Laberinto No.997 (23/07/2022)

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Suplemento cultural de MILENIO

LABERINTO HOMBRE DE CELULOIDE

EL ATLAS DE PANDORA

FERNANDO ZAMORA

IRENE VALLEJO

Joanna Hogg: sacrificarse por amor

Ubicación exacta de la utopía

Foto: BBC Films

SÁBADO 23 DE JULIO DE 2022 AÑO 19 - NÚMERO 997

Elvira Sastre: Madrid a la vuelta de la página Carlos Rubio Rosell/ Madrid/ FOTOGRAFÍA: DAVID CASTRO

Ilustración: Román


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ANTESALA

23 DE JULIO 2022

LA GUARIDA DEL VIENTO

El miedo y la oración

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ALONSO CUETO

ilencioso, oculto, con su aspecto de seminarista envuelto en unas gafas de miope, T. S. Eliot sigue con nosotros, a un siglo de la publicación de La tierra baldía. El tono, el ritmo, la secreta fluidez de este poemario parecen encarnar la incertidumbre de los tiempos actuales. Sus frases famosas (“Te mostraré el miedo en un puñado de polvo”) nos acompañan en una época dominada por la inestabilidad, es decir por el temor. La guerra en Europa, las caídas de la democracia, los peligros de los alimentos y el agua: la idea de una tierra baldía que se aproxima no compromete solo a Abril como “el más cruel”, sino a todos los tiempos que parecen venir. Este norteamericano convertido en inglés, ciudadano de una lengua ambigua, originario de Saint Louis y ciudadano de Londres, lo sabía muy bien. Vivió siempre en los intersticios creados por los géneros, las geografías y las palabras. Hijo de un próspero hombre de negocios y de una mujer con afición a la literatura, Thomas Stearnes pasó su infancia recluido por una doble hernia hinguinal que le impedía los deportes y dificultaba los movimientos. En sus memorias, su amigo Robert Sencourt recuerda que en esa época Eliot se acurrucaba en una ventana detrás de un enorme libro, “confrontando la droga de los sueños contra el dolor de la vida”. Los poetas simbolistas iban a acudir en su ayuda. Ellos le abrieron todas las puertas. Uno de sus hallazgos fundamentales fue Verlaine y, a través de su lectura, la poesía de Tristan Corbiére cuyos Amores amarillos lo conmovieron. La idea del amor como la obsesión precaria y desconsolada de un alma solitaria iba a ser el gran tema de La canción de amor de J, Alfred Prufrock. Y fue así que, estando en Inglaterra, se despertó en él un amor por la institutriz Vivienne Haigh-Wood con quien iba a casarse en 1915 a los 26 años. La enfermedad nerviosa y mental de Vivienne, las propias dolencias de Eliot y el fin turbulento y doloroso de su relación iba a crear las condiciones para la creación de Una Tierra Baldía que pronto cumple 100 años. Publicado en octubre de 1922, en Criterion, el poemario está dedicado a Ezra Pound, “il miglior fabbro”, quien había contribuido de un modo decisivo a su corrección. Compuesto por 434 versos, el poemario habla de algunos mitos clásicos como el Santo Grial y el Rey Pescador mezclándolos con alusiones a la vida moderna. La oscura desesperanza que destilan sus páginas fue definida por los críticos como la del pesimismo de una generación. T. S. Eliot estuvo en desacuerdo. “Será el pesimismo de los que la leen así”, dijo. Quizá por eso, termina el poema con un canto, “Shantih shantih shantih”, en alusión a la oración por la paz en los libros sagrados hinduistas del Upanisad. La poesía de Eliot hoy nos asombra, nos aterra y también nos consuela. Estamos juntos en el miedo y la incertidumbre, y quizá podemos rezar. Eso es lo que sigue diciendo este hombre elegante, discreto y solitario.

T. S. Eliot vivió siempre en los intersticios creados por los géneros y las geografías

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The Souvenir: Part II. Dirección: Joanna Hogg. Reino Unido, 2021.

HOMBRE DE CELULOIDE

Un discreto sacrificio de amor

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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA BBC FILMS

uando uno ve juntas The Souvenir, primera y segunda partes (disponibles en Cinépolis Click), se pregunta: ¿es esto una historia de amor? Joanna Hogg cuenta la historia de Julie y Tony enmarcada en conversaciones sobre el sentido del arte. Julie estudia cine y está escribiendo el proyecto con el que va a graduarse. Entonces conoce a Tony. Él se va a vivir con ella y en poco tiempo la hace sentirse escuchada, especial. A cambio, ella paga todas las cuentas, pero además le da dinero y pronto acepta que Tony le robe. Incluso le pide perdón por enojarse. ¿Es Julie una víctima? Cuando escribí de la primera parte hace exactamente un año pensaba que sí. La segunda parte y el proverbial valor de la relectura me han hecho considerar la validez de las razones para pensar ahora que esta es una extraordinaria historia de amor. Durante una secuencia en The Souvenir: Part II los compañeros de Julie discuten en torno a las técnicas que el cine ha aprehendido de los anuncios comerciales. Una compañera dice que es necesario incorporarlas al cine de arte. Esta parece ser la posición de Hogg, quien a lo largo de ambas películas pasa del tono sobrio y documental al grandioso y rococó tono operístico con el que, en efecto, se cuentan

