N.º 43 • D OMINGO XXX O RDINARIO / C ICLO C
• 23 de Octubre de 2016 •
ORAR con Humildad
L
a parábola del Fariseo y el Publicano, del Evangelio de hoy, - ya la sabemos casi de memoria-, la hemos oído muchas veces, y quizás nos dice poco. Pero fijémonos bien. El Publicano, de ningún modo, era una buena persona: en aquellos tiempos, los publicanos o recaudadores de impuestos eran hombres sin escrúpulos, que se ponían al servicio de los invasores, los romanos, para enriquecerse a costa de sus hermanos de raza: eran unos traidores. Y, los Fariseos sí, eran gente buena, pero hipócrita: eran hombres fieles, que seguían la ley y cumplían lo que todo buen israelita tenía qué cumplir. ¿A qué es debido, pues, que Jesús alabe al publicano y en cambio deje en mal lugar al fariseo? La razón es muy simple: porque EL RECAUDADOR se presenta delante de Dios reconociendo que todo lo que hace no está bien, y no puede atribuirse ningún mérito y todo debe esperarlo de la bondad del Padre; y por el contrario, EL FARISEO va como si él fuera la persona perfecta y esperase que el propio Dios le dijera que lo hacía muy bien. Como si le pudiera recla-
mar algo a Dios, a cambio de sus méritos. Y aquí está la enseñanza que Jesús nos da en esta parábola: nuestra oración, nuestra relación con Dios es de humildad, es la de una persona que sabe que le queda todavía mucho que andar, que le faltan muchas cosas, que no puede sentirse tranquila con su vida, que siempre debe esperar más. Nuestra oración, nuestra relación con Dios, debe ser la de unos hombres y mujeres que se saben pobres. Pobres porque formamos parte de un mundo al que le falta todavía mucha libertad y mucha justicia; pobres porque en nuestra pequeña vida hallamos muchos tropiezos y tristezas; pobres porque somos débiles, perezosos y egoístas; pobres porque, en definitiva, sabemos que somos incapaces de alcanzar, para nosotros y para todos, este amor pleno, esta amabilidad duradera, esta paz segura que sólo podemos esperar de nuestro Padre Dios. Presentémonos siempre así ante Dios. Él escucha a los pobres y los salva. Él nos escuchará y nos salvará.
1
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los pueblos, de forma que así perdure la obra redentora de Cristo hasta el fin de los tiempos, despierta los corazones de tus fieles y haz que se sientan llamados a trabajar por la salvación de todos, con tanta mayor urgencia, cuanto es necesario que, de todas las naciones, surja y crezca para ti una sola familia y un solo pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo...
SALMO RESPONSORIAL Sal 66
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones. R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. La tierra ha producido ya sus frutos, Dios nos ha bendecido. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 28, 19. 20
R. Aleluya, aleluya.
Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.
R. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que la participación en tu mesa nos santifique, y concede que todos los pueblos reciban con gratitud, por medio del sacramento de tu Iglesia, la salvación que tu Unigénito consumó en la cruz. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
2
Lectura del libro del profeta Zacarías 8, 20-23 Esto dice el Señor de los ejércitos: “Vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades. Y los habitantes de una ciudad irán a ver a los de la otra y les dirán: ‘Vayamos a orar ante el Señor y a implorar la ayuda del Señor de los ejércitos’. ‘Yo también voy’. Y vendrán numerosos pueblos y naciones poderosas a orar ante el Señor Dios en Jerusalén y a implorar su protección”. Esto dice el Señor de los ejércitos: “En aquellos días, diez hombres de cada lengua extranjera tomarán por el borde del manto a un judío y le dirán: ‘Queremos ir contigo, pues hemos oído decir que Dios está con ustedes’ “. Palabra de Dios. Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo 4, 6-8. 16-18 Querido hermano: Para mí ha llegado la hora del sacrificio y combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mi, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento. La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león. El Señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará salvo a su Reino celestial. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 16, 15-20
E
n aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. Palabra del Señor.
Domingo Mundial de las Misiones
La Profesión de nuestra
Fe
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.
Iglesia Misionera, Testigo de la Misericordia
H
oy celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, conocida como DOMUND –Domingo Mundial de las Misiones-, es una llamada de atención sobre la responsabilidad de todos los cristianos en la Evangelización e invita a amar y apoyar la causa misionera. Los misioneros dan a conocer a todos el mensaje de Jesús, especialmente en aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada. Estos lugares son conocidos como Territorios de Misión, están confiados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y dependen, en gran medida, de la labor de los misioneros y del sostenimiento económico las Obras Misionales Pontificias de todo el
mundo. El Papa Francisco a escrito un tema para este día, titulado: “Iglesia Misionera, Testigo de Misericordia”, donde señala que: “Los misioneros saben por experiencia que el Evangelio del perdón y de la misericordia puede traer alegría y reconciliación, justicia y paz”. Oremos por las misiones, y, según nuestras posibilidades, apoyemos también económicamente.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
Gloria
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
3
JUBILEO CIRCULAR 24, 25 y 26: Lunes, Martes y Miércoles SAN MARTÍN OBISPO, Ciudad Granja ALTAMIRA, Zalatitán MADRE DEL REDENTOR SEÑOR DE LOS MILAGROS, El Batán NTRA. SRA. DEL BUEN CONSEJO SAN JOSÉ OBRERO, Tala DIVINO ROSTRO MISERICORDIOSO, Tonalá SANTIAGO APÓSTOL, Poncitlán NTRA. SRA. DE GUADALUPE, San Sebastián el Grande
27, 28 y 29: Jueves, Viernes y Sábado SANTA CECILIA, Ocotlán SAN ILDEFONSO JESÚS MARÍA SAN FRANCISCO JAVIER DE LAS COLINAS BASÍLICA DE NTRA. SRA. DE ZAPOPAN EL CRUCERO DE SANTA MARÍA NTRA. SRA. REINA DEL PALOMAR EL SEÑOR DE LA SALUD, La Estanzuela SAN AGUSTÍN, Jamay
CONSULTA LA HOJA PARROQUIAL: DIRECTOR RESPONSABLE: Pbro. Adalberto González González REDACCIÓN: Pbro. Alberto Ávila / Pbro. Juan Javier Padilla www.arquidiocesisgdl.org.mx/publicaciones/hojaparroquial Liceo 17, Guadalajara, Jal. Tel.: 3942-4305 DISEÑO E IMPRESIÓN: Centro Católico de Comunicaciones. ADMINISTRACIÓN: Pbro. Enrique González• Alcalde 294, Guad., Jal. Tel. 3614-2746 Tels. 3002-6470 • 3002-6471
4
Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 200,000 a 300,000. $40.00 ciento