Suplemento cultural de MILENIO
LABERINTO HOMBRE DE CELULOIDE
ENTREVISTA
FERNANDO ZAMORA
GUADALUPE ALONSO CORATELLA
Lorenzo Vigas: la fábula del cazador
Martínez Assad y los libaneses en México
Foto: Lucía Films
SÁBADO 2 DE JULIO DE 2022 AÑO 19 - NÚMERO 994
Arquitectas mexicanas: por un nuevo urbanismo Laura Cortés/ FOTOGRAFÍA: ARCH DAILY/ BIOINNOVA, EN CULIACÁN, PROYECTADO POR TATIANA BILBAO
Foto: Especial
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ANTESALA
2 DE JULIO 2022
EN EL BANQUILLO
Fantasía
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TEDI LÓPEZ MILLS
egún una rima infantil inglesa, del siglo XIX, quien nace en lunes tendrá rostro hermoso; quien nace en martes estará colmado de gracia; quien nace en miércoles vivirá en la desgracia; quien nace en jueves llegará lejos; quien nace en viernes será cariñoso y generoso; quien nace en sábado trabajará duro para ganarse la vida; quien nace en domingo será gentil, animado, bueno y dichoso. Tú naciste un martes; yo, un sábado: las fechas ya no están en su lugar. Hago la maleta por tercera vez. Acomodo las camisas de lado derecho y los pantalones de lado izquierdo; en los huecos coloco los calcetines, los calzones y las tobimedias. Queda poco espacio para los zapatos. Mis pies son grandes y las chanclas, portentosas. Los vínculos entre la ropa y el calzado han adquirido tintes morales que no me convienen. Saco todo y lo riego por el piso. Los mapas en mi cabeza incluyen valles, ríos, cascadas y bosques. En una cima se alza un castillo medieval fortificado. Las piedras gigantescas sirven de catapultas en épocas de guerra. Pájaros negros, amenazantes, se posan en los torreones y sus graznidos se oyen en toda la comarca. La gente se asusta, corre hacia sus chozas. Ladran los perros uno tras otro. Aún hay tiempo, me digo, aún hay tiempo. Vuelvo a colocar las camisas, aunque de lado opuesto, como si fueran pantalones. Los huecos son distintos: podría hundirme en su escrutinio. Pero me distrae mi vecina de arriba con su voz aguda y plañidera. Regaña a su hijo porque no lava ni un solo plato; el hijo le responde con insultos. Ocurre a diario. Se llama familia. Se llama comunidad. Son fórmulas contiguas de la convivencia y del amor: mi ruido de fondo. Lo extraño cuando desaparece. Arrojo bolitas de papel para que mis gatos despierten y jueguen. Se abre un ojo; se mueve como látigo una cola. Descubro más recovecos en la maleta y me doy por vencida. Cierro los cajones, las puertas del armario. He decidido recorrer los oráculos: ya no habrá estatuas evasivas de nadie ni designios ni mensajes. En mis mapas no pondré nombres, solo algunos colores; por quisquillosa, supongo, o eso dijeron: “persona que se ofende fácilmente por insignificancias”. Tomo nota para escarmentar o rayar el disco de otra manera menos molesta, llamativa o patética. Las ranuras carecen de identidad; son surcos vacíos que existen solo a causa de la repetición. Se trata, pues, de invertir el movimiento de la aguja. En su prólogo a los poemas de Arnaut Daniel, el estudioso Martín de Riquer comenta: “Daniel no dijo nada nuevo, pero todo lo dijo de un modo nuevo”. Será una maña o un matiz del futuro: “amontonar el aura, cazar la liebre con el buey y nadar contra la corriente”. Cuatro meses equivalen a 123 días y a 2952 horas. En el Canto XII de mi Comedia apócrifa subo la escalera y te veo escribiendo en tu cuaderno engargolado. “¿Quién hará la historia de las lágrimas?”, pregunta Roland Barthes. Yo por lo pronto las voy contando. Es metálico y casi tajante el tono de su caída.
Los mapas en mi cabeza incluyen valles, ríos, cascadas y bosques
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Desde allá. Dirección: Lorenzo Vigas. Venezuela, México, 2015.
