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culturas

N° 54 Suplemento de

artes y letras

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 18 de diciembre de 2005

EL FOTÓGRAFO En las fronteras del cómic y el documental 4 Guibert, Lefévre y Lemercier firman este cómic experimental y que está llamado a ser uno de los más importantes del año. Didier Lefévre viajó a Afganistan con Médicos sin Fronteras y sus fotografías se mezclan aquí con dibujos, en una obra que pisa los límites del periodismo y el reportaje antropológico.

7 LIBRO-REGALO

8 DRÁCULA

La Navidad parece una buena época para captar lectores. Damos un repaso a lo más interesante de la literatura infantil y juvenil.

Elizabeth Kostova retoma en La historiadora el mito del vampiro y aprovecha para escribir un magnífico retrato de los Balcanes.


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TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 18 de diciembre de 2005

son fieles seguidores de este suplemenya habrán observado que nos gustan slosito,cómics, y más los que proponen algún tipo de riesgo estético o narrativo. El fotógrafo reunía todos los condicionantes para gustarnos. En él se mezclan las fotografías que Didier Lefévre realizó en un viaje a Afganistán con los dibujos de Emmanuel Guibert, dando lugar a una comunicación entre los dos tipos de imágenes. Además, la obra se mete de lleno en el campo del reportaje, entre perio-

dístico y antropológico, como han hecho autores como Joe Sacco, con el que, sin embargo, poco tiene que ver ni formal ni narrativamente. Seguramente, será uno de los cómics de referencia de este año. Por cierto, que la próxima semana, el sábado 24, tendremos un resumen con lo más destacado de 2005 a juicio de nuestros colaboradores. Damos cuenta en este número del estreno del Seminario Discurso, Legitimación y Memoria, publicando su jugoso calendario de actividades y los mo-

tivos que sus organizadores esgrimen para poner en pie tan fructífero espacio. No es que nos volquemos con la Navidad, pero somos conscientes de que en estas fechas se regalan libros: les dejamos una selección de buenas recomendaciones para los más pequeños –y no tanto– de la casa. También reseñas de Paco Ignacio Taibo II, Iban Zaldua y su gamberra y ácida crítica al nacionalismo y Marlen Haushofer, sin olvidar la revisitación de Drácula que ha hecho Elizabeth Kostova.

Antonio Marcos culturastribuna@yahoo.es

1 LO MALO Y LO BUENO DE T/BLOG Así se llama un programa que se han montado en Localia para dar un aire moderno a una vieja idea. Ha cogido el fenómeno de moda en Internet para hacer una tertulia en la que se acaba hablando casi de las mismas cosas y de los mismos modos que en las demás. Periodistas21 ya lamentaba que este tipo de periodismo acabara así para el gran público. Hace unos días discutían allí sobre si un ‘blog’ es un medio informativo, y parecía que no. Quizá aquí no, o apenas –en Elástico definieron la blogosfera española como un grupo de adolescentes masturbándose en círculo–, pero por ahí fuera, en los USA por ejemplo, sí se da este fenómeno: el formato no tiene por qué definir el contenido. Claro que, con eso de la brecha digital, aquí andamos un poquito atrasados en estas cosas. Pero si algo bueno ha aportado este programa es que un confeso detractor de todo lo que suene a ‘blog’, Jordi Costa, ha abierto uno como colaborador del programa (blogs.prisacom.com/jordi). Y esto sí es una buena noticia, porque El Mostrenco había desaparecido de los medios convencionales y leerle con regularidad no era fácil. Costa es divertido y profundo a la vez, y tiene un ojo especial para conectar la anécdota y la categoría. También está de actualidad por su libro sobre Todd Solondz, el cineasta al que el Festival de Gijón dedicó recientemente una retrospectiva.

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LOS 4400 GOLPES Los que como amantes de la ciencia ficción debemos darnos antes de volver a apostar por una serie de televisión. ¿Nos quejábamos de que todas las series españolas son iguales? Los 4400 resulta un batiburrillo con un poco de Expediente X, un poco de Lost y guiños a lo más rancio del cine comercial americano. Tuvieron una buena idea, pero la han desarrollado bajo las directrices de El Gran Libro de los Tópicos. Pase que los misiles se vean como fuegos artificiales, pase la ridícula traducción de eso que aquí llaman Seguridad Homeland –en realidad, el departamento de Seguridad Nacional– que la hace parecer la empresa del dueño de El coche fantástico. Pero es

que todo atufa a manido, a ya visto y a terriblemente ñoño. Quizá dé juego ese multimillonario como salido de Falcon Crest y algún superpoder empleado bizarramente, pero me temo que entre su previsibilidad y el barullo que está montando Antena 3 –la emite en el espacio ‘El Peliculón’ enlazando varios episodios–, yo ya no pico. Y no es que uno pidiera la excelencia cuando se enganchó a Al salir de clase y a Manos a la obra. En fin, que las series tienden a fagocitarse a sí mismas. Absence, en su ‘Blog Ausente’, comenta la ocasional incorporación de Quentin Tarantino a CSI, donde ha dirigido dos episodios: «No es una obra maestra (por Dios, es CSI, qué esperaban) pero sí es un dignísimo entretenimiento». Pues eso.

Arriba, imagen de uno de los dos capítulos que ha dirigido Tarantino para CSI: llevan su marca sangrienta. Debajo, foto promocional de Los 4400.

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DECESOS Me entero por ‘Contraindicaciones’ que nos ha dejado Pedro Garhel (19522005), recordado en Salamanca por su labor en la Facultad de Bellas Artes y por ser uno de los pioneros del vídeo y el performance en la ciudad. Además, fue fundador y director del Espacio P, junto con Rosa Galindo formó el grupo Depósito Dental y sus obras han sido expuestas en museos y festivales como la Dokumenta de Kassel y Ars Electrónica. Esta semana también se fue Julián Marías, y César Coca, en ‘Divergentes’ mostraba su pesar por el escaso reconocimiento que el filósofo ha tenido en vida: «Éste es un país de desagradecidos, y los hay en las ‘dos Españas’. ¿Cómo pudo permitirse un país como éste, donde tampoco los grandes pensadores sobran, prescindir de Marías? Que lo hiciera el franquismo, cuyo interés por la cultura es conocido, mal, pero ¿y luego?». Ahí queda la reflexión.

