N.º 30 • XVII Domingo Tiempo Ordinario Ciclo A
• 27 de Julio de 2014 •
¿Quién dará seguridad a nuestra VIDA?
A
lo largo de la vida propia y en la ajena, tenemos motivos para la inseguridad; vale decir que unos reales y muchos ficticios que golpean nuestro ánimo mediocre y la imaginación. Hay múltiples factores externos e internos que impiden tener más confianza en nosotros mismos, en los demás y, sobre todo, en Dios. Vamos en la vida como a la deriva, permitiendo ser arrastrados por los avatares de cada día. Este domingo, las lecturas bíblicas quieren acrecentar los motivos para confiar más en la Palabra de Dios y aprender a desconfiar de las cosas. Resulta muy adecuado aquel dicho de la sabiduría popular que dice: “a Dios rogando y con el mazo dando”. Todo lo podemos lograr rogando a Dios y sin escatimar el esfuerzo propio.
«Te concedo lo que me pediste» La Primera Lectura del Libro de los Reyes es una invitación para pedir sabiduría, saber por qué y para quién vivimos. Agradar a Dios y tener una conciencia limpia.
Cierto, hoy es algo difícil de conseguir, los seres humanos somos acomodaticios a las circunstancias y en todas queremos las de ganar, le pese a quien le pese. Y, por supuesto, de la manera más fácil. Siendo ese nuestro objetivo, no habrá ley que no violemos con tal de conseguir nuestro sueño; por las buenas o por las malas. Salomón pidió sabiduría para gobernar, y se le concedió junto con eso todo... porque a Dios le agradó su manera de pedir: pensando primero en los demás que en él mismo.
Dios nos ha dado un destino Todos y cada uno tenemos una historia, capacidades diversas, un puesto en el mundo que hay que llevar adelante para ser felices y no añorar ni envidiar la suerte de otros. Pablo, en la carta a los Romanos, recuerda que Dios nos ha dado la tarea a todos de ser la “imagen de su Hijo”. El Reino de Dios y las cosas En el presente, vivimos en una cultura que orilla al consumismo, a tener cosas; pensamos que esa es la clave de la felicidad. Parece una competencia desaforada para ostentar cosas materiales, para que los demás no “ninguneen” la posición ni el estilo de familia, ni lo que vestimos, ni nada de la tecnología que llevamos encima. En esta vida tenemos que aprender a elegir lo mejor y a desechar lo inútil. Dios nos propone su Reino de amor y paz para abrazar; y con gusto ir desechando las cosas inútiles para dar lugar a lo que más importa en la vida. Luchar para tener seguridad en el amor, en uno mismo, en Dios y no sólo revestirnos de cosas.
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ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, protector de los que en ti confían, sin ti, nada es fuerte, ni santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia para que, bajo tu dirección, de tal modo nos sirvamos ahora de los bienes pasajeros, que nuestro corazón esté puesto en los bienes eternos.
SALMO RESPONSORIAL Sal 118, 57 y 72. 76-77. 127-128. 129-130
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos. A mí, Señor, lo que me toca es cumplir tus preceptos. Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata. R. Yo amo, Señor, tus mandamientos. Señor, que tu amor me consuele, conforme a las promesas que me has hecho. Muéstrame tu ternura y viviré, porque en tu ley he puesto mi contento. R. Yo amo, Señor, tus mandamientos. Amo, Señor, tus mandamientos más que el oro purísimo; por eso tus preceptos son mi guía y odio toda mentira. R. Yo amo, Señor, tus mandamientos. Tus preceptos, Señor, son admirables, por eso yo los sigo. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los sencillos. R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya. Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el sacramento celestial, memorial perpetuo de la Pasión de tu Hijo, concédenos que este don, que Él mismo nos dio con tan inefable amor, nos aproveche para nuestra salvación eterna.
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Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5-13 En aquellos días, el Señor se le apareció al rey Salomón en sueños y le dijo: “Salomón, pídeme lo que quieras, y yo te lo daré”. Salomón le respondió: “Señor, Tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí, Tú quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón, para que sepa gobernar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?”. Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: “Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido. Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes, ni lo habrá después de ti. Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo”. Palabra de Dios. Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los romanos 8, 28-30 Hermanos: Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por Él, según su designio salvador. En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 44-52
E
n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo. El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra. También se parece el Reino de los Cielos a la red que los
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La Profesión de nuestra
pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. ¿Han entendido todo esto?”. Ellos le contestaron: “Sí”. Entonces Él les dijo: “Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los Cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas”. Palabra del Señor.
Fe
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.
Ser justos, tarea de todos
S
anto Tomás de Aquino, en su Summa Theologiae, define a la justicia como “el hábito por el cual el hombre le da a cada uno lo que le es propio mediante una voluntad constante y perpetua”. Considera a la justicia como una de las cuatro virtudes cardinales, junto con la templanza, la prudencia y la fortaleza. Para ser justos: • •
Infórmate acerca de los derechos de los demás. Respeta los derechos de los demás y hazlos respetar.
• • • • •
Reconoce las virtudes y méritos ajenos. Bríndale una oportunidad a quien lo merezca. Obra con honestidad y rectitud, siguiendo tu conciencia. Sé estricto en el cumplimiento de las leyes. Alberga sentimientos de humanidad y comprensión por quienes hayan cometido un grave error o un delito, y precisen de ayuda o de misericordia, pues de ello depende que se puedan rehabilitar y ser útiles a la sociedad.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
Gloria
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
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Tres pasos para ORAR con sencillez
S
an Anselmo, en una bella oración que él compuso, habla de tres pasos para orar con sencillez:
1. Reconocerse débil y necesitado: “Enséñame dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte... Tú eres mi Dios, Tú eres mi Señor y yo nunca te he visto”. 2. Agradecer los beneficios recibidos por Dios: “Tú me has modelado y me has remodelado, y me has dado todas las cosas buenas que poseo, y aún no te conozco...”. 3. Buscar y no cansarse en la oración, aunque cueste: “Enséñame cómo buscarte... porque yo no sé buscarte, a no ser que Tú me enseñes, ni hallarte si Tú mismo no te presentas a mí”, o aquella otra, más bella aún: “Que te busque en mi deseo, que te desee en mi búsqueda. Que te busque amándote y que te ame cuando te encuentre”.
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Jubileo Circular 28, 29 y 30: Lunes, Martes y Miércoles San José y Santo Tomás Capuchinas, La Inmaculada La Santa Cruz Ntra. Sra. de Guadalupe, Col. Las Agujas Sagrado Corazón, Cerro del Cuatro San Isidro Mazatepec San Miguel Zapotitán El Perpetuo Socorro, Tequila 31, 1 y 2: Jueves, Viernes y Sábado Virgen de la Soledad San Francisco, Las Pintitas María Reparadora Santa Sofía San Antonio de Padua, Loma Dorada Ntra. Sra. de Guadalupe, Ejido Copalita San Andrés Apóstol, Ajijic La Purísima Concepción, Tecualtitán
Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 200,000 a 300,000. $40.00 ciento