ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN ue el efecto de este don celestial, Señor, transforme nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro sentir, lo que siempre inspire nuestras acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Q
NEXO ENTRE LAS LECTURAS La palabra "perdón" abunda en los textos de este domingo. Ante todo el perdón que Dios otorga: "El señor tuvo compasión de aquel siervo, lo dejó libre y le perdonó la deuda" (Mt 18, 27). Luego el perdón fraterno, condición necesaria y previa del perdón divino: "Perdona a tu prójimo la ofensa, y cuando reces serán perdonados tus pecados" (Sir 28,2). En tercer lugar, el perdón sin límites: "¿Cuántas veces he de perdonar a mi hermano cuando me ofenda? ¿Hasta siete veces? Jesús respondió a Pedro: No te digo siete veces, sino setenta veces siete" (Mt 18,21-22). Finalmente, el motivo del perdón, que no es otro sino nuestra pertenencia al mismo Señor: "Ninguno de nosotros vive para sí mismo...si vivimos, vivimos para el Señor" (Rom 14,7-8). Perdón pide perdón. El hombre perdonado por Dios, reconciliado con él, ha de seguir las huellas divinas del perdón, y saber también perdonar y reconciliarse con el hermano. Todos, en algún momento, ofendemos a los demás y recibimos ofensas de ellos. Perdonar a quienes nos ofenden y recibir el perdón de aquellos a quienes nosotros ofendemos, es la actitud que Dios espera de nosotros, y para la que nos da su gracia. Debe ser un perdón generoso, sin límites de ningún género: "hasta setenta veces siete". Debe ser un perdón que tiene su fuente en el perdón recibido de Dios: "¿No deberías haber tenido compasión de tu compañero, como yo la tuve de ti?" (Mt 18,33). Se trata además de un perdón que Dios ha querido como condición y requisito para Él perdonarnos: "Perdona a tu prójimo la ofensa, y cuando reces serán
perdonados tus pecados" (Sir 28,2). Debe ser un perdón motivado por el hecho de que el cristiano no se pertenece a sí mismo, sino al Señor, y por tanto lo que hace lo hace por el Señor; así es que hemos de manifestarle respeto, aunque piense y actúe diversamente de nosotros, y, si alguna vez nos sentimos ofendidos, hemos de saber perdonarle de corazón (Rom 14,5-9). Un perdón, finalmente, que perdure vivo y sincero en el tiempo, dejando fuera del corazón y de las obras cualquier forma de rencor, venganza y resentimiento, porque "el que alimenta rencor contra otro, ¿cómo puede pedir curación al Señor?" (Sir 28,3).
LECTURAS PARA LA SEMANA XXIV Semana del Tiempo de Ordinario IV Semana del Salterio, Tomo IV Años impares (I)
VIGÉSIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
MISAL DOMINICAL DE LOS FIELES 13 de septiembre de 2020 RITOS INICIALES MONICIÓN INICIAL El Señor nos reúne de nuevo en el domingo y se hace presente en medio de nosotros al celebrar la Eucaristía. Jesús nos va a plantear hoy la radicalidad del perdón. Los cristianos, como miembros de una Iglesia nacida del perdón y la reconciliación de Dios, por medio de su Hijo, nos sabemos ya perdonados. A la vez, como comunidad formada por hombres, somos pecadores y estamos necesitados de perdón. Pero no podemos pedir perdón a Dios y sentirnos perdonados, si nosotros no hacemos lo mismo con nuestros hermanos. Disponemos nuestro corazón para este encuentro con el Señor y con los hermanos.
Lunes 14
Exaltación de la Santa Cruz: Nm 21,4b-9; Sal 77,1-2.34-38; Flp 2,6-11; Jn 3,13-17
Martes 15
1Co 12,12-14.27-31a; Sal 99,2-5; Lc 7,11-17
ANTÍFONA DE ENTRADA Sir 36, 18 Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así las palabras de tus profetas; escucha las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo Israel.
1Co 12,31 – 13,13; Sal 32,2-5.12.22; Lc 7,31-35
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Jueves 17
1Co 15,1-11; Sal 117,1-2.16-17.28; Lc 7,36-50
Viernes 18
1Co 15,12-20; Sal 16,1.6-7.8b.15; Lc 8,1-3
Saludo: Que el amor de Dios Padre, la misericordia de Jesucristo, nuestro Señor y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos ustedes.
