N.º 51 • IV D omingo
de
A dviento , C iclo C • 20 de Diciembre de 2015 •
MARÍA nos Prepara a recibir con Fe la Navidad
C
ada año, este cuarto Domingo de Adviento parece como si fuera una fiesta de la Virgen. La Madre del Mesías nos prepara a recibirle con fe y profundidad. La primera lección que María da a los cristianos para esta Navidad es la de la fe mesiánica: ella creyó a Dios y acogió a su Enviado en su seno con entrañable amor de Madre. Su prima le dirá: «Dichosa tú, que has creído». Ya parece el anuncio de otras “bienaventuranzas” que, en el Evangelio, y por boca del mismo Jesús, se dirán de ella: su actitud mejor es la de haber oído la Palabra de Dios y haberla creído. Este año, con el Evangelio de la Visitación (cada año es distinta la "escena mariana"), se pone de manifiesto también la disponibilidad de la Virgen, su entrega por los demás. Llena de la presencia mesiánica, corre a ayudar a su prima: encuentra tiempo, sale de su programa y de su horario, recorre distancias y va a pasar unos meses con ella. No es egoísta. No se encierra en sí misma a rumiar gozosamente su alegría. ¿No es exactamente la actitud de Cristo, que viene a entregarse por los demás? ¿No es también la actitud que se espera de un cristiano y de la comunidad entera: que no sólo crezca en su fe cara a Cristo, sino que esta fe se traduzca
en una caridad de entrega por los más necesitados de nuestra ayuda? Precisamente porque Ella (y nosotros) ha experimentado la cercanía y el favor de Dios (en la Navidad tenemos una experiencia todavía más intensa de este don), aprendemos de Ella a "visitar" a los demás. María aparece en esta escena –y a lo largo de estas fechas que se acercan– como portadora de Dios a los demás. El Mesías está ya en su seno y ella es la "evangelizadora", la portadora de la buena noticia de la salvación. Esta es la misión de la Iglesia y de cada cristiano en su ambiente: llevar a Cristo, anunciar la noticia palpitante –hecha testimonio de vida en nosotros– de que Dios es el Dios-con-nosotros. Esta faceta "misionera" de María completa y traduce en vida su entrañable fe mesiánica. Si nosotros celebramos al Dios que nace en Navidad, es para "darlo" también a los demás: a los hijos, a los padres, a los hermanos, a la sociedad que nos rodea, a la comunidad religiosa a la que pertenecemos... María: símbolo de una Iglesia que quiere ser apóstol y testigo de Cristo en el mundo de hoy. Celebramos que Dios es el Dioscon-nosotros. Y la consecuencia es doble: que nosotros queremos ser nosotros-con-Dios, pero también nosotros-con-los-demás.
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ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su Pasión y de su Cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...
SALMO RESPONSORIAL
Sal 79, 2acet3b. 15-16. 18-19
R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Escúchanos, pastor de Israel; Tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate; despierta tu poder y ven a salvarnos. R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos. Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que Tú mismo cultivaste. R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos. Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 38
R. Aleluya, aleluya. Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mí lo que me has dicho. R. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad que nos trae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el misterio del Nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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Lectura del libro del profeta Miqueas 5, 1-4 Esto dice el Señor: “De ti, Belén de Éfrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados a los días más antiguos. Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y Él mismo será la paz”. Palabra de Dios. De la carta a los Hebreos 10, 5-10 Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al Salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije –porque a mí se refiere la Escritura–: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad”. Comienza por decir: “No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado” –siendo así que eso es lo que pedía la ley–; y luego añade: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad”. Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
E
n aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Palabra del Señor.
La Navidad
La Profesión de nuestra
Fe
E
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por Quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
mmanuel significa "Dios con nosotros". La celebración de la Navidad nos recuerda que Dios no está lejos, sino muy cerca de nosotros. En Navidad, celebramos al Niño Jesús, que es Hijo de Dios. En Él, Dios nos mostró su rostro humano, para salvarnos y amarnos desde la tierra. Jesús es el Hijo unigénito de Dios, imagen perfecta del Padre, lleno de gracia y de verdad.
¿Qué nos enseña la Navidad? La celebración de la Navidad es un momento privilegiado para meditar en el texto evangélico de San Lucas 2, 1-20, en donde se narra con detalle el Nacimiento de Cristo. Podemos reflexionar las virtudes que encontramos en los diferentes personajes involucrados y, luego, aplicarlas a nuestra vida: • María nos enseña a ser humildes, a aceptar la voluntad de Dios, a vivir cerca de Dios por medio de la oración, a obedecer a Dios y a creer en Dios. • José nos enseña a escuchar a Dios y hacer lo que Él nos diga en nuestra vida, aunque no lo entendamos, y a confiar en Dios. • Jesús nos enseña la sencillez. A Dios le gusta que seamos sencillos, que no nos importen tanto las cosas materiales. Jesús, a pesar de ser el Salvador del mundo, nació en la pobreza. Jesucristo es luz, amor, perdón y alegría para
todos los hombres y mujeres de buena voluntad. • Los pastores nos enseñan que la verdadera alegría es la que viene de Dios. Ellos tenían un corazón que supo alegrarse con el gran acontecimiento del Nacimiento de Cristo. • La Sagrada Familia nos da ejemplo de la aceptación de la Voluntad de Dios, viviendo con sencillez, humildad y alegría el nacimiento de Jesús en el Portal de Belén. El 25 de diciembre se celebra la Navidad. Dios se hizo hombre para abrirnos las puertas del Cielo y enseñarnos el camino para la vida eterna.
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Oración para Acostar al Niñito Dios Lector 1: Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra: en esta noche santa te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por las personas que trabajan con nosotros. Bendícenos en este día tan especial en el que esperamos el Nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestra vida. Hoy, al contemplar el pesebre, recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar. Lector 2: Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tú nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia. Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote. (En este momento, alguien de la familia pone al Niño Jesús en el pesebre o si ya esta allí, se coloca un pequeño cirio o velita delante de Él) Lector 3: Santísima Virgen María, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que día a día intercedes por nosotros y por nuestras intenciones; gracias, Madre. Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás. Amén. Rezar: 1 Padre Nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria.
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Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 200,000 a 300,000. $40.00 ciento