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“ESTRATEGIAS DE MUJERES EN LA GESTIÓN DE
RIESGOS DE DESASTRES LOCALES:
UNA PROPUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS PARA EL DESARROLLO TERRITORIAL SOSTENIBLE”
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Resumen Ejecutivo
El presente documento tiene como objetivo proponer políticas públicas con perspectiva de género en la gestión de riesgos de desastres locales de América Latina para el desarrollo territorial sostenible, reconociendo por un lado que las mujeres han experimentado múltiples vulnerabilidades debido a la desigualdad en las relaciones de género, entre otras desigualdades como las de clase, etnia, lugar. Sin embargo, las mujeres han sido estandarizadas en el marco de la vulnerabilidad, sin reconocer la capacidad de agencia que han tenido en procesos estratégicos de la planificación y ordenamiento de los territorios como se debatirá en este documento alrededor de la importancia de su accionar en la gestión de riesgos de desastres por medio de estrategias de cuidado, resistencia y adaptación.
Contextualización de la Gestión de Riesgos de Desastres Locales
Frente a la tendencia de nombrar a todo fenómeno natural como desastre, surge alrededor de los años ochenta la Red de Prevención en Riesgos de Desastres en América Latina que pone en debate los trabajos de la Sociología del Desastre y la Antropología del Riesgo, al plantear que el desastre no es natural sino un hecho social y un proceso complejo, que implica comprender que un territorio no es vulnerable únicamente por encontrarse en una zona de riesgo como América Latina, sino también por la forma en la que se ha gestionado ese riesgo y las condiciones históricas de cada territorio. Por ejemplo, las políticas públicas, la planificación, los actos de corrupción, la condición socioeconómica de la población, las acciones antisociales y los conflictos internos.
Cuando entendemos que el desastre va más allá del momento en el que ocurre la emergencia y la primera respuesta, comprendemos que lo más difícil viene en la fase de recuperación y reconstrucción, donde el objetivo es reestablecer las condiciones materiales, físicas y emocionales de la sociedad y prevenir escenarios de riesgo futuro, entendiendo al riesgo como el potencial de pérdidas que se pueden dar a partir de la vulnerabilidad de un territorio y las amenazas a las que se encuentra expuesto. En esa línea, Lavell (1997) sugiere estudiar el riesgo en la escala local porque resulta más próxima a la gente; y, que no se puede hablar de desarrollo sostenible sino se transversalizan los enfoques de gestión de riesgos de desastres locales y la perspectiva de género en la planificación de los territorios.
La Perspectiva de Género en la Gestión de Riesgos de Desastres Locales
En la gestión de riesgos de desastres locales se reconoce que hay una ausencia en la investigación y en la aplicación de nuevos abordajes como los mecanismos de respuesta desde la sociedad y la desigualdad entre grupos donde las mujeres han sido las más afectadas y las menos reconocidas por su trabajo reproductivo, productivo y comunitario para la prevención, atención y recuperación en un desastre.
