SIN TAPUJOS DENUNCIA LA VIOLENCIA
1202 OTSOGA ED 32
SIN TAPUJOS
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APRENDIMOS A SUSURRAR CASI SIN HACER RUIDO...APRENDIMOS A LEER EL MOVIMIENTO DE LOS LABIOS: CON LA CABEZA PEGADA A LA CAMA, TENDIDAS DE COSTADO, NOS OBSERVÁBAMOS MUTUAMENTE -MARGARET ATWOOD, 1985
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Índice Bela, ¿estás bien?
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Amigo Hombre
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Tenemos derecho a la violencia
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Desenredada-mente Pabellón seis
Luis Alberto Carmona Sánchez
Mamá, quiero estár segura
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Otro desaparecido
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Yo no quiero mover el culo
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Directorio de especialistas
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D de Díaz
Félix Delés
Diego R. Hernández
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DESENREDADA-MENTE
Bella ¿estás bien? ANA SOFÍA LUNA & D.A ABLANEDO
¿Por qué alguien se enamoraría de una persona que la ha violentado? ¿por qué hay víctimas de violencia que parecieran estar verdaderamente
enamoradas
de
sus
victimarios? La respuesta a estas preguntas no es sencilla y en realidad no existe una sola, no obstante una de las maneras en las que se intenta explicar este fenómeno es a través del Síndrome de Estocolmo. Queremos aclarar que este síndrome no está descrito en los manuales de la Asociación Americana de Psicología (APA) o de la Organización Mundial de la Salud, es un fenómeno que se sigue investigando por lo que no existen criterios, diagnósticos o evidencia estadísticamente para hacer generalizaciones en el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) o en el CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades).
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El término surgió de un intento fallido de robo a un banco en Estocolmo, Suecia en agosto de 1973, donde tuvieron como rehenes a cuatro empleados de dicho banco durante seis días. Durante este encuentro se formó un vínculo que pareciera incongruente entre un rehén y uno de los captores; a lo largo de una llamada telefónica una rehén afirmó que confiaba completamente en sus captores, pero temía que pudiera morir si la policía entraba al edificio. (Lambert, L.2020)
Siendo totalmente honestas, la comunidad científica todavía no llega a un consenso sobre el síndrome si existe, es un mito, si puede ser explicado de otras formas, pero RizoMartínez, L. E. (2018) afirma que la mayor parte de los estudios coinciden en que el término describe el vínculo positivo que una víctima desarrolla hacia su captor, siendo una respuesta emocional automática, usualmente inconsciente al trauma de la víctima y un apego emocional hacia al captor.
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ST |AGOSTO 2021 El problema radica en que no existen muchos estudios alrededor del tema, los datos que se han recolectado son empíricos y no se pueden hacer generalizaciones, es por esto que no se han descrito criterios diagnósticos válidos para el síndrome de Estocolmo. No obstante, Graham (1994) planteó una teoría considerando las paradojas que incluyen profesar “amor” a las personas que los abusan, defendiéndose incluso después de fuertes golpes, culpandose por el abuso infligido hacia su persona, negando o minimizando la naturaleza amenazante del abuso. Asimismo, estos autores propusieron que hacer frente a una amenaza prolongada y grave hace que la víctima internalice la dinámica cautivo-captor y la generalice en sus relaciones con los demás. Esta generalización da como resultado cambios en el funcionamiento interpersonal que incluyen: división, ira desplazada, intensa dinámica push-pull y pérdida del sentido de sí mismo. Este síndrome no sólo podría desarrollarse en personas que han sido secuestradas o que han tenido como rehenes, sino también en relaciones de pareja, incluso podemos ver estas consecuencias de funcionamiento, quizás en menor medida, en las relaciones tóxicas; el típico “pégame pero no me dejes” o “por mí va a cambiar”, o en dichos populares como “mejor diablo conocido que diablo por conocer”, estas ideas perpetúan y promueven la violencia en las parejas
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ST |AGOSTO 2021 “El síndrome de Estocolmo es un fenómeno paradójico en el cual la víctima desarrolla un vínculo positivo hacia su captor como respuesta al trauma del cautiverio, lo cual ha sido observado en diferentes casos, tales como secuestro, esclavitud, abuso sexual, violencia de pareja, miembros de cultos, actos terroristas, prisioneros de guerra, etc.” Rizo-Martínez, L. E., Dueñas-Moreno, L., & Santoyo-Telles, F. (2020)
¿Cómo una persona podría desarrollar tal afecto a alguien que le hace daño?
