Decimo cuarto domingo del T.O

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NEXO ENTRE LAS LECTURAS El cristianismo no pocas veces parece paradójico, precisamente por unir en sí en armonía realidades que se contraponen. Las lecturas de este domingo nos plantean una de esas paradojas: El rey mesías que se encamina hacia Jerusalén humilde y montado en un asno (primera lectura); Jesús, maestro y señor, que se llama a sí mismo sencillo y humilde de corazón, y que además afirma que su yugo es suave y su carga ligera (Evangelio); san Pablo que, en la carta a los Romanos, razona, siguiendo las huellas de Cristo, de un modo peculiar, que se resume en morir para vivir: "Si mediante el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis". La paradoja del mesías. El mesías esperado en el AT es el mesías rey, descendiente de David, que habría de entrar en Jerusalén como un gran monarca sobre su caballo, después de haber conquistado de nuevo el entero reino davídico. Zacarías menciona un rey, justo y victorioso sí, pero humilde y montado en un asno, en un joven borriquillo. El cristianismo ha visto realizada esta profecía en Jesús, el mesías esperado por Israel y por todos los pueblos, un mesías rey, pero que reina -¡qué misterio!- desde el trono de la cruz, en medio del sufrimiento más atroz. La paradoja del amor. El texto de san Mateo reproduce, como en un cuadro, el amor paradójico de Jesús. Esa paradoja que supone la humillación más anonadante de la grandeza más sublime y consciente, la del Hijo de Dios, por medio de la encarnación. La paradoja del Señor y del Maestro que, en su sencillez y humildad de corazón, pone sobre sus hombros la carga y el yugo, a fin de que a nosotros, sus siervos agobiados ante el peso, nos resulte la carga más ligera y a nosotros, sus discípulos fatigados por

leyes y preceptos, se los haga más suave su yugo. La paradoja de la gracia. En la existencia cristiana los términos "morir vivir" son correlativos, es decir, hay que morir para vivir. Es la muerte a las obras de la carne, para que resucite el hombre nuevo, que vive según el Espíritu. Es la muerte en sentido ascético, y, si Dios lo quiere, también en sentido real, hasta el martirio cruento, para que viva Cristo en nosotros con un modo de vivir que pertenece a otra realidad diversa del mundo, por más que esté plenamente incrustada en él, pues el cristiano no es del mundo, pero está en el mundo como levadura y como luz. LECTURAS PARA LA SEMANA XIV Semana del Tiempo de Ordinario II Semana del Salterio, Tomo II Años impares (I) Lunes 6

Os 2,16.17-18.21-22; Sal 144, 2-9; Mt 9,18-26

Martes 7

Os 4,1;8,4-7.11-13; Sal 113B,3-7ab.810; Mt 9,32-38

Miércoles 8 Jueves 9

Os 10,1-3.7-8.12; Sal 104,2-7; Mt 10,1-7 Os 11,1-4.8c-9; Sal 79,2ac.3b.15-16; Mt 10,7-15

Viernes 10

Os 14,2-10; Sal 50,3-4.8-9.12-14.17; Mt 10,16-23

Sábado

Is 6,1-8; Sal 92,1-2.5; Mt 10,24-33

11 Comisión de Pastoral Litúrgica Arquidiócesis de San Salvador 2020

DÉCIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

MISAL DOMINICAL DE LOS FIELES 5 de julio de 2020 RITOS INICIALES MONICIÓN INICIAL El Señor nos reúne de nuevo en el domingo para celebrar la Eucaristía en el Día del Señor. En este nuestro mundo tan marcado por el dolor y la injusticia, por las prisas y el agobio, Jesús nos invita a llevar a todas partes su modo de actuar: humilde, sencillo, cercano a los pobres y a los que sufren, que acoge y libera. Un modo de actuar que tiene su fundamento en una profunda confianza en Dios, que es amor y bondad. Como nos dirá luego en el Evangelio: “Vengan a mí todos los que estén cansados y agobiados y yo les aliviaré”. Iniciemos nuestra celebración. ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 47, 10-11 Meditamos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está llena de justicia.

