Revista Nota al pie-Quinto número

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VolĂşmen 2/Trimestre 14P

NOTA AL PIE

A la certeza se llega caminando

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Directorio -Rector General Dr. Salvador Vega y León -Secretario Mtro. Norberto Manjarrez Alvarez UAM Iztapalapa -Rector UAM-I Dr. Octavio Nateras Domínguez

“A la Certeza se llega caminando”

Consejo editorial -Jefe editorial

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-Editores adjuntos

Priscila Ugalde Novoa Antonio Peralta Mendoza

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-Secretario

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Stephania Loeza Desales Juan Carlos Castillo García

-Comunicación y Vinculación

Diego Miranda Bodet

-Corrección de estilo

Perla Muñoz Cruz Daniela Nonatzin Martinez Salinas Encargado de entrevista “El arte nos acompaña”: Priscila Ugalde. Encargado de plataforma digital Juan Carlos Castillo www.revistanotaalpie.com

El contenido de los artículos es responsabilidad de sus autores. Registro en trámite. Para consultar la bibliografía completa que utilizaron nuestros autores, favor de buscar la edición en documento PDF ubicada en: www.revistanotaalpie.com Av. San Rafael Atlixco No. 186, Col. Vicentina, Delegación Iztapalapa, C. P. 09340 México, D.F. Edificio H. “Revista Nota al Pie” es una publicación trimestral de estudiantes de la licenciatura en Ciencia Política de la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Iztapalapa. E-mail: revistanotaalpie@hotmail.com Pagina web:

www.revistanotaalpie.com

Impresión a cargo de “LITHO OFFSET ARESA, S. A. DE C.V.” Javier Martínez V. #218 col. Escuadrón 201 C.P. 09060 México DF. Tel-fax 56 70 40 23. E mail: aresa2469@gmail.com Encargado: Luis Sánchez Arellano.


Índice

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CARTA EDITORIAL

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POEMA MORIR DE DÍA

5 DE PARTIDOS POLÍTICOS Y COHERENCIA PARTIDISTA, UN ATISBO AL CASO MEXICANO 8

CARICATURA A CARGO DE: ALEXIS ORTEGA

9 CRÍTICA A LA NOCIÓN Y SENTIDO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS LIBERALES DESDE UNA PERSPECTIVA MARXISTA

16 LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN EL CONTEXTO DE LAS DEMOCRACIAS MODERNAS

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¿POR QUÉ PERMANECIÓ EL PRI DESPUÉS DE 2000?

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CARICATURA A CARGO DE: VLADIMIR GONZALEZ

26 LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN. HACIA LA CONFORMACIÓN DE LOS PARTIDOS POLITÍCOS MUNDIALES 32 LA CRISIS DE REPRESENTACIÓN Y LOS PARTIDOS POLÍTICOS: LAS AMENAZAS DE LA DEMOCRACIA DIRECTA

40 TRATADOS DE LIBRE COMERCIO, REFORMAS ESTRUCTURALES Y OTROS CUENTOS 48 ENTREVISTA CON OMAR ORTIZ. 52 EL PAPEL DEL LÍDER EN LA NUEVA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA 57 FOTOGALERÍA 60 LA EVALUACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS COMO MECANISMO AUXILIAR DE GOBERNABILIDAD


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stimado Nota lector:

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concebida como una revista estudiantil, ofrece en este quinto número, una muestra de dos temas que tienen un impacto importante en el estudio de la Ciencia Política. Por un lado se orienta hacia el análisis de los partidos políticos como parte fundamental del sistema político mexicano. Y Por el otro, se albergan algunas consideraciones sobre las políticas públicas.   Dentro de este número los lectores podrán encontrar un análisis crítico sobre el surgimiento de los partidos, su vigencia y el desarrollo de éstos en la era de la globalización. Asimismo, se encontrarán con los aspectos fundamentales de las políticas públicas, entendidas no como proceso de control, sino como herramienta que colabora en la construcción de la legitimidad.   Fondos llenos de textura, un juego mágico de telas, diseño, arte, cultura, creatividad, una pintura minimalista, donde predomina la mujer, es lo que nos expresa el pintor Omar Ortiz al plasmar el hiperrealismo en todas sus obras.   Queremos hacer del conocimiento de nuestros lectores que, como parte del crecimiento y la apertura que ha generado Nota al Pie, se creó un espacio digital, para poder albergar artículos, noticias, opiniones, investigaciones y foros de debate entre alumnos y egresados de ésta y otras universidades.   El agradecimiento, como cada número, es para todos nuestros colaboradores y lectores, los cuales nos han brindado su apoyo y confianza para hacer que este proyecto siga prosperando. Con ustedes todo, sin su critica nada.

Consejo editorial.


Checa nuestra entrevista con el pintor hiperrealista, Omar Ortiz pp. 49-52.


Juan José Enríquez Rivera. Licenciado en Psicólogía Social UAM I


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De partidos políticos y coherencia partidista, un atisbo al caso mexicano

Iván Cruz Lopez estudiante de Ciencia Política UAM I

Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse. Francesc Pi i Margall

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na característica elemental de los sistemas políticos actuales es la existencia de diversas organizaciones que intentan, a través de distintas acciones, hacerse del poder dentro del mismo; organizaciones que conocemos como partidos políticos. Adentrarse en la búsqueda de una definición del partido político representa una tarea relativamente compleja, que depende de la conformación de cada sistema de partidos políticos. Sin embargo, en el

siguiente ensayo esbozaremos una definición que abarque a grandes rasgos y con fines meramente explicativos al partido político. Los teóricos clásicos

tales como Duverger, Sartori y Panebianco1 convergían en su definición del partido político en diversos aspectos, el carácter específico que encaminará el siguiente análisis es ver 1Duverger (1951), Sartori (1976), Panebianco (1990).

cómo el partido político representa la confluencia de los intereses de determinado sector de la sociedad. El partido político, entonces, representa la principal forma de participación política real, en él se llevan a cabo proyectos, se establecen metas, se obtienen recursos económicos y se establecen los puntos preponderantes que se discutirán a nivel macro, mismos que generarán la toma de decisiones con respecto a cierto tópico de interés nacional. Como preámbulo ineludible es necesario mencionar que los partidos políticos representan, dentro de un régimen democrático, una de las principales formas para hacerse del poder mediante las contiendas electorales. Los partidos, cada determinado tiempo, postulan a sus candidatos para hacer campaña con el proverbial respaldo de alguno de éstos.

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Nota al Pie Por ende, los partidos políticos al tener el monopolio, no sólo de la facultad para poder contender en los procesos electorales -a través de la postulación de candidatos-, también el de la creación de leyes y el de la toma de decisiones a nivel macro, se hace necesario exigir que guíen su actuar político de acuerdo a los principios que en teoría deben defender y que deberían trazar su camino en la vida política del país. Dentro de estos términos, la correlación existente entre su actuar político y su ideología es importante como elemento fundamental para distinguir lo que promulga un partido político y lo que en realidad hace. Como primer

acercamiento, cabe reflexionar si es conveniente o no, estudiar el aspecto ideológico dentro de los partidos políticos. Actualmente, se tiende a tildar a los partidos como máquinas al servicio de intereses de algunos grupos en específico, sin lugar a dudas, matizar este aspecto es absolutamente necesario. Alan Ware menciona, en lo referente a la relación existente entre ideología y el partido político, que: “[…] debemos situar

6 en contexto la dimensión ideológica de los partidos […] no podemos negar el carácter central que ocupa la ideología en la política de partidos” 1. También, hay que mencionar las aportaciones en este campo de Alcántara2 y Ruiz Rodríguez3 que atribuyen un carácter inmanentemente ideológico a sus concepciones de partidos políticos 4. El dotar a los partidos políticos de una inmanente ideología que oriente su política interna, y su proceder con respecto a los problemas de índole política y económica, nos conduce, inevitablemente, a la idea de coherencia partidista La coherencia partidista, en términos de Ruíz Rodríguez, es: “aquella relación entre el programa político de un partido con respectoa su ideología.”5 La ideología, entonces, representa para el partido político 1Ware, Alan. Partidos y sistema de partidos, Ediciones AKAL, Madrid, 1996 pág. 48. 2 Alcántara Sáez, M. Partidos políticos latinoamericanos: ¿Instituciones o máquinas ideológicas? Origen, programa, organización, Gérnika, México, 2004 3Ruiz Rodríguez, L.M. La coherencia partidista en América Latina, parlamentarios y partidos, CEPC, 1era edición, Madrid, 2007. 4Alcántara, na como

incluso, los denomi“máquinas ideológicas”.

5 Aunque Ruiz Rodríguez no prescinde de otros factores como el clientelismo político, en su análisis de los partidos latinoamericanos.


un mecanismo para obtener una base social fuerte y hacerse de capital político, así mismo, también representa un mecanismo para legitimar su acción; primero, para lograr su objetivo principal y obtener el poder formal (o hacerse del gobierno) y, posteriormente, en el manejo y práctica del gobierno mismo.1 Bajo este aspecto, y regresando a la cuestión sobre la coherencia partidista, podríamos analizar, lo que ocurre en el sistema de partidos mexicano. Es inobjetable mencionar que, en el caso mexicano, los partidos políticos siguen teniendo una importancia preponderante con respecto a los factores que se han mencionado líneas arriba. Ubicar a los partidos políticos mexicanos, de alcance nacional, con respecto a su ideología dentro del espectro ideológico, podría resultar un ejercicio completamente irrisorio y burdo. Si nos basamos en que los partidos son con respecto a su programa y su declaración de principios, ubicarlos en algún punto del espectro ideológico sería un ejercicio simple: el PRI 1Aubá Asvicio, Mercedes. Ideología y partidos políticos en Revista Ciencia Política Vol.1, Nº2, 1979, pp.22-33.

Nota al Pie sería un partido de centro-izquierda, el PRD un partido de izquierda y el PAN un partido de derecha1 . Empero, lo que un partido dice ser y lo que un partido es realmente, hay una brecha enorme. En la política real, la ideología se difumina, y la coherencia es casi inexistente. El actuar de los partidos políticos se guía más por intereses de determinados grupos de poder, que por la sociedad que supuestamente representan. No se trata de que exista un pragmatismo político por parte de los partidos políticos, sino de que defiendan aquello que representan, y que es el motivo principal, por el que determinado grupo de la sociedad opta por su representación. La teoría no siempre se ajusta a la realidad, éste es un ejemplo conspicuo de eso. En el caso mexicano, los partidos políticos se olvidan de ideologías y de mantener un grado mínimo de coherencia. En el contexto de una innegable crisis de representatividad, lo mínimo que deberíamos exigir como sociedad 1Omitiré a los demás partidos por el ínfimo papel que representan dentro del sistema de partidos (lo que no quiere decir que resulten completamente insustanciales para el mismo).

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es que los partidos políticos (y sus miembros, llámense Diputados, Senadores, militantes, etcétera.) sean coherentes en su proceder y que representen los intereses de sus ciudadanos y no sólo se guíen por el hambre de poder y las ventajas que el ejercicio de éste representa. Se precisa de una restructuración de los mismos, o de nuevas formas de acción política. Mientras los partidos políticos se olviden de todo esto, nuestra democracia seguirá siendo la misma, una democracia en un proceso de madurez lento.

Caricatura a cargo de: Alexis Ortega Montes. Estudiante de la licenciatura en Ciencia Política UAM-I.


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Crítica a la noción y sentido de los partidos políticos liberales desde una perspectiva marxista Omar Martínez Cedillo Egresado de Ciencia Política UAM I Carlos Alberto Ramos Zúñiga Estudiante de Ciencia Política UAM I

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n las sociedades liberales las elecciones partidistas se aparece como condición de un gobierno democrático, las cuales se dice que tienen como base la participación y la representación de la ciudadanía; por lo tanto, nos proponemos investigar qué sentido tienen dentro del régimen capitalista.   La primera consideración en tomar en cuenta es que el partido político no tiene exclusividad en una forma de gobierno donde impere solamente la democracia liberal, mucho menos se puede reducir al simple ejercicio del proceso electoral. Un partido lo es desde el momento en que las personas se agrupan. El motivo de esta agrupación, debe ser sin duda, de carácter exclusivamente político. Por ello, el concepto de partido se tiene que entender en todo su desarrollo histórico, pues éste ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Aunque son dos las nociones fundamentales que la caracterizan: la participación y la representación. Sartori cuando trata de analizar el significado de partido en su libro Partidos y Sistemas de Partidos, encuentra que la noción comienza a utilizarse sustituyendo gradualmente al término de facción. Sin embargo, y citando a Voltaire,

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el politólogo difiere en absoluto que puedan ser lo mismo sustancialmente1 Pero aun así se puede comprender, aunque Sartori lo barnice, que el origen histórico de partido va más allá del siglo XIX, remontándonos a sus formas tradicionales que lo configuran según sus características. Maurice Duverger, mucho más honesto que Sartori, mencionaba que “se llama igualmente “partidos” a las facciones que dividían a las repúblicas antiguas, a los clanes que agrupaban alrededor de un condotiero en la Italia del Renacimiento, a los clubes donde se reunían los diputados de las asambleas revolucionarias, a los comités que preparaban las elecciones censatarias de las monarquías constitucionales, así como a las vastas organizaciones populares que enmarcan a la opinión pública en las democracias modernas”2 .   De la cita anterior recuperamos, la agrupación u organización y la escena de acción sobre la cual buscaban incidir. Si bien es cierto, no destacamos en este acápite el para qué se agrupaban, pues eso puede ser bastante diverso en intencionalidad; lo que sí es evidente, es que sólo el tratar de incidir, no se logra si no es –aquí y en todo el tiempo- dentro del espaciode la arena política (en el sentido abstracto y amplio de la noción, y no sólo de la infraestructura parlamentaria burguesa). Cierto es que en las formaciones sociales anteriores al capitalismo, las agrupaciones-organizaciones existieron de forma franca y abierta. Y cuando buscaron incidir en la arena política, debían –si no contaban con ella- generar una fuerza para tratar de ser escuchadas, atendidas, o en el último plano, imponer su demanda utilizando a otras agrupaciones-organizaciones y hacer alianzas o uso de ellas para usurpar el órgano que garantiza su deseo de interés político. 1 Sartori, Giovanni. Partidos y Sistemas de Partidos. Alianza Editorial, Madrid, 1999, pp. 9. Comienza diciendo que el término de partido empezó a utilizarse cuando se sustituye el término facción. Si recurrimos a verificar que era una facción pronto daremos que tiene una relación de parte opuesta a otra en forma radical sobre el terreno específico del enfrentamiento ¿o acaso, mejor dicho, sobre la lucha de clases? El diccionario de La Real Academia en una de sus definiciones lo dice de esta manera: Parcialidad de gente amotinada o rebelada; otra definición la remarca como: Bando, pandilla, parcialidad o partido violentoso desaforados en sus procederes o sus designios; y una tercera definición la dice como: Acción de guerra.

