culturas
N° 60 Suplemento de
artes y letras
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 5 de febrero de 2006
DEPECHE MODE 4
Esta semana toca en Madrid y Barcelona el grupo cuya influencia ha atravesado saltos generacionales y estilísticos. Repasamos su trayectoria fabricando una cinta de noventa con sus grandes temas.
3 CAMARÓN
7 PADURA
En la carne de Óscar Jaenada y bajo la discreta dirección de Jaime Chavarri, el mito trágico revive a través del género biográfico.
A punto de viajar a España para participar en BCNegra, conversamos en La Habana con el creador del inspector Mario Conde.
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os gustos musicales son eso, gustos. Pero por encima de ellos, hay grupos que se conlvierten en referentes. Depeche Mode es uno de ellos, quizá el más influyente de los últimos veinte años: pasan las generaciones de músicos y de ‘oyentes’ y, en un momento u otro, ‘los Depech’ salen por algún lado. Estarán en verano en Benicassim, pero ahora hacen una minigira por España con todas las entradas vendidas. Aquí les rendimos un pequeño tributo recopilando algunas de esas
canciones que no se borran fácilmente: su trayectoria metida en una TDK de noventa minutos. También relación con la música y con el aura mítica tiene, quién si no, Camarón de la Isla. Jaime Chavarri ha salido airoso del arriesgado proyecto de filmar la biografía de un mito que se resiste a morir, y el premiado Óscar Jaenada ha encarnado a un hombre frágil y silencioso al que le cabía dentro toda la negrura del mundo. La película nos da pie a reflexionar sobre el género biográfico y sus
perversidades. Entrevistamos a Leonardo Padura, del que últimamente hablamos mucho aquí porque La neblina del ayer nos parece una novela inmensa. El escritor habla sobre género negro, sobre Cuba y sus referentes literarios. Descubrimos también que el teatro dirigido a niños es un invento reciente, y sacamos una conclusión: el niño no es el espectador del mañana, sino el de hoy, y merece espectáculos tan rigurosos y cualificados como los dirigidos a sus padres.
Antonio Marcos culturastribuna@yahoo.es
1 BCNEGRA, AMPLIANDO HORIZONTES A finales del pasado año, les dábamos cuenta del encuentro de autores europeos de género negro que se celebró dentro del Año del Libro en Barcelona. Allí se reunieron los más destacados escritores y discutieron, entre otras muchas cosas, sobre la importancia de la dieta y de la exposición al sol en relación con el crimen. Y si en esa convocatoria se homenajeó debidamente a Manuel Vázquez Montalbán, su recuerdo sigue presente en el segundo encuentro, que comienza mañana con la entrega del recién instituido Premio Pepe Carvalho a Francisco González Ledesma –por cierto, está a punto de publicar sus memorias, y apuesto a que no tendrán desperdicio–. El programa supera este año el límite geográfico europeo para centrarse en temas centrales de la narrativa del género en la actualidad. Se celebrarán mesas redondas sobre el policial cubano –se hará notar la ausencia del recién fallecido Justo Vasco–, la presencia de inmigrantes, mendigos y fundamentalistas como protagonistas o comparsas, la narrativa que viene desde el Sur, los paralelismos entre novela negra y novela política, los asesinos en serie fuera de Estados Unidos, la radiografía a los cada vez más frecuentes policías literarios y su dicotomía entre Ley y Justicia... Dominique Manotti –que acaba de ser publicada en castellano por primera vez en la editorial salmantina Tropismos–, Yasmina Khadra, el argelino del que les hablábamos hace unas semanas, y la plana mayor del género en España acuden a este encuentro que, pese a su juventud, aspira a convertirse en referencia.
2 ERICE Y KIAROSTAMI, CORRESPONDENCIA FILMADA Acaba de inaugurarse en Barcelona, aunque luego viajará a otras ciudades, una muestra insólita en el mundo del cine. Víctor Erice y Abbas Kiarostami intercambiaron cartas filmadas y ahora se exponen, junto a algunas pequeñas piezas que surgieron de ese encuentro. Hay algo que une a estos dos atípicos directores cinematográficos. El iraní Kiarostami crea desde los exteriores del
sistema por motivos geográficos y Erice parece autoexcluirse de la producción después de haber dejado unas cuantas películas que continúan como referencia de una manera de hacer cine. Ambos muestran un interés por captar el paso del tiempo, los matices de la luz, algo entre lo pictórico –que Erice explicitó en El sol del membrillo– y lo fílmico. «Intento devolver al cine algo de lo mucho que me ha dado. Yo sé bien lo que es, y a lo que me obliga. Hablo del cine y no de la industria cinematográfica, que pertenece a otro orden, importante pero subsidiario. En cuanto al mercado... está ahí ¡cómo ignorarlo! Pero en lo que respecta a las prácticas cinematográficas, existen indicios, surgidos al compás de las nuevas tecnologías, de que nos encontramos en el umbral de algo nuevo. Porque, además, parece bastante evidente que hay un cine que ha muerto y otro que está naciendo, en todas partes». Lo decía Erice esta semana en una amplia entrevista en ‘El Cultural’ y a este hombre conviene tomárselo en serio.
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THE SHAMAN PROJECT, PLÁSTICA Y PERFORMANCE El próximo sábado se celebrará en una nave de La Aldehuela un estimulante encuentro artístico. Un grupo de artistas y músicos van a reunirse para exponer su obra y realizar una performance –’El caballo chamán’–, en lo que representa un empuje siempre necesario y siempre agradecible de iniciativas independientes. Elinor Evans, John Strutton, Nicolas Deshayes y Olivia Flecha aportan sus trabajos al evento, que también contará, entre otros, con la música del grupo Kabiyesile.
