culturas
N° 21 Suplemento de
artes y letras
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de marzo de 2005
Jesús Formigo
MARTINE
FRANCK
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La exposición organizada por el BBK en Bilbao nos sirve de excusa para acercarnos a una mujer que desarrolló su arte de una manera atípica, bajo el influjo de su pareja, un gigante como Cartier-Bresson
Fotógrafa en la sombra 3 TEATRO
8 JUNJI ITO
La directora del Théâtre du Soleil revela la necesidad de la dramaturgia en el texto que conmemora el Día Mundial del Teatro.
El autor del cómic Uzumaki es un buen ejemplo de lo terrorífico que puede ser lo cotidiano en manos de los creadores orientales.
N°21
2 culturas
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de marzo de 2005
ía Mundial del Teatro. La fiesta se lleva celebrando desde 1962, instaurada por el d Instituto Internacional del Teatro, y de alguna manera sirve para recordarnos que el teatro sigue ahí, como el medio más cercano para expresarnos y reconocernos en sus ficciones, con esa proximidad de la que carecen otros formatos de representación. Parece inevitable preguntarse por su estado de salud, y quizá se llegue fácilmente a la conclusión de que está en crisis, de que no puede vivir
sin las subvenciones... Quizá su industria pueda atravesar un mal momento, en un contexto de muchos estímulos para el ocio. Pero el teatro sigue ahí y puede recogerse lo que decía la pasada semana Fernando Urdiales, recién galardonado con el Premio Castilla y León de las Artes: el teatro debe ser un servicio público, un medio para el compromiso estético e intelectual en una sociedad que culturalmente cada vez se nos está poniendo más vulgar. Los aficionados piden riesgo en los plan-
teamientos artísticos, riesgo en la elección de textos y autores, dignidad profesional para los artistas y los técnicos: que se creen las condiciones para que el teatro pueda seguir reinventándose como arte y no quede en el olvido. En este número nos acercamos también a una mujer, Martine Franck –su obra está expuesta ahora en el BBK de Bilbao y ya se vio en Salamanca hace tres años–, que supo florecer a la sombra de un genio de la fotografía como Cartier-Bresson.
Recortes 1 DINERO 4. CANDOR HUMANO «Vivir nuestra cotidianeidad, la del planeta humano,/ y lograr vivirla con cotidianeidad,/ con ademán rutinario,/ con desenfadada intrascendencia,/ es algo así como precipitarse/ hacia el apocalipsis/ deslizándose sobre una tabla de surf». Marcz Doplacié, Más Turbación (1995). Con esta cita encabeza Miguel Brieva el nuevo número de Dinero. Revista de Poética Financiera e Intercambio Espiritual. Ya sabrán que Brieva es uno de los autores de cómic más prolíficos e interesantes de la última época. Podemos ver sus colaboraciones en ‘El Jueves’, ‘El Ajo’ y ‘Mondo Brutto’, pero Dinero es la publicación matriz de su trabajo, un fanzine de periodicidad incierta cuyos número anteriores se han publicado en forma de recopilatorio porque eran ya inencontrables. Brieva toma la estética de la publicidad para pervertirla con un contundente mensaje político y pintar en sus viñetas una sociedad alienada por el consumo, introduciendo el concepto del ‘fascismo del dinero’. «Lo bueno de la dictadura de mercado es que tiene todo lo bueno de los fascismos precedentes pero sin el mal rollo ése de los desfiles y las marchas militares...», dice uno de sus personajes, una joven que se divierte mientras habla por el móvil. «Mola más estar alienado si te dejan ir en tanga», dice otro. Brieva tiene esa habilidad para convertir las imágenes de la publicidad en imágenes de la propaganda, demostrando que, en el fondo, están fundadas por la misma idea: el control del personal. Cada número de Dinero es una carga de profundidad contra el sistema y contra la falta de conciencia de sus miembros, nosotros. El mundo del arte, la política, la televisión, los modernos entretenimientos, el espectáculo... todo es materia de esa descarnada ironía expresada en imágenes amables. Si lo encuentran en su tienda de cómic habitual, no se lo pierdan.
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UBÚ, UN SITIO VANGUARDISTA Si Brieva imagina en nuestro siglo los límites de la sociedad postcapitalista, un puñado de artistas ya veían el mundo como un lugar extraño a principios del siglo pasado. El movimiento Dadá, al que nos aproximamos en el suplemento
Antonio Marcos hace unas semanas, los surrealistas, buscaron un tipo de expresión artística que preconizaba nuestro estado de civilización actual. Ubu.org es el sitio de referencia para conocerlos bien. Su base de datos en un filón prácticamente inabarcable para quien desee acercarse a su obra. Por ejemplo, a la película de Guy Debord, La sociedad del espectáculo, de 1970, o a los filmes que realizaron Man Ray, Marcel Duchamp, John Cage, Kenneth Anger, Robert Rauschenberg, Fluxus o Hans Richter. Lo dicho, inabarcable y valiosa.
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RENOVACIÓN EN LA FICCIÓN TELEVISIVA Si usted está cansado de ver siempre las mismas series de televisión, no es porque no haya más, sino porque no las ponen. Por lo menos, no en las televisiones en abierto. Lo que vemos los que no pagamos por ver la televisión es algo así como la punta del iceberg de la ficción para la pequeña pantalla. Ahora bien, si usted paga, podrá ver cosas como The Office, una serie inglesa que ha recibido aplausos en todo el mundo por su arriesgado planteamiento estético y por su vitriólico contenido. Creada por Ricky Gervais, nos cuenta la vida de una oficina para enseñarnos que la vida cotidiana puede ser muy divertida. Está contada en forma de falso documental y, como dice Noelio en su blog ‘El emperador de los helados’, «prescinde por completo de subrayados y florituras. Es una comedia porque tiene gracia, pero esa gracia no proviene del chiste fácil ni del truco sabido, sino del absurdo hiperrealismo del conjunto». Cuando nos hablaban de una televisión de calidad, muchos pensábamos exactamente en algo así, una ficción que se sale de los caminos trillados. Pero aquí siguen poniendo Ana y los siete...
4 RESCATALOGADOS, EN BUSCA DEL LIBRO PERDIDO La periodista Magda Bandera ha puesto en marcha un interesante proyecto. Sepultados por el aluvión de novedades, hay libros que, a los pocos meses de su estreno, simplemente desaparecen. Rescatalogados pretende volver a publicarlos. Admiten sugerencias.
Brieva toma la estética de la publicidad para pervertirla con un contundente mensaje político y pintar en sus viñetas una sociedad alienada por el consumo, introduciendo el concepto del ‘fascismo del dinero’
TEATRO
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culturas 3 ¡Auxilio! Ariane Mnouchkine
Alberto Prieto
Dario Fo l teatro de marionetas, de muñecos y de sombras está entre las expresiones más antiguas de nuestra cultura. Cada civilización tiene, en sus raíces teatrales y literarias, formas dramáticas ligadas al teatro de animación que con los siglos han evolucionado según modalidades diversas y extraordinarias. Baste pensar en las diversas variantes nacidas en el Medioevo, desde las representaciones sacras a los misterios, o los Belenes realizados con muñecos, marionetas y estatuas articuladas. El intercambio entre el teatro oficial y el de animación ha sido siempre fecundo y multiforme: por ejemplo, desde la Edad Media, las máscaras pasaron de una forma teatral a otra, enriqueciéndose y absorbiendo caracteres de diferentes escenas. Entre los muchos encantos del teatro de animación en particular, lo que siempre me ha fascinado es la comicidad, sobre todo de las marionetas: grandilocuente, paradójica, inteligente y eficaz. Una comicidad que no aborda sólo la gesticulación, que es un lenguaje propio y fundamental de este tipo de teatro, sino también de la palabra, la situación dramática y escénica, y que a menudo comporta una crítica feroz y exagerada, pero sin convertirse nunca en el fin en sí misma. Los muñecos son, en sí, una síntesis del actor, centrada ya sea sobre la ilusión del movimiento o sea sobre su exasperación. No solamente eso: en el teatro de figura convergen todos los lenguajes teatrales en una forma muy intensa y esencial. Por esto personalmente también considero el teatro de
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DÍA MUNDIAL DEL TEATRO
El auxilio del teatro cercano Reproducimos hoy, día en que se recuerda que el teatro existe, el mensaje que se leerá en todas las salas del mundo, en el que la directora del Théâtre du Soleil lo convierte en algo necesario para vivir. Lo acompañamos con el texto de Dario Fo para celebrar, el pasado lunes, el Día Mundial del Títere. animación como una grandísima fuente de inspiración. Me ocurre con la marioneta lo mismo que me sucede con la pintura: en los momentos en que me bloqueo y no acierto a seguir con mi trabajo, razono según la secuencia de un espectáculo de títeres, por síntesis, pintando, deformando las situa-
ciones escénicas: la madeja dramática se deslía en esos momentos. Las marionetas han estado presentes y continúan estándolo en mi profesión. Naturalmente, esto se lo debo en gran parte a Franca Rame, a la tradición de su familia, que ella ha sabido conservar y amar. Como inciso diré que los Rame, en un cierto periodo de su vida gestionaron con un gran éxito una compañía de marionetas, después de trabajar en el teatro de actor durante más de sesenta años. Desde mis primeros espectá-
culos he utilizado los muñecos o las marionetas. Comenzando por Grande pantomima con pupazzi piccoli e medi, donde la mitad de los personajes eran interpretados por marionetas. La última experiencia con guiñol ha sido la puesta en escena con Franca y Giorgio Albertazzi en el espectáculo Il diavolo con le zinne. Para terminar, quiero recordar que en el caso de la Grande pantomima utilizamos no solamente pupazzi, sino también marionetas conocidas como catalanas y otras enor-
¡Teatro, ven a socorrerme! Yo duermo, despiértame Yo estoy perdido en la oscuridad, guíame, al menos hacia una vela Yo soy perezosa, avergüénzame Yo estoy cansado, levántame Yo soy indiferente, golpéame Yo me quedo indiferente, párteme la cara Yo tengo miedo, anímame Yo soy ignorante, edúcame Yo soy monstruosa, humanízame Yo soy presuntuoso, haz que me muera de risa. Yo soy cínico, desconciértame Yo soy bobo, transfórmame Yo soy malvada, castígame Yo soy dominante y cruel, combáteme Yo soy pedante, búrlate de mí Yo soy vulgar, elévame Yo soy muda, suéltame la lengua Yo no sueño ya, trátame de cobarde o de imbécil Yo he olvidado, arroja sobre mí la Memoria Yo me siento vieja y serena, haz brincar la Infancia Yo soy pesado, dame la Música Yo soy triste, ve a buscar la Alegría Yo soy sorda, en el temporal haz rugir el Dolor Yo estoy agitado, ayuda al ascenso de la Prudencia Yo soy débil, aviva la Amistad Yo soy ciego, convoca todas las Luces Yo soy sumisa a la Fealdad, invita a entrar a la Belleza cautivadora Yo he sido reclutado por el Odio, haz combatir todas las fuerzas del Amor.
mes de más de tres metros de altura. En este caso se demostraba que al romper la uniformidad de los medios expresivos se producía un grandísimo valor teatral, no previsto ni siquiera por nosotros que lo habíamos ideado. Como podéis comprender, me gustan los títeres, y el Día Mundial del Títere organizado por el UNIMA, es para mí la oportunidad de expresar en voz alta, la alegría que artistas y creadores sienten cada día, por todo el mundo, cuando actúan con títeres.
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Martine Franck Florecer a la sombra
otografías, libros y objetos personales bajo un título revelador que constituye una declaración de principios: ‘Martine Franck, fotógrafa’. Las paredes de la sala de exposiciones del BBK en Bilbao y las reseñas periodísticas nos devuelven la mirada tierna y certera de una creadora capaz de retratar el paisaje como una pintora y fotografiar el rostro como una caricia. La suya es una retrospectiva velada de tristeza, plena de claroscuros donde flota la ausencia de quien fue para ella la mirada decisiva. El iniciado apenas se soprende, Martine Franck es la viuda de Henri Cartier-Bresson, sin embargo, su trabajo y su dilatada trayectoria se concentran en ese título certero: Martine Franck, fotógrafa. Cuando una joven profesional de apenas treinta años se encuentra con una leyenda viva del arte fotográfico, quien a sus sesenta años se está replanteando su arte, el primer movimiento de ímpetu consiste en abrir los brazos y abandonar la cámara, tender las manos y vaciarse de proyectos. Sin embargo, los propósitos iniciales de Martine Franck en 1967 en el momento de convertirse en la pareja
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Retrata el paisaje como una pintora y fotografía el rostro con una caricia. La compañera de CartierBresson, dueña de una historia sorprendente y de una sensibilidad intimista y delicada, expone en el BBK de Bilbao una retrospectiva de su obra.
del fotógrafo consagrado se disiparon como la bruma. Presiento que tras las parejas desiguales en edad y reconocimiento, siempre hay mujeres excepcionales o brutales arribistas y Martine Franck pertenece a las segundas. Su trayectoria personal y profesional, salvando las distancias temporales, fue curiosamente paralela a la de su ilustre compañero. CartierBresson nació en 1908 en Francia, en el seno de una familia burguesa, su temprano apasionamiento por la pintura le convierte en alumno de André Lothe y le acerca al círculo de los artistas surrealistas. Entre ellos descubrirá la fotografía a través de las imágenes impactantes de Andre Kertesz, Eugene Alget y Martin Munkacsi. En 1932 compra una Leica y se dedica a recorrer el mundo retratándolo: África, España, México, Estados Unidos, Asia, China... El fotógrafo que en 1947 funda junto a Robert Capa y David Seymur la agencia Magnum, la abandona en 1966 en plena crisis personal, un año antes de encontrarse con Martine Franck, y se dedica, desde 1971, por entero al dibujo. Es una leyenda, un nómada con una cámara y un ojo prvilegiado para captar el ins-
tante decisivo desencantado de la fotografía. Por su parte, Franck nacio en 1937 en Amberes, de padre banquero y coleccionista de arte, quien le inculcó desde la infancia el amor a la pintura y al viaje. Su infancia y juventud se desarrollan en Nueva York, Arizona, Inglaterra y Francia, acabando sus estudios de Historia del Arte en Madrid, tras los que escribe una tesis sobre el cubismo en la escultura y viaja a Oriente con su amiga Ariane Mnouchkine. Plástica y fotografía En Japón compra una cámara y cambia su deseo de ser artista plástico en París, por la fotografía. Se convierte en miembro de la agencia Time Life y en la fotógrafa oficial del recién fundado Théâtre du Soleil, fruto del amor de Mnouchkine a la escena japonesa, un arte amado y fotografiado décadas atrás por Cartier-Bresson. Joven y profesional en 1967, Franck, después de una meditación profunda y de un tiempo dedicada a los documentales, retoma la fotografía y en 1980, ingresa en la agencia Magnum que fundara su compañero en lo que supone un postrer quiebro del azar.
Nadie puede negar que lo que les acerca es mucho más de lo que pueden separarles treinta años. Ambos parten de la pintura, del viaje, de la experiencia, ambos retratan amorosamente el rostro y el paisaje y trabajan por el mundo empujados por la premura y la urgencia de las agencias fotográficas. Ambos practican el budismo, la geometría y la reflexión pictórica de la fotografía... Si habita alguna verdad en el lugar común que llamamos ‘almas gemelas’, ésa es la verdad de Henri Cartier-Bresson y Martin Franck. Claro que el viejo fotógrafo jugaba con ventaja... en 1932, cuando era un fotógrafo sin trabajo y un asiduo de las reuniones surrealistas, la madre de su amigo, el crítico de arte Pierre Colle, con fama de vidente, le leyó el futuro. Le auguró viajes, éxitos, fracasos, guerras, un largo matrimonio con la que sería su primera esposa (la fascinante bailarina indonesia Ratna Mohini, vital en sus recorridos por Asia y legendario personaje), desencuentros, tragedias y un segundo y feliz matrimonio con una mujer mucho más joven que él. Amante de la música del azar y negado para la entrevista y el sometimiento al es-
ARTE
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a de un gigante de la fotografía
Imágenes de la exposición retrospectiva de Martine Frank en el BBK de Bilbao
crutinio ajeno, Cartier-Bresson nunca aparece sonriendo en sus retratos, ni siquiera en las delicadas, amorosas imágenes de su esposa, pero hay una fotografía de 1980 en la que muestra toda su felicidad al objetivo: en ella la estrecha con un brazo mientras con el otro sostiene la cámara de Franck. Ambos se abrazan en igualdad de condiciones, no hay una entrega de la mujer al hombro del hombre, las sonrisas son paralelas, los cuerpos delgados y fibrosos están juntos y relajados... la alegría ilumina una estancia luminosa, su piso en común.... es una imagen robada a la intimidad por uno de los artistas que fascinaron en los años treinta al aspirante a pintor Cartier-Bresson y que le inclinaron a la fotografía, su amigo, el húngaro André Kéretz. Después de todo, fue el maestro quien habló del instante decisivo, aquel en el que se cruzan dos caminos y se convierten en uno solo que ni siquiera la muerte en agosto de 2004, ha conseguido separar y que ha configurado una de las trayectorias fotográficas más originales de la actualidad, la de una Martine Franck que no por ello ha dejado de ser la despositaria del legado del maestro. Cuan-
La suya es una lección de amor y de integridad. Sus fotografías nos conmueven porque nos hablan de una sensibilidad agudísima que se alimenta de esas constantes inconfundibles que forman parte de la mirada del siglo XX Arriba, Martine Frank, retratada con su Leica por Jesús Formigo
to de amor y magisterio hay en esa trayectoria es una fértil reflexión. La unión sentimental de un hombre consagrado y una mujer joven parece implicar un magisterio que, en el caso de Cartier-Bresson y Martine Franck parece fluir en dos direcciones. Indudablemente, el maestro de la fotografía, el geómetra apasionado, el viajero impenitente, el testigo que descubre las trampas del azar en una mirada fugaz y un disparo de su inadvertida Leica, influyeron en Franck, que ya era sobradamente dueña de sus dones. Como él, venía del mundo de la pintura y su concepción de la fotografía era fruto de la geometría y la composición, como él, el viaje le dio una mirada sobre el paisaje y sus gentes a las que retrata con un respeto que aprendió de su marido. En las imágenes de ambos hay un silencio tenso y maravillado, una exquisita disposición que nos recuerda el arte oriental y nos llena de referencias y reflexiones que van desde
la pintura al budismo pasando por la antropología –los retratos de Franck centrados en la vejez son incuestionables. Dramáticos, plácidos y siempre dolorosamente auténticos, sus retratos nos devuelven la pureza de una mirada que descubre coincidencias, geometrías y disposiciones inadvertidas en lo cotidiano. La suya es directa y desnuda, una mirada decisiva que, en los setenta, ya no le servía a Cartier-Bresson, obsesionado por abandonar la fotografía y regresar al dibujo para seguir ejercitando esa misma mirada que Franck mantuvo al otro lado del objetivo. Indudablemente, podríamos considerarla su heredera, indudablemente, la suya ya era una visión estética personal, curiosamente ligada a la del maestro, que no hizo más que desarrollarse apasionadamente más fuerte aún a su lado. Cartier-Bresson fotografió contados desnudos, y quizás su retrato más erótico y perturbador sea un primer plano de las piernas desnudas de su mujer hecho en 1968 y titulado ‘Martine’s legs’. En ella, la modelo, acéfala, lee sobre un sofá negro, las blancas piernas desnudas y bellas en su descuido. Robada a la intimidad de su amor, la imagen se detiene morosamente en el contraste y en la forma, es una escultura palpitante que nos recuerda la pasión del pintor por una modelo viva que no se conforma con posar, con ser influenciada por el maestro, retratada, amada y potenciada. Franck existía como artista por sí misma y era esa cualidad la que amaba CartierBresson, cuyas enseñanzas no desdeñó una mujer enamorada e inteligente capaz de aceptar sin someterse a la tutela patriarcal del maestro consagrado. La suya es una lección de amor y de integridad, por eso sus fotografías nos conmueven y nos admiran, porque nos hablan de una sensibilidad particular y agudísima que se alimenta de esas constantes inconfundibles que forman parte de la mirada del siglo XX, las de un Cartier-Bresson que posa para su esposa y se convierte, él, testigo invisible, en su modelo con todo lo que tiene de humildad. Dueña de una historia sorprendente, de una vida privilegiada y de una sensibilidad intimista y delicada, Martine Franck nos cuenta en esta retrospectiva, a través de objetos y fotografías, su trayectoria inusual, su enorme valentía: la de seguir floreciendo a la sombra de un gigante sin desaparecer en su sombra o alimentarse de sus ramas. Ella lo demuestra con cada imagen, una imagen que nos devuelve un eco inconfundible: el del instante perfecto en el que se unieron dos miradas imprescindibles. Charo Alonso
6 culturas LIBROS NOVEDADES
Adentrarse en el flamenco JOSÉ MANUEL GAMBOA Una historia del flamenco Espasa Calpe, 2005 26 euros
Una visión global y actualizada de lo que se sabe del género flamenco en sus distintas facetas, y que dista mucho de lo ampliamente divulgado hasta el momento: los creadores, el cante, sus músicas y sus coplas, el baile y el toque, la guitarra, el piano, el cajón y las castañuelas, la flamencología, la discografía, dramaturgias, concursos, festivales y demás elementos que han contribuido al desarrollo de este arte. Sin olvidar los diferentes estilos, presentados con nuevos enfoques de su génesis musical. José Manuel Gamboa (Madrid, 1959) ha trabajado como guitarrista flamenco e intervenido en aventuras musicales de diferente signo. Responsable de la información flamenca en diarios nacionales –actualmente en ‘La Razón’–, desde 1986 codirige el espacio radiofónico ‘Madrid flamenco’ (Telemadrid Radio), y en 2004 se incorpora al equipo de Gomaespuma con el espacio ‘Flamenco pa’ tós’ (Onda Cero). Coautor del documental La luz del flamenco (Canal Arte), en 1989 empezó su participación en espacios flamencos de TVE, donde acaba de presentar la serie Tesoros de la guitarra. Ha producido álbumes para Enrique Morente, Carmen Linares y Gerardo Núñez. Entre sus publicaciones destacan: Paco de Lucía integral; Camarón, vida y obra (con Faustino Núñez); Pequeña gran historia del flamenco; Guía libre del flamenco (con Pedro Calvo) e Historia-guía del nuevo flamenco.
El arte de comparar literatura l académico de la RAE Claudio Guillén ha sido catedrático en las Universidades de San Diego, Harvard, Autónoma de Barcelona y Pompeu Fabra. Es, digámoslo así, el decano de los estudios de Literatura Comparada en nuestra lengua. Ha escrito Literature as System (1971), Teorías de la historia literaria (1989), y Entre el saber y el conocer (2001), además de numerosos artículos. En 1999 recibió el Premio Nacional de Ensayo por Múltiples moradas. La primera edición de Entre lo uno y lo diverso. Introducción a la literatura Comparada (Ayer y hoy) data de 1985, cuando Guillén acababa de volver a España, pero la edición actual se presenta muy rejuvenecida: «He reescrito muchos giros y expresiones de la primera versión de este libro, pero no las ideas. No hubiera sido factible opinar a la vez en 1984 y 2004 sin producir una confusa mescolanza. Apenas he añadido nada, dos citas, tres ironías, cuatro maldades, un poema de Yeats, una traducción de Saint-John Perse, una aclaración o confirmación de lo que decía y sigo diciendo. Si hay aggiornamento, está sobre todo en las notas y la bibliografía». La Literatura Comparada nació como disciplina a comienzos del siglo XIX, vivió su edad de oro entre 1945 y 1985, ha sido especialmente importante en Francia y Estados Unidos, y en menor medida en Europa central y del Este. A nuestro país apenas ha llegado: «¿Quién te ha dicho, lector, que España no es diferente? En nuestro país la Literatura Comparada ha sido absorbida por la Teoría de la Literatura. La historia sería larga de contar y lamentable...». En la primera parte comienza planteándose la misma existencia de la Literatura Comparada: «Alguna vez el comparatista se ve obligado a contestar a una pregunta: ¿es la Literatura Comparada una disciplina específica? (...) Tres cosas
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Cátedra, 2005 14 euros
Tusquets, 2005. Colección Marginales 499 pp. / 25 euros
o es la primera vez que Eduardo Mendicutti se acerca al mundo de los homosexuales, mundo que en esta novela se convierte en telón de fondo y articulación de la trama. California sirve de escenario a la primera de las tres partes que integran la obra y a la brevísima parte que la cierra. La experiencia de Carlos el protagonista, es la perspectiva humana a través de la que el lector contempla sus avatares humanos. Básicamente, la novela se sitúa en dos momentos personales de Carlos, Charlie en California y Carlos en Madrid. La primera parte es la experiencia californiana, una experiencia vivida desde un hedonismo sin límites ni control. Se trata de un carpe diem desaforado, que Charli vive en compañía de sujetos de dudosa entidad humana. El sexo se erige en epicentro, alcanzando condición profesional cuando Charli es contratado como actor de cine pornográfico. Con todo, este desaforado ritmo vital tiene una contrapartida triste, el recuerdo de Luisito Soler, que en el Madrid de l974 sufre los efectos franquistas por su condición ideológica: «Pobre Luisito. El verano del 74 yo acababa de cumplir veinticinco años y no tenía corazón». La locura vital californiana de Charli queda olvidada cuando el personaje encuentra, treinta años después, un trabajo como alto ejecutivo en Madrid. La homosexualidad sigue presente, pero la actitud de Carlos es ahora diferente: tiene un trabajo exquisito, vive con una pareja más
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EDUARDO MENDICUTTI California Tusquets, 2005 304 pp. / 17 euros
Pablo Dopico se adentra, desde la perspectiva de la Historia del Arte, en la historia del cómic underground español de los años 70, en su desarrollo durante la transición política y su implantación en los años 80 en los que se produce su aceptación social y su explotación comercial, alcanzando su cota más elevada gracias a la revista ‘El Víbora’ y a Cobi, personaje de Los Garriris, creado por Mariscal. A través de sus viñetas, artistas como Ceesepe, Gallardo, Mariscal, Max y Nazario se convierten en cronistas de la época que les tocó vivir y ofrecieron un impagable testimonio de la realidad española de esos años desde un punto de vista diferente al oficial.
CLAUDIO GUILLÉN Entre lo uno y lo diverso
permiten caracterizar una clase de investigación: los temas, los métodos y los problemas. Los temas propios de la literatura comparada se distinguen fácilmente: la ‘novela realista europea’ le corresponde sin duda, mientras que la ‘novela pastoril española’ es tarea para hispanistas. Pero esta diferencia, debida al tema considerado como objeto, no satisface y, por ser ante todo lingüística y, diríamos, cuantitativa, parece insuficiente. Lo cual queda más claro si advertimos que los métodos empleados para el análisis de la novela europea y para la española han de ser, en lo esencial, idénticos. (...) Lo que infunde vida y carácter propios a la literatura comparada es un conjunto de problemas». A continuación esboza una historia de la Literatura Comparada, dividida en cuatro momentos: romanticismo («tenían que abrirse camino, para que fuera posible la literatura comparada, la idea de literatura nacional y el sentido moderno de la diferenciación histórica»), positivismo, auge francés (caracterizado por el estudio de las influencias), y auge norteamericano (desde la segunda guerra mundial, con un enfoque ya no internacionalista sino supranacional). La segunda parte está dedicada a abordar los núcleos fundamentales de este último periodo: la genología (estudio de los géneros literarios), la morfología (las formas), la tematología (estudio de los temas), la internacionalidad (estudio de las relaciones literarias), y la historiología. Y como usted, interesado en la literatura, tal vez filólogo, quizá no tuviera ocasión de estudiar Literatura Comparada, tiene ahora una buena oportunidad para introducirse en ella de la mano de una de sus principales figuras en un libro que no se lee como una novela pero que está perfectamente escrito y cuya lectura puede constituir un refinado placer. Garcimuñoz
California como estado de ánimo
Historia del cómic agitado PABLO DOPICO El cómic underground español (1970-1980)
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o menos estable y, sobre todo, va a adoptar una actitud mucho más comprometida que la que tuvo con Luisito Soler. La dramática experiencia vivida por su compañero de empresa César Peralba muestra a un Carlos más serio, maduro y humano. Pero el compromiso humano no parece ser el fuerte de Carlos, que vuelve a ser Charly al final de la novela. Horizontes de felicidad La tercera parte se abre con una confesión precisa: «Ayer volví a Hollyvood Boulevar». Si en l974, Charli se había ido a California con Peter Martin, el Carlos desencantado en el Madrid de comienzos del siglo XXI retorna a esa América en la que vivió una loca felicidad. La historia parece repetirse con el encuentro de una nueva compañía masculina: el bilbaíno Juan, John en California, es el anuncio de nuevos horizontes de felicidad, como anticipa la última línea de la obra: «Antes, en California, la luz no se iba nunca». No es extraña esta visión. Como se indica en la ‘Nota del autor’, para el narrador, en algún momento California es «un estado de ánimo, y sobre esa geografía emocional los mapas sólo son fieles a los recuerdos». Ése es el estado que Carlos persigue, transformándose en un personaje de actitudes vitales que no todos los lectores compartirán. Nicolás Miñambres
LIBROS
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Amor a tres bandas e decía a sí mismo: ‘Jocelyn, no puedes vivir y al mismo tiempo retener la vida’». De alguna manera, esta cita resume el tono en que está escrita la novela, que es tanto como decir su contenido. Efectivamente, en un primer vistazo parece que se trata de una broma, pues vivir es tanto como retener la vida. Aunque si se piensa bien, retener la vida no es vivir, sino existir. Y lo primero es importante, mientras que la existencia no es más que el caballo de batalla para vivir. En esta novela, vivir es tanto como amar. Narrada con el típico humor inglés, ése que aterriza en lo cotidiano para rociarlo con dosis de la satisfacción de vivir, damos con una original novela en la que el protagonista, Jocelyn, un escultor de cuna humilde, rural y algo mística, se enamora de tres personas, que en gran medida son la misma, pues no deja de estar trasladando su pasión de la madre a la hija, y de nuevo a la hija de la hija. Sin complicarse con la estructura, Hardy divide la novela en tres partes, cada una de ellas centrada en el episodio de amor frustrado de Jocelyn con las tres mujeres de veinte años, que además de la edad comparten el nombre, Avicia. Cuando él tiene esa misma edad, rechaza a la primera Avicia, cuando tiene cuarenta es la segunda Avicia quien le rechaza a él, y a los sesenta se compromete en matrimonio con la nieta. ¿Veleidades? Este Jocelyn parece poseer unas cuantas, comenzando por su amor por sus raíces, su tierra a la que regresa ocasionalmente para ir reconociéndose cada vez más como hecho de recuerdos, de ahí su gozo al observar el oleaje, la lluvia, la luz de la tarde o los caminos de paseantes y todos los elementos de la naturaleza romántica. Tampoco renuncia al desarrollo de su actividad artística en el centro mundial de las artes del momento, que es Londres. Y, como obra maestra de su personalidad, está esa Bien Amada, ese ser platónico que ha creado con la imaginación de lo que él cree que
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THOMAS HARDY La bien amada El Cobre, 2005 245 pp. / 20 euros
es amor, y que resulta de un itinerante que desconcierta por la facilidad con que transmigra. A los veinte años cambia con el mero contacto físico; a los cuarenta la razón carnal se debate con la razón intelectual; a los sesenta pretende descanso y un triunfo merecido por el hecho de haber vivido, y no sólo retenido la vida. Y, por supuesto, sólo cabe pensar en aproximarse a la mujer amada con intenciones tan honestas como proponerle matrimonio. Vamos, que al igual que el personaje de Oscar Wilde, este Jocelyn podría decir aquello de ‘estoy enamorado, pero no sé de quién’. Este es un tipo voluble, pero fiel a su ilusión. Alguien apasionado por la pasión que vive su vida como si estuviera escribiendo una novela. Es posible sospechar que él sea, en realidad, el narrador de esta historia aparentemente relatada en tercera persona. El verdadero escollo con que él se encuentra es su poca seguridad cortejando. De hecho, cada conquista se la plantea siguiendo una táctica diferente, a cual más disparatada, al menos a juicio del lector. Estas tácticas configuran lo que serían los lados de un triángulo, en cuyos vértices situaríamos a las tres versiones de la misma Avicia, cada una de las cuales, eso sí, vive una historia de desamor con desigual desacierto. Y él decide enamorarse de la segunda Avicia porque no pudo enamorarse de la primera, y de la tercera porque la segunda no pudo enamorarse de él. Creo que estos comentarios serán suficiente para valorar el ingenio de Thomas Hardy. Hay otros temas presentes en la novela, como la certeza de que la realidad no cambia mucho en un periodo de cuarenta años, o el conflicto entre las costumbres del mundo rural y el supuesto progreso de la gran ciudad, más consentidora, menos castrante, que amueblan con pulcritud esta bien programada novela. Ricardo Martínez Llorca
Un policía con cara humana l MARCO VICHI Un asunto sucio Tropismos, 2005 268 pp. / 16 euros
a primera vez que conocimos al comisario Bordelli, el personaje creado por el italiano Marco Vichi cuya serie está publicando Tropismos, le dejábamos cenando en casa con unos amigos. En esa primera entrega, el caso que se traía entre manos, la enigmática muerte de una viejecita, prácticamente lo resolvió un gato, Gedeón, y Vichi se entretenía en construir el personaje: un solitario cincuentón, excombatiente, humanista a su manera y fumador. En Un asunto sucio, al comisario le toca trabajar, y mucho. Estamos en Florencia, en el arranque de la primavera de 1964, y unas niñas van a aparecer asesinadas por alguien que parece ser un asesino en serie. Además, uno de los rateros-confidentes del comisario muere en extrañas circunstancias. Vichi ya demostraba en su primera entrega una habilidad especial: cautivar al lector de género negro con una intriga mínima, casi anecdótica. Su interés no está ni en la acción ni en los detalles de la investigación –como harían los anglosajones–, pero tampoco en la crónica crítica de una sociedad cercana –como sus más eminentes colegas europeos–, al menos explícitamente, pues ubica la narración en los años sesenta (quizá por contraste, entre aquella Italia ingenua que se asomaba al capitalismo y la actual sí se le pueda dar una lectura política). Lo que le interesa a Vichi es meternos en la cabeza del comisario, hacer que estemos tan perdidos como él, ver cómo se enfrenta a la presión
de sus superiores y de su propia ética profesional, acompañarle en una investigación que no ofrece resultados satisfactorios, comprobar cómo se desvanecen sus pistas. Agua que se escapa de las manos. Bordelli es un policía de oficio, no un superhéroe de la persecución criminal. Sus interrogatorios son breves y raramente se extrae alguna conclusión de ellos, todo avanza lento, no hay reacciones inmediatas a los acontecimientos. Un poco como Colombo, pero más en serio. Esto quizá le parezca una tortura a quien esté acostumbrado a sabuesos más vigorosos y también más falsos. Creo que Vichi no quiere que las hazañas profesionales de su protagonista falseen su cara real, humana. Ésa del solitario que visita al anochecer la casa de Rosa, una antigua prostituta de la que se despide besando fraternalmente su mano; la del cincuentón que es capaz de comportarse como un adolescente enamorado cuando cree haber encontrado a la mujer adecuada; la del oficial del ejército italiano que luchaba como Pancho Villa contra los alemanes; la del policía que deja libres en las redadas a los pequeños delincuentes; la del chico que vuelve de la guerra y espía a su madre por la ventana; la del tipo que no puede dormir porque su memoria –siempre la guerra, el horror– no le deja, y, mientras tanto, fuma. Un gran tipo este Bordelli. Antonio Marcos
Los cuentos de Ambrose Bierce AMBROSE BIERCE ¿Pueden suceder tales cosas? Traducción de José Luis Moreno Ruiz, Rafael Lassaletta y Javier Sánchez Valdemar, 2005 446 pp. / 22,90 euros
Ambrose Gwinnett Bierce (1842-1914?) dedicó buena parte de su carrera literaria al periodismo satírico, así como a escribir relatos de terror que le aseguraron un lugar destacado en la historia de la literatura norteamericana como un consumado maestro del humor negro. Su participación como romántico voluntario en la Guerra Civil Americana, en cuyos horrores y sangre chapoteó hasta caer malherido en la batalla de Kennesaw Mountain, le inspiró una serie de relatos que recopiló años más tarde en uno de sus libros más conocidos, Cuentos de soldados y civiles (1891). Esta experiencia traumática impresionó al joven Bierce de tal modo que su carácter se tornó pesimista y misántropo, y su humor, siniestro y cruel, al punto de ganarse el apodo de ‘Bitter Bierce’. Tras abandonar el ejército en 1866, se instala en San Francisco, donde comienza a colaborar en diversos diarios, sobre todo en el ‘New Letters’ –periódico que llegó a dirigir de 1868 a 1872– y el ‘Argonaut’, en cuyas páginas publicó una serie de definiciones satíricas que posteriormente reuniría en su famoso El Diccionario del Diablo (1906). A los setenta años, agobiado por el asma y hastiado de la vida, Bierce decide viajar a México, que estaba en plena revolución. Nunca más se supo de él, la fecha de su muerte se desconoce. El presente volumen, ¿Pueden suceder estas cosas?, es la más amplia recopilación de cuentos de Bierce publicada en España, y reúne los cuarenta y dos relatos de terror escritos por el singular autor norteamericano.
Autobiografía de Stravinski IGOR STRAVINSKI Crónicas de mi vida Traducción de Elena Vilallonga Alba Editorial, 2005 208 pp. / 16,95 euros
Crónicas de mi vida, publicada en 1935, es un manifiesto musical ineludible para penetrar en la génesis de obras de la envergadura de El pájaro de fuego, Petrushka, La historia del soldado, Las bodas, Renard, El canto del ruiseñor, Polichinela o Mavra. En estas crónicas autobiográficas, escritas con gran rigor intelectual y sin sentimentalismos, el compositor rememora sus primeros recuerdos sonoros de infancia y toda su etapa de formación musical y artística hasta la composición de Perséfone.
8 culturas CÓMIC
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 27 de marzo de 2005
JUNJI ITO El terror que viene de Oriente no se queda sólo en la pantalla de cine, sino que se extiende al cómic. Planeta publica la serie Uzumaki, que provoca la angustia a partir de la cotidianeidad.
Miedo a las espirales e un tiempo a esta parte da la sensación de que Hollywood está perdiendo el patrimonio del miedo. Los más viejos del lugar aún recuerdan los aullidos de terror de los espectadores desprevenidos que entraban a ver Tiburón como el que va a ver un documental de La 2. La lista de títulos es memorable, desde aquellas entrañables series B de Corman hasta las semillas endiabladas de Polansky y los siervos del Señor impotentes ante niñas de cabezas y mentes retorcidas. Hoy en día, nos tenemos que conformar con secuelas mediocres y escalofríos enlatados en serie, al tiempo que constatamos una evidencia que se presume incontestable: el miedo se ha ido a vivir a Oriente. Echemos un vistazo al mercado del terror cinematográfico de los últimos años, ¿qué nombres propios merecen una mención de honor? Hideo Nakata, sin duda (Dark Water, The Ring…), pero también los Takashi Shimizu (La maldición), Kim Jee-Woon (Dos hermanas), etc. A algunos otros, como a Park Chan Wook (no he podido evitar mencionarlo), director de la inmensa Old Boy, la etiqueta ‘cine de terror’ se les queda ciertamente pequeña a la hora de definir su cine, extraño, hipnótico, desasosegante. Mientras tanto, desde la meca del celuloide, se contentan con regalarnos algún que otro remake mediocre de esas mismas películas.
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Pues bien, aunque con un público mucho más limitado, el terror amarillo se está extendiendo al mundo del cómic como la pólvora originaria de aquellos lares. Tienen los artistas orientales una sensibilidad especial hacia el miedo que nos desconcierta a este lado del globo. Quizás sea esa capacidad de generar angustia desde la cotidianeidad, incluso a partir de la vulgar normalidad de los objetos. El agua, un armario, una televisión encendida, adquieren cierta energía negativa en manos de estos alquimistas de la anormalidad. Un ejemplo de ello es Suehiro Maruo, quizás la presencia más inquietante del cómic actual. Excesivo, truculento, perverso, Maruo nos conduce en sus cómics por una galería de personajes monstruosos, no tanto por su aspecto, sino por sus actos y reacciones ante circunstancias, digamos, ordinarias. En esta búsqueda de la realidad alterada se asemeja a Junji Ito, creador de Uzumaki (término japonés que significa ‘espirales’), aunque es difícil hallar muchos más puntos de contacto entre ambos. Los dos hacen discurrir sus historias por las bambalinas de lo real; por mundos reconocibles, que en un momento dado encuen-
tran su vuelta de tuerca en las vías del esperpento, en la deformación grotesca como único teatro factible en el que representar las profundidades del alma humana. Uzumaki (Planeta de Agostini ha publicado ya el número cinco de una serie de seis) es un cómic que discurre por esas veredas alucinadas. Comienza la serie en un pequeño pueblo japonés, apacible escenario de esa normalidad nipona que trasmite sosiego y deja respirar al reloj vital. En un momento, surge la anécdota, el asun-
to trivial que habrá de mover la trama hacia adelante: un alfarero local se obsesiona con la creación de piezas en forma de espirales. A partir de ahí, la vida de la aldea comienza a verse extrañamente alterada, sin que sus propios habitantes parezcan inmutarse ante los extraños incidentes que, cada vez con más frecuencia, parecen conquistar su rutina. La serie se organiza en torno a diferentes capítulos (tres por tomo) que admiten una lectura independiente, pero que comparten como nexo un
Hay una angustia generada desde lo cotidiano: el agua, un armario, una televisión encendida, adquieren cierta energía negativa en manos de estos alquimistas de la anormalidad
mismo contexto y a sus dos protagonistas adolescentes: Kirie, la joven estudiante, y Shuichi, el novio de ésta; este último personaje, estudiante universitario que regresa a su pueblo de visita, funciona como recurso narrativo para mostrar un punto de vista externo a esa realidad deformada, que los habitantes de Kurouzu empiezan a aceptar como propia. Su aparición ocasional, con una presencia física cada vez más deteriorada, funciona como contrapunto respecto a la paranoia progresiva que envuelve al relato y ejerce como punto de referencia normalizado de nuestra asunción de lo real como lectores. En todo caso, lo cierto es que Uzumaki es una lectura sobre todo entretenida. Quizás no alcance los niveles de excelencia artística de otras obras comentadas desde estas páginas, pero con un nivel gráfico más que alto (mucho mejor que el del ‘manga’ medio) y con un dominio del ritmo narrativo sobresaliente, Junji Ito nos regala argumentos suficientes para esperar con impaciencia la publicación del siguiente número de sus espirales y para lamentar de forma egoísta (y felicitarle por ello, al mismo tiempo) que este cómic no siga la norma habitual, por cuanto se refiere al número de páginas excesivo, de las publicaciones japonesas. Parece, en definitiva, que Uzumaki hace buena la máxima que exponíamos al principio de estas líneas: el miedo del futuro hablará japonés o chino o coreano… Vaya, parece que estamos dando vueltas una y otra vez sobre el mismo tema. Rubén Varillas