N.º 48 • I DOMINGO
DE
ADVIENTO, CICLO B • 30 de Noviembre de 2014 •
"¡Ven! Queremos que te muestres"
E
l Adviento que inicia urge en la conciencia de todos. Dios busca un espacio. Al mundo le apura su ayuda. Hay tantas cosas que cambiar y nos abruma la impotencia. El Papa Francisco ha dicho: “Prefiero una Iglesia accidentada a una Iglesia enferma...”: la invitación es a salir de nuestra modorra y comodidad. Vivimos situaciones difíciles y, a pesar de ello, el desencanto y la apatía nos abruman. No podemos vivir como gente sin esperanza. El horizonte de la Navidad y del año nuevo invita a tomar conciencia de que las cosas pueden y deben cambiar en muchos aspectos: la familia, el trabajo, la política, la escuela. Antes de que lleguen esos días, es menester preparar el corazón y un ambiente hogareño para que Dios pueda llegar. ¡Rasga el cielo y baja! El profeta Isaías habla de una angustia general ante el desinterés de su propio pueblo. Han estado desterrados; viviendo en tierra extranjera, olvidaron muchas de sus costumbres religiosas; la ley de Dios ya no está en su corazón. Aprendieron malas costumbres en países lejanos. Hoy, parece que las cosas no están tan bien. En muchas familias ya casi nadie invoca la ayuda de Dios, hemos olvidado nuestros rezos y, peor tantito, la justicia, la paz, el amor a los demás. Pero también aquella gente, con la predicación del profeta, experimentó que ningún Dios, de los muchos que conocieron en otras tierras, ha hecho lo que el Dios
verdadero hace por sus hijos. «Y, sin embargo, Señor, Tú eres nuestro Padre, nosotros la arcilla y Tú el alfarero: somos todos obra de tu mano». Vuelve la confianza y los que te invocan. Aguardar los tiempos de Dios Ningún problema, por inmenso que sea, debe quitarnos la esperanza, aunque el mundo parezca que intenta vivir sin Dios y, por lo mismo, nos llenemos de tantos males, violencia, mal gobierno, vicios de toda índole. La familia es el lugar adecuado para hacer que lleguen las cosas buenas, sintiendo que Dios esté entre nosotros, pues Él viene a salvar a su pueblo. Poner atención en los tiempos malos No basta con quejarnos. La invitación del Adviento es a la vigilancia sobre nosotros mismos, porque Dios ciertamente llega. La tarea es vigilar para que no nos encuentre descuidados. La sociedad nos urge para hacer un camino nuevo, no destruirnos. El Papa, en su Exhortación “La alegría del Evangelio”, nos conmina a hacer caminos nuevos y hacerlos juntos: “Sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos... de tomarnos los brazos, de apoyarnos, para que pueda convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad. Adviento es alimentar la esperanza.
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ORACIÓN COLECTA
Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de las buenas obras, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el Reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 79, 2ac y 3b.15-16. 18-19
R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos. Escúchanos, pastor de Israel; Tú, que estás rodeado de querubines, manifiéstate, despierta tu poder y ven a salvarnos. R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos. Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que Tú mismo cultivaste. R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos. Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 84, 8
R. Aleluya, aleluya. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. R. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro apoyo en las que han de durar para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Lectura del libro del profeta Isaías 63, 16-17. 19; 64, 2-7
Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor; ése es tu nombre desde siempre. ¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte? Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus que son tu heredad. Ojalá rasgaras los cielos y bajaras, estremeciendo las montañas con tu presencia. Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia. Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás que otro Dios, fuera de ti, hiciera tales cosas en favor de los que esperan en él. Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia y no pierde de vista tus mandamientos. Estabas airado porque nosotros pecábamos y te éramos siempre rebeldes. Todos éramos impuros y nuestra justicia era como trapo asqueroso; todos estábamos marchitos, como las hojas, y nuestras culpas nos arrebataban, como el viento. Nadie invocaba tu nombre, nadie se levantaba para refugiarse en ti, porque nos ocultabas tu rostro y nos dejabas a merced de nuestras culpas. Sin embargo, Señor, Tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro y Tú el alfarero; todos somos hechura de tus manos. Palabra de Dios. Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los corintios 1, 3-9
Hermanos: Les deseamos la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor. Continuamente agradezco a mi Dios los dones divinos que les ha concedido a ustedes por medio de Cristo Jesús, ya que por Él los ha enriquecido con abundancia en todo lo que se refiere a la palabra y al conocimiento; porque el testimonio que damos de Cristo ha sido confirmado en ustedes a tal grado, que no carecen de ningún don ustedes, los que esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él los hará permanecer irreprochables hasta el fin, hasta el día de su advenimiento. Dios es quien los ha llamado a la unión con su Hijo Jesucristo, y Dios es fiel. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Marcos 13, 33-37
E
n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta”. Palabra del Señor.
Llegó el Tiempo de
La Profesión de nuestra
Fe
ADVIENTO
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
H
oy, domingo, inicia el Tiempo de Adviento. Es un tiempo en que la Iglesia, en su liturgia, se prepara durante tres semanas y media para la celebración del misterio de la encarnación del Señor, la Navidad. Ven, Señor, no tardes, ven, que te esperamos; ven, Señor, no tardes, ven pronto, Señor. El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos… Este Himno que rezamos este día en la oración de Laudes y que también solemos cantar en la
Gloria
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
liturgia, que nos recuerda y nos introduce con su poesía a este tiempo de espera, fue creado por un sacerdote español llamado Césareo Gabaráin, creador también de otros 500 cantos e himnos famosos, como: “Juntos como hermanos”, “Una espiga dorada por el sol”. Fue ganador de un Disco de Oro. Este sacerdote falleció en 1991, fue un gran compositor y músico; deportista y humano; Juan Pablo II lo nombró capellán de su Santidad. La Iglesia te invita a que te acerques a la inmensa riqueza de los himnos, salmos y cánticos que conforman la Liturgia de las Horas, que es la oración por excelencia de la Iglesia.
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
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JUBILEO CIRCULAR 1, 2 y 3: Lunes, Martes y Miércoles LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN MADRE SANTÍSIMA DE LA LUZ STA. TERESITA DEL NIÑO JESÚS LA DIVINA PROVIDENCIA, Toluquilla NTRA. SRA. DE LOS DOLORES, Polanco LOS SANTOS REYES, Cajititlán NTRA. SRA. DEL CARMEN, Chapala EL ESPÍRITU SANTO, La Loma 4, 5 y 6: Jueves, Viernes y Sábado SANTA CRUZ DEL VALLE SAN MARTÍN DE PORRES, Col. Cinco de Mayo LOS DOCE APÓSTOLES SAN SEBASTIANITO MADRE ADMIRABLE, El Salto SAN JOSÉ, Milpillas de Allende JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO, Crucero de la Mesa CRISTO REY, Arroyo Hondo
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Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 200,000 a 300,000. $40.00 ciento