De Cultores #47

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De Cultores Saber el vino Diciembre de 2010 Nº 47

Sumario • El Malbec ya tiene día propio

A partir del año que viene, todos los 17 de abril se celebrará el día de nuestro cepaje emblemático en todo el mundo. Este festejo, que reafirma el excelente momento que está viviendo el Malbec, se suma a la reciente consagración del vino argentino como bebida nacional.

Consumos

Espumantes

Brindar todo el año

• El vino argentino con sabor a twist La década del 60 marcó una época de grandes cambios sociales, políticos y culturales en todo el mundo. Es bueno recordar cómo se publicitaban los vinos argentinos de ese tiempo en diferentes publicaciones gráficas.

• Exuberante Salta

A pocos kilómetros de la capital provincial, rodeado de coloridos montes y aire puro, se emplaza este antiguo casco de estancia, hoy convertido en un destino ineludible para los amantes de la naturaleza y del buen vivir.

• Crítica de la razón gastronómica

Josimar Melo es el periodista número uno de Brasil especializado en los placeres de la mesa. Con una vigencia admirable, desde hace 25 años, sus opiniones marcan tendencia.

Publicación coleccionable editada por Bodega Luigi Bosca - Familia Arizu

Edición Impresa

Reyes en el reino de las burbujas, los espumantes representan una de las experiencias más placenteras para todo amante de los vinos de calidad. Durante mucho tiempo se los asoció a los momentos del brindis y las celebraciones, pero actualmente volvieron con todo para extender sus dominios hasta el mundo de los maridajes gastronómicos. En nuestros días, la imagen de consumo estacional que pesaba sobre los vinos espumantes es cosa del pasado. Hoy se los disfruta desde enero hasta diciembre con una inserción cada vez mayor en distintas ocasiones que antes les eran ajenas (como el aperitivo) y una no menos creciente oferta en diferentes segmentos de precio y calidad. Ni siquiera quedaron exceptuados del fenómeno de diversifi-

Beber con moderación. Prohibida su venta a menores de 18 años

cación varietal, tan común entres los vinos tranquilos, ya que, además de las fórmulas tradicionales para ejemplares de alta gama, también ha surgido una nueva generación de etiquetas elaboradas con uvas o cortes novedosos que generan una saludable diversidad de opciones. Este suceso tiene un fuerte sustento en las estadísticas. Desde el piso histórico, producido durante la crisis de 2002 hasta continúa pág. 4

www.luigibosca.com.ar


Saber el vino

Editorial

Novedades

2010, el año del vino argentino

Ícono, con nueva añada en el mercado

La Bodega Luigi Bosca ha presentado recientemente la cosecha 2007 de su vino más emblemático: el Ícono. Estas pocas botellas representan la identidad del terroir, la complejidad de los procesos, el profundo conocimiento de la vid y el deseo de poder expresar la versión más acabada de la esencia misma del vino argentino. Se trata de un blend de excepción (Malbec y Cabernet Sauvignon) que nace en el viñedo Los Nobles, ubicado en Las Compuertas, Luján de Cuyo. Sus uvas adquieren gran complejidad, estructura y personalidad del suelo calizo y la exuberancia de sus aromas proviene del suelo granítico. Es un vino que se caracteriza por un intenso color rojo granate con tintes violáceos. Es vigoroso y robusto, de gran estructura, muy buen cuerpo y equilibrado. Asimismo, es untuoso y posee acentuados aromas a frutos negros, ciruelas maduras, cassis, moras y un refinado bouquet a violetas. La Bodega Luigi Bosca realiza, cada año, una venta en primeur de este vino para sus clientes más exclusivos.