HOMBRE DE CELULOIDE
La monomanía del cazador FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA LUCÍA FILMS
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Para qué sirve el dinero? Armando lo usa para seguir muchachos por barrios pobres. Muestra discretamente un fajo de billetes y ellos lo siguen hasta su casa. Armando entrega el dinero a cambio de verlos desnudos. Desde allá, disponible en MUBI y dirigida por Lorenzo Vigas, explora el interior de personajes que se mueven entre la extravagancia y la sordidez. El mexicano de origen venezolano Lorenzo Vigas realiza un trabajo pausado e inteligente. No extraña que haya ganado el León de Oro, pero sí que ningún crítico hable de él. Vigas trabajó el guion con Guillermo Arriaga, conocido entre otras cosas por Amores perros. Como se sabe, Arriaga es un apasionado de la caza y esta película presenta desde el inicio a un cazador. El dinero es la carnada y los muchachos las presas. Ahora, todo cazador encuentra una pieza que desea más que a cualquier otra. Le pasó a Ahab en Moby Dick y le sucede a Armando en Desde allá. La presa es Elder, un pequeño criminal que sueña con dinero para hacerse con un auto que ha comenzado a restaurar. Pero resulta que Elder también es cazador. En ello estriba la tensión que se origina desde el primer encuentro entre los dos. La metáfora de la cacería le funciona al guionista para explorar la oscuridad de los personajes,
pero también al director, quien además estudió física molecular y sigue teniendo un ojo que sabe explorar a nivel microscópico. La continuidad de Vigas en la película Desde allá con su obra anterior, Los elefantes nunca olvidan, no parece muy evidente y, sin embargo, hay en ambas un arma, un muchacho y un odio visceral hacia la imagen freudiana del padre. Quedarnos en el nivel de la anécdota en una película como Desde allá implica perder el panorama de una ficción que nos introduce en la paradoja del cazador cazado. Pero, no nos confundamos, el deseo de estos dos no es romántico: ambos quieren que el otro sea parte de su colección. Es justamente esta perspectiva la que dice cosas que es necesario atender: que en el amor carnal siempre aparece un elemento egoísta. Poco importa que pareciese que Armando irrumpe en la vida de Elder para curar heridas, poco importa que sea consciente del dolor que le causa no tener hijos y odiar
No estamos ante otra pretenciosa ficción que busca “visibilizar” la miseria
tanto a su padre. La sordidez de los barrios bajos de Caracas es la de su propio mundo interior, lleno de fango y asfalto, ausente de futuro. Los actores son excepcionales. El chileno Alfredo Castro interpreta a un viejo soez muy contenido, discretamente afeminado. En sus ojos, el espectador avezado conseguirá mirar el peligro en un hombre que no busca en el hecho erótico la seducción sino más bien la conquista o, mejor, la posesión. Hay entre este personaje y el que interpretó Castro en Tengo miedo, torero una distancia que parece señalar las fronteras del amplio continente del deseo homosexual. Luis Silva, por su parte, ofrece al personaje de Elder toda la ansiedad de un muchachito, casi un niño, que habiendo llegado al mundo de los adultos lo único que sabe realmente es que “los golpes sirven para educar”. Si yo tuviera hijos, dice en una secuencia, les pegaría desde chiquitos, para que supieran la vida de qué va. No estamos, sin embargo, ante otra “denuncia”, ante otra pretenciosa ficción que busca “visibilizar” la miseria. Lo que estos dos hacen visible es la monomanía de personajes como Ahab, pero también la de genios como Pasolini o Murnau, que con su vida demuestran que amar es dar lo que uno no tiene a quien no lo necesita.
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ANTESALA
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ESCOLIOS
POESÍA
Disertación sobre el origen de la vista ELISA DÍAZ CASTELO
La primera vez que me miraste de ese modo, tratando de descifrar el acertijo de mi cuerpo, mi sangre se espesó de pronto, fui piel plenamente, a mediodía. Años más tarde supe que nuestros ancestros submarinos desarrollaron en la piel un par de leves hendiduras más sensibles. Eran los ojos: dos agujeros negros en los que caía el mundo. Lo que fue temperatura se hizo luz, por primera vez vista, traducida del tacto. Pero yo ya lo sabía de algún modo. Sin decírmelo me mostraste que mirar es tocar, una variante que no precisa cercanía. Tenías razón en mis manos, mis labios, mis alargadas clavículas, lo visible y manso de mi cuerpo. Me conocías a flor de vista, a golpe de ojo y sin saberlo, es cierto, me tocabas. Que eso te consuele. Elisa Díaz Castelo ganó el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2020 por El reino de lo no lineal y el Premio Bellas Artes de Traducción Literaria 2019 por Cielo nocturno con heridas de fuego de Ocean Vuong. Este poema forma parte de Principia (Elefanta Editorial).
EX LIBRIS
El banquete/ EKO
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Un mundo propio ARMANDO GONZÁLEZ TORRES
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@Sobreperdonar
astante se ha escrito de la compañía y el tutelaje que ejercen los seres imaginarios sobre las existencias reales: muchas vidas han adquirido sentido emulando las hazañas de los héroes de ficción, enamorándose de prototipos literarios o imitando relatos de viajes iniciáticos, santidades o martirios. El acto de imaginar aquello que nos rebasa implica un escape de las formas meramente instintivas o inerciales de vida, una exploración de otras vías de realización. En Imaginar otras vidas. Realidades, proyectos y deseos (Herder, 2014) el filósofo italiano Remo Bodei (1938-2019) hace un elogio del conocimiento de sí mismo, a través del encuentro con otros, ya sean reales o ficticios. Se supone que en la época moderna, superadas las rígidas adscripciones de origen que trazaban el destino de las personas, el individuo puede desplegarse en múltiples rutas. Sin embargo, esta libertad, en un entorno en mudanza constante, puede ser caótica. Por eso, los paradigmas de una vida buena o emocionante, los atisbos y ejemplos ajenos, inciden en nuestras propias elecciones existenciales. Para Bodei, la configuración del “yo” es un acto de diferenciación en el que se mezclan el realismo y la imaginación; la herencia de la tribu y el deseo de romper lazos, la alteridad y la identidad. A través de la observación de vidas ajenas el individuo encuentra incentivos, fuentes de inspiración, síntesis y experiencias útiles. Muchos de los modelos que forman el “yo” son seres reales y otros son seres imaginarios gestados en los textos literarios, o más recientemente en los medios masivos. Muy frecuentemente, esos seres superan en presencia a sus creadores (¿quién es más real, Emma o Flaubert, el Quijote, Quijano o Cervantes, los personajes de una serie televisiva popular o sus oscuros guionistas?). Desde luego, la imitación y emulación de modelos puede ser constructiva, pero también excesiva y disolvente (dos géneros aparentemente inocuos, la novela de caballería y la novela sentimental destruyen al viejo Alonso Quijano y a la soñadora Emma Bovary). En la actualidad, como sugiere Bodei, los modernos dispositivos de información y comunicación y las redes sociales pueden contribuir a unir y socializar pero también a enajenar, aislar y despersonalizar. Con rigor filosófico, elocuencia literaria y un tono de reposada y entrañable conversación, el autor hace un recorrido por las distintas formas de construir el “yo”: desde las modalidades elementales de la autopercepción hasta la adopción de modelos prestigiosos, la incursión en la pasión ideológica, la imitación de los modernos arquetipos mediáticos o las vías de la ascesis, el apartamiento y el sacrificio. Sea cual sea el método elegido, el filósofo hace un llamado implícito a la mesura y el equilibrio en el acto de esculpir el propio “yo”: armonizar la realidad con la ensoñación, multiplicar las experiencias con las existencias ajenas sin renunciar al mundo propio; buscar la empatía y la comunión conservando la autonomía.