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4 UN PAR DE ENLACES Para los interesados en el teatro, en celcit.org.ar se encuentran recursos como manuales y libros teóricos para descargar libremente. En bestrejectedadvertising.com se pueden ver extractos sus libros –ya han publicado tres volúmenes– sobre las campañas de publicidad rechazadas por clientes tan famosos como Ikea o Absolut.

Arriba, Julián Marías, ante su máquina de escribir. Debajo, fotograma de La región central, obra de Pedro Garhel. Ambos nos han dejado recientemente. A la derecha, portada del libro que ha escrito Jordi Costa sobre el cine de Todd Solondz, con ilustraciones de su inseparable Dario Adanti.

Los creadores de Los 4400 tuvieron una buena idea, pero la han desarrollado con El Gran Libro de los Tópicos en la mano. El resultado es un previsible batiburrilo mil veces visto


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SDLM 0.3  22.12. Agustina Monasterio: Una especie de deslumbramiento a la manera de Dickens, el Apocalipsis según Houellebecq.  12.01. Francisca Noguerol: El olvido está lleno de memoria: revisiones históricas en la Argentina de la postdictadura.  19.01. Antoni Ruiz i Saiz: Galeras sin memoria. Los presos sociales del Franquismo.  26.01. Beatriz Gimeno: Activismo y derechos civiles. El discurso de los colectivos gays, lesbianas y transexuales en la España contemporánea.  02.02. Javier Panera: Emociones formales. Reflexiones sobre el ‘inconsciente pictórico’ en la fotografía contemporánea.  09.02. Germán L. López de Azcona: Memoria y mercancía en la corte de Carlos IV.  23.02. Javier Castro. El poeta y el privado. Deconstrucción quevedesca del cuerpo de Olivares.

SDLM: Pensamiento para exploradores fronterizos El Seminario Discurso, Legitimación y Memoria comenzó el jueves y en su tercera edición quiere elaborar una lectura del mundo lejos de la ficción y el simulacro. Reproducimos su discurso inaugural. ace ya tiempo que estamos dando la paliza y esto no tiene visos de acabarse. Es más, la cosa se pone todavía más dura. Durísima, si se acepta el superlativo. Parece salvarlo en un principio el que estos espacios de intervención, donde nadie está obligado a acudir, se convierten rápidamente en algo distendido. Y sin embargo nuestra pretensión no es amortiguar ningún golpe, sino más bien multiplicar la fuerza de su contundencia. La frase favorita de los telediarios es «A veces la realidad supera la ficción». La realidad no es mucho más difícil de asimilar que cualquier otra cosa. El problema es que nos parece tan impactante por el hecho de que pocas veces acontecemos a ella. Ciertamente la frase «A veces la realidad supera la ficción» no está del todo mal dicha, si conjugamos el verbo ‘superar’ como posicionamiento en una escala visual. «A veces vemos la realidad antes que la ficción», sería posiblemente la sentencia adecuada. El espacio al que hoy convocamos, y

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que se prolongará hasta junio, trata precisamente de romper los esquemas ficticios. No intenta bajo ningún concepto solapar el marco teórico, ni siquiera filtrar el campo de estudio para que sea más fácilmente comprensible. Lo que tiene la experiencia del estudio y la observación es que la mayoría de las veces, las ideas acaban por decantarse, por esencializarse. Por volverse tan simples y coherentes que llegan a asustar por su alto nivel de sinceridad. La gente que ha acudido y que acudirá al seminario, son verdaderos exploradores. Gente que se ha adentrado en diversas selvas más allá de la pantalla del televisor. Su posicionamiento es un estadio fronterizo, limítrofe. Sólo buscan los espacios de conflicto, que por lo general son periféricos, externos. Buscan el final de las placas tectónicas, los rifts donde se genera nueva corteza terrestre, las brechas donde emergen nuevos mundos y nacen planteamientos diferentes. Son estos espacios marginales, porque suceden al margen, los que intentamos traer a este foro. Las personas que nos acompañan son como los Stalker (1979) de aquella película de Tarkovsky, en el que un guía acompaña a los turistas a la Zona Cero. Pero el SDLM no intenta reunir a turistas sino a viajeros. La diferencia que hay entre el turista y el viajero es la misma que hay entre la obligación y la creencia: nosotros mismos. Hay que reunir fuerzas para cruzar las líneas, pero todavía hay que tener más para habitar en ellas. El Discurso, la Legitimación y la Memoria, pensamos que son, circunstancialmente, tres de estos grandes meri-

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Quienes acuden al seminario son exploradores que se han adentrado en diversas selvas más allá de la pantalla del televisor

dianos, tres grandes franjas por las que merece la pena discurrir. Sus puntos de fuga no son lineales, no se accede a ellos de forma directa. Desde el Bagdad Rap de Arturo Cisneros hasta La Quinta Columna Digital, última sesión del Seminario a cargo de Andoni Ortiz, el camino habrá descrito muchas curvas, habrá cumplido muchas expectativas y habrá defraudado muchas otras. Las lecturas que hacemos del mundo no son siempre correctas, ni están siempre bien escritas. De ahí que todas las sesiones culminen en un debate, pues la importancia reside en que todos nos impliquemos como viajeros y no como turistas. Visitar ideográficamente Bagdad el 20 de marzo de 2003, no implica coger una cámara o empuñar un fusil, sino desmenuzar el discurso y otorgarle la fuerza que merece, aquella que, como dibuja el cartel, primero exclama ante la realidad y luego se interroga por ella. Lejos, como decíamos al principio, de cualquier resto de ficción y artificio, no cruzando la frontera, sino permaneciendo peligrosamente en ella.