Cada vez que levantamos las copas para brindar por la llegada de un nuevo año, inconscientemente hacemos un balance de todo lo que vivimos en estos doce meses que acaban de terminar. Es una suerte de acto reflejo que no podemos evitar. Dura segundos, tal vez menos que eso. Es un breve racconto de vivencias que, en nuestro caso, siempre tiene al vino como protagonista indiscutido, una noble bebida que es mucho más que placer, disfrute y satisfacción. Para nosotros, representa la quintaesencia del terruño, la máxima expresión de las vides, un homenaje a la familia y las tradiciones, la pasión de la gente que trabaja en nuestra tierra, la experiencia acumulada del profundo conocimiento adquirido, el arte de la sofisticación… A lo largo de este año importante por conmemorarse el Bicentenario de la patria y con el mismo espíritu de seguir innovando, los Arizu lanzamos cuatro vinos que nos enorgullecen, cuatro etiquetas que nos representan tal cual somos, cuatro ejemplares de familia: Luigi Bosca De Sangre, Gala 4 Luigi Bosca, Luigi Bosca Prestige Rosé y Finca La Linda Corte Reservado. Se trata de nuevas piezas únicas que se suman a nuestra colección y que se encargarán de darle actividad y dinamismo a toda nuestra estructura, al igual que lo viene haciendo el resto de ellas ya reconocidas y admiradas por consumidores de aquí y del mundo. Éstos han sido nuestros logros en 2010 y, junto a la declaración del Día Internacional del Malbec y la consagración del vino argentino como bebida nacional, coronan de manera extraordinaria nuestro trabajo. Desde nuestros comienzos en la vitivinicultura, supimos interpretar el terruño porque nuestra filosofía fue desde siempre sentirlo como propio, vivirlo día a día. Siempre tuvimos una manera visionaria de re-inspirarnos en las tradiciones y en nuestra propia historia para diversificarnos, pero con una rúbrica manuscrita auténtica y personal. Nuestros vinos, en síntesis, tienen un sello único: el de aquellos que pasan cuatro generaciones amando lo que hacen y haciendo lo que aman.

Luigi Bosca | Prestige Rosé

La colección de Sparkling Wines de la Bodega Luigi Bosca | Familia Arizu, que estaba formada hasta hoy por el Bohème, el Brut y el Brut Nature, se completa con el lanzamiento del Luigi Bosca | Prestige Rosé, un vino que ostenta nobleza y lujo. Este espumante es el resultado de una selección de uvas 100% Pinot Noir provenientes de viñedos de 40 años de antigüedad que están ubicados en Finca El Paraíso, en Maipú, Luján de Cuyo, Mendoza. De delicado color rosado y con elegante y persistente perlage, muy aromático y fresco, con notas de frutos rojos. Está elaborado mediante el método tradicional y reposa en la cava familiar durante 18 meses en contacto con sus propias levaduras. Es ideal para acompañar platos con cordero o salmón y postres.

Lic. Alberto Arizu (h)

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Cultura del vino Acontecimiento mundial

El Malbec ya tiene día propio A partir de 2011, todos los 17 de abril se celebrará el día de nuestro cepaje emblema en todo el mundo. Este festejo se suma a la consagración del vino argentino como bebida nacional.

El Malbec, varietal bandera de la Argentina, tendrá a partir del año que viene su propio día. Desde Wines of Argentina, entidad encargada de promocionar el vino nacional en el exterior, se decidió instaurar el 17 de abril como el Malbec World Day, un evento que se consolidará como un hito de la agenda vitivinícola mundial. Para dicha fecha de 2011 se llevarán a cabo festejos en tres ciudades que oficiarán de anfitrionas de los encuentros: Nueva York, representando a América del Norte (principal mercado de los vinos argentinos); Londres, como símbolo del alcance que la cepa tuvo a nivel histórico en Europa; y Mendoza, por ser la capital vitivinícola de la Argentina y la cuna del Malbec.

¿Por qué el 17 de abril?