Desde el proceso de captura existe una relación entre el rehén-captor, donde se involucra el control de la víctima a través del terror extremo para hacerlos indefensos, impotentes y sumisos, por lo cual la necesidad de las víctimas por sobrevivir se vuelve más fuerte que el impulso de odiar a su agresor.
Existen algunos factores que potencializan la aparición de este síndrome, como el hecho de que la persona debe ser rehén por un periodo de tiempo significativo, los rehenes y los secuestradores deben mantener contacto personal continuo y que los secuestradores deben tratar a los rehenes amablemente o por lo menos no abusar de ellos físicamente, ni amenazarlos verbalmente. Con esto, la víctima pudo desarrollar sentimientos positivos hacia sus captores o simpatía por sus causas o motivos, así como un sentimiento negativo hacia la policía o autoridad.
Kuleshnyk, (1984) encontró 4 características comunes en diferentes casos de personas que desarrollaron el síndrome
1. Cada persona experimentó amenazas directas. 2. La víctima se mantuvo aislada 3. Tuvo la oportunidad de escapar durante el cautiverio pero no lo hizo. 4. Mostró simpatía hacia sus captores después de la captura.
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ST |AGOSTO 2021 Seguramente, después de leer toda esta información, lo primero que se te viene a la mente es el caso de la Bella y la Bestia, si bien muchos autores comentan que se trata de una relación debido al síndrome de estocolmo, otras personas afirman no serlo; como la misma Emma Watson, protagonista del live action de la película, en una entrevista comentó que Bella mantiene en todo momento su identidad y no está contenta con su captura, ni con muchos de los tratos de Bestia y justo son esas discusiones las que les permiten conocerse el uno y el otro. ¿Ustedes que opinan? Después de leer este artículo ¿Creen que se trata del síndrome de Estocolmo o realmente es amor?
Referencias Lambert, L. . (2020, 10 septiembre). Stockholm syndrome | Definition, Examples, & Facts. Encyclopedia Britannica. Rizo-Martínez, L. E. (2018). El Síndrome de Estocolmo: una Revisión Sistemática. Rizo-Martínez, L. E., Dueñas-Moreno, L., & Santoyo-Telles, F. (2020). El Síndrome de Estocolmo en Mujeres Mexicanas Víctimas de Violencia de Pareja.
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AMIGO HOMBRE: GABRIELA LEDEZMA
PABELLÓN #6
Estimado hombre, no perpetúes algo existente solo por tu causa. Te pido que sientas empatía y no uses a ninguna mujer como mercancía, piensa en la inseguridad con que vivimos, alguna mujer que amas podría acabar en ese infierno. Si guiado por la tentación, de pronto te hayas en la habitación de un hotel y observas temor, no te vayas con el pensamiento de que ella te debe algo. Ninguna mujer te debe nada en esta tierra y piensa que hay una familia llorando su ausencia ante un lugar vacío en la mesa. No incentives a que a una niña se le pinte la boca y se le pongan tacones grandes para tu goce, mientras ella soporta el despojo de su dignidad e infancia. Ninguna mujer debe ser usada como objeto para satisfacer tu placer por unos instantes y que ella continúe en una vida de dolor, obligada por otras mujeres que al haber experimentado lo mismo han perdido su empatía, por ello no son capaces de terminar con esa industria clandestina que tú tanto disfrutas. Aprende a llenar tus vacíos sin necesidad de acudir a puertas falsas, el alcohol ni el sexo te ayudarán de manera permanente a resolverlos. Únicamente estarás inmortalizando la trata sexual siendo un cliente frecuente a quien le gusta adquirir el servicio sin importar los sentimientos o el valor de un ser humano. Hoy quiero pedirte que no seas cómplice de que a alguien se le arrebate su dignidad, solo porque buscas llenar tus vacíos de manera genital. 09|
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Tenemos derecho a la violencia LUIS
ALBERTO
CARMONA
UNIVERSIDAD
SÁNCHEZ
NACIONAL
COLOMBIA
DE
Una anécdota de guerra cuenta que un mercader romano se vio presionado por soldados germanos a tener que entregarles el oro que poseía. Ante la negativa del mercader, los soldados resolvieron ocupar su casa mientras éste cedía ante la petición hecha. Con estrategia, el mercader junto a su hijo, planeó cómo liberarse de los soldados: les dijo que el oro pretendido se había ocultado en una isla del Tíber; que su hijo los conduciría en embarcación y allí revelaría el lugar exacto. 10
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ST |AGOSTO 2021 Teniendo que atravesar el río, y llegados al punto, el hijo del mercader botó los remos, saltó al agua y nadó hasta la orilla emprendiendo la huida. Los soldados, por su parte, fueron a dar al fondo del río. De este hecho, ¿puede decirse que el mercader y su hijo cometieron asesinato? Y por lo tanto, ¿debieron pagar una pena que los privara de la libertad, incluso de la vida, por el acto cometido? O quizás, ¿la muerte de los soldados cuenta como consecuencia natural por los hechos perpetrados contra la población y la familia del mercader? Esta discusión, con matiz de dilema, exige tomar partido: denuncio la violencia de los soldados.