4 VUELVE BRUGUERA A la conmemoración de la mítica editorial de cómic con varias publicaciones de carácter histórico, se une ahora la recuperación del sello como colección literaria por parte de Ediciones B. La primera medida ha sido convocar un premio que está a punto de fallarse y que tiene en la composición del jurado su rasgo diferenciador: el jurado será una sola persona, un escritor reconocido, en este caso Eduardo Mendoza.
Cartel de BCNegra, la consolidación de un encuentro literario. Kiarostami y Erice, entre lo pictórico y lo fílmico. Obras de los autores que participaran en The Shaman Project a partir del próximo sábado. Vuelve el sello Bruguera –aunque no las Hermanas Gilda– con un premio literario
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Camarón, el mito y el grito olgado del cuello, adherido a la cintura, el MP3 de mis alumnos se ha vuelto un parásito insidioso y constante donde se mezclan en absoluta promiscuidad los latidos del hip-hop, la prosa rimada de Estopa y los cantes de Camarón. Volando voy, volando vengo. En los mercadillos extremeños, los gitanos llevan al cuello pesadas medallas de oro con el rostro sufriente de un Cristo cantaor de espesas melenas, la misma iconografía del dolor que inmortalizara a un Che devenido en mito. Nadie puede abrir semillas en el corazón del tiempo. Un tiempo que no cuenta para los mitos, les eterniza en su súbita, temprana muerte, rostro crucificado de pena, aureolado de rubio, José Monge Cruz, Camarón se ha reencarnado en un actor huidizo que habla en catalán y nos hurta una barbilla partida cuando recoge, empequeñecido de humildad, ese Goya con el que se premia su capacidad para vaciarse de sí mismo. Cuando una figura se convierte en leyenda, cuando el mito se alimenta de ciegas y arrebatadas admiraciones, la verdad documental pasa a un segundo plano y cualquier intento biográfico se convierte en ejercicio de riesgo que debe luchar contra la contemporaneidad del personaje. La leyenda del tiempo. Aquellos que rodearon a Camarón están vivos y atentos a quien ficcionalice una verdad canónica compleja de falsificar: fotografías, grabaciones, medios técnicos y recuerdos vivos se conjuran para proteger al mito de su propio exceso. La negativa reiterada de la familia del cantaor se doblegó por fin ante la insistencia de un productor tozudo y un director respetuoso que supieron incluir a la tribu en el proyecto. Asimilado por ellos, un Jaenada ignorante de todo cuanto constituía el mundo del cantaor, se comprometió con el personaje para realizar un trabajo de asimilación que en el cine asociamos a un Robert de Niro excesivo imbuido por el Método del Actor Studio. Jaenada deglutió cuanto material audiovisual había sobre el personaje, mimetizó su delgadez, su bella calavera, su aureola de pelo y de humo, su voz entrecortada, sus silencios intensos, su inseguridad física y su fragilidad extrema. Aprendió a cantarle a la par estudiando las fases de una respiración minada por el tabaco y por el cáncer de pulmón que le mataría en 1992 con 42 años marcados por ese potro de rabia y miel que se desgañitaba cantando y sufriendo. «Eres mu arto» le dijo el hermano de Camaron a un Jaena-
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Arriba, Óscar Jaenada en la película Camarón, el mito. Abajo, el cantaor fotografiado por Alberto García Alix
Jaime Chavarri y Óscar Jaenada han salido triunfantes del gran reto de llevar a la pantalla la vida de Camarón de la Isla, un mito trágico de nuestro tiempo. La película adopta un tono humilde y nos hace fijarnos en ese perverso género que es la biografía cinematográfica.
da que aprendió a encogerse, «eso es mu payo» y Jaenada aprendió a callarse. Frente a los escenarios blancos y marítimos de La Línea, a los públicos ávidos y los puristas escépticos, un virtuoso del silencio se ha hecho Camarón en el conjunto de retazos que forman la película de Jaime Chavarri Camarón, el mito que mis alumnos se bajan de Internet y contemplan religiosamente para continuar desgarrándose colgados a su voz cuando acuden de cuerpo presente a mis clases de sintaxis. Aun cuando el director, ese delicioso costumbrista travieso de Las cosas del querer, afirme reiterada e innecesariamente que se trata de una película y no de una biografía, el suyo parece el único acercamiento adecuado a la controvertida personalidad del cantaor y a los ecos histéricos que la interpretación de su vida despiertan en sus arrebatados acólitos. Concebida como un conjunto lineal de retazos significativos, en ocasiones inconexos, la película es un prodigio de contención en la que los personajes, magníficamente caracterizados –los ochenta aparecen tan lejanos, tan ajenos– recrean la historia que todos sabemos. Qué es la vida sino estos fugaces destellos de posteridad en medio de la bruma cotidiana. Instantes en los que Chavarri dice más de lo que cuenta y que se enfrentan a los aspectos más controvertidos del mito, como su adic-
La biografía, y más la cinematográfica, es un género perverso, un arte subversivo que responde a nuestra curiosidad patológica disimulándola con un aparato de erudición ción a las drogas, su desorden –magníficamente contrastado por un Paco de Lucía cuya intervención es particularmente ambigua, entre el amor y el rechazo– y su agonía final. Dicen de mí. Conscientemente contenida, lejos de la épica desgarrada del lamento y del éxito apoteósico, la biografía, que lo es, responde al simbolismo visual de Chavarri, sencillo y efectivo, y a su costumbrismo exacto y conmovedor, convirtiéndose en nuestro más representativo biopic, ese género que recrea en Estados Unidos a Jonhy Cash o a Truman Capote y que vuelve a los actores inquietantes mediums de los muertos. La biografía, y más la cinematográfica, es un género perverso, un arte subversivo que responde a nuestra curiosidad patológica disimulándola con un aparato de erudi-
