El viejo Faulkner escribe su obra maestra hacia el final de una era exagerada y suntuosa de Estados Unidos; las luces jamás se apagaban, la música era frenética, los autos chorreaban brillos cromados y colores tajantes. La fiesta había sido gratis. Era el año 1929. El imperio empezaba a perder los dientes. El Gran Gatsby (Scott Fitzgerald) es la otra gran novela de aquellos tiempos y que deletrea cada rincón de la vida de un misterioso magnate que arma jodas multitudinarias para que venga su amor imposible. Pura burbuja. Miles de desaforados bebiendo gratis y bailando hasta caerse y él solo la buscaba a ella. La aguja en el pajar; la uña rota entre decenas de miles de dedos.
¿Qué tiene que ver Faulkner con el Punk Rock? Todo. No hay canción Punk que no rompa la inercia con sonido y furia, no hay sentimiento más profundo y parejo a esa música que la frase citada de la novela. Faulkner la escribía, a través de una familia tradicional yanqui y su decadencia; al paso en el aire que viene.