Los atisbos y ejemplos ajenos inciden en nuestras propias elecciones
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DE PORTADA
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Un grupo de arquitectas mexicanas rompe paradigmas al revalorar el espacio público y proyectar ciudades del futuro
Nuevos desafíos del urbanismo
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LAURA CORTÉS FOTOGRAFÍAS RAFAEL GAMO, PINTEREST, ARCH DAILY, GUILLERMO MENDIA
l pasado 20 abril, la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao (1972) recibió en la Universidad Politécnica Estatal de California el prestigioso Premio Neutra 2022 que reconoce, entre otros méritos, “la investigación y el desarrollo de entornos innovadores en los cuales vivir, trabajar y jugar”. Con una luminosa trayectoria que incluye proyectos en Asia, Europa y América, Bilbao es la cuarta mujer en recibir esta distinción internacional que se suma a otras tan relevantes como el Global Award for Sustainable Architecture, el Kunstpreis Berlin y el Architizer Impact Award. Sin importar la ubicación geográfica, la catedrática de las universidades de Yale y Harvard ha priorizado el aspecto social y ambiental en sus obras, como es evidente en el complejo habitacional de su autoría en los Países Bajos, la creación de viviendas de interés social en Francia, la Sala de Exposiciones en Jinhua, China —en colaboración con el artista y arquitecto chino Ai Weiwei— o Bioinnova, en Culiacán, considerado “uno de los edificios sustentables más bonitos del mundo”. Bilbao ha puesto el énfasis en el espacio doméstico como el centro de transformación urbana para lograr que la ciudad del futuro sea también “la ciudad del cuidado, aquella que pone el trabajo reproductivo y doméstico como el más importante y esencial en el planeta”.
Con su visión humanista, no solo está revolucionado la manera de hacer arquitectura, también se ha posicionado como una de las urbanistas más destacadas a nivel internacional. Tatiana Bilbao no está sola en esta transformación del paisaje urbano ni es la única arquitecta mexicana con un lugar destacado en la escena global: un considerable número de mujeres está haciendo historia al romper paradigmas en un ámbito dominado por figuras masculinas. Frida Escobedo en el MET Un poco antes de que Bilbao fuera distinguida en la universidad californiana, en marzo pasado, una de las instituciones culturales de mayor prestigio en el mundo, el Museo Metropolitano de Arte (Met) de Nueva York anunciaba que la mexicana Frida Escobedo (1979) estaría a cargo de diseñar el ala de Arte Moderno y Contemporáneo, una obra con un costo estimado de 500 millones de dólares y planeada para completarse en siete años. La designación causó un gran impacto no solo por la envergadura del proyecto, también porque la creadora mexicana tenía entre sus competidores a influyentes firmas de arquitectos, una de ellas la del británico David Chipperfield (1953), una celebridad con amplia experiencia en la construcción y rehabilitación de recintos culturales: dirigió la remodelación de la Royal Academy de Londres, diseñó en Alemania el Museo de Literatura Moderna y la restauración del Berlin Neues Museum, un icono de la
Además de los retos de la profesión, debían enfrentarse a la inequidad de género
arquitectura y Patrimonio Mundial de la Humanidad. Su primera obra en América Latina fue el Museo Jumex, en Ciudad de México. A pesar de su impresionante currículum, no fue Chipperfield sino Escobedo la opción seleccionada por el Met. Daniel H. Weiss, presidente y director ejecutivo del museo, reiteró que ella es “la persona adecuada para diseñar un edificio característico que habla del arte de nuestro tiempo”. “Me gustan los desafíos”, declaró Escobedo al diario The New York Times. “Uno de los encargos con los que sueña cualquier arquitecto es diseñar una institución de la relevancia del Met”. Esta no ha sido la primera vez que Frida Escobedo atrae los reflectores. En 2018, cuando tenía 38 años, diseñó el Pabellón Serpentine en los Jardines de Kensington, en Londres, que la convirtió en la arquitecta más joven en participar en la creación de este espacio temporal y en la segunda mujer, después de Zaha Hadid, en colaborar en el proyecto impulsado por la National Gallery. Además de su labor docente en universidades como Columbia, Harvard y Yale, la artista mexicana cuenta con numerosos reconocimientos en el escenario mundial. Ha sido nombrada miembro del Royal Institute of British Architects y su oficina fue considerada una de las 100 mejores firmas de arquitectura del mundo por la revista italiana Domus. Más allá del género Escobedo y Bilbao son solo dos figuras dentro de una larga lista de arquitectas mexicanas que han desafiado los límites convencionales de su disciplina
