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LAS MONEDAS MUNICIPALES DE LOS ALTOS DE JALISCO

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CARTA EDITORIAL

CARTA EDITORIAL

CULTURA L AS MONEDAS MUNICIPAL ES DE LOS ALTOS DE JALISCO

Texto: José de Jesús Ortega Martín Fotos: Carlos Jáuregui

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Dentro de las colecciones de monedas producidas en los Altos de Jalisco hay un sinnúmero no catalogadas. Muchos ignoran su existencia o se cuenta con poca información documentada sobre dónde, cuándo o quién las emitió. Los coleccionistas las conocen como fichas de hacienda o monedas municipales.

Las monedas municipales de los Altos de Jalisco comenzaron a producirse y a circular con el descenso del virreinato en la patria y en estas tierras. Según los rumores que corrían entre los lugareños, una crisis monetaria se avecinaba debido a que la “Maldita Canalla” (El Movimiento Insurgente) estaba cerca. Muchos peninsulares comenzaron a esconder su dinero o a trasladarlo a las ciudades donde existían las milicias, para así aprovechar la cercanía y lograr su protección. En algunos casos, en un incierto éxodo, volvieron a la madre patria con sus pocas pertenecías y su vasto dinero acumulado.

Una de las primeras monedas municipales alteñas de las que se tiene registro y que comenzó a circular por la zona fue la de La Villa de Santa María de los Lagos, emitida en 1808 de una manera artesanal y siguiendo la antigua costumbre de los negocios que acuñaban su propia moneda de cambio con siglas y monogramas.

Esta moneda municipal de Lagos se emitió en tres metales: cobre, bronce y plata. Al parecer tenían el mismo valor de una cuartilla. En su anverso se puede ver el escudo de la ciudad y se lee: “Ilustre

Ayuntamiento de Lagos”. En el reverso, en la parte central, aparecen dos mundos fundiéndose y representando el encuentro de estos. En la parte superior de ambos mundos, se aprecia una corona ceñida por el nombre de Fernando VII y, en la parte inferior una ornamentación fitomorfa con rama de olivo y otra de laurel, símbolos de la paz y la victoria.

Durante la guerra de independencia, la economía del país se redujo drásticamente. La moneda de la monarquía dejó de circular casi en su totalidad y los alteños volvieron al antiguo sistema de trueque. Sin embargo, algunos municipios tomaron el ejemplo de Lagos, que ya tenía su propia moneda, y adoptaron ese sistema para activar de manera local su economía.

El pueblo de San Gaspar (de los Reyes) fue uno de los primeros que se unió al sistema, emitiendo su propia moneda en el año 1816. Casi al término de la independencia en 1820, dos pueblos más emitieron su moneda: Xalostotitlán y Teocaltiche. Sobre estas se conocen varios diseños, algunos fechados, pero aún se desconoce si fueron las primeras o si ya existían diseños anteriores.

En enero de 1824 en San Miguel el Alto, el Lic. Francisco Medina de la Torre detalla un dato interesante: comenzaron a circular en esta población monedas o fichas de otros poblados. Ante tal situación, el Ayuntamiento determinó que cada comerciante resellara diez pesos de esas monedas, lo que trajo como resultado una gran variedad de estos objetos. Muchos comerciantes aprovecharon las monedas existentes para ponerles el resello de su propio negocio. Otros las cortaban a la mitad o en fracciones para poder generar morralla o cambio y así reducir su valor. Por ejemplo, si las cuartillas se cortaban a la mitad, su valor se reducía a un octavo. Esta medida continuó ejecutándose a lo largo del mismo siglo.

Casi todos los pueblos de los Altos emitieron su propia moneda durante la época de independencia y años posteriores. Gracias a los buscadores de metales y coleccionistas, hoy podemos mencionar las de San Juan de los Lagos, Tepatitlán, Encarnación (La Chona) y Acasico. Posiblemente otros pueblos también adoptaron su propio sistema monetario, el cual funcionó de maravilla entre los alteños de manera provisional.

Al establecerse, el gobierno mexicano comenzó a emitir su nueva moneda de circulación oficial, por lo que se fueron sustituyendo las monedas provisionales, entre ellas las municipales. Así consta en los siguientes datos documentados: “Durante el año de 1837 el día 25 del mes de marzo, los comerciantes de esta población, se resistían en tomar la moneda de cobre que el actual circulaba, presentando ellos que en la capital y varios pueblos se ha publicado por bando en que debe tomar la citada moneda de cobre por la mitad de su valor.

Así mismo el día 28 del mismo mes y año, al circular monedas particulares de cobre, se acordó que circulen a mitad de precio y que las de Zacatecas y Jalisco, si tendrán su valor pero solo en sus departamentos” [sic] .

A partir del anterior fragmento vemos la decadencia que comenzó a tener este sistema monetario provisional, que ingeniosamente sirvió a los alteños para seguir dando vida a sus comercios, sin permitir que mermara la economía regional.

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