Mujeres Y Ni As En
Probabilidades De Morir
en 141 países frente a distintas amenazas naturales lo que determina que no todas las personas son igualmente vulnerables o resilientes. Un ejemplo de esto se da en el tsunami asiático del 2004, donde el 70% de víctimas fatales fueron mujeres (Arana 2017 )
Esta realidad conocida a nivel técnico como una situación de múltiples vulnerabilidades ha sido estudiada en los debates teóricos como la Interseccionalidad de Género (Echegoyemberry 2018) que plantea que hay sistemas de poder como el género, la raza, etnicidad y clase que nos atraviesan a las mujeres y nos ponen en condición de desventaja frente a los hombres, pero también frente a otras mujeres. Un ejemplo ha sido la lucha desde el feminismo negro para demostrar que las situaciones de violencia a las que se ve expuesta una mujer negra no son las mismas que ha vivido la mujer blanca, sino que se agudizan por un color en el que se ha cargado una ideología social basada en la esclavitud, la explotación y la sexualización de cuerpos. Un ejemplo de eso fueron las violencias sexuales sobre las mujeres y niñas en República Dominicana en el proceso de migración después del terremoto de Haití en 2010 (Casares 2013)
Las múltiples vulnerabilidades como la sobrecarga del trabajo reproductivo que implica el cuidado de otras personas en la fase de emergencia; el riesgo de ser víctimas de violencia sexual, tráfico y trata; la poca participación en espacios de toma de decisiones; el menor acceso a crédito en la fase de recuperación para sostener los medios de vida; y, la carga emocional en las mujeres después de un fenómeno natural determinan una mayor vulnerabilidad en las mujeres y a la vez una anulación de la esencialidad de las mujeres como gestoras de un desarrollo más sostenible, que es posible como menciona Shiva (1988) cuando se reconoce las capacidades de las mujeres y de la naturaleza por medio de la resignificación del mundo desde las mujeres (Lagarde 2018)
Para esta resignificación es fundamental reconocer a las mujeres como actores de desarrollo. Por lo que en este documento se han planteado las estrategias que las mujeres lideran frente a los riesgos y amenazas, elementos que deberían ser reconocidos e incorporados en la planificación y ordenamiento territorial a través de políticas públicas donde se transversalice ambos enfoques, género y gestión de riesgos de desastres locales.
Estrategias desde las Mujeres frente al Riesgo: Cuidado, Resistencia y Adaptación
El modelo de desarrollo que como se ha mencionado se caracterizó por considerar a las mujeres como sujetos pasivos sin reconocer el trabajo reproductivo que permite la reproducción misma de la sociedad, toma un giro con el planteamiento de la Perspectiva de Género que apuesta a reinterpretar las ciudades y territorios entendiendo que el espacio no es homogéneo sino diverso, que se construye con las experiencias de hombres y mujeres; y, que de la misma forma debe ser reconocido como un espacio habitable para todos y todas.
Virginia García (2008) una de las mujeres que conformaron LA RED en Prevención de Riesgos de Desastres, plantea que las estrategias son construcciones sociales que parten de factores culturales de una sociedad frente al riesgo de desastres y convierten a esta sociedad en un actor fundamental para la prevención, la atención y la respuesta cuando ocurre un fenómeno natural, antrópico o climático.
En esta sección se van a desarrollar tres estrategias con ejemplos de experiencias en América Latina para demostrar que las mujeres son sujetas activas y actores estratégicos en la planificación de los territorios para un desarrollo sostenible. Una de las primeras estrategias, se ha denominado estrategias de cuidado, se basan en el concepto de cuidado de la economía feminista que permite la “reproducción de las condiciones que sostienen un sistema social” (Beneria 2019, 131) se articulan a la prevención y rompen la idea binaria de individuo y grupo social, se basan en el conocimiento local.
El cuidado se ha transferido de generación a generación por medio de saberes femeninos en la conservación de la tierra respetando los ciclos de la naturaleza; así también, en una cadena de cuidados entre madres, hijas, hermanas y amigas, para garantizar no solo los trabajos domésticos en la casa sino también el acompañamiento emocional sobre todo después de un evento adverso en el que se sobrecarga a la mujer del peso emocional ante las pérdidas materiales y humanas. Un ejemplo ha sido la organización de clubes de madres y comunidades de base en Sertao de Araripe en Brasil, quienes frente a la vulnerabilidad por las sequías se organizan para sobrevivir (Melo 1995)
Cristina Vega, Raquel Martínez y Myriam Paredes (2018) señalan que cuando el cuidado es sacado de los hogares, de las familias y los cuidados circulan, se denominan “cuidados comunitarios” (Santillana , y otros 2021, 85) Este tipo de cuidados se dieron por ejemplo, en Baños (Tungurahua, Ecuador) por mujeres de distintos grupos que se encargaron de acciones de cuidado en alojamientos temporales, garantía de la educación post evacuación y retorno, la generación de una olla común para el retorno a la ciudad, el registro de personas evacuadas, ferias de emprendimiento, raciones alimenticias, vigilia de casas, planes de evacuación (Parra 2022).