y se han ganado el prestigio internacional, un lugar que no siempre se les ha concedido en México. Así lo dice otra destacada urbanista, Fernanda Canales (1974), autora del libro Arquitectura en México 1900-2010. La construcción de la modernidad en México, quien reconoce: “Pasar por donde ya se han abierto puertas produce un efecto exponencial de posibilidades. Ya no hay freno, lo preocupante es que los premios y reconocimientos vienen primero desde el extranjero y después se produce en México un cambio de percepción. No existe en el país ninguna fundación, institución o premio que apoye el trabajo de mujeres arquitectas”. Para la proyectista, quien ha colaborado en firmas tan prestigiadas como la de Toyo Ito, en Tokio, los grandes retos que enfrenta la arquitectura son convertirla en algo útil para la mayoría de la población y transformar esa condición destructiva que ha tenido en las últimas décadas. Aclamada por The New York Times como “una de las diez mujeres (en su disciplina) que están cambiando el
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panorama del liderazgo en el mundo”, el desafío de ser mujer no se limita al terreno profesional: “Es un desafío vivir en un país con tanta violencia e injusticia”. En su opinión, no tendrían que existir diferencias de género entre los creadores de esta disciplina. “La arquitectura responde a cuestiones corporales, vivenciales y culturales que tienen significados diferentes para cada persona. Uno de los grandes errores de la arquitectura ha sido crear códigos y respuestas universales, encasillar a las personas en tipos”. Es en este sentido que cobran todavía más relevancia comisiones de una obra como la asignada a Frida Escobedo, decisión que no obedeció a la equidad de género, según insistieron los directivos del Met. Al respecto, Loreta Castro Reguera (1979), especialista en diseño urbano, comenta: “Es un gran orgullo saber que se reconozca el talento de una arquitecta como Frida Escobedo. Trabajar en el Met es un honor. Me encanta que la manera de designar el proyecto no tenga nada que ver con ser mujer y sí con la obra de Frida,
enfocada al diseño, a la exhibición y al arte. Es un reconocimiento al talento y una muestra de confianza en que puede desarrollar un proyecto de esa magnitud”. La arquitecta, quien ha impulsado en México la aplicación del modelo Ciudades Esponja —un concepto que consiste en aprovechar, contener, almacenar y potabilizar el agua residual—, añade que es un logro que el Museo Metropolitano haya otorgado el mismo peso al trabajo de una mujer que al de un hombre. “Eso no pasaba. Había más confianza en las propuestas de los arquitectos. Frida es una persona muy audaz que además trabaja las 24 horas. Ver que su esfuerzo tiene resultados y que es reconocido a nivel mundial es muy inspirador para los arquitectos mexicanos, no solo para las mujeres”. Castro Reguera se suma a la lista de arquitectas mexicanas que han sobresalido por ir más allá de paradigmas recurrentes. Convencida de que a través del buen uso del espacio público se puede lograr una gestión hídrica sustentable, la diseñadora del paisaje urbano ha llevado con éxito a la
práctica sus innovadoras propuestas. Un ejemplo es el parque El Represo, en Nogales, que permitió transformar un espacio usado como vertedero en un centro de cohesión de la comunidad. Además de los beneficios para los habitantes de la zona, el proyecto recibió el premio Architectural League de Nueva York, convirtiéndose en un referente de lo que puede lograrse con un acertado manejo de recursos económicos y ambientales. ¿Visión patriarcal? Aunque las opiniones coinciden en que la arquitectura no es una cuestión de género, ya que el entendimiento del espacio es una facultad inherente al ser humano, la realidad muestra que esta profesión ha estado dominada por el género masculino. Alejandro Hernández, arquitecto y editor de la revista Arquine, sostiene que desde el siglo pasado han sido muchas las mujeres con una participación activa en la arquitectura y el diseño, pero por prejuicios de género esa participación estuvo más enfocada a campos como el interiorismo y en la mayoría de los
A la izquierda: casa proyectada por Fernanda Canales. Arriba y al centro a la derecha: intervención de La Tallera, a cargo de Frida Escobedo. Al centro, a la izquierda: Vecindad Monte Albán, de Fernanda Canales. Abajo: Parque Hídrico La Quebradora, a cargo de Loreta Castro Reguera.
