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JÓVENES EMPRESARIOS
JÓVENES EMPRESARIOS OSCAR GAEL JIMÉNEZ MARTÍN
Responsabilidad y actitud positiva como guías para el éxito
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Texto: SOMOS ALTOS
Oscar Gael Jiménez Martín es un joven inquieto y emprendedor. Nos recibe con tanta alegría y entusiasmo, que pudiera ser un coach, un asesor, la persona a la cual llamar todos los días para comenzar bien la jornada.
A la pregunta de rigor: “¿Cómo estás?”, contesta con una de sus puntadas graciosas y optimistas: “Como se piden los tacos, ¡con todo!, feo pero no duele, como el pan dulce, no tan bueno pero mejor que otros”.
Con esa actitud positiva y jovial asume sus responsabilidades de empresario y consultor independiente. Cuenta que su gran fortaleza es la comercialización. También ofrece asesorías en esa área y se dedica a buscar oportunidades para nuevos productos.
Desde diciembre de 2017 nace su empresa Mezquititlán distribuciones, especializada en el área de venta de carne, de pasturas y asesoría. Mientras, la marca Pepe Agro surge para abastecer productos a hospitales, restaurantes, taquerías y centros de consumo de carne: arrachera de cerdo, carne de hamburguesa, embutidos y lácteos.
Tras el saludo y las presentaciones, hablamos sobre su vida personal y profesional. ¿Cómo te describirías?
“Me caracterizo por ser una persona positiva. Me esfuerzo por lograrlo. Cambió hasta mi saludo una vez que recibí un correo electrónico en tono agresivo de un cliente de autoservicio, en el que me decía: ´Oscar, tengo este problema, necesito que me resuelvas con tu ágil sentido de urgencia´. Para un agresivo, algo cordial, así que le contesté: ´Saludos desde el bello San Juan de los Lagos… tu asunto está en esta situación y resuelto, muchas gracias, ¡bonito día!´. Y un día que me lo encuentro me dice: “¿Cómo le haces? Te escribo muy enojado y tú me cambias el tono. Me haces el día, me cambias el chip… y, por cierto, San Juan es bonito?”.
“Ahora mi filosofía es ser positivo. En una negociación tienes el 50% de ganar, pero en el momento en el que haces un buen saludo, una buena palabra, cambias la situación. Por eso yo he tratado de cambiar mi vocabulario: excelente, fantástico, de maravilla, feliz, contento, uff increíble, con tendencia a mejorar… Yo siempre he ido adoptando las palabras positivas de la gente”.
A sus 38 años ha llevado una vida intensa, con un ritmo de trabajo continuo y una agenda apretada que contrasta con su personalidad serena. Sabe poner las cosas en su justa medida, les aplica mucho realismo y no se deja llevar por la histeria, el activismo o el dinamismo estéril.
¿Dónde aprendiste a tener una actitud tan positiva?
“Me han ayudado mucho mis mentores, todas esas personas que me han ayudado a ser mejor persona, entre ellos mis proveedores. Uno de ellos me dijo que podía vivir los años que yo quisiera, hasta 2000. Y la manera de vivir 2000 años es aprendiendo de ellos lo que ya saben, lo que les costó aprender durante décadas. De esta manera, si aprendo algo de ellos, sumo a mi vida años de experiencia.
“También me ha ayudado mucho una obra de teatro a la que asistí en México, es un monólogo: A vivir, de Odín Dupeyrón. Ese es mi lema: ¡A vivir! Si lloras, ríes, cantas, es porque estás vivo. No eres una piedra. Es una obra de teatro que te anima a ser positivo y a tomar decisiones”.
Estudiar y trabajar para fortalecer el espíritu
Oscar nace en mayo de 1980 en San Juan de los Lagos y vive sus primeros años en el rancho San Fco del burrito. Su familia siempre trabajó en el rancho y permaneció ahí hasta que él tenía seis años, edad en la que su madre influye para que la familia se trasladara a la cabecera municipal, con el fin de que pudieran gozar de mejores estudios. De su padre aprendió a trabajar, de su madre a estudiar.