las historias de sacrificio. ¿Por qué es esta una historia de amor? Para entenderlo es necesario considerar que al principio ella es un personaje ridículo, una muchachita sin atributos y muchas pretensiones. Él, en cambio, resulta un tipo sofisticado que habla con tono grave y arrogante y que invita a Julie a La Colección Wallace en Londres para ver la pintura The Souvenir de Jean-Honoré Fragonard. Conforme vamos entendiendo por qué ella se ha enamorado de semejante pelele uno vislumbra los recovecos del amor. Lo grandioso de Tony no radica en que pueda explicar la profundidad de un cuadro en apariencia tan simple. Su importancia como paradigma estriba en el cambio que produce en ella. Julie, cuando lo conoce, ha escogido como proyecto final para su escuela de cine un docudrama sobre los pescadores de Sunderland. Se trata de algo completamente alejado de su vida real. La directora lo sabe y se identifica con esta joven llena de culpa burguesa que ve en Tony

La directora pasa del tono sobrio y documental al grandioso y rococó tono operístico

todo lo que ella no tiene: la elocuencia, la actitud de devorar el mundo y la herida en su labio leporino. En cuanto ella comprende que es como el hombre sin atributos de Musil y que está mirando la vida nostálgica sin participar en ella, comienza la transformación. Es de notar en este sentido que a menudo Julie es retratada en espejos y otros cristales que hacen que se nos presente deforme. En cambio él, a pesar de ser un heroinómano, es un héroe que parece salido del cuadro rococó de Fragonard. Él tiene los atributos, el mundo. Ella, vacía de sí misma, se va a pegar a él. Va a succionarlo como sucede en la primera noche de amor. The Souvenir: Part II demuestra que ambas películas cuentan una gran historia, pero no la de ella, sino la de él. La directora Joanna Hogg ha conseguido la versión cinematográfica de este interesantísimo cuadro de Fragonard: él, el loco drogadicto que escribe intensas cartas de amor es, en el retrato, la mujer resuelta que va a sacrificarse por el amante. Ella, la frívola estudiante de cine que parece tan frágil, es al inicio sólo una chica llena de dudas. Cuando él se sacrifique por ella, Julie será capaz de hacer con su cine no un docudrama, no un comercial o un videoclip: una ópera que narra un sacrificio de amor.

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ANTESALA

23 DE JULIO 2022

POESÍA

Café Nighthawks (Spleen) MANUEL BECERRA

Los ventanales de este lugar inician a la altura de mi rodilla y terminan centímetros antes de llegar al techo. Afuera todo es engañoso. Adentro una luz ahuesada cae sobre las cosas con la delicadeza del manto que cubre a una virgen. Nada envejece salvo yo. Detrás de los ventanales se aprecia una aldea portuaria. En ocasiones es la calle Harajuku que desemboca en una pagoda a los pies de la luna. La cuestión es que el paisaje insiste en cambiar apenas levanto la mirada. El mesero está de espaldas vertiendo leche en un cuenco y aquellos dos clientes recargados en la barra insisten en portar el rostro como una fotografía mal enfocada. Me vuelvo nuevamente hacia afuera y esta vez alguien se acerca y me llama tras el cristal empapado por la lluvia; su cabeza es el enorme ojo de una ballena que agita las aguas profundas de la noche y desaparece. Este poema forma parte de Los trabajos de la Luz no usada (FOEM, 2021) libro ganador del Certamen Nacional de Literatura Laura Méndez de Cuenca 2020, organizado por el gobierno del Estado de México.