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casos era ajena al urbanismo. “Las mujeres pueden diseñar interiores, pero no pueden diseñar ciudades”, era la consigna. Así que además de enfrentar los retos inherentes a la profesión, las arquitectas debían encarar las dificultades por inequidad de género. La respuesta a un siglo entero de olvido y marginación fue trabajar intensamente, comenta el editor. Ante este panorama, dice, algunas urbanistas han tomado la responsabilidad activa de alzar la voz, porque “todas ellas tienen mucho que decirnos. Si no se hacen oír, si no se hacen visibles, no sería difícil que se repitiera la historia del siglo pasado y que volvieran a quedar al margen, porque si ellas no hablan, nadie lo hará por ellas”. Como ejemplo de ese activismo, Hernández hace referencia a la labor de otra renombrada arquitecta mexicana: Gabriela Carrillo (1978), quien ha participado en encuentros como el llamado “Acto de protesta”, en el cual un grupo de reconocidas arquitectas, entre las que figuraba Tatiana Bilbao, se pronunciaron en contra de la violencia de género. Uno de los motores de quien se denomina a sí misma como “activista del espacio” fue darse cuenta de que en su ejercicio profesional había seguido patrones patriarcales. Ese autoexamen la llevó a buscar romper esos modelos, convencida de que la arquitectura tiene que ver con la genialidad más que con el género. Distinguida con premios internacionales como el Womens in Architecture, Carrillo es, además, dueña de una sensibilidad que le ha permitido crear proyectos innovadores e incluyentes como la Biblioteca para Ciegos y Débiles Visuales en la Ciudad de México. “Cuando leemos, escuchamos o vemos lo que estas arquitectas están haciendo o exponiendo nos damos cuenta de que tienen otra condición de consistencia, una toma de posición muy distinta a la de sus colegas hombres”, dice Hernández, y alude a un texto escrito por la fundadora de Comunal Taller de Arquitectura, Mariana Ordoñez Grajales, en el que señala que esa idea de competencia para determinar quién es el mejor arquitecto es un concepto masculino. “Si pensamos en una arquitectura desde el lado feminista es una arquitectura cuyas autoras somos todas. Hay una colaboración y no nos interesa el protagonismo, no construimos una visión de autor autoridad”. Por su parte, el editor de Arquine reitera que no es coincidencia la proyección internacional que ha logrado un gran número de arquitectas mexicanas y añade a la lista nombres como el de Rozana Montiel, Gabriela Etchegaray, Lorena Vieyra y Paola Morales. “Son voces que es necesario escuchar. Son muchas y vienen más”. Para Alejandro Hernández esta nueva lectura sobre el quehacer arquitectónico es muy reveladora: “Escuchar a estas profesionistas decir que se puede hacer arquitectura desde otro lado no es un discurso solo para mujeres, es también para los hombres. Habla de que podríamos dejar de jugar el papel de arquitecto estrella y dejar de querer ser el Norman Foster del siglo XXI”.
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HISTORIA
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ENTREVISTA
Identidad y exilio Carlos Martínez Assad conversa sobre su estudio dedicado a la comunidad libanesa en México GUADALUPE ALONSO CORATELLA FOTOGRAFÍA ESPECIAL
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odo lo que he escrito es algo que se va madurando en el tiempo, en la cabeza, y se alimenta de las experiencias y el material que puedo reunir y, claro, tiene momentos fundamentales”, dice Carlos Martínez Assad. El investigador de la UNAM se ha ocupado del Medio Oriente y su diáspora desde hace más de 25 años y en estos días dio a conocer Libaneses. Hechos e imaginario de los inmigrantes en México (UNAM), libro en el que indaga sobre la identidad de un exilio que se remonta al último cuarto del siglo XIX durante el dominio del Imperio Otomano. “Qué sucedió con la identidad, con las identidades que se conformaron en el exilio. En la propuesta del libro lo más novedoso es eso, los inmigrantes que conformaron su identidad en el exilio”. Cualquier historia de cualquier familia es una novela apasionante, dice Amin Maalouf, y aunque el libro no pretende ser biográfico, contiene algunas claves; entre estas, la historia del primer personaje de la familia Assad que llegó a México hacia finales del siglo XIX, Daoud Assad. “Era sacerdote y fue enviado por el patriarca maronita de Antioquía para ver cómo se estaba llevando el rito de la feligresía maronita en México”, cuenta Martínez Assad. “Siempre escuché hablar de él en la familia. Del padre Daoud he detectado a dos hermanos, uno en Guadalajara y otro en Monterrey. Luego llega mi abuelo, en 1903. Sé bien dónde están y cuáles son los vínculos de una familia cuyos orígenes en México datan de hace más de 100 años. No sé si es una carga o un beneficio, pero siempre he estado cercano y tratando de jalar las madejas de las diferentes historias de la familia que me conformó”. ¿Cómo se integra la comunidad libanesa en México? “La religión es fundamental, una religiosidad que se remonta a los siglos VIII y X. Es lo que define a esos cristianos maronitas que, ante la expansión del islam, se refugian en montañas y aldeas de las que luego van a ser originarias muchas de las familias que componen la diáspora. El hecho mismo de una religión
El autor de Libaneses. Hechos e imaginario de los inmigrantes en México.