Cuatro hechos propios de nuestra realidad latinoamericana aportan a la discusión en este sentido entre el mercader y los soldados. En el año 2013 en Brasil, se registraron protestas en diferentes estados contra el aumento de la tarifa del transporte, los diarios denunciaron el actuar delictivo y violento de los “vándalos” que protestaban. El gobierno de Macri en Argentina en el año 2017, logró meter en la agenda del Congreso la discusión del proyecto de reforma de las pensiones. Los diarios de inmediato alertaron sobre los disturbios vandálicos de los protestantes, lo que decían contrastaba con la contención pacífica por parte de la policía.
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ST |AGOSTO 2021 En el 2020, México aporta al vandalismo latinoamericano, tras la violencia desaforada por parte de quienes reclamaban por la muerte del joven Giovanni López, quien se encontraba bajo custodia policial. Más recientemente, en el 2021 en Colombia, los diarios fueron la voz transparente de los hechos: vandalismo, violencia, destrucción de bienes públicos, agresión a las fuerzas policiales, saqueos, violencia, protesta y vandalismo. Y otro más, el asesinato del afroamericano George Floyd en la patria de la tolerancia democrática a manos de policías, desencadenó manifestaciones violentas. Queda claro que el asunto en cuestión no son los medios impresos, digitales, radiales o televisivos; pues a ellos hay que entenderlos con la máxima de Bernard Shaw: “Todo déspota debe tener un súbdito leal que lo conserve cuerdo”. Un mínimo de consenso entre lectores desprevenidos, basados en la opinión, y solo en ella, acentuaría el rechazo a toda forma de violencia: física, psicológica, verbal, sexual, y cuantas más denuncie el agraviado que la padezca. Así las cosas, el vandalismo señalado en estos países ha de ser condenable. Sin embargo, note el lector que he apelado a la opinión como criterio de acuerdo porque, como lo advertía Platón, es un falso juicio que solo toma lo aparente de la realidad para emitir su doxa. Con algo de entendimiento más detenido, puede darse una vuelta de tuerca sobre lo condenable del vandalismo anterior y evidenciar que hay formas de violencia de mayor arraigo y peligro para el individuo y la sociedad; sobre estas, es que me propongo llamar la atención para su denuncia. El meollo es cuando la población protesta con o sin actos vandálicos, amedrenta a las fuerzas policiales o saquea almacenes, pinta una pared pública o destruye un bien material privado, no está dando inicio a actos violentos, no son personas violentas, tan solo responden a la violencia que se les ha impuesto institucionalmente por parte de los gobiernos, con el supuesto del “uso legítimo de la fuerza”.