EX LIBRIS

Utopía I/ EKO

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LOS PAISAJES INVISIBLES

Cronenberg y la belleza interior IVÁN RÍOS GASCÓN

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@IvanRiosGascon

avid Cronenberg le debe mucho a J. G. Ballard. Crímenes del futuro germina de un guion original pero la influencia del escritor inglés es patente en la perspectiva estético– ontológica para contemplar, imaginar, teorizar, profetizar, idealizar o desmitificar el organismo humano, un almanaque de piezas que, más allá de su función, poseen una morfología singular. Desde una óptica sensible, los órganos son un diseño de impecable ingeniería, que conjuga lo sutil con lo grotesco, lo delicado y lo monstruoso. Y si a esto le añadimos el valor cognitivo del dolor y del placer, o los extremos simbólicos de la salud y de la enfermedad o de la vida y de la muerte, el organismo adopta el atributo de un museo. Ballard lo llamaba exhibición de atrocidades, y eso mismo es el filme del cineasta canadiense: el relato de un mundo en caos, aterrado por la aberrante evolución (o adaptación) que adquieren ciertos cuerpos, cuyo sistema digestivo se ha ajustado a sobrevivir con desechos industriales. En ese futuro apocalíptico, Saul Tenser (Viggo Mortensen) es una especie de mutante al que le crecen órganos nuevos, de los que ignora su utilidad pero los exhibe en performances de cirugía de extirpación que le practica Caprice (Léa Seydoux), para un público fascinado con las intervenciones corporales (individuos retocados con orejas en la coronilla, frente, tórax, brazos y piernas; modelos deterioradas con tajos profundos en el rostro, que una artista le cercena ante los espectadores). En aquel universo de sublime transgresión, que Cronenberg ya había explorado en Dead Ringers (1988), la realidad se trastoca, diría Jean Baudrillard, en su sistemática objetiva, y lo mismo pasa con el arte y su sistemática subjetiva, intercambiando sus significaciones: la belleza interior ya no es una metáfora sino un concepto. Una autopsia es la ruta para hallarla. Lo bello son las patologías anatómicas que emergen cada vez que se mira más y más adentro, porque, como expresa Caprice, en lo profundo emanan otras respuestas a lo que somos (“hay que mapear el caos. Tenemos que crear el mapa que nos guíe al corazón de las tinieblas”). En Crímenes del futuro, la cirugía es el nuevo sexo. Príapo es el bisturí, el abdomen Astarté. Saul Tenser confiesa que lo que más le preocupa es lo que pasa al interior del cuerpo, principalmente en el suyo, y es por eso que lo somete a constantes incisiones. La mutilación, convertida en arte, le proyecta una epifanía. Se piensa como un nuevo Dalí, equipara su trabajo con el de Francis Bacon. Al extraer los raros bubones que elabora de modo espontáneo, y exhibirlos como la artesanía de un organismo ensimismado en el rediseño de su forma original, se asume un genio, porque su creación le otorga sentido al vacío que deja el alma al abandonar el efímero envoltorio de piel y hueso. La creación artística suele asociarse con el dolor. En Crímenes del futuro, igual que en Dead Ringers o en Crash, se traza ese paralelo en la certeza de que la belleza interior no es accidental, pero puede manifestarse en un accidente, mientras más aparatoso, más estético (Ballard escribió: “La crucifixión de Cristo podría considerarse en verdad el primer accidente de tránsito; claro está, si aceptamos la afortunada pieza anticlerical de Jarry”). No sé si David Cronenberg vio, o ha visto, la majestuosa obra del fallecido artista mexicano Arturo Rivera, en la que las mutilaciones y las entrañas poseen una poética, extravagante hermosura, lo que él persigue en las imágenes de su parábola estética de lo orgánico, una fábula no exenta de ironía, como en esa escena en la que Tenser y Caprice justifican sus performances ante el agente de la brigada Antivicio: “tenemos que extirpar esos órganos extraños. Su cuerpo puede matarlo”. A fin de cuentas, si no nos mata un auto o una bala o un avión o un tranvía, lo que nos mata es alguno de los accesorios que llevamos dentro.

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DE PORTADA

23 DE JULIO 2022

En Madrid me mata, una reunión de crónicas captura a la ciudad efervescente cuyo ánimo cel

“Mi escritura nace de mis pro CARLOS RUBIO ROSELL/ MADRID FOTOGRAFÍA PATRICIA J. GARCINUÑO

La autora de Ya nadie baila y Días sin ti, entre otros libros.

L

a poeta espa Elvira Sastre (1992) dice que la fu mortífera de una ciudad como M estriba en su efervescencia, en l res de libertad y creatividad que l marcado. La frase “Madrid me m —muy popular en España y que tulo a su más reciente obra, que ne las columnas publicadas en e rio El País entre septiembre de 2 noviembre de 2020, y representa apuesta celebradamente perso proviene de la Movida en la déca 1980, cuando se produjo una re ción cultural que terminó con la E ña de la dictadura y desembocó en muy complicada transición a la d cracia. Se produjo así una singula plosión de libertad y creativida límites, ni para las cosas buenas n ra las malas. “A mí”, dice Elvira S en entrevista exclusiva con Lab to, “me gusta esa parte luminosa que la gente se mostró tal y como Elvira Sastre, nacida en la lo dad castellana de Segovia, cuent cuando llegó a Madrid y descu la ciudad se quedó encandilada esos aires de libertad y creativ “Me sentí yo misma y asumí qu nía permiso para hacer todo a llo que quería, algo que creo q pasa a mucha gente y por eso reflejada en esa frase”, remata obstante, Sastre considera q mundo tiende a limitarse a las u a las grandes capitales donde r la prisa. “Nos han inculcado qu esos sitios están las oportunid laborales y profesionales, aun creo que llega a ser una espec obsesión derivada de un sist profundamente capitalista, d el trabajo es lo primero, lo segu y casi lo tercero en nuestra vi todo gira en torno a eso. Sin em go, me he dado cuenta que, par Madrid sí funcionó como tal, y esa prisa, toda esa efervescenci dio trabajo, oportunidades, m conocimiento y experiencia, au soy consciente de que no a to mundo le funciona y esto es algo hay que subrayar. Al final el é no solo lo obtiene la persona


s periodísticas, Elvira Sastre elebra la libertad y la creatividad

opias experiencias”

añola uerza Madrid los aila han mata” da tíe reúel dia2018 y ta una onal— ada de evoluEspaen una demoar exad sin ni paSastre berina en la o era”. ocalita que ubrió a con vidad. ue teaqueque le se ve a. No que el urbes, reina ue en dades nque cie de tema donde undo ida, y mbarra mí, y toda ia me mucho unque odo el o que éxito a que

