7 minute read
000 ejemplares
Lina junto a su padre Don Fernando Torres.
Advertisement
de Chapingo, por ejemplo, resultó la creación, cultivo y desarrollo de una nueva especie llamada tuna Torreoja (en referencia a su apellido familiar y al color rojo), en reconocimiento a su trabajo y colaboración. Se trata de una variedad cuyas características principales son sus elevados grados brix, pocas semillas, cáscara delgada y alto contenido de fibra. A esta sola variedad le han destinado más de 100 hectáreas de cultivo.
Lo que nos platica de la tuna nos mantiene cautivados durante más de dos horas.
Nos cuenta que la planta del nopal es originaria de Mesoamérica y que México es el productor número uno de nopal y tuna en el mundo. Su producción ya no es rústica; se ha generado una tecnificación y cuidado como una fruta cualquiera. No obstante, existe aún mucho trecho por recorrer para la comprensión total de la planta y el mejoramiento de los cultivos. En la producción mundial de nopal y tuna, así como de sus derivados, existen competencia y actores diferentes.
México es el líder productor de tuna y de nopal verdura; Brasil encabeza la producción de nopal como alimento para el ganado, Perú la producción de cochinilla de carmín como colorante en productos alimenticios, farmacéuticos y cosméticos; Italia tiene la delantera en exportación de tuna y Marruecos en la producción de aceite esencial de semilla de tuna.
Mientras hablamos de la tuna, nos sorprende con estas palabras: “Es la reina de las frutas porque es alta en fibras, alta en antioxidantes. Contiene más antioxidantes que cualquier berry u otra fruta, es alta en vitamina C, es fuente de minerales esenciales; así como de fibras. Contiene un
colorante natural. En el caso del rojo es aún más intenso que el de la misma fresa, es más caro y más desconocido. Entre su derivados podemos encontrar licor, mermeladas, concentrados para jugo, cerveza, golosinas naturales ancestrales como el queso de tuna, deshidratados o frutos secos. Las posibilidades van de acuerdo a la imaginación”.
Y sobre la producción de tuna y nopal en Jalisco, comenta: “En Jalisco la producción de nopal y tuna alcanzan la cifra de supuestamente 20 mil hectáreas. Eso en base a la estadística de los programas gubernamentales. Sin embargo, quizá en realidad sólo hay diez mil hectáreas en Jalisco, de las cuales el 80% se encuentran en Ojuelos, gracias a sus condiciones climatológicas. Aparte, no hay otras opciones de productos. Este municipio, junto con los municipios vecinos de estados como Aguascalientes, Zacatecas, San Luis y Guanajuato, pertenece a la región productora de tuna más importante del país, después de Teotihuacán.
“Toda la producción nacional no da abasto al mercado interno pero incluso así, hay exportadores que envían tuna al extranjero por la idealización…, da un estatus, un renombre pero no necesariamente es más rentable. Da imagen, posiciona la marca. Nosotros también hemos pasado por ese proceso. Cuando exportábamos, mandamos tuna a los Estados Unidos, a Canadá y a Chile. Exportar tuna a Chile es algo paradójico por tratarse de un país líder en producción de fruta”.
Lina nos imparte cátedra de nopal y tuna, abriéndonos el panorama de una actividad empresarial que muy pocos conocen y que orgullosamente está presente en los Altos de Jalisco. No oculta su emoción mientras habla de un tema que tiene bien dominado, que le apasiona mucho y al cual le ha dedicado cuerpo y alma.
Después de platicar sobre las tunas o la familia de las opuntias, la familia de las suculentas, le pedimos hablar de su familia… de los Torres, de cómo comenzó todo.
“Pues todo comenzó con la conjunción de dos partes. Por un lado, la vocación de esta región y por otro, mi padre quien siendo un chaval trabajó en Pino, Zacatecas, para el cultivo del nopal y cosecha de la tuna. Ahí aprendió el oficio. En comparación con el frijol y el maíz que cultivó en un inicio, se dio cuenta de que el nopal resultaba más rentable, por lo que se decidió por este cultivo. Él fue de los pioneros en plantar y cuidar nopal en Ojuelos, en establecer un rancho tunero y también de los primeros en seleccionar las mejores variedades para mejorar la producción. Hoy por hoy se establece el tipo de variedad de acuerdo al mercado objetivo al que quieres llegar. Antes se producía con el material vegetativo que se tenía a la mano, sin reparar en variedades o en mejoras de producción. “Por nuestra cuenta, como familia, desde pequeños todos nos involucramos en el plantado del nopal y el aprendizaje del cultivo. Con el aprendizaje viene el apego a la tierra y a las condiciones en las que trabajas. Y más cuando ves literalmente en la cosecha los frutos de nopal y del esfuerzo realizado”.