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ST |AGOSTO 2021 Cuando los ciudadanos protestan lo hacen como respuesta necesaria a la violencia que los monopolios económicos privados, en arreglo con los gobiernos, imponen a la población caracterizada por sus bajos recursos económicos, defectuosa formación académica, segregados de las decisiones políticas y quienes han de morir a las puertas del hospital que niega su atenciónLos ciudadanos no inician la violencia en las calles, tan solo responden a la que les ha impuesto su gobierno y los sectores económicos particulares. La diferencia radica en que, alterar el orden, estabilidad y quietud del gobierno benefactor del sector económico privado, es a lo que este llama, inconfundiblemente, “violencia”. La paz para ellos es su victoria por la derrota del otro, y violencia son los actos que combaten esa “victoria”. O acaso, cómo llamar sino violencia a la realidad de las cerca de 25.000 personas que mueren en el mundo cada día a raíz del hambre o sus efectos, como lo documenta Martín Caparrós en su investigación El hambre; violencia al hecho que las personas naturales “controlen” más riqueza que los gobiernos, lo que imposibilita cada vez más la respuesta de estos para “enfrentar” la desigualdad de las riquezas, según demuestra Oxfam; cómo llamar sino violencia los desahucios de millones de familias en Portugal, Grecia, España por la usura de un mercader como Shylock llamado bancos; violencia la desaparición forzada y asesinatos de jóvenes campesinos por parte de fuerzas militares (falsos positivos en Colombia) o de estudiantes en México. ¿Llamamos a esto violencia? ¿O solo a los actos de los “vándalos” que registran los diarios? A mi modo de ver, esta es la violencia que hay que denunciar, la de la exclusión de la escuela, el hambre, la explotación laboral y de recursos naturales, la privatización del agua y un largo etc., etc., violento. Quizás estos condenados (violentos) de la tierra solo muestren con “su vandalismo” que tenemos derecho a la violencia que combata a la inhumana “paz” de los dominantes. Así, Franz Fanon sigue siendo una voz extendida: “la violencia de los argelinos es el hombre mismo reintegrándose”. El mercader y su hijo, por lo tanto, quedan absueltos. 13
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D e d í
az
D
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Mamá, Mamá, quiero quiero estar estar segura segura POR
MAPI
DÍAZ
Toda mi vida he vivido en la misma ciudad, he viajado a diferentes países y conocido distintas culturas. Nunca me siento segura. Tengo este juego extraño de imaginar escenarios caóticos. ¿Qué pasaría si en el antro en el que estás comienza un tiroteo? ¿Qué harías si llega un narco al restaurante en donde estás comiendo? ¿Y si, al ir a tu casa, un grupo de hombres te sigue? ¿Cómo te defenderías con una llave, y si no tienes llaves, si solo tienes una pluma, cómo la usarías?
¿Qué
hacer? ¿cómo defenderse?
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ST |AGOSTO 2021 Supongo que soy tan insegura porque desde pequeña estuve cerca de un hombre violento, aquel que no temía golpear las paredes o a su esposa e hijos. Desgraciadamente, mi caso no es el único, ya que según el INEGI en México, más del 70% de la población sufre o ha sufrido de violencia intrafamiliar, en donde los padres, tíos o abuelos son los agresores principales. Mi segundo contacto con la violencia fue cuando intentaron comprar a mi hermana. Ella tenía 5 años, estaba con mis abuelos en el centro de Puebla, cuando una señora se acercó a mi abuela y le dijo “cuánto por la niña, está muy chula”. Al parecer es algo común en México, ya que a mi nana la vendieron a un hombre cuando tenía 16 años;se casó con él y antes de que cumpliera 20 ya tenía 5 hijos. Siempre que me cuenta esa historia, me llena de coraje y hasta la fecha no entiendo por qué lo hacen. Me da miedo. Solo en el 2020 se registraron 620 víctimas de trata de personas. Temo salir a la calle y terminar en una bolsa de plástico. El tercer golpe, un ex novio celoso, me prohibía cosas y me agredía emocionalmente. Podría dar una estadística de casos como este, pero la cifra mentiría porque cada vez hay más mujeres (en algunos casos hombres) que están en relaciones peligrosas y temen hablarlo, ya sea por pena o porque creen que es amor. Estar en una relación así es tener neblina a tu alrededor. Por miedo de no ver más allá, te aferras a lo que está más cerca de ti. Hasta que llega un faro de luz y sin importar que tan destrozad@ estás, te guía para mostrarte el mejor paisaje.
