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LA MEMORIA EN LA EDUCACIÓN ¿NECESARIA O NO?
LA MEMORIA EN LA EDUCACIÓN ¿NECESARIA O NO? Una mirada desde la neurobiología
Mtro. Jorge Onésimo Chávez Sánchez Profesor de Ciencias Naturales (Escuela de Ciencias Biológicas UAC), Maestría en Salud Pública (Facultad de Medicina UJED), Diplomados en Investigación Educativa, Planeación Estratégica y Seguridad Social, así como el Curso Superior de Capacitación Docente en Neurociencias. Cuenta con dos certificaciones CONOCER en: Impartición de cursos (EC0217) y Elaboración de Proyectos de aprendizaje (EC0121).
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Se ha desempeñado como docente en diferentes niveles educativos, en instituciones de educación básica, media básica y superior. Actualmente Asesor Pedagógico en la Unidad de Formación Continua y Superación Profesional en la Región Laguna de Durango.
Conferencista y tallerista a nivel regional y nacional en temas de: Pedagogía, Neurociencias, Biología y Química.
Obtuvo el Reconocimiento Nacional SEP “Ignacio Manuel Altamirano” por su Desempeño en la Carrera Magisterial 2007 en el área de Ciencias Naturales. L a memoria ha jugado siempre un papel fundamental en los diversos paradigmas, explicada desde el enfoque de distintos métodos de enseñanza y aprendizaje; la práctica docente se ha desarrollado bajo la perspectiva de varias corrientes pedagógicas, la memoria es y ha sido un concepto que genera polémica en el trabajo docente, por lo que en la actualidad existen distintos puntos de vista a favor o en contra, para utilizar la
“memoria” en el aula como una herramienta útil para lograr los aprendizajes en los alumnos.
Un modelo de enseñanza se construye generalmente considerando dos grandes e importantes áreas como la psicología y la pedagogía, sin embargo es necesario abonar a la consolidación de una visión educativa con un enfoque integral, por lo que se debe incluir en su construcción, la objetividad y evidencias, de otras disciplinas como las neurociencias, que permitan transitar por nuevas rutas, en el conocimiento y comprensión de los seres humanos, en particular el proceso de enseñanza y aprendizaje, a través de la incorporación de elementos científicos y tecnológicos de avanzada. Este tema cobra relevancia a partir de diversos estudios realizados con profesores, como la investigación: “Neuromitos educativos entre docentes en América Latina”, el cual se realizó a 3451 docentes latinoamericanos, el cual arrojó como resultado, que tienen conceptos erróneos importantes sobre la neurociencia, particularmente cuando se abordan aspectos sobre la estructura y función del cerebro; esto se confirma en el año 2019, por la Dra. Tracey Tokuhama profesora de la Universidad de Harvard, especialista en neurociencia educativa, quien señala que de acuerdo a sus investigaciones, en el mundo más del 50 por ciento de los docentes cree en neuromitos, siendo América Latina quien cuenta con la estadística más alta, lo anterior en su opinión va en perjuicio de la educación y limitan su desarrollo de manera adecuada. Cabe mencionar que, en las diversas oportunidades que tuvo para
colaborar la Unidad de Formación Continua del estado con distintos niveles de educación básica y en instituciones formadoras de docentes, mediante actividades que les permitieron a los profesores compartir sus experiencias, conocimientos y necesidades sentidas en el ámbito escolar sobre el tema de la memoria, nos permite hacer un balance que indica que en efecto existe una importante ventana de oportunidad en esta área.
Por lo anterior posibilitar que los docentes accedan al conocimiento y comprensión de la memoria, a partir de los principios de la neurobiología, les permitirá valorar y reflexionar con otros elementos sobre esta importante función y ponderar que además de posibilitar la mejora de la práctica docente, trasciende también en la vida cotidiana y permite entender el vínculo biológico indisoluble con el aprendizaje en el cerebro de los seres humanos.
La importancia de entender el funcionamiento psicobiológico de la memoria, también queda patente en investigaciones del conocido filósofo y pedagogo
español José Antonio Marina, quien nos explica que para poder actuar resulta necesario recurrir a aquello que hemos guardado en nuestra memoria, es decir no podemos cancelar la memorización, pues hacerlo comprometería el acceder a procesos de aprendizaje que conllevan a otros de mayor complejidad.
De igual manera y con la intención de valorar de forma multidisciplinaria el tema, mencionamos también la opinión del Neurocientífico mexicano de la UNAM, el Dr. Federico Bermúdez Rattoni experto en el estudio fisiológico de la memoria, quien destaca en sus investigaciones que: “Si no hay memoria no hay aprendizaje y si no hay aprendizaje no hay memoria”.
Resulta pues una tarea importante, promover y propiciar el conocimiento sobre los descubrimientos científicos actuales, que aporta la neurobiología, que eviten la reproducción de neuromitos y ayuden a los docentes, quizá no para resolver, pero sí para orientar de manera más eficaz su trabajo en las aulas y en el diseño de mejores estrategias pedagógicas.
