publicar con la mayor impunidad del mundo. Rasgo feísimo de carácter, queda admitido”. En Lasconfesiones, la anécdota no se centra tanto en personajes inspirados en su familia, aunque aparecen, sino en la compleja y enigmática relación de una joven, alterego de la escritora, con un dramaturgo en el que se transparenta a Jorge Ibargüengoitia. La dramaturga recrea su etapa de aprendizaje en la universidad y el estreno de sus primeras piezas. Es una novela en la que hay mucho por descubrir… como en toda la obra de Luisa Josefina Hernández. _

-05- 6 DE MAYO 2023 DE PORTADA

La mancha humana

Nuestra especie tiene una indudable genética trashumante que contradice la pureza étnica

Las familias se despliegan como mapamundis. En la madeja de tu memoria heredada se trenzan recuerdos de mestizaje: quienes buscaron mejor suerte en América —Brasil, Argentina, Cuba—; quienes emigraron a Suiza o Alemania en los años sesenta para huir de la pobreza; quienes se casaron aquí o allá con extranjeros. Tu madre imagina, con la prueba de sus ojos negros y un antiguo censo, el origen morisco del apellido Moreu; otros parientes dicen proceder de Francia. Tu padre evocaba historias remotas de antepasados sefardíes, nunca supiste si fábula o verdad. Invadidas o invasoras, refugiadas, emigrantes, exiliadas: somos criaturas de la diáspora.

Las huellas de una genética viajera y promiscua revelan nuestro pasado como especie migrante, aunque nos empeñemos en negar la evidencia. Los antiguos atenienses creían que procedían de la misma tierra de su ciudad. En la noche de los tiempos, según la mitología, el dios Hefesto intentó violar a la sabia Atenea. Ella lo rechazó y, durante el forcejeo, el esperma se deslizó por su hermosa pierna hasta caer al suelo del Ática, del que brotó Erictonio. Con esta leyenda refrendaban la propiedad de la tierra, su madre. Se proclamaban habitantes legítimos, inmóviles, verdaderos hijos de la patria, en oposición a esos inmigrantes que siempre serían, generación tras generación, forasteros intrusos. Además, como explica la antropóloga Nicole Loraux, este pretexto legendario justificaba que las mujeres quedasen excluidas de la ciudadanía incluso en plena democracia. Ellas no descendían del terruño, sino de la celeste y perversa Pandora que abrió la caja de los truenos. Y aunque parían a los varones atenienses, la maternidad simbólica correspondía al polvo y el estiércol del suelo.

En numerosas cosmogonías tradicionales, los seres humanos fueron creados con barro o sembrados como puerros o lechugas. Según Loraux, la metáfora de las raíces explicaba que

el espacio cívico tiene un adentro y un afuera, subrayando así una nítida diferencia entre autóctonos y forasteros. Tal vez por eso, han existido siempre —aún hoy— ciudadanospuerros que alardean de su pureza. Del adjetivo castus, “puro” en latín, proviene el concepto de “casta”, la organización en grupos cerrados con privilegios o desventajas. Y también la palabra “castigo” para mestizos y contaminados. En Elretablodelasmaravillas, Cervantes muestra a dos pícaros que llegan a la aldea de Algarrobillas, y ofrecen al alcalde mostrar un supuesto retablo mágico a cambio de suculentos dineros. Los timadores afirman que solo podrán ver las prodigiosas escenas quienes tengan sangre

limpia, sin antepasados conversos o bastardos. En realidad, el retablo, como el traje nuevo del emperador, es solo palabrería. Aunque la estafa resulta evidente a simple vista, toda la población algarrobillense disimula. Nadie quiere hacerse sospechoso de “padecer esa enfermedad”, es decir, pertenecer a la minoría rechazada e ilegítima, así que todos elogian y aplauden un espectáculo inexistente.

Lo sucio, marrano, infectado o mestizo son términos usados para estigmatizar moralmente al otro: de ahí derivan la limpieza étnica y otras peligrosas metáforas que tantas tragedias han desencadenado. Quizá por eso, en nuestro Siglo de Oro, cuando la pureza de sangre se convirtió en obsesión, el manco Cervantes —siempre bajo sospecha— se atrevió a soñar un desaliñado caballero de La Mancha. La historia prueba que la realidad es la mancha, no la pureza, pero mantenemos la ficción con un

• Gerardo Herrera Corral: ¿Somos vida extraterrestre?

interesado doble rasero. Ser autóctono en países de Occidente implica ventajas —nosotros primero—, pero ser indígena en territorios colonizados se carga de connotaciones peyorativas. Cuando los nuestros viajan son valientes emprendedores; quienes vienen son rechazados como parásitos. Ya lo denunció en su sátira Cervantes: la identidad es un baile de máscaras al servicio del mejor pagador. Todos descendemos de un tiempo nómada y somos extranjeros en la mayor parte del mundo, cuando franqueamos la línea imaginaria de unas fronteras que existen únicamente en el atlas de las fantasías consensuadas. Si nuestras raíces son viajeras, solo una mente con pereza puede esgrimir pureza. _