La respuesta tiene que ver con la historia del Malbec. Su origen se encuentra en Bordeaux, en el sudoeste de Francia. Allí se cultivaba este cepaje con el cual se elaboraban tintos conocidos como vinos de Cahors. Estos caldos alcanzaron reconocimiento desde los tiempos del Imperio romano, luego se consolidaron en la Edad Media, para

terminar de fortalecerse en la modernidad. Un paso decisivo fue la conquista del mercado inglés, proceso que tuvo su origen en la boda entre Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania. A partir de ese entonces, se produjo un giro del mercado británico hacia esos tintos y se comenzó a construir la cultura de la apreciación del cepaje en Inglaterra y en el mundo. Con el ataque de la filoxera, a fines del siglo XIX, el Cot cayó en el olvido, pero dejó instalado el gusto por el Malbec. Sobre esa base se desplegó, un tiempo después, el Malbec argentino. A nuestro país llegó de la mano de Michel Aimé Pouget (1821-1875), agrónomo contratado por Domingo Faustino Sarmiento para llevar adelante la dirección de la Quinta Agronómica de Mendoza. Siguiendo el modelo de Francia, este emprendimiento se propuso incorporar nuevas variedades como medio para mejorar la vitivinicultura patria. Esta iniciativa fue acogida por el gobernador de Mendoza Pedro Pascual Segura. El 17 de abril de 1853 presentaron el proyecto ante la Legislatura Provincial, con vistas a fundar una Quinta

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Normal y una Escuela de Agricultura. La Cámara de Representantes abordó el proyecto y terminó por aprobarlo con fuerza de ley el 6 de septiembre de 1853. Pouget llegó a Mendoza ese mismo años, trayendo de Francia plantas y semillas de Cabernet Sauvignon, Pinot Noir y Malbec, y se puso al frente de la Quinta. A fines del siglo XIX y de la mano de los inmigrantes italianos y franceses, la vitivinicultura se desarrolló exponencialmente y junto a ella, el Malbec, que se adaptó rápidamente y muy bien a los diferentes terruños de nuestra geografía. La gestión de Pouget y Sarmiento y la Quinta Normal de Mendoza fueron parte decisiva de este proceso y es por eso que se eligió el 17 de abril, por representar no sólo el emblema de la transformación de la vitivinicultura argentina, sino el punto de partida para el desarrollo de su cepa insignia.

El vino argentino fue declarado bebida nacional

Desde siempre, el vino es parte de nuestra idiosincrasia, un símbolo de argentinidad. A lo largo de la historia del país se ha transformado en sinónimo de reunión, de mesa familiar, de placer, de asados con los amigos, de producto alimenticio saludable… Es que el vino ha sido, es y será la bebida que nos identifica. Pero este reconocimiento, que hasta el momento no había conseguido un estatus oficial, se concretó con el decreto de la presidenta de la Nación Cristina Fernández que lo declara “bebida nacional”. El decreto postula que en todos los eventos y actividades oficiales estará presente la expresión e imagen del Vino Argentino Bebida Nacional. Además, entre los valores importantes, subraya que “el vino es un elemento básico de la identidad argentina y un producto alimenticio de consumo masivo que, por sus cualidades nutricionales comprobadas, integra la canasta básica familiar de diferentes grupos sociales, culturales y económicos del país”.


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finales del 2006, las ventas nacionales en el segmento crecieron nada menos que un 82,5%, una expansión realmente significativa. Y aunque la burbujeante bebida representa apenas el 2% de todo el negocio vinícola doméstico, la tendencia se encuentra bien definida y está tocando récords de expansión que superan el 100% entre períodos interanuales. No obstante, estas cifras sumamente alentadoras todavía parecen contrastar con la dificultad para incorporar el consumo de espumantes en ocasiones determinadas. Tal vez debido a la poca información que aún existe entre el público, el viejo rótulo del vino para las fiestas de fin de año parece estar dando paso a otro, que vincula a los espumantes casi invariablemente con la noche y la diversión. Es decir, con otro tipo de fiestas. Este estigma no sería un problema si no fuera por la inversión que vienen realizando las bodegas argentinas que producen espumantes premium plantando importantes superficies de Pinot Noir y Chardonnay, ampliando sus instalaciones para cobijar pupitres o realizando distintas acciones que apuntan a lograr productos con un alto es-