Por lo anteriormente expuesto, consideramos, una necesidad básica en el ámbito educativo, diseñar actividades con y para los docentes, en primer lugar con la intención de involucrarlos en el conocimiento de cómo funciona la memoria incluyendo criterios biológicos, resaltando por ejemplo que las “neuronas de la memoria” pueden localizarse en tres importantes áreas cerebrales: la corteza prefrontal, el hipocampo y la amígdala, explicando además cómo pueden estimularse dichas áreas o que puede perjudicarlas; en segundo término para utilizar herramientas con un sustento biológico, que permitan dar un entrenamiento a la memoria con el propósito de aumentar su eficacia y rendimiento, y tercero aprovechar una valiosa oportunidad para incorporar en la práctica docente, nuevos conceptos y actividades educativas que propicien mejores experiencias de aprendizaje, no solo en el aula, sino en los distintos ámbitos de la vida, considerando los valiosos aportes de la neurobiología, que permitan revalorar esta trascendental función como es la memoria.
UN NUEVO COMIENZO
¿A qué nos enfrentamos como psicólogos en este nuevo panorama de la educación?
Ma. Guadalupe Barrera Arias
Psicóloga USAER Tamazula 1
Sin duda desde las diferentes oportunidades de intervención y socialización que nos ofrece esta realidad de contingencia y confinamiento, nos toca descubrir los nuevos retos, ampliar las habilidades con las que día a día convivimos para el cumplimiento de nuestras funciones, pero también, se nos
presentan muchas otras dificultades y retos que superar, primeramente desde el terreno personal, como hijos, alumnos, padres e integrantes de una familia y después como prestadores de un servicio, puesto que aun cuando todos los días centramos nuestros esfuerzos en delimitar lo personal de lo laboral, y cumplir enteramente una función impecable, esta parte siempre se verá involucrada. Desde el pasado mes de marzo cuando esta situación iniciaba, experimentamos momentos de ser parte de una familia y responsables de la educación de los alumnos, al mismo tiempo, en condiciones totalmente diferentes, sin guarderías para los niños, no contacto social para la enseñanza de los alumnos, u observación directa para la identificación de factores de riesgo o situaciones a atender, definitivamente enfrentamos nuestro quehacer con recursos personales, y buscamos en cada momento como construir lo que hasta ahora no necesitábamos con urgencia y la pandemia evidenciaba.
Es bien sabido desde los inicios de estudios tanto en la psicología como en la educación que el desarrollo humano, depende en gran medida de los procesos de socialización e interacción cotidiana, somos seres que necesitamos el constante contacto social, nuestros aprendizajes se consolidan a través de la observación e imitación de conductas, y hasta el día de hoy las escuelas nos brindaban la posibilidad de involucrar a los alumnos de forma activa en cada uno de los procesos de manera que minimizaban el sesgo de la diversidad entre familias. En este nuevo reto enfrentado, se hace más notoria la desigualdad social, política y económica, al debilitarse aquellos escenarios, y sumarle posibilidades de aprender en contextos adecuados a quien los tiene y restarle las posibilidades de acceder y manejar los
contenidos a las familias que no cuentan con accesibilidad a las tecnologías, a espacios adecuados, entre otras características que nos llevan a identificar que no solo dejamos de lado la importancia de atender el esparcimiento, el desarrollo físico motor, también se reducen las posibilidades de estimular nuestro cerebro, de atender su oxigenación y tristemente es algo de lo que poco podemos hablar, debido a los crecientes temores de contagiarnos, de infectar a otros y el riesgo inminente en el que nos encontramos, sin embargo, bien vale la pena, precisar en las consecuencias directas que nos acarrea la situación actual y a su vez los retos que enfrentamos.
Tal es el caso de las tecnologías, que si bien desde hace algunas generaciones han significado importantes pasatiempos para los estudiantes y los llevan a vivir el esparcimiento de forma sedentaria, es en esta ocasión aún más notorio y necesario para algunos, el uso de aparatos electrónicos que mantienen a los alumnos sentados y dentro de pequeños espacios en casa, tornando así la situación en el uso desmedido estos, lo que conlleva mayor aislamiento, aun dentro de casa, entre los miembros de las familias, se aumenta también la incidencia en situaciones de manejo emocional, complicaciones con depresión y ansiedad, ante las condiciones etc.