Mientras recorremos en vehículo las polvorientas terracerías de la propiedad de la familia Torres, Lina narra que fue hace 28 años que su padre don Fernando logró la primera cosecha y hace 25 que comenzó a exportar su tuna a través de terceros, gracias a la alta calidad del producto. En una pequeña bodega procesaba y empacaba la tuna. Se iba todo para Los Ángeles y Texas. Esto ayudó a que se incrementara la producción y año con año se integraban nuevas huertas, así sucesivamente hasta llegar a más de 150 hectáreas de nopal tunera, de las cuales 100 son de variedad torreoja. Según la demanda de la temporada,
también Lina interviene en la compra de cosechas a los vecinos, de quienes conocen su buen manejo y calidad de fruta. “Prácticamente todos esos vecinos aprendieron con mi padre a ser tuneros. Aprendieron y aprendieron bien”, comenta con orgullo. Han hecho escuela.
“Nosotros conocemos qué huertas son buenas y han sido cultivadas orgánicamente. Al comprar la cosecha, nosotros la recogemos para así controlar la calidad de todo el proceso, desde el corte hasta el empacado. Es muy importante que, a diferencia de cualquier otra fruta que se corta aún verde, el corte de la tuna se realice cuando está madura o en su punto. Si se corta verde, verde se queda. Al cortar una tuna, esta comienza a morir, a perder características, a deshidratarse, a chuparse y con ello mueren azúcares y agua. No sigue su proceso de maduración. Como consejo para el consumidor, al comprar tunas, hay que fijarse en el pedúnculo, la
base de la tuna que la une al nopal. Debe estar fresco, relleno, pues es indicativo de calidad y buen sabor. Esta circunstancia es decisiva.
“Hoy por hoy, como en cualquier otro cultivo de alto rendimiento, lo que hacemos es especializarnos en el cuidado, en la capacidad, en las buenas prácticas, comprometidos con la producción de la tuna roja orgánica. Seguimos siendo muy buenos en lo que hacemos, que es la producción, pero nos caracterizamos por hacerlo orgánicamente con certificación. Esa ha sido nuestra mayor fortaleza; nos da valor agregado y formamos parte de la nueva oleada de productores preocupados por la eliminación de pesticidas”.
Al ser una actividad económica con un alto potencial de desarrollo y valor agregado, no resistimos la tentación de preguntarle a Lina sobre el rol y el apoyo de programas gubernamentales: “El gobierno realmente no ha apoyado ni se ha interesado en impulsar esta industria. Hemos sido nosotros quienes nos hemos acercado a universidades
que desarrollan investigación, como la de Chapingo o la Universidad Narro de Torreón. Desde hace diez años se invita a la UdeG (Universidad de Guadalajara) para que lleven a cabo tesis de investigación en el rancho con el conocimiento específico de variedades.
“Se está investigando para producir películas plásticas con el mucílago del nopal, se investiga la fibrosidad, los azúcares para mejorar. Ahora, además, con el respaldo de la universidad y de los académicos tienes un sustento científico para afirmar las propiedades que se conocían empíricamente. Nos hemos metido más a esa vinculación. No hay aún muchas empresas abiertas a esa investigación. Ha sido mi padre quien nos ha empujado a que investiguemos y conozcamos más. Por eso nos acercamos a los académicos, ya sea para sustentar o reforzar lo que ya se sabe o para investigar nuevas posibilidades. También para aplicar conocimientos y mejoras”.
Lina es consciente de su condición de mujer y empresaria en un entorno dominado casi en su totalidad por hombres: el mundo agropecuario. Sin embargo, esto no le ha impedido aliarse con su padre, quien también se siente satisfecho de recibir su apoyo. Es su brazo derecho. Durante los momentos que convivimos con ambos, pareciera que don Fernando aceptaba de buen grado la cercanía y afecto que ella le brinda.
Lina ve en su trabajo algo más que una simple actividad económica. Ve algo poético en lo que realiza. Para ella, mirar el brotar de la vida, el nacimiento de una flor en el entorno difícil de un desierto es apasionante y lleno de motivación. El nopal, la flor de la tuna y la tuna misma le inspiran.
Además, el modo en que trabaja cuenta con una carga social, de causa importante. Recalca que su rancho y, claro, sus huertas, están certificados como espacios orgánicos y que así contribuye a un mejor futuro para este mundo, a una actividad sostenible y de largo plazo.