se va de su pueblo para trabajar en la capital, sino quien se queda en su pueblo y trabaja la tierra o en cualquier otra cosa y tiene una vida más tranquila y quizá hasta más estable. Al final creo que no depende tanto de la ciudad, sino de las personas”. ¿Cuál considera que es el punto de inflexión en su obra desde su primera publicación, Tú la acuarela/ Yo la lírica, publicado en 2013, hasta Madrid me mata (Seix Barral), pasando por Días sin ti, que le hizo acreedora al Premio Biblioteca Breve en 2019? A nivel profesional, hay dos momentos importantes: uno es la publicación del poemario La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida (2016), porque fue editado por Visor, una editorial de total referencia, y me colocó en un sitio más respetado y leído; por otro lado, el Premio Biblioteca Breve también fue un revulsivo total y un impulso para seguir haciendo lo que hago, para creer en ello, para no cesar en el empeño y para abrirme a más público y tener más oportunidades. Y más ligado a América Latina, para mí fue muy importante el primer viaje que hice en 2015 a la Feria del Libro de Bogotá, donde, a pesar de que mis libros aún no circulaban ahí, tuve mucho público. Y lo mismo ha ocurrido cuando he estado en México o en Argentina. Contar con el respaldo del público latinoamericano me ha ayudado mucho incluso en España. A nivel de contenidos, ¿hay algún momento clave en el que encontró un camino por el cual discurrir, que haya sido, digamos, catártico a nivel interior y que marcara un antes y un después en su trayectoria como escritora? Creo que todo lo que escribo en mis libros de poesía hace esa especie de click, porque la poesía que escribo es muy intimista, muy honesta, y habla mucho de las emociones, algo que tenemos en común todas las personas, y eso es algo con lo que los lectores se sienten reflejados y representados. También está el hecho, que no he buscado y que está interiorizado y normalizado en mi vida, de que soy un referente LGTBI por hablar en mis poemas sobre el amor y las relaciones entre mujeres. Esto ha hecho que el público sea muy favorable a mis escritos. Todos sabemos que los referentes son muy importantes, y si

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DE PORTADA

23 DE JULIO 2022

“Las redes sociales me parecen una herramienta que, bien utilizadas, son maravillosas” se pueden conseguir a través de la literatura y la poesía, les da una emoción añadida. ¿Considera que las redes sociales han sido una buena plataforma para que más gente se acerque a su obra? Sin duda. Las redes sociales me parecen una herramienta que, bien utilizadas, son maravillosas. Y a nivel artístico está comprobado. Antes no conocía a nadie joven que escribiera, y mi incursión en las redes sociales ha provocado que mucha gente saque su parte artística, la desarrolle y escriba sin ese muro que separaba a los futuros autores de sus publicaciones, y que les da la posibilidad de hacerlo en un espacio público que no necesita una editorial que te señale o elija. Y, sobre todo, dan una gran libertad para hacer las cosas como quieres y de la manera que quieres sin que haya un intermediario que te coarte o coaccione para que hagas las cosas de cierta manera. Creo que eso es algo que, combinado, a nivel personal provoca un revulsivo, y si tienes suerte y talento y confluyen ambas cosas, puedes llegar a tocar muchas puertas y a una editorial que quiera publicar tu trabajo. En ese sentido, ¿qué crítica se puede hacer a las editoriales que están al acecho de este tipo de autores y casi ya no apuestan a partir de otros criterios? Me costaría decir algo generalizado. Y aunque con algunas editoriales no me ha ido tan bien, con las que ahora trabajo, como Visor o Seix Barral, tengo una relación maravillosa: confían en mi trabajo y siento que no están mirando el número de seguidores que tengo. Simplemente confían en lo que hago y creen en ello, lo que para mí es fundamental, porque, al final, cuando uno escribe está solo, pero el hecho de publicar un libro es un trabajo conjunto, de mucha gente, y las editoriales juegan ahí un papel fundamental. A mí nunca se me ocurriría entregar un libro y publi-

carlo sin que pase por las manos de un editor y un corrector, porque al final esas figuras existen por algo, y me dan un plus de confianza y seguridad. No obstante, podría pensar que cuesta mucho publicar, y veo que la literatura juvenil está muy menospreciada, algo que da mucha rabia, porque la incursión de todos como lectores está ahí, y escribir para jóvenes es muy complicado, al igual que la literatura infantil, que habría que revalorizar. Debemos dejar de obsesionarnos, sobre todo la crítica, con la narrativa. Hay que darle la oportunidad a otros géneros que, al igual que la poesía, están a la sombra. A nivel estrictamente literario, ¿cuáles son sus referentes? Mis referentes van en continuo crecimiento porque, como no dejo de leer, siempre encuentro autores que me mueven algo. En principio, señalaría a Bécquer, porque fue el poeta que me descubrió la poesía; también a Benjamín Prado, quien me provocó las ganas de escribir y cuya poesía leí cuando era muy joven; y de ahí me extendería a la Generación del 27 (Lorca, Cernuda, Alberti, Aleixandre, Miguel Hernández) y a los compañeros de generación de Prado, como Luis García Montero. También mis viajes a Latinoamérica me han permitido conocer la poesía de muchas mujeres que me ayudan a conectar con mi inspiración, como Idea Vilariño o Alejandra Pizarnik. Ahora estoy leyendo a Cristina Peri Rossi y me gusta mucho Louise Glück. A nivel formal, ¿cómo trabaja sus obras poéticas, cómo entiende la forma, el lenguaje y los temas? Mi manera de escribir no ha cambiado desde mis comienzos, y responde a una necesidad y a un impulso al sentir algo, vivir algo o algo que me ronda la cabeza, y cuando eso casi no me abarca el cuerpo entonces tengo la necesidad de sacarlo de golpe. Después, cuando voy a publicar el libro, hago un trabajo de relectura y en el proceso final lo dejo siempre a mis amigos para que me den sus opiniones y me hagan sus correcciones o sugerencias.