Otras estrategias son las estrategias de resistencia que implican “resistir a los marcos que buscan rechazar las formas de agencia” (Buttler , Gambetti y Sabsay 2016 , 6) formas en las que las mujeres han aportado al desarrollo (Olmedo 2018). El concepto de resistencia está vinculado a las relaciones de género que se han establecido en nuestra sociedad, relaciones que como plantea Foucault “traen a la luz relaciones de poder” (Touceda 2019, 175). Un ejemplo, es el caso de la activación del Volcán “La Soufriere” en Monserrat, donde las mujeres líderes organizaron desde los comités de distrito, el proceso de evacuación con la distribución equitativa de suministros (Soares 2005)
La última estrategia que abarca este documento es conocida en la gestión de riesgos de desastres como estrategias de adaptación, e implica habitar con el riesgo por medio de una convivencia desde acciones como la vigía del territorio, de la tierra y las amenazas naturales para pronosticar un evento adverso por medio de la observación ciudadana; y, aprovechar de manera sostenible los recursos. Por ejemplo, el uso de los minerales que se dan en los lahares por las mujeres para la agricultura en el caso del Volcán Tungurahua en Baños, Ecuador. Así también, en este mismo caso, la participación de las mujeres en la Red de Vigías durante más de veinte años, aportando a la planificación de distintas administraciones locales con la finalidad de fortalecer las capacidades de la población y mantener informadas a las autoridades y al Comité de Gestión de Riesgos.
Recomendaciones para una Política Pública de Desarrollo Territorial Sostenible desde los enfoques de género y gestión de riesgos de desastres locales.
En el marco de acuerdos internacionales los países de América Latina se han comprometido a alcanzar el desarrollo sostenible dentro del cual se plantea como objetivos la equidad de género, acción por el clima, y ciudades y comunidades sostenibles. Algunos países han articulado estos objetivos en programas de política pública como es el caso del Decálogo de “Mujeres Proactivas frente a la Emergencia” de Chile donde se establecen recomendaciones basadas en la situación particular de grupos distintos de las mujeres. Estas políticas fueron elaboradas por la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI) y el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) para garantizar la vida de las mujeres antes, durante y después de una emergencia. Con este breve ejemplo y los antecedentes que se han presentado durante el desarrollo del documento, se establecen las siguientes recomendaciones para una planificación con enfoque de gestión de riesgos y género que permita el desarrollo territorial sostenible.
> Reinterpretar e incorporar la Perspectiva de Género en la Normativa Nacional, Planes Nacionales, Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, Planes de Emergencia e instrumentos de planificación y ordenamiento del territorio.
> Generar procesos de paridad en la participación y elaboración de los planes de desarrollo y ordenamiento local, ordenanzas, y otros instrumentos en los que se vincula la gestión de riesgos de desastres locales y género.
> Analizar la estructura de las instituciones encargadas de la planificación y la gestión de riesgos de desastres, para incorporar la perspectiva de género en funcionarios/as e instituciones y evitar a la vez una hipermasculinización de las instituciones.
> Fortalecer las capacidades de las Mujeres frente al Riesgo de desastres por medio de un Plan Nacional o Estrategia Territorial de Saberes desde las Mujeres donde se reconozcan estrategias que permitirían acciones preventivas y de desarrollo sostenible en los territorios más allá de las acciones reactivas.
> Fomentar la corresponsabilidad del cuidado en todos los niveles, además de la ciudadanía, también en las instituciones públicas considerando que el cuidado es un bien común, del cuál depende la economía, la sociedad y la cultura. Un ejemplo, está en la promoción de la corresponsabilidad en los Planes Familiares, Planes de Emergencia, Rutas de Evacuación, Planes de Desarrollo.
> Determinar un porcentaje del presupuesto establecido para grupos prioritarios en todos los niveles de gobierno para la generación de un fondo común para las mujeres en caso de eventos adversos.
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