“Indudablemente fue ella mi motivación principal. Ella junto con mi padre fue el primer pilar en mi vida. Gracias a ella decidí estudiar, esforzarme y obtener buenas calificaciones. Ella se aferró a que la única manera de salir adelante era por medio del estudio. Si ella había dado todo por nosotros, ¿por qué no hacer todo por ella?”, comenta.
¿Cuál es tu historia académica y laboral?
“Hasta la preparatoria los realicé en San Juan de los Lagos. La Universidad en Aguascalientes y maestría en Guadalajara. He cursado varios diplomados también.
“Desde chico ordeñaba 12 vacas diarias y era consciente de lo duro que era trabajar en el rancho. Pensando en ello, más consideraba los estudios para salir de esa situación. Tuve que trabajar para costearme la escuela. Me empleé haciendo cajeta, luego como taquero, mesero, etc. Al término de la prepa, se me abrió una disyuntiva: o ir al seminario o ir a la universidad, pero no me quedaría sin estudiar. En cualquier escenario, seguiría preparándome. Un semestre
antes de terminar la preparatoria ingresé a trabajar a la empresa PROAN de Don Manuel Romo. Le pedí apoyo para seguir estudiando. Elegí la Universidad Panamericana de Aguascalientes. El Sr. Manuel me apoyaría con el 80% y un hermano mayor que vivió en USA me apoyaría con el resto. Fue así como ingresé a esta universidad con muchos retos como ponerme al corriente en ciertas materias, pues te das cuenta de que el nivel académico de la mayoría de los universitarios de la UP era superior.
“De igual manera tuve que enfrentarme al hospedaje, transporte y alimentación. Por si fuera poco, un breve tiempo después la situación económica de mi hermano empeoró al grado de no poder apoyarme. No podía seguir en esa universidad. Me preparé para abandonar el campus y darle las gracias a Don Manuel Romo. Fue un momento muy difícil. Traté de aguantar lo que pude pero cada viernes que pasaba sentía que era el último.
“Al acudir a Don Manuel y darle las gracias, me cuestionó el motivo. Le dije la verdad: no tenía dinero, a lo que me respondió:
– Usted échele ganas, muchachito. Yo le pago sus estudios. Sácame un siete pero bien aprendido.
“Gracias a Don Manuel pude terminar mi carrera de licenciatura en Administración y Mercadotecnia, generación 1998-2002”.
Don Manuel — manifiesta Oscar — representó el segundo gran pilar en su vida, después de su familia. Él retribuyó el apoyo con trabajo los fines de semana en la empresa PROAN. Comenzó facturando huevo, asistiendo los embarques, motivando al personal, evaluando. En vacaciones iba a realizar sondeos de mercado o a ejecutar un proyecto. A partir del 2002 entró al mundo de las ventas. Fue allí donde creció y se formó realmente como empresario.
“Durante mi período de trabajo realicé algunas maestrías para complementarlo con mi labor dentro de la empresa. Estudié Gestión de nuevos proyectos, por ejemplo. También la Maestría de Gestión estratégica del talento humano con tres especialidades: Gestión de recursos humanos, Gestión del cambio y Gestión empresarial. Todo ello ha sido un crecimiento en mi persona enorme”, asegura.
¿Dónde aprendiste más, en la Universidad o en la empresa?
“Sin duda que la Universidad te prepara teóricamente, pero decididamente aprendí más en la empresa. También aprendí mucho de los clientes, quienes me decían: ´Tú estás chavito, hazle así, hazle de esta manera´. El cliente me fue puliendo para hacer las cosas mejor.
“Aunque comencé a trabajar en PROAN los fines de semana durante mi carrera desde 1998, al término de mi carrera en el 2002 ingresé ya como empleado de base. Permanecí en esta empresa hasta el año 2017, fecha en la que me separé. Pasé por prácticamente todos los departamentos y Don Manuel me confió muchos de sus proyectos, casi todos relacionados con la comercialización. Vendí huevo de cascarón
y pasteurizado, carne procesada de cerdo, ave y res, croquetas y demás productos que elabora el grupo.
“En el 2004 ya era coordinador de ventas en tiendas de autoservicio del huevo cáscara y pasteurizado”.
¿Cuándo decides ser empresario independiente?