¿Y cómo ha sido su salto a la prosa para libros como Días sin ti o Madrid me mata? La prosa me cuesta más, quizá por inseguridades. En la poesía me siento muy cómoda y segura porque creo que es mi lenguaje y mi manera de relacionarme con el mundo a través de las palabras. La narrativa me ha llevado mucho más esfuerzo para encontrar la manera de contar las cosas, aunque también es un reto que me gusta y me activa, porque entrar en las historias es como entrar en otro idioma, y aprenderla me gusta y me da mucho placer cuando consigo acabarla. En el plano temático, ¿qué emociones, qué situaciones son las que más le llegan o para las que tiene mayor sensibilidad? Se resume en todo aquello que me emociona. Y luego hay épocas, y todo depende de si estoy más triste o atravieso una ruptura sentimental; todo gira en torno a lo que eso me provoca. Pero también hay momentos de revulsión social y política que me remueven por dentro y a veces los toco en mis poemas, como trato temas de feminismo. Y finalmente está todo aquello que me viene del pasado y aquello que de pronto me pellizca y me empuja a escribir de ello. Así que al final todo parte de mis propias experiencias y del momento en que me encuentre. ¿Qué les diría a los jóvenes que comienzan a escribir? Que no abandonen nunca; que sigan ahí, porque al final la gente que tiene el impulso de escribir o de pintar un cuadro, rapear o hacer una escultura, es muy importante. Yo les diría que no suelten ese impulso porque al final es un regalo poder expresar nuestras emociones y desahogarnos a través del arte, llegue donde eso llegue, ya sea que puedas o no puedas dedicarte a ello, cosa que es secundaria porque al final hay que potenciar la creencia en nosotros mismos, potenciar la creencia de que podemos hacer las cosas, de que nuestra creatividad importa y que quizá pueda ayudar a alguien más. Por último, ¿qué reflexión hace del momento actual que vive Europa? Creo que en Europa nos estamos dando cuenta de cómo nos hemos comportado como sociedad, con un eurocentrismo con tintes xenófobos que es preocupante. Me parece que estamos en un momento en el que es muy difícil deconstruirse, porque es igual de importante la guerra en Ucrania que la guerra en África o en Siria. Así que en primer lugar debemos ser conscientes de los engaños y las manipulaciones a las que hemos sido sometidos; después, hay que informarse y hacer algo por un cambio; finalmente, es necesario que estas oportunidades tan horrorosas sirvan de algo para querer cambiar las cosas y hacerlo.

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LITERATURA

23 DE JULIO 2022

EL ATLAS DE PANDORA

Ubicación exacta de la utopía Nuestros antepasados griegos y romanos idealizaron el pasado. Nosotros soñamos con un edén futuro

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esde el principio de los tiempos creemos vivir a un paso del final: los discursos sobre la decadencia disfrutan de un auge envidiable. Somos el único animal capaz de imaginar su muerte y, por extensión, fantaseamos con la catástrofe universal. Hoy germinan aquí y allá apocalípticos de todo signo. En las redes y los medios, los profetas de la calamidad gozan de éxito y acumulan seguidores: los algoritmos favorecen el cataclismo y, por algún extraño motivo, el desastre resulta rentable. El gusto por la hecatombe es ancestral. Algunos de los poemas más antiguos conservados son lamentaciones por el declive de las primeras ciudades mesopotámicas y egipcias. Daniel López Valle cita en sus Historias extraordinarias un papiro anterior a la época gloriosa del Antiguo Egipto: el Lamento de Ipuur retrata un país desahuciado donde ya no se respeta la autoridad “ni se distingue al biennacido”, donde “el sobrino maltrata a su tío” y, para rematar la faena, “todo el mundo ha perdido el pelo” y la calvicie campa a sus anchas. En Grecia, a las puertas del memorable siglo V a. C. que alumbraría el Partenón y los esplendores clásicos, Teognis escribía poemas quejándose de una sociedad que zozobraba, donde los ideales heroicos se habían perdido y la feliz época de sus padres no regresaría jamás. San Agustín diría más tarde: “el mundo ya se ha hecho viejo”. Parece mentira que, tras milenios de degeneración, todavía no hayamos tocado fondo y sigamos perfeccionando esta habilidad para empeorar. Nuestros antepasados griegos y romanos soñaban hacia atrás, añorantes de un tiempo perdido en el que —supuestamente— reinaban la justicia, la salud y la abundancia. No existían las palabras “tuyo” y “mío”, pues todo era común y no se había inventado el dinero ni

