Hoja Parroquial #7-VI DOMINGO ORDINARIO, Ciclo C-16 de febrero 2025

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VI Domingo Ordinario, Ciclo C 16 de febrero de 2025

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

NO. 7

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019 INDA-04-2007-103013575500-106

¿Dónde está nuestra confianza?

San Lucas nos presenta hoy cuatro bienaventuranzas y cuatro malaventuranzas. Las bienaventuranzas que Jesús proclama exponen el espíritu del Reino de Dios.

Las bienaventuranzas están dirigidas a los que sufren postración: los pobres, los hambrientos, los que lloran, los perseguidos por causa del evangelio. Jesús les promete un cambio: Dios va a actuar en su favor y los va a hacer felices.

En cambio, siguen cuatro lamentaciones que revelan el destino de los ricos, de los saciados, los que se ríen a costa de otros y los que buscan el honor mundano.

dónde ponemos nuestra confianza: en los contactos personales y en las riquezas, o en Dios.

Nunca más necesarias estas palabras de Cristo que ahora.

Vivimos en una sociedad consumista que con frecuencia intenta compaginar la opulencia, las riquezas y la fe en Jesucristo.

Jesús no ahorra palabras para ponernos en guardia frente al peligro de las riquezas. Pocos males hay tan rechazados en los Evangelios como éste. Ante todo, porque las riquezas embotan, hacen al hombre necio e impiden escuchar la palabra de la salvación. Las riquezas llevan al hombre a hacerse autosuficiente, endurecen su corazón y le impiden acoger a Dios; en lugar de recibir todo como hijo, lleno de gratitud, el rico se afianza en sus posesiones y se olvida de Dios. El que escucha este Evangelio debe preguntarse de qué parte está: si de los pobres y marginados o de los opresores y saciados.

El texto, por tanto, puede ser una buena noticia — intención del evangelista— o un urgente llamado a la conversión.

Hemos escuchado en la primera lectura: «Maldito el hombre que confía en el hombre». La Virgen sabía bien al cantar el Magnificat: «A los ricos los despide vacíos». Las riquezas empobrecen al hombre. Le impiden experimentar la inmensa dicha de poseer solo a Dios.

El problema es la indierencia hombre.

También contrapone dos tipos de hombres: los malditos y los benditos. Los benditos son los que confían en el Señor, y los malditos los que buscan seguridades en cosas creadas, olvidándose de Dios. En el fondo, los dos textos invitan a discernir

A Cristo le duele que el rico se pierda al no haber encontrado el único tesoro verdadero, y por eso grita y denuncia el daño de las riquezas, que además cierran y endurecen el corazón frente al hermano necesitado. Epulón no ha hecho nada malo a Lázaro; es condenado simplemente porque no lo atendió. Escuchemos las bienaventuranzas y las lamentaciones de Jesús en el evangelio, y pidámosle de corazón nuestra conversión.

De pie

Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Jeremías 17, 5-8

Sentados

Esto dice el Señor: “Maldito el hombre que confía en el hombre, que en él pone su fuerza y aparta del Se- ñor su corazón. Será como un cardo en la estepa, que no disfruta del agua cuando llueve; vivirá en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhabitable.

Bendito el hombre que confía en el Señor y en él pone su esperanza. Será como un árbol plantado junto al agua, que hunde en la corriente sus raíces; cuando llegue el calor, no lo sentirá y sus hojas se conservarán siempre verdes; en año de sequía no se marchitará ni dejará de dar frutos”. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 1

Sentados

R. Dichoso el hombre que confía en el Señor

Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.

R. Dichoso el hombre que confía en el Señor

Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.