cristiana será fundamental para que los mexicanos sientan a los libaneses menos distantes que otros grupos de exiliados. En la parte de cómo se van dando los vínculos, los matrimonios endogámicos juegan un papel importante, lo mismo que el comercio. Esa profesión, heredada del pueblo fenicio, les permite crear vínculos. Los que llegan recurren a los que ya están aquí con un negocio establecido y así se forman las redes de contacto en distintas ciudades, de manera que a los libaneses de Tampico, Nuevo León o Veracruz les resulta natural conocerse entre sí. La solidaridad es uno de los grandes rasgos de esta comunidad de inmigrantes”. El libro de Martínez Assad es un extraordinario compendio de historias, imágenes de archivos fotográficos y datos duros que dan cuenta de una investigación profunda. “Mi incursión en el Archivo General de la Nación es de un periodo bastante largo, lo mismo la revisión de los archivos franceses para consignar la relación
El libro es un compendio de historias, imágenes de archivos y datos duros
de los libaneses protegidos por Francia en México. También la lectura exhaustiva de la revista Al-Gurbal y mi interés por la obra de Amin Maalouf, que ha sido una clave importante para hablar de las identidades. Tuve acceso también al censo más conocido de la comunidad, el de Julián Nasr y Salim Abud, de 1948, y al de Patricia Jacobs integrado por libaneses que han destacado en México. Entre todo esto, no fue una sorpresa encontrar que la Babel de los años veinte y treinta en México fue La Merced, a donde llegaban todo tipo de migrantes, no solo libaneses. De ahí surgieron muchos de los grandes nombres que conocemos y los negocios que pudieron realizar. El libro da a conocer por primera vez la gran cantidad de figuras de origen libanés en cargos políticos de importancia: legisladores, gobernadores, presidentes municipales, en una tradición que rompe con la de otras colectividades. Negib Simón, por ejemplo, fue diputado por Yucatán entre 1934 y 1937. Es la primera generación en México. Está el caso del coronel Sabines, padre del poeta Jaime Sabines, que participó en la Revolución. Esos vínculos con la política se dan de una
manera muy singular y son un indicador de la capacidad de integración que tuvo el grupo”. Capítulo aparte merecen las aportaciones culturales de los libaneses en el cine, la literatura, la música, el teatro. “Una de las figuras centrales que enlaza el cine y la literatura es Antonio Helu, hijo del fundador de Al-Jawater, la primera revista de los inmigrantes en México. Fue cercano a José Vasconcelos, al entonces estudiante Adolfo López Mateos y a gente del cine como Bustillo Oro. La filmografía está llena de productores, directores y artistas muy reconocidos, entre estos, Mauricio Garcés, el único rival en cartelera que tiene Pedro Infante”. Figuras como Héctor Azar, Carlos Jiménez Mabarak, Bárbara Jacobs, Rose Mary Salum, Susana Harp o Astrid Haddad confirman la vasta presencia de la comunidad libanesa en diversos espacios de la vida en México. No en balde, el escritor Mauricio Magdaleno la considera “una de las más nobles colonias de este país”. ¿Cómo construye su identidad la inmigración libanesa de cara a la dualidad árabe-libanés? “Hay una percepción de su territorio que va adquiriendo diferentes matices según la época. El término árabe no era la forma como se autodesignaban los primeros inmigrantes. Había una distinción entre maronitas y musulmanes. Lo musulmán era equivalente de árabe, así que no les iba bien que los identificaran como árabes. Fue al establecerse la Liga de las Naciones Árabes cuando comienza a mencionarse al Líbano como un país árabe. Yo insisto que en términos de precisión deberíamos llamarles libaneses. Si además queremos contar una historia como la que cuento, donde están los maronitas, los melquitas y los ortodoxos, todos como parte de la cristiandad del Medio Oriente, sí hay una diferencia con los musulmanes. Ojalá estas confusiones pudieran dirimirse y rescatar la riqueza de la presencia de los libaneses en México como un grupo de gran singularidad reconocido por los valores y virtudes de las que hemos hablado”.
Y, además, en nuestra edición digital: Adrián Acosta: Nick Cave: duendes, naves quemadas y tristeza infinita • Sylvia Navarrete: La aplanadora en vivo • Melina Balcázar Moreno: Entrevista a Yves Pagés • José Juan de Ávila: Entrevista a David Langerkrantz • José de la Colina: La vocación y la visita literarias • Margarita Martínez Duarte: Piel
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NARRATIVA, ENSAYO La intemporalidad perdida
El año del Búfalo
A FUEGO LENTO Muerte en La Habana
La sombra del mamut México, 2022
Anaïs Nin Lumen España, 2021 176 páginas
Javier Pérez Andújar Anagrama España, 2021 250 páginas
Rubén Gallo Vanilla planifolia México, 2021 304 páginas
Nin tenía 25 años cuando escribió estos dieciséis relatos (inéditos en español), una etapa en la que vivió en Francia, poco antes de conocer a Henry Miller. Las obsesiones que la acompañarían a lo largo de su vida ya están más que presentes: el deseo femenino y la masculinidad que se percibe tan deslumbrante como venenosa.
El título de esta novela alude al año de 1973, gobernado por el búfalo según el calendario chino. La historia gira en torno a cuatro personajes encerrados en un garaje, pertenecientes a una generación que vio cómo sus ideales perdieron atractivo, y a un escritor finlandés enamorado de España. Una explosión de extrañeza e irreverencia.
Novela coral, la muerte a la que se hace referencia es la de un homosexual español avecindado en Cuba. Manuel, el protagonista, nació en un pequeño pueblo del que salió muy joven para abrirse camino. Terminó estableciéndose en la isla por un amor frustrado. Su trágico destino, como es de rigor, ya estaba escrito.
De estirpe guerrera
Apaciguar a Hitler
La obra de arte en la era de su reproductividad técnica
Bertha Balestra Textofilia México, 2021 272 páginas
Tim Bouverie Debate México, 2022 665 páginas
Walter Benjamin Alianza Editorial España, 2021 156 páginas
Libro finalista del VIII Premio Hispania de Novela Histórica, tiene como trasfondo la incipiente vida colonial en la Nueva España y como protagonista a Ángel Doria, en cuya sangre corren las del almirante y hombre de Estado genovés Andrea y de Cuauhtémoc. Un personaje relevante es Isabel Moctezuma, hija del emperador azteca.
El propósito de este ensayo no es otro que el de entender por qué, a pesar de las intensas negociaciones, fue imposible evitar la Segunda Guerra Mundial. Sus protagonistas son Hitler, Chamberlain y Churchill, a quienes seguimos desde el ascenso del Tercer Reich hasta la batalla en las playas de Dunquerque, en 1940.