IRENE VALLEJO ILUSTRACIÓN ROMÁN

la codicia —aunque, paradójicamente, la llamaron Edad de Oro—. Después se sucedieron las edades de Plata, Bronce y Hierro, en un proceso de imparable deterioro que devastó el Edén primigenio y sembró los males que atormentan al ser humano: avaricia, enfermedad y miseria. Todavía hoy, algunos deploran la revolución neolítica y reivindican los buenos tiempos nómadas. En realidad, toda época cumbre pertenece a los territorios de la imaginación más que a la memoria. Con la idea de progreso, que animaba a esperar épocas mejores en el futuro, nuestras fantasías aprendieron a mirar hacia el porvenir. Desde entonces muchos de nuestros desacuerdos y desencantos nacen del lugar donde ubicamos la utopía. Mientras unos añoran

Parece mentira que, tras milenios de degeneración, todavía no hayamos tocado fondo

una edad dorada del pasado —el paraíso bíblico, los imperios perdidos, el buen salvaje de Rousseau, la naturaleza incontaminada, los partidarios de la dieta paleolítica, o incluso esos calvos que recuerdan días más frondosos, como diría Ipuur—, otros han soñado su edén en el futuro: la resurrección de la carne, las revoluciones científicas o los progresismos de todo pelaje. Tras años de avances y crisis encadenadas, ambos bandos esgrimen sus razones y exageraciones, polemizan y se vapulean. Surgen optimistas como Steven Pinker, que celebra los imparables avances estadísticos en salud, educación, esperanza de vida, erradicación de la pobreza y expansión de los derechos humanos. A esta visión se oponen los críticos de las injusticias del capitalismo como Chomsky; liberales que auguran el colapso de los estados por la espiral de deuda; nostálgicos que denuncian la corrupción de los valores, el olvido de las viejas certezas y

el gran reemplazo de nuestra civilización. Menos coherentes, la mayoría cambiamos de bando según los ánimos, tan pronto revoltosos como integrados. Ya lo dijo Dickens al comienzo de Historia de dos ciudades, “era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría y también de la locura”. Vivir supone envejecer y quizá por eso tendemos a pensar que cualquier tiempo pasado —y cualquier tersura pasada— fue más feliz. A la vez, incluso los más agoreros ansían para sus hijos un futuro más próspero. Y así, entre la nostalgia de un ayer que nunca existió y la impaciencia por un mañana enigmático, muchas veces olvidamos la gratitud a quienes mejoran cada día nuestras vidas: el hoy es todo lo que hay.

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© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, S. L. © Irene Vallejo.

Y, además, en nuestra edición digital: Pedro Gómez Valderrama: Eliezer y Rebeca • Andrea Serdio: El Gran Cocodrilo •José Juan de Ávila: El filmador, el escritor uruguayo José Pedro Díaz tras la cámara • Fernando Figueroa: Marta Aura: pasión por el teatro y la película de su vida •Jorge Bustamante García: Vida contada, vida salvada • Avelina Lésper: La corrupción del arte VIP • Ángel Soto: Entrevista con Andrés Cota Hiriart


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NARRATIVA, ENSAYO La secta de los ángeles

El profesor A. Dónda

A FUEGO LENTO Cuarentena

Las biuty queens España, 2020

Andrea Camilleri Destino México, 2022 240 páginas

Stanislaw Lem Impedimenta España, 2021 96 páginas

Petros Márkaris Tusquets México, 2022 240 páginas

Inspirada en un hecho histórico, esta novela pone en marcha el viejo arte judicial de transformar al denunciante en sospechoso de un crimen. Transcurre en 1901, en una región de Sicilia, azotada por una plaga de cólera y donde un humilde abogado denuncia las prácticas delictivas de un grupo de hombres poderosos. Pura irreverencia.

Publicada en 1973 e inédita en español, esta novela ofrece uno de los rostros más satíricos del escritor polaco. En un futuro no muy lejano, las computadoras del Primer Mundo han colapsado trayendo consigo la desaparición de los bancos de información y también un inesperado alivio para los países del Tercer Mundo.

El agudo observador de la Grecia contemporánea vuelve con un grupo de relatos enmarcados en el contexto de la pandemia. El siempre ácido comisario Jaritos protagoniza dos de ellos y. sobre todo, la población más desvalida, lo mismo vagabundos que dueños de pequeños negocios que ven cómo su patrimonio se va por la coladera.

El jardín italiano

La reinita pop no ha muerto

El Ambiguo Testamento

Alyson Richman Planeta México, 2022 397 páginas

Criseida Santos Guevara Alfaguara México, 2022 104 páginas

Fernando Rivera Calderón Reservoir Books México, 2022 152 páginas

La autora de Los amantes de Praga vuelve con una historia fechada en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial. Su protagonista, una virtuosa violonchelista, huye de Verona a Portofino, Italia, luego de que la policía de Mussolini asesina a su familia. En adelante, su vida estará marcada por la clandestinidad.

