NEXO ENTRE LAS LECTURAS El cristianismo no pocas veces parece paradójico, precisamente por unir en sí en armonía realidades que se contraponen. Las lecturas de este domingo nos plantean una de esas paradojas: El rey mesías que se encamina hacia Jerusalén humilde y montado en un asno (primera lectura); Jesús, maestro y señor, que se llama a sí mismo sencillo y humilde de corazón, y que además afirma que su yugo es suave y su carga ligera (Evangelio); san Pablo que, en la carta a los Romanos, razona, siguiendo las huellas de Cristo, de un modo peculiar, que se resume en morir para vivir: "Si mediante el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis". La paradoja del mesías. El mesías esperado en el AT es el mesías rey, descendiente de David, que habría de entrar en Jerusalén como un gran monarca sobre su caballo, después de haber conquistado de nuevo el entero reino davídico. Zacarías menciona un rey, justo y victorioso sí, pero humilde y montado en un asno, en un joven borriquillo. El cristianismo ha visto realizada esta profecía en Jesús, el mesías esperado por Israel y por todos los pueblos, un mesías rey, pero que reina -¡qué misterio!- desde el trono de la cruz, en medio del sufrimiento más atroz. La paradoja del amor. El texto de san Mateo reproduce, como en un cuadro, el amor paradójico de Jesús. Esa paradoja que supone la humillación más anonadante de la grandeza más sublime y consciente, la del Hijo de Dios, por medio de la encarnación. La paradoja del Señor y del Maestro que, en su sencillez y humildad de corazón, pone sobre sus hombros la carga y el yugo, a fin de que a nosotros, sus siervos agobiados ante el peso, nos resulte la carga más ligera y a nosotros, sus discípulos fatigados por
leyes y preceptos, se los haga más suave su yugo. La paradoja de la gracia. En la existencia cristiana los términos "morir vivir" son correlativos, es decir, hay que morir para vivir. Es la muerte a las obras de la carne, para que resucite el hombre nuevo, que vive según el Espíritu. Es la muerte en sentido ascético, y, si Dios lo quiere, también en sentido real, hasta el martirio cruento, para que viva Cristo en nosotros con un modo de vivir que pertenece a otra realidad diversa del mundo, por más que esté plenamente incrustada en él, pues el cristiano no es del mundo, pero está en el mundo como levadura y como luz. LECTURAS PARA LA SEMANA XIV Semana del Tiempo de Ordinario II Semana del Salterio, Tomo II Años impares (I) Lunes 6
Os 2,16.17-18.21-22; Sal 144, 2-9; Mt 9,18-26
Martes 7
Os 4,1;8,4-7.11-13; Sal 113B,3-7ab.810; Mt 9,32-38
Miércoles 8 Jueves 9
Os 10,1-3.7-8.12; Sal 104,2-7; Mt 10,1-7 Os 11,1-4.8c-9; Sal 79,2ac.3b.15-16; Mt 10,7-15
Viernes 10
Os 14,2-10; Sal 50,3-4.8-9.12-14.17; Mt 10,16-23
Sábado
Is 6,1-8; Sal 92,1-2.5; Mt 10,24-33
11 Comisión de Pastoral Litúrgica Arquidiócesis de San Salvador 2020
DÉCIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
MISAL DOMINICAL DE LOS FIELES 5 de julio de 2020 RITOS INICIALES MONICIÓN INICIAL El Señor nos reúne de nuevo en el domingo para celebrar la Eucaristía en el Día del Señor. En este nuestro mundo tan marcado por el dolor y la injusticia, por las prisas y el agobio, Jesús nos invita a llevar a todas partes su modo de actuar: humilde, sencillo, cercano a los pobres y a los que sufren, que acoge y libera. Un modo de actuar que tiene su fundamento en una profunda confianza en Dios, que es amor y bondad. Como nos dirá luego en el Evangelio: “Vengan a mí todos los que estén cansados y agobiados y yo les aliviaré”. Iniciemos nuestra celebración. ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 47, 10-11 Meditamos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está llena de justicia.
Verde/ Ciclo A Tú, que manifiestas tu amor a los sencillos: R/. Señor, ten piedad. Tú, que conoces el amor misericordioso del Padre: R/. Cristo, ten piedad. Tú, que invitas a los agobiados a encontrar descanso en ti: R/. Señor, ten piedad. Se dice Gloria. ORACIÓN COLECTA eñor Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo reconstruiste el mundo derrumbado, concede a tus fieles una santa alegría para que, a quienes rescataste de la esclavitud del pecado, nos hagas disfrutar del gozo que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
S
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Saludo: El Señor que dirige nuestros corazones para que amemos a Dios esté con todos ustedes. Acto Penitencial Al comenzar esta celebración, pidamos a Dios que nos conceda el arrepentimiento y la conversión, para que con un corazón semejante al suyo acrecentemos nuestra comunión con los hermanos. Reconozcamos en silencio nuestros pecados.
LITURGIA DE LA PALABRA Monición a la primera lectura El Profeta anuncia al pueblo de Israel una noticia alegre y llena de esperanza: llegará la liberación y la salvación por medio de un Rey justo, misericordioso, valiente y pacífico. Escuchemos con atención. Del libro del profeta Zacarías
E
9,9-10
sto dice el Señor: “Alégrate sobremanera, hija de Sión; da gritos de júbilo, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado en un burrito.