2 Duverger, Maurice. Los partidos políticos. Fondo de Cultura Económica 15ª reimpresión, México, 1996, p.15 Como se ve, Duverger no dice para nada que el partido sea sólo aquel que participa en elecciones liberales, tal como lo afirma hoy una ciencia política vulgar de la “institucionalidad democrática”.


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Un ejemplo lo podemos ver con la burguesía Jacobina en Francia. Con la noción de clases sociales podemos entender el concepto de partido, pues como se sabe, la sociedad clasista, aparcada en la división del trabajo y, junto con ella, el elemento de la propiedad privada fue la semilla que da fruto a la aparición de la contraposición de intereses entre los seres humanos. Engels lo deja en claro: Así los organismos de la constitución gentilicia fueron rompiendo con las raíces que tenían en el pueblo, en la gens, […] se trocó en una organización para saquear y oprimir a los vecinos; […] sus organismos dejaron de ser instrumento de voluntad del pueblo y se convirtieron en organismos independientes para dominar y oprimir al propio pueblo. Engels rematará: “esto nunca hubiera sido posible si el sórdido afán de riquezas no hubiera divido a los miembros de la gens en ricos y pobres”1 .   Entonces, estos elementos que dieron origen a las agrupaciones de intereses, pronto derivarían en facciones y después se les llamará partidos políticos, marcados como clases sociales en las que lo común que los agrupa son las relaciones materiales que portan de su momento histórico. Por otra parte el concepto de participación se torna necesario para el funcionamiento de la democracia de corte liberal, pues es ahí en donde encuentra su legitimidad, ya que al ser el ciudadano el que “elige” de forma directa, secreta y universal a sus representantes, con ello se avala al gobierno y a la forma en que se configura.Por ello, teóricamente estos conceptos son relevantes, sin embargo, lo que encontramos en la práctica es que en este sistema democrático se muestran signos de deficiencias como la pasividad del ciudadano y la cada vez más alarmante incapacidad de los partidos políticos para dar respuesta a las demandas sociales de la población. Y esto es porque el sentido de partido que se da en la democracia liberal, lleva a mecanismo antidemocráticos, “los partidos, expresará muchas veces Ostrogorski, son una machine domination con tareas “inmorales”: corrupción de la opinión pública, aplicación de encuestas para reforzar su poder, clientelismo sobre la población, etcétera”, llegando incluso al señalamiento de Michels y de Ostrogorski sobre el “escepticismo hacia los partidos como vehículos 1 Engels, Federico. El origen de la familia y la propiedad privada y el estado. Ediciones Quinto Sol, 20ª reimpresión, México, 1999, p. 131.

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democráticos” 1. Así, la tesis tradicional sobre la democracia es que, entre mayor participación más democracia y por tanto mejor gobierno; pues lo que podemos constatar en la experiencia es que la “democracia liberal” funciona mejor con niveles bajos de participación y con una ciudadanía pasiva.   En cuanto a la representación, ésta tiene que ver con ocupar stricto sensu un lugar de algo que se encuentra ausente. Y esa ausencia es incluso porque no se cuenta, de forma directa, con la oportunidad de participación en alguna acción social de alta envergadura. Para nuestro caso la de realizar ejercicio político directamente por un ciudadano como una parte de la escena política. En este sentido, la participación es parte fundamental para que exista la representación cuando ha sido cedida o usurpada según sea el caso.   Repetidamente diremos que en las sociedades clasistas, se vive con la necesidad permanente de la representatividad. Pero la representatividad no se encuentra limitada a una sola forma de gobierno de lo que hoy se suele llamar “democracia” cuando ya existen de por sí las clases sociales. También no hay que olvidar que autocracias y oligocracias representaron políticamente aciertos sectores sociales en tiempos pasados 2. Ahora bien, trasladémonos hasta la sociedad capitalista y veamos sobre qué marcos se define a la representatividad que ejercen los partidos dentro del liberalismo para la voz de la moderna ciencia política. Por ejemplo, Leonardo Morlino nos dice: “la calidad de una democracia atañe, principalmente, a las instituciones y a los mecanismos de representación”3 . Traduciendo esto, la democracia es el poder del pueblo (en su inmensa mayoría, pueblo explotado). La calidad es el nivel de cumplimiento de las demandas que este solicita, las instituciones y los mecanismos son el partido político 1 Martínez González, Victor Hugo, “Partidos y democracia” (¿”porque amores que matan nunca mueren”?) en Andamios, volumen 5, número 10, abril, 2009, pp. 146 2 Para ejemplos característicos véase a George Novack su obra: Democracia y Revolución. De los griegos a nuestros días. Fontamara, 1ª reimpresión, México, 2004, pp. 23-39. En este texto el marxista norteamericano dilucida sin tapujos la vida política de las sociedades pre capitalistas y no vela la historia de las formas de gobierno interesadamente para perpetuar al liberalismo como lo hace el gurú preferido del Instituto Federal Electoral (IFE), camuflado hoy como INE: Giovanni Sartori 3 Véase la ponencia presentada en el IFE: http://www.ife.org.mx/docs/IFE-v2/DECEYEC/ DECEYEC-MaterialesLectura/docs/CONFERENCIA-16-MORLINO-Y-ALCANTARA.pdf


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y los marcos regulatorios del sistema electoral.   Aquí entonces, hay un tiempo en el espacio que define la calidad que pueda tener la demanda. Su oposición directa es el tiempo en el que establece dicho marco electoral la forma de representación. Es decir, se formaliza previo al ejercicio de gobierno vía el parlamento y el ejecutivo, según sea el caso. Participa el pueblo demandando y materializa su ejercicio eligiendo ¡Expiación limitada! Pero eso es propio de la democracia liberal o por lo menos más formal. Hay dos momentos existentes porque el pueblo deja de participar cuando acaba la elección y no hay mecanismo de participación permanente o por lo menos en lapsos discontinuos para evaluar o rectificar la demanda que se dice que canalizan los partidos. Es por eso Sartori lo llama, en algún momento, agencias receptoras ¡sic! ¡Bonito termino neoliberal que hace recordar ventanillas taquilleras de empresas de servicios! Mas, los partidos y las derivaciones en el poder sí tienen actos en el ejercicio de gobierno. Se encaminan a favorecer a ciertas clases sociales que perviven en la sociedad liberal: las clases dominantes; en específico, a la fracción hegemónica del bloque en el poder que en ese momento no aparece ya directamente dentro del aparato del Estado1 , pero que configura una especie de ausencia-presencia constante a partir de que otros existan para mantenerla: es la actual concepción de los partidos políticos que exalta hoy en día la “moderna” ciencia política en sus reflexiones2 . Por ello, la representatividad que promulgan los partidos en la democracia liberal es una simple acotación contradictoria para la mayoría en ese ejercicio específico. No lleva aparejada su participación, al convertirse dentro de este proceso acotado de la arena política (las elecciones), 1 Esto lo veremos más adelante, pero es menester anunciar que Norberto Bobbio acep-

ta que el concepto de Estado fue cambiado por el de Sistema político a causa de que este último tiene una connotación axiológicamente más neutral y la mayoría de la ciencia política moderna y otra disciplinas lo aceptan sin miramientos, en ese sentido nos preguntamos ¿por qué? Simple, saben de la peligrosidad del contenido que representa el concepto Estado, es decir, necesariamente verán clases sociales y sus luchas. En Estado, Gobierno y Sociedad. Por una teoría general de la política. Fondo de Cultura Económica, 20ª reimpresión, México, 2006, p.102 2Véase la responsabilidad de estas clases mantenedoras dentro del Estado Capitalista en: Poulantzas, Nicos. Poder político y clases sociales en el estado capitalista. Siglo XXI, 18ª edición, México, 1979, pp. 323-324

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en el único elemento que la dinamiza para tener vida. La ausencia de la mayoría es debida en las sociedades clasistas a un suceso ordinario que la arrastra lejos de la escena política (en su versión amplia de ejercicio de gobierno), la explotación-exclusión inherente del capitalismo.   Por tanto, en esas relaciones históricas una fracción de clase minoritaria se especializa en el ejercicio administrativo-burocrático de gobierno y, la otra minoría, administra la riqueza que preña la inmensamayoría, ello condiciona a obstaculizar dicho aparejamiento entre ambos actos en los términos (participación-representación) que van desfasados caminando por existir internamente intereses contrapuestos.   Con lo dicho podemos concluir que las elecciones, los partidos políticos, el sistema político y la misma democracia liberal, son una forma muy eficaz de proteger y de dar vida a la reproducción del capital, es decir, la obtención de plusvalía, la explotación y deshumanización de los trabajadores, sumado a la anarquía de la producción capitalista en detrimento del medio ambiente.   Al ser eso así, participación y representación no son más que un “buen deseo”, pues ni en los partidos políticos, ni en la democracia del capitalismo, tienen su plena realización y esto no porque no lo quieran, sino, porque están impedidos estructuralmente debido a que esa joya de la corona burguesa: la república democrática, no es otra cosa más que la mejor envoltura política para proteger al capital. En este sentido Lenin se refería a esta república democrática (y de paso a los partidos, a las elecciones, a la seudo participación y representación burguesa) en estos términos:   Esa envoltura, que es la mejor de todas, cimienta su poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa, hace vacilar ese poder. 1 1 Lenin, Vladimir, El Estado y la revolución, Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, República Bolivariana de Venezuela, 2009, 26


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Con esto el revolucionario ruso nos advierte y a la vez, desnuda el funcionamiento de esa democracia y de esos partidos burgueses, pues la razón de su existencia, no es la representación, ni la participación del proletariado (léase proletariado en oposición al concepto burgués ciudadano), es casi exclusivamente el mantenimiento del orden burgués, el funcionamiento del Estado de clase, lo cual permite a su vez la reproducción del capital.   Se ha dicho que se presenta como la mejor envoltura porque en apariencia es una forma democrática de participación incluyente. En el caso de la formación mexicana tenemos el extinto Instituto Federal Electoral (IFE), la Comisión Nacional de Derecho Humanos (CNDH), sólo por nombrar a algunas, que dan esa apariencia, y claro, no podemos olvidar a los medios de comunicación que hacen lo propio tratando de legitimar esta dictadura burguesa enmascarada. De manera que sólo se presenta en el discurso, pues ni los valores básicos del liberalismo se cumplen. A saber: la igualdad, libertad y tolerancia.    Como ha quedado demostrado, estos mecanismos liberales no son una vía para el mejoramiento de la clase trabajadora; entonces ¿qué es lo que le queda a esta clase? Es evidente que romper con lo que le da reproducción al capital. Y no sólo eso, sino también tomar el poder y generar una nueva democracia con un partido de los trabajadores. Su participación y su representación que realmente esté en favor del proletariado (clase trabajadora) y al decir esto, hablamos sin tapujos y engaños del socialismo que tanto aterroriza a las clases dominantes y sus secuaces.

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LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN EL CONTEXTO DE LAS DEMOCRACIAS MODERNAS

Jesus Omar Pineda Napoles, egresado de Ciencia Política UAM-I.

