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Mascarilla, Actividad Física y Respiración

Por Dr. Richard Marine Especialista en Nutriología Clínica y Medicina Deportiva Presidente Clínica Nutrimed

Mascarillas, actividad física y respiración.

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Según un artículo publicado en el British Journal of Sports Medicine (BJSM): “Las mascarillas que restringen el flujo de aire pueden aumentar la tasa de esfuerzo percibido y disminuir el rendimiento durante el entrenamiento de resistencia. Las máscaras quirúrgicas pueden aumentar la percepción de disnea, pero no se han demostrado efectos negativos sobre el rendimiento aeróbico”.

Mejorar la respiración con mascarilla pasa por un hecho elemental: mantener la respiración en calma. Ante el simple hecho de caminar de forma rápida, el organismo demanda una mayor oxigenación, lo que se traduce en una respiración más profunda y constante. Sin embargo, aumentar la frecuencia respiratoria es algo no aconsejable con la mascarilla.

Ante el esfuerzo, el cuerpo demanda una mayor oxigenación y es mejor respirar sin mascarilla en esos momentos. El artículo muestra también cómo el uso de una mascarilla durante el ejercicio puede, de hecho, simular el efecto fisiológico del entrenamiento de altitud, aunque a menor escala.

Aunque es poco probable que esto sea un problema para la mayoría de las personas, podría serlo si las intensidades de ejercicio son mayores, particularmente para aquellos con problemas de salud subyacentes. Por ello, las personas deben ser conscientes de su respiración durante el entrenamiento e ir un poco más despacio o tomar un descanso si sienten que su ritmo de trabajo es demasiado alto o si experimentan mareos o aturdimiento.

Asimismo, el calor puede provocar que la mascarilla se humedezca por el sudor. La OMS advierte que este hecho puede dificultar la respiración y promover el crecimiento de microorganismos. “Las condiciones cálidas y húmedas pueden empeorar el efecto de la respiración extenuante. El material que absorbe la humedad, como el poliéster, es una buena opción, pero puede causar irritación de la piel en personas sensibles”, indican desde el BJSM. En estos casos, se recomienda llevar una segunda mascarilla para reemplazar la húmeda.

El sudor puede hacer complicado no tocarse la cara, por ello, es esencial mantener una buena higiene de manos antes y después de hacerlo. Algo que se puede conseguir con líquidos o sprays desinfectantes.

Otro punto y sé que ya lo notaron, es que ahora tenemos más sed, lo ideal es mantenerse hidratado antes y después de los entrenamientos ya que la transpiración produce más pérdidas de líquidos.

La mente juega en contra si luchamos contra la situación. Llevar mascarilla es incómodo, más aún cuando el organismo comienza a sudar por el calor o la humedad dificulta la respiración. Las emociones junto con la ansiedad generan activación fisiológica que aumenta la frecuencia cardiaca y acelera la respiración. Si esto sucede cuando llevamos mascarilla nos pondremos aún más nerviosos”, comparte Cristina Mae Wood, psicóloga especializada en estrés y ansiedad en el centro Área Humana de Madrid.

COLUMNA INVITADA

El ejercicios aeróbico es uno de los principales activadores del sistema inmunológico, es por esto que muchas las personas se preguntan, qué tan beneficioso o peligroso es hacer ejercicios con mascarillas.

LA RESPIRACIÓN ABDOMINAL, MÁS LENTA Y DESDE EL ESTÓMAGO, AYUDA A RELAJARSE.

¿Qué podemos hacer entonces? Primero se recomienda activar la respiración abdominal, esa que se utiliza en actividades como meditación, pilates o yoga. “La idea es hacer una respiración desde el estómago, más lenta, como si fuera un balón que se va hinchando y cuando lo expulsamos vuelve a la posición original. Científicamente está demostrado que este tipo de respiración nos ayuda a relajarnos”.

El aprendizaje de la respiración que proporciona el yoga reduce la ansiedad. Por otra parte, la psicóloga recomienda la técnica de autoinstrucciones positivas. Se trata de una serie de mensajes breves con una carga positiva que lanzan ánimo, optimismo, positividad y empoderamiento. “Si me quedan 10 minutos para poderme quitar la mascarilla y la situación se hace incómoda me repito indicaciones como “tranquila, lo estás haciendo muy bien, sigue así, respira despacio, enfocándote en tu estómago”.

Otros recursos que pueden ayudar son el sentido del humor y la práctica de ejercicio físico. “El entrenamiento contribuye a eliminar la adrenalina y el cortisol y desencadena la liberación hormonas como la oxitocina y endorfinas que mejoran el sueño, la relajación y el pensamiento positivo”.

El uso de las mascarillas no reduce el oxígeno ni genera que aumente la acidez de la sangre de una persona porque supuestamente este equipo de protección lo impida al evitar que se expulse suficiente dióxido de carbono. Esta situación solo podría suceder si una persona no recibe ningún tipo de entrada de aire al tener un aparato totalmente hermético en el rostro. Este no es el caso de ningún tipo de mascarilla utilizada para prevenir la transmisión del nuevo coronavirus.

Para aclarar este punto, el profesor de pediatría de la Universidad Federal Fluminense, André Ricardo Araújo, especialista en infectología pediátrica y control de infección hospitalaria, explicó que todas las mascarillas poseen diversas entradas de oxígeno. Gracias a esto el oxígeno no disminuye en la sangre y se produce con normalidad la eliminación de dióxido de carbono. No existe, por lo tanto, un proceso de “acidificación de la sangre”.

Esto también es válido para los respiradores del tipo N95, utilizados por profesionales que atienden directamente a los pacientes infectados con COVID-19.

La Organización mundial de la Salud recomienda el uso de las mascarillas, incluso a las personas sanas, como parte de una estrategia que incluye, entre otras medidas, el lavado de manos y el distanciamiento social para contener la transmisión del coronavirus.

Si bien los tapabocas caseros no impiden totalmente el contagio, son importantes para reducir la probabilidad de transmisión de la enfermedad. Se usan para evitar que la mucosidad y la saliva de una persona enferma se dispersen por el ambiente y pueda contagiar a quienes están a su alrededor.

A nivel mundial, se están utilizando tres tipos de mascarillas como medidas de prevención contra la transmisión del virus: los respiradores N95, la mascarilla quirúrgica y el tapaboca de uso casero. Las dos primeras deben reservarse para los profesionales de la salud.

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