N.º 40 • DOMINGO XXVII ORDINARIO / CICLO C
• 2 de Octubre de 2016 •
¡Auméntanos la FE!
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n el Evangelio de hoy hemos escuchado la sencilla y humilde oración de los Apóstoles: "Señor, auméntanos la fe". Ésta debe ser también hoy y cada día nuestra plegaria: "Señor, auméntanos la fe". Porque todos nosotros, sin excepciones, necesitamos que nuestra fe en Jesucristo, en su Evangelio, en el amor del Padre, en la acción del Espíritu Santo que -como nos ha dicho san Pablo"habita en nosotros", sea una fe más presente en toda nuestra vida, que la penetre, la transforme y renueve. A veces decimos que -vivir la fe cristiana cada díaes más difícil. Que las circunstancias de nuestra sociedad, del mundo actual, lo han hecho más difícil. Porque vivimos en una sociedad pluralista, es decir, en la que conviven diversos modos de entender y de practicar lo que podríamos llamar "valores humanos", las normas morales. En nuestra sociedad se niegan valores y principios que para el cristiano son fundamentales. Incluso, a veces, parece que no está "de moda" ser creyente, que debe casi esconderse el hecho de ser cristiano. Vivimos también en una sociedad secularizada, en el sentido de que "Dios", las convicciones cristianas, parecen pesar poco. Lo que muy a menudo pesa más son las interpretaciones del mundo y de la vida humana que se presentan como "científicas" -con razón o sin razón-, como propias del mundo de hoy, como simplemente humanas. Con todo -y sin negar estas dificultades actualespodemos decir que siempre ha sido difícil vivir la fe. Y que, por tanto, las dificultades actuales no nos pueden servir de excusa. Hemos escuchado en la segunda lectura la exhortación de San Pablo a su discípulo Timoteo a vivir la fe no "con un espíritu cobarde, sino con un espíritu de energía, amor y buen juicio". Es lo mismo que nos podría decir hoy. No creo que las circunstancias de entonces -la sociedad de entonces- ofreciera mayores facilidades que la actual. Más bien todo lo contrario. Y sin embargo, Pablo no afloja en sus exigencias, por
fidelidad al Señor. Tampoco nosotros debemos aflojar. "Dios no nos ha dado un espíritu cobarde", decía Pablo. Son palabras plenamente actuales. Si pensamos que por el hecho de que en nuestra sociedad convivan -y a veces parezca que tienen mayor fuerza- otros modos de pensar y de vivir, por ello estamos excusados de vivir con energía nuestra fe, es que no hemos entendido nada de lo que significa creer en Jesucristo. El no nos ofreció -él no siguió- un camino fácil, triunfante, por todos reconocido. Sino todo lo contrario. Se trata, por tanto, de seguirlo cueste lo que cueste, esté o no de moda. Porque creemos que es el camino de vida, de salvación, para nosotros y para todos.
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ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que en la superabundancia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
SALMO RESPONSORIAL Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9
R. Señor, que no seamos sordos a tu voz. Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R. Señor, que no seamos sordos a tu voz. Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R. Señor, que no seamos sordos a tu voz. Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras”. R. Señor, que no seamos sordos a tu voz.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Pe 1, 25
R. Aleluya, aleluya. La palabra de Dios permanece para siempre. Y ésa es la palabra que se les ha anunciado. R. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios omnipotente, saciados con este alimento y bebida celestiales, concédenos ser transformados en aquel a quien hemos recibido en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Lectura del libro del profeta Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4 ¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio, sin que me escuches, y denunciaré a gritos la violencia que reina, sin que vengas a salvarme? ¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando la opresión? Ante mí no hay más que asaltos y violencias, y surgen rebeliones y desórdenes. El Señor me respondió y me dijo: “Escribe la visión que te he manifestado, ponla clara en tablillas para que se pueda leer de corrido. Es todavía una visión de algo lejano, pero que viene corriendo y no fallará; si se tarda, espéralo, pues llegará sin falta. El malvado sucumbirá sin remedio; el justo, en cambio, vivirá por su fe”. Palabra de Dios. Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a Timoteo 1, 6-8. 13-14 Querido hermano: Te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación. No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Conforma tu predicación a la sólida doctrina que recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 17, 5-10
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n aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor les contestó: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería. ¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ‘Entra enseguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú’? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación? Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’ “. Palabra del Señor.
Jubileo de la Misericordia
La Profesión de nuestra
Fe
PERDONAR LAS OFENSAS
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.
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sta Obra de Misericordia es la más costosa. Lo que Jesús pide parece un imposible: “yo les digo: amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores”. Poco a poco el Espíritu Santo nos permitirá ir realizando este ideal de santidad. Es de lo más difícil. Somos tan propensos a la venganza y el resen-
timiento… Por eso, Jesús nos dio un ejemplo maravilloso en la cruz: “Padre, perdónalos…” Perdona, aunque la ofensa te duela mucho. Perdona setenta veces siete. Perdona, si puedes, hasta olvidar. Perdona y ama. Misericordia es Perdonar las Ofensas.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
Gloria
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
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JUBILEO CIRCULAR 3, 4 y 5: Lunes, Martes y Miércoles SAN MIGUEL DE MEZQUITÁN EL BUEN PASTOR MADRE DEL SALVADOR SANTA CLARA DE ASÍS LA DIVINA PROVIDENCIA, Tonalá MEZCALA, LA SANTA CRUZ, La Estanzuela SANTA ANA ACATLÁN CRISTO RESUCITADO, Atemajac
6, 7 y 8: Jueves, Viernes y Sábado SAN JOSÉ, Bolaños SAN BERNARDO SAN DIEGO DE ALCALÁ NTRA. SRA. DE LAS VICTORIAS SAN JUAN APÓSTOL Y EVANGELISTA NTRA. SRA. DE GUADALUPE, La Estanzuela NTRA. SRA. DE LOURDES, Ameca LA SANTA CRUZ, Col. Pacífico SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE SAN JUAN BAUTISTA
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