 02.03. Marisol Farré: El discurso fílmico.  09.03. José Luis Cuerda: En torno al cine.  16.03. Felipe Núñez: La estupidez como existenciario.  30.03. Gonzalo Abril: Tres relatos interculturales.  06.04. Juan Antonio González Iglesias: Memoria de Catulo.  27.04. Pablo Sánchez León: Episodios de otra ilustración: la ‘ciencia de la economía civil’ como camino histórico suprimido.  04.05. Florencio Maíllo: Identidades huidas, la construcción de un archivo fotográfico a la altura de los años 60.  11.05. Fernando Castro Flórez: Me olvidé de olvidar a mí que nada se me olvida (y otras catástrofes mínimas).  18.05. Ruth Miguel Franco: Griegos y latinos sorprendentes. Retornos de la apologética patrística en los textos escolares del siglo XX.  01.06. Miguel Marinas: ¿Se puede vivir sin Barthes? Semiología y vínculo social.  15.06. Andoni Ortiz: La Quinta Columna Digital.

La presente edición del Seminario se inauguró el pasado jueves en el DA2 con la proyección del documental Bagdad Rap, de Arturo Cisneros. Todas las sesiones tendrán lugar los días indicados en la Sala de Juntas de la Faculta de Filología, a las 18:00 h. La entrada es abierta para todo el público interesado y al final de cada intervención se celebra un debate entre los asistentes.


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Por debajo de los dibujos y las fotos, encontramos la narración del viaje, el relato de los lugares, de las costumbres afganas observadas y narradas por el ‘curioso observador’, por ese fotógrafo que es nuestro guía

GUIBERT, LEFÉVRE Y LEMERCIER

La fotografía de las viñetas Partiendo de un viaje a Afganistán de Didier Lefévre, El fotógrafo es una obra colectiva y compleja, experimental y audaz, que mezcla dibujo y fotografía, documento y aventura. Sin duda, será una de las obras más relevantes de este año. espués de tres páginas (que, todo sea dicho, sorprenden al lector no avisado), se desvela el primer secreto de El fotógrafo en sus rezagados títulos de crédito: «Una historia vivida, fotografiada y narrada por Didier Lefévre». «Escrita y dibujada por Emmanuel Guibert» y «Maquetada y coloreada por Fréderic Lemercier». ¿Demasiadas manos para un simple cómic? No se dejen engañar, El fotógrafo (obra llamada a copar los puestos de privilegio en las listas de los mejores cómics de 2005) es bastante más que un cómic y, desde luego, la simpleza no está entre sus muchos atributos. «Me despido de todo el mundo, de la gente de Médicos Sin Fronteras. De mi madre, que se muda a Blomville. De mi abuela, de Bienchen, la perra. En el piso de París que mi madre acaba de dejar, fotografío la solitaria cadena de música. En fin, adiós París». Así comienza uno de los experimentos comicográficos más audaces de los últimos años. El texto de esta primera página se

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complementa con diferentes series de fotografías montadas en tiras de contacto a partir de los negativos y con una única viñeta de un avión que se aleja, dibujada en la parte inferior. De este modo, arranca el viaje de Didier Lefévre, la aventura que en 1986 le llevó a la primera de sus misiones fotográficas para la organización Médicos Sin Fronteras en Afganistán. El álbum, editado por Glénat (que acaba de publicar también el segundo volumen), funciona como registro documental del viaje de un fotógrafo por un territorio hostil que, en aquel momento, servía de escenario al conflicto que enfrentaba al ejército soviético, junto al gobierno comunista afgano, contra los resistentes mujahidines, que recibían a su vez apoyo por parte de diferentes gobiernos occidentales contrarios a la Rusia soviética. Todo un preludio histórico para ahondar en hechos que hoy día nos resultan lamentablemente familiares. En ese sentido, El fotógrafo se puede leer casi como un documento periodístico con una base antropológica: en

sus páginas aprenderemos a entender los modos de vida y las costumbres de los pueblos vecinos al Indostán, y nos sorprenderemos junto al protagonista con las ceremonias y ritos culturales de unos pueblos que hasta hace poco se nos antojaban exóticos hasta en sus nombres. Quizás, por esta leve inclinación hacia la crónica periodístiGUIBERT, LEFÉVRE Y LEMERCIER El fotógrafo Glénat, 2005 80 pp. / 15 euros

ca en un territorio bélico, más de uno se habrá acordado de Joe Sacco, el dibujante-cronista de obras señeras como Gorazde, Palestina o El mediador (que no hace tanto comentábamos en estas mismas páginas). El trabajo de Guibert, Lefévre y Lemercier, ahonda sin duda en la línea abierta por aquél, en la utilización del cómic como vehículo idóneo para


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documentar y desvelar pedazos de realidad; sin embargo, la naturaleza formal y los mecanismos narrativos de El fotógrafo, discurren por unas sendas completamente diferentes a las que recorría Joe Sacco. Precisamente es en la exposición narrativa donde encontramos muchas de las claves que hacen de éste un cómic especial. Porque si bien la obra alberga incuestionables valores documentales e incluso periodísticos, su técnica de montaje y narración, la convierten al mismo tiempo en cómic de aventuras, libro de viajes y safari fotográfico. El fotógrafo es cómic porque Emmanuel Guibert decidió contar la historia de un viaje, el de Fredéric Lemercier. Para ello, alternó sus dibujos con las fotografías de éste. El resultado es un asombroso ejercicio de estilo que nos conduce con fluidez desde las viñetas dibujadas por el propio Guibert a las instantáneas fotográficas de Lemercier, sin que el lector repare (por lo que respecta a su ritmo de lectura) en el ejercicio de equilibrismo que supone la transición discursiva. Narrativa El peso narrativo recae sobre los cartuchos de texto y los globos de diálogo que acompañan a las secuencias dibujadas. Las viñetas de Guibert son de una línea clara realista, sobria y esencial, evitando cualquier elemento redundante (en ocasiones el autor elimina incluso los fondos, dejando a sus personajes actuar sobre una viñeta vacía.) Esta desnudez y el uso del color (grandes superficies planas, con un predominio de los tonos ocres y apagados), favorecen la transición cromática entre las partes dibujadas y las impresionantes secuencias fotografiadas en blanco y negro de la naturaleza y los poblados afganos (normalmente incorporadas a la narración en forma de series con varias fotografías sucesivas.) El material fotográfico ejerce como valioso contrapunto descriptivo de la parte dibujada: si esta última sobrelleva el peso narrativo, las instantáneas de Lefévre aportan el detalle, visualizan la crudeza del