Si sumado a lo anterior hacemos notar que en nuestro país, previo a la situación de pandemia, apenas iniciaba el programa y peso, hacia la concientización y capacitación para atender la educación socioemocional, nos encontramos ante un panorama de analfabetismo emocional como lo han referido autores como Goleman, quien precisa
mente habla de las herramientas emocionales para potenciar las habilidades académicas, que son nuestro reto actual. ¿Cómo lograr motivar a los alumnos a continuar con la formación académica de la mejor forma?, comprometidos con un objetivo claro y de manera autodidacta en gran parte, puesto que lo hacemos a distancia, en este momento, nos quedamos sin los recursos tan utilizados en las aulas, para disciplinar alumnos, para regular conductas y mantener la atención con métodos de iniciativa y motivación para el maestro, pero que pocas veces los alumnos apropian como motivación personal o convicción propia, hasta ahora seguimos en el reto de intentar impartir educación socioemocional a los adultos encargados de la formación de alumnos, aún tenemos pendiente realizar revisiones constantes para identificar dónde somos mas efectivos, si cuando estudiamos de manera metódica y para fines externos, o cuando organizamos nuestro pensamiento y emoción para un mismo fin, de manera que lo realicemos en sintonía y las decisiones en función de esto se encaminen a decisiones e intereses personales, dando lugar así a la congruencia y al vivir en la práctica cada una de las cosas que inyectamos a los alumnos. En esta etapa, más que nunca enfrentamos el reto de atender el manejo emocional, el trabajo bajo presión, la diversidad de opiniones en cada una de las Comunidades de Aprendizaje a distancia y con esto emprendemos a la identificación de nuestros alumnos, y a impartir y forjar en ellos habilidades para que sean capaces de conseguir sus propios recursos, independientemente de la situación que atraviesen y las necesidades a las que se enfrenten.
Sin duda en este espacio, encontraremos historias devastadoras, escenarios increíbles, que consideramos no tendríamos en nuestras aulas, etc., sin embargo, seguimos formando, tal es el caso en el campo del psicólogo en educación especial, pues seguimos aten
diendo la diversidad, aun cuando las condiciones han cambiado y nuestras aulas ahora sean virtuales, nuestra función esta cercana a la atención de la vulnerabilidad.
La evaluación no termina pues las necesidades siguen presentes y probablemente han aumentado, cambiaron las condiciones, sin embargo ahora nos compete identificar esas barreras para el aprendizaje y la socialización desde la distancia, ahora probablemente no tenemos la necesidad de buscar la accesibilidad física a una institución que nos haga implementar una rampa para brindar atención a un joven con discapacidad, sin embargo tenemos retos todavía mayores, puesto que es necesario identificar la diversidad de cada contexto y generar espacios de atención para cada necesidad, nos compete identificar qué tiene cada hogar para ofrecerle a nuestros alumnos, cuán motivado se encuentra cada padre para enseñar y potenciar a su hijo, qué condiciones físicas podrán acondicionar para el espacio de estudio, si es que lo logran hacer, o de qué manera ahora los espacios comunes de casas pequeñas y con muchas otras ocupaciones se convertirán en los espacios de aprendizaje de los alumnos.
Alumnos, con dificultades para satisfacer necesidades básicas, como la alimentación; si bien requieren para la vida aprendizajes en el terreno académico, también es una realidad que priorizarán la atención a sus necesidades primarias, y a partir del principio de conocer a los alumnos, nuestra intervención desde el diagnóstico se encamina hacia establecer conocimientos y metas para forjar alumnos para la viada, con aptitudes, actitudes y valores en función de su contexto para lograr una adaptación y desempeño de acuerdo a las demandas sociales. Es momento de diseñar un plan de intervención para atender a la diversidad actual, con enfoque humano y centrado en las necesidades que se pueden atender y que a su vez nos guíe hacia construir esos aprendizajes significativos, aquellos que los orientan hacia la vida, hacia lo que todos los días queremos lograr, desde una opinión personal, sin respuestas correctas o incorrectas, nos corresponde ahora brindar los espacios para indagar en el tema socioemocional, en conocer mis recursos personales para saber cuánto puedo trasmitir al otro, es momento de ser empáticos a cada momento en el actuar, sin duda nos corresponde seguir en el proceso de intervención como hasta ahora, pero considerando las características de vida actual, la distancia afectiva entre familias, la frialdad en muchas de las actividades realizadas desde casa, nos alejan del compartir, del vivir en sociedad de manera empática, es momento de llevar esa capacidad para sentir y entender las condiciones del otro, las que
nos guiarán por una construcción activa de la educación socioemocional. Recordemos esforzarnos por conseguir, encaminar cada aprendizaje al saber y al sentir, de qué manera podemos conseguir el aprendizaje sin sacrificar al alumno, volviendo las tecnologías una necesidad para él. Que el docente y alumno cuenten con recursos personales para la reflexión, análisis y toma de decisiones en función de su rol y condición actual, pero promoviendo la autonomía y capacidad para la independencia. Es momento para dar paso a la identificación y conocimiento de las emociones, aprender de ellas y normalizar cada una como necesaria, oportuna y adecuada, nos genera aceptación y promueve la salud, misma que al hacer propia como adultos, trasmitimos al alumno para inculcarla como forma de vida, la atención a la salud mental sigue siendo tarea personal y herramienta fuerte para atender a la diversidad desde nuestra función docente. Que el trabajo bajo la presión emocional funja como un recurso para mitigar el encierro y condiciones y no como una carga que dificulte.