ción y documentación y recreando al personaje inerte e indefenso en toda su crudeza y su grandeza. En ella tienen cabida los encendidos recuerdos, los elocuentes silencios, las verdades documentales y todo cuanto de exhibición y ocultismo guarda una figura pública cuya ‘imitatio’ resulta particularmente estremecedora cuando el actor se compromete con el personaje y, en toda la extensión de la palabra, le encarna, le presta su envoltura mortal. La biografía es un hecho complejo en el que la visión particularizada del biógrafo se enfrenta a la lectura personal de lo que cada uno de nosotros piensa sobre un personaje público al que se le ha hurtado una intimidad secreta y compartida por un reducido círculo cuya aprobación es esencial para el desarrollo del proyecto. La libertad de interpretación no es algo a lo que pueda aspirar un biógrafo, y menos tratándose de un personaje cuya órbita sigue viva y alerta a la comisión de posibles herejías. Dolores Montoya, La Chispa, peleó como gata panza arriba para que las alusiones a la drogadicción y a la enfermedad terminal de su marido fueran tratadas lo más sesgadamente posible y lo consiguió. Aun manido y obvio, el simbolismo de un Camarón cabalgando sobre su un caballo blanco frente al mar de Cádiz es tan elocuente como el primer plano de una portada del diario ‘El País’ en el que se habla de su abandono de las drogas. No hay misterio en el mito de Camarón, hay incomprensión, profundidad, esa hondura negra, esa negra pena, esa hambre atrasada, esa orfandad que se vuelve honda y cante y que no entendemos. El silencio es el más elocuente de los discursos, esos discursos que, fuera del escenario, no usaba un hombre sencillo y diminuto al que le cabía toda la pena y la rabia dentro. La fama póstuma y la fascinación inequívoca que despiertan su vida y su obra han elevado a Camarón a la altura de un mito cuya temprana y dolorosa muerte le volvieron trágico. Fijo en esa imagen yacente que tallan en oro los orfebres gitanos, su voz permanece entre nosotros tan viva como un recuerdo del que se alimenta esta estremecedora versión de su vida. El resultado, que no pretendía ser épico ni grandioso, que mantenía concienzuda y tercamente un tono bajo e íntimo, resulta ser tan fuerte, estremecedor y certero que les palpita algo muy dentro a quienes la ven, algo que late en los oídos de mis alumnos mientras un MP3, tan aparentemente inofensivo como una navaja cerrada, nos horada a todos algo muy hondo, muy triste y muy negro. Dicen de mí que si yo estoy vivo o muerto. Charo Alonso
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La cinta de Depeche Mode Pasan las generaciones, de músicos y de quienes disfrutan de la música, y Depeche Mode sigue estando ahí. Veinticinco años después de su disco de debut, regresan con la autoridad de quien se sabe un referente que atraviesa edades y estilos. Esta semana se les verá en España y proponemos una ‘cinta’ con lo esencial de su trayectoria. epeche Mode se mueve alrededor de las grandes cifras –25 años de carrera, 60 millones discos vendidos en todo el mundo, giras infinitas llenando recintos de gran capacidad…– y en este sentido hablar de los de Basildon remite más a información económica, parece que se reseña la facturación de una gran compañía, que a uno de los grupos más influyentes dentro de la música contemporánea. Números aparte, liberados de la aterradora frialdad de las cuentas, Depeche Mode es la banda sonora de ciertas etapas de nuestras vidas; su nombre significa estribillos mil veces tarareados, ritmos que emanan de las máquinas y que remiten a estados de ánimo nunca visitados con anterioridad y una estética que aúna una rosa de románticas espinas con cierto gusto por el cuero o lo ‘siniestro’. Ya han disfrutado de ellos varias generaciones, y dentro de ellas su música se ha extendido entre los seguidores de cualquier tendencia musical (desde el ‘indie’ a los puristas del techno). Todos ellos han tenido en algún momento una cinta de Depeche Mode, esa recopilación –ahora en CD o en mp3, para salvar las limitaciones de espacio– con un disco por cada cara o bien una selección de temas románticos o, simplemente, ‘lo mejor de DM’. Y es que cuando suena una canción suya, da igual dónde nos encontremos, alguien sigue el ritmo y al llegar el estribillo arranca a cantar, porque en el fondo todos nos hemos tragado –como dicen Focomelos– un disco de Depeche Mode. Ésta es nuestra particular recopilación-homenaje con una personal selección de canciones y, cómo no, ‘caras B’ alternativas de cada uno de sus discos en estudio y de su directo más significativo.
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Speak and spell (1981). ‘Dreaming of me’ Primer disco y única aparición de Vince Clark (luego formó Erasure y Yazoo), que junto a Martin L. Go-
Some great reward (1984). ‘Blasphemous rumours’
re y Andrew Fletcher descubren en la voz de David Gahan la parte ‘humana’ que complementa sus sintetizadores y cajas de ritmo. Estamos ante una píldora pop con una descarada vocación naif. Primeros pasos, todavía hay tiempo para la ilusión y el optimismo. Caras B: ‘New Life’, ‘Tora! Tora! Tora!’.