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ST |AGOSTO 2021 También existen los penaltis. omentos en donde las personas más cercanas a ti lanzan pequeños balones de mierda, puede ser un “tu no sirves para eso”o “tu herman@ es mejor que tú”, “tu, por ser la mujer tienes que atenderme cuando chasquee los dedos”; pequeñas frases o acciones que juntas crean una tormenta. Yo las llamo “balas verbales”, un día alguien te dice “que fea”, “que poca creatividad”, “no lo haces bien” y al día siguiente dejas de escribir, de ponerte esa falda, de sonreir con tus dientes separados. Te conviertes en la mierda que ellos quieren... Hay violencia en todas partes. Me gustaría dejar de vivir con miedo, pero desgraciadamente, me toca tener cuidado; buscar el refugio en los brazos de mi madre y tratar de ayudar a quien lo necesite. No me cuesta nada (y te invito) ayudar a una mujer golpeada o a un niño explotado; un anciano olvidado; una novia sesgada por el “amor” de su pareja. Yo tengo el refugio de mi madre y quiero ser el refugio de mis amig@s; tengo la luz de mi novio e intento ser el faro de aquellas almas perdidas; busco ser la mano de un desconocido, el hombro de una amiga y la amenaza de un agresor.
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Escrito por
FÉLIX DELÉS
Otro desaparecido Una persona ha desaparecido. Las condiciones exactas de su desaparición se desconocen, comparte características generales y se parece a muchas desapariciones. Salía del trabajo, de casa, iba a la escuela, a una reunión. No le han visto desde entonces. Para entender el problema habría que axiomatizar un número de cosas bien grandes, y así más pequeño que el número total de desapariciones. A lo mejor en nuestra América[1] el número resulta demasiado grande, y sobre todo se vuelve incuantificable: No hay un balance o un saldo real ni mucho menos. [1] Libro y concepto de José Martí, Cuba.
Lo único que sabemos es que una persona ha desaparecido. Habrá quienes digan con perverso morbo: “Obtuvo lo que merecía”. Pocos pensarán que pudieran ser los siguientes. ¿A qué organismo podríamos acudir en un continente donde la policía ejerce los mismos crímenes que las bandas de crimen organizado? ¿A la iglesia en la que el arzobispo tiene nexos criminales? El asunto nos supera desde hace un tiempo para acá y hay historias de terror, como las cruces de Juárez o las fosas clandestinas, pero déjame decirte algo: no se puede hablar de esto sin mirar constantemente por la ventana, no se puede hablar de esto sin pensar en mis conocidos o en los tuyos, y eso que no hago -ni pretendo- una columna periodística. 17|
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ST |AGOSTO 2021 El miedo existe y es real, también la gente que se dedica a ello: son conocidos o familiares del vecino, en ocasiones el vecino mismo, o el primo de un amigo, o el amigo de tu primo. ¿Entiendes, más o menos, lo que trato de decirte? La culpa no cae en nadie y nos penetra a todos.
Una persona es privada de su libertad. No sé si le parece bien o le parece mal a organismos internacionales. Ni quiero preguntarle al fiscal antitortura, acusado de tortura. La sociedad no confía en las autoridades, hay anhedonia tras décadas de estrés colectivo ¿Te sorprende? Nos hemos insensibilizado, agudizado, enfermado de paranoia; paranoia que en circunstancias (in)correctas abre camino al paso al acto[2]. -Para- no aplica pues al decir -para- es necesario referirnos a algo fuera de lo común, o de los márgenes establecidos.
Hablar de un bando bueno y uno malo es caer en dicotomías, sería lo mismo que ir en contra de la naturaleza; sería decir que el monstruo tiene dos cabezas y son millones. Y decir que el monstruo con cada paso sepulta a dos o tres es caer en el engaño, sabemos que sepulta de a mil o de a mil quinientas. Sería apropiado hablar de un bando indefenso y otro armado, dicho eso, hay múltiples escenarios. El bando armado puede forzar al indefenso y sin reclutar formalmente, acariciarlo con el elemento miedo. O puede ser que un bando revoque a otro, lo cual es común y sucede con cierta frecuencia (la Historia mantiene, hasta ahora su redondez), acción que genera una reacción.