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Si bien la obra alberga incuestionables valores documentales e incluso periodísticos, su técnica de montaje y narración, la convierten al mismo tiempo en cómic de aventuras, libro de viajes y safari fotográfico

instante narrado y convierten el cuento en un fragmento de realidad sobrecogedora. Los mujahidines afganos pierden su barniz de personajes ficticios y se convierten en guerrilleros amenazantes; el caballo reventado por el esfuerzo al borde del camino se modela en carne agonizante y los tumores de las ancianas atendidas por los médicos nos hacen apartar la vista de las páginas por su cruda obviedad. Y por debajo de los dibujos y las fotos, encontramos la narración emocionante del viaje, el relato de los lugares, de las costumbres afganas observadas y narradas por el ‘curioso observador’, por ese fotógrafo que es nuestro guía y nuestra mirada. Vemos a través del punto de vista de un viajero que nos hace partícipes de sus descubrimientos a tiempo real. Compartimos la mirada de un narrador que además nos invita a jugar a sus juegos privados de fotógrafo en busca del instante (y la instantánea) perfectos; un personaje-narrador-observador, este fotógrafo, que para nuestro deleite no se cansa de descubrir sus secretos a cada página. Rubén Varillas 

culturas 5 Los cuadernines de Delhy Tejero CÓMIC / LIBROS

na «catarata alborozada y abierta de anotaciones» son los diarios en los que la pintora zamorana fue anotando sus experiencias desde 1933 hasta 1968. Nacida en Toro en 1904 y muerta en Madrid en 1968, Delhy Tejero es un símbolo más del olvido con el que estas tierras de Castilla y León castigan a la mayoría de su hijos egregios. Esa Castilla machadiana que «desprecia cuanto ignora» tiene en la vida y obra de la pintora zamorana cumplida, triste, y efectiva confirmación. Felizmente, el entusiasmo del también zamorano Tomás Sánchez Santiago y de Mª Dolores Vila Tejero, sobrina de la pintora, han hecho posible el milagro: la Diputación de Zamora ha llevado por fin a cabo una exquisita edición de los Cuadernines de Delhy Tejero, notas manuscritas elaboradas desde 1933 a 1965, además de ‘Cuadernines sin data o sin secuencia significativa’, ocho bloques de confección muy variada. La edición va precedida de una introducción, ‘Lumbre atropellada’, que incluye unas notas sugestivas sobre lo que los autores denominan «Las escrituras de la necesidad», referidas a la tarea de verter de forma espontánea las tribulaciones vitales, especialmente intensas, por su desarraigo humano y estético, de Delhy Tejero. Ella convirtió sus ‘cuadernines’ en un álbum de instantes, interpretación literaria que debe ajustarse a cuatro referencias universales: tiempo, cuerpo, lenguaje e identidad. Desde estos cuatro puntos se analiza la vida de Delhy Tejero, «errante y misteriosa», casi imposible de entender en la España de comienzos de siglo. Y menos aun, cuando su peculiar forma de entender la vida y el arte llevan a la pintora zamorana a abandonar en l925 su Toro natal y en l937 la España de su juventud, que ve como una España «que huele a sangre, a sangre y a mortaja». Europa será su destino hasta 1939, recorriendo países diversos, en los que encontrará una nueva forma de ver la vida y de entender el arte. Ella (que se ha educado estéticamente en el academicismo más duro) se entregará apasionadamente a las vanguardias, de las que dejará muestras pictóricas representativas. A pesar de su formación vanguardista vivirá, sin embargo, aislada y sola en Madrid, incomprendida por su moderna concepción del arte y su condición femenina, que la condena a quedar relegada en muchas ocasiones. Pero vivirá, sobre todo, «intentado no traicionarse a sí

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DELHY TEJERO Los cuadernines (diarios 1936-1968) Edición de Mª Dolores Vila Tejero y Tomás Sánchez Santiago Diputación de Zamora, 2005 306 pp.

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En 1925 abandona Toro y en 1937, una España que «huele a sangre y a mortaja», entregándose en Europa al cultivo de las vanguardias

misma», escribe Tomás Sánchez Santiago. Los Cuadernines son el cuaderno de bitácora personal de las tribulaciones de esta mujer, que detesta la suciedad y la tosquedad y que se refugia escribiendo de forma espontánea, teniendo

como ‘alter ego’ de sus escritos a esas criaturas simbólicas que ella denomina «brujas» o «duendinas». Su obra no es obra para ser divulgada; es un descargo de conciencia psicológica y sentimental, lo que explica su aparente falta de corrección y estilo, que los editores han respetado de forma absoluta, salvo en los casos de signos de puntuación, normalizados a efectos de lectura. La obra incluye diecinueve ‘cuadernines’, cuya extensión va de las 23 hojas del primero a las 121 del redactado entre Florencia y Nápoles, en l937. El corpus se presenta amparado por otros dos elementos, un ‘Inicial’ con el que se abre la obra y un ‘De última hora, apuntes postreros (19591968)’, que le sirve de cierre. El ‘Inicial’ es un admirable documento en lo literario y estremecedor en lo humano. Se trata de una recuperación íntima que Delhy Tejero hace en Capri en 1938, recordando un viaje que había hecho a Sejas de Aliste en 1933. La pintora pretendía llevar a cabo una visión pictórica de esa comarca, siguiendo las pautas de la Institución Libre de Enseñanza, que Alejandro Casona había puesto en práctica en Sanabria con sus Misiones Pedagógicas en 1935. La reproducción de un amplio álbum fotográfico (donde se hace palpable la gran belleza de Delhy Tejero) hacen de la obra un trabajo modélico en su género. Y, sobre todo, un documento de atención para las esferas de poder, tan insensibles casi siempre a valores humanos y artísticos de tan regia condición. Nicolás Miñambres 


6  culturas LIBROS Resucitando a Belascoarán

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 18 de diciembre de 2005

Un cofre lleno de recuerdos Estructurado como un tratado de psicología evolutiva, Haushofer escribe sobre el paso del tiempo

PACO IGNACIO TAIBO II Regreso a la misma ciudad y bajo la lluvia Amorosos fantasmas Booket, 2005 230 pp. / 6,60 euros

 Del mismo modo que Arthur Conan Doyle tuvo que resucitar a Sherlock Holmes a causa de la indignación de sus lectores, Paco Ignacio Taibo II hace lo mismo con su detective mexicano Héctor Belascoarán Shayne, después de matarlo en su novela No habrá final feliz (1981). Ocho años después de las que parecían sus últimas aventuras, Belascoarán reaparece con Regreso a la misma ciudad y bajo la lluvia y Amorosos fantasmas. En esta ocasión es la editorial Booket quien ha decidido reeditar estas dos historias –concretamente la quinta y la sexta de su saga– del detective e ingeniero mexicano más popular. Para quienes no conozcan a este autor deben saber que Paco Ignacio Taibo II nació en Gijón en 1941 aunque reside actualmente en México y cuenta con una de las trayectorias más prolíficas que se conocen: profesor universitario, periodista, historiador y guionista de cine, actividades que combina magistralmente con su vertiente más importante: la narrativa. Su obra abarca numerosas novelas históricas, crónicas y sobre todo, novelas policíacas. Por si fuera poco, es director de la Semana Negra de Gijón, un evento que se viene realizando desde hace casi dos décadas y que se caracteriza por ser un espacio multicultural donde inicialmente la novela negra es la gran protagonista. La reedición de esta novela cuenta con dos historias bien diferenciadas: la primera en la que el detective es contratado por una mujer para vengar la muerte de su hermana, Elena, que decide quitarse la vida por culpa de su marido drogadicto. Con este pretexto –aparentemente sencillo de resolver– el detective se verá inmerso en asuntos donde las cosas no son lo que parecen. La segunda historia mucho más elaborada se inicia con dos sucesos aparentemente descoordinados entre sí: en primer lugar, la muerte de un campeón de lucha libre en extrañas circunstancias que coincide con el sorprendente juego con un arma de dos adolescentes que les cuesta la vida de una forma trágica. De nuevo Belascoarán nos llevará a una narración donde las concesiones no están al orden del día. Ambas narraciones transcurren en la ciudad de México DF. Esta ubicación es aprovechada por el autor para denunciar un sistema donde el desorden, la delincuencia y el caos prevalecen por delante de todo. Por si fuera poco, en ambas narraciones hay una clara crítica a las instituciones políticas y a las desigualdades económicas, elementos que ya vienen siendo insustituibles en este tipo de narraciones. Las dos novelas en una, vienen con una habilidad argumental donde las tramas se entrecruzan constantemente y que finalmente convergen hacia unos desenlaces tan sorprendentes como inesperados. Àlex Martín Escribà 

n buen día, unos seres que mantienen entre sí una enigmática relación, una madrastra y su joven hijastro, huérfano, de la que sabemos que las tensiones del flujo emocional ni son enfermizas ni son las que deberían ser, deciden poner en venta la casa de campo donde se cobijaron los últimos años, desde la desaparición de la madre real del muchacho, dada por muerta, hasta la desaparición del cabeza de familia, que muere de tanta realidad. De repente, aparece una mujer madura, refugiada tras unas gafas de cristales opacos verdes, que acepta el precio de compra tras visitar el lugar, donde se ve en la tesitura de pasar una noche antes de regresar al lugar del que vino. Esa noche, la mujer abre un cofre y, como si se tratara de una caja de Pandora, del cofre comienzan a surgir unos recuerdos que contienen suficientes dosis del mal, del mal de la añoranza, del mal del arrepentimiento, del mal de la culpa, del mal de la sensación de haber malgastado muchos años de vida. Toda una melaza que se irá despertando a medida que ella revisa las fotografías de su pasado, pues ella es la mujer desaparecida, la madre biológica del muchacho, la mejor amiga de la madrastra. Y también una desconocida, porque, a fin de cuentas, todas las transacciones que hacemos en este planeta, incluidas las de las cosas que han sido queridas, las hacemos con desconocidos. Estructurado como si se tratara de un tratado de psicología evolutiva, Marlen Haushofer narra la vida de esta señora a la que se le despiertan los recuerdos con incomodidad y confort, pues los afronta de manera voluntaria. Y así, encara su pasado dudando en ocasiones hasta el empacho emocional, sin resolver los nudos e intrigas que se agolpan en algún lugar entre su pecho y su encéfalo. El orden riguroso, comienza por la primera memoria, la de los mejores tiempos, en que se refleja la pureza de la vida en el campo, en el que, tal vez, sea el capítulo fracasado de la obra. El narrador, demasiado neutral, directo, sin concesiones a ningún proyecto estético para evitar

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MARLEN HAUSHOFER Un puñado de vida Siruela, 2005 153 pp. / 16,90 euros

rozar el filo de lo pedante, nos hace echar de menos otras obras sobre la infancia como nuestro verdadero refugio (recuerdo, en estos momentos, la maravillosa Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta, por ejemplo). A medida que avanzamos en la lectura, se nos hace comprensible este recurso, pues asistimos al entrenamiento de un ser que pretende transformarse, emocionalmente, en una roca, pese a que se trata de un espíritu libre un poco tópico: «Betty recordaba que una vez había cedido su merienda a una niña delgaducha y glotona durante una semana, a condición de que al atardecer se colocara de cara al sol poniente para que éste tiñera su cabello castaño del tono rojizo de las hojas de haya en otoño». Este pasaje tiene lugar durante su educación infantil en un internado religioso, una etapa que castró sus inquietudes y su curiosidad, mediatizada por una educación judeocristiana en la que se prioriza el aprendizaje del miedo, la interiorización del mal a través de normas estrictas y los reproches a que obliga el pudor. Al mismo tiempo, ella se inicia en el mundo de la amistad, que, llegando a la preadolescencia, confunde por culpa de la indefinición sexual, por los desvelos del amor y el contacto, los mismos que la llevan a valorar el compañerismo como lo más importante del mundo. En la etapa siguiente, se verá abocada al aprendizaje de la soledad, sobreviviendo a la realidad de los otros, para construir su personalidad en unas circunstancias donde todo se tambalea, de ahí que aprenda a amar al tiempo que a mentir. Luego vendrá el banderazo de entrada en el mundo adulto, simbolizado por la nostalgia que estimula la nieve, y la moderación de las emociones, lo cual provocará que el adulterio no genere un agujero negro por el que se le escapen las razones de la vida. Y así, el lector descubre que al final ha leído un texto sobre la cadencia del paso del tiempo, sobre los días, los meses, los años… Ricardo Martínez Llorca 