A broken frame (1982). ‘See you’ Vince Clark abandona el grupo y Martin L. Gore asume el papel de líder compositor. ‘See you’ es una buena muestra de su talento; el impulso juvenil inicial se sosiega y la música busca nuevos matices, en favor de unos textos más maduros y amargos. Su sonido comienza a tomar forma y Alan Wilder entra como cuarto miembro, de momento sólo para los conciertos.
Ya han disfrutado de ellos varias generaciones, y dentro de ellas su música se ha extendido entre los seguidores de cualquier tendencia musical (desde el ‘indie’ a los puristas del techno)
Caras B: ‘Leave in silence’, ‘My secret garden’.
Contruction time again (1983). ‘Everything counts’ Solidaridad, fraternidad entre las naciones y un sonido más industrial. Percusiones metálicas y bases como martillos que surgen del sótano de una fábrica componen un álbum definitivamente adelantado a su tiempo. La elección del tema es obvia por su popularidad, sin embargo, tras veinte años, sigue sonando perfecto para enlazar los brazos y mirar al cielo. Caras B: ‘Get the balance right’, ‘Love in itself’.
Es su primera obra de madurez; letras turbias y más elaboradas sobre unas melodías que no se limitan a los recursos del techno-pop al uso y buscan un camino propio. Este single es un agrio tratado sobre la religión y la pérdida de la fe, cuyo efecto dramático se acentúa por la capacidad interpretativa de David Gahan. Una de las mejores canciones del grupo. Caras B: ‘Lie to me’, ‘Somebody’.
Black celebration (1986). ‘Stripped’ Estamos ante el disco preferido por los seguidores más puritas de Depeche Mode y que además sintetiza una época que culmina a las puertas de la edad adulta. ‘Stripped’ refleja un desnudo emocional que explota la vena más teatral y excesiva de la banda, sin renunciar a la crítica social. Abajo la televisión, viva la li-
MÚSICA
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bertad de expresión y de pensamiento. Caras B: ‘A question of lust’, ‘Fly in the windscreen’.
Music for the masses (1987). ‘Behind the wheel’ Primer gran impacto en las listas de ventas. El título del elepé era una verdadera profecía, las canciones llegaron a convertir a DM en un fenómeno verdaderamente de masas. El disco lo merecía. Anton Corbijn forja la imagen definitiva de la banda y dirige el clip de este tema, que tuvo la misma repercusión como objeto de consumo ‘mtv’ que como paradigma de música avanzada. Caras B: ‘Little 15’, ‘I want you now’.
101 (1989). ‘Never let me down’ Éste no es el típico álbum en directo. Se trata del cierre de una exitosa gira mundial, registrado ante 70000 espectadores en Los Ángeles y con el que
Depeche Mode se convirtió en una banda de ‘estadios’. Esta canción es una muestra de su carisma y facilidad para conquistar a las grandes audiencias. Caras B: ‘A question of time’, ‘Pleasure, little treasure’.
Violator (1990). ‘World in my eyes’ Un disco perfecto. Bien construido, por lo tanto se puede considerar como álbum conceptual, y tan completo que podría ser perfectamente una colección de grandes éxitos de cualquier otro grupo. Atrapa la comercialidad, por la vía del compromiso con la independencia creativa, con canciones tan redondas como ésta. Lo mejor es escucharlo. Caras B: ‘Sweetest pefection’, ‘Police of truth’.
Songs of faith and devotion (1993). ‘Walking in my shoes’ La simbiosis entre la imagen (audiovisual) y el talento que desprenden las
Su nombre significa estribillos mil veces tarareados, ritmos que emanan de las máquinas y que remiten a estados de ánimo nunca visitados con anterioridad y una estética que aúna una rosa de románticas espinas con cierto gusto por el cuero o lo ‘siniestro’
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composiciones alcanza su punto culminante con este trabajo. Las guitarras invaden el estudio y se dejan ver en directo para ensuciar el sonido, que huye por completo de repetir fórmulas exitosas anteriores y busca nuevas vías de expresión. El último aliento de genialidad antes de juguetear con el declive. Caras B: ‘In your room’, ‘Higher love’.
Ultra (1997). ‘Barrel of a gun’ Viaje a Estados Unidos. Ambiente ‘bizarre’, cabaret postmoderno, lujo, drogas y confusión. Rumores en torno a la salud de Gahan, que puja al trono de estrella del momento, y huída de Alan Wilder. El disco se contagia de este ambiente y resulta descuidado, heterogéneo y, por eso mismo, muy sugerente. Tocando fondo y sin posibilidad de redención surgen canciones como ésta. Caras B: ‘Useless’, ‘It´s no good’.
Exciter (2001). ‘Dream on’. Con el productor de Björk a los mandos, el
sonido ‘depeche’ apuesta por el minimalismo y los detalles, por encima de los ritmos característicos de la banda. El giro, sin abandonar del todo su estilo, choca y desconcierta a sus fans. El trío recupera al menos su salud física y, a la espera de proyectos en solitario, se dedica a firmar singles potencialmente comerciales como éste. Caras B: ‘I feel loved’, ‘Goodnight lovers’.