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timológicamente el termino democracia significa “gobierno del pueblo”: demos (pueblo) y krátos (poder o gobierno). En la práctica el pueblo no es (y nunca ha sido) más que el conjunto de ciudadanos, es decir, miembros de una población con derechos y obligaciones políticas y no el conjunto total de los miembros de dicha población. Así, el pueblo debe ser entendido como una parte de la población total sobre la que recae el principio de soberanía, esto es, la fuente última de todo poder o autoridad política. Por tanto, en las democracias modernas, el principio de soberanía popular hace referencia al poder político que posee el pueblo.     De esta manera, el pueblo es el que toma las decisiones que conciernen y afectan la vida de todos sus integrantes. Sin embargo, debido a la complejidad y el tamaño de las sociedades modernas, se ha hecho imposible que cada uno de los ciudadanos elabore, discuta e implemente las políticas públicas.    Es por ello que las democracias modernas sólo pueden ser representativas, es decir, basarse en el principio de representación política. Este principio consiste en que el pueblo elige a sus representantes, quienes serán los responsables de tomar las decisiones por y para el total de la población. Esto significa que el pueblo confiere a sus


representantes el poder político para que estos los representen, lo cual es relevante, pues el representante político debe velar por los intereses de toda la población, y no sólo por los intereses propios o los de una facción (incluyendo los intereses de sus propios electores) como pretenden los partidarios del mandato imperativo.   En este sentido, ya que los gobernantes lo son, en tanto que el pueblo soberano así lo ha decidido, podemos vislumbrar la relación de dependencia entre gobernantes y gobernados, puesto que de éstos últimos surgen los primeros. Ahora bien, con la finalidad de alcanzar los cargos de representación política, los ciudadanos se organizan de forma política constituyendo así, los llamados partidos políticos. En otros términos, los partidos políticos son el puente de comunicación por excelencia entre gobernantes y gobernados y la fuente de la representación política ciudadana.   A diferencia de las facciones políticas, los partidos políticos pueden ser entendidos como un progreso positivo de aquellas, ya que mientras las facciones buscan el beneficio de sus miembros o, en el mejor de los casos, el de una parte pequeña de la sociedad; los partidos políticos al aspirar a los cargos de representación política (y siguiendo el principio de representación antes mencionado) persiguen los intereses del conjunto o, en el peor de los casos, de una parte significativa de la sociedad.    Ello los obliga a diseñar y promover proyectos políticos que satisfagan los interés, no sólo

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de sus miembros, sino también de otros sectores e individuos que conforman la sociedad.   El papel de los partidos políticos en el escenario político en general y en las democracias modernas en particular parece irremplazable, en tanto que desempeñan tareas relevantes en la vida política de las personas. Dichas tareas pueden ser clasificadas en dos partes: funciones sociales y funciones institucionales 1.   Entre las primeras se puede mencionar la socialización política, la movilización de la opinión pública, la representación de intereses y la legitimación del sistema político. Por otra parte, entre las funciones institucionales destacan, el reclutamiento y selección de elites, la organización de las elecciones y la formación y composición de los principales órganos del Estado. Ahora bien, como toda organización social, también los partidos políticos desarrollan una tendencia oligárquica y burocrática que les permite satisfacer sus necesidades técnicas y prácticas2 .   Michels nos dice las razones de esta tendencia por parte de los partidos políticos: la complejidad de las decisiones, la rapidez con que deben ser tomadas éstas y la dificultad de intervenir en todas las resoluciones por parte de todos los miembros que conforman la sociedad, hacen de aquellos individuos que saben cómo tratar los temas complejos, sujetos indispensables en la organización. Por otra parte, entre los ciudadanos que gozan de sus derechos políticos, pocos son los que tienen un interés real y el tiempo suficiente para entregarse totalmente y de tiempo completo a las cuestiones públicas, lo que reduce considerablemente el número de participantes en la toma de decisiones colectivas.   La conclusión de Michels es que, la tendencia oligárquica y burocrática de los partidos políticos señala el principio del fin de la democracia, pues ahí donde una minoría organizada es la responsable de tomar las decisiones del conjunto, no puede haber democracia. No obstante, si Michels llega a esta conclusión es debido a que 1 La clasificación de las funciones de los partidos políticos fue tomada de Jaime Cárdenas, en: Jaime Cárdenas Gracia, “Partidos políticos y democracia”, cuadernos de divulgación de la cultura democrática, Instituto Federal Electoral, Núm. 8. 2 Sobre la llamada “ley férrea” de Michels, Cfr. Robert Michels. Los partidos políticos: un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de las democracias modernas. (Buenos Aires, Amorrurtu, 1983).


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por democracia entiende, el gobierno (directo) del pueblo y por pueblo a la mayoría de una sociedad, es decir, la toma de decisiones directa por parte de una mayoría. A lo que bastaría con preguntarnos si algo así ha existido antes, o bien, si es factible que algo así suceda.   Es posible que para responder a lo anterior apele a la democracia antigua griega, que en efecto, era directa pero no es menos cierto que al ser tan excluyente1 , quienes participaban en ella no llegaba a ser ni la mitad de la población total. En otras palabras, la democracia nunca ha sido el gobierno donde la mayoría gobierne tomando las decisiones de manera directa. En el mejor de los casos, la mayoría legitima, a través de métodos o procedimientos, el gobierno de una minoría con la condición de que éste gobierno minoritario salvaguarde los intereses de la sociedad en su conjunto. Esto no significa que ingenuamente debemos apelar a la buena voluntad de nuestros gobernantes de seguir al pie de la letra el principio de representación política, pues como es posible ver en nuestras democracias, los representantes políticos parecen resguardar los intereses económicos de los grandes grupos financieros y empresariales, los intereses de grupos de poder de la sociedad civil o los mismos intereses del partido político de origen.   Es indispensable, por lo tanto, complementar el sistema representativo con un adecuado y eficiente principio de publicidad 2 y una esfera pública que permita las condiciones de una mayor y mejor participación de los ciudadanos en la toma de decisiones colectivas, claro está, dentro del marco legal y sin perder de vista las dos razones de Michels descritas con anterioridad, para lo cual los partidos políticos juegan nuevamente un papel trascendental.   Por lo anterior, podemos afirmar que los partidos políticos ocupan un lugar predominante en los sistemas democráticos modernos, convirtiéndose en garantes de su construcción, profundización, consolidación, pero sin duda también de su perversión, degeneración y disolución. 1 Para alcanzar la calidad de ciudadano en la antigua Grecia (individuo con derechos y obligaciones políticas) era necesario ser hombres, libres, mayores de edad, nacidos en Atenas, de hijos atenienses y no depender del trabajo manual.

2 Sobre el principio de publicidad ver: Jesús Rodríguez Zepeda: “Estado y trasparencia, un paseo por la filosofía política”, Cuaderno de Transparencia, Instituto Federal de Acceso a la Información, Núm. 4.

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Por qué permaneció el PRI después de 2000?

rturo Carrasco licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la FCPyS UNAM

Arturo Carrasco Cruz*1 En 2012 el Partido Revolucionario Institucional logró lo que doce años atrás parecía imposible2 : recuperar la presidencia de la República con una amplia ventaja de su más cercano competidor.

1 Licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales por la FCPyS de la UNAM. Para comentarios sobre el presente

trabajo:

arturocarrascoc@gmail.com

2 En un texto sobre las elecciones de 2000 y lo que estas significaron para el PRI, Ricardo Espinoza Toledo escribió: La derrota del PRI en 2000 dificulta con mucho su posible refundación, en virtud de haber perdido el elemento que le daba cohesión, dirección, programa y que operaba como canal interno para el diálogo y el arreglo entre los diversos grupos que lo integran: el Presidente de la República. En Víctor Alarcón Olguín y Cuitláhuac Bardán Esquivel, Elecciones y partidos en México 2000, UAM-Senado de la República LVIII Legislatura, México, 2003, p. 92.

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A dos años de su triunfo, vemos a un partido que, además de la presidencia, gobierna al 68% de la población, cuenta con 20 gobernadores y es la primera fuerza en 23 legislaturas y en ambas Cámaras del congreso de la Unión. ¿Qué factores permitieron al PRI permanecer en el escenario político después de su derrota y pasar de una organización debilitada a ser la primera fuerza políticoelectoral? Ésta es la pregunta que busca responder este trabajo y que servirá también para explicar, de manera general, los más recientes años de vida de esta organización política.


El primer argumento que presento para entender por qué el PRI no desapareció es su naturaleza de partido hegemónico 1. Aunque efectivamente era un ejemplo de estos partidos, no lo era como un modelo “puro”, sino más como un hegemónico “híbrido”, tal como lo entendió José Antonio Crespo. Para este autor era un modelo híbrido porque combinaba características de los modelos de partido único y dominante, lo cual le permitió adaptarse de mejor forma a los cambios que iban sucediendo en el sistema en términos de competencia electoral. Dicha particularidad se observará sobre la principal reforma electoral de 1976-1977.    A partir de entonces la necesidad de contar con oposición y evitar que ésta desistiera de

1 Giovanni Sartori en su obra Partidos y sistemas de partidos, utilizó al PRI, por todas las características que presentaba, para ejemplificar de manera ideal a este tipo de partidos.

Nota al Pie participar , ante la imposibilidad de ganar en los procesos poniendo así en entredicho la legitimidad del régimen, logró que se aceptara de manera controlada cierto grado de apertura política hacia la oposición, lo que implicó también, la obligación de aceptar las reglas democráticas.   Lo anterior nos sirve para explicar la permanencia del PRI en términos electorales y también para entender por qué no experimentó tantos problemas para acoplarse al nuevo escenario surgido tras su derrota. En este nuevo contexto, aun sin la presidencia el PRI, gracias a su naturaleza, siguió teniendo la capacidad para competir al grado de que podemos hablar de él ya no como un partido hibrido sino solamente dominante.   Los partidos dominantes se van a identificar por presentar tres características: primero, son dominantes en número pues obtienen más cargos que sus oponentes; segundo, tienen una posición dominante lo que les permite negociar eficazmente con otros partidos y tercero, debe ser dominante

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Nota al Pie cronológicamente, lo que significa que su larga presencia en el gobierno le permita realizar un proyecto histórico: En pocas palabras, el partido dominante debe dominar al electorado, a los otros partidos Políticos, en la formación de gobiernos y en la agenda de políticas públicas .1   Con lo dicho hasta ahora, podemos concluir el hecho de que el PRI fue un hibrido que mezcló características entre modelos de partido único y dominante, le permitió acoplarse y competir en el nuevo contexto que se formó en el país en los últimos años gracias a que terminó por inclinarse al modelo más cercano al sistema democrático.   Para que este tránsito del partido se diera la tarea imprescindible a seguir consistía en evitar el fantasma de la desaparición o la fragmentación, lo cual se pudo lograr gracias a otro factor importante: la existencia de una serie de creencias y valores que denominaremos “cultura partidista” y de la cual hablaremos a 1 T. J. Pempel (compilador), Democracias diferentes. Los regímenes con un partido dominante (México: FCE, 1991) P. 10.

22 continuación. Esta cultura partidista que se formó en el partido, y que dirigió, tanto su acción como su programa político, se caracterizó en lo interno por un marcado autoritarismo que buscaba la unidad ante todo 1, un fuerte verticalismo, centralismo y aceptación de los acuerdos.    En cambio, en lo externo se mostró ambigüedad ideológica y flexibilidad programática, resultado de su relación con el gobierno, lo que le permitió adaptarse a las transformaciones y sortear las implicaciones generadas por las políticas de los gobiernos en turno. Esta forma de actuar dio al partido un carácter marcadamente pragmático.   El que esos valores y relación institucional guiaran al partido, tuvo como resultado una mayor preponderancia de las redes informales, situación que se mantuvo aun después del 2000. Al respecto Guadalupe Pacheco menciona: 1 Cabe mencionar que la unidad de los grupos al interior del partido no impidió la formación de grupos internos, sólo que éstos mantuvieron el mismo modelo autoritario con un pluralismo limitado, lo cual disminuyó su existencia y, asimismo, el riesgo de posiciones encontradas o de rupturas.


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Así fue como el CEN del PRI, acuciado por las presiones políticas tanto internas como externas al partido, optó por tomar el papel de la nueva oposición leal. En esa decisión, el interés propio y las consideraciones de realpolitik tuvieron un peso igual, si no es que mayor, que las cuestiones de principios.1 Sin embargo, esta forma de actuar pronto se fue modificando, resultado de la necesidad de conservar el partido y distinguirse del gobierno en turno. Esta situación facilitó que la organización fuera adquiriendo un papel y posición cada vez más relevante, al punto de volverse una obligación su conservación, incluso por encima de los acuerdos de poder. Esto ayudó a que las reglas formales adquirieran más relevancia y fueran respetadas aunque esto no significó que desapareciera el pragmatismo, sólo tuvo que convivir y guiarse a partir de las reglas formales. El último de los factores a explicar tiene que ver con el interés de conservar el capital político obtenido, y aun sin el poder ejecutivo en sus manos,

el PRI seguía teniendo diversas posiciones y recursos que le permitieron seguir siendo un protagonista importante –como fue el caso de los gobernadores- y del cual hablaremos a continuación. A estos cargos y recursos Rosa María Mirón Lince los define como “posesiones y posiciones” del partido1 , y no son más que el conjunto de cargos que ostentaban los priistas después de las elecciones de 2000 y que sirvieron como incentivo para no desalojar el partido, pues dichas posesiones y posiciones implicaban también la obtención de recursos y dineros que constituían un fuerte aliciente para continuar. Los espacios que poseía el partido sirvieron para evitar escisiones, que de otra forma hubieran sido mayores, y cuando éstas se dieron no causaron los estragos pensados. Conforme el partido fue recuperando su posición preponderante, se presentaron nuevas defecciones que respondieron a situaciones coyunturales, por ejemplo las elecciones de 2009-2010. Y aunque fueron importantes

1Guadalupe Pacheco, “El PRI ante la crisis electoral de 2006”, Estudios Políticos, núm. 19, novena época, (enero-abril 2010): 74.

1 Rosa María Mirón Lince, El PRI y la transición política en México,( México: Gernika, 2010)

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Nota al Pie pérdidas, éstas sólo eran una señal de la fuerza alcanzada por el partido, pues se aceptó que para derrotarlo era necesario poner al PRI en contra del PRI1 . Estos capitales permitieron al PRI continuar siendo un factor importante dentro del sistema político, también tener un papel predominante durante los gobiernos panistas. Queriéndolo o no, a partir del 2000, las propuestas gubernamentales tenían que contar con el apoyo del viejo partido 2 -situación que se repetía en varios estados ,3 si es que se

1 Al respecto véase: Manuel Larrosa Haro y Javiero Santiago Castillo, Elecciones y partidos políticos en México, 2010, México, Instituto Belisario Domínguez, Senado de la República, LXI Legislatura, 2012 y Tere Vale, ¿Todos contra el PRI? La construcción de las alianzas en 2010, (México: Miguel Ángel Porrúa, 2010) 2 Es importante mencionar que esta negociaciones no necesariamente hacían al PRI un partido abierto al diálogo y la discusión, elementos con los que debe contar una oposición dentro de una democracia. Al contrario, el PRI en muchas ocasiones se cerró al dialogó y negociación mientras así conviniera a sus intereses sin importar que ello afectará al país. Un ejemplo lo fue la discusión de la reforma laboral en los últimos años del gobierno de Calderón a lo cual el PRI se negó para después retomarla ya como gobierno. 3 En julio del 2000 el PRI era la primera fuerza en 22 legislaturas del país, de las cuales constituía mayoría absoluta en 18 de ellas, y mayoría simple en las restantes. Para 2013 el PRI era la mayoría en 23 legislaturas estatales y, salvo el Distrito Federal, donde está considerablemente debilitado, es una fuerza importante en el resto del país.