tándar de calidad en niveles internacionales. De esa manera, los años recientes han sido testigos de la aparición de exponentes elegantes, con aroma delicado, sabor intenso y textura cremosa. Frente a esta nueva realidad, la pregunta queda servida: ¿pueden los espumantes, entonces, convertirse en vinos “serios” capaces de soportar el peso de una buena comida? La respuesta es tan simple como contundente: sí, pueden. No obstante, para alcanzar ese propósito es casi una condición exceptiva la presencia de aromas y sabores plenos, armoniosos y suficientemente complejos.

Las claves de la elegancia

En el campo de los espumantes de estilo clásico (los más adecuados para el acuerdo gastronómico), los pasos necesarios para lograr productos de paladar estilizado y distinguido, dotados de compleja delicadeza, comienzan con la elección de las variedades que compondrán el vino base. A esta altura de la historia de la vitivinicultura mundial, nadie duda ya que ese papel está reservado (en su máxima expresión) a los cepajes Chardonnay y Pinot Noir. El primero aporta todas las notas frescas de frutas delicadas, cítricos y flores, además de gran parte de la estructura ácida natural y la mineralidad. El Pinot Noir, por su lado, otorga fuerza y vinosidad, imprescindibles a la hora de generar el debido equilibrio entre cuerpo y elegancia. En Mendoza, los terruños altos y frescos son excelentes para llevar las dos uvas hasta su madurez ideal en un punto de cosecha más bien temprano, cuando los componentes se hallan en un balance perfecto para los propósitos mencionados. En necesario señalar aquí la rara, pero muy apreciada, presencia de una tercera variedad: la Pinot Meunier, amante de zonas frescas y escasamente cultivadas en nuestro país. Luigi Bosca es una de las pocas bodegas argentinas que la tiene en sus viñedos para la elaboración del Espumante Bohème Brut Nature Luigi Bosca. Luego, una vinificación muy prolija del vino base antecede al agregado del licor de tiraje y la toma de espuma. Es en este momento cuando se produce otro de los

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grandes secretos que sustentan la magia y la leyenda de los buenos espumantes. En efecto, el método tradicional de segunda fermentación en botella (internacionalmente conocido como Champenoise) da lugar a un proceso lento, paulatino, que puede demandar varios meses y asegura burbujas muy pequeñas y delicadas. También ayuda a la formación de toda la deliciosa gama aromática que recuerda a las levaduras y el pan tostado, además de permitir que el producto final se distinga por un sabor envolvente y cremoso. Finalmente, el agregado del licor de expedición cierra la etapa de la elaboración en sí misma antes del embotellamiento con insumos de alta calidad que proveen la seguridad de una llegada a las manos del consumidor en óptimas condiciones. Ahora sí, es hora de elegir el momento y la compañía para disfrutar.

Comer o no comer, ésa es verdaderamente la cuestión

La quintaesencia de la sofisticación, en cualquier tipo de vino, está dada por su aptitud para acompañar los platos de la buena cocina. En muchos países del hemisferio norte (con Francia a la cabeza), un vino espumante de cierta calidad tiene innegables condiciones para sostener toda una situación gastronómica de principio a fin. En nuestro país, la diversidad de estilos permite establecer una “tabla” de maridajes ciertamente amplia. Así, los ejemplares secos más cercanos al estilo champagne se prestan para acompañar comidas basadas en carnes rojas cocinadas al vino blanco (puede ser el mismo espumoso), pescados horneados o grillados, mariscos y crustáceos, pastas con salsas de mar o de queso (muy suaves en este último caso). Los del tipo demi-sec o dulce resultan ideales en compañía de platos agridulces o como una alternativa para los postres no muy cargados de azúcar y la repostería fina. Por su parte, y saliendo de las fórmulas clásicas, algunos ejemplares elaborados con variedades aromáticas conviven en armonía con comida china, india, thai, e incluso con las empanadas de todo tipo y con la pizza. Si