Playing the angel (2005). ‘The sinner in me’ Tras más de veinte años, de nuevo la necesidad de reivindicar su importancia y, sobre todo, su herencia sobre varias generaciones. Para ello apuestan por composiciones cargadas de ruido, melodías opresivas y una particular sensibilidad electrónica. David Gahan y Martin L. Gore comparten protagonismo en la escritura en la enésima reinvención/redención del grupo. Caras B: ‘A pain that i’m used to’, ‘The darkest star’. Fernando Bernal
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El viaje de la memoria SOMA MORGENSTERN En otro tiempo Traducción de Teresa Ruiz Sosas Minúscula, 2005 590 pp. / 30 euros
Criado en la tradición judía ortodoxa, que aparece en este libro en contadas gotas pues su contenido es mucho más universal que eso, Soma Morgnestern se educó en la erudicción de la existencia, de la literatura y el arte, con inquietudes críticas hacia todo lo que le rodea. Sería, si la expresión no se hubiera vaciado de tanto uso vulgar, eso que se conoce como un alma libre. Aprendió numerosos idiomas a lo largo de su vida, desde el yiddisch al inglés, pues terminó viviendo exiliado en Estados Unidos, si bien escogió el alemán como lengua de referencia literaria. De hecho con la mayoría de sus amistades dentro del mundo literario se entendía en este idioma: Stefan Zweig, Robert Musil, Hermann Broch o Joseph Roth. Y es precisamente a este autor, Joseph Roth, al que le dedicó uno de sus libros de memorias, Huida y fin de Joseph Roth, uno de los mejores textos sobre la lealtad de un amigo que se han escrito jamás. En España, de su extensa obra se ha publicado, hasta la fecha, este libro y el que dedicó al compositor Alban Berg –Alban Berg y sus ídolos-, otro magnífico documento sobre la amistad. Afortunadamente, su obra se va recuperando y reeditándose en alemán. Esperemos que las editoriales que hasta la fecha le han publicado en castellano no renuncien a esta iniciativa. En otro tiempo es un ejercicio memorístico que se lee como un viaje. Un anciano que no ha aprendido a envejecer, lo cual le complica y facilita el seguir viviendo, nos lleva de la mano a su Galitzia de la infancia y adolescencia. El volumen se divide en dos partes. En la primera Morgenstern nos lleva de la mano a su mundo rural, mostrándonos su amor por el recuerdo de lo popular y la especial relación que existía en ese otro tiempo, en ese recodo escondido del planeta, con asuntos como la muerte, la fe, el paso del tiempo, la ira, la injusticia, el sexo inocente, la rebelión, lo social o el propio cuerpo. Cada capítulo tiene un tema central referido al aprendizaje. En la segunda parte, este narrador que ha observado tanto se centra más en las personas que le acompañaron durante los años de instituto, en los caracteres que contribuyeron a la construcción de su personalidad cuando se separó de su familia, es decir, en el análisis humano. Escrito al dictado, en capítulos independientes que luego tendría que ordenar, olvidándose de la erudicción para transformar su vida en un relato, consciente de que ha pasado el tiempo y que no renuncia a lo que la suerte de la vida ha hecho de él, Morgenstern nos habla de los mejores tiempos sin recurrir a esa clase de rencor que es la nostalgia. Y se agradece. Ricardo Martínez Llorca
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Cien grandes de la literatura Harold Bloom peca de fatigoso y nebuloso en Genios, otro de sus cánones sobre escritores loom tiene parte de razón: la Universidad ha perdido el norte; los profesores, tristes funcionarios sin verdadero interés en la literatura, desorientan a sus alumnos haciéndoles leer tristes mediocridades; los estudios literarios ya no son literarios: el relativismo cultural los ha convertido en otra cosa. Sin embargo, por aversión a eso que en su anterior libro llamaba «la escuela francesa del resentimiento», Bloom se empeña en caer en el error contrario, sustituyendo el frío análisis por una adoración continuada y fatigosa. Página tras página elogia a Shakespeare, y para ello se sumerje una y otra vez en conceptos nebulosos. El de genio no le parecía lo bastante oscuro, y ha tenido que beber en la cábala, el gnosticismo y la hermética hasta convertir sus enseñanzas en un brebaje intragable. Continuamente nos recuerda cuánto venera a Shakespeare y a Samuel Johnson, pero más que convencer, más que lograr hacer transparente la genialidad del bardo inglés o de cualquier otro, Bloom pretende imponernos la suya. Para ello, enmarca sus comentarios a los cien autores en ese espeso armazón. Parece no darse cuenta de que una de las características más evidentes de la genialidad de Shakespeare consiste en que no parece nunca querer ser un genio, más bien un artesano que no acomete su trabajo imbuido de pasión por él, sino con simple dedicación y a veces con desgana. Esta vez, sin duda escarmentado por el escándalo creado por la lista incluida en El canon occidental, Bloom advierte desde la primera página de que no se trata ahora de una ‘lista de los cien mejores’, y que aparte de los indiscutibles, su selección es arbitraria e idiosincrásica. Ha incluido simplemente aquellos de los que quería escribir. Dentro de los cuales no está (lo observo como información, no como crítica) ni Rojas, ni Quevedo, ni Lope, ni Calderón, ni San Juan, ni Clarín, ni Unamu-
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HAROLD BLOOM Genios Trad. de Margarita Valencia Vargas Anagrama, 2005 940 pp. / 27,50 euros