La protagonista de esta noveleta nació en Monterrey, pero buena parte de la historia ocurre en Houston. En el otro lado, se hizo rapera con cierto éxito y se enamoró, pero un día, luego de estar corriendo desnuda por la ciudad, la envían de regreso a su terruño del que dice: “Monterrey es como una de esas novias con las que siempre vuelves”.

Narración y ensayo se entremezclan en este libro, en el cual el autor ofrece su peculiar perspectiva de lo que fue la creación. “Desde cierto punto de vista”, anota, “este libro puede seguir considerándose parte del Big Bang. Un efecto secundario, probablemente”. Literatura, religión, mitología y ciencia son los materiales de los que se vale.

El placer de leer www.librotea.com

Pintadas en Nueva York

S

ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com

in aspavientos, sin ánimo de hacer creer que una denuncia judicial puede pasar por una pieza artística, sin lloriqueos ni golpes de pecho, Las biuty queens (Alfaguara) es uno de esos libros (es decir, una de esas experiencias) cuyo encanto radica por igual en lo que dice y lo que calla. Iván Monalisa Ojeda, quien nació en Chile, vive en Nueva York y toma los escenarios para representar su condición transgénero, es capaz de convertir un funeral en una fiesta y una fiesta en un compendio de dolorosa desfachatez. Tiene prohibido alzar el dedito flamígero y por eso los trece relatos de Las biuty queens conmueven por su valor literario: al diablo la militancia y su prosa anoréxica y su mal gusto. Estamos en Nueva York, conducidos por una voz, la de Monalisa. Los escenarios van de una calle helada donde un travesti va tras un ligue o un cliente con esposa y tres hijos a las barras de los bares de malacrianza y de ahí a los picaderos de crack y cocaína. Ganarse la vida no es solo un asunto de transfiguración y ejercicios mecánicos de boca y garganta; es un trago amargo, quizá un vómito. Pero nunca es para tanto. Como en el relato que cierra, “El casamiento de Sabrina”, incluso una boda que se resuelve en un plantón termina convirtiéndose en un homenaje a la risa multicolor. A la ironía, a la malicia con la que retrata a todas esas Deborah, Crystal, Manuel, Diana, Rayito, Lorena, Iván Monalisa Ojeda suma un desencanto que no aspira a la victimización sino a la insolencia como uno de los mejores remedios contra la noche sin dinero ni agradecimientos. En eso, en la ironía y sus compañeros de viaje, está la vocación de Las biuty queens. ¿Quién?, pregunta, ¿al final de la jornada, tras soltar los tacones luego de talonear por Harlem o Washington Heigths, no desearía montarse en el carro de un desconocido o curar el insomnio frente al televisor? Las locas dominicanas, puertorriqueñas, salvadoreñas, colombianas, mexicanas, chilenas… no figuran como un pretexto sociológico ni como estandarte. Son seres vivos. Son boquitas pintadas y pagan la renta. Son, por encima de todo, reinas sin corona y de ahí nuestra simpatía. Por eso, y por la sobredosis de autoescarnio y la postura inconsecuente con la que Iván Monalisa Ojeda se planta frente a lo que significa ser transexual en donde sea, Las biuty queens es una revelación.

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LABERINTO

DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: JOSÉ LUIS MEDINA G.

23 DE JULIO 2022

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HUSOS Y COSTUMBRES

Breve himno a mi quesadilla ANA GARCÍA BERGUA

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A los melindrosos que no queremos sentir insectos crujir en nuestra boca ni llenarnos el olfato de barbacoa sudorosa, siempre habrá una quesadilla que nos rescate, una simple tortilla con relleno para dejarnos alimentados y conformes. Porque bien aburguesada que es la quesadilla, si lo pienso, comodona y hasta pudorosa; no es cabaretera como el taco que espera abierto, ofreciendo sus carnes adobadas al picor de las salsas, la cebollita y el chile; tampoco irrumpe, escandalosa, con sombreros de lechuga, crema, quesillo y salsa como los sopes escultóricos, aunque hay quien las adorna así; ni se mete a hornear naufragando en mole o salsa verde como las enchiladas. Es sencilla y directa mi quesadilla, así cerrada anuncia: esto soy, hasta aquí llego; ponme un poco de salsa y nada más. De vez en cuando, si acaso, se sincroniza con el jamón para semejar un sándwich porque

Quién te pudo haber creado, alimento humilde, tan portátil y simple, a la vez tan alegre, sincera quesadilla de mis noches aciagas? Tú transformas los dramas en telenovelas, contigo todo se convierte en vida cotidiana, pachona y sedante. Tus noches siempre tienen un mañana: el empleo que espera, la escuela, los pendientes; estiras nuestro tiempo y nos das esperanza, diluyes lo contingente y las catástrofes en niebla somnolienta. Eres enemiga de lo inesperado, quesadilla versátil que nos regalas el término del día, el bostezo y el me voy a dormir. No hay fiesta para las quesadillas, no hay jolgorio, exuberancia ni banquete, si acaso sorpresa cuando en el mercado las fríen y las rellenan de flor, de rajas o chicharrón, y de esa guisa acompañan a las compras, el desayuno distraído y andarín, la imaginación escasa; solo con huitlacoche parecen un poco más importantes.