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Los espumantes de Luigi Bosca Luigi Bosca ofrece excelentes alternativas en materia de vinos espumantes de estilo tradicional, elaborados con uvas de sus mejores fincas y bajo el estricto seguimiento de los métodos históricos. • Bohème Luigi Bosca | Brut Nature: exclusivo corte de Pinot Noir y Pinot Meunier (60%) en compañía de Chardonnay (40%), provenientes de la Finca Los Nobles, a 1.050 metros de altura y con vides de 50 años de antigüedad. Después de 18 a 24 meses en contacto con las levaduras, se logra un vino de color amarillo ámbar y perlage sobresaliente por su delicadeza. Sus aromas son amplios y complejos en la línea de las frutas muy sutiles, las levaduras y los tonos tostados, con un final ligeramente almendrado. En la boca se muestra soberbio, elegante, cremoso y largamente recordable. Como los grandes champagnes franceses, el Bohème se elabora con Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier

se trata de rosados, los mejores acuerdos pasan por las aves (faisán, pato, perdiz, pollo) al horno o a la parrilla, el conejo y todas las carnes de sabor delicado. Por último, los espumantes tintos (que también los hay) van bien con pastas en diferentes variantes, simples o rellenas, mejor si es con salsas de tomate en todas sus variantes, o con carnes al horno, como lomo (de cerdo o de vaca), y como alternativa para un asado en los días más calurosos del verano. Más que un simple cambio de hábitos, semejante evolución requiere de una importante dosis de tiempo y esfuerzo, con connotaciones sociales y culturales de vanguardia. El camino hacia un consumo más atento, razonado y reflexivo de vinos espumantes es largo y está lleno de obstáculos, pero el simple hecho del crecimiento actual del consumo es, de por sí, una buena noticia que alcanza para asegurar su vigencia a lo largo del tiempo. Como siempre ocurre, no sólo le cabrá al consumidor modificar la actitud al respecto: también será tarea de las bodegas, los comerciantes y los comunicadores ilustrar a los aficionados. ¿Ilustrarlos sobre qué? Nada menos que sobre la enorme varie-

dad de opciones, circunstancias y posibilidades que existen luego del alegre descorche de una buena botella.

• Luigi Bosca | Brut: compuesto por 60% de Chardonnay y 40% de Pinot Noir de nuestras fincas La España y El Paraíso. Una cuidadosa selección de racimos concluye en este vino espumante de gran elegancia, de color amarillo pálido y burbujas tan lentas como uniformes. En su paso por la nariz y el paladar se muestra profundo, con cierto carácter de avellanas, fruta y levaduras que aseguran un largo final de boca. • Luigi Bosca | Brut Nature: un blend de Chardonnay (60%) y Pinot Noir (40%) que nace en nuestra Finca La España, en Carrodilla, y Finca El Paraíso, en Maipú, donde las plantas atesoran una edad de 40 años. La sanidad de la zona y los buenos suelos permiten arribar a este espumante cuyas notas remiten a la manzana y el durazno, con puntas cítricas y un leve rasgo levado. De sabor fresco pero con presencia, elegante, para paladear con detenimiento. • Luigi Bosca | Prestige • Rosé: Flamante incoporporación a la línea Luigi Bosca. Elaborado con 100% Pinot Noir proveniente de vides de 40 años de antigüedad ubicadas en Finca El Paraíso, en Maipú, a 780 metros de altura. De color rosado, con elegante y persistente perlage, muy aromático y fresco con notas de frutos rojos. En boca otorga una sensación envolvente con muy buen volumen.

