Laberinto No.964 (04/12/2021)

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Suplemento cultural de MILENIO

LABERINTO HOMBRE DE CELULOIDE

TOSCANADAS

FERNANDO ZAMORA

DAVID TOSCANA

Los traspiés de Léos Carax

Fama del escritor, hazañas del atleta

Foto: CG Cinéma

SÁBADO 4 DE DICIEMBRE DE 2021 AÑO 18 - NÚMERO 964

Enrique Krauze: llamado a la concordia José Luis Martínez S./ FOTOGRAFÍA: JAVIER RÍOS

Foto: Pinterest


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ANTESALA

4 DE DICIEMBRE 2021

EN EL BANQUILLO

Ripios TEDI LÓPEZ MILLS

O

tro problema para los árboles/ si el silencio se siente solo”, escribe John Ashbery; otra forma para los días si asumo que son solo superficie, extensa o intensa, según se vayan colocando los artificios: dolor rima con amor, con tumor, con pavor; escalera con madera, con cadera, con ladera; razón con corazón, con pulmón, con punción; brazo con lazo, con caso, con trazo. Un caballo se desplaza sin consecuencias figurativas, aunque el pasto se doble ligeramente bajo los cascos y el campo visual equivalga a un paisaje momentáneo, verde o casi azulado cerca de los bordes donde empieza a esfumarse en la bruma o la curva. Desde lejos podría calcular el tipo de sombra, recta, redonda, deforme, con tintes amarillos, quizás a punto de caer por su propio peso en la zanja que rodea el camino donde me detengo para ver si ya es hora. Solo puedo ir por partes. Las instrucciones contra el futurismo son claras: minuto tras minuto y nunca más allá de lo inmediato. En la mesa se colocan los manteles, los platos, las servilletas. En los vasos se vierte el agua. En la tabla se corta la fruta. Los tenedores no están en el lugar de los cuchillos. “Ponga usted frases largas y preñadas de sentido, como si inventara su pensamiento conforme avanza la pluma ligera por la página”. Los hechos ocurren después de su explicación, lo cual mitiga las secuelas. Ashbery recuerda el estilo de la piedad; yo busco el de la empatía. ¿Dónde se aprenden las fórmulas? “Lo que se les ofrezca, se te ofrezca, aquí estamos, aquí estoy, cuenta con nosotros, cuenta conmigo, en cualquier momento, hasta en la madrugada”. ¿Por qué la madrugada? ¿Qué pasa en la madrugada? Miro el reloj. Mi mano izquierda no sabe qué hacer con mi mano derecha. ¿Será cierto? Espero los mensajes, el timbre del teléfono. Quizá la solidaridad caduque a fuerza de compararla con las expectativas. El miércoles le grité a un musicólogo. El viernes rompí el penúltimo eslabón. Con los añicos y el cascajo voy construyendo mi obra más abstracta, por decirlo pomposamente. Sin duda, soy una mujer mal educada —me comentan que impongo mucho—, pero esgrimo a mi favor que la ausencia de maldad no significa bondad. “A la cola del perro le falta el perro”, reza un antiguo refrán de un pueblo diminuto de las Rocallosas. En el Canto I de mi Comedia apócrifa, la franja de nieve divide el espacio esférico por el que nos introducimos él y yo con los documentos, los estudios, los cuadernos y los libros. Tocamos la nieve para establecer la ceremonia de una nueva costumbre. Al fondo hay una puerta negra y encima un letrero: ENTRADA. Yo me tropiezo con una piedra; él esquiva un bache justo a tiempo. Se abre la puerta y nos recibe una doctora tan amable que su bata blanca parece una casualidad. Nos conduce por un pasillo hacia la sala de espera. Nos describe el procedimiento que se llevará cabo durante siete semanas. De ningún modo es un asunto de palabras. Él anota su nombre en una hoja cuadriculada. Creo que estamos solos.

Ashbery recuerda el estilo de la piedad; yo busco el de la empatía. ¿Dónde se aprenden las fórmulas?

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Annette. Dirección: Léos Carax. Francia, 2021

HOMBRE DE CELULOIDE

¿Programático o absoluto?