24 deseaba llegar a acuerdos. Otro hecho innegable era la necesidad de negociar con las diversas clientelas, como sindicatos o confederaciones, que se mantenían en el partido y que no hicieron fácil la gobernabilidad para el gobierno panista. Conclusiones   Después de la derrota del año dos mil se pensó que con la pérdida de la presidencia de la República presenciaríamos los últimos años del antiguo partido hegemónico. Pronto la habilidad política, conocimiento y control que por años había tenido el PRI, permitió refutar este escenario y sustituirlo por otro en donde permaneció como un actor importante.   A lo largo del ensayo se disertó en torno a tres razones que considero sirven para explicar el por qué de la permanencia del partido: las posesiones y posiciones del PRI; su carácter ambiguo que le permitió cambiar de un partido hegemónico-dominante a uno dominante y, sus valores y creencias que se traducen en el pragmatismo


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priista, es decir, “la realpolitik” que le han permitido, por un lado, adecuarse a las circunstancias según se requiera y, también , darle un valor más importante a las reglas formales al interior del partido.

Caricatura a cargo de: Vladimir Martinez Gonzalez. EstudianteCiencia Política UAM-I

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os partidos políticos en la era de la globalización. Hacia la conformación de los partidos políticos mundiales

Víctor Hugo López Llanos Licenciado en Ciencia Política y Administración Urbana candidato a maestro en Ciencias Sociales por la UACM Director de la Revista Areté Hoy en día, muchas decisiones políticas son tomadas por las Uno de los grandes temas que instituciones internacionales, la ciencia política ha abordado al margen de la participación durante décadas, es en definidemocrática y del control tiva, el sistema de partidos. O popular. Los partidos polílo que comúnmente se conoticos, relegados a las esferas ce como partidos políticos. nacionales, no han sabido Podemos encontrar a lo largo establecer redes internaciode la historia distintas fornales, y su influencia, a nivel maciones o agrupaciones que mundial, apenas es palpable. comparten una característica ¿Cómo están reaccionando en particular, ya sea de staestas formaciones a los nuevos tus, de ideología o de alguna retos que plantean la globalizaactividad en común. En la ción y los nuevos regímenes de actualidad, un partido político gobierno global? ¿Han sabido es entendido como “la agrupaadaptarse al nuevo contexto ción permanente y organizada internacional? Y lo más imporde ciudadanos, que mediante tante, ¿existe una necesidad de la conquista legal del poder partidos políticos mundiales, público, se propone realizar en o el desarrollo de los mismos la dirección del Estado, un deconduciría a un deterioro aún terminado programa político mayor de la democracia? social”1 . El sociólogo alemán Heikki Patomäki y Teivo Max Weber, establece que se

Teivainen 1

1Heikki Patomäki y Teivo Teivainen son Catedráticos de Ciencias Políticas en

1Poviña, Carlos. El Ordenamiento Legal de los Partidos Políticos, Buenos Aires, Depalma, 1944, p. 22.


puede entender por partido político una organización que participa en elecciones obteniendo el monopolio de la violencia a través de la competencia. Duverger a través del análisis de los regímenes políticos otorga un elemento importante en la vida partidista, dicho elemento es la cuestión ideológica. Sartori nos habla sobre la tipología partidista a través del elemento numérico y cualitativo (unipartidista, bipartidista, multipartidista, hegemónico o atomizado). Durante casi todo el siglo XX, la preocupación se centró en entender a los partidos políticos, caracterizarlos y definirlos a través de casos específicos, estableciendo cuáles eran los impedimentos para su consolidación. Sin embargo, a través del triunfo de la democracia como la mejor forma de gobierno, en el debate teórico surge una nueva tendencia por entender a los partidos políticos, esto debido a los efectos que ha originado la globalización en materia política. El objetivo de este ensayo es discutir y adentrarnos en el campo de las ideas sobre los

partidos

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globales

como organizadores que administran el poder, dentro del aspecto político-mundial. ¿Cómo están respondiendo los partidos políticos a los nuevos retos que plantean la globalización y los nuevos regímenes del gobierno global? ¿Existe la necesidad de crear partidos políticos globales? ¿La conformación de los partidos políticos globales nos conduciría a una mejor o peor consolidación de la democracia? En el interior de los países, la dinámica y funciones de los partidos políticos ha cambiado, esto debido a la imposibilidad de tomar decisiones y dejar de ser los elementos principales en la persecución del poder. De ahí el desplazamiento de la clase política tradicional por parte de la élite gerencial, profesional o tecnocrática:

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De ahí que las antiguas clases gobernantes, las elites y grupos de poder intraestatales asuman ahora el papel secundario en la toma de decisiones y cedan su papel a la nueva clase tecnocrática de origen nacional, aunque con intereses transnacionales. No es que los viejos grupos de poder hayan dejado de existir, pero su órbita de acción se concentra más que nunca en el plano de las decisiones nacionales de carácter secundario, como por ejemplo la organización de los procedimientos electorales, la promoción de la cultura democrática y los aspectos relacionados con las cuestiones de auditoria y transparencia 1. Por lo tanto los partidos políticos locales tradicionales no tienen la capacidad de influir en la toma de decisiones en el ámbito nacional, por lo que el sistema político debe pasar por un proceso de transformación, de modo que nos preguntamos ¿es la formación de partidos políticos globales la solución a este problema? En el debate académico, la conceptualiza-

podría generar un distanciamiento mayor entre la sociedad y los partidos políticos globales, creando una polarización de intereses y conflictos. Establecer la idea sobre la conformación de los partidos políticos globales es una cuestión sumamente compleja, debido a que el sistema de partidos no depende solamente de la estructuración partidista ideológica o de las mismas instituciones, sino también sería necesario inmiscuirnos en el debate sobre la conformación de un sistema político, un sistema electoral, así como un sistema de representación a escala global. El problema reside en que el ciudadano mundial no está preparado para dicho fenómeno político, ya que los países

1 Posadas, Ruslan, “Política y Poder en la era Transnacional”, en Grupos de Poder. La Toma de Decisiones en un Modelo Democrático, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2010, p. 103.

2Uvila, Katarina y Patomäki Marko, Elements for a dialogue of global Political Parties, New York, Institute for Global Democratization, 2006, p. 225.

ción sobre los partidos políticos globales no es del todo aceptada, pues al menos en el primer encuentro del Foro Social Mundial, entre los teóricos que participaron en aquella reunión consideraron que “la noción de los partidos políticos globales es más de aspecto eurocéntrista y que posiblemente los partidos políticos estarían dominados por los ricos y los poderosos del mundo2” . Esto


periféricos están en vías de consolidación democrática local. Además se tendría que propagar entre los nuevos sujetos de la política, un hábito de cultura, participación y representación política en donde se integren las minorías y las mayorías globales. ¿Qué aspecto tendría el nuevo agente político? ¿Qué podría significar la aparición de partidos políticos globales para la política mundial? ¿Tendríamos otra estratificación ideológica partidista mundial, alterna a lo que conocemos comúnmente izquierda/derecha? Sobre la estratificación ideológica, la doctrina neoliberal ha llegado a ser dominante tanto en el pensamiento como en la práctica en gran parte del mundo desde la década de los años 70’s del siglo pasado. David Harvey define al triunfo del neoliberalismo. “Debido en parte al cambio en la reestructuración de los poderes del Estado, de forma que se hace hincapié, en la privatización, las finanzas y los procesos de mercado, mientras se reducen las intervenciones del estado en la economía”.1 Harvey consi1 Harvey, David, Neoliberalismo como destrucción Creativa, Disponible en: http://es.scribd.com/doc/8913408/David-

Nota al Pie dera al neoliberalismo como la “contrarrevolución de las elites para volver a tomar el control y el poder sobre las masas.”2 Para este autor el neoliberalismo es un punto preciso para la consolidación de partidos políticos de clase dominante, debido a las consecuciones constantes de los intereses del mercado. Heikki Patomäki y Teivo Teivamen no consideran al partido global como un simple deterioro del papel o de la existencia del Estado-Nación3 , según estos autores, lo que se necesita para la conformación de los partidos políticos es un proceso abierto de creación de sistemas más legítimos y democráticos de gobierno internacional, que propicie la rendición de cuentas, así como abrir nuevos espacios de participación y representación. La problemática se incrementa cuando el probable nacimiento de los partidos políticos globales se analiza de forma operativa y realista, debido a que en el actualidad son los mismos partidos los que han perdido un considerable impacto deHar ve y - E l - n e ol i b e r a l i s m o - c om o - d e s truccion-creativa. 15 de Mayo del 2011 2Ídem 3 Ídem.

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Nota al Pie crear credibilidad en la nueva forma de gestionar el conflicto social a través del gobierno, al menos en el terreno local. Hay quienes consideran que el nacimiento de los partidos políticos globales traería consigo buenos elementos contestatarios que involucrará más a los habitantes del mundo en los problemas actuales como el calentamiento global. La economía política se vería cada vez más equilibrada para el desarrollo y la estabilidad económica, además se crearían mejores programas de política social que combatan la pobreza, la marginación y la educación. Los partidos políticos también pueden comprometer más recursos a la investigación y la formación que aumenten la capacidad de los políticos y su personal para atender las consultas relacionados con, por ejemplo, los flujos globales de migración, luchas contra las enfermedades globales y el comercio de armas1 . La conformación de los partidos políticos y de la esfera pública/privada mundial, nos conduciría hacia un nuevo cosmopolitismo exacerbado, 1 Scholte, Jan Aart, Political Parties and Global Democracy, London, Centre for the Study of Globalization and Regionalisation, 2006, p 225.

30 en el cual el discurso dominante de los partidos globales llevaría a la conformación de un gobierno mundial donde se insertarían las ideas de progreso y desarrollo humano, no solo a nivel local sino también a nivel mundial, alcanzando la bella utopía de lo que una vez Kant llamó la Paz Perpetua. La difícil solución de los problemas globales, ha conllevado a los partidos políticos tradicionales, organizaciones y especialistas en el tema a establecer conjeturas e hipótesis que posibiliten la resolución a estos inconvenientes. Y para ello se han establecido como premisa fundamental la solución de los problemas globales y locales a través de los agentes transnacionales. Tal y como lo afirma Ulrich Beck en La política más allá del Estado-Nación: (…) partidos cosmopolitas que representen asuntos transnacionales de manera transnacional, pero dentro de las arenas políticas de los Estados-nación. Con todo, éstos sólo pueden existir, tanto programática como organizacionalmente, en un


modo plural, como movimientos nacionales y globales, como partidos para ciudadanos globales .1 Según Beck: “El mundo no requiere de funcionarios y burócratas globales. Pero hay otras maneras de organizar globalmente, y las corporaciones nos enseñarían cómo”2 . Es decir organizando las jerarquías en redes flexibles. La coordinación entre el Estado y los partidos tiene que ser de manera horizontal, aprendiendo a construir una red de mediación global entre las naciones, unidas entre sí, pero descentralizadas.

Los partidos políticos globales pueden ser importantes e influyentes, incluso si son capaces de movilizar inicialmente a pequeños contingentes de hombres y mujeres, provocando presión, por la necesidad de abordar temas transnacionales de manera democrática, plural e integradora. Beck considera este juicio como una difícil tarea, debido a que los nuevos partidos globales tendrán que lidiar con tradiciones culturales, así como tabúes democráticos, sobre todo lo que respecta a países emergentes.

Los partidos cosmopolitas no

1 Beck, Ulrich, “Democracia Global. Más allá del Estado Nación”, en Revista Metapolítica, No. 5, México, 1998, p. 68. 2 Ídem

solo tendrán que lidiar, con estos desacuerdos (…) sino que también tendrían que subir la guardia para resistir posibles movimientos de renacionalización (…) tendrían que luchar por la autonomía de una ética y una política cosmopolitas en sus respectivos contextos culturales nacionales 3. Pero ¿en dónde pueden estar los votantes que los partidos cosmopolitas pueden representar? En las metrópolis, en las ciudades globales, donde exista un entendimiento postnacional de la política, ¿ahí pueden surgir los partidos políticos globales? En qué medida ocurrirá en el futuro es, sin embargo, una cuestión empírica y políticamente contingente. En los partidos cosmopolitas, seguro abundarán todavía ciudadanos de color nacional, compuestos de muchos rasgos y matices. Sin embargo, no deben confundirse con la clase empresarial tecnocrática, pues es necesario distinguir entre capitalistas globales y ciudadanos globales. El desarrollo del ciudadano global, paradójicamente viene acompañado por el viento del capitalismo global. 3 Ídem, p. 8.

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Nota al Pie Pues el capitalista al buscar su propio interés, ya aprendió a cómo pensar y actuar en contextos transnacionales, mientras que los ciudadanos aún piensan y actúan en relación a la categoría del Estado-Nación. En suma, el poder de los partidos políticos globales no solo debe residir en la obtención de los votos, sino más bien en la legitimidad de su voz, de su actuar de su proyección partidista, incluso cuando se hable de una minoría débil o perseguida. La conformación de estos partidos puede parecer fantasiosa o más bien un experimento extremo de la Nueva Política, pero deberá encontrar una respuesta práctica, pues en un contexto de globalización parece que el cosmopolitismo partidista ha llegado para quedarse.

La crisis de representación y los partidos políticos: Las amenazas de la democracia directa         Héctor Sebastián Arcos Robledo.