Aurreskus galácticos Iban Zaldua carga contra el nacionalismo vasco con una sátira gamberra de ciencia ficción ituar las historias en el futuro, como dice el autor argentino Ricardo Pligia en la cita que abre Si Sabino viviría, suele ser una excusa para hablar con más IBAN ZALDUA claridad del presente. Si Sabino viviría Bajo esa premisa, Lengua de Trapo, 2005 esencial en la ciencia190 pp. / 15,20 euros ficción, ha construido Iban Zaldua su primera novela, una divertida e iconoclasta obra ambientada en el año 2500, cuando la Tierra se ha convertido en un vertedero astral por culpa de las guerras atómicas y la humanidad se reparte por el resto de la galaxia. Uno de los nuevos centros de población, el planeta Nuevo Euzkadi, gobernado por un complejo ordenador de Inteligencia Artificial que aúna material genético de los principales ideológicos del nacionalismo vasco, contrata los servicios del detective José Miguel López Belausteguieta. Al investigador, un alcohólico trisexual de métodos un tanto chapuceros apodado Cosmic Josemi, se le encomienda buscar por toda la galaxia los restos del ADN de Sabino Arana, sin los que el sistema rector del planeta es incapaz de fun-

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cionar adecuadamente. En su periplo cósmico, López Belausteguieta habrá de enfrentarse a los peligros radioactivos de la Tierra, visitará la Luna, convertida en un satélite universitario, y tendrá que luchar contra las fuerzas de seguridad del planeta Tauro, acérrimo enemigo de Nueva Euzkadi. Con este original punto de partida, el escritor sumerge al lector en una trepidante y divertidísima aventura en la que aparecen androides disfrazados de poetas románticos, casinos intergalácticos en los que se juega al mus con autómatas virtuales, planetas que recuperan virtualmente épocas del pasado español, héroes del Athletic de Bilbao llamados Chun Soo II, tesis doctorales hechas con la PlayStation o eruditos que incorporan a su canon de estudios literarios a Ken Follet y Elvira Lindo. Narrada con estilo fresco e informal y con un ritmo ágil que no deja jamás de sorprender al lector, Si Sabino viviría es una sátira gamberra que aprovecha la distancia que da el situarse en un escenario delirante separado en espacio y tiempo de la realidad actual para reírse de casi todo. Es la construcción de ese nuevo mundo una de los más destacados valores formales de la novela. Como en los grandes títulos del género, la sorprendente imaginación de

Zaldua crea un espacio en el que, a pesar de su aparente y caótica espontaneidad, todo está perfectamente pensado y ensamblado. Además de insertarse en la tradición de la ciencia ficción, el género negro y la mejor literatura de humor, la novela no esconde sus guiños a autores tan dispares como Isaac Asimov o Julio Cortázar, así como a títulos clásicos del cómic y del cine. Planteada como una ‘gran broma’, la obra demuestra que la mejor forma que tiene un escritor de hacer disfrutar a los demás es divertirse escribiendo. Y no cabe ninguna duda que Iban Zaldua lo ha hecho. Irreverente y crítica, la novela carga contra todo, pero en especial contra los nacionalismos, principalmente el vasco, que bien conoce el autor. Siguiendo la línea abierta en los últimos años por determinados formatos televisivos, el escritor donostiarra demuestra que, si se eligen bien los medios, todo es susceptible de ser tratado con humor y que no hay pueblo más sano que aquel que sabe reírse de sí mismo. De ahí que, en tiempos como éstos en los que a tanta gente se le llena la boca hablando de patrias, naciones, estatutos y constituciones, sean tan necesarias novelas como ésta. Javier Sánchez Zapatero 


LIBROS

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 18 de diciembre de 2005

culturas 7

La competencia es dura. Consolas, móviles, ordenadores, reproductores mp3… pugnan por ganarse el favor de los reyes de la casa. A todos, tarde o temprano, se les agotará la batería pero una buena lectura nos acompaña el resto de la vida. Por Ángel A. Domingo

Un libro bajo el árbol Hasta 3 años Para jugar y leer en el agua NADINE ROUVIÉRE ¡Me visto! Imaginarium, 2005 6 euros

 El patito de goma puede jubilarse. Los más pequeños, desde pocos meses, han encontrado un compañero más entretenido para sus baños. Para jugar y leer en el agua es la original invitación de Imaginarium. El papel es sustituido por el resistente ‘foam’ en un producto que la propia editora califica de «blandito, sumergible y muy resistente». Este original libro, que en este título enseña a vestirse, estimula no sólo la destreza manual y el desarrollo sensorial integral sino que potencia, entre otros valores, la identificación, asociación y relación de conceptos, la capacidad de imaginar, el conocimiento del entorno y la creación de hábitos de higiene.

A partir de 4 años Una bella reinterpretación de El soldadito de plomo

ROCÍO ANTÓN / LOLA NÚÑEZ El soldadito Salomón Ilustraciones de Javier Zabala Ediciones SM, 2004 32 pp. / 8 euros

 Todo un lujo para los primeros lectores disfrutar de las bellas ilustraciones de uno de los dibujantes más destacados en este año que acaba. El mimo con el que Zabala ha ambientado esta adaptación libre de El soldadito de plomo ha sido reconocido por el Ministerio de Cultura, que le ha concedido el Premio 2005 a las Mejores Ilustraciones de Libros Infantiles y Juveniles. El cuento se convierte, una vez más, en fiel herramienta pedagógica para tratar con los niños la solución de conflictos a través del ejemplo de Salomón, que pone paz en las discordias del resto de juguetes.

A partir de 6 años Un Peter Pan lírico y evocador ilustrado por Elena Odriozola  ¿Qué decir de este clásico revisitado tantas veces? Las aventuras del niño que se niega a crecer continúan sumando adeptos a la causa sin importar fronteras o épocas. Y es que el planteamiento JAMES MATTHEW BARRIE nació con Peter Pan trampa, entre Versión de Joseph Francesc Delgado hipotecas o voIlustraciones de Elena Odriozola lar con la panEdebé, 2005 dilla, ¿qué es80 pp. / 12 euros coger? Si duda, hágaselo mirar. Puede ser grave. Esta nueva edición del mito moderno ha sido elogiada no tanto por la versión de Delgado como por las fantásticas acuarelas de Elena Odriozola, que impregnan de lirismo y evocación cada pasaje.

A partir de 8 años Extrañas princesas en un libro que se admira como un cuadro  Ellas no salen en la portada de las revistas del corazón, como la Bella Durmiente o Cenicienta. Son las otras, las olvidadas o desconocidas, como Deletrea de Eri- PHILIPPE LECHERMEIER trea o Ana Al Princesas olvidadas Fabeta, cuyas o desconocidas ocupaciones y Ilustraciones de Rébecca Dautremer preferencias su Edelvives, 2005 propio nombre 94 pp. / 22 euros indica. Todas ellas encuentran cabida en este dietario de la realeza más divertida con forma de álbum ilustrado que deleita, por sus detalles y preciosismo tipográfico, a grandes y pequeños. Cuando lo tenga en sus manos sentirá que los libros no sólo se leen sino que se admiran como los cuadros de El Prado.

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No sólo de príncipes azules y hadas madrinas viven los cuentos. La novísima editorial OQO apuesta por los contenidos sociales y acercar la riqueza cultural de otros puntos del globo

A partir de 10 años Una biografía de Colón amena y con mucho humor

JOSÉ MARÍA PLAZA ¡Tierra a la vista! Ilustraciones de Jvlivs Espasa-Calpe, 2005 176 pp. / 12,9 euros

 En este bucle infinito de aniversarios culturales en el que nos vemos sumergidos… El Quijote, Andersen, Verne, Tirant lo Blanc… Colón brillará con luz propia el próximo año con motivo del quinto centenario de su fallecimiento en Valladolid. Plaza, escritor y periodista con más de treinta títulos a sus espaldas, se anticipa al aluvión de biografías del descubridor y ofrece un relato ameno, directo y didáctico para que los escolares se acerquen a tan genial personaje. Los textos sencillos, que repasan la vida del genovés con mucho humor, se apoyan, como había hecho anteriormente con su Quijote, en las graciosas viñetas del dibujante Jvlivs, colaborador habitual de ‘El Jueves’.

A partir de 12 años Literatura juvenil con contenido social  Fenómenos como la inmigración o la globalización comienzan a abrirse un hueco con fuerza en las novelas juveniles. No sólo de príncipes azules y hadas madrinas viven los cuentos. La novísima editorial OQO apuesta por RICARDO LISÍAS los contenidos sociales y acercar la riqueza cultuManta de estrellas ral de otros puntos del Ilustraciones de Itziar globo. Una de sus apuesEzquieta tas para la campaña naTrad: Antom Fortes videña es esta historia OQO Editora, 2005 que aborda los proble130 pp. / 16 euros mas de los niños abandonados que sobreviven en las calles de algunas ciudades brasileñas sin vínculos familiares y que consumen su infancia en la calle, intentando defenderse de todo tipo de violencia.

A partir de 14 años Los ilustradores interpretan las aventuras de Verne  En el centenario del fallecimiento del padre de la ciencia ficción, Anaya ha publicado cuatro de sus títulos más emblemáticos en una cuidada edición dentro de su colección ‘Cuentos, Mitos y Libros-Regalo’. Miguel Strogoff, Via- JULES VERNE je al centro de la Tie- Miguel Strogoff rra, Cinco semanas Traducción de Íñigo Valderde en globo y La vuelta Mordt al mundo en 80 días Ilustraciones de Raúl R. son las cuatro obras Allén seleccionadas, que Anaya, 2005 pueden encontrarse 367 pp. / 15,50 euros en las librerías tanto por separado como juntas en un estuche conmemorativo especial. La ágil narración del autor francés revive en estas páginas gracias al lápiz de los ilustradores escogidos para este proyecto: Raúl R. Allén, Pablo Torrecilla, Pere Ginard y Gabriel Hernández.

Todas las edades La desbordante imaginación de Jostein Gaarder  Saltó a la fama mundial gracias al archiconocido El mundo de Sofía, pero Gaarder es mucho más. Siruela ha acertado abriéndole una biblioteca propia en su colección de Las tres edades porque su imaginación desbordante, la personal sensibilidad y el JOSTEIN GAARDER universo literario El misterio de Navidad que crea en cada Traducción de Kirsti Baggethun nueva obra no deIlustraciones de Jesús Gabán ben limitarse por Siruela, 2005 la fecha de caduci224 pp. / 15,9 euros dad del DNI. Sus cuentos reservan una cata diferente para cada etapa de madurez, dejando un gusto redondo al paladar de cada lector sin importar sus años. En esta delicatessen navideña, Gaarder persiste en su empeño de encerrar misterio e historias dentro de las historias, que vamos descubriendo a medida que abrimos, atrapadas en un calendario de adviento, cada una de las 24 ventanitas que corresponden a un día de diciembre hasta llegar a Nochebuena.