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Cultura Publicidad de antaño

El vino argentino con sabor a twist La década del 60 marcó una época de grandes cambios sociales, políticos y culturales. Es bueno recordar cómo se publicitaban los vinos nacionales de ese tiempo. Ale Canada Dry, la colonia Lectric Shave de Williams y los infaltables avisos de vinos. Algunos de aquellos mensajes hoy resultan casi inverosímiles, como el que rezaba: “un viejo prestigio en vinos finos”. Al contrario de lo que ocurre hoy en día, la palabra “viejo” era utilizada con frecuencia para reforzar la idea de algo bueno y noble.

También los espumantes

Las dos décadas posteriores a la finalización de la Segunda Guerra Mundial representaron un período de profundas transformaciones en todas las sociedades del mundo libre. En la Argentina se produjeron importantes sucesos que modificaron para siempre la manera de vivir de sus habitantes. Desde la mirada de la vitivinicultura, los gustos se iban polarizando entre dos franjas muy simples: los vinos comunes y los vinos de calidad. Estos últimos, a su vez, tenían un escalón inferior, formado por los entonces llamados “reserva”, y otro superior, compuesto por los finos propiamente dichos. Otras costumbres del sector se apagaban de manera paulatina, como el fraccionamiento y expendio en cascos de roble, que para ese entonces empezaban a ser velozmente reemplazados por las botellas de litro, primero con corcho y luego con la novedosa tapa a rosca; un invento que revolucionó el universo de los envases. También la publicidad del sector tenía sus particularidades, especialmente cuando se trataba de productos de cierta calidad. Tal

vez a causa de su popularidad masiva en los comienzos de la televisión, es frecuente creer que los anuncios de vinos estaban destinados exclusivamente al mercado de los “comunes”. Sin embargo, la realidad indica que también existía una variada y dinámica difusión publicitaria en el mercado de vinos finos, espumantes y bebidas espirituosas, sobre todo en medios gráficos destinados a un público más selecto. Los medios favoritos de entonces eran las revistas de temas generales o políticos, con una preferencia por las de aparición mensual, como Panorama o Selecciones del Reader’s Digest, que más que una revista era una antología de notas periodísticas y libros en su versión argentina. Haciendo un repaso de aquella literatura periódica, es posible ubicar un sinfín de publicidades de vinos conviviendo con otras marcas que hicieron época. Así, junto a los distintos referentes de la vitivinicultura y según iban transcurriendo las décadas, se ven “pasar” los automóviles Valiant y Fiat 1500, las aerolíneas Braniff y Pan Am, las sábanas Grafa, la Ginger

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No deja de resultar sorprendente la cantidad de anuncios de espumantes que aparecen sin solución de continuidad durante la década de 1960, lo que denota un alto consumo. Con el inevitable apelativo de “champagne” y casi siempre haciendo alusión a los eventos festivos o a la exclusividad, podemos citar algunos ejemplos como “hace la fiesta”, “distinguido por una selecta minoría” o “el broche de oro”. Otros mensajes de aquellos días para productos de paladar algo más masivo eran “12 meses en su mesa” y “un buen vino siempre se recuerda”. Para darse una idea cabal del enorme cambio de mentalidad ocurrido desde entonces hasta hoy, basta con citar un aviso que aseguraba orgullosamente que sus ejemplares, incluyendo rosados y blancos, contaban “todos con 10 años de añejamiento”. Por supuesto, la historia continuó su curso inexorable en el marco de un profundo cambio de costumbres, mientras muchas de aquellas publicidades iban pasando de moda y se dirigían rumbo a la oscuridad del olvido. En el medio quedaron no pocas bodegas y marcas, pero otras continuaron siendo testigos presenciales de la vida de una industria que logró reinventarse a sí misma. Con todo, siempre es bueno volver la mirada hacia atrás para ver la perspectiva del tiempo y descubrir cómo eran las cosas no hace mucho pero, a la vez, hace tanto.