Sábado
1Co 15,35-38.42-49; Sal 55,10-14; Lc 8,4-15
Miércoles 16
19
Comisión de Pastoral Litúrgica Arquidiócesis de San Salvador 2020
Acto Penitencial La libertad es uno de los mayores dones que Dios nos ha concedido. Pero nosotros no la sabemos administrar bien y pecamos. En silencio, pidamos perdón al Señor. Tú, que ofreces un perdón sin límites: R/. Señor, ten piedad.
Verde/ Ciclo A
Tú, que nos enseñas a amar y a perdonar: R/. Cristo, ten piedad. Tú, que eres Señor de vivos y muertos: R/. Señor, ten piedad. Se dice Gloria. ORACIÓN COLECTA eñor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón, para que experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
S
LITURGIA DE LA PALABRA Monición a la primera lectura Las palabras del sabio nos invitan a reflexionar sobre cómo actuamos ante el mal que nos hacen los demás. Dios, que siempre perdona, debe ser nuestro modelo. Atendamos a la voz de su Palabra. Del libro del Eclesiástico (Sirácide)
C
27, 33—28,9
osas abominables son el rencor y la cólera; sin embargo, el pecador se aferra a ellas. El señor se vengará del vengativo y llevará rigurosa cuenta de sus pecados. Perdona la ofensa a tu prójimo, y así, cuando pidas perdón se te perdonarán tus pecados. Si un hombre le guarda rencor a otro, ¿le puede acaso pedir la salud al Señor? El que no tiene compasión de un semejante, ¿cómo pide perdón de sus pecados? Cuando el
hombre que guarda rencor pide a Dios el perdón de sus pecados, ¿hallará quien interceda por él? Piensa en tu fin y deja de odiar, piensa en la corrupción del sepulcro y guarda los mandamientos. Ten presentes los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo. Recuerda la alianza del Altísimo y pasa por alto las ofensas. Palabra de Dios Monición para el Salmo En respuesta a la infinita misericordia de Dios, el Salmo recuerda su bondad y compasión. Participamos de esta oración, aclamando: Del salmo 102 R/. El Señor es compasivo y misericordioso. Bendice al Señor, alma mía; que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R/.
conciencia de ello, y a vivir en conformidad con la voluntad de Dios. De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 14, 7-9 ermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos. Palabra de Dios
H
Monición para el evangelio El mandamiento del amor es la base de nuestra vida cristiana. El ejemplo más grande lo recibimos de Dios; por eso, debemos corresponder al prójimo con la misma actitud misericordiosa del Padre hacia nosotros. Preparémonos a escuchar la Buena Nueva de salvación, alabando al Señor. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R/. El Señor no nos condena para siempre, ni nos guarda rencor perpetuo. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R/. Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande tu misericordia; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama. R/. Monición para la segunda lectura La vida del cristiano está inevitablemente unida al misterio pascual de Cristo. Así lo entendió el apóstol san Pablo, que ahora nos invita a tomar
R/. Aleluya, aleluya. Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R/. Aleluya, aleluya.
╬
E
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35
n aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”. Entonces Jesús les dijo: “El reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo
vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda. Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía. Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”. Palabra del Señor
2. Por nuestra Patria. Para que el Señor la proteja y aleje de ella todo mal. OREMOS 3. Por todos los que sufren por diversas causas. Para que Dios se muestre con ellos como un verdadero Padre. OREMOS 4. Por los que introducen la ira y emplean la venganza. Para que el Señor toque sus corazones con una llamada a la paz y la compasión. OREMOS 5. Por todos los que se cansan de perdonar. Para que Dios les conceda un corazón semejante al suyo. OREMOS 6. Por los que han muerto en nuestro País. Para que sean recibidos en la región de la luz y de la paz. OREMOS 7. Por nosotros. Para que nuestro gran amor nos impulse a la participación ciudadana responsable y a la búsqueda del bien común. OREMOS Padre celestial, escucha las peticiones que te dirigimos, y concédenos lo que con fe te hemos pedido. Por Jesucristo, nuestro Señor. LITURGIA EUCARÍSTICA
Se dice Credo ORACIÓN DE LOS FIELES A Dios Padre compasivo que perdona nuestros pecados y cura nuestras enfermedades, presentémosle nuestras súplicas por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero. A cada petición diremos: ¡Ten paciencia con nosotros, Señor! 1. Por la Iglesia. Para que sea una casa de puertas abiertas, donde todos puedan experimentar el amor compasivo del Padre. OREMOS
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS é propicio, Señor, a nuestras plegarias y acepta benignamente estas ofrendas de tus siervos, para que aquello que cada uno ofrece en honor de tu nombre aproveche a todos para su salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
S
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Señor Dios, qué preciosa es tu misericordia. Por eso los hombres se acogen a la sombra de tus alas.