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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA CG CINÉMA

n la apreciación estética hay dos facciones. Unos sostienen que la obra debe ser un universo cerrado. Son los absolutos. Otros piensan que el arte evoca imágenes. Son los programáticos. El cine absoluto sería el cine por el cine mismo. Sus valores serían estrictamente fílmicos: la actuación, la fotografía y el sonido. Por su parte, el cine programático iría en pos de otros valores que incluyen el chisme de farándula, el dato curioso y, por supuesto, la trama. Con Annette (disponible en Mubi) Léos Carax ha tratado de producir la obra de arte total, esto es, una que resulte al mismo tiempo programática y absoluta. ¿Es esto posible? A juzgar por el resultado, no. Escrita junto con el grupo de culto Sparks, Annette es un puro fuego de artificio y en este sentido resulta muy congruente con la escena más famosa de Carax, la que lo lanzó a la fama en 1991, cuando en Los amantes del Pont-Neuf Juliette Binoche enloquece de amor y en el cielo de París estallan los fuegos artificiales. Como se sabe, Annette es un musical. O, mejor, una ópera. Y desde las primeras escenas, cuando se nos advierte que debemos dejar de respirar o cuando se nos explica que la película costó quince millones de dólares (que es, según el autor, muy po-

co dinero) uno entiende que el realizador está presumiendo descaradamente que nos va a enseñar a todos nosotros lo que el cine es. Y más aún: lo que un musical es. Qué pretensión. Carax está anunciando que su obra va a superar a Wagner y a Puccini; a Disney y a Lloyd Webber. Pero la verdad es que no bastan las referencias programáticas (a Esther Williams, por ejemplo) ni la intensión de entrar, como Tommy o The Wall, en las honduras de la familia disfuncional de nuestra pobre Annette, un personaje robado, (“prestado”, dirían los posmodernos) de Pinocho con todo y su final predecible en que la marioneta adquiere carne y hueso. Pero bueno, al menos la banda sonora será grandiosa, pensarán los entusiastas, después de todo la película ganó el premio a mejor dirección en el pasado festival de Cannes. Pues no. Sparks, como su nombre lo indica, es una banda que presume de jugar con la música lanzando chispas. Y, en efecto, a lo largo de las más de dos horas y

Escrita junto con el grupo de culto Sparks, Annette es un puro fuego de artificio

media aparecen de pronto dos o tres melodías que despiertan al espectador del letargo en que lo han metido letras tan insulsas como esta: “el verdadero amor siempre encuentra un camino, pero el verdadero amor se extravía”. Esta letra (que no está elegida al azar, sino que es el leit motiv de la ópera de Carax) da razón a aquella frase de Bernard Shaw según la cual si algo es demasiado estúpido para ser dicho siempre se puede cantar. Gira en la red una canción de Sparks que se llama “Dick Around”. Si uno considera que aquello representa la cima del arte sin duda disfrutará de Annette, sus letras frívolas, sus pésimas actuaciones ( jamás pensé que Adam Driver pudiese llegar tan bajo) y su música radiante. Aun así hay un par de espectadores que se han dejado asombrar por los destellos de Carax. A ellos les recomendaría que entrasen mejor en las profundidades de Bailando en la oscuridad del artista de lo absoluto Lars von Trier. Eso es un musical y aún más: una reflexión filmada en torno a lo que es la ópera. Y la de Bjork es, sin duda, música absoluta. En cambio, Annette… Annette es solo un intento más por recuperar las glorias del cine de Francia. Y Carax comete la vulgaridad de tratar de revivir el gran cine de su país cantando opereta. Y en inglés.

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ESCOLIOS

POESÍA

A shark in Chamela XITLALITL RODRÍGUEZ MENDOZA

Jaws significa tiburón, significa gato oscuro del océano que avanza sin maullar y también rasga. Soy un chico que bebe solo al amanecer en la playa, que va buscando entre la arena centavitos huérfanos para echarlos en un casco de caguama. Algo gratuito. El mar —como los gatos y la muerte— es gratis. Solo hay que buscar la manera de acercarse un poco, esquivar hoteles de lujo, evitar puertos, mirar el sol. Este poema forma parte de Diecisiete poetas mexicanas (1964-1985), publicado por Vaso Roto, selección y epílogo de Rodrigo Castillo.