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Turismo Estancia El Bordo de las Lanzas

Exuberante Salta A pocos kilómetros de la capital provincial, rodeado de coloridos montes, se emplaza este antiguo casco, hoy convertido en un destino ineludible para los amantes de la naturaleza. Entre los montes vírgenes del departamento salteño de General Güemes, a 45 minutos en auto al noroeste de la capital provincial, se encuentra uno de los cascos más antiguos de la Argentina: la estancia El Bordo de las Lanzas. La casa, con gruesas rejas, puertas coloniales, tejados, galerías y patios, fue construida en 1609 y perteneció a importantes personajes de la época. Una de sus propietarias, Magdalena Goyechea de la Corte de Güemes (madre de Martín Miguel de Güemes) fue quien edificó la sala principal. Posteriormente, la estancia pasó a manos de las familias patricias Arias Velásquez y Fernández Cornejo, de las que descienden sus actuales dueños: los Arias Cornejo. Hoy en día, aunque sus ambientes se han adaptado para brindar el máximo confort a los huéspedes y permitir apreciar el parque subtropical que lo rodea, El Bordo de las Lanzas sigue siendo uno de los más fieles ejemplos de la arquitectura rural colonial. Entre sus gruesas paredes se halla una importante colección de muebles, tallas y pinturas religiosas de los siglos XVII y XVIII, restos arqueológicos encontrados en sus alrededores, libros y documentos centenarios. La estancia cuenta con nueve habitaciones con baños en suite y una pileta rodeada por un sinfín de ejemplares de la flora y la fauna autóctonas. Además, un gran parque subtropical conformado por grandes árbo-

les, plantas y orquídeas de diferentes lugares del mundo rodea la casa principal. En este marco, los anfitriones reciben personalmente a los huéspedes y, si el arribo es a la hora del almuerzo o la cena, la bienvenida incluye platos típicos de la gastronomía regional, tales como empanadas, carbonada, el infaltable asado y postres a base de quesillos y miel de caña de azúcar. Además de la arquitectura y la cocina, quienes visitan la estancia pueden disfrutar de muchas actividades al aire libre. Para los más aventureros, dos alternativas muy atractivas son pasear en caballos peruanos de paso acompañados por gauchos, o andar en bicicleta entre paños cultivados con maní y girasol o por la reserva natural que alberga una gran variedad de aves.

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Dentro de la casa también se ofrecen masajes relajantes o tratamientos para la piel, clases de cocina autóctona y de danzas típicas como la zamba y la chacarera, y espectáculos folclóricos y de destreza ecuestre. Un dato a tener en cuenta es que la estancia tiene un servicio de pensión completa que incluye todas las actividades que se realizan en el campo, la utilización de todas las instalaciones y las cuatro comidas. Por su ubicación, El Bordo de las Lanzas también es un punto de partida excelente para realizar excursiones a la Quebrada de Humahuaca y las Salinas Grandes, como así también para acceder al Parque Nacional Calilegua y al Parque Nacional El Rey. Esta estancia centenaria es un punto ineludible para vivir Salta desde adentro.


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Perfiles Entrevista con Josimar Melo

Crítica de la razón gastronómica Es el periodista especializado en los placeres de la mesa más reconocido de Brasil. Con una vigencia admirable, desde hace 25 años, sus opiniones y pareceres marcan tendencia. Bon vivant de raza, es el crítico gastronómico más popular de Brasil y un confeso defensor de los placeres de la mesa. De sonrisa infinita y buen humor, piensa en comidas las 24 horas los 7 días de la semana. Desde hace un cuarto de siglo, a través de sus columnas en el diario Folha de São Paulo o su guía de restaurantes, sus pareceres marcan tendencia y validan dónde ir o no en la populosa urbe paulista. Pero no sólo es un militante del arte culinario, sino también de los vinos; un apasionado que respeta y admira los elaborados en la Argentina. ¿Cómo y cuándo fue su acercamiento al mundo del vino? Me gustan los vinos desde hace mucho tiempo, aunque en mi juventud no era muy habitual el consumo de vinos finos en Brasil. Pero en 1979 viajé por Europa durante cuatro meses y pude aumentar mi conocimiento. Tenía un amigo francés, músico, que amaba el vino y sabía lo suficiente, y con otro colega brasileño formamos una suerte de cofradía basada en el siguiente acuerdo: nosotros comprábamos los vinos que él nos indicaba y nos enseñaba a disfrutarlos, a cambio de beberlos con nosotros... Tuvimos varias reuniones y la experiencia fue muy enriquecedora. ¿Qué es lo más excitante de ser crítico gastronómico? Es una profesión fascinante y una experiencia muy gratificante que une el placer más elemental de cualquier ser humano con la cultura. Mediante el estudio de la cocina, se puede conocer la historia y el perfil de diferentes pueblos. Me fascina tener la posibilidad de probar siempre novedades, tanto en el plato como en la copa. Y eso no me incomoda, al contrario −se ríe− me encanta.