“En realidad no lo sé. De alguna manera me fui formando para ello durante mi trabajo en la empresa PROAN y con el ejemplo de tantos amigos que he hecho. Sin embargo, sí decidí ser completamente independiente para el 2017, de acuerdo a mi plan de vida que establecí en el año 2008. Todo lo que he realizado en mi vida ha sido planeado. Y al salir, de acuerdo al dicho de que hay que agradecer a quien te da trabajo, acudí al Sr. Romo para darle las gracias. Fue una salida cordial, tersa. De mi parte, enormemente agradecido.
“Y decidí ser empresario porque aprendí a trabajar en equipo, a contar con un equipo interdisciplinario. Colaborando, siendo disponibles. Siendo servidor para los servidores. Me encanta la frase aquella que dice: “Si no vives para servir, no sirves para vivir”. Con los equipos con los que trabajé logramos grandes cosas. Por ejemplo, en la división de huevo comenzamos vendiendo a 12 puntos de tiendas de autoservicio. Para cuando salí del área, ya vendíamos a más de 2000.
“De Manuel Romo aprendí que hay que ser bondadoso, no fijarnos nada más en el dinero, también en la comunidad”.
¿Has pensado hacer alguna obra con causa?
“De cuanto he recibido de Dios y de la vida, siempre quise devolver algo. Es por eso que me incorporé a la preparatoria de la UdeG, de donde soy ex alumno, para aportar mi grano de arena. Desde hace algunos años hasta la fecha imparto dos horas semanales de una clase llamada Diseño de plan de vida, para el quinto semestre. Quiero que los muchachos planeen su vida, decidan hacer aquello que les apasiona, aquello para lo que son buenos. Les llevo también empresarios, gente de nuestra comunidad, ejemplos de vida que los inspiren.
“A raíz de las visitas de esos empresarios me relaciono más en el año 2009 con el doctor José de Jesús Olmos Colmenero, con quien abrí la Cooperativa del Tata con el fin de mejorar la productividad del rancho. Él ha sido el tercer gran pilar de
mi vida. Así como yo, él a los seis años quería ser alguien en la vida. Tenía la idea clara. En la cooperativa él aporta producción y yo comercialización.
“A las vacas las llevamos de una producción de diez litros hasta 30. El secreto está en el manejo y la alimentación. También comenzamos a producir forraje de manera más eficiente. Sin embargo, nos dimos cuenta de que nos era más rentable el forraje que las vacas. Vendimos todas y nos enfocamos en la producción y venta de silo.
“Me nace el sueño de crear una facultad o una preparatoria. Estoy en el dilema. Me gusta la docencia y por esa razón es mi sueño. Crear una facultad de acuerdo a la vocación de la región, especializarnos como se hace en países avanzados. Lo tengo en mente todavía”.
¿Qué valores rigen tu vida?
“Los que aprendí de mis padres: el trabajo, la lucha y la honestidad. Mi madre es mi gran admirada… desde los 13 años quedó huérfana. Los padres de ella murieron al mismo tiempo a causa de un rayo mientras sembraban. A los 16 se casó. Fue una mujer madura a temprana edad.
“También mantengo una actitud de agradecimiento para quienes me han ayudado en la vida, en particular para mis mentores”.
¿Qué consejos das a los jóvenes de hoy?
“Básicamente les daría tres: primero, que el único obstáculo para salir adelante en cualquier situación es tu propio cerebro. Si tienes actitud positiva, de buena voluntad, vas a sacar las cosas. El segundo, que hay que hacer las cosas bien y a la primera. Y el tercero, no estudiar algo porque deja dinero… sino porque te gusta. Aquello en lo que tú seas bueno, lo que tú quieras hacer. Dentro de esa elección, buscar al mejor asesor para que te ayude.
PISOS Y AZULEJOS LA CAPILLA
Calidad, variedad y buenos precios
Texto: SOMOS ALTOS Fotos: Ricardo de la Torre
El propietario de Pisos y Azulejos La Capilla, Herminio Torres Navarro, es una persona muy conocida por su carisma, su facilidad para entablar conversación, hacer amigos y su buen sentido del humor. En gran medida, este negocio le debe el éxito a la persona que lo regentea.