[2] Les Grands Cas de Psychose. Juan David Nasio, 2000. Trad. Alciria Bixio: “(el caso de) Las hermanas Papin, a quienes Lacan nunca conoció,.. 18
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ST |AGOSTO 2021 Nos hemos quedado con -noia-. Noia cosa, noia nervosa, o con prefijos; aresnoia, secuestranoia. La cualidad mental enfermiza ya no ve margen ni es exclusiva de las periferias. Se ha aglutinado en la percepción misma de lo que somos y el ambiente en el que nos desarrollamos. Lo extraordinario sería que una vez, por un día no se violaran derechos, libertades o personas. Mas eso está dentro, tan dentro que lo vemos fuera. No hallar al Otro ¿Qué símbolo más ad-hoc que el de una casa tomada[3]? El Otro, sí: objeto que desaparece, uno más y uno menos. Oscura presencia anónima, sale en la noche a absorber masas. Sale en la noche a crecer, incrementando el número de nuestro déficit (la desaparición de personas, más frecuente que no va ligada al modelo de producción capitalista/ narcocapitalista. Una persona ha desaparecido: su cuerpo se prolongó a velocidades infinitas sobre un plano finito, accedió al nivel húmedo, cavernoso, subterráneo de la incertidumbre, posiblemente esté bajo el cruentísimo peso del capital escurridizo: habría que preguntarse a qué intereses pudo haber inquietado, o a qué mercado introducida como mercancía.
[3]Casa tomada. Julio Cortázar 19|
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ST |AGOSTO 2021 “La producción capitalista tiende sin descanso a superar aquellos límites que le son inmanentes, pero solo lo consigue recurriendo a medios que, nuevamente y a escala más imponente, levantan ante ella las mismas barreras: La verdadera barrera de la producción capitalista es el propio capital[4]”. Mano de obra forzada. La producción capitalista tiende a cortar flujos naturales y devolver deshechos (capitalismo & esquizofrenia). Vida útil, fosa común. Abduce máquinas y las conecta a golpes: objetos desechables. El único fin es crecer. Las mercancías se producen, registran, consiguen y generan. La plusvalía al infinito ¿y la tristeza? También. Tristeza es disminución de acción[5], bajón. Si estamos tristes hacemos poco, ¿y cómo sacar fuerza para una sonrisa? Si una persona ha desaparecido… ¿Y qué sucede? Nada, de no sé cuándo para acá es normal y no raro. Queda el vacío resultante. Los vacíos, como bien sabes se llenan y lo más denso (lo más presurizado cuanto reprimido) es el miedo. El miedo abre por la fuerza y raja la grieta más débil. El miedo es una amenaza, el estrés y la ansiedad son síntomas, no causas. El miedo a morir es normal, en cuanto a condición de animales conscientes, pero, a desaparecer… es antinatural pues no es morir: morir significa una huella, un velorio, una tumba; enigma filosófico. Desaparecer es esfumarse, derribar todas las filosofías: una persona ha desaparecido ¿Cómo hacer de ello una tesis? Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre/¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo? Otro busca en el fango huesos, cáscaras/¿Cómo escribir, después del infinito?[6] [4] Karl Marx. El Capital, lll, 3 [5] Cf. Nota 7 [6] Un hombre pasa con un pan al hombro. César Vallejo, Poemas Humanos. [7] Spinoza: filosofía práctica. Gilles Deleuze. 20|
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ST |AGOSTO 2021 Para culturas “primitivas” la muerte ha sido motivo de celebración (Samuel Beckett, la negación de la muerte). En tiempos actuales solo llevamos una apariencia de vida, no pensamos sino en evitar la muerte, y toda nuestra vida es un culto a la muerte[7]. En donde hay culto hay fe. La fe es una herramienta paliativa contra la tristeza: otorga virtudes trascendentales al espíritu. La fe no es exclusiva de las religiones ni mucho menos; existen religiosos sin fe y creyentes sin religión. Tenemos fe en que viviremos mañana, si Dios quiere; y Dios (no el antropomorfo sino el que conjuga la infinidad de esencias, del que se copian las demás esencias) permite sobrellevar la impotencia de controlar acontecimientos cotidianos. ¿Es válido hablar de un Dios cuando sabemos que una persona ha desaparecido? Lo dudo, pero sumirse en lo negativo es absorberse por la tristeza: ¡Sumirnos en lo negativo es el propósito de lo maligno! Tristeza te aísla a un lugar, impone límites preestablecidos ¿Qué mejor esclavo que el que se autolimita? Absurdo decirle a una madre que no esté triste, a un papá que se anime, a un hermano que no sufra, a una hermana que limpie su rímel que se ha corrido. Estremecerse es normal, lo malo es sucumbir al estremecimiento y no moverse, volverse un mueble.