EX LIBRIS

EL LIBRO. ENEMIGO PÚBLICO/ EKO

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ANTESALA

4 DE DICIEMBRE 2021

Biografía de la luz ARMANDO GONZÁLEZ TORRES

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@Sobreperdonar

n enamorado está a punto de casarse con su prometida adolescente, pero se entera de que ella está encinta, sin que todavía hayan tenido relaciones. El hombre se debate entre las convenciones sociales y religiosas, que aconsejarían repudiarla, y su fuero más íntimo, que no deja de adorar a la muchacha. No se trata únicamente de los celos, sino de un sentimiento más hondo de estupor y, a la vez, de privilegio. Tras un proceso de tormentoso cuestionamiento, y ayudado por un ángel, el hombre toma la decisión de llevar a cabo el matrimonio y aceptar al hijo de su amada, el cual presumiblemente tiene un origen divino. Este paso de la duda más irritante y sombría a la aceptación de la azorante realidad permite que María y José formen una familia y que acojan a Jesús, el misterioso primogénito. Esto constituye, también, el principio de la aventura espiritual más intensa de Occidente. La biografía de la luz (Galaxia Gutenberg, 2021), del sacerdote y escritor Pablo D’Ors es un conjunto de comentarios sobre los evangelios que reconstruyen las célebres anécdotas de la existencia de Jesús y sus parientes a partir de una perspectiva profundamente personal, alejada de las prescripciones de la religión y la moral convencionales, con frescura de estilo y una gran audacia teológica que a veces colinda, felizmente, con la poesía, la mística y la herejía. A través de sus comentarios a las historias de Jesús (su infancia, el limbo de su adolescencia y primera madurez y el conocido activismo de sus últimos años), pero también de su primo Juan el Bautista, los apóstoles y los abominables políticos, sacerdotes e intelectuales de ese tiempo, el autor conmina al lector a encontrar en su, a menudo lastimada y embotada vida interior, zonas virginales, espacios de apertura al mundo, reservas de sensibilidad, altruismo o inocencia insospechadas. También advierte que el proceso de gestación y alumbramiento de lo íntimo resulta difícil e implica muchos momentos de escepticismo, desánimo y desfallecimiento. La estrategia literaria de D’Ors, comentar los detalles de los evangelios para propiciar la transformación de la vida cotidiana parecería tan rutinaria como una misa de domingo o una prédica de autoayuda; sin embargo, su vigor pedagógico y su rica imaginación la vuelven una deslumbrante empresa literaria, que aboga por una espiritualidad sin banderas. Ante la maldición de la enfermedad, el envenenamiento de la vida política, el rencor arraigado en el cuerpo social y una enajenante tristeza que atenaza al individuo, este libro, apelando a prácticas ascéticas y de autoconocimiento de las más distintas tradiciones, llama a salir del monólogo destructivo y a comenzar a escuchar y mirar a los otros. En estas páginas, con ecos de María Zambrano, Simone Weil, René Girard, o Lanza del Vasto, hay exigencia, claridad mental y una luminosa escritura que invita a apartarse del rebaño, pensar por cuenta propia y solazarse en estos tiempos oscuros.

D’Ors conmina al lector a encontrar reservas de sensibilidad, zonas virginales

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DE PORTADA

4 DE DICIEMBRE 2021

En entrevista, Enrique Krauze habla de su nuevo libro y expone sus puntos de vista sobre el presidente López Obrador

“Concordia no quiere decir estar de acuerdo con todo”

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JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. FOTOGRAFÍA JAVIER RÍOS

nrique Krauze afirma que su nuevo libro, Crítica al poder presidencial (Peguin Random House), desmiente a quienes lo acusan de silencio o complicidad con gobiernos anteriores al de Andrés Manuel López Obrador. En los trece ensayos reunidos en este volumen, publicados entre 1982 y 2021, el historiador y editor, autor de obras como La presidencia imperial y El pueblo soy yo, siguiendo el ejemplo de su maestro Daniel Cosío Villegas, ha escrito sin cortapisas de los responsables del Ejecutivo federal. En entrevista, de la que se han suprimido las preguntas, Krauze habla de este libro y expone sus puntos de vista sobre el actual presidente, al que hace un llamado a la concordia y a cosechar las cosas buenas que ha sembrado. Un denominador común Una de mis intenciones al reunir los ensayos de Crítica al poder presidencial, es dar un panorama de la historia política de México, que ha tenido, a mi juicio, un denominador común, que marcó Daniel Cosío Villegas desde 1968. Este denominador es que el poder excesivo en manos del presidente de la República es el primer problema político de México y la razón por la que el país no podía ser —y sigue sin ser cabalmente— una democracia liberal. Este mensaje se me quedó grabado y es el sustrato crítico de estos ensayos. Biografía del poder, por cierto, que es mi historia política de México, se llama así para subrayar el hecho, desafortunado, de que mucho