Estudiante de Ciencia Política Adscrita a la División de Derecho, Política y Gobierno Universidad de Guanajuato Campus Guanajuato


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a democracia liberal representativa, es impensable sin la existencia de los partidos políticos, en la mayor parte de los países de América Latina (AL), los partidos y sistemas de partidos han desempeñado funciones adicionales a las “tradicionales” que han sido decisivas para las transiciones de los regímenes autoritarios a la democracia, en el contexto de la tercera ola de democratización. 1 Se trata de patrones de desarrollo y de comportamiento muy distintos a los caracterizados en otras democracias occidentales como en Europa y América del Norte, donde la incertidumbre, los escasos grados de institucionalización, los factores de dependencia y la relativa debilidad de los movimientos de la sociedad civil, han precedido esencialmente los procesos democráticos donde se funde el pluralismo, y, a su vez, el conjunto de pautas de interacción por medio de las cuales el sistema político toma decisiones relativas a la sociedad y asigna valores que espera sean aceptadas por la mayoría de sus miembros como asignaciones

1 Sobre la tercera oleada de democratización del siglo XX – iniciada en 1974 en el sur de Europa y aún en acción en América Latina – los partidos políticos han jugado un papel crucial en las transiciones desde los regímenes autoritarios, conduciendo al número más elevado de Estados democráticos: 58. Sin embargo, resulta importante apuntar que, en términos porcentuales, el impulso de los regímenes democráticos sobre el total de Estados en el mundo, esto es, el 45%, resulta esencialmente igual al registrado a finales de la primera oleada, que ubicada temporalmente entre 1828 – 1926, implicó 29 Estados democráticos, y, sobre la oleada reflujo desarrollada hasta 1942, tuvo lugar una caída en el número de estos: solo 12 [Samuel Huntington, La tercera ola: la democratización a finales del siglo XX (Buenos Aires: Paidós, 1994), 09 – 31].

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autoritarias.1 Correlativamente, éstas líneas de razonamiento solamente son válidas si concebimos la democracia como un conjunto de reglas procesales para establecer quiénes tomarán las decisiones colectivas y obligatorias, y, de igual forma, bajo qué procedimientos, en los que están provistos y propiciados, amplios canales de participación posible y libre debate entre los interesados, quienes habrán de conformar la norma de la mayoría.2 Por lo tanto, la democracia como método para dirimir controversias entre intereses contrapuestos, está abierta a todas las pruebas y contrapruebas posibles, sin embargo, su contenido exige un marco de respeto que constituye el fundamento de legitimidad para todas las instituciones políticas, porque precisamente sobre ésta forma de hacer política, se depositan todas las ventajas del método. Entre tales instituciones, están los partidos políticos, únicos medios autorizados y reconocidos para fungir como intermedios e intermediarios entre la sociedad civil y el Estado, 3 caracterizando su condición de organización, como agencias núcleo de la democracia. Giovanni Sartori define a los partidos políticos como modernas organizaciones sociales que presentan candidaturas a las elecciones políticas y compiten entre sí por el poder político, en intervalos regulares del Estado constitucional.4   Los partidos políticos y sus representantes electos son, por un lado, los principales mediadores entre los votantes y sus intereses, y, por el otro, las instituciones encargadas de los procesos de toma de decisión en las políticas gubernamentales. De tal forma, si los actores políticos significativos tienen expectativas razonables de ganar o de distribuir el poder dentro del modelo institucional existente, entonces tenderán a apoyarlo, esencialmente, sobre los patrones de representación política disputados en cinco grandes dimensiones: a) la representación como autorización, o concesión periódica de autoridad de los votantes a los 1 David Easton, Esquema sis político (Buenos Aires: Amorrortu editores, 1975), 141.

para

el

análi-

de

partido,

2 Norberto Bobbio, El futuro de la democracia (México: FCE, 1986), 24 – 25. 3Giovanni Sartori, ed., Partidos y sistemas vol. 1, marco para un análisis, (Madrid: Alianza Editorial, 1976), 57.

4 Jürgen – Hans Puhle, “Crisis y cambio de los partidos catch – all”, en Partidos políticos. Viejos conceptos y nuevos retos, ed. José Ramón Montero, R. Gunter & J. J. Linz, 71 (Madrid: Trotta 2007).


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representantes;1 b) la representación como descripción o inclusividad, centrada en la plasmación de los diferentes intereses y grupos sociales; 2 c) la representación simbólica o legitimidad, entendida como el apoyo difuso de los ciudadanos hacia las autoridades y hacia el sistema político en su conjunto;3 d) la representación como receptividad, basada en la transformación de las señales emitidas por los ciudadanos en políticas públicas; 4 y, finalmente, d) la representación como rendición de cuentas o accountability, consistente en la capacidad de los representados de imponer sanciones a los representantes a través de las elecciones. 5   Pese al amplio análisis de englobar todas las acepciones que capta el concepto de representación política, Hanna Pitkin termina por incorporar en su definición de representación política “sustantiva” a las dimensiones de receptividad y accountability. La representación en-

tonces se define como: una relación entre las señales emitidas por los ciudadanos y las políticas que implementan los representantes.6 Sobre el anclaje de las democracias modernas en América Latina, el ensombrecimiento de una constelación desencantadora como variable dependiente se destaca en el contexto político de nuestro tiempo: la crisis de la representación y los partidos políticos. Con frecuencia, las evidencias empíricas comprueban una disminución en la cartera de miembros activos, una decadencia en la opinión pública con respecto al compromiso y la disminuida confianza, así también, las posiciones normativas hacen advertencia a su falta de representatividad, tendencias oligárquicas, excesiva dependencia financiera del Estado, orientación ideológica difusa y a su incapacidad para transformar el orden institucional en algo benéfico para el demos. Las tensiones tan persistentes en los últimos años, han optado por cobrar mayor fuerza en una constatación en la que no todos podemos estar de acuerdo: “la democracia representativa debe ser acompañada e incluso sustituida por la democracia 1 Pitkin F. Hanna, The concept of representation (Berkeley and Los Angeles, California: University of California Press, 1967), 38 – 59. 2 Ibid., pp. 60 – 91. 3 Ibid., pp. 92 – 111. 4 Ibid., pp. 113 et passim. 5 Ibid., pp. 129 et passim. 6 Ibid., pp. 233.

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directa”. 1 ¿Significa lo anterior, como muchos argumentan, que los par-

tidos como organizaciones están perdiendo su importancia y, por tanto, están viendo erosionada su capacidad para articular y agregar intereses?,

¿qué están dejando de desempeñar un papel crucial en las democracias modernas, y, que sus funciones, pueden ser desempeñadas tan bien o mejor por otro tipo de agencias? El presente opta por el análisis subyacente a cuatro conjuntos diferenciados de factores que afectan el rendimiento de los partidos y sistemas de partidos.   En primer lugar, se trata de la debilidad estructural endémica del partido, en cuanto a su capacidad integradora de intereses, articular políticas públicas y suministrar liderazgo, incluso, para retener el apoyo político (political support) de un cuerpo estable de miembros activos y votantes, mediante el cual, se orientan comportamientos y valores hacia los partidos (o todo el sistema político en su conjunto), aun en momentos de oposición y adversidad favorable o desfavorable, positiva o negativa, entendida ésta como confianza, mientras que la segunda como desconfianza. 3   En segundo lugar, los partidos políticos se han visto obligados a confrontar una crisis económica anómala: la estanflación; es decir, el estancamiento económico que existe producto de tres periodos consecutivos de inflación elevada; la recesión del mercado exterior y la crisis financiera monetaria en el sistema internacional, por lo que los costes de las nuevas reglas de juego en la economía hacen difícil imaginar una asociación positiva entre las políticas neoliberales de desregulación y la agenda económica de crecimiento en el subcontinente.   El efecto clave de tales factores, ha producido una tercera dimensión de la crisis de los partidos: las reacciones de los votantes y de los propios incentivos de los partidos para cambiar. La volatilidad electoral aumentó y disminuyó el grado de anclaje de los clivajes entre izquierda y derecha, así como se perdieron en buena parte los vínculos tradicionales con otras organizaciones intermedias 2

1 Bobbio, op. cit. pp. 49. 2 Larry Diamond & Richard Gunter, Political Parties and Democracy (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2001) 03. 3 David Easton, “A Re-Assessment of the Concept of Political Support”, British Journal of Political Science, núm. 04, vol. 05, (1975), 436 – 437.


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(sindicatos, grupos religiosos, y las mismas, asociaciones profesionales). 1 Es cierto entonces que los partidos políticos perdieron parte de su influencia en temas clave, así como en gran medida, su potencial movilizador y socializador que está en función de la conversión del partido político en diferentes formas de acción colectiva. La distancia crítica confronta una nueva competición: las candidaturas independientes, valoradas por muchos como una alternativa viable a los partidos políticos. Sin embargo, muestran la debilidad de sus vínculos, tienen menor tamaño y están menos atrincherados – pese a que gozarían de una mayor diversidad y apertura, así como de una mayor flexibilidad ideológica – no así, en cuanto a poder formular un programa político. Son percibidas como la oposición “antipolítica” que supera los clivajes tradicionales entre la derecha y la izquierda, ya que estos, pueden abanderar la defensa de single issues, que en lo sucesivo, fragmenta aún más la agenda pública y la capacidad de integración de intereses dentro del sistema político.    Así también, las candidaturas independientes, solo pretenden rehuir a las viejas críticas que se dirigen a los partidos, y, hasta el momento, lo han hecho preferentemente bajo el cerco de movimientos, ligas u agrupaciones políticas que, particularmente, comportan no más que otro entramado de políticos acorazados.   Se advierte entonces que, todo lo anterior no debe leerse como una apología a los partidos políticos existentes. Es difícil poder sostener que todos los ciudadanos pueden hoy identificarse con cierta oferta política. Aunque los ciudadanos ya no se identifican con los partidos tanto como antes, los rumores sobre la inminente defunción de los partidos se han exagerado considerablemente. Ciertamente, la crisis de los partidos no ha derivado en una crisis del propio sistema democrático. Y tal sentido, sólo han sido deslegitimizados, y, severamente castigados en las urnas, aquellos partidos que ya no cumplen con las preferencias.   Con todo y lo anterior, ¿cuáles son las características básicas de la actividad de los partidos durante la crisis? 1 Scott Mainwaring & Edurne Zoco, “Secuencias políticas y estabilización de la competencia partidista: volatilidad electoral en viejas y nuevas democracias”, América Latina Hoy, vol. 46, (nov. 2009) 147 – 171. Recuperado desde: <<http://revistas.usal.es/index.php/1130-2887/article/view/2459>>. [Fecha de consulta: 22 de abril de 2014]

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Las tareas fundamentales de los partidos políticos, además de ganar elecciones y suministrar liderazgos, son: 1) la definición de las políticas públicas; 2) la articulación, agregación y representación de intereses; 3) la movilización y socialización política de los ciudadanos; y 4) el reclutamiento de las élites y la formación de gobiernos. Por ello, a la luz de los cambios recientes, puede decirse que los partidos aún poseen el monopolio del reclutamiento de las élites políticas y que han recuperado en buena medida su capacidad para formar gobiernos y definir las políticas públicas. Sin embargo, es probable que sus funciones de movilización y socialización se encuentren en retirada. Algunas nuevos aspectos de las viejas funciones deben ser matizadas, como, por ejemplo, la del papel mediador (broker), los nuevos esfuerzos con respecto al control, reestructuración y reforma de los partidos, y su papel como directrices en la integración e identificación, que quizá sean lo más bajo en la primacía de lealtades, alianzas, programas y políticas ad hoc y en el corto plazo.


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De Tratados de Libre Comercio, reformas estructurales y otros cuentos1

Jésus Fernando Alavez Salazar

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Estudiante de Ciencia Política UAM I

egún el DRAE2 , un cuento es: “Relación, de palabra o por escrito, de un suceso falso o de pura invención.”3 Si en lugar de cuento lo llamamos discurso político, podemos entender las circunstancias históricas, políticas-electorales, culturales, económicas y sociales en que se encuentra nuestro país, y especialmente a raíz de la implementación de las políticas neoclásicas. Hoy, como hace veinte años, los discursos en materia de política económica -principalmente- parecen ser los mismos.    Por otro lado, bajo la premisa: “las reformas que México necesita” el “nuevo Partido Revolucionario Institucional” (PRI) impulsó las reformas educativa, en materia de competencia económica, la fiscal, la hacendaria, la política y coronó el proceso trasformador con la reforma en telecomunicaciones y, principalmente con la reforma energética, que servirán “[..] para –según Cesar Camacho- de una vez por todas quitar el freno al desarrollo y hacer que las oportunidades se multipliquen y alcancen a todas las 1 Algunas de las ideas expresadas en la presente entrega provienen de la tesis de licenciatura: Alavez Salazar, Jesús Fernando. Seguridad Nacional en México: Una contradicción social. Entre la política, el libre mercado, la globalización y la protesta social. Dirigida por Mtra. Aline Magaña Zepeda. Tesis de licenciatura inédita, Ciencia Política, Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa, México, 2014. Y de la ponencia: La migración femenina México-Estados Unidos. Perspectivas descriptivas y consecuencias a partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en coautoría con Lorena Sánchez Peña 2 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española 3 Definición de la palabra Cuento, segunda acepción. Diccionario RAE. Disponible en línea en: http://lema.rae.es/drae/?val=cuento Consultado 20 marzo de 2014.


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familias”1 Los resultados ¿distarán mucho de la misma conclusión de los cuentos?   I. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) Uno de los temas socio-económicos de los que se ha escrito mucho en las últimas dos décadas, es el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá. A 20 años de la entrada en vigor del TLCAN y 14 de la entrada en vigor del Acuerdo Global (AG) la economía mexicana y las condiciones sociales de los mexicanos han demostrado decrecimientos y estancamientos.   El TLCAN se ha convertido en el ejemplo de la competencia asimétrica con economías nacionales sumamente desiguales. Gracias a ello surgieron políticas ambivalentes y de doble discurso, siendo éstas las mismas que tratan de bloquear o eliminar las consecuencias que dicho Tratado ha contribuido a acrecentar o gestar, siendo la más significativa la migración2. Los resultados del TLCAN, veinte años después, demuestran que los empleos no sólo no mejoraron sino se volvieron más precarios. Sin embargo, el Tratado pasó a ser de la noche a la mañana una ilusión que prometía ser “motor de desarrollo” para el país, a ser una amenaza para la soberanía, la gobernabilidad, la seguridad alimentaria y también un problema demográfico.   Los efectos que el TLCAN ha arrojado a la sociedad mexicana obedecen principalmente a la descomposición del campo, la desigualdad social, el desempleo creciente en las ciudades, el proceso de des-industralización en nuestro país, que se prometió terminarían con el TLCAN, sumado a la violencia a causa de la batalla actual contra la “delincuencia organizada”.  El Estado y gobierno mexicano –a partir de Miguel de la Madrid- han privilegiado la adaptación 1Discurso de César Camacho, durante la Primera Sesión Extraordinaria del IV Consejo Político Estatal -del (PRI)- en Quintana Roo, durante la cual se eligió a su dirigencia para el lapso 2014-2018. 2 “Algunos políticos estadounidenses se enfocan en cerrar la frontera de EE.UU.-México para poner freno al flujo de trabajadores emigrantes hacia el norte. Frecuentemente estos son los mismos políticos que han apoyado varios tratados de libre comercio y de globalización. Estos tratados han sido los responsables por las crisis económicas que han devastado comunidades en varias partes de Latino América [sic] por lo cual ha impulsado una inmigración exponencial.” Texto extraído de ___ La Inmigración y El Fracaso de Tratados de Libre Comercio, Public Citizen. Disponible en línea en:https://courses.cit.cornell.edu/ iard4010/documents/TradeandImmigrationEnEspanol_FINAL_1_.pdf Consultado marzo 2014.