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ópera en jazz

-06- 6 DE MAYO 2023 LITERATURA
IRENE VALLEJO ILUSTRACIÓN ROMÁN EL ATLAS DE PANDORA
Y, además, en nuestra edición digital: Fernando Solana Olivares: La confesión de Batchelor • Guadalupe Ángeles: En respuesta a una pregunta no formulada • Ángel Soto: Entrevista con Alia Trabucco Zerán • Alma Gelover: Los muchachos de la guerra • Mercedes Luna Fuentes: Aunque no me conozcas, te llamo • Armando Alanís Pulido: Admirar el cosmos sentado en una silla voladora • José Juan de Ávila: La vida de Emilie Griffith en la
Los antiguos atenienses creían que procedían de la misma tierra de su ciudad

Quicón Uriate

NARRATIVA, ENSAYO

El hombre que cayó a la Tierra

A FUEGO LENTO

A la manera del Quijote, el protagonista de esta novela deja su terruño para conocer mundo y ganar fama. Su destino: los caminos de la sierra sinaloense, poblada de tentaciones y peligros. Viaja al lado de su primo, suerte de mediador y consejero, y de un lenguaje que reproduce el ritmo arrebatador y heroico de los antiguos corridos.

Agujeros negros y tiempo curvo

Walter Tevis

Alfaguara México, 2023 180 páginas

Este clásico de la ciencia ficción narra la llegada de un alienígena a la Tierra con la misión de encontrar un lugar seguro para los sobrevivientes de la devastación nuclear que casi ha destruido al planeta Anthea. Sin embargo, la intervención de un profesor de química a las órdenes del gobierno estadunidense no tarda en ser una amenaza.

Historias

Todo es testimonial en este libro marcado por la ausencia. La autora parte del accidente automovilístico en el que su hijo perdió la vida para después adentrarse en el largo proceso de duelo. El reto de Aidt es cómo dar forma verbal al dolor, cómo nombrar lo indecible, para, de una vez y para siempre, volverse hacia la vida.

Cuaderno de música 2

Juárez con lagarto

Nada sabemos del exilio de Benito Juárez en Nueva Orleans. Nada sabemos de ese tiempo que antecedió al adiós definitivo de Santa Anna. Así que todo en Laestación delpantano(Periférica) es fruto de la imaginación (y qué imaginación… y qué cadencia estilística… y qué explosividad sensorial).

Juárez El Puritano, El Siempre Adusto, El Sobrio, es un arrimado en ese coctel de razas y lenguas. Por eso figura tan solo como escolta del auténtico protagonista de la novela: Nueva Orleans, un ser viviente que brama, rompe en llanto, se vuelve contra sí mismo, hiede a mierda y sudor, baila y canta. No hay rastro alguno del Juárez conspirador sino el de un hombre que se mal gana la vida y escribe algunas cartas mientras va descubriendo la red de ofensas y complicidades contra el comercio de esclavos. Y, por supuesto y por fortuna, porque Yuri Herrera es ante todo un fabulador, tampoco hay gestos patrioteros ni arengas políticas en los burdeles disfrazados de cafés. México tiene apenas la forma de una borrosa nota periodística.

Mario Lavista

¿Qué ha sido del legado de Einstein?

Este ensayo busca una respuesta en los agujeros negros sin sacrificar a una cauda de realidades exóticas que se deducen de la teoría de la relatividad: enanas blancas, estrellas de neutrotes, agujeros de gusano, ondas gravitatorias. El relato de Thorne está sazonado con numerosas anécdotas .

112 páginas

Libro ganador del Premio Bellas Artes de Ensayo Literario 2021, ofrece una galería de artistas —escritores, pintores— que acaso merezcan tener más fama y público del que tienen. Entre las figuras convocadas se encuentran Hugo Diego Blanco, autor del sorprendente Lasesferasdelapaciencia, y el poeta y traductor Jorge Esquinca.

El Colegio Nacional México, 2022 204 páginas

Además de su labor como compositor; Mario Lavista también se dedicó a la divulgación musical a través de revistas. Se recuerda lo que hizo en Talea, pero especialmente en Pauta. En este segundo volumen de su Cuaderno, se reúnen, entre otros motivos, ensayos acerca de compositores como Alban Berg, Debussy y Stockhausen.