Cuatro ensayos reúne este libro en el que concurren algunos de los temas cercanos al pensador alemán: el destino de la obra de arte frente al avance de la tecnología, la relación entre experiencia y pobreza, la pintura y la fotografía. Escritos en la década de 1930, pueden leerse como una respuesta a la crisis que trajo la Gran Guerra.
El placer de leer www.librotea.com
Catedrales con dos colmillos
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ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com
ada uno de los 24 relatos que componen La sombra del mamut (Sexto Piso) es un magnífico universo, tan autosuficiente que obedece a sus propias leyes. En otras palabras: son catedrales a pesar de que tienen la talla de una miniatura, y comparten la misma fascinación por un orden interno, por las situaciones y los escenarios más inusitados, y por la literatura concebida como exploración de los posibles rumbos que puede tomar un hecho insignificante o mayúsculo. Cualquier aspirante a cuentista debería considerarlos su estandarte y su guía. Como un experimentado ilusionista, Fabio Morábito es capaz de transportarnos a una antigua provincia china o a una playa del Pacífico, a un monasterio medieval o a un pequeño departamento, a los subterráneos de la República Federal Alemana o a los pasillos de un aeropuerto, a una sala de conciertos o a la cubierta de un crucero, incluso a una cueva habitada por un solitario neandertal. Mientras vamos de un escenario a otro, tenemos la sensación de haber dejado algo muy valioso atrás con la promesa de encontrar algo aún más revelador, por su naturaleza desconocida, en el próximo relato. Así que leemos como si paseáramos por bosque encantado en el que un objeto maravilloso conduce a otro. La sombra del mamut desdeña toda estridencia. El lector puede estar seguro de no encontrar fosas clandestinas o una refriega entre policías y narcotraficantes. No hallará tampoco el ruido de la política ni los agravios que enturbian el contrato social. En su lugar, saldrá a su paso la vida creada por un potente artificio que mantiene a los protagonistas de cada relato en una dimensión apartada de la vida ordinaria. Quiero decir, como ocurre en “A la hora de la basura”, que Fabio Morábito es capaz de hacernos creer que el rechazo al mal olor que despide otra persona se traduce en cortesía a buena distancia, o que, como en “El carnero del rey”, un zapato olvidado al final de un cañón es más que un zapato a la deriva. Tras llevar a cabo esos juegos de falsos destinos y ambiguas identidades damos con la imagen absoluta, la del libro entero. En el relato “La sombra del mamut”, dos desconocidos que corren por diversión en una pista de tartán, uno de ellos guiado por la mano de su compañero, ya que está ciego, al final de la recta apenas iluminada proyectan a “un animal asombroso con dos colmillos”. Esta es la pregunta que Fabio Morábito nos hace: después de todo, quién es el autor y quién el lector.
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LABERINTO
DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: JOSÉ LUIS MEDINA G.
2 DE JULIO 2022
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TOSCANADAS
Saltapatrás DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com
A
hora que los gringos andan de saltapatrás en los derechos de la mujer, me puse a hacer memoria sobre el tema en la literatura de aquel país. Primero me vino a la mente unos versos de la Antología de Spoon River, que mencionan de paso, aunque contundentemente, los abortos clandestinos. Edgar Lee Masters habla de la sepultura de un editor: “Entonces yacer cerca del río, junto al sitio donde se vierten las aguas negras del pueblo, y se arrojan las latas vacías y la basura, y se ocultan los abortos”. John Steinbeck, en Al este del Edén, habla de un burdel en el que el patrón, al estilo de Juntacadáveres, no quería regentear chicas bonitas para que ningún muchacho se fuera a enamorar de ellas. “Cuando alguna de sus muchachas se embarazaba, tenía la opción de largarse o someterse a un aborto tan brutal que muchas de ellas morían”. Así lo
DERECHO AL ABORTO
Protestas afuera de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos.
dice Steinbeck: “a fair proportion died”. Por eso pongo mi traducción y no la de Tusquets: “la mayoría moría desangrada”. Nos salió forense el traductor. En las últimas páginas de Corre, conejo, la mujer decide no abortar pese a tenerlo todo planeado. El hombre la abraza “como un aro mágico” y dice cosas cursis: “Ah, cómo me alegro. Es magnífico. Sí, sí, eres tan buena. Qué contento estoy. Tenlo. Sí, tenlo. Te quiero. Por favor, ten al bebé. Debes tenerlo”. Entonces sale a la tienda con la excusa de ir por algo de comer y… ¿patas pa’ qué son? En Colinas como elefantes blancos, Hemingway pone a una joven pareja en cierta estación de tren conversando banalidades, hasta que el chico dice: “Es una operación muy sencilla. Ni siquiera es operación. Solo dejan que entre el aire”. Ella quiere saber qué harán después. Él le dice que volverán a ser felices, pues “esa es la única cosa que nos agobia, la única que nos
vuelve infelices”. El lector ha de apostar por la decisión a la que llegan los jóvenes, pues Hemingway no la revela. Lo que en una pareja sería larga historia, Truman Capote lo resume así: “En el momento en que supo que estaba otra vez embarazada, insistió en abortar; él dijo que si lo hacía, se divorciaría. Bueno, ya había tenido tiempo de lamentarlo. El niño nació dos meses antes de tiempo, casi murió y, a causa de una hemorragia interna general, ella también; ambos estuvieron al borde del abismo durante meses de cuidados intensivos. Desde entonces, jamás había compartido el lecho con su marido; ella quería, pero no podía, porque su desnuda presencia, la idea de su cuerpo dentro de ella, le provocaba terrores insoportables”. Muchos ejemplos hay en esta y otras literaturas que no cabrían aquí, y apenas muestro estos por su brevedad. En todos se ve que cada caso es particular y la decisión ha de ser particular, privada, personal y libre.