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al llamado orden moderno, es decir, han buscado a toda costa integrarse a la economía de mercado. Los resultados han sido desastrosos, ya que “[…] ha quedado fuera de sus objetivos, el análisis y por ende, el proceso de investigación relacionada con el impacto que traerá consigo el llamado Tratado de Libre Comercio (TLC) o North American Free Trade Agreement (NAFTA) […] Esta temática que preocupa, se desprende del proceso de globalización, del cual nuestro país se halla inmerso, como parte de un todo […]”1    La teoría de la integración económica 2 insertó a México en una en-

crucijada, ya que al abrirse al libre mercado el MN no produjo los empleos que, además de necesarios fueron prometidos por los gobiernos que apoyaron al TLCAN y se basaron en él. Debemos subrayar que, México se convirtió en una potencia exportadora, sin embargo, toda esta producción no tenía como objetivo el mercado interno mexicano, como menciona Denise Dresser es “Un modelo con islotes de competitividad y productividad en medio de una pobreza extrema”3 . El tema lo aborda

con especial detalle Arturo Guillén Romo al afirmar que “Bajo el MN [Modelo Neoliberal] no sólo se han creado empleos de menor calidad, sino que ha sido palpable la incapacidad del “sector formal” para crear empleos y absorber la población que se incorpora a la fuerza de trabajo.”4 Los efectos a causa de la integración económica han sido sufridos por la mayor parte de la sociedad mexicana, esto obedece a que “los resultados del MN y de la integración en el marco del TLCAN en términos de desarrollo económico y social son mediocres, por usar un calificativo suave. El empleo y el subempleo de la fuerza de trabajo y la concomitante pobreza que le acompaña, constituyen los problemas principales, de México y de 1 Berumen Barbosa, Miguel E. La vulnerabilidad de la seguridad nacional ante el Tratado de Libre Comercio. Observatorio de la Economía Latinoamericana, marzo, 2013. Disponible en línea en: http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ Consultado 20 marzo 2014. 2 La teoría de la integración económica dicta; que los empleos en las ramas menos competitivas serán paulatinamente superadas por los empleos de las ramas más competitivas, los cuáles presentarán mayor calidad. Dicho proceso bajo la tutela de las políticas y teorías macroeconómicas neoclásicas. 3Dresser, Denise. El TLC: “Lo bueno, lo malo dió”. Semanario Proceso, No. 1947. México. Febrero 2014, pp. 36-37.

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4 Guillén Romo, Arturo. “Efectos de la globalización en el empleo: el caso de México”. En: Guillén Romo, Arturo (Coord). Economía y sociedad en América Latina: Entre la globalización, la regionalización y el cambio estructural. Miguel Ángel Porrúa, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México, 2007. p.219.


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América Latina.”1 Por lo tanto, las políticas que buscan que Tratados como el TLCAN sigan siendo el “motor de desarrollo” no están pensadas en la formación económica social de México.   II. El Acuerdo Global. El AG es el Acuerdo político cultural y comercial que nació a la sombra del TLCAN entre la Unión Europea y México. Una maniobra estratégica que el ex presidente Zedillo y la Unión Europea supieron esgrimir acorde a sus intereses particulares. Así, el gobierno federal sucesor del salinismo, se apartaba –al menos en el discursodel TLCAN y firmaba su acuerdo cumbre producto de sus propios esfuerzos y negociaciones. Al mismo tiempo, la Unión Europea no quedaba en una posición tan desfavorecida en términos económicos-comerciales ante la abrumadora dependencia de México sobre EUA y el creciente comercio de China y los tigres asiáticos.2   Lo que puede ser rescatado, de las negociaciones entre la Unión europea (UE) y México son las cláusulas condicionantes en materia de derechos humanos y democracia que la UE exigió a México. 3 En México no se entendió así, la mayoría de los estudiosos de la política sólo se dedicaron a estudiar los efectos electorales de la reforma política de 1997 bajo supuestos como “la transición a la democracia” y después la alternancia en el poder, muy pocos contemplaban que sus causales –en gran medida- provenían de la política exterior en materia de economía y comercio exterior. Ello no le quita ningún mérito histórico a que en 1997 México contó con su primer gobierno dividido y, mucho menos, demerita el triunfo de Vicente Fox en el año 2000 en las contiendas presidenciales, empero sin tales exigencias provenientes de Europa hubiese sido difícil que se abriera el camino para tales acontecimientos. Asimismo, es el único tratado que enarboló aspectos culturales sustanciales a diferencia del TLCAN cuyo objetivo era y sigue siendo la explotación de los recursos naturales y la mano 1 Ibíd. p.222. 2 Se les llama 4 tigres asiáticos a Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán. China y Japón son llamados dragones asiáticos. 3 Para más información véase: Gil Villegas, Francisco. “México y Europa: Una relación centenaria que trasciende la economía y el comercio”, en Torres Blanca y Vega Gustavo (Coords.) Colección Los grandes problemas de México, Tomo XII Relaciones internacionales, El Colegio de México, México, 2010. pp. 470-471.


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de obra mexicana. No pretendemos decir que TLCUEM sea mejor que el TLCAN, ambos persiguen prácticamente los mismos objetivos, pero existen diferencias marcadas en sus negociaciones de origen. ¿En qué ha devenido el TLCUEM y el AG? Los resultado tanto del Tratado como del Acuerdo son similares a los del TLCAN, ya que “Evaluar el papel de la inversión europea en México es complejo el gobierno presume logros cuantitativos y evade el análisis profundo.1 ”

Podemos decir que a pesar de ser pensado con mayor ambición y mejor estrategia que el TLCAN, la alta burocratización que exige la UE respecto a las negociaciones de alto nivel político han sido el principal obstáculo para que no camine a cabalidad el Tratado. A ello debemos agregar la profunda crisis financiera global, detonada en 2008. ”En caso de la Unión Europea, la crisis financiera internacional de los últimos años afectó de manera sensible a su economía real. Los efectos nocivos de esta crisis han producido un fuerte

descenso en el nivel de vida e ingreso de la clase trabajadora europea. Importantes estratos de la clase media de la UE han pasado a engrosar las filas del desempleo y la pobreza”2. Resulta, pues, un cuestionamiento toral: si la UE está en esa profunda crisis ¿Qué nos depara a nosotros con los Acuerdos y Tratados que imponen y,-con sus políticas provenientes de las teorizaciones de Hayek-3 que tiene a ellos mismos en una crisis política, económica y social?   III. “¿Las reformas que México necesita?” Las políticas económicas provenientes del neoliberalismo – aplicadas en México a partir de 1982- tienen como prioridad principal el control de la inflación, aplicar una férrea disciplina fiscal, reducir la deuda externa y sobre todo, multiplicar el comercio exterior ,4 se promete mediante discursos o cuentos políticos que se crearán empleos, pero el modelo de 1 Arroyo Picard Alberto. La inversión extranjera directa entre la Unión Europea América Latina y el Caribe. Ecuador Decide, RMALC, Fundación Rosa Luxemburgo. Quito, 2014. p. 55. 2 Piñón Antillón Rosa Maria. Paradigmas económicos del siglo XXI. La Unión Europea y América Latina. Universidad Nacional Autónoma de México, FCPyS, Dirección General para la Educación y la Cultura, Proyecto Jean Monnet. Comisión Europea. México, 2013. p. 9. 3Guillén Romo, Héctor. Hayek y las políticas de Austeridad en México. Disponible en línea en: http://www.cuadernospoliticos.unam.mx/cuadernos/ contenido/CP.44/cp.44.8.HectorGuillenRomo.pdf Consultado 20 marzo de 2014. 4 Hanson Gorndon. “El misterios mexicano”, en revista Nexos, México, diciembre, 2011. Disponible en línea en http://www.nexos.com.mx/?p=14591 Consultado 14 de febrero 2014.


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acumulación de capital en su fase neoclásica tiende a desemplear. La idea de reformar la economía del Estado no es innovadora (utilizando el lenguaje empresarial), retomemos a Fausto Hernández Trillo: El discurso de que se necesitan “reformas estructurales” no es nuevo. Al comenzar la década de los noventa la arenga era exactamente la misma. Se hablaba ya de las, sin duda, importantes reformas que buscaban cambiar la estructura de la economía: reforma comercial, financiera, de desregulación, etcétera. Tenían como objetivo, en efecto, transformar radicalmente las fuerzas del crecimiento económico y, más aún, cambiaban los precios relativos1 .   Los –tristemente célebres- gobiernos panistas conducidos por los ex presidentes Vicente Fox Quesada y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, respectivamente, enarbolaron el proceso de alternancia en el poder y la “cumbre de la transición democrática en México”. Sus estandartes fueron fundamentalmente la creación de empleos, por supuesto, apoyados del TLCAN que armonizaba del todo con su doctrina política-ideológica: la liberalización económica. El proceso express de propuestas y aprobaciones de las reformas constitucionales que el Ejecutivo federal priísta presentó y el legislativo aprobó en un periodo menor a 18 meses, fue el sueño aspiracional que siempre defendió el partido blanquiazul, sin embargo, ser gobierno no es siquiera similar a ser oposición y los gobiernos federales panistas distaron mucho de saber ser gobierno, por más que se cuelguen medallas ajenas2 .    Empero, la segunda vuelta del PRI no tardaría 70 años (tiempo que estuvo en el poder anteriormente 3) en transformar al país. “Supieron ser oposición”, aprendieron de los desastres electorales del año 2000 y, especialmente, del 2006, donde se colocaron como tercera fuerza política. Al mismo tiempo, su oficio político ayudó sobremanera a recuperar la presidencia, sumado a la crisis política-social en que el Partido Acción Nacional (PAN), especialmente con la llamada guerra contra el narcotráfico, dejó al país. 1 Hernández Trillo, Fausto. “El miedo a manejar la economía”, en revista Nexos , diciembre, 2011. Disponible en línea en http://www.nexos.com.mx/?p=14591 Consultado 14 de febrero 2014. 2 Disponible en línea en: http://www.milenio.com/region/reformas-estructurales-triunfo-panistas_0_269973065.html Consultado 15 de abril de 2014. 3 Partido de la Revolución Mexicana y Partido Nacional Revolucionario.


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Sin embargo, este “nuevo PRI” presenta mucha hambre de transformación, mucho ímpetu de cambiar y modificar el rumbo del país, la premura con que se llevaron a cabo las también conocidas como reformas estructurales, fue un proceso nunca antes visto, la mayoría de ellas aprobadas en fast track. A raíz de la aprobación y posterior implementación (algunas todavía en proceso) de las reformas estructurales se ha planteado que México presentará un crecimiento económico de 4 puntos porcentuales en 20141 , algo en realidad poco creíble ya que el crecimiento económico a lo largo de las dos décadas que lleva vigente el TLCAN y a 14 años del TLCUEM no ha aumentado más de dos puntos porcentuales en cada uno de los 3 sexenios que transcurrieron2. Mientras la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el Fondo Monetario Internacional (FMI) y demás instituciones internacionales celebran tales reformas, el grueso de la sociedad mexicana seguirá esperando el final feliz de este cuento. IV. A manera de conclusión   El carácter gerencial del Estado mexicano, que han potenciado los gobiernos tecnócratas, fieles a los acuerdos del Consenso de Washington, llega a un punto álgido. Es preocupante y a la vez sorprendente que el único proyecto político-económico se base en privatizar derechos que se ganaron en diversas luchas sociales a lo largo del siglo XX, que no exista plan B. Servicios que anteriormente el Estado mexicano estaba obligado a otorgar al total de la sociedad. ¿Y cuál es la respuesta ante tales contradicciones, ante la migración hacia el país del norte que parece ser utilizada como política de Estado, en especial, desde los gobiernos federales panistas 3, ante la nula negociación de la circulación de personas en el TLCAN, ante el fracaso del TLCUEM y ante las reformas estructurales que velan su verdadera cara muy temprano ? Cuentos y más cuentos… 1 Disponible en línea en: http://www.jornada.unam.mx/2014/01/07/economia/021n2eco Consultado 6 de marzo de 2014. 2 INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales de México, varios años, México. Disponible en línea en: http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/cn/ Consultado 3 abril de 2014. 3 Disponible en línea en: http://www.jornada.unam.mx/2012/05/01/opinion/024a2pol Consultado 10 de abril de 2014.


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Nota al Pie El problema es que no generaron el crecimiento sostenido prometido. Las explicaciones no se hicieron esperar: que si fueron insuficientes [...]; que si no fueron en un inicio las apropiadas; que si fueron producto de mala planeación ya que se tomaron en medio de crisis (así se han reformado los países, históricamente); que si los grupos de poder no dejan avanzar las reformas ni dejan aprobar otras de ellas; […] que si los gobiernos divididos impiden más reformas…1 1 Hernández Trillo, Fausto. Op. Cit.