no, ni Valle-Inclán, ni Juan Ramón, ni Sánchez Ferlosio. Entre los españoles, la lista de elegidos se reduce a Cervantes, Lorca y Cernuda. Entre los hispanoamericanos, a Borges, Paz y Carpentier. En general no hay sorpresas, salvo que pueda sorprender la presencia de San Agustín, Mahoma, Freud, Murasaki, Frost, Christina Rossetti, Pater, Hart Crane o Ralph Ellison. El resto son más o menos los previsibles, aunque no aparecen ni Boccaccio ni Petrarca ni Rabelais. Lo bueno de ser nebuloso es que permite decir cualquier cosa. Y si el lector tiene suficiente fe, se la cree. En cualquiera de los capítulos nos encontramos lo mismo: elogios, selección de fragmentos que considera especialmente geniales (sin que aclare por qué), y comentarios nebulosos. Antes de leer su capítulo sobre Austen, yo creía saber lo que era un genio; ahora ya no lo sé. Autor de una veintena de libros, de los que se pueden encontrar bastantes en español en la editorial Anagrama (El canon occidental, Presagios del milenio, Cómo leer y por qué, Shakespeare, El futuro de la imaginación, Relatos y poemas para niños extremadamente inteligentes de todas las edades), Harold Bloom es profesor de la Universidad de Yale y miembro de la American Academy. Nació en Nueva York hace 75 años. Bloom tampoco es un perfecto erudito. ¿Quiere usted jugar al juego de los siete errores? Pruebe su pericia con este breve fragmento extraído de la p. 71: «Unamuno combatió contra el culto español a la muerte hasta sus últimos momentos, cuando afrontó al general fascista Quiepo de Llano –quien gritaba ‘¡Muerte a la inteligencia!’ y ‘¡Viva la muerte!’ blandiendo una pistola–. Unamuno, que había sido destituido como rector de la Universidad de Salamanca y tenía 72 años de edad, defendió la dignidad de su institución ante la amenaza del fascista lunático». Garcimuñoz
Eros y Thanatos en el internado Jesús Ferrero bucea en el mundo de la adolescencia y las atracciones homosexuales en su última obra a literatura de internado (con profesores de ambigua y peligrosa influencia en los alumnos) sigue siendo fuente de inspiración para los escritoJESÚS FERRERO res. Sirvan de refeÁngeles del abismo rencia dos títulos El Siruela, 2005 jardín de los frailes, 186 pp. / 16,90 euros de Manuel Azaña (publicada en los años veinte del pasado siglo) y Contra natura, un éxito editorial en este momento, de Álvaro Pombo. Son referencias cronológicas que sirven para situar Ángeles del abismo, de Jesús Ferrero. Autor de novelas de planteamiento vanguardista, el escritor zamorano se ha decidido en esta última publicación por el buceo psicológico en el mundo de la adolescencia, con protagonistas jóvenes acosados por atracciones homosexuales. Con todo, limitar el contenido a este planteamiento argumental, sería reducirlo demasiado. El narrador, en efecto, es un ‘ángel del abismo’, como se recuerda en diversos pasajes, pero se salva de la obsesión homosexual que el profesor Diago impone al consumar su relación con Violeta. Dividida en cuatro partes, la novela es en esencia la
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recuperación de unos recuerdos, que el narrador va desgranando a lo largo de las páginas. Se trata de experiencias extremadamente delicadas, por cuanto tienen una fuente común: la fascinación que el profesor Diago ejerce sobre sus alumnos adolescentes y que aprovecha con objetivos obscuros. Valentín, Jonás, Hans y Cándido serán presa fácil del atractivo personal de Diago, cuyo encanto conducirá, de alguna manera, a la muerte de los tres adolescentes, o a la locura en el caso de Cándido. Son los años de l967-l968 y estos muchachos mantienen una estrecha amistad con chicas próximas: Violeta, Edurne, Marta son el referente femenino de las relaciones, pero sólo Violeta encarnará el símbolo de la atracción femenina invariable, superando el paso del tiempo. Los avatares vitales posteriores a la muerte de los tres jóvenes permiten avanzar la novela. Y es en esta visión diacrónica donde la obra presenta ciertas limitaciones argumentales, por un uso peculiar del ‘deus ex machina clásico’. No es normal que el narrador se encuentre de forma fortuita a Diago, su antiguo profesor, en 1971 en Zaragoza y en 1974 en Barcelona. Ni es justificable el encuentro con Violeta en la estación de Hendaya en 1976. Si a ello se une que será ella quien le cuente al narrador que Diago ha muerto en acci-
dente similar al de los antiguos alumnos... las coincidencias resultan gratuitas o, cuando menos, difícilmente justificables. De esta forma, el novelista aprovecha todos los cabos sueltos para cerrar la novela. Con Violeta visita en Saint-Jean de Luz la tumba de Diago, rindiéndole un simbólico homenaje al que fue, en efecto «un ángel del abismo, y especialmente para algunos». Con Violeta consumará en Biarritz un amor adolescente, imposible de haberse hecho efectivo en otro tiempo. De esta forma, los recuerdos tristes quedan sublimados y el futuro, abierto a la esperanza sentimental con esa promesa de repetir una noche de amor como ésta que han vivido: «y no olvides que estos besos que nos damos en una esquina del tiempo que sólo tú y yo conocemos son lo único que queda de aquel naufragio»(p.181). Pero muchos lectores pensarán que esta rehabilitación sentimental que Violeta hace posible desvirtúa la verdadera esencia de la obra, esas turbias relaciones de los adolescentes con Diago, su profesor. Esos recuerdos que en las líneas finales el narrador actualiza llegando a París: ...”cuando me quedé dormido y tuve un sueño que me indicó el camino de este libro y que empezó adoptando la forma de una pesadilla”. Nicolás Miñambres
LIBROS
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Àlex Martín Escribà
¿Tiene Mario Conde muchos paralelismos con Pepe Carvalho? Indudablemente. Yo digo que Mario Conde es nieto de Philip Marlowe e hijo de Pepe Carvalho. Hay una filiación literaria con los dos detectives, no sólo con las personalidades, sino con la manera de ver el mundo, como el comportamiento social y el cansancio de ambos a medida que transcurren sus ciclos novelescos.