¿Qué estilo de vino le gusta al consumidor brasileño para acompañar la comida? Aunque siempre hay un vino para cada ocasión, en Brasil no existe aún una tradición de acuerdos entre vinos y platos típicos de la cocina regional nativa. Al no ser un gran productor de vinos, las referencias de maridajes siempre tienen como protagonistas elaboraciones de influencia europea y etiquetas también tradicionales. Así que los Cabernet Sauvignon domados por el tiempo o los Chardonnay elegantes agradan mucho. El Malbec argentino ha pegado con fuerza porque armoniza maravillosamente con la carne, en especial con el churrasco, una comida que en un principio estaba restringida al sur del país, pero que hoy es ampliamente conocida y consumida en todo el territorio brasileño.

¿Qué vinos argentinos son los que más le gustan y disfruta? Los Malbec, por supuesto, que tienen alma argentina y un lugar propio en el mundo, diferente de cualquier otro país. Pero también me encantan los Torrontés bien frutados. ¿Y de Luigi Bosca? Muchos. Aquí en Brasil están muy bien posicionados desde hace varios años. Me gustan todos los Selectos de Familia Arizu (Ícono, Finca Los Nobles y Gala Luigi Bosca), pero también disfruto de la línea joven de la bodega (Finca La Linda) con particular preferencia por el Malbec, el Tempranillo y el Torrontés, que unen calidad con un excelente precio; verdaderos best values, una particularidad muy importante para seguir popularizando el consumo de vino en mi país.

¿Qué opinión le merece la gastronomía argentina en general? Me gusta, pero es bastante especializada, mucho menos variada que la brasileña, y con el foco puesto en determinados platos que, indudablemente, se han convertido en íconos de la cocina argentina. Por ejemplo, cuando se habla de asado (un denominador común en cada rincón de su país), no es sólo una cuestión de técnica culinaria o de la habilidad de los asadores, sino más bien tiene que ver con la excelente calidad de la carne. Y un buen producto es la base indispensable de cualquier buena gastronomía. ¿Qué come cuando viene a nuestro país? ¡Carne! Es incomparable y las parrillas tienen grandes profesional a cargo de los fuegos. Pero en Buenos Aires también hay restaurantes de cocina moderna que me agradan mucho. Así que trato de oscilar entre un rico asado y platos más contemporáneos.

De Cultores Nº 47 - Diciembre de 2010 Directores: Fabricio Portelli y Giorgio Benedetti | Editor responsable y propietario: Leoncio Arizu S.A. - Alicia Moreau de Justo 740 Of 7/8, Dock 5 - (C1107AAP) Buenos Aires, Argentina - (54-11) 4331-2206 e-mail: luigibosca@luigibosca.com.ar | Impreso en Gráfica Mediterránea, Zárate 1356, San Martín, Provincia de Buenos Aires, CP 1650 | Registro de la Propiedad Intelectual Nº 739.330. Permitida su reproducción total y/o parcial mencionando la fuente. Ejemplar de distribución gratuita.

Beber con moderación. Prohibida su venta a menores de 18 años


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