R EVISTA PR MERA AÑO: 1 Nº 18
LIMA, DOMINGO 25 DE MAYO DE 2014
EDITOR: PACO MORENO
www.laprimeraperu.pe
LA TELEVISIÓN,
la radio y los otros medios tienen una fuerza descomunal de influencia.
EL PODER DE MEDIOS
Dictadura de la desinformación
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Opinión Paco Moreno
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Apago el televisor
so a la señal abierta, salvo escasísimas excepciones, como el programa de Marco Aurelio Denegri, algún programa del canal 7, algún chispazo del 4, un reportaje dominical, tiene acceso solo a reverenda basura. No creo ser duro, pero no sé cómo calificar a lo que hace Galdós y el otro del otro canal, su competencia. Admiradores de Drácula, los noticieros son una competencia de quién muestra más sangre. Esto es guerra, Combate y los otros programas de competencias son en realidad la explotación de cuerpos
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l italiano Giovanni Sartori, en su famoso libro Homo videns. La sociedad teledirigida, advierte que el homo sapiens, un ser caracterizado por la reflexión, por su capacidad para generar abstracciones, se está convirtiendo en un homo videns, una criatura que mira pero que no piensa, que ve pero que no entiende. Un televidente. Sin embargo, no sería tan malo, digamos, si el televidente tuviera algo que ver. El televidente peruano que solamente tiene acceFOTO: LA PRIMERA
Citas
citables
Sobre Álvarez
“Jamás he tenido relación con el señor Álvarez, por el contrario, era un enemigo acérrimo y él mismo lo ha declarado y dicho” (Alan García).
desnudos que siempre tendrá seguidores y lo pasan cuando mamá debe estar hablando con los hijos. No hay programas políticos, de debate o discusión, ni siquiera un canal de películas en serio. Sospecho que la orden es: nada que toque temas importantes, la televisión debe ser “espectáculos”, “policiales” y “deportes”. Nada más. No soy pesimista, pero creo que la cosa empeorará. Pero siempre hay que ser positivos. Por eso recomiendo apagar el televisor. La caja boba, cada vez más boba, tiene el corazón maligno. Es un instrumento de poder en manos de los que no quieren que la gente abra los ojos. Hay que volver a los libros.
Los “tuit” de la semana Abstenerse “Los magistrados salientes del TC deben abstenerse de emitir resoluciones y dejar esta tarea a los nuevos magistrados”
A mí me encanta la televisión peruana.
Es un derecho La educación no debe tratarse como una mercancía, es un derecho fundamental, no existe otra fórmula para salir del subdesarrollo.
Vuelvan a los hospitales
“Siempre que se hace una reforma hay gente que se incomoda. Se está invirtiendo más para que llegue más plata a sus bolsillos. No podemos politizar los servicios esenciales para la población, es por eso que invoco a que los médicos se constituyan a sus centros de labores” (Ollanta Humala).
Calidad de vida Mi compromiso con Lima es la Reforma Transporte para reducir la emisión de gases contaminantes y tener una mejor calidad de vida.
Basta de destruir
“Acá no hay un intento de hacer políticamente daño a nadie, acá solo queremos que se busque la verdad. Tiene que salir a la luz, cueste lo cueste y caiga quien caiga. Basta ya de destruir a la región como se ha estado haciendo” (Fredy Otárola).
Hecho el Depósito legal Nº 2005-2098
Dpto. de Distribución: Telf. 460-7928 Editor: Paco Moreno, Arte y Diseño: Julio Arroyo S, Edición Gráfica: Hugo Curotto.
DIRECCIÓN: AV. JOSÉ PARDO 741 MIRAFLORES TELÉFONOS: 447-1218 / 447-3092 FAX: 444-0883 LOS AUTORES DE NOTAS DE INVESTIGACIÓN Y/U OPINIÓN SON LOS ÚNICOS RESPONSABLES DE SU ELABORACIÓN Y CONTENIDO. LA CASA EDITORA NO SE SOLIDARIZA NECESARIAMENTE CON ELLOS.
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Como hombre libre Como hombre libre, fiel a mis principios e ideales, creí conveniente hacer pública mi orientación sexual.
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¿Y si el rey está desnudo?
FOTOS: RAÚL ARRIARÁN
Miguel Ildefonso
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odo el mundo (es una manera de decirlo) conoce el cuento “El traje nuevo del rey”, que fue escrito por Hans Christian Andersen, y publicado en 1837 en la colección titulada “Cuentos de hadas contados para niños”. La versión de Andersen varía un poco de sus antecesores, manteniendo lo esencial de su mensaje: “No tiene por qué ser verdad lo que todo el mundo piensa que es verdad”. El cuento trata de un rey que se preocupaba mucho por su vestuario. Un día se entera que unos famosos sastres están de paso por su reino y los convoca para que le confeccionen su mejor indumentaria. Estos eran dos charlatanes que le dijeron que podían fabricar la tela más suave y delicada que pudiera imaginar. Pasado el plazo no habían confeccionado ningún traje; se dedicaron solo a disfrutar de los beneficios que le brindaba la vida en la corte. Pero le dijeron al rey que habían hecho un maravilloso traje que tenía la capacidad de ser invisible para los tontos. El rey, sintiéndose nervioso de saber si él mismo iba a ser capaz de ver la prenda, llamó primero a dos de sus hombres de confianza, y, evidentemente, ninguno admitió que era incapaz de verla, y comenzaron a alabarla. Así toda su corte afirmó que el traje era el más hermoso del mundo. Toda la ciudad había oído hablar del fabuloso traje y estaba deseando verlo. Antes de proseguir su viaje, los pícaros sastres hicieron como que le ayudaban al rey a ponerse la inexistente prenda y, luego, así desnudo éste salió a desfilar. Todo el pueblo alababa el supuesto traje temeroso de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo