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culturas

N° 17 Suplemento de

artes y letras

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de febrero de 2005

JULIO VERNE Imágenes de un futuro pasado

6 CABRERA INFANTE Novelista, crítico de cine, disidente, ha muerto en Londres uno de los grandes protagonistas del ‘boom’ de la narrativa latinoamericana.

7 HUNTER S. THOMPSON El inventor del periodismo ‘gonzo’ nos ha dejado abruptamente, muriendo de la misma manera en que vivió.


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TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de febrero de 2005

n estos días, el necrológico parece ser un género periodístico con futuro. Después ede lamentar las recientes desapariciones de Susan Sontag y Arthur Miller, esta semana nos encontramos recordando a Guillermo Cabrera Infante y a Hunter S. Thompson. Parece un acto de justicia dedicarles un espacio a figuras de nuestra cultura de las que difícilmente volveremos a tener la oportunidad de escribir. Si Sontag y Miller representaban la figura del intelectual de izquierdas clásico y

comprometido, Hunter S. Thompson aplicó a su vida y a su obra un estilo que difícilmente le situarían dentro de una oficialidad, por más disidencias que aceptara ésta. Fue un paso más alla del ‘nuevo periodismo’ de Tom Wolfe e inventó una denominación para lo que él hacía: ‘periodismo gonzo’. El periodista como protagonista que está dentro de la realidad que pretende contar; la droga como el acceso a un estado de percepción desde el que trascender los hechos. Apaleado por Los Ángeles

Recortes 1 UN LATINO, DOS LATINOS, TRES LATINOS Perplejo se queda uno cuando lee que a Jorge Drexler no le van a dejar cantar la canción que ha compuesto e interpretado en la gala de entrega de los Oscar. Su tema de la película Diarios de motocicleta está nominado al premio a la mejor canción, pero los produtores de la gala temen que cuando salga Drexler la audiencia cambie de canal. A cambio, se lo han propuesto a Antonio Banderas y a Santana, el guitarrista. Estilo aquello de Los reyes del mambo tocan canciones de amor. Qué más dará si Drexler no lleva ese rollo latino morenazo, el caso es que no es conocido allí y eso le inhabilita para interpretar su propia canción. Las palabras sin las cosas. Proponemos a las televisiones americanas que en sus informativos sustituyan a Zapatero por Julio Iglesias y pedimos que nos faciliten el patrón por el cual uno es lo suficientemente famoso como para tener derecho a existir. Vaya, que tampoco nos sorprende lo más mínimo y con esto de la canción todos los años hay sus más y sus menos. Drexler ha estado bastante comedido en sus declaraciones y asegura que «Son los productores del show quienes tienen una visión reduccionista de lo que es un artista latino, tratándonos como un grupo homogéneo de piezas intercambiables, en el que el único criterio válido es el índice de audiencia». Va a ser así.

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LO MALO QUE ES ‘LO DE LA PIRATERÍA’ Los defensores más acérrimos de la criminalización del intercambio de música por internet van a quedarse solos por una simple reducción al absurdo. Escuchar a algunos artistas decir que ‘lo del internet nos hace mucho daño’ acaba sonando cómico y demuestra que cantar bien, mal o regular no le convierte a uno en un fino analista. Ahora, internet es el mal de moda para todo. Madrid Rock, una tienda especializada en música, cierra sus puertas y entre las razones que han dado sus dueños figura un descenso de ventas que ellos achacan a la piratería. Los empleados sostienen que la tienda sigue siendo rentable y apuntan a otras causas: «Los trabajadores podemos

del Infierno, alucinado por un cóctel de estupefacientes en Las Vegas, Thompson será para siempre único. Cabrera Infante buscó otros territorios para expresarse con libertad fuera de la oficialidad. Dueño de una prosa desbordante propia de su Cuba, dejó su huella en la novela y en la crítica de cine y se convirtió en una de las más prototípicas imágenes del exiliado. En este número, también nos acercamos a la vida de Julio Verne en el centenario de su muerte.

Antonio Marcos demostrar fehacientemente que la tienda sigue siendo rentable, y que el único motivo de cierre es la especulación inmobiliaria y el afan de lucro desmedido de los dueños. No te dejes engañar, la pirateria no es la culpable». Cada uno es muy libre de hacer con su negocio lo que quiera, respetando los derechos de los trabajadores, y vender su magníficamente situado local al mejor postor, pero de ahí a echarle la culpa de todo a la gente que intercambia sus discos con sus amigos...

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ZARAGOZA DE LUXE, EL OTRO PATRIMONIO «Desde 1999 recopilando para usted fachadas imposibles, arquitectura enloquecida, rótulos psicotrópicos y otras referencias delirantes que la decada de los 70 dejó en Zaragoza (ciudad inmortal)». Ésa es la carta de presentación de Zaragoza de Luxe, un proyecto que nos acerca a un patrimonio no siempre valorado pero muy apegado a la memoria popular. Rótulos de bares, iglesias imposibles, portales... imágenes con un sello muy propio que poco a poco van desapareciendo ante los nuevos diseños más políticamente correctos.

4 EL BLOG DE RUBÉN LARDÍN «Rubén Lardín (BCN, 1972) Dibujante frustrado, voyeur, aficionado al spanking y a los subgéneros menos defendibles, fue editor de fanzines como Annabel Lee y Ojalatemueras, comisario de exposiciones para el Salón Internacional del Cómic de BCN, miembro del primer equipo organizador del Festival Internacional de Cine Erótico de BCN y del comité de selección y responsable del departamento de Publicaciones del Sitges Festival Internacional de Cinema de Catalunya. Autor de diversos libros de divulgación cinematográfica y ensayos culturales, firmante de un montón de colaboraciones absurdas en prensa y avanzadillas en radio y televisión, es también guionista del celebrado cortometraje Una semana con Edwige Fenech». Ahora tiene un ‘blog’, Los misteriosos intervalos de silencio, en Blogia. Es la recomendación de la semana.

Zaragoza de Luxe recopila imágenes arquitectura y rotulística de los años setenta. Otra manera de entender el patrimonio urbano


MÚSICA

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de febrero de 2005

Brian Wilson, juventud y locura ño que celebramos los locos, año de héroes y bandidos. Leprosos del siglo XXI, enjaulados en narcóticos impuestos por el poder y el abismo del miedo. Quijote, castigado al desengaño forzoso que le internó en la muerte. Él, como loco también ha sido excluido de su festividad. El 3 de enero de este año se suicidaba a los 27 años Carles Cagigal, productor y músico en proyectos como Sidonie u Ovni. Como comentó, tenía la manía de la esquizofrenia. Sus cenizas ‘reposan’ junto a una carta de su madre y el disco de Syd Barret, The Madcap Loughs, escogido por el padre. Syd Barret, ahora incapacitado en Cambridge diluido entre la diabetes y la esquizofrenia, creaba en 1970 su primer disco enfermo de energía, caos y humor hasta el culto vital. Brian Wilson recogía el domingo 13 de febrero del 2005 su ‘grammy’ a la mejor actuación de rock instrumental. En la foto en la que sostiene su premio se ven ojos con la tristeza de la locura medicada. Principios de los 60. Nacen los Beach Boys. Los hermanos Wilson surfean sobre el éxito con letras simples y música lúdica, ejemplifican el sueño oficial americano de una juventud sana en unos sesenta convulsos. Su mejor disco, Pet sounds, ya genera diferencias en la familia Wilson. La necesidad y la búsqueda de Brian por construir un espacio propio le lleva a la composición de una «sinfonía adolescente para Dios», renombrada más tarde como Smile. En sesiones interminables llenas de anécdotas excéntricas, incluso la quema de los máster originales, el proyecto se descompone y se crea el mito. De la ‘sinfonía’ asomaron más tarde algunas piezas en el Smiley Smile y en el reciente Good Vibrations, box set. Ahora aparece el conjunto en una estructura no convencional de temas entrelazados, o denominados suites con pequeñas piezas incrustadas,

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DJ AMABLE Razzmatazz #04 Sinnamon Records, 2004

Magia y evocación con Mum os primeros ecos islandeses fueron los de Sugarcubes, ¡esos 80!, al poco Björk, nos sorprendió con su singularidad y lasitud. Ahora ya estamos familiarizados con otros nombres, como Gus Gus o MUM los controvertidos Sigur Summer Make Good Ross con sus paisajes sonoros personales que nos Fat Cat, 2004 deslumbraron en Agaetis Byrjun (2000, distribuido también por Fat Cat). Y hace poco la sorpresa de Efterklang, con su primer disco Tripper (Leaf, 2004), neo-clásicos empujando voces e instrumentación, secciones de cuerda barrocas bajo filtros tecnológicos, realmente interesante. Y también Mum. Les podemos escuchar casi todos los días en una cortinilla de Televisión Española. Pertenece a su anterior disco publicado en el 2002 por Fat Cat, Finally we are no one. Cuantas veces nos gustaría decir que éste es imprescindible, qué bonita palabra adherida a la carátula de un disco, si nuestro bolsillo nos permitiera entregarnos a esa compra ineludible. Un disco agradecido para una escucha lenta, con voces susurrantes entre estructuras clásicas y guiños contemporáneos electrónicos. Ahora nos presentan su último trabajo Summer Make Good en el que su respiración cálida y melódica se ha condensado, dejando espacios menos radiantes que en su anterior trabajo. Mantiene todos los elementos, los fondos ‘ruidistas’ discontinuos, la familiaridad envolvente de los arreglos de cuerda e instrumentos acústicos, las voces desvaídas y aniñadas, su integración con la electrónica. Mantiene todo, lo mágico y evocativo, pero el color es otro, inquietante y sutilmente descorazonador.  José Helguera

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BRIAN WILSON Smile Nonesuch Records, 2004

miniaturas ingenuas y explosivas. ‘Americana’, ‘Cycle of life’ y ‘The Elements’, suites fragmentadas que se revuelven en arreglos musicales de los 60, invocando su adolescencia, si la tuvo. Cuerdas, teatralidad, efectos corales casi litúrgicos, coros atiplados de atardeceres perdidos. Banjos y voces rítmicas, cortes. Se agitan las letras de Van Dyke Parks, un poemario entre turbador e ingenuo adherido a melodías cándidas. Smile forma un proyecto no convencional de fichas de dominó reconocibles. América de ‘héroes y villanos’, a Brian Wilson ‘le dieron por perdido’ y le prescribieron la locura. José Helguera 

Guitarras en la pista ste no es el típico recopilatorio de grandes éxitos; ni el habitual collage de las discográficas ‘indies’ para dar salida a su fondo de catálogo (casi siempre repleto de pequeñas joyas); esto es una sesión imaginaria, un dj que asume los mandos durante 45 temas, como lo hace cada sábado desde la cabina del Razzmatazz. Esta mítica sala barcelonesa se mueve al ritmo de Dj Amable, un alquimista del siglo XXI (eso es lo que es un dj, al fin y al cabo) que apuesta por ritmos que se mueven entre la electrónica, el rock menos convencional, sin dejar de lado el pop e incluso concesiones al country alternativo –¡con Grandaddy, en el plato!–. La discográfica Sinnamon, cada día más en alza y refugio de interesantes propuestas, ha decidido dar a conocer en un doble disco lo que sucede en este local cada fin de semana. Esta vuelta al mundo musical más actual incluye paradas en los grupos del momento, los ‘hypes’ según los cataloga la prensa es-

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La emoción y la furia pecializada, como The Libertines (‘Can´t stop me now’), Franz Ferdinand (con la contagiosa ‘Take me out’) o The Vines (‘Ride’). También hay una pequeña cuota para el pop-rock nacional que incluye el atrevimiento de pinchar ‘La mente del monstruo’ de Fernando ‘Chucho’ Alfaro o ‘NYC Gaps’ de Delorean (ellos si que entienden a The Cure), junto con decisiones menos arriesgadas como los granadinos Lori Meyers y su ‘Viaje de estudios’, o la psicodelia pop de Sidonie (‘On the sofa’). La transición hacia la electrónica corre a cargo de !!! (chk, chk, chk), Goldfrapp o el inevitable Moby. En total, más de cuarenta instantáneas que sirven de acertado repaso a lo más destacado del pasado año y que nos permiten pensar cómo se lo debe de pasar la gente cuando Dj Amable les recuerde que allí suenan las guitarras, aunque Chiks on Speed (‘We don´t play guitar’) lo nieguen cada noche. Fernando Bernal 

igala es actualmente el grupo español más internacional, como demuestra su proyección en Francia y Bélgica. Su propuesta de vanguardia musical se ha ido asentando, desde su debut en 1997, alrededor de un sonido inconfundible, trufado de influencias externas, pero con una fuerte personalidad. Desde su tercer trabajo, Arde (2000, Acuarela), refrendado por su hermano pequeño Restos de un incendio (2002, Acuarela), la dulzura de las voces y los arreglos han dejado paso a las guitarras y los pasajes sonoros construidos sobre melodías que se aceleran y frenan convirtiendo cada canción en un emocionante poema. Territorios, entre el tormento y las emociones, por los que vagan las almas de otras bandas como Tindersticks, Tortoise o Lambchop. La confirmación definitiva de sus sonido ha llegado con La increíble aventura (2004, Acuarela); Kieran Ste-

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MIGALA La increíble aventura CD+DVD Acuarela, 2004

phen (bajo, ex Los Planetas) y Nacho Vegas (guitarras) se han unido a la formación original; y Nacho R. Piedra se encarga de los audiovisuales, que acompañan a la edición del CD y que en las actuaciones del grupo en directo cobran un papel determinante. La voz de Abel Hernández sólo aparece en dos de los temas del álbum, ‘Your star strangled’ y ‘El gran miércoles’, sin embargo, la capacidad evocadora de los instrumentos gana enteros con una mezcla de rock (post), música cinematográfica e influencias americanas. La apuesta de Migala es arriesgada, pero caminar sobre el alambre deviene en momentos insuperables de emoción (‘Lecciones de vuelo con Mathias Rush’ o ‘El imperio del mal’), ocultos tras el estruendo de las guitarras. No se trata de un suicidio comercial, sino de satisfacer una necesidad creativa. Un disco necesario. Fernando Bernal 


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TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de febrero de 2005

A la izquierda, ilustraciones de las ediciones clásicas de Los viajes extraordinarios. Numerosos artistas se han acercado a la obra de Verne, completando una obra dominada por la fantasía. A la derecha, los libros que ofrece TRIBUNA

Julio Verne En marzo de cumple el centenario de la muerte del escritor que supo recopilar los incipientes descubrimientos técnicos y geográficos del siglo XIX para convertirlos en aventura. TRIBUNA ofrece ahora una colección con sus principales obras.

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¿Fue Verne un profeta? No. Verne fue lo que podríamos llamar un ‘ratón de biblioteca’, un hombre que pasaba horas consultando libros y escribiendo, fabulador y trabajador

El hombre que im oda una generación de la época pre-televisiva recuerda con nostalgia las novelas de Julio Verne, casi siempre ediciones recortadas y plagadas de ilustraciones, o simplemente adaptaciones para un público juvenil. Cinco semanas en globo, Viaje al centro de la tierra, La vuelta al mundo en 80 días... son títulos que inspiran movimiento, viaje, aventura, conocimiento, fantasía. Ahora podemos leer sus libros en sus versiones originales y valorar a Verne como el gran escritor que fue, un clásico más, pese a que en vida nunca alcanzara el reconocimiento del mundo de la literatura oficial, más decantado hacia la novela psicológica. Cuando se cumple en marzo el centenario de su muerte, es justo reconocerle y agradecerle los buenos ratos que nos ha hecho pasar siguiendo a sus personajes por el mundo. Existe mucha mitología alrededor de Verne, más en estos tiempos donde el rápido cruce de información propicia las más descabelladas teorías de la conspiración

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para cualquier asunto. ¿Fue Verne un profeta? La lógica y las investigaciones dicen que no, al menos si entendemos el término profeta en su sentido estricto. Verne fue lo que podríamos llamar un ‘ratón de biblioteca’, un hombre que pasaba horas consultando libros –amaba los diccionarios–, especialmente de conocimientos técnicos y geográficos, que iba a todas partes con un cuaderno de la ma-

no y que se levantaba a las cinco de la mañana para trabajar hasta las once, escribiendo, pasando a tinta y corrigiendo sus escritos. Verne dejaba volar su imaginación y proyectaba los conocimientos de los que disponía en la época, pero siempre basándose en un sentido lógico, una adivinación ‘dentro de lo posible’. Los viajes lunares, la exporación de los fondos marinos... están en sus libros. «Sólo he hecho sugerencias que, después de una debida consideración, pensé que descansaban en una base práctica, luego las elaboré de una manera más o menos imaginativa para satisfacer los propósitos que perseguía. Muchas de estas cosas han sido previstas indudablemente por muchos otros además de mí. Su llegada era inevitable, aún si se hubiera o no anticipado. Quizá he mirado un poco más lejos en el futuro que la mayoría de mis críticos», confesaba Verne en 1904 al periodista británico Gordon Jones. Nacido en 1828, Verne vive en una franja temporal que revolucionó el mundo. Quizá en esos se-


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TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de febrero de 2005

«Nunca he tenido un lugar en la literatura francesa»

 Gran admirador de Dickens, Julio Verne sólo lamentaba en una entrevista, diez años antes de su muerte, la falta de reconocimiento: «El gran pesar de mi vida ha sido el hecho de que nunca he tenido lugar alguno en la literatura francesa». Sus intentos de entrar en la Academia siempre se vieron frustrados. «Cuando recibo cartas de América dirigidas a Señor Julio Verne, miembro de la Academia Francesa no puedo evitar una sonrisa. Desde el día en que mi nombre fue propuesto ha habido no menos de cuarenta y dos elecciones en

la Academia, que se ha renovado completamente. Pero yo he sido olvidado». En 1905 cuando empezaba el siglo que él había imaginado, murió de diabetes, con cataratas y cojo a causa de un disparo en la pierna que le hizo un sobrino. Quizá nunca fuera miembro de la Academia, pero eso ya poco importa a quienes han disfrutado con sus historias. Al fin y al cabo, de la cabeza de este hombre salió uno de los personajes literarios más encantadores: el capitán Nemo, de quien se dice que era gallego.

maginó un siglo

tenta años, la humanidad haya experimentado el cambio más brutal de toda su existencia. Algunos ejemplos de inventos: el ferrocarril (1829), el telégrafo eléctrico (1937), la locomotora a vapor (1846), el motor de explosión (1862), el teléfono de Graham Bell (1876), el daguerrotipo, los primeros automóviles a motor y gasolina, la utilización del hierro en la costrucción (Torre Eiffel, 1889), los rayos X... Todas las bases de la so-

ciedad se pusieron en aquellos años, tanto en la medicina, como en las comunicaciones y en la industria. Y Verne fue un hombre atento e imaginativo que supo utilizar todo aquello para crear una literatura que, sobre todo, servía de entretenimiento. Hay un nombre clave en la carrera de Verne, Pierre Jules Hetzel, su editor. El novelista había publicado algunos cuentos, escrito muchos poemas de juventud y flirteado con el teatro, de la mano de Alejandro Dudas, hijo, en el París bohemio donde sobrevive además como agente de Bolsa (¿cómo no iba a adivinar Verne el futuro si conocía bien sus dos pilares, la tecnología y el capital?). Hetzel es un defensor a ultranza de una enseñanza laica, gratuita y obligatoria que ofreciera unos valores a la juventud. En Verne encuentra el filón para combatir a una literatura para jóvenes dominada por la Iglesia. Cuando recibió el manuscrito de lo que sería Cinco semanas en globo (1863), no habría marcha atrás. La serie Los viajes extraor-

dinarios se compondrá de 62 historias, publicadas en novela y también en formato folletón en el magazine de Hetzel. El éxito es inmediato. El propio editor define así la serie: «Se trata de resumir todos los conocimientos geográficos, geológicos, físicos y astronómicos amasados por la ciencia moderna y de rehacer, bajo la forma atrayente y pintoresca que le es propia, la historia del universo». Nace, pues, con un carácter eminen-

temente pedagógico, y aunque Verne va matizando su inicial optimismo a lo largo de la saga, su imagen queda muy asociada a la del escritor para jóvenes. Y es que Hetzel es un editor con las ideas muy claras, y Verne parece adoptar un perfil bajo y aceptar las correciones y directrices que le impone. Tras el éxito de su primera novela, Verne le envía el manuscrito de París en el siglo XX, una novela donde el escritor imagina el París de 1960, un siglo adelante, y una sociedad eficiente pero represiva, donde los ciudadanos son meras marionetas en un futuro opresivo y vacío. La imagen de un Verne propagandista de la ciencia y del progreso se ve ensombrecida por esta novela. Quizá por ello nunca se publicó hasta que fue encontrada en una caja de seguridad por Juan Verne, su tataranieto, en 1989. ¿Tenía miedo Hetzel de que la que prometía ser una exitosa saga quedara relegada por esta pesimista novela? ¿Quería alejar a Verne de veleidades literarias que le distrajeran de su producción

–dos volúmenes por año en el primer contrato– de aventuras? La carta que envió al novelista rechazando el manuscrito era especialmente dura: «Usted no está todavía listo para escribir un libro como éste. Espere veinte años, y entonces pruebe de nuevo». Verne tenía entonces 35 años y lo que hizo fue dejar el ambiente del París bohemio, retirarse a una zona más tranquila con su mujer, Honorine Deviane, y más tarde a Amiens, su lugar de nacimiento, donde viviría el resto de su vida y de donde apenas saldría salvo para navegar en sus propios barcos. Los especialistas reconocen un cambio en las últimas novelas de Los viajes extraordinarios, donde ese optimismo por el conocimiento y el progreso se matiza con la observación de las consecuencias negativas que puede tener para los hombres. Quizá por no explotar esa vena pesimista, no obtuvo más reconocimiento por parte de la oficialidad de la Literatura. Marcos Sánchez 


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TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de febrero de 2005

La Habana para un amante difunto nvuelto en humo, puro humo. Humo que se eleva de su céntrico piso de Londres ahíto de libros y películas porque hay hombres que escriben rodeados de letras, pertrechados de letras, amurallados de letras que les mecen en su trabajo constante de juntar letras. Cabrera Infante ha muerto. Imprescindible y tierno, de seriedad estrepitosa y verbo desatado, el escritor cubano de novelas como orquestas estridentes de ritmos tropicales, de ensayos contundentes e incendiarios y apasionadas críticas de cine, falleció en ese Londres donde ejercía de flemático inglés y donde será icinerado, puro humo, para que aquella mujer que le acompañara en el exilio, la actriz Miriam Gomez, le lleve de nuevo a la Cuba bella que todo cubano arrastra consigo en la partida. Quien haya escuchado hablar a un habanero no se extraña de la pirotecnia verbal, del juego infinito al que Cabrera Infante retaba al lenguaje. El ingenio oral es inteligente, culto y a veces, malévolo y cruel. Contiene la risa, el llanto y nunca está en sordina, como la misma Cuba, el Oriente ardiente del que salieron Castro, Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas y el mismo Cabrera. Hijo de fundadores del partido comunista, este guajiro despierto llegó a una Habana libre donde se vivían los estertores de la dictadura de Batista y las noches se alargaban en una orgía interminable de música y posibilidades. La Habana es una amante voraz e incansable y relatarla se convertiría en una entrega desmedida. Todo es extremo, Cabrera Infante abandona sus estudios de Medicina y se dedica al periodismo, su pasion por el cine le convierte en crítico de la revista ‘Carteles’, su compromiso político con la revolución de Castro le sitúa en las páginas épicas de ‘Lunes de Revolución’. Son los años de un Cabrera Infante que funda la Cinemateca de Cuba, que dirige el Instituto Cubano de Cine, los años de las primeras novelas y los artículos y críticas cinematográficas escritas tras días y noches de amor y de guerra. El amanecer salía en el Trópico, y el trasnochador era el primero que lo veía antes de abismarse en la resaca de la letra. Todo era posible y todos eran inocentes. Mirar más allá de los anteojos redondos, más allá de la consigna y de las represalias es un ejercicio peligroso. Desde el privilegio, Cabrera Infante se opone, se rebela y se revuelca como los tres tristes tigres que ya no quieren comer trigo en un trigal. Un destino de agregado cultural en el extranjero marca en 1966 el quiebro del exilio. Un cubano nunca se va, un cubano se lleva puesta la patria como el

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CABRERA INFANTE

Guillermo Cabrera Infante / EFE

acento, envuelto en humo y rodeado de orishas un cubano se marcha pal carajo con la Habana grabada en las puntas de los dedos y se pasa el exilio conjurando los ecos. A Cabrera Infante no le quisimos en España y allá se fue a vivir a Londres, en esa casa libro donde recuperaba su Habana y donde continuó con una vida marcada por el cine y la escritura, convertido en una de las figuras claves del ‘Boom’ de la novela latinoamericana, dueño de una voz original en la que cabían todos los ecos de la prosa desatada que ha producido esta isla capaz de parecer un continente. Tenía la sorna elegante de Lezama Lima, el punto agridulce de Piñera, el acervo cultísimo de Alejo Carpentier, el barroco insondable de Severo Sarduy y, sobre todo, el gracejo inimitable e inacabable del habanero, el calor sensual del

cubano, la truculencia quevedesca del que sufre a Castro. Todo lo era. Ninguno de nosotros calibramos el inifito valor de la disidencia. Cabrera Infante era un amante apasionado que poseía a una ciudad entera y alimentaba de celuloide su hambre infinita de historias. Fue arrebatado del espa-

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Cabrera Infante era un amante apasionado que poseía a una ciudad entera y alimentaba de celuloide su hambre infinita de historias

cio privilegiado por esa libertad incuestionada de la que haría gala durante toda su vida. Se enfrentó al sistema con uñas y dientes y se convirtió en el símbolo de la disidencia intelectual a Castro, quien sólo le permitió bajar del avión en 1975 para asistir al funeral de su madre. Hay tigres cuyas garras de papel hacen mucho daño: su ensayo Mea Cuba tuvo la fuerza de un buen zarpazo. Nosotros no sabemos lo que vale un libro en un espacio vetado. La segunda vez que fui a Cuba lleve el ensayo culpable –en la portada la foto del autor, de frente, desafiante, y la bandera cubana– en la bolsa de mi ropa interior para burlar la aduana. Aquel libro se ocultó de mano en mano, se fotocopió, prestó y ocultó mientras mis amigos regocijados, se repetían pasajes enteros de quien había sido uno de ellos y

seguía siéndolo. Habáname. Cuba es una fiebre contagiosa, contagiosa de amor y de valentía, de imágenes y de palabras, de música y de noches de charlas y ron. Desbordada y deshinibida, nunca La Habana fuera tan amorosa y sabiamente recorrida. Era desde 1997 un Cervantes de prosa reconocida y de maneras elegantes, el gentleman inglés envuelto en humo capaz de escribir que Ella cantaba boleros mientras a su alrededor una ciudad que es la suma de todas las ciudades, bulle sin mar y sin sol, sin flamboyanes. En Londres ha muerto Guillermo Cabrera Infante, y yo me pregunto si en esta elegía no habra demasiada nostalgia personal por mi Cuba bella, así en el amor como en la guerra. Charo Alonso 


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s triste que pocos medios se hayan hecho eco el pasado lunes del suicidio de Hunter S. Thompson. Un hecho que manifiesta la inopia que existe a veces ante grandes mitos contemporáneos no reconocidos como tales. El veterano escritor, emblema literario del incendiario estilo ‘gonzo’, se voló la tapa de los sesos con una escopeta de caza. Así de simple. Pero también coherente con el estilo de vida que siempre llevó al escritor y periodista a convertirse en una alegoría del inconformismo, de la crítica más acerba que ha poblado la profesión informativa en Estados Unidos en las últimas décadas. Es un triste suceso para el periodismo en general y para la contracultura en particular. Abanderado de la insurrección sarcástica, fue crítico desde la honestidad de aquel que no tiene pelos en la lengua a la hora de afrontar una columna crítica. Observador desde el delirio, preceptor de un estilo periodístico anexo al ‘Nuevo periodismo’ de Tom Wolfe, Thompson fue el más hiriente, asentando en un inagotable talento auspiciado por sus inherentes dotes para la observación bajo un prisma trastornado que daba como consecuencia una visión más pura y ecuánime que la del que analiza desde un posicionamiento ideológicamente partidista o personal. Hunter S. Thompson superó en intención a muchos de sus congéneres como Ken Kesey o Grant Morrison, difundiendo un periodismo temerario, caracterizado por el uso de la realidad distorsionada, el sarcasmo, la sorna, la exageración y muchas veces la blasfemia. El Dr. Thompson basó su estilo en la idea de William Faulkner, «la ficción es a menudo la mejor realidad». Mientras aquello que reflejaba Thompson en sus libros y artículos se basaba en la veracidad, los dispositivos para llegar a ella pasaban por el filtro de la alucinación. Considerado el gran tótem kamikaze de la literatura, comenzó a escribir bajo el influjo de la ‘Genereación Beat’, influido por autores fundamentales para entender el declive americano en tiempos de guerra; Burroughs, Cassady, Ginsberg… pero sobre todo con Jack Kerouac y su novela On the road, una pieza que Thompson consideró como la gran obra de la literatura americana. Hunter Stockton Thompson utilizó la droga para enfocar una perspectiva periodística diferente, revolucionaria, sumida en una espiral de locura y lucidez pocas veces repetida en la historia del periodismo. Una insidiosa grafía que expió todos los fantasmas del malogrado ‘sueño americano’ desde el fondo del espíritu, de ideas y palabras. La droga, al fin y al cabo, no fue más que un medio de reforzar una posición con la que poder desprenderse de cánones sociales inmersos en prácticas automatistas conservado-

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El periodista ‘gonzo’ HUNTER S. THOMPSON

Hunter S. Thompson / EFE

ras. Con ella, tanto él en función de narrador y el lector como espectador imaginativo eran arrastrados a una experiencia radical, transgresora, de choque, llegando a límites de alucinación extática, dando lugar, en palabras de Vaneigem, a la «realidad que cambia la vida y transforma el mundo».

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Fue el archiconocido creador del llamado periodismo ‘gonzo’, un sistema protocolario en el cual el cronista se convertía en lo que vivía, en primera persona, escrutando cada arista de una personalidad sugestionada por los narcóticos. Como todo en esta vida, Thompson lo atribuyó al azar, a la definición de un amigo de Oa-

Basó su estilo sobre una idea de William Faulkner: la ficción es a menudo la mejor realidad

kland que utilizaba la palabra ‘gonzo’ para definir a aquellos que estaban tan zumbados o más que los desequilibrados mentales recluidos en psiquiátricos. La primera vez que denominó este tipo de escritura bajo el nombre de ‘gonzo’ fue en un artículo titulado Kentucky Derby is Decadent and Depraved escrito para la re-

vista ‘Scanlan's’ e ilustrado por Ralph Steadman. El ‘gonzo’ viene a ser una especie de ‘cubismo literario’ que profana todas las reglas periodísticas tradicionales para centrarse en la objetividad, sin caer en las limitaciones impuestas por la profesión. Hunter S. Thompson nació en Louisville (Kentucky) en 1939. Fue delincuente juvenil, estuvo varias veces en prisión, tonteó con la heroína y se enganchó definitivamente a los alcaloides, teniendo éstos la culpa de sus brillantes y más recordados escritos en medios como el ‘New York Herald Tribune’, el ‘National Observer’, la revista ‘Esquire’, el ‘New York Times’, ‘Nation’, ‘Reporter’, ‘Harper’s’… hasta su llegada al reconocimiento cuando trabajó como redactor jefe de la revista ‘Rolling Stone’. Sus novelas más destacadas: Diario de Ron, La gran caza del tiburón, The Curse of Lono, The Highway y Miedo y Asco en Las Vegas, título considerado la obra maestra del genio y reconocido por el gran público por la adaptación cinematográfica que hizo Terry Gilliam de esta historia que narra la autobiográfica extravagancia itineraria del propio Hunter S. Thompson en compañía de Oscar Zeta Acosta, reformulados en Raoul Duke y Dr. Gonzo en un viaje de drogas alucinógenas a Las Vegas. Aunque si bien todos reconocen la aportación tan coherente y fiel de Gilliam al mundo caótico y sensorial de Thompson, hay que destacar ese olvidado clásico del cine de los 80 que es Where the Buffalo roam, de Art Lison protagonizada por Bill Murray y Peter Boyle que describe el mismo periplo en los subterfugios de la alucinación narcótica, el tránsito lisérgico a la ciudad de los neones y el juego. Como recuerdo, además de su irrepetible fraseología y narrativa, nos quedan influencias reconocidas de este autor maldito como la idiosincrasia paralela de Hubert Selby Jr. y, especialmente, el cómic de culto Transmetropolitan, de Warren Ellis y donde su protagonista, Spider Jerusalem, es un periodista adicto a todo tipo de drogas, irascible, antisocial, malhablado que utiliza todo tipo de argucias para llegar al fondo de la investigación, como hacía el propio Thompson. Ha muerto un mito. Y de una forma consecuente con un carácter y un estilo de vida temerario y frenético. Miguel Á. Refoyo 


8  culturas LIBROS NOVEDADES

La Prehistoria para niños MICHELLE PAVER Hermano Lobo. Crónicas de la Prehistoria Traducción: Patricia Antón de Vez Salamandra, 2005 224 pp. / 11,90 euros

 Hace miles de años, un niño llamado Torak vive feliz en el bosque, hasta el día en que un oso gigante ataca y hiere a su padre. Moribundo, éste le ordena que se dirija al Norte para encontrar la Montaña del Espíritu del Mundo, antes de que aparezca en el cielo la Luna del Sauce Rojo. Pero Torak sólo tiene doce años, desconoce qué camino tomar y no puede acudir a nadie en busca de ayuda. Sin embargo, perseguido por el enorme oso, el niño emprende el viaje acompañado de un lobezno que ha encontrado a la orilla de un río. Pronto se unirá a ellos Renn, una niña perteneciente al Clan de los Cuervos, y juntos vivirán excitantes y peligrosas aventuras que pondrán a prueba su valor, su habilidad como cazadores, su inteligencia y su naciente amistad. Hermano Lobo es la primera entrega de una serie de aventuras prehistóricas que encantarán a niños de todas las edades. Ha sido elegido por ‘The Times’ como libro infantil del año. Michelle Paver nació en Malawi, África. Sus padres se trasladaron a Inglaterra cuando ella tenía tres años. Paver estudió Bioquímica en la Universidad de Oxford y es abogada, profesión que ejerció durante trece años.

Antología de aventuras

Para nacer he nacido ste libro es un ejemplar raro. Uno puede revisar todos los estantes de su biblioteca, recurrir a los diccionarios de términos literarios y a los manuales sobre géneros, que no será capaz de reconocer el lugar en el que corresponde encuadrar el libro. Así pues, no sosteniéndose sobre la ayuda de una catalogación, al lector no le queda más remedio que bucear en el texto para que este nos desvele sus razones de ser, las normativas radicadas en la construcción o la coherencia ideológica. Para ir adelantando conclusiones, Nacimientos es un libro que pretende transmitir una intensidad dramática, una densidad de sensaciones sorprendente, pero que se desinfla a medida que transcurren los capítulos. Es una lástima que un libro breve no consiga mantener la potencia dramática que propone en sus primeras páginas, debido a que el impulso que ha orientado a Péju en un fuerte empuje creativo se apaga cuando los lugares comunes vienen a ocupar el espacio que antes tuvo la tragedia. El libro comienza con un capítulo, ‘La aparición’, en el que alternando la historia de un nacimiento terrible en una celda de un campo de concentración con la voz del narrador, se nos explica la necesidad de sacar a la luz algo que al narrador le atosiga, y que da fe del papel de la escritura como redentora, de la relación de la escritura con la vida; comienza relacionando perfectamente la necesidad de traducir a palabras y publicar una historia demoledora. Esta reflexión se retomará al final del libro, en el capítulo ‘El comienzo perpetuo’, en el que Péju, o el narrador que crea Péju, nos aburre un poco con las ideas sobre todo lo que significa para él ser padre. Pero, centrándonos en el primer capítulo y en el segundo, La espera, o el tercero, ‘El color de las aguas’, extraemos lo mejor del libro, que es lo suficientemente bueno como para justificar

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PIERRE PÉJU Nacimientos Tropismos, 2004 Traducción de Cristina Zelich 125 pp. / 11 euros

su lectura. Se nos relatan unos nacimientos trágicos, en contraste con el nacimiento feliz y las consecuencias felices que protagonizan las últimas treinta páginas, con un lenguaje barroco en el que se valora con rotundidad el paso del tiempo y su irresoluble significado. Este lenguaje se adapta con vehemencia a la hipertrofia de los sentidos que padecen las mujeres en trance de tener un hijo, e incluso al hombre que asiste al parto entre vahos de malas premoniciones. Entre la historia relatada por Péju, supuestamente escuchada a una anciana que combate su soledad verbalizando el horror que vivió en un programa de televisión, y la del marido que padece a una distancia ambigua el alumbramiento de un cadáver, se establece un sutil puente centrándose en un detalle tópico, pero tratado con valentía, que es la manera de relacionar tópicos para que trasciendan un tanto. Es una lástima que esa sensibilidad para lo luctuoso no se traduzca de alguna manera en la escritura de lo feliz. Al parecer el autor padece con más solvencia artística la empatía con lo truculento que con lo cotidiano, o puede que, tal vez, la esencia de la literatura sea dramática, de ahí la escasez de textos de humor en la historia. Por esa razón, lo que viene siendo un texto barroco, acaba en un cúmulo de párrafos manieristas para definir la paternidad como aalgo conquistado día a día, con manos suavemente entrelazadas, por ejemplo. Vamos, que para ese final de viaje no necesitamos alforjas. Creo que el lector que afronte esta, digamos, novela de situación, puede prescindir de las páginas finales para disfrutar, con un miedo de origen desconocido, de una obra en la que «la exhuberancia dramática no tiene mayor sentido que el dolor contenido». Ricardo Martínez Llorca 

Modélico estudio del folklore na jugosa entrevista con el salmantino José Manuel de Prada Samper ( publicada el seis de febrero en este suplemento) anticipaba las admirables aportaciones de la obra de este investigador salmantino, menos reconocido que lo que su trabajo merece. Autor, entre otras obras, de La niña que creó las estrellas: cuentos orales bosquimanos, José Manuel de Prada Samper se erige en continuador activo de la vieja tradición investigadora de los folcloristas españoles. De milagrosa puede considerarse su aportación, dada la feliz continuidad que El pájaro que canta el bien y el mal... supone respecto a los estudios folklóricos surgidos a finales del siglo XIX y materializados a comienzos del siglo XX de la mano de don Ramón Menéndez Pidal y del Centro de Estudios Históricos. Pero lo llamativo de la obra de José Manuel de Prada Samper es haber conseguido descubrir el último eslabón de esta misteriosa actividad erudita: Azcaria Prieto, muerta en l970, revive en estas páginas a través de los testimonios de sus descendientes. El estudio discurre por una doble vertiente: el aprovechamiento de los trabajos eruditos publicados (obra en este caso de los Espinosa americanos, padre e hijo) y el trabajo de campo, centrado en la recuperación paciente y entusiasta de los documentos humanos de la mujer palentina Azcaria Prieto. El planteamiento es, en teoría, convencional: José Manuel de Prada Samper tiene acceso al conjunto de relatos que, a co-

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VARIOS AUTORES Mil y una aventuras Valdemar, 2005 784 pp. / 10,90 euros

 La narrativa de aventuras, a diferencia de la literatura fantástica y de terror, que abunda en relatos breves, ha preferido desde sus orígenes homéricos la extensión de una novela para narrar las diferencias, y a menudo insólitas o exóticas, peripecias de un héroe que, de vueltas de su viaje iniciático, ya no volverá a ser el mismo y crecerá interiormente. No obstante esta preferencia por el relato largo, determinados autores, muchos de ellos escritores anglosajones de aventuras que vivieron a caballo entre el XIX y el XX, se sirvieron también del cuento y la novela corta para contar de un modo menos prolijo o más puntual las andanzas del héroe. Mil y una aventuras reúne los mejores relatos de aventuras publicados a lo largo de dieciséis años en las diferentes colecciones de Valdemar, en particular El Club Diógenes y Avatares. La antología recoge cuentos de autores como Kipling, Stevenson, Conrad o Melville, ampliamente reconocidos.

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de febrero de 2005

JOSÉ MANUEL DE PRADA El pájaro que canta el bien y el mal Lengua de Trapo, 2004 352 pp. / 26,90 euros

mienzos de siglo, llevan a cabo los prestigiosos investigadores americanos Aurelio Espinosa. La obra del padre y del hijo aparecería en edición popular en la benemérita Colección Austral, con los títulos, respectivamente, de Cuentos populares de España y Cuentos populares de Castilla. Ambos tomos eran sólo la deliciosa punta del iceberg que su magna obra escondía. José Manuel de Prada Samper ha concebido su obra como la continuación de esa estela investigadora. Tal continuación consiste en la complementación humana del personaje; en perfilar la vida y la imagen de Azcaria Prieto, la mejor informante que los Espinosa hallaron en tierras de Palencia. El libro se convierte así en un sorprendente tríptico erudito: la recuperación de trabajo de los investigadores americanos, la búsqueda del testimonio humano entre los familiares de Azcaria Prieto y la edición de los relatos narrados por esta mujer palentina. Lo llamativo de la obra es la inesperada y armoniosa síntesis del espíritu de los investigadores de finales del siglo XIX y el fervor científico de un autor del siglo XXI, como es José Manuel de Prada Samper. La recuperación de las obras publicadas y el trabajo personal por los pueblos de León y Palencia dota a la obra de un espíritu prístino y moderno. Una feliz síntesis libresca de imposible hallazgo en estos tiempos. Nicolás Miñambres 


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