de nuestra historia no la escribimos los mexicanos en conjunto: la escribe el presidente, el caudillo, el hombre fuerte en turno. Galería del poder El primer ensayo de este libro lo publiqué en 1982, aunque ya antes había escrito sobre Luis Echeverría. En esta galería vemos que José López Portillo fue un irresponsable frívolo en el poder, porque, como le ha ocurrido a muchos presidentes, sintió el delirio y el mareo del engrandecimiento del poder, se sintió de veras Quetzalcóatl. Miguel de la Madrid tenía un temple y una formación liberal, pero traicionó las esperanzas democráticas de México con los fraudes, empezando por Chihuahua. En ese tiempo yo propuse La democracia sin adjetivos, y no estaba diciendo algo nuevo, sino renovando un ideal propuesto em 1979 por Gabriel Zaid en la revista Vuelta, y antes por Cosío Villegas y antes por Madero. En México, la democracia liberal siempre ha sido un ideal en busca de realización. Carlos Salinas hizo reformas muy importantes y bloqueó la reforma política; me opuse a Salinas políticamente desde el primero hasta el último día, y lo hice en La Jornada y Proceso, que eran mis tribunas, ahora quizá nadie lo recuerde, pero ahí están estos ensayos publicados en esos medios para recordarlo. Ernesto Zedillo fue un presidente que entendió la necesidad de la transición; lo critiqué antes de su acceso al poder y, en algunos momentos de su presidencia, por ejemplo en su política educativa, en los libros de texto, etcétera. Pero Zedillo tomó en serio la democracia y la prueba estuvo, en primer lugar, en las elecciones 1997, en las que Cuauhtémoc Cárdenas llegó a la Jefatura de Gobierno. Para mí, ahí estaba la gran esperanza, en el triunfo de una izquierda democrá-

tica. Después, en el 2000 Zedillo se cortó el dedo, como se decía entonces, y permitió la alternancia. En los gobiernos de este siglo, Vicente Fox fue un buen candidato que nunca se enteró qué significaba ser presidente de México. Fue una gran oportunidad histórica perdida, debió haber gobernado, lo he pensado y dicho, con el ala moderada de la izquierda mexicana y juntos desterrar la cultura política corrupta del PRI. Cuando el electorado eligió a Felipe Calderón, le dio otros seis años al PAN. Calderón tuvo desmesura, cerrazón, equivocaciones, no escuchaba; tuvo apresuramiento y muchas otras cosas que yo señalé en su momento y que están en mi libro. El acabose vino con Enrique Peña Nieto, ahí sí todos los defectos juntos: la soberbia, la irresponsabilidad, la frivolidad, y la corrupción multiplicada, lo dije y está en estos ensayos. Creo que el sexenio de Peña Nieto se terminó en septiembre de 2014, fue un sexenio de dos años, y así lo señalé. En el momento de las reformas estructurales, y eso está publicado en New York Times, lo dije, lo escribí y está aquí, en este libro: la corrupción lo corroyó todo y las reformas no significan nada cuando el sustrato está podrido. El escenario estaba puesto para la llegada de López Obrador. Con varios ensayos y artículos, quise invitarlo a que la suya fuera una presidencia que cumpliera cabalmente sus objetivos de atención al México marginal y pobre, estuve de acuerdo con la idea del reparto en efectivo, aunque instrumentada de un modo distinto a como lo ha hecho López Obrador —con fines clientelares y no de manera universal—, sino más bien como la planteó originalmente Gabriel Zaid en sus artículos en Plural en 1973 y en El Pro-

greso improductivo. Nunca imaginé que el estilo personal de gobernar del presidente López Obrador se acercara al del predicador Echeverría, con acentos de una violencia verbal y una propensión, no al razonamiento sino al insulto, y además con una concentración del poder que, en los hechos, nos está enfilando a una autocracia, al gobierno de un hombre solo. La libertad de la prensa La prensa mexicana escrita, a lo largo de los años que estudio y de los que he escrito, fue ganando espacios y fue cada vez más una prensa que ejercía su libertad. En los tiempos de la transición: Fox, Calderón, Peña Nieto, siguió en ese plan, con excepciones, con errores, a veces con autocensura, pero en general ejerció su libertad. Hoy la siento más cautelosa, y eso me preocupa porque una prensa que se integra, que se incorpora o toma como suyo el programa de un gobierno, es una prensa que se hace daño a sí misma, que se destruye. Afortunadamente existen periodistas y editorialistas que dan la pelea aun en condiciones adversas. Los intelectuales Los intelectuales en la época posrevolucionaria, por dos o tres generaciones vivieron integrados al poder. Tuvieron puestos, fueron embajadores, secretarios de Educación, de Relaciones Exteriores, dirigieron instituciones oficiales. Eso fue el modus operandi durante varias décadas, perdieron independencia y al perder independencia y libertad eso afectó su obra escrita, aunque hicieron obra institucional. Por ejemplo, Cosío Villegas hizo el Fondo de Cultura Económica, donde había participación del Estado, fue diplomático, funcionario, consejero del Banco de México,