8  culturas LIBROS n reguero sangriento de portadas amenazantes, una salpicadura violenta en el mundo editorial en el que se venden primeras novelas por dos millones de dólares y se firman contratos cinematográficos antes de que el título salga a la venta y convierta los escaparates de las librerías en un charco negro de sangre pútrida. Elizabeth Kostova no tiene nada de gótica amenazante, es una mujer rubia y delicada cuya pose fotográfica incita más al mordisco en la suave curva de su cuello que a la inquietante negritud de Anne Rice, hasta ahora, reina incuestionable del vampirismo literario y cinematográfico. Kostova es un particular vampiro de envoltura elegante y afilada pluma que se ha atrevido a revisar uno de los más reiterados mitos de nuestra historia hincándole los colmillos con todas sus ganas. Y nosotros que pensábamos que fue Coppola el último que sació de la densa sangre del Drácula mítico por la persona interpuesta de Gary Oldman, venas inagotables, el vampiro histórico protagoniza de nuevo una novela mercurial que resbala entre los dedos del lector como coágulo aceitoso. La Historiadora es un ejercicio decimonónico de reescritura morosa y densa, oscura y exasperante, una revisión casi imposible de un personaje del que parece haberse dicho casi todo y cuyo eco resuena en nuestros oídos terroríficamente cercano y no por ello menos amenazante. A veces los peores demonios son los familiares. Kostova es consciente de su trabajo de palimpestro y se solaza con este encaje de referencias, la suya es una obra amarillenta por la pátina del tiempo, envejecida artificialmente, y sin embargo, absolutamente válida. No pretende esconder sus múltiples fuentes, es más, las exhibe pare revisar el concepto medieval de la falta de ‘autoritas’, la originalidad para ellos no era un valor, sino una forma de revisar lo ya escrito que a todos pertenece. El ejercicio de reescritura de Kostova está lleno de hallazgos, bordado nuevo de hilos viejos, tapiz tejido con colores ya sabidos. Personaje múltiple, héroe y villano, realidad y leyenda, Vlad Tepes, el Drácula histórico nació en Trasilvania en 1431 y murió en Bucarest en 1476. Enemigo de los turcos, particularmente atroz en sus sádicas costumbres, se convirtió en un vampiro erótico e inquietante cuando un escritor decadente le devolvió a la vida en 1897 en una novela que nunca ha dejado de reeditarse ni de versionarse cinematográficamente. El Drácula de Brad Stoker fue la primera referencia amenazadora de un personaje que fascinara a la joven escritora norteamericana siempre pendiente de una Europa lejana y exótica a la que mirar con ojos admirados. Elizabeth Kostova, producto típico de las universidades norteamericanas, profesora de Escritura Creativa, habitante de

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 18 de diciembre de 2005

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reinventa y toma el apellido conyugal, es misteriosa y eslava, es inteligente y hasta hermosamente caucasiana. Me recuerda a mi amiga búlgara quien me ha enseñado en qué consiste ese mistérico halo de belleza astuta, de intuición bella y crueldad hermosa. Mi Elena Stoyanova me mostró un misterio escondido que Kostova encontró en Bulgaria, la tierra de las rosas, la tierra de las montañas y, según mi cuñado búlgaro, un regalo de mi hermana, mi otra gran referencia con ese país en el que aún se disputan la herencia el turco, el griego, el ruso y el europeo, una tierra en la que la historia surge del manto fértil de sucesivas capas de crueles invasiones y múltiples capas culturales. Kostova ha entendido perfectamente el espíritu múltiple de los Balcanes –Balkán en turco significa montaña– y Drácula le sirve de mero pretexto para emprender el viaje por una Europa mítica que describe con morosidad decimonónica, con un tempo lento de novela que pesa en las manos, densa, llena de referencias culturales, históricas, gastronómicas, visuales. Si esta hermosa mujer reconoce que parte siempre de un estímulo visual y la reconocemos viajera y habitante de una tierra a la que se acercó por amor, su escritura es tan atrayente para el lector como el gusto por la comida, el paisaje, la gente hospitalaria y el gusto por la historia, el legado y la cultura que caracteriza sus páginas. Los encantos de Kostova no están en la intriga –previsible–, los personajes –sabidos– o la fascinante historia de la tumba –dato real– del Drácula verídico. La suya es una escritura que juega con la referencia, con el viaje y, sobre todo, con el gusto reverente por la historia, la investigación y aquellos que la practican. En ella se siente, se palpa y se huele la biblioteca, el legajo, el documento, el descubrimiento. Ése es el auténtico placer de su obra, la búsqueda siempre inconclusa de una verdad escurridiza. En ella revive el sabio atrapado por el gusto por la historia que se sirve de la intuición, del conocimiento, de la experiencia y de su trato con los semejantes. La búsqueda es el camino y el viaje, y en el trayecto, importa muy poco que este ejercicio de reescritura nos resulte deliciosamente familiar. Ésa es precisamente su intención perversa, su propósito escondido. Kostova es una norteamericana que ha aprendido la sutileza bella de un mundo exótico al que nuestra Europa ha dado siempre la espalda, un mundo que nos mira ahora directamente a los ojos y es tan hermoso como estos búlgaros a los que tengo el privilegio de querer. Hay mitos tan seductores que no podemos evitar que, de nuevo, nos claven en el cuello los afilados dientes que nos conviertan en inmortales.

Sarcófagos librescos Hay mitos tan seductores que no podemos evitar que, de nuevo, nos claven en el cuello los afilados dientes que nos conviertan en inmortales. Elizabeth Kostova vuelva a Drácula en su libro de éxito, La historiadora, publicado por Umbriel.

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Kostova ha entendido el espíritu múltiple de los Balcanes y Drácula le sirve de mero pretexto para emprender el viaje por una Europa mítica que describe con morosidad decimonónica un mundo académico cerrado en sí mismo en medio de la inmensidad del país, es una viajera impenitente que encontró en Bulgaria a un marido que alimentó para siempre su nostalgia del paisaje europeo. Kos-

tova resulta una norteamericana que se muestra avergonzada por la política del presidente Bush y que preconiza el regreso a la Europa culta que mitificaran los escritores que, entre guerras, viaja-

ban a París a beber directamente de las fuentes de la sabiduría. Kostova va más allá, se hunde en la tierra de la Europa del Este negra, fértil y húmeda con la pesadez de un cadáver ornado de tesoros, se

Charo Alonso 


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