La radio dice que un grupo de buscadoras anda para Michoacán, que se pusieron un pañuelo al hombro y otro en la cabeza para que los cárteles las reconozcan y les dejen buscar a sus familiares en paz. Van con picos y palas, sin peritos, a excavar. Que por canales alternos avisaron a los grupos armados y que ellos no respondieron. Algo anda mal en el motor del mundo.
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YA YA NO NO QUIERO QUIERO MOVER MOVER EL EL CULO CULO POR DIEGO R. HERNÁNDEZ
No hay mejor manera de denunciar, cualquier tipo de violencia, que no sea cambiar individualmente nuestras propias prácticas cotidianas, pues tarde o temprano modificarían el orden social establecido. Sin embargo, la historia nos revela que lamentablemente no es así, se trata de un proceso largo y continúo de reflexión, análisis para encontrar soluciones que involucren a un entorno social más amplio que un núcleo familiar y de amigos. Existe un tipo de violencia que atraviesa al resto, incluso podría formar parte de la explicación de por qué se desarrollan las otras, me refiero a la violencia simbólica. Para Pierre Bourdieu la relación de dominación en la que se ven involucrados los seres humanos se integra en el cuerpo de una manera simbólica, discreta y tenue, sin embargo, su eficacia es muy contundente al fortalecer la distancia de las y los dominados con sus respectivos dominantes. Es decir, su preocupación no se enfoca en cuál género, grupo social, sistema de enseñanza, lengua o cultura somete con poder a su semejante, sino la manera en que los agentes dominados asimilan un papel de sumisión, consciente o inconscientemente.
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ST |AGOSTO 2021 La violencia simbólica aparece subliminalmente en propaganda, música, vídeos, películas, series, obras pictóricas, literatura, periódicos, revistas, escuelas, trabajos, etc. En la mayoría de las ocasiones son las mujeres quienes la sufren, aunque también sectores de la población como niños e indígenas quienes, históricamente, han sido sometidos por los códigos consensuados. Un fenómeno social en México, que provoca mucha polémica, es la cultura que rodea la música de banda y reggaetón, debido a las constantes críticas que surgen al analizar sus letras que a menudo denigran al género femenino. En muchas de estas letras se concibe a la mujer como un objeto, exaltando única y exclusivamente sus características sexuales, vista con deseo cuando no sucumbe a la voluntad del hombre, pero también con repulsión cuando se da una infidelidad o un abandono que, si fuera al revés, el hombre sería visto como digno y poderoso. Todas estas relaciones de poder que se distinguen en el tipo de canciones mencionadas, se introducen en lo más profundo de la sociedad, es decir, en el cuerpo de los individuos. Claro está que hay sectores de la población que por diferentes factores como la educación consiguen bloquear esta información para no ser influenciados, o peor aún, dominados. 23
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ST |AGOSTO 2021 Sin embargo, la realidad es otra, en muchas ocasiones los agentes dominados (que en este caso son las mujeres), aceptan su sumisión como algo normal al consumir estos productos, cuya función social va más allá de ser una simple música para alcoholizarse y mover el culo. La violencia simbólica no se limita a un género musical, pues también la podemos encontrar en canciones de rock, pop, rap, cumbia y balada, etc. Lo que da pie a otros cuestionamientos, ¿hasta qué punto las letras intervienen y afectan las prácticas y el comportamiento humano en la sociedad? O, ¿son las letras de las canciones un reflejo fiel o aproximado del pensamiento colectivo? Podría ser una combinación de ambos factores o ninguno a la vez, se necesita tiempo para conseguir un cambio, luego habrá que ver si fue correcto o no. A pesar de toda esta maraña de complejidades que rodean los hábitos más simples y cotidianos del ser humano, y que dificultan la tarea de encontrar una solución o respuesta que beneficie a la mayoría, podemos comenzar con reflexionar y motivar la subjetivación del mundo a partir de nuestra perspectiva, es decir, pensar por nosotros mismos y dar el primer paso que quizás sea el más importante, denunciar cualquier tipo de violencia de la que seamos testigos, nos suceda o fomentemos. 24
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HAY MÁS DE UN TIPO DE LIBERTAD: LIBERTAD PARA Y LIBERTAD DE. EN LOS TIEMPOS DE LA ANARQUÍA SE HABLA DE LIBERTAD PARA. AHORA NOS DAN LIBERTAD DE. NO LA MENOSPRECIÉIS. -MARGARET ATWOOD, 1985
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