Verde/ Ciclo A Tú, que manifiestas tu amor a los sencillos: R/. Señor, ten piedad. Tú, que conoces el amor misericordioso del Padre: R/. Cristo, ten piedad. Tú, que invitas a los agobiados a encontrar descanso en ti: R/. Señor, ten piedad. Se dice Gloria. ORACIÓN COLECTA eñor Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo reconstruiste el mundo derrumbado, concede a tus fieles una santa alegría para que, a quienes rescataste de la esclavitud del pecado, nos hagas disfrutar del gozo que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

S

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Saludo: El Señor que dirige nuestros corazones para que amemos a Dios esté con todos ustedes. Acto Penitencial Al comenzar esta celebración, pidamos a Dios que nos conceda el arrepentimiento y la conversión, para que con un corazón semejante al suyo acrecentemos nuestra comunión con los hermanos. Reconozcamos en silencio nuestros pecados.

LITURGIA DE LA PALABRA Monición a la primera lectura El Profeta anuncia al pueblo de Israel una noticia alegre y llena de esperanza: llegará la liberación y la salvación por medio de un Rey justo, misericordioso, valiente y pacífico. Escuchemos con atención. Del libro del profeta Zacarías

E

9,9-10

sto dice el Señor: “Alégrate sobremanera, hija de Sión; da gritos de júbilo, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado en un burrito.


Él hará desaparecer de la tierra de Efraín los carros de guerra y de Jerusalén, los caballos de combate. Romperá el arco del guerrero y anunciará la paz a las naciones. Su poder se extenderá de mar a mar y desde el gran río hasta los últimos rincones de la tierra” Palabra de Dios Monición para el Salmo El salmo alaba y bendice al Señor porque es bondadoso y compasivo. Participamos de esta oración, exclamando: Del salmo 144 R/. Acuérdate, Señor, de tu misericordia. Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte. R/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/. El Señor es siempre fiel a sus palabras, y lleno de bondad en sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R/. Que te alaben, Señor, todas tus obras, y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.

Monición para la segunda lectura El apóstol san Pablo nos exhorta a superar los criterios de este mundo y nos invita a dejarnos conducir por el Espíritu de Dios. Escuchemos.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 8,9.11-13

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ermanos: Ustedes no viven conforme al desorden egoísta del hombre, sino conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes. Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en ustedes. Por tanto, hermanos, no estamos sujetos al desorden egoísta del hombre, para hacer de ese desorden nuestra regla de conducta. Pues si ustedes viven de ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario, si con la ayuda del Espíritu destruyen sus malas acciones, entonces vivirán. Palabra de Dios Monición para el evangelio En el Evangelio de hoy, Jesús nos enseña que la Buena Nueva es un mensaje de liberación, paz y descanso dirigido a todos aquellos que quieren recibirlo con corazón sencillo. Dispongámonos humildemente a escucharlo entonando el Aleluya. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO R/. Aleluya, aleluya. Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/. Aleluya, aleluya.

E

Del santo Evangelio según san Mateo 11,25-30

n aquel tiempo, Jesús exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a

los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. Palabra del Señor Se dice Credo Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. ORACIÓN DE LOS FIELES Padre bueno, Tú nos has enviado a tu Hijo, para que en Él aprendiéramos a ser mansos y humildes de corazón y así hallaremos descanso para nuestra vida. A cada petición diremos: Ayúdanos a ser sencillos y humildes de corazón. 1. Por la Iglesia, para que fiel al Espíritu Santo, continúe acogiendo con especial solicitud a los más olvidados y colabore a recuperar la confianza y las ganas de seguir adelante. OREMOS

2. Por nuestros gobernantes, para que, iluminados por el Espíritu Santo, defiendan la vida y con la colaboración de todos, reconstruyan la vida de nuestro país. OREMOS 3. Por todos los que se sienten cansados y agobiados en la vida, para que recuperen su confianza en Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos. OREMOS 4. Por nuestros difuntos. Para que Dios Padre misericordioso les dé el descanso y la paz en compañía de todos los santos. OREMOS 5. Por nosotros y por nuestra Comunidad. Para que seamos siempre un ejemplo de servicio a los demás y sepamos sembrar esperanza a nuestro alrededor. OREMOS Escucha, Padre, nuestra oración, y guía nuestros corazones hacia ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. LITURGIA EUCARÍSTICA ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS a oblación que te ofrecemos, Señor, nos purifique, y nos haga participar, de día en día, de la vida de reino glorioso. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Prueben y vean qué bueno es el Señor; dichoso quien se acoge a él. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN eñor, que nos has colmado con tantas gracias, concédenos alcanzar los dones de la salvación y que nunca dejemos de alabarte. Por Jesucristo, nuestro Señor.

S


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