eonardo Padura Fuentes nació en La Habana en 1955. En 1980 se licenció en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de esa ciudad. Tras una magnífica trayectoria como periodista de investigación, Padura ha cultivado el ensayo –Comentarios al Inca Garcilaso, Lo real maravilloso: creación y realidad– y la escritura de guiones. En uno de sus últimos libros, El viaje más largo, Padura Fuentes reúne reportajes culturales, fruto de su colaboración en el diario cubano ‘Juventud rebelde’. Su trayectoria como escritor se debe al cultivo de la novela policiaca cubana, donde es un punto de referencia. La creación de su tetralogía, protagonizada por Mario Conde, se lee con voracidad en todos los países de lengua hispana. Entre sus títulos cabe destacar Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño y la recién publicada La neblina del ayer.
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Empecemos hablando del género negro en Cuba, ¿cómo analiza la situación desde sus inicios? Tal vez se pudiera hablar de dos momentos en la novela policiaca cubana. Un primer momento –que no nace de ninguna tradición– que se puede englobar entre los años setenta y ochenta, conocido como novela policial revolucionaria. Este tipo de literatura surge a causa del vacío cultural que propinaron aspectos como el Congreso de Educación y Cultura (1971) y el caso Padilla entre otros. Estos hechos dieron lugar a que se cultivara una literatura más realista que gozó de gran popularidad gracias a autores como Daniel Chavarría o Guillermo Rodríguez Rivera. Este tipo de novelas –muy definidas ideológicamente– se agotaron a finales de los ochenta. Es a partir de los años noventa cuando se produce en Cuba una nueva forma de literatura policiaca debido a una crisis social, política, económica y editorial con la desaparición de la Unión Soviética. Es justamente ese momento histórico con el que coincide la creación de mi primera novela de la saga de Mario Conde, Pasado Perfecto. ¿Cuáles son sus referentes dentro de lo policial y lo negro? Sin duda, mis referencias dentro de la novela negra americana son Dashiell Hammett, Raymond Chandler y James M. Cain, de los cuales aprendí cómo se escribe una historia. Pero también hay muchos otros. Destaco de la novela negra española a autores como Juan Madrid, Andreu Martín y, cómo no, a Manuel Vázquez Montalbán. De él entendí la esencia de cómo se escriben verdaderas novelas policiacas. La estructura de la novela policial se basa generalmente en la reconstrucción de un pasado, que es la reconstrucción del crimen y sus motivos. ¿Sería en-
¿Se dirige a algún público en concreto cuando escribe? Al público cubano. Mis novelas están llenas de claves cubanas. ¿Por qué cree que sus novelas se leen con tanta voracidad? Yo creo que es debido a que mis historias son un reflejo diferente de la realidad cubana, un reflejo poco oficial y muy heterodoxo. ¿Es Mario Conde un cronista actual de la situación cubana? En cierta forma, sí. Mario Conde se debate entre la crónica del presente y el rescate de un pasado que se va difuminando. ¿Qué hay en Mario Conde de autobiográfico? Muchas cosas, sobre todo en la manera de percibir la realidad. Entre las más importantes destaco el valor de la amistad como uno de los ejes fundamentales, las respuestas del presente que se encuentran en el pasado, así como las fidelidades, la comida, el gusto por el café y por el cigarro. Otra cosa es su gusto por el alcohol, que ya es mucho más agudo que el mío. ¿Ha recibido algún tipo de censura en sus novelas? Afortunadamente, no. A cada libro que he publicado en Cuba no se le ha cambiado ninguna palabra. ¿Cuando escribe sobre Cuba parece que hay dolor y padecimiento, es eso cierto?
LEONARDO PADURA
«La novela negra crea el mito de la ciudad moderna» Leonardo Padura (La Habana, 1955) refleja, de una forma poco oficial, la realidad cubana en sus novelas protagonizadas por el policía Mario Conde. Conversamos con él sobre sus influencias literarias y sobre la situación del género en la isla. tonces el género policial, por su estructura narrativa, el gran género de la memoria? La novela negra es la novela de la ciudad moderna. Esta ciudad tiene sus primeros reflejos en las novelas de los años veinte, entre las cuales están las novelas de Hammett. El San Francisco que descri-
be Hammett es el equivalente al París de Hemingway. La novela policial, por tanto, crea y participa del mito de la ciudad moderna. ¿Por qué decidió crear a un personaje como Mario Conde? Mario Conde tenía que ser un policía cubano, muy cubano, que
se diferenciara de los policías de la realidad cubana. Por lo tanto, tenía que ser un personaje con características muy específicas en cuanto a su trabajo y a su personalidad. Aunque traté de presentarlo como indisciplinado, sensible, nostálgico y escéptico, lo que más procuré fue crear a un personaje que funcionara literariamente. Para ello tenía que tener unas características peculiares. Por este motivo su aparición coincide con el despertar de una borrachera en Pasado Perfecto. Su misión más importante es ser, a través de la literatura, mi punto de vista.
La Habana para mi es un dolor y escribo desde esa perspectiva un poco dolorosa, atormentada, sufrida que tengo yo y que tienen muchas personas que quieren a este país. ¿Que debatirán en la BCNegra junto a sus compatriotas cubanos? Lo primero que vamos a sentir es la gran ausencia de Justo Vasco. Por otra parte, la idea de celebrar una BCNegra creo que es dignificar de una vez por todas la gran importancia de este escenario tan propicio para el desarrollo de este tipo de literatura.