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BICHOS Y PARIENTES
Don Marcelino y la prosa del conservador
H
ace poco elogié el libro de Stephen Greenblatt, The Swerve (El giro, en español): la historia intelectual de Poggio Bracciolini, su hallazgo del manuscrito de Lucrecio y su influencia en la historia de las ideas. En español contamos con varias traducciones. La UNAM ha publicado dos: la de René Acuña y la de Bonifaz Nuño. Con todo, sigo prefiriendo la del abate José Marchena, la que publica Editorial Cátedra, con algunas adecuaciones de A. García Calvo. Y de pronto caigo en cuenta de que Marcelino Menéndez Pelayo escribió largamente sobre Marchena, como poeta y como traductor, en su Historia de los heterodoxos españoles (Cap. IV, III, publicada por “Sepan cuantos…”) y, en resumen, el ensayo crítico y biográfico que don Marcelino dedica a Marchena, aunque muy diferente del de Greenblatt sobre Poggio, no es de menor importancia o calidad. Los de lengua inglesa, con razón, se congratulan por el Doctor Johnson, extraordinario crítico, compilador, editor, pero, sobre todo, un escritor lucidísimo, con opiniones y pasiones insobornables; supo hacer de sus encomios un territorio habitable y, con sus intransigencias, dibujó una cartografía. Otros grandes críticos han seguido sus pasos y no olvidan que son su progenie: Bloom, Eagleton, Scruton, Steiner... Bien leído, Marcelino Menéndez Pelayo no solo no le va a la zaga a Johnson sino lo aventaja como historiador de las ideas, como competente analista filosófico, latinista, traductor políglota y con una de las mejores prosas que se hayan escrito
JULIO HUBARD FOTOGRAFÍA EFE
en esta lengua. Mucho más intransigente que Johnson, en el más sorprendente modo de la intransigencia. Militante católico, fustigador de herejes (aunque su mazo de herejes y herejías es de suyo una antología antojable, una tentación irresistible y, así, hasta más rica que los panes, muchas veces ácimos de su ortodoxia: en Youtube se puede hallar la conferencia de Christopher Domínguez sobre don Marcelino). Siempre, con una clarísima demarcación de sí mismo: puede hacer el rechazo moral de Lord Byron sin confundir su distancia moral con su
La mayor frescura e ingenio nos han tocado del lado reaccionario de la moral y la política
aprecio intelectual y literario: “Por él había pasado la filosofía del siglo XVIII con su fanatismo y con sus iras. Habían contribuido a malearle sus desdichas domésticas, su dandismo y fatuidad incurable, todas las vanidades de raza, de clase, de ingenio, de hermosura y de fuerza corporal, juntas en su cabeza y exacerbadas por los anatemas de los necios y de los hipócritas, plaga de la sociedad inglesa. Pero en el fondo, ¡qué grandeza humana!, ¡qué desprecio de lo vulgar, pequeño y mezquino!” ¿Crítica intransigente o gran elogio? Ambas. Don Marcelino sabía que las reticencias y moralidades eran suyas, no del mundo, y no estaba para escatimarle su grandeza ni siquiera a lo satánico. Claro que prefería a los ateos estentóreos que a los embozados: “Marchena, ardiente e impetuoso, impaciente de toda traba, aborrecedor de los términos
Estatua de Marcelino Menéndez Pelayo en la Biblioteca Nacional de España.
medios y de las restricciones mentales, indócil a todo yugo, proclamaba en alta voz lo que sentía, con toda la imprevisión y abandono de sus pocos años y con todo el ardor y vehemencia de su condición inquieta y mal regida. Decidan otros cuál es más funesta: la impiedad mansa, hipócrita y cautelosa o la antojadiza y desembozada; yo solo diré que siento mucho menos antipatía por Marchena revolucionario y jacobino, que por aquellos doctos clérigos sevillanos afrancesados primero, luego fautores del despotismo ilustrado, y a la postre, moralistas utilitarios, sin patria y sin ley, educadores de dos o tres generaciones doctrinarias”. Cada época insiste en buscar sus novedades, sus revolucionarios y sus transformadores, sin dar registro de los conservadores, a veces anticuados y reaccionarios, que son las vértebras de la lengua. Parece que la gran prosa de la lengua española ha sido de los conservadores. Cum grano salis, y todos los mutandis pertinentes, pero la mayor frescura e ingenio nos han tocado del lado reaccionario de la moral, la política, la religión. Ahora, ¿cómo convencer a las nuevas generaciones de leer La perfecta casada sin terminar apedreado; o La hora de todos sin acabar cancelado? En el siglo XX, Ortega y Gasset, Reyes, Borges difícilmente serían tomados por revolucionarios, pero son distintas cumbres de la prosa. Por lo pronto, pese a ser regañón, rígido, duro, Marcelino Menéndez Pelayo es mucho más que sí mismo, entre otras cosas, porque supo que sus intransigencias eran suyas y nunca las impuso al mundo.
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