Por el contrario tenemos al mejor ministro de finanzas del mundo 1 y el presidente Enrique Peña Nieto salió como estrella de cine en el reciente Foro Económico Mundial, donde el aplauso de Davos se hizo presente2 . Por tanto, es importante conocer quiénes están detrás de las políticas económicas empresariales que se gestan en nuestro país. La burguesía, hoy llamada –elegantemente- Iniciativa Privada (IP) es quien aplaude. Finalmente, cuando los resultados no son los deseados y los beneficiados son unos pocos, estas políticas económicas sacan siempre a la luz las contradicciones irreconciliables que la lucha de clases conlleva.

1 http://www.eluniversal.com.mx/finanzas-cartera/2013/videgaray-hacienda-976247.html 2 Hernández Alcocer, Willy Arturo “El aplauso de Davos”, en Revista Hash Tag (versión digital) http://www.revistahashtag.net/ opinion/item/485-el-aplauso-de-davos-la-ideolog%C3%ADaempresarial-de-estado Consultado 13 de abril 2014.


‌EL ARTE NOS ACOMPAÑA


ENTREVISTA El pintor hiperrealista Omar Ortiz, director de la empresa “CARTOGRAFíA GPS”; (proyecto iniciado como un hobbie) en el que ha trabajado los últimos años y a la par como pintor, lo ha posicionado como una figura que procesa, plasma, matiza, desarrolla y detalla cada una de sus obras, aliado de sus habilidades como diseñador gráfico; de origen mexicano. Un hombre que ve como una necesidad del arte y la cultura, los grandes tesoros de nuestras tierras que nos remontan a nuestro pasado ancestral.

La pintura, una labor acompañada del intenso, pero libre mundo de la creatividad. La abundancia de los colores, parte elemental en su obra encamina al espectador a admirar los sutiles matices, aunque la expresión es todo un reto ya que en ocasiones la cesura de la naturaleza, belleza y cuerpo femenino rebasa la esencia de la idea de libertad, expresión y arte.


¿Cómo define el arte y la cultura? -Abordar el símbolo del arte y la cultura que implica, no es más que la necesidad del ser humano de plasmar una serie de abstracciones que quizá reflejan momentos precisos, pero a su vez, nos define y diferencia entre razas, lo cual es lo que verdaderamente deja huella de nuestro paso por la tierra. ¿Se puede considerar que en México las oportunidades no son muy amplias para aquel que se dedica al campo artístico, y además no suelen existir buenos incentivos? -Si esperas que del exterior te lleguen las oportunidades, te podrías quedar sentado toda la vida esperando esa oportunidad que quizás nunca llegaría, dado que no creo en oportunidades ni incentivos. Creo en el trabajo y en lo que uno mismo hace para lograr lo que desea. Creo en decisiones buenas y malas. Considero que el éxito en el campo artístico, ya sea en México como en el resto del mundo, puede configurarse según nuestro desenvolvimiento, interés y búsqueda por dicho éxito. Por otro lado, supongo que si eres bueno en lo que haces y estas en el lugar correcto, con la gente correcta, podrías sobresalir. Su labor para algunos es una forma de expresión artística, para muchos otros es una forma osada, entonces le pregunto: ¿La sociedad aún es conservadora o la cultura mantiene ciertos tabúes? - Mi trabajo, tema y forma de expresión se centra en la belleza del desnudo femenino y habrá quien lo vea como lo más hermoso del mundo y quien lo considere obsceno, pero eso no me preocupa porque no le puedes dar gusto a todos. Yo trabajo para complacer mis propias inquietudes y lo que deseo expresar. La sociedad es conservadora y eso me parece respetable, además natural, ya que es parte del mantenimiento de ciertas tradiciones; aunque también existe una sociedad de perspectiva abierta: aquella en la que se ve un cambio en las costumbres, la cultura y reforma lo que previamente era considerado un tabúe.

“Una sociedad envuelta en la diversidad de perspectivas”


“El arte es una forma de expresión que llega al corazón, tan es así que el proceso lleva a cultivar al intelecto”. Exponer fuera y dentro del país ¿qué ha significado? -Considero que mi trabajo ha sido muy valorado en México, aquí he vendido la mayoría de las piezas; aunque exponer fuera ha sido interesante por todo lo que implica, como aprender y conocer. En mi caso todas las exposiciones en las que he participado fuera del país han sido bajo riesgo propio. Ningún galerista o representante ha manejado esta situación, lo cual me ha permitido exponer de una forma libre en países como Inglaterra, España, Holanda, Taiwán y Grecia, con el toque que yo he querido. Experimentar este tipo de situaciones ha significado mejorar, evolucionar y progresar como artista.

Por último. Enfocarse en el desnudo femenino ¿por qué? -La mujer es lo más bello que existe en el mundo, a decir verdad. En ella he encontrado mi pasión por la pintura. Llegué a pintar animales, bodegones, algo de paisaje, etcétera, pero ninguno de esos temas me apasionó tanto como pintar una figura humana. Mi posición como pintor no me condiciona a pintar cosas en específico sino que me da la libertad de pintar lo que quiera. En un futuro quizá, busque nuevos horizontes respecto a la estética de la mujer que plasme.


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El papel del líder en la Nueva Administración Pública

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José Manuel Guadarrama Santillán Estudiante de Ciencia Política UAM I

ablar de las teorías de la Nueva Administración Pública (NAP) resulta complicado cuando se observa la gran cantidad de literatura al respecto y los matices y diferencias que surgen de la misma. Sin embargo, es posible extraer ciertas generalidades teóricas así como argumentos que justifican las modificaciones estructurales en no pocos Estados. En términos generales, la NAP ha aludido a la necesidad de diseñar mecanismos dentro de la administración pública (AP) que lleven a un mejoramiento continuo que incremente la eficiencia y eficacia, no obstante, dicho objetivo no ha sido el móvil del desarrollo de la NAP; Aguilar Villanueva ha mostrado que los problemas de eficiencia y eficacia y el mal funcionamiento del sistema burocrático jerárquico no fueron los motivos primarios para el surgimiento de los nuevos modelos de AP, sino que fueron las nuevas condiciones socioeconómicas productoras de coaliciones que demandaban seguridad jurídica, en las condiciones de una economía de mercado dinámica, abierta y políticamente pluralista las que propiciaron la implementación de un nuevo tipo de gestión.1 La NAP pone énfasis en el desarrollo de mecanismos que reduzcan la vulnerabilidad de la misma a la manipulación política y al oportunismo legislativo con el objetivo de brindar la seguridad jurídica que los mercados demandan. Dicha seguridad no la podía proporcionar el esquema jerárquico que imperaba en la AP. Era necesario contar con cuadros altamente capacitados que pudieran responder de manera oportuna a los problemas que el dinamismo económico exige. En relación con el líder, dentro de la AP surgen preguntas, tales como, cuál debe ser el grado de responsabilidad del líder, y en qué forma debe delegar responsabilidades. Esta última pregunta lleva a definir la relación que el líder debe tener respecto a los demás cuadros de la organización. 1 Luis Aguilar, Gobernanza y Gestión Pública ( México: Fondo de Cultura Económica, 2008)


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En el ámbito de la administración pública, el liderazgo se asoció con jerarquías rígidas en donde líder y subordinados presentaban relaciones de mando- obediencia que se sostenían sobre protocolos establecidos por la legislación administrativa. Sin embargo, la crisis de los Estados de bienestar motivó un nuevo tipo de literatura que puso énfasis en la modificación de la AP incorporando elementos de gestión empresarial y mecanismos de mercado para incrementar la eficiencia y eficacia en la realización de las tareas estatales; con ello se dio un cambio sustancial en el papel que debe desempeñar el líder dentro de la organización buscando superar aquella figura autoritaria de la vieja burocracia para dar paso a un nuevo tipo de liderazgo mucho más dinámico y flexible.   El modelo burocrático que tenía como preocupación el seguimiento de normas específicas basando su legitimidad en motivos jurídicos, quedó agotado para dar paso a la aplicación de nuevas formas de AP que se concentraran además en principios económicos. Las llamadas reformas de primera generación de la NAP se orientaron a establecer un estricto control financiero, aumentar ingresos y disminuir los gastos, todo ello con la finalidad de brindar estabilidad macroeconómica. Se puso énfasis en el tema de la reducción del Estado y con ello disminuir el número de unidades de staff y departamentos operativos1 lo anterior implicó repensar la organización burocrática, fuertemente jerarquizada y preocupada por el seguimiento de normas específicas, para sustituirla por un tipo de organización dinámica que descentralizara las decisiones y distribuyera la autoridad. Implementando un enfoque de mercado, la NAP enfatizó la libertad de los administradores para tomar decisiones que los invitaran a asumir actitudes emprendedoras e innovadoras en donde los objetivos fueran la principal preocupación y los resultados el centro de la administración. Se cambia a un modelo pos-burocrático que no se concentra en los insumos y procesos, sino que se orienta hacia los productos y resultados.  Desde este nuevo enfoque, un sistema burocrático rígido que se apegue en todo momento a reglamentos específicos de acción, no puede responder de manera 1 Luis Aguilar, 143

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eficiente a las exigencias del mercado actual. En este sentido, las propuestas de una nueva gestión pública pone énfasis en el management invitando a realizar un cambio de modelo en el que se pasa de la gestión burocrática-taylorista, basada en la división y especialización del trabajo, a un tipo de gestión que implementa modelos estratégicos que permiten un mejoramiento constante. Un cambio importante dentro de las llamadas teorías de la NAP es la observación del Estado no como un productor de bienes y servicios, sino únicamente como proveedor. El concepto de líder dentro del modelo de burocracia weberiana estaba orientado a la vigilancia e implementación de procesos normativos específicos de forma universal. Por el contrario, el líder desde el enfoque de la NAP, requiere de elasticidad en la toma de decisiones que le permitan orientar su trabajo hacia el logro de objetivos. En “La reinvención del gobierno”, Osborne cita a E.S Savas: “La palabra gobierno proviene de una voz griega que significa llevar el timón. La tarea de gobierno consiste en llevar el timón de la nave, no en remar. Prestar servicios es remar, y el gobierno no es muy bueno remando” 1 Osborne expone los principios generales de su propuesta sobre una nueva gestión pública: superación del binomio impuesto-gasto ofreciendo menos gobierno y más gestión.   En cuanto al liderazgo en la organización, propone la descentralización de la autoridad, implementando mecanismos de gestión participativa, lo cual lleva a una horizontalización jerárquica; elemento sustancial de los cambios en las teorías de la NAP. En los gobiernos que se rigen por una lógica empresarial, la línea de acción se marca por programas y no por problemas; es decir, los gerentes o líderes de proyectos fijan objetivos, diseñan estrategias, llevan el timón; la parte operativa es llevada a cabo por proveedores externos.   En el New Public Management (NPM) se asume que la gestión privada es mejor que la administración pública tradicional, por lo tanto, se sigue que deben trasladarse las actividades de gobierno al sector privado a través de privatizaciones y de la contratación exterior (contracting out); en aquellas áreas que no puedan ser privatizadas o externalizadas se propone que incorporen técnicas de gestión empresarial en sus 1 D Osborne Gaebler, Gaebler, La reinvención del Gobierno (España, Paidos, 1997) 55.


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operaciones. 1 Los puestos directivos entonces se encargan de evaluar el desempeño del servicio o producto que han adquirido y buscan los mejores proveedores procurando los mejores precios y el mejor servicio.   Las teorías de la NAP afirman que los altos directivos deben desempeñar funciones de carácter estratégico, decidir las políticas que orienten la actuación del gobierno y evaluar el desempeño de los proveedores de productos y servicios. En esta línea se encuentran las agencias ejecutivas dirigidas por los llamados chief executives. Estas agencias son creadas con objetivos precisos y se evalúan a través de sus resultados, siempre marcando sus límites de acción. Los contratos o convenios sirven de base legal para regular la relación entre el gobierno y la agencia ejecutiva así como para precisar responsabilidades y mecanismos de rendición de cuentas. En otras palabras: se otorga autonomía directiva (let manager manage), especificando los resultados y evaluando desempeños (make manager manage).   El papel del líder en los modelos pos-burocráticos se enfoca en guiar y motivar el servicio público. Se da una distinción entre decisión-formulación de la política y la implementación- administración de la política 2. De lo anterior se desprende que gestión y administración es distinto a controlar. Cuando se habla de control, se alude al establecimiento de pautas a seguir en el proceso administrativo. En cambio, la gestión refiere a la capacidad de responder ante circunstancias no previstas de manera eficiente, lo cual requiere tanto autonomía como responsabilidad. Este cambio que se da con la separación entre la planificación y la implantación de los servicios públicos representa uno de los ejes de la NAP.   El management implica siempre al manager especializado por lo tanto los altos ejecutivos de gobierno deben tener la seguridad 1Nuria Cunill, Repensando lo público a través de la sociedad. (---: Nueva Sociedad, 1997), 240 2 En 1988 salió a la luz en Inglaterra el proyecto Improving Management in Government: The nex Steps, en el cual se da un fuerte énfasis en el estilo de dirección descentralizada; se remarcan tres distinciones básicas: distingue unidades de alta dirección y financiamiento y las unidades responspbles de la prestación de servicios, muestra la distinción entre las unidades que deciden las políticas públicas (policy making) y las que se encargan de su administración (policy administration). Luis Aguilar, Gobernanza y gestión pública, 150