8 culturas TEATRO
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 5 de febrero de 2006
El niño no es el espectador de mañana, él ya es el de hoy, y de hoy dependerá que él sea el público culto y seguro de mañana, y de pasado mañana también Aguaire, de La Sal Teatro
El niño, el teatro y el porvenir... El teatro para niños es un invento reciente y en España es uno de los sectores escénicos más activos. Para los espectadores de hoy y pensando en los de mañana. n la antiquísima historia del teatro universal, la idea de un público infantil es reciente, de doscientos años… En el siglo XIX, en Europa, el teatro para niños comienza a revelarse como una especificidad de las artes escénicas, y sin dudas es en el siglo XX cuando esta especialidad se sistematiza y perfecciona. En España, las obras escritas para niños datan de la primera mitad del XIX: hacia 1837, Juan Eugenio Hartzenbush escribió por encargo dos piezas para distraer a la Reina, que entonces tenía siete años. Poetas y dramaturgos célebres han escrito teatro para niños, como Jacinto Benavente, Valle-Inclán, García Lorca, Alejandro Casona, Alfonso Sastre, Luis Matilla, Alonso de Santos, entre otros. Hoy el teatro español para niños y niñas es uno de los sectores más activos dentro del panorama teatral. Gran cantidad de compañías, festivales, publicaciones, instituciones y esfuerzos múltiples se consagran al teatro dirigido al público infantil y juvenil.
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El Elefantito, de la compañía La Canica
¡Sin embargo, un importante trabajo queda por hacer! Una reciente resolución del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, señala que «sin una base sólida desde las primeras etapas de la vida, los públicos más jóvenes jamás llegarán a adentrarse en el mundo teatral. Por ello, se considera fundamental que el teatro infantil y juvenil sea un teatro de primerísima calidad que consiga captar la atención de ese público». Si este arte merece esa atención y cuidado, es porque él porta en sí mismo el aprendizaje reflexivo de nuestra presencia en el mundo, él tiene la capacidad de desdoblar las condicionantes y ahondar en el ser. Pero a pesar de esas axiomáti-
cas consideraciones, muchos niños y niñas no han pisado aún un teatro, no han tenido ocasión de respirar ese otro mundo, con otras luces, otro tiempo, otra dimensión. Y es indispensable que el niño vaya al teatro: para ser y para estar, para volar, para conocer la alteridad, para emocionarse, para identificarse –no con una doctrina moralizante, sino con la riqueza de la cultura universal, con los más altos valores éticos y estéticos del hombre–. El niño no es el espectador de mañana, él ya es el de hoy, y de hoy dependerá que él sea el público culto y seguro de mañana, y de pasado mañana también; el que como un fiel aficionado va a seguir aquello en lo cree, el que será supporter del
medio teatral. El niño que asiste al teatro hoy será potencialmente ese espectador concienciado, para quien el teatro será una prioridad en sus opciones culturales, ése que terminará yendo al teatro no porque elija asistir a una representación concreta –para ver a su actor favorito, o a la cara bonita de moda en la tele–, sino que terminará yendo a una representación concreta simplemente porque elija ir al teatro. Pero además de esa perspectiva de futuro –que tan buena salud acarrearía para el teatro español– el niño que asiste al teatro hoy es, desde el presente, un espectador activo. El teatro puede –y debe– desarrollar su sensibilidad y capacidad creativa, propiciarle el gusto al intercambio y al debate crítico. El respeto a la infancia y a la juventud debe exigirnos el mismo rigor estético a la hora de elegir qué vamos a ver al teatro, tal como lo hacemos cuando se trata de un espectáculo para público general. El adulto ha de ser el primero en proteger el trabajo de los artistas y guiar al niño en su apreciación del hecho escénico. Este respeto comienza asistiendo –con puntualidad– sólo a las representaciones que correspondan a la edad del niño, guardando silencio, apagando el teléfono móvil, no comiendo en la sala, aplaudiendo cuando los actores saludan… En Salamanca pueden verse numerosos espectáculos para pú-
blico infantil y juvenil a lo largo del año. La Biblioteca Municipal Gonzalo Torrente Ballester programa de manera sistemática y gratuita compañías de toda la península. La Fundación Salamanca Ciudad de Cultura tiene también un ciclo de teatro familiar, cada domingo en el Teatro Liceo, y en espacios de exterior durante los meses de verano. Por su parte, el Instituto Municipal de Educación facilita que los niños asistan a las representaciones teatrales con la escuela, lo que es una garantía democrática de acceso al teatro –para muchos niños y niñas esta es una oportunidad única en el año para acercarse al arte y la cultura–. Recomendamos especialmente para próximas fechas, en la Biblioteca G.Torrente Ballester, Aguaire (La Sal Teatro, 11 de febrero), El elefantito (La Canica, 18 de febrero), Baku y los adultos (Alánimo Teatro, 4 de marzo), todos a las 12:30 h y 18:30 h. También en el Teatro Liceo, Fly, el hombre pájaro, el 19 de febrero a las 18:00 h. Así que no lo dude usted, priorice el teatro para niños entre sus opciones de ocio y venga con sus hijos, sobrinos, nietos, invite a los amigos, a los chicos del vecino u otros del barrio, permítale a ese que nunca ha visto abrirse el telón, vivir ese momento irrepetible… Ese niño y/o niña que le acompañe aprenderá, crecerá: el teatro le hará mejor. Yanisbel Victoria Martínez