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llegó a representar a México en el Ecosoc (Consejo Económico y Social) en la ONU, hizo una obra histórica, pero por muchos años, a pesar de escribir ensayos muy aguerridos como La crisis de México, no dejaba de tener una dependencia del gobierno y del Estado, y esto restaba libertad e independencia a sus opiniones. En 1968 esto cambió. Echeverría, López Portillo y todos los gobiernos sucesivos quisieron atraer a los intelectuales, y lo lograron, pero con Cosío Villegas entendimos que, si México iba a ser democrático, el camino natural para el intelectual tenía que ser la independencia y la distancia del poder; esto es: no tener puestos públicos, no depender económicamente del gobierno, no ser ideólogo del poder, no ser consejero áulico del poder, criticar al poder. Es lo que hizo Octavio Paz, es lo que hemos hecho en la revista Vuelta y luego en Letras libres: tomar distancia del presidente y criticarlo, la prueba está en este libro. ¿Cómo está la situación actual? Pienso que se ha ahondado la distancia entre los intelectuales y el poder, y eso es muy bueno, para los intelectuales y para el poder, porque ahora el poder siente, este poder autocrático que estoy describiendo, siente que hay académicos, científicos, artistas, intelectuales, periodistas que dicen no, y explican por qué y tratan de persuadir al público con sus argumentos, esa es la función del intelectual.

Mentiras y difamaciones (Ante los ataques en las conferencias matutinas del presidente y en medios afines a su gobierno), estoy tranquilo. El único cargo que me hacen, no es debatir mis ideas sino decir que yo estuve de alguna manera vendido a los gobiernos anteriores: este libro, mis otros libros, cientos de artículos, mis documentales y lo que está en Youtube, demuestran que eso es mentira. Por otra parte, ahí están las páginas de transparencia de Letras libres y Clío para demostrar que nunca tuvimos más del 20 por ciento de anuncios oficiales, de modo que eso ni siquiera me roza, es una difamación que no se sostiene. Regresión histórica Creo que nunca he estado tan preocupado por lo que sucede en México. En primera, porque la presencia del crimen organizado es tal que ya podemos decir que partes del territorio nacional han dejado de ser México, porque no nos pertenecen, porque no les pertenecen a las personas que viven allí, porque tienen que pagar derechos de piso o vivir aterrados o no tener libertad de tránsito. Hay partes de México en las que no se puede vivir o respirar con libertad. En segunda, no me gusta el papel que se le ha dado al ejército en esta administración. Yo

he estudiado y leído la trayectoria del ejército mexicano, institución admirada y admirable, muy querida por el pueblo mexicano, pero fue un ejército que, encarnado en los generales Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho, fue capaz del acto extraordinario, histórico, sin precedentes en América Latina, de ceder pacíficamente el poder a los civiles. No hay ninguna justificación para la regresión histórica que estamos viviendo. El presidente no es un militar, pero el poder económico y las tareas que le está dando al ejército, me preocupan. Me preocupan mucho la salud y las instituciones de salud; la educación y las instituciones educativas y académicas; el acoso a las libertades y la democracia, porque la democracia ha sido el corazón de la lucha en que tantos nos empeñamos. El debate acalorado es natural, pero hay que distinguir entre el debate acalorado y una presidencia que monopoliza la palabra, que de una manera absolutamente asimétrica usa el micrófono por dos horas todos los días para atacar a quienes no tienen más foro que el de su público lector. Y algo más

El historiador y director de la revista Letras libres y la editorial Clío

“México prevalecerá, este hogar nuestro, de nuestros hijos, no lo vamos a perder”

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grave, lo utiliza para dar una versión de la realidad que a menudo no coincide con la realidad que agencias nacionales e internacionales, objetivas, respetadas, científicas, presentan. Entonces estamos ante un problema. Por eso estoy preocupado. Pero México prevalecerá, este hogar nuestro, de nuestros padres, de nuestros hijos, este hogar no lo vamos a perder, aunque mientras siga la atmósfera de polarización y odio, mientras siga la división plantada desde el poder, los mexicanos estaremos divididos. Siempre recuerdo la frase de los Evangelios, que repitió Abraham Lincoln: una casa dividida en contra de sí misma, no puede sobrevivir. Sobreviviremos, sin embargo, pero, caramba, no sobra un llamado al presidente de la República para decirle: por qué no, en la segunda parte de su sexenio cosecha las cosas buenas que ha hecho en política social y plantea limpiar la atmósfera de odio y polarización para escuchar las distintas voces de México y no únicamente la voz del presidente. Hacerle un llamado para que modifique su estilo personal de gobernar y abra paso al México de concordia que hemos perdido. Concordia no quiere decir estar de acuerdo en todo, sino estar de acuerdo en que podemos dialogar y respetarnos unos a otros.