Pisos y Azulejos La Capilla comenzó en el año de 1982 con el propósito de vender material de construcción en Capilla de Guadalupe. Se trataba de líneas de subdistribución. La empresa inició como una de tantas posibilidades de negocio que don Luis Torres González (QEPD) buscaba para su hijo primogénito, quien con la inquietud que lo caracteriza, se había ido a los Estados Unidos cuando apenas contaba con 17 años. Tuvo que regresar del país vecino apenas un mes después de su arribo porque don Luis Torres acababa de sufrir un accidente: se había quemado la cara, manipulando pólvora que en aquellos años se vendía en las tiendas de abarrotes para las escopetas hechizas. Este incidente obliga a Herminio, el mayor de la familia, a tomar las riendas de los negocios paternos y desecha la idea de volver a USA y de trabajar allá.
Al inicio se vendía cal, cemento, varilla y arena, fundamentalmente. Sin embargo, las ventas eran pocas y la utilidad mínima. Se pensó en abrir más líneas para diversificar los productos. Fue entonces que se añaden artículos de plomería para fontaneros, así como pisos y azulejos. En todo este proceso el Sr. Luis Torres estuvo presente.
Para enero del año de 1983, poco más de un año después de inaugurada la tienda de pisos y azulejos, la fatalidad alcanza al Sr. Luis Torres quien falleció en un accidente automovilístico. Esta situación obliga al joven Herminio a enfrentar
un gran reto. Era su padre quien tenía la idea del negocio y trataba con los proveedores. Ahora las circunstancias obligaban a actuar y cubrir rápidamente su ausencia. Herminio, entonces de 19 años, se dirige a Guadalajara en busca de proveedores y material. Sabía que en la avenida Niños Héroes estaba el clúster azulejero. Buscaba bueno, bonito y barato, y establecía negocios con personas reconocidas en el ramo como David Luke, Javier Cárdenas o Norma Íñiguez.
Hasta inicios de los años ochenta era difícil encontrar una tienda con suficiente surtido en pisos y azulejos en Capilla de Guadalupe. Todo se conseguía en Guadalajara. Esta situación se convertía en oportunidad. Fue así que en el año de 1984 Herminio consigue una subdistribución de Interceramic y ofrece más variedad. Y de ahí pasa a comprar productos aún más novedosos importados de Italia y España.
Luego de distribuir numerosas marcas, con el paso del tiempo Herminio se da cuenta de que lo más importante era consolidarse en una sola que lo hiciera fuerte, básicamente. Es por eso que optó por la marca Castel, líder en el mercado y que se ha posicionado rápidamente como una de las favoritas en México. A fin de cuenta, dice Herminio, es mejor estar con los grandes y Castel lo es.
Pisos y Azulejos La Capilla se ha mantenido en el tiempo y ha logrado un prestigio, gracias al trato cordial y personalizado. Además, la asesoría al cliente para que realice la mejor elección ha sido fundamental. Quizás el trato cordial ha sido la diferenciación más importante del negocio.
Otra de sus fortalezas ha sido la variedad y el buen precio. En cuanto a stock, cuenta con una bodega bien surtida de piso que da abasto a los requerimientos del consumidor. En los pisos y azulejos, los clientes buscan cosas nuevas, bonitas y baratas. Aquí van a encontrar todo eso, dice Herminio. Cabe destacar también que junto a los pisos y azulejos, ofrecen accesorios para baño y fontanería.
Entre las actividades de la empresa también ha estado la importación de calentadores solares, piso y tubería de PVC, todo relacionado con la construcción. Las ventas de la tienda abarcan toda la región de los Altos de Jalisco, así como de los estados aledaños.
El equipo está conformado por 12 personas, todas ellas dedicadas a servir a los clientes, desde la atención hasta la entrega.
Son todos bienvenidos a vivir la experiencia de comprar en Pisos y Azulejos La Capilla. Si usted está construyendo, antes de comprar un piso, visite este negocio y compare precios.
PI S O S Y A Z UL E JO S L A CAPIL L A
DIRECCIÓN Antonio de Aceves #160, Capilla de Guadalupe, Jalisco.
CONTACTO (378) 712 · 1264 (378) 712 · 0493 tonher@hotmail.com https://fb.com/Pisos-Y-Azulejos-La-Capilla