también es urbana y al día siguiente va de traje a la oficina. En mi Cocinero mexicano de 1831, reeditado por el ya viejo Conaculta, aparece la receta de las “Quesadillas de prisa”, curiosamente cosidas “con un hilo de escobeta o pita” o unidas con “tres popotes limpios” que se quitaban al sacarlas del aceite. Por lo visto nunca han ameritado que nadie se detenga en ellas, ni a pensar y casi que ni a comer. Aun así no han logrado escapar a una discusión tan nimia como ellas, pero los chilangos decidimos que, aunque rellenas de muchas cosas que no sean queso, seguirán llamándose así porque entendemos, fuera de toda literalidad, su espíritu provisional pero cotidiano, su grandísima poca importancia que al final sostiene nuestros días y le impone su ritmo a los accidentes y las contingencias. Es, por decir así, el pequeño sacrificio merced al cual sale el sol, de nuevo, a la mañana siguiente.

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CAFÉ MADRID

Esa gente que le cuenta cosas a la gente

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res días antes de la muerte del célebre periodista italiano Eugenio Scalfari, fundador del diario La Repubblica, en España se volvieron a destapar las hediondas cloacas del periodismo patrio. Antonio García Ferreras, director de los informativos del progresista canal La Sexta y presentador del programa de análisis y debate Al rojo vivo, fue exhibido como alguien indigno de ser llamado periodista. Resulta que, a sabiendas de que era falso, el presentador difundió que Podemos, el partido político de izquierda creado por el hoy retirado Pablo Iglesias, era financiado por gente como Nicolás Maduro quien, “según consta en un documento”, le hizo “una transferencia de 272 mil dólares a una cuenta que tenía en el paraíso fiscal de las islas Granadinas”. La “noticia” se difundió en 2016, cuando Podemos ya contaba con millones de votos del electorado español y se vaticinaba que podía gobernar el país en coalición con los socialistas (como, a pesar de todo, tres años después ocurrió). Si ahora se sabe es porque un excomisario jubilado, experto en sacarle los “trapos sucios” a tal o cual político, previo pago y con toda clase de artimañas, ha difundido la conversación que grabó con García Ferreras cuando le filtró “la información”. “Esto es algo muy burdo, ¿no? No sé si se sostiene”, reconoció el señor de la tele cuando le dieron los documentos falsos, pero aun así soltó el acontecimiento con todo el sensacionalismo posible. La Red de Colegios Profesionales de Periodistas ha repudiado ese tipo de prácticas: “no por obvio debe ser

VÍCTOR NÚÑEZ JAIME periodismovictor@yahoo.com.mx FOTOGRAFÍA FRANCESCA MARCHI

ignorado: los periodistas siempre deben contrastar la información y no publicar jamás aquella que se considere falsa; y en caso de confirmarse la falsedad, corregir con la mayor prontitud y con la máxima proyección posible. La utilización de los medios en beneficio de intereses espurios va mucho más allá del derecho

Publicar noticias sin verificación, falsas, y sabiendo que lo son, hace daño

a una línea editorial, totalmente legítimo, para adentrarse en prácticas incompatibles con el periodismo”. La Asociación de la Prensa de Madrid y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, por cierto, guardaron silencio. A diferencia del otro lado del charco, en este rincón del mundo los medios siempre han reconocido hacer un “periodismo militante”, de derecha o de izquierda. Pero pocas veces se cuestionan entre sí. Por eso conviene aprovechar la ocasión para asumir que en los últimos años los periodistas (y no solo los políticos) tenemos parte de responsabilidad

El periodista italiano Eugenio Scalfari, quien murió el pasado 14 de julio.

en el deterioro democrático. Nuestro trabajo es buscar la verdad, fiscalizar al poder (sea de una ideología o de otra) y no nos corresponde ser voceros de una u otra facción política ni querer ser los más influyentes. Publicar noticias sin verificación, falsas, y sabiendo que los son, hace daño. Y, cuando eso ocurre, hemos de reconocer las equivocaciones sin dignidad impostada y asumir responsabilidades, aunque ello obligue a apartarnos de la profesión. Porque por errores de este tipo, según el más reciente informe del Instituto Reuters, la gente desconfía de los medios y no cataloga al periodismo como una profesión respetable. Hay varias definiciones certeras de periodista. Yo siempre tengo presente aquella que dice que “es estar en la mierda y tratar de no ensuciarse”. O la atribuida a George Orwell: “periodismo es publicar lo que alguien no quiere que se publique. Todo lo demás son relaciones públicas”. Eugenio Scalfari, además de promover la decencia en nuestro gremio, nos ha dejado una de las mejores: “un periodista es gente que le cuenta a la gente lo que le pasa a la gente”. Ahí está englobado todo: nuestra función social, nuestro apego al humanismo y la claridad de que lo que hacemos ha de estar dirigido a los ciudadanos y no, en primera instancia, al poder político o económico o a los compañeros, como suele ocurrir. No es tan fácil huir de los intereses que rodean el oficio, pero tampoco es tan difícil “genetizar” ciertos principios éticos y ser honesto, que no objetivo, en nuestro trabajo. Sobre todo ahora, cuando en todos lados los valores democráticos se tambalean.

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