N.º 50 • III D OMINGO
DE
A DVIENTO / C ICLO A • 11 de Diciembre de 2016 •
¿ERES TÚ el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
A
vanza el tiempo de Adviento, tiempo en el que la Iglesia quiere que reavivemos esa virtud (esa fuerza) tan esencial del cristianismo, que es la esperanza. El Evangelio de hoy, nos presenta la pregunta que hicieron a Jesús: "¿eres tú el que esperábamos, o debemos esperar a otro?". En Adviento, si de verdad queremos revisar nuestra esperanza, es preciso que volvamos la pregunta: ¿a quién esperamos? Una gran masa de desesperanzados los encontramos dentro de la Iglesia. Muchos cristianos no tienen verdadera esperanza. Han confundido esta virtud teologal con un artículo más de su credo intelectual. Piensan que la esperanza consiste en aceptar teóricamente la existencia de una vida posmortal. Pero en realidad, no esperan en ella, no suspiran por ella, la temen en el fondo. Porque, ¿dónde están los cristianos tan apasionadamente convertidos a la esperanza que sueñen y anhelen por la llegada de ese mundo futuro, no sólo aquí, sino más allá de la muerte? ¿Dónde están los cristianos que buscan ardientemente en su vida y en el desarrollo del hombre los signos de la venida del Señor? ¿A cuántos cristianos -es sólo un ejemplo- hay que ocultarles la verdadera naturaleza de su enfermedad incurable porque la sola noticia de la proximidad de su muerte -término natural y lógico al que desde que nacimos nos estamos acercando y del que nunca hemos dudado- les podría producir un "shock"?. Al creer en el mundo futuro, ¿esperamos verdaderamente el encuentro con Dios tras la muerte? ¿A quién esperamos? La esperanza es un deseo, pero no todos los deseos son esperanza. La esperanza se distingue de la espera. La espera es un deseo de un bien que no depende de nosotros mismos. Llegará, y es deseado por nosotros, pero nosotros no podemos hacer nada para provocar su venida. La esperanza, por el contrario, es un deseo de algo que depende por lo menos en parte de nosotros mismos. Por eso, la esperanza verdadera tiene un sentido activo, concreto, eficaz.
Por decirlo de un modo gráfico y breve, la esperanza es "desear provocando lo que se desea". La esperanza, por eso, siempre compromete. Y en el compromiso de la persona, por contrapartida, se ve su esperanza. Dime por qué luchas y te diré cuál es tu esperanza. Ahí tenemos, pues, la clave para responder a nuestra pregunta: ¿a qué esperamos?, o ¿en qué tenemos puesta nuestra esperanza? Bastará observar nuestra propia vida, nuestra propia lucha, nuestros compromisos, para ver qué esperanza nos anima. Donde está tu tesoro allí está tu corazón.
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ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que contemplas a tu pueblo esperando fervorosamente la fiesta del nacimiento de tu Hijo, concédenos poder alcanzar la dicha que nos trae la salvación y celebrarla siempre, con la solemnidad de nuestras ofrendas y con vivísima alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 145, 7.8-9a.9bc-10
R. Ven, Señor, a salvarnos. El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R. Ven, Señor, a salvarnos. Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R. Ven, Señor, a salvarnos. A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente. Reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R. Ven, Señor, a salvarnos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Is 61, 1
R. Aleluya, aleluya. El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. R. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Imploramos, Señor, tu misericordia, para que estos divinos auxilios nos preparen, purificados de nuestros pecados, para celebrar las fiestas venideras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
2
Lectura del libro del profeta Isaías 35, 1-6. 10 Esto dice el Señor: “Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón apocado: ‘¡Animo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’. Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un ciervo el cojo, y la lengua del mudo cantará. Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado”. Palabra de Dios. Lectura de la carta del Apóstol Santiago 5, 7-10 Hermanos: Sean pacientes hasta la venida del Señor. Vean cómo el labrador, con la esperanza de los frutos preciosos de la tierra, aguarda pacientemente las lluvias tempraneras y las tardías. Aguarden también ustedes con paciencia y mantengan firme el ánimo, porque la venida del Señor está cerca. No murmuren, hermanos, los unos de los otros, para que el día del juicio no sean condenados. Miren que el juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de paciencia en el sufrimiento a los profetas, los cuales hablaron en nombre del Señor. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí”. Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: “¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Continúa en Pág. 3
La Profesión de nuestra
Fe
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él”. Palabra del Señor.
Celebración Familiar en torno a la Corona de Adviento Tercera Semana de Adviento
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo Y del Espíritu Santo. Acto de Contrición Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores. Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso... Liturgia de la Palabra Lectura de la Primera carta a los Tesalonicenses 5,23: "Que el propio Dios de la paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor". Palabra de Dios. ( Breve pausa para meditar) Encendido de la tercera vela La vela rosa representa la alegría que dará al mundo la venida de Cristo, para lo cual también es necesario tener un corazón dispuesto a recibirlo.
Oración. Guía: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero!. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz. Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor! PADRE NUESTRO Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro... Conclusión. Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. Todos: Y seremos salvados. Amén.
3
JUBILEO CIRCULAR 12, 13 y 14: Lunes, Martes y Miércoles
15, 16 y 17: Jueves, Viernes y Sábado
SAN EUGENIO,
SANTA MARÍA DEL TEPEYAC, Cerro del Cuatro
SANTO NIÑO DE ATOCHA, Pinar de la Calma
NTRA. SRA. DE LOURDES
NTRA. SRA. DE GUADALUPE
LA GUADALUPANA
SAN ELÍAS, Atemajac
JESÚS DE NAZARET, Tonalá
TRÁNSITO DE SAN JOSÉ
SAN PEDRO APÓSTOL, La Cantera
SANTA MARÍA MAGDALENA, Apozol
APOZOLCO
SAN ANTONIO, Huitzila
SAN JUAN DEL MONTE, Juchipila
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ
SAN JUAN BOSCO
CONSULTA LA HOJA PARROQUIAL: DIRECTOR RESPONSABLE: Pbro. Adalberto González González REDACCIÓN: Pbro. Alberto Ávila / Pbro. Juan Javier Padilla www.arquidiocesisgdl.org.mx/publicaciones/hojaparroquial Liceo 17, Guadalajara, Jal. Tel.: 3942-4305 DISEÑO E IMPRESIÓN: Centro Católico de Comunicaciones. ADMINISTRACIÓN: Pbro. Enrique González• Alcalde 294, Guad., Jal. Tel. 3614-2746 Tels. 3002-6470 • 3002-6471
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