El retrato de Nueva Orleans (vamos del 29 de diciembre de 1853 al 20 de junio de 1855, cuando Juárez parte de regreso hacia Acapulco) muta al ritmo del azar y las estaciones. El azar conduce a Juárez ahí donde la tierra conserva su nombre originario o a los límites del pantano donde un cazador atraviesa con una lanza el cuerpo de un lagarto, y el verano lo lleva a las puertas de la muerte segura por paludismo y a observar a bandas de pirados prendiendo fuego a casas y comercios. “¿Puede haber”, leemos, “un lugar más interesante que donde se arroja lo que no sirve? Ahí es donde se fermenta lo nuevo, donde cada persona aprende a hacer algo distinto”.

¿Qué puede hacer la literatura con ese modelo de austeridad y hieratismo que es Benito Juárez? ¿Cómo dirigirse a él en letra impresa sin reproducir la cháchara santurrona? Yuri Herrera ha encontrado una ruta de avistamiento. Frente al marasmo y al ciclón que es Nueva Orleans, sobre todo porque se antoja un mundo que no quiere aún terminar de ser creado, Juárez se ofrece como una oquedad que se sabe escrita con tinta invisible: no termina de estar, ni de ser, y ni siquiera se cree aún llamado al panteón carnavalesco de nuestros héroes. _

-07- 6 DE MAYO 2023
La estación del pantano México, 2023
Si la muerte te quita algo, devuélvelo
Naja Marie Aidt Sexto Piso México, 2023 132 páginas Gabriel Bernal Granados Secretaría de Cultura/ INBAL México, 2022 Miguel Tapia Era México, 2023 152 páginas
www.librotea.com El
Kip S. Thorne Crítica México, 2023 576 páginas
placer de leer

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TOSCANADAS

El papa honesto

DAVID TOSCANA

De entre los nombres de los apóstoles, los papas han evitado todos excepto el de Juan, que ha tenido más papados que ninguno. Llegó hasta Juan XXIII, y hay que sumar los dos Juan Pablos. Hubo un papa Marcos, pero Marcos fue evangelista, no contado entre los doce apóstoles. Y se ha evitado homenajear a Judas Tadeo con tal de no confundirse con Iscariote. Durante los primeros quinientos años los papas se llamaban según les hubiesen puesto sus padres: Anacleto, Telésforo, Aniceto, Sotero, Ceferino, Natalio, Ponciano, Antero, Novaciano, Eutiquiano u Hormisdas. En el año 533, fue elegido quien tenía el mejor de los nombres y debió haberse convertido en el papa Mercurio. Sin embargo, le pareció inadecuado llevar al trono cristiano el nombre de un hijo de Júpiter y optó por apodarse Juan II. Esas nimiedades no le habían preocupado al papa

ADRIANO VI

Dionisio, pues quizás era devoto del dios del vino hijo de Zeus. A partir de Mercurio, fue poco a poco tomando fuerza la idea del cambio de nombre, y quedó bien establecida para el año mil, que se estrenó con Gerberto llamándose Silvestre II. Algunos de ellos optaron por honrar la memoria de grandes romanos o griegos: Julio, Adriano, Alejandro. También hubo quienes llegaron a papas con el nombre bautismal de Pedro que eligieron otro nombre para no quedarse con el del patriarca. Otros aspiraron a cierta virtud con su nombre: Clemente, Benedicto, Pío.

La sucesión de un nombre podía cortarse cuando un papa caía en desgracia. Como Adriano, que no llegó al séptimo porque el sexto dejó muy mal sabor. Y es que Adriano VI fue abucheado por los romanos desde que lo eligieron unos despistados cardenales. Tuvo la intención de renovar la Iglesia y, sobre todo, de erradicar la corrupción. Una especie de paraluterano, lo cual no es

de extrañar, pues el hombre venía de tierras nórdicas, y a eso le sumó una voluntad de austeridad franciscana. Su ilusa honestidad no hizo sino hundir a Roma junto con sus habitantes en un problema financiero. Se redujeron las peregrinaciones al mínimo, se dejó de recaudar dinero por las indulgencias, el papado perdió lustre; Adriano suspendió los carnavales, no ocupó la residencia oficial, quiso enviar a los cardenales a sus diócesis, dejó de apoyar las artes. En sus días aumentó la pobreza y la criminalidad. Adriano VI murió pronto. Apenas estuvo poco más de año y medio en el puesto. Hubo en Roma gran festejo por el fin de tan agria gestión. Se corrió el rumor de que su médico lo había envenenado, de modo que lo llevaron en hombros por la ciudad. Él médico aseguraba que el chisme era falso, pero la gente no le creyó y lo elevó al nivel de héroe. Ya no hubo un Adriano VII _

Entre cadenas y el “trágala”

“Pero, oh Dios grande, ¿qué es esto? ¿Cómo llamaríamos a esa desgracia? ¿Qué vicio es ese, qué horrible vicio el de ver a un inmenso número de hombres, no solo obedecer, sino servir; no ser gobernados, sino ser tiranizados... ¿No por un Hércules ni un Sansón, sino un hombrecillo, frecuentemente el más cobarde?... ¿Qué vicio monstruoso es este que ni siquiera merece llamarse cobardía, al que no se le encuentra nombre suficientemente feo y que la Naturaleza desaprueba y la lengua se niega a nombrar?”

