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Aire de vida. César Augusto Bejarano Rojas

Aire de vida

César Augusto Bejarano Rojas

¿Has sentido alguna vez que te falta el aire? ¿Has sentido alguna vez que no eres sufi ciente? ¿Has sentido alguna vez, o has dudado alguna vez, que no eres quien deberías ser? Creo que son pensamientos que cada persona siente, alguna vez en la vida, pero a algunas personas (incluidas yo) nos atormenta más de lo normal.

Y, bien maldición o bendición, termino sin poder cerrar los ojos al ir a la cama. No puedo dormirme tan fácil, como la gente normal, termino dando vueltas en la cama de aquí para allá, levantándome entre pequeños sueños y soltando suspiros que van a acabar a la papelera de mi habitación. Siento que algo me falta, pero no sé el qué. Y menos sé el por qué.

Desde pequeño tuve que defenderme solo, no crecí con mi madre y mi padre, como normalmente parece la gente crecer. Tuve que pagar esa llama del hogar y hacer lo máximo con mi misma compañía. La soledad se convirtió en mi segundo nombre, en mi segunda inhalación, en mi segundo refl ejo al mirarme al espejo. Y aunque al principio fue una pesadilla, aprendí a cogerle cariño.

Ahora que soy adulto, desearía que mi vida hubiese sido diferente, pero cuando lo pienso, sé que mi vida, lo que soy ahora, sería demasiado diferente. Sigo entrando en confl ictos conmigo mismo, entre lo que soy, lo que tengo y lo que no, lo que tuve y lo que me faltó.

Cuando termino el café, me doy cuenta que, aunque no conocí esos pulmones llenos al abrazar a una madre o a un padre, soy lo que el universo quiso de mí. No conocí a mis padres por un accidente, pero por alguna razón aún los siento conmigo, como diciéndome que lo que soy ahora es más grande de lo que ellos imaginarían.

Y cuando me voy a la cama, justo antes de cerrar los ojos, casi siento las palabras de mi madre: “Eres el aire de mi vida”.

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