Tercer domingo de Pascua

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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN irige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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BENDICION SOLEMNE Que Dios todopoderoso, los bendiga en este día solemnísimo de Pascua y, compadecido de ustedes, los guarde de todo pecado. R/. Amén. Que les conceda el premio de la inmortalidad aquel que los ha redimido para la vida eterna con la resurrección de su Unigénito. R/. Amén. Que ustedes, que una vez terminados los días de la Pasión, celebran con gozo la fiesta de la Pascua del Señor, puedan participar, con su gracia, del júbilo de la Pascua eterna. R/. Amén. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes. R/. Amén. ________________________________________ Él, la tarde de Pascua, abre la mente de los discípulos al misterio de su muerte y resurrección y les dice: “Ustedes son testigos de todo esto”. Los Apóstoles, que vieron con los propios ojos a Cristo resucitado, no podían callar su extraordinaria experiencia. Él se había mostrado a ellos para que la verdad de su resurrección llegara a todos mediante su testimonio. Y la Iglesia tiene la tarea de prolongar en el tiempo esta misión; cada bautizado está llamado a dar testimonio, con las palabras y con la vida, que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo y presente en medio de nosotros. Todos nosotros estamos llamados a dar testimonio de que Jesús está vivo.

Podemos preguntarnos: pero, ¿quién es el testigo? El testigo es uno que ha visto, que recuerda y cuenta. Ver, recordar y contar son los tres verbos que describen la identidad y la misión. El testigo es uno que ha visto, con ojo objetivo, ha visto una realidad, pero no con ojo indiferente; ha visto y se ha dejado involucrar por el acontecimiento. Por eso recuerda, no solo porque sabe reconstruir en modo preciso los hechos sucedidos, sino también porque aquellos hechos le han hablado y él ha captado el sentido profundo. Entonces el testigo cuenta, no de manera fría y distante sino como uno que se ha dejado poner en cuestión y desde aquel día ha cambiado de vida. El testigo es uno que ha cambiado de vida. Papa Francisco Homilía, 19 de abril de 2015

LECTURAS PARA LA SEMANA III SEMANA DEL TIEMPO DE PASCUA. III SEMANA DEL SALTERIO TOMO II

19 20 21 22 23 24

L

Hch 6,8-15; Sal 118,23-24.2627.29-30; † Jn 6,22-29

M

Hch 7,51—8,1; Sal 30,3-4.68.17.21; † Jn 6,30-35

M

Hch 8, 1-8; Sal 65, 1-7; † Jn 6, 35-40

J

Hch 8,26-40; Sal 65,8-9.1617.20; † Jn 6,44-51

V

Hch 9,1-20; Sal 116,1-2; † Jn 6,52-59

S

Hch 4, 23-31; Sal 2, 1-9; † Jn 3, 1-8

Comisión de Pastoral Litúrgica Arquidiócesis de San Salvador 2021

TERCER DOMINGO DE PASCUA

MISAL DOMINICAL DE LOS FIELES 18 de abril de 2021 RITOS INICIALES MONICIÓN INICIAL Jesús resucitado nos ha reunido en este tercer domingo de Pascua, como todos los domingos, en torno a su mesa. Esto es la Pascua: que Él, el crucificado, vive y nos acompaña, se hace presente en medio de nosotros y nos da su Espíritu. Nosotros somos débiles, como lo eran los apóstoles que, tras haberle seguido por los caminos de Palestina, fueron incapaces de permanecer a su lado cuando las cosas se pusieron difíciles. Pero ahora, a aquellos discípulos asustados, Jesús los vuelve a reunir, y les encarga ser testigos de su amor y de su salvación, como nos lo encarga también hoy a nosotros. Jubilosos celebremos, como una sola familia, esta Santa Eucaristía. De pie, cantamos. ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 1-2 Aclama a Dios, tierra entera. Canten todos un himno a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Saludo: El Dios de la vida, que ha resucitado a Jesucristo, rompiendo las ataduras de la muerte, esté con todos ustedes. [El rito de la bendición y aspersión del agua bendita sustituye el acto penitencial y puede utilizarse todos los domingos del tiempo pascual] Acto Penitencial En el día que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, reconozcamos que

Blanco/ Ciclo B estamos necesitados de la misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva. Tú que resucitaste lleno de gloria: R/. Señor, ten piedad. Tú que nos haces pasar de la muerte a la Vida: R/. Cristo, ten piedad. Tú que nos llamas a vivir como resucitados: R/. Señor, ten piedad. Se dice Gloria. ORACIÓN COLECTA ios nuestro, que tu pueblo se regocije siempre al verse renovado y rejuvenecido, para que, al alegrarse hoy por haber recobrado la dignidad de su adopción filial, aguarde seguro con gozosa esperanza el día de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

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LITURGIA DE LA PALABRA Monición a la primera lectura El testimonio de los Apóstoles es éste: la muerte en cruz de Jesús es fruto de la ignorancia del pueblo y de las autoridades. Nadie supo reconocer en Jesús al enviado de Dios, a su Hijo. Pero Dios le resucitó, dando así razón y sentido a toda su vida. Este acontecimiento cambia radicalmente la historia y la vida. Acogemos su reflexión e invitación. Del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 13-15. 17-19


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