R. Dichoso el hombre que confía en el Señor

En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo

R. Dichoso el hombre que confía en el Señor

SEGUNDA LECTURA

De la primera carta del apóstol dan Pablo a los corintios 15, 12. 16-20

Sentados

Hermanos: Si hemos predicado que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes andan diciendo que los muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, es vana la fe de ustedes; y por tanto, aún viven ustedes en pecado, y los que murieron en Cristo, perecieron. Si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan sólo a las cosas de esta vida, seríamos los más infelices de todos los hombres. Pero no es así, porque Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES

DEL EVANGELIO Lc 6, 23

Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo, dice el Señor. R. Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 17. 20-26

En aquel titiempo, Jesús descendió del monte con sus discípulos y sus apóstoles y se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y de Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Mirando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.

Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.

Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!” Palabra del Señor.

R. Aleluya, aleluya
De pie

ORACIÓN DESPUÉS

DE LA COMUNIÓN De

pie

Saciados, Señor, por este manjar celestial, te rogamos que nos hagas anhelar siempre este mismo sustento por el cual verdaderamente vivimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

El Seminario, ¿por qué tantos años de formación?

Generalmente, lo primero que se le pregunta a un seminarista es lo siguiente: ¿cuánto te falta para ser ordenado Sacerdote?, o ¿por qué tantos años de formación? La respuesta, aunque no lo parezca, es bastante simple.

Es verdad que los años de formación en el Seminario son superiores a los años que se invierten en el curso de una carrera profesional universitaria. Pero hay que tener algo muy claro: la formación sacerdotal, al responder a un llamado de Dios, es muy diferente a la respuesta que se da en la formación profesional.

Sí, gran parte del itinerario formativo del Seminario es dedicado a los estudios, esto hace patente la importancia de que los futuros sacerdotes tengan la preparación suficiente para servir al pueblo de Dios que un día les será encomendado.

Muchos se preguntan acerca de la cantidad de años que un joven dedica para su formación al sacerdocio. Mucho dependerá de la etapa en la que ingresó al Seminario: 16 años, si ingresó desde la secundaria; 13 años, si ingresó desde la preparatoria; y 11 años, si ingresó al Curso de Nivelación.

Es importante recalcar que las funciones que desempeña un Sacerdote no se limitan solo a la celebración de la Santa Misa. Los años de formación deben hacer resonancia en las respuestas que el Sacerdote debe dar ante los múltiples desafíos que enfrenta el mundo que tanto sufre, por ello el sacerdote debe ser signo de esperanza en la humanidad.

GLORIA

Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo.

Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén

P FESIÓN DE NUESTRA FE

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos; al tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Jonathan Rodrigo Romero Moreno, alumno de 1º de Teología

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén

Padre, ¿me podría explicar qué es un sacrilegio?

Encierta ocasión, una joven me preguntó: “Padre, ¿me podría decir qué es un sacrilegio?”, yo le respondí: “¿Por qué me preguntas eso?”, entonces ella me dijo: “Es que el otro día fui a la Primera Comunión de mi sobrina y el Sacerdote que celebró la Misa a la hora de dar la Comunión dijo a todos los asistentes que solo se acercaran a comulgar los que estuvieran preparados a recibir la Comunión, porque si no se exponían a cometer un sacrilegio; yo, como no sé qué cosa es un

sacrilegio, quise venir a preguntarle”. Yo le dije: “El sacrilegio es un pecado muy grave, más grave que el pecado mortal, consiste en profanar o tratar indignamente los sacramentos o las acciones litúrgicas, así como las personas, las cosas y los lugares consagrados a Dios. El sacrilegio es un pecado grave sobre todo cuando es cometido contra la Eucaristía, es decir, cuando se comulga en pecado mortal, porque en este sacramento Cristo está realmente presente”.

Consulta el texto completo escanéando el QR.

Consulta la Hoja Parroquial: www.arquidiocesisgdl.org.mx/publicaciones/hojaparroquial Diseño e Impresión: Centro Católico de Comunicaciones. Tels. 33 3002-6470 · 33 3002-6471 · Los anuncios que se muestran en La Hojita Parroquial son responsabilidad, única y exclusivamente, del solicitante. No nos hacemos responsables de los servicios que se publicitan. Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 100,000. $65.00 ciento

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