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Crónica del proceso

Este espacio está reservado para abordar lo que significó para nosotros como comunidad construir este libro, lo ganado, lo luchado y lo aprendido en el proceso y en los encuentros, en suma, esta crónica quiere contar un poco los aspectos que más tenemos en nuestra memoria del proceso de construcción de esta publicación.

Este libro no fue más que una idea por un largo tiempo, cuando ya pensamos que se haría realidad, nos pasó lo que al planeta entero, vivir una pandemia. Afortunadamente entre mata raton y con la tranquilidad del aire fresco del campo superamos esa situación y en el 2021 por fin, después de casi 4 años de tener la idea original, llegó el momento de empezar. En un comienzo se pensó que el libro se haría con un enfoque étnico indígena, por ser una particularidad del territorio, con los Senúes nos reunimos varias veces para empezar a hablar de esos “saberes y memorias” propiamente suyos. Con el tiempo la idea fue cambiando y nos dimos cuenta que todas las etnias de la vereda tenían sus particularidades y saberes valiosos, así que a todos nos empezó a gustar mucho la idea de que ahora el libro fuera inter-etnico y retratara las particularidades de cada etnia. Las instituciones que nos apoyaron nos dijeron que una señora iba a apoyar el proyecto para crear todo el libro y cuando pensamos en quien hacía libros, nos imaginamos a una señora ya mayor, hasta con el pelo blanco y de caminar lento, nada comparado con quien llegó en realidad, Sofia, una muchacha de 25 años. Comenzamos entonces con todos los encuentros planeados, desde el primer día teníamos varias ideas y varios miembros de la comunidad se fueron enterando y participando en as actividades que planeamos juntos. Los encuentros gastronómicos fueron especialmente gratos pues fue la oportunidad también para que Sofia conociera los platos de la región, comimos de todo, mostramos recetas con yuca, plátano popocho, pescados, ají, arroz, especias y más, el libro entonces se volvió excusa para reunirnos y pasar un rato agradable como comunidad, los mestizos hicimos alarde de las tortas y envueltos de doña Miriam, los afros cocinaron el famoso guacuco y los Senúes pusieron el toquecito picante del asunto. Fue justamente por el compartir gastronómico, además de otros encuentros como en el que charlamos de momentos históricos, que se hizo presente la idea de que aunque habían elementos que nos caracterizaban de forma separada como tres etnias, también la convivencia juntos, el vivir en el mismo

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lugar y el aprender de los otros hacía que compartiéramos también muchas cosas en común. Entonces Sofia nos empezó a proponer la idea de que el libro lograra las dos cosas, retratar las particularidades de cada etnia sin separarnos como si fuéramos diferentes comunidades cuando la realidad es que todos convivimos, compartimos y hasta trabajamos juntos, la idea nos convenció y planeamos que unos capítulos fueran con diferenciación étnica y otros no, en el camino fuimos tomando decisiones. Con los Senúes también retomamos el trabajo y logramos hablar largo y tendido sobre infinidad de temas, no tuvieron reserva en enseñarle a Osman cómo se siente el castigo del cepo, don Eufrasio desde el primer día nos mostró orgulloso el trabajo en cestería y la señora Silvia con el tiempo fue mostrándose menos tímida y nos compartió hasta sus saberes medicinales y de partería, siendo para ella especial que se haya podido charlar de estos saberes.

Algunos temas no eran fáciles de conversar para nosotros, poco a poco fuimos creando lazos de confianza con Sofia y pudimos compartir también algunas de las problemáticas de la zona, nuestras historias del pasado no siempre tan felices, a veces viviendo violencia y desplazamiento y lo difícil de nuestra llegada a estas tierras, Sofia escuchaba, grababa, tomaba fotos y anotaba cada detalle pues no quería que quedara por fuera nada que consideramos valioso, contar nuestra historia nos hacía sentir más reconocidos. Precisamente por eso la idea del libro se amplió aún más, pues al hablar de la biblioteca, del año en que llegó y las razones por las que teníamos una biblioteca hablamos del ETCR y la relación de la comunidad con los firmantes de paz y siendo una comunidad que ha significado tantos nuevos proyectos y oportunidades para nosotros, no pudimos dejarlos por fuera de este libro, se logró ya casi terminando el libro, pero algunas entrevistas con líderes del espacio nos permitieron agregar más valor al mismo contando un poco de su historia. Y este proyecto no solo nos trajo la creación del libro, sino que nos gusta que hizo posible el Festival del cuento y la reconciliación, involucrando a los niños en actividades culturales y, es muy chévere también, que ahora traiga la segunda versión del festival del Popocho y el plátano, una fiesta que queremos hacer típica de nuestra vereda, que ya más que vereda es casi corregimiento con todo lo que hemos crecido. Por supuesto también miramos

hacia el futuro, nos emociona lo que se puede logra con este libro y el impacto que va a tener siendo recuerdo e historia que pervive, tanto para conservar como para difundir. Es muy valioso que todo este proyecto haya ocurrido en la biblioteca como espacio de encuentro, volvimos a pensar en lo valiosa que es para nuestra comunidad y como apropiarnos de ella y de todas las posibilidades que ofrece al ser para todos, también vimos como no solo esta, sino que nuevas iniciativas pueden nacer allí para seguir creando y llamando la atención sobre comunidades que aunque no llevamos mucho tiempo, hemos creado un gran impacto y como eso lo mostramos también a las generaciones que vienen. Este proyecto fue exitoso porque ya contaba con el amor y la apropiación de la comunidad incluso antes de empezarlo, todas las personas que participaron dieron mucho de sí mismas, de su tiempo y cariño por medio de pequeñas y grandes acciones, haciendo también que esta fuera una experiencia inolvidable y que mucho más que un trabajo, resultó siendo un honor invaluable.

Firman Miriam, Eufrasio, Sofia, Osman, Julieth, Silvia, Andrea, Solorena, Jonathan.

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