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EN LIBRERÍAS

4 DE DICIEMBRE 2021

NARRATIVA, ENSAYO

A FUEGO LENTO Esta carta está en tus labios (1935)

La bestia

Maradona, un mito plebeyo

Octavio Paz Ediciones del Lirio/ BUAP México, 2021 352 páginas

Carmen Mola Planeta México, 2021 544 páginas

Antonio Gómez Villar (ed.) Ned México, 2021 256 páginas

Poco a poco, en un medio poco afecto a ello, la correspondencia de Octavio Paz ha ido apareciendo. De manera particular, recientemente sus cartas a Elena Garro han tenido sendas ediciones: una preparada por Guillermo Sheridan, que abarca más tiempo, y ésta que se centra en el año inicial. La selección sigue una edición anterior; la actual se distingue de ella porque las cartas se presentan manuscritas con su transcripción, a lo que se añaden textos explicativos.

El colectivo que se oculta detrás del pseudónimo Carmen Mola vuelve con un thriller policiaco ambientado en 1834, en un Madrid azotado por una epidemia de cólera. La trama corre a través de los barrios bajos de la ciudad, amenazados por una ola de crímenes: los cuerpos de niñas desmembradas se suman al terror sanitario. Un policía tuerto, una joven en busca de su hermana y un monje guerrillero conforman el grupo que se da a la tarea de encontrar al asesino.

Para explicar el porqué del título, en el texto que sirve de prólogo, “La lucha de clases por otros medios”, el autor señala que la mano remite a lo racional y, por extensión, define a la cultura burguesa, mientras que el futbol, cuyo fundamento es el pie, remite a lo sucio, lo antinatural y lo plebeyo. A un año de la muerte “del Diego”, se reúnen aquí textos de académicos, psicólogos, sociólogos, artistas y periodistas que tratan de aprehender lo que significó.

Pensar a México

El mundo pos-covid

Tibu, memorias de un mánager

Carlos Pereda Gedisa México, 2021 160 páginas

José Ramón Ubieto Ned España, 2021 192 páginas

Carlos Vázquez Lince España, 2021 304 páginas

El autor, al explicar el título del libro, señala que lo hará “a partir de un punto de vista extraño” que, para él, de manera particular, parte de “la historia de las ideas filosóficas”. En este sentido, destaca la comparación que hace de las visiones de la mexicanidad de Emilio Uranga y José Revueltas. Su herramienta principal es lo que llama el “pensar nómada”, el cual se opone al “estático” que se “aferra a las distinciones y categorías tradicionales”.

Algo que el ser humano debe tener claro es que el covid llegó para quedarse y, como cualquier otra enfermedad, solo será controlable vacunándonos periódicamente. Su llegada parece que fue inopinada pero, como informa Ubieto, ya había sido anticipada al menos desde 2003 y también por un algoritmo diez días antes de la primera muerte. Los efectos que ha tenido sobre nosotros principalmente ha afectado las relaciones presenciales que lo virtual no puede sustituir.

Entre los músicos con los que trabajó el memorialista español se encuentran Luis Eduardo Aute, Marta Sánchez, Miguel Ríos y Los Hombres G. La vida de cualquier persona involucrada en el negocio musical suele ser idealizada, pero “ese mundo loco de la música” llevó a Tibu, su sobrenombre, a la cárcel. El libro lo escribió para dar su versión de los hechos, sin contarlo todo. Su frenética vida incluso lo llevó a visitar Tepito (que escriben “Tepitos”) de madrugada.

Los eufemismos México, 2021

El exilio como delirio ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com

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l deterioro físico y mental es el detonador de Los eufemismos (Antílope), la primera novela de Ana Negri. Ahí están la madre, exiliada en México tras el golpe militar en Argentina, y ahí está la hija, Clara, atestiguando cómo su mundo se desmorona mientras convoca a los fantasmas del pasado familiar y personal. Con las palabras justas, Ana Negri ha conseguido crear una atmósfera opresiva; en otras palabras, ha sabido reconstruir las heridas que produce el exilio. Cada palabra, cada gesto o encuentro conduce sin remedio a 1976, cuando el Plan Cóndor hizo de Argentina un campo de prisioneros y desaparecidos. A pesar de ello, del peso de la Historia, Los eufemismos no es una novela política; es un retrato doloroso de la naturaleza quebradiza de la figura materna cuando la vejez llega acompañada del deseo de abandonarse. “La cicatriz, en realidad, era más honda. Clara sabía lo que era caer”, leemos en las páginas iniciales como anuncio de la revelación final. Porque también se trata de eso: de las revelaciones que el lector va recogiendo mientras observa a esa madre en ruinas y secuestrada por los delirios y a esa hija rota acompañándose a pesar del mutuo hartazgo. Mientras tanto, reconocemos que los empeños de la narradora no son otros que los de conducir una batalla silenciosa contra el silencio y el olvido, aun si tal cosa significa vapulear sin piedad a las protagonistas. Los eufemismos puede juzgarse también como una exploración de la identidad. ¿Quién es Clara, la hija de dos perseguidos políticos obligados a refugiarse en México? Volvemos a esta pregunta una y otra vez, cuando llegan hasta ella los ecos de una familia lejana que parece anestesiada después de tantos años de escuchar rumores y mentiras propagados en los años en que el régimen de Videla oficiaba campañas de salud ideológica. ¿Quién es Clara? ¿Un accidente geográfico? ¿Un fruto del azar? ¿Un cuerpo encadenado a sus genealogías? ¿Un mero presente empeñado en deshacerse de todo asidero? ¿Un “a la chingada”’ que solo desea borrarse? Ana Negri ha escrito una hermosa novela. Es hermosa porque ha tomado el riesgo de conjugar el desenfado con los más profundos tonos elegiacos. Y lo es también porque responde al ideal de transformar la tiniebla en luminosidad.