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de que las unidades administrativas actuarán conforme a la estrategia que ha delineado previamente, eso implica que las unidades deben contar con la independencia y capacidad suficiente para tomar decisiones de manera rápida y oportuna. La independencia que se brinda a las unidades debe ir acompañada de mecanismos adecuados de coordinación. Para poder hablar de dirección de calidad es necesario que se definan los estándares de servicio que servirán de referente en el proceso de gestión para lo cual es indispensable desarrollar indicadores de desempeño que permitan evaluar las tareas administrativas al tiempo que se diseñan mecanismos de participación que permitan el seguimiento por parte de los ciudadanos de los procesos de AP. Vale la pena advertir que dentro de esta nueva visión se creyó que el management debía estar fuera de cualquier proceso político, pues sus tareas eran puramente instrumentales y técnicas, por lo tanto no debía ser politizado su ámbito de acción. En este sentido, el discurso de las teorías de la NAP empezó a hablar de management público como un modelo de gestión, orientado hacia el mejoramiento del rendimiento de la administración pública, recalcando su especificidad de carácter científico. Gowler y Ladge distinguen dos dimensiones en el significado de management; en primer lugar el significado del management como un conjunto de técnicas o instrumentos de gestión y en segundo lugar la gestión del significado de management como una función ideológica que sirve para crear y mantener en las organizaciones las prerrogativas de gestión.1   La apreciación de esta doble dimensión permite observar el hecho de que la implementación del management empresarial en la AP no puede ser ajena a la promoción de ciertos valores y a la publicidad de discursos que, bajo un velo de aparente apoliticidad, guardan estrecha relación con procesos políticos, sociales y culturales

La inclusión en el proceso de reformas en la AP es un aspecto que debe tomarse de forma seria. Para Cunill es indispensable fortalecer la relación entre institucionalización y democracia, relación que debe de ir acompañada por el fortalecimiento de la capacidad institucional del gobierno sustentada

1 Carlos Losada, ¿De burócratas a gerentes? Las Ciencias de la gestión aplicadas a la administración del Estado. (Banco Interamericano de Desarrollo, 1999), 32


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en valores de austeridad, transparencia, ética y responsabilidad social .1 Afirma que las reformas Estatales que se han llevado a cabo en cuestión de ampliación democrática se han concentrado en el ámbito de los partidos políticos, el parlamento y el poder judicial; menos importante ha sido el problema de la reforma administrativa, bajo un enfoque político. Por lo tanto, para incorporar a la sociedad en la adopción de las políticas públicas es necesario llevar a cabo un proceso de publificación de la AP. La fiscalización de los mandos directivos es un tema central en desarrollo transparente del proceso de gestión estatal; el papel que juega la ciudadanía dentro del proceso de selección de funcionarios públicos por medio de elecciones democráticas, debe superarse para pasar a una nueva fase de control y fiscalización de las actividades del gobierno. 1 Nuria Cunill, Repensando lo público a través de la sociedad. (---: Nueva Sociedad, 1997), 197

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Juan Carlos Castillo García. Licenciatura en Ciencia Política UAM-I. “Tipología sobre las formas en que se participa”.

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Juan Carlos Castillo García. Licenciatura en Ciencia Política UAM-I.

Juan Carlos Castillo García. Licenciatura en Ciencia Política UAM-I.

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Esperando el cambio. Jesús Vera Estudiante de Sociología UAM I

Más que un limpiaparabrisas. Jésus Vera Estudiante de Sociología UAM I


La evaluación de políticas públicas como mecanismo auxiliar de gobernabilidad Jose Luis Serapio Juárez estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública FES Acatlán Abstract. En el presente ensayo se busca indagar al respecto de la evaluación de las políticas públicas en mexicano, específicamente el cómo las mismas pueden coadyuvar a la gobernabilidad del Estado mexicano, a saber, no entender el proceso de evaluación como mecanismo de control sino como una herramienta que colabora en la construcción de legitimidad.

Palabras clave: evaluación, políticas públicas, gobernabilidad.

Introducción. Lasswell es considerado como el primer autor que incursionó en la materia de las ciencias de las políticas públicas en democracia, su enfoque buscó resolver la necesidad de tener mayor eficiencia en la toma decisiones.1 Lasswell para ello, propone elaborar un esquema de las policies2 y plantea las siguientes etapas: información, promoción, prescripción, invocación, aplicación, valoración y terminación .3 No obstante, las políticas públicas en México han sido vistas como acciones netamente gubernamentales, y la evaluación 1 Su planteamiento se vio influido por la necesidad de comenzar a limitar el poder político mediante la participación del poder público en la balanza, y tendrían dos vertientes u objetivos: por una parte se interesa en el proceso de la política y por otra parte en las necesidades de inteligencia de este proceso. Harold D. Lasswell. Scribd. “La orientación hacía las políticas”. Scribd. http://es.scribd. com/doc/46224286/1-Laswell-Orientacion-Politicas. (Fecha de consulta 29 de abril de 2014).

2 Cabe hacer una distinción entre los tipos de políticas que hay que considerar, sea pues, polity, policy, y politic tienen significados diferentes: “politiy (la estructura), politics (el proceso), policy (el resultado)”. en: Juan Sanabria López, “Identificación y Construcción de Problemas Públicos”, en Las políticas Públicas en México de la teoría a la práctica, (México: FES Acatlán, 2009), 33–47. 3 La etapa de evaluación Lasswell la denomina valoración, pero este ensayo se usará indistintamente evaluación/ valoración. Harold Lasswell, “El Futuro de la Ciencia Política”, (España:Tecnos, 1971) 27

en D.


con realizar estudios comparativos sobre lo que había antes y, después de cierto tiempo, saber si hay o no avances sobre lo que se proponía la organización (en este caso entes gubernamentales), la valoración: “(…) caracteriza la relación entre los objetos políticos y las estrategias y resultados obtenidos”.4 Para su análisis la valoración implica: participantes, las perspectivas, las arenas, los valores base, estrategias, desenlace y los efectos.

El caso mexicano. Las políticas públicas en México. El caso mexicano es un tanto diferente al contexto plural en el que se desarrollan las policies. El caso nacional se ha venido desarrollando bajo un esquema no plural y un contexto no necesariamente liberal, donde la administración pública tiende a ser 1 Harold D. Lasswell, El Futuro de la Ciencia Política (España: Tecnos 1971) 36 2 Lasswell, El Futuro de la Ciencia Política, 36-37 3 Hay que recordar que hay diferencias entre las evaluaciones, pues pueden ser de proceso o de impacto, también internas y externas (como lo menciona Lasswell), e inclusive a la misma evaluación. Empero esto no lo abordaremos en el ensayo, se considerarán igual a todos pero hay que señalar que si difieren, y que en cierta medida es relativamente amplía esa diferencia. Mauricio merino, “Políticas Públicas Ensayo sobre la intervención del Estado en la solución de problemas públicos”. 2013, (México: CIDE): 156.

4 Lasswell, El Futuro de la Ciencia Política, 17.

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como un mero mecanismo de control legal-administrativo. La valoración de las políticas públicas.   La fase de la valoración (o evaluación) es: “(…) la relación entre los objetos políticos y los resultados obtenidos.” Como se ha mencionado arriba, la etapa de la evaluación o valoración de Lasswell es utilizada para: “(…) consignar el grado en el que se cumplen los objetivos, explicar las razones de una realización o una falta de ella, y especialmente para librar el impacto sobre el resultado.” 1 Siendo así es razonable que ello implica saber qué tanto de lo que se propuso a hacer determinado ente políticoadministrativo logró realizarse. Saber si las cosas se hicieron bien o no; en esto radica la premisa fundamental de la valoración como etapa. Para él tiene que haber dos tipos de valoración, una oficial y otra realizada por la sociedad civil, para comprobar la valoración oficial: “En cuestiones de política interna, el público está siempre dispuesto a prestar atención a estudios que indican que un programa ampliado del gobierno federal ha tenido efectos positivos.”2 La evaluación en las políticas 3 tiene que ver


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un brazo del ejecutivo para objetivos políticos y no en el sentido anglo-norteamericano liberal-plural planteado por Lasswell. Históricamente, la evaluación de políticas públicas en el país es relativamente reciente1 . Fue en el sexenio de Fox cuando se creó el Sistema de Metas Presidenciales (SIMEP) que buscaba la evaluación de los objetivos de las metas presidenciales. Además fue creada la Secretaría de la Función Pública (SFP) y papel resultó ser de igual forma: “responsable de organizar el sistema de control y evaluación de la gestión pública.”2 También se creó el INEE; en el ámbito legislativo la ASF amplió sus intervenciones con auditorías de desempeño; las reformas hechas a la Ley General de Desarrollo Social en el 2005 y la constitución del CONEVAL. Para el 2008, en el sexenio de Calderón, se implementó el Sistema de Evaluación de Desempeño (SED)3 : “conjunto de elementos metodológicos que permiten realizar, con independencia de otros sistemas, una valoración objetiva del desempeño de los programas, bajo los principios de verificación del grado de cumplimiento de metas y objetivos, con base en indicadores estratégicos y de gestión. 4 En la actualidad, el sexenio del Presidente Peña Nieto; la Secretaría de la Función Pública ha pasado a ser una comisión y el INEE ha ampliado sus facultades en materia de control. Evaluación de políticas públicas y gobernabilidad.  Si se entiende la gobernabilidad como “un estado de equilibrio dinámico entre el nivel de las demandas sociales y la capacidad de respuesta gubernamental”5 1 Pues es a partir de la década de los 80 en el sexenio de la Madrid; la creación de la secretaria de la Controlaría General de la federación SECOGEL Durante los sexenios de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo fue la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (SECODAM) bajo el mismo esquema de control. Javier González Gómez, La evaluación de la Actividad Gubernamental. Premisas básicas y algunas anotaciones sobe la experiencia mexicana, Políticas Públicas, (México: Colmex, 2010), 156. 2 Javier González Gómez, “La evaluación de la Actividad Gubernamental”, 159. 3 Si bien la función pública ha tenido un papel importante, es la SHCP quien ha impulsado el SED y el Presupuesto Basado en Resultados, sea que eran Hacienda y la Función Pública las encargadas de coordinarse para la medición del desempeño de la Administración pública federal. 4 Diario Oficial de la Federación. DOF. “ACUERDO por el que se establecen las disposiciones generales del Sistema de Evaluación del Desempeño”. DOF. www.normateca.gob.mx/ Archivos/41_D_1566_31-03-2008.pdf‎ (Fecha de consulta 29 de abril de 2014). 5 12 Omar Guerrero, “La Implementación de Políticas Públicas como gobernabilidad”, (abril-junio de 1995): 33-48 citado en Alex Ricardo Caldera Ortega,


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es evidente el aspecto racional de las políticas públicas, en este caso, la etapa de la valoración-evaluación tiene un rol fundamental, dado que resulta herramienta clave para el mantenimiento del equilibrio social debido a que vincula las demandas legítimas y las acciones eficaces, eficientes y económicas con la toma de decisiones.   Alex Ortega menciona que la gobernabilidad contempla una relación de varios conceptos: como al estado institucional de equilibrio; hace referencia a un conjunto complejo de actores; a varias estrategias que corresponden a distintos valores y creencias específicos diferidos 1. Así la gobernabilidad debe ser entendida como una

condición necesaria para ejecutar acciones junto con la sociedad, por ende, implica una relación estrecha entre ambas: la gobernabilidad y las mejores decisiones que sólo se entienden así si éstas son evaluadas a saber, bajo un régimen democrático.   La gobernabilidad, vista como equilibrio, se consigue permitiendo

que todos los actores de la sociedad participen, pero dado que cada sector lleva consigo un cúmulo de ideas, valores, y creencias con respecto a las políticas a implementarse, resultan las evaluaciones, para este caso, una buena salida. La valoración de las políticas públi-

cas implica que las instituciones públicas observarán los resultados obtenidos de cada política implementada –impulsada por algún sector- y corregirán o en dado caso cancelarán la política. Permitiendo con ello el mejor funcionamiento de las instituciones. Abonando a esto, con evaluaciones que pertenezcan tanto al sector como a las externas a él2 , podrán abonar en la construcción de mejores soluciones para la generación de valor público y mejores condiciones para gobernar. Conclusiones. Si bien el papel de la evaluación es históricamente visto, desde el ámbito gubernamental en México, como un mecanismo de control sectorizado y no tanto, como una herramienta  1 Alex Ricardo Caldera Ortega, La gobernabilidad democrática y sus instituciones, (México: Porrúa, 2012): 111-112. 2 Cabe señalar que en la actualidad se ha comenzado a hablar acerca de las “meta-evaluaciones”, es decir, la evaluación de las evaluaciones, el cómo fue el proceso de evaluación de determinada política pública, a saber: “en el caso particular de las metaevaluaciones, éstas analizan las evaluaciones ya realizadas, particularmente de sus informes finales. (…) su primer objetivo (…) es valorar la calidad del mérito del trabajo de los evaluadores.” Sea que esto permite que las evaluaciones sean más confiables y por tanto que la valoración pueda ser un factor de cambio en la toma de decisiones. Miriam Cardozo, “Sistematización de la Experiencia de evaluación de EVLUA DF 2008 metaevaluación y autoanálisis, (México: UAM, 2012) 13.

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racional complementaria que abona en el sentido de las mejoras de creación de “valor público”.   Así pues, las acciones gubernamentales deben estar bajo el escrutinio constante y sistemático de órganos reguladores y de la sociedad. Bajo este esquema lo anterior implica que el Estado tiene la obligación de incluir a la sociedad en la toma de decisiones, y es que el enfoque de políticas públicas nace de la idea de limitar y complementar el poder político con el poder público, con la sociedad civil pues. Volviéndose así otro mecanismo que permita el equilibrio en la sociedad. Es un hecho realizar una apología de las políticas públicas. En general, el actual contexto del país es absurdo, pues la realidad nacional la rebasa. Basta echar un vistazo a la política de desarrollo social que se han llevado a cabo en el país. Durante los últimos 25 años, poco o nada parece haber influido en la disminución de la pobreza. A saber, es cierto que la evaluación puede abonar a la gobernabilidad, en el sentido que permite “corregir” o terminar las “políticas disfuncionales”; incrementar los niveles de legitimidad, pero ello no implica que esto sea suficiente, pues para que esto sea posible, primero es necesario que los espacios institucionales de participación incrementen. Sólo así se entienden las políticas públicas teniendo como contexto la democracia liberal.


Universidad Aut贸noma Metropolitana-Iztapalapa

Revista Nota al Pie

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