El autor, Etienne de la Boëtie. Su obra maestra se llamaba “Discurso de la servidumbre voluntaria”, pero nunca la vio publicada; sí reconocida, hecha famosa con su propio título ganado entre copias escritas a mano y circuladas a escondidas: el “Contra uno” (hay varias traducciones, pero la mejor es de José de la Colina, publicada en 2001, por Aldus). Esto fue en 1548, pero lo mismo valdría para antes, para hoy, y para mañana.

¿Por qué hay gente que no solo obedece, sino que desea obedecer?

La obrita analiza el absurdo, lo juzga “innombrable”, y enuncia la creencia de que un “Dios bueno y liberal” reserva un castigo singular para los tiranos y sus lacayos voluntarios. Pero no responde la pregunta. Tampoco la respondió Pierre Clastres, en 1974, aunque también halló innombrable la desventura de la servidumbre voluntaria, sin atinar qué diablos lleva a una persona o a un grupo a elegir el sometimiento y no la libertad.

Los ejemplos abundan, sin embargo, y por desgracia: en 1823, una turba absolutista rodeó la carroza del rey, desplazó a los caballos para uncirse

ellos mismos y servir de animales de tiro. “¡Vivan las cadenas!”, gritaban a coro los realistas que deseaban la restitución del absolutismo de Fernando VII y rechazaban el constitucionalismo de aquellos que se llamaron “liberales”. El clamor original, según Ramón de Mesonero Romanos, cronista original de las indignidades, era “¡Vivan las caenas!”, porque comenzó en Sevilla. El lema tiene hasta página de Wikipedia. Un siglo después, ese mismo grito hace rechinar los dientes a José Ingenieros (La evolución de las ideas argentinas, 1918); otro siglo más, Enrique Serna recuerda el clamor de los lacayos y la “nostalgia de la mafia única”, en Letras Libres de febrero de 2012.

El mismo estupor, la misma pregunta para la que ningún sabio halla respuesta y todos reconocen con repugnancia: la servidumbre voluntaria.

No hay que olvidar que el de Fernando VII fue el primer nombre propio enunciado en el Grito de Hidalgo —quien, sin suerte, quiso ser diputado en las primeras Cortes de Cádiz—.

De acuerdo: el grito es de 1810 y el episodio de las cadenas es de trece años después. Entre una fecha y otra se cocina una historia compleja de España, pero que no nos es ajena, ni por propia historia, ni por su valor de analogía, más allá de los años.

El final del reinado de Pepe Botella dejó a España partida en dos: los liberales y los absolutistas. El dilema era la soberanía: ¿reside en la Nación (y en la Constitución, representada en las Cortes) o reside en la augusta testa del rey? Los liberales querían, por supuesto, una división de poderes y preservar el poder legislativo para las Cortes y los representantes

de la voluntad ciudadana, expresada en el voto. Pero para muchos otros españoles era un honor estar con Fernando VII y juraban lealtad al soberano. Demasiado poco, pero al menos durante un tiempo, España fue la tercera democracia del mundo, después de la estadunidense y la francesa, que también había muerto, a manos de Napoleón. El mayor encono: ¿y quién legisla? Los absolutistas dicen que el rey (y ni revisarle sus decretos); los liberales, que las Cortes y los representantes elegidos. Súbditos contra ciudadanos.

Los absolutistas son, tal cual, el caso de la servidumbre voluntaria. El grito que los exhibe, su “¡Vivan las cadenas!”, se acompañaba de otro lema indigno: “¡Y muera la libertad!”. Los liberales, por su parte, tampoco fueron dechado de sensatez. En las calles, en las tabernas, por las plazas, al paso de la carroza, solían cantar a gritos:  “Trágala, trágala/ vil servilón/ tú que no quieres/ Constitución!”.  “Trágala, perro” era el estribillo.

Al final, el mejor testimonio de la estupidez a que lleva la servidumbre voluntaria es la serie de grabados de Goya: “Los desastres de la guerra”. Aquel encono no nos es ajeno: hay quienes legislan sin haber leído lo que aprueban. Pero es importante que nuestras canciones sean mejores que aquel indigno “Trágala” _

6 DE MAYO 2023
LABERINTO
DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: JOSÉ LUIS MEDINA G. Estatua dedicada al pensador francés Etienne de la Boëtie.
BICHOS Y PARIENTES
JULIO HUBARD FOTOGRAFÍA WIKIPEDIA
Qué diablos lleva a una persona o a un grupo a elegir el sometimiento y no la libertad

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