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4 DE DICIEMBRE 2021

LABERINTO

DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: JOSÉ LUIS MEDINA G.

http:// www.milenio.com/cultura/laberinto/Facebook: Laberinto Milenio/Twitter:@SCLaberinto/Instagram: milenio_laberinto

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TOSCANADAS

nsunovenolibroDearchitectura, Vitruvio se muestraasombradoporlos“honorestanextraordinarios” que se les rinden a los deportistas y porque “al volver victoriosos a sus propias ciudades, sean conducidos como triunfadores en una cuadriga”. Pasa a preguntar: “¿Qué utilidad ha proporcionado a la humanidad que Milón de Crotona resultara invicto en todas sus competiciones?, ¿qué provecho han prestado otros muchos vencedores si no es el disfrutar de la fama entre sus conciudadanos mientras vivieron?”. Agrega que “no deja de admirarme que no concedan honores similares, o aún mayores, a los escritores, que aportan innumerables beneficios a todos los pueblos y a lo largo de los tiempos”. Por muy famoso que fuera Milón de Crotona en sus días, hoy se le recuerda por dos cosas: por el modo en que murió y por la chocolatosa bebida Milo, pues así se escribe en inglés y se

Hazañas efímeras DAVID TOSCANA

MARCUS VITRUVIUS POLLIO

El arquitecto romano e ingeniero militar.

pronuncia Máilou, aunque en griego se escribe Μίλων y se dice Mílon. Fue un luchador fortachón que cargaba toros, sostenía techos y, para beneplácito de quienes apetezcan, luchaba desnudo. Un buen día en el bosque se topó con un árbol rajado a medias por una cuña. Al sacar la cuña se le quedaron atrapadas las manos. Muy pronto vinieron unos lobos a comérselo. Vitruvio se lamentaba porque él no gozaba de tanta fama y privilegios como un atleta, sin embargo hoy tenemos olvidados a casi todos los diestros del pancracio, y a Vitruvio lo siguen leyendo las mentes curiosas de muchos ámbitos, salvo en las facultades de arquitectura; y aun quien no lo haya leído debe de conocer el Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci. La memoria que conservamos de algunos ganadores olímpicos de aquellos tiempos no se debe a sus gestas deportivas, sino a las proezas poéticas de gente como Píndaro y Baquílides. No hay

otra memoria de aquel pasado sino la que nos legaron los hombres de letras. Tal como Pausanias nos legó la historia de Arraquión, que “cuando luchaba por el olivo silvestre con el contrincante que le quedaba, quien quiera que fuese éste, cogió a Arraquión, lo sujetó con sus pies y oprimió al mismo tiempo su cuello con las manos. Arraquión rompió uno de los dedos del pie de su contrincante, pero expiró estrangulado; y el que estranguló a Arraquión se dio por vencido al mismo tiempo por el dolor del dedo. Los eleos coronaron y proclamaron vencedor al cadáver de Arraquión”. También el cadáver del pugilista Creugas fue declarado campeón cuando su rival, violando el fair play, lo “golpeó con los dedos estirados bajo el costado, y con la ayuda de las uñas y la fuerza del golpe, agarrando las entrañas, las rompió arrastrándolas hacia afuera”. Las hazañas de un deportista son efímeras. Acaso permanece el relato de sus hazañas.

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BICHOS Y PARIENTES

Entre pesos pesados: Milton

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ay un debate en IQ2 y en YouTube, con James Shapiro, a favor de Shakespeare, y Nigel Smith, por la causa de Milton, debaten acerca de cuál es el mayor poeta de la lengua inglesa. Abreviemos: es Shakespeare, pero el margen de preferencia en favor del primero se redujo considerablemente después de los argumentos y las lecturas de fragmentos de las obras hechas por estupendos actores. Uno, en favor de Milton: que ninguna obra individual de Shakespeare es mayor al Paraíso perdido. Pero no importa quién gane el debate sino la suma de argumentos en favor de la poesía. Shakespeare no pierde lectores con los siglos, pero Milton es un goce reacio y demandante. Y más en traducción, porque se diluye una de sus mayores fuerzas: una especie de violencia verbal. Algunos poetas (John Donne, Milton, Andrew Marvell, G.M. Hopkins) pierden mucho cuando pasan a lenguas polisilábicas, como las de la familia latina. Se aguadan. El inglés desarrolló una estructura distinta, propia, del soneto: tres cuartetas y un pareado, en vez de dos cuartetas y dos tercetos; la exigencia de Petrarca, que la sonoridad sea fluida, se ve contrariada en inglés, una lengua de palabras breves y pocas sílabas, que hace una sonoridad más “percusiva”, digamos, y lejana esencialmente de Garcilaso o Lope o la gran mayoría de los sonetos españoles, que hallan su música ondulando y fluyendo. Sin embargo, Milton tiene otra potencia, que sí se deja traducir: ninguna otra obra, ni siquiera los ensayos de Teodicea de Leibniz, han dado

JULIO HUBARD RETRATO ANÓNIMO

una mejor explicación del mal en el mundo. Y a eso se refería William Blake: “La razón por la que Milton estaba en grilletes cuando escribía sobre los ángeles y Dios, y en libertad cuando escribía sobre los diablos y el infierno, es porque era un verdadero Poeta y estaba de parte del Diablo sin saberlo”. Milton fue un tipo extraño. Intransigente, beligerante y, a la vez, frágil, débil y ciego. Puritano radical y partidario furioso de la libertad de expresión, pese a haber sido funcionario de Carlos II en la guerra civil, militancia

Shakespeare no pierde lectores con los siglos, pero Milton es un goce reacio y demandante

que lo clava en el pasado y lo vuelve retrógrada. Es un nudo gordiano: anclado en la más reaccionaria facción de sus días, no deja de ser el origen verdadero del pensamiento liberal. No era simpático. El Dr. Johnson lo detestaba, sin poderlo despreciar. Sabía que tendría que admirar al poeta, pero no podía con el hombre Milton. Según T.S. Eliot, tanto Keats como Blake llegaron a la sospecha de que “darle vida a Milton significa mi muerte”. Y el mismo Eliot se vio precisado a desdecirse. Tras escribir un ensayo amplio sobre Milton, donde dice que la calidad de sus imágenes es muy inferior a su musicalidad y potencia sonora, y afirmar que era Milton un gran poeta, pero no un buen poeta, escribe otro, igual de amplio para explicar que se había equivocado en su primer juicio. Así de difícil puede ser la lectura de Milton. ¿Por

El poeta inglés, autor de Paraíso perdido.

qué, entonces, sus pocos y abrumados lectores siguen apostando por él, por el Paraíso perdido, la Areopagítica, los otros poemas? Mejor intento poner un ejemplo, aunque sea en una traducción tentativa. Un soneto sobre su amor y su ceguera. Y, cosa rara en un crítico de la calidad del Dr. Johnson, fue injusto: Catherine Woodcock, la esposa de Milton murió “al dar a luz o como consecuencia de algún contratiempo poco después, y su marido honró su memoria con un pobre soneto”. ¿Pobre? Es el Soneto XXIII (Methought I saw my late espoused saint): “Creí haber visto a mi difunta, santa, esposa/ traída, como Alceste, de la tumba,/ (Feliz le diera Jove a su nieto por marido)/ arrancada a su muerte, aunque pálida y débil,/ mía, como habiéndose lavado la mancha de la cuna,/ según la Ley antigua, ya pura, ya salvada,/ tal como espero alguna vez mirarla, plena,/ sin que nada en el Cielo restrinja mi mirada,/ Vino hacia mí, toda de blanco y mente pura,/ velado el rostro, pero ante mi visión ficticia,/ era el amor, y la dulzura y la bondad que en ella/ más claro que en ningún rostro brillaban./ Mas cuando se inclinó para abrazarme,/ yo desperté, ella huyó y el día me regresó mi noche”. En el Paraíso perdido había dicho: “Dios, que es la luz”, y saludaba: Hail! Holly Light. Es justamente famoso el “Poema de los dones”, de Borges: la metafísica ironía de tener, a la vez, “los libros y la noche”. El de Milton es mucho más fuerte: mientras sueña puede ver; el amanecer lo arroja a las sombras y, cada día, lo deja de nuevo viudo y ciego.

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