GRANDEZAS DEL TERCER MUNDO El privilegio de contemplar
CHINA
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China, la disciplina uniformada, la emperatriz dormida, íntima y recelosa, rutinaria y febril. ¡Qué largo caminar, cuántos imperios, que minuciosa relación de soberanos y de dinastías, qué caudal de milenios, qué aluvión de experiencias, inventos, tradiciones, para acceder al fin a este rumor cansino de las consignas y de las bicicletas! El certero Laotsé y el ejemplar Confucio modeláronte un alma noble y ceremoniosa, tan flexible como el bambú, tan delicada como el paso, la risa y el peinado de una princesa en la Ciudad Prohibida. Todo fue grande un día: gran muralla, gran dique, gran canal, gran genio creativo para alumbrar la imprenta, la pólvora, la brújula, las formulas secretas de la longevidad feliz. Grande fuiste también en horrores y en puerilidades, China inmensa y discreta, donde el grito del hambre se amordazó con látigos, y el furor de los jóvenes se ametralla implacable. Cosas del Yin y el Yang, imposiciones del ritmo natural, de la armonía de los complementarios. Finalmente todo lo rige el Tao, la paz ordenadora, la quietud cristalina del espacio celeste. (José María Lorca)
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Que nuestro pueblo aplaste a los b谩rbaros y ocupe el universo, retornando a los tiempos de la brisa amorosa y de la lluvia de caricias. Que los cereales abunden y que podamos alcanzar una felicidad celestial. (Inscripci贸n china en un espejo del siglo I)
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Tres son las puertas del Tao. Tres joyas tengo yo que guardo y conservo. La Primera es el Amor. La Segunda es “Nunca demasiado”. La Tercera es “Nunca el primero en el mundo”. Mediante el Amor puede uno ser valiente. No teniendo nunca demasiado, puede uno ser generoso. No intentando nunca ser el primero puede uno desarrollar su talento y madurarlo. (LAO TSE, Tao Te King.)
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Que cada cosa siga su curso natural. No busquemos los extremos: una espada continuamente afilada no dura mucho tiempo, una sala llena de oro y jade es difĂcil de guardar. Opulencia y poder conducen a la soberbia, y de esto nace la ruina. Acabada la obra y el mĂŠrito cumplido lo oportuno es retirarase. Esto enseĂąa el Tao del Cielo. (LAO TSE, Tao Te King.)
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El ministro Gi Kang estaba preocupado por la banda de salteadores que robaban en los templos, por lo que fue a pedir consejo a Confucio. El Maestro le sorprendió: “Cuando tú estés completamente libre de codicia, ya no habrá nadie que robe”. (Confucio, Pernsamientos y diálogos.)
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No se muestra por eso resplandece. No se vanagloria por eso sobresale. No se jacta por eso le es dada gloria. No se exalta por eso merece elogio. Porque no propone lucha. Nadie entre los hombre lucha contra él Los hombres antiguos digeron. Sé humilde y te mantendrás entero. ¿Pueden estas palabras considerarse vacías? (LAO TSE, Tao Te King.)
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-¿Cuál es el mejor modo de gobernar? -Procurar suficiente comida, suficientes soldados, y que el pueblo tenga fe en su soberano? -¿Y si hubiera que renunciar a una de estas tres cosas? -A los soldados. -¿Y si todavía hubiera que renunciar a otra? -A la comida, porque todos habremos de morir algún dia. Pero si el pueblo carece de fe, ningún gobierno puede sostenerse. (Confucio, Pernsamientos y diálogos.)
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Lo que quiere el sabio lo busca en sí mismo; el vulgo lo busca en los demás. Cuando veas a un hombre bueno, piensa en emularlo; cuando veas a un hombre malo, examina tu corazón. El hombre sabio, en su actitud para con el mundo, carece de predilecciones y de perjuicios. Está del lado de lo que es justo. (Confucio.)
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A un joven que se vanagloriaba de sus obras y de la herencia de sus mayores, el maestro le dijo: -Aquel gallo creía que era la belleza y la potencia de su hermoso canto lo que hacía despertarse al sol cada mañana. ¡Que falsa presunción la suya! En realidad era el sol quien, cada amanecer, despertaba al gallo con sus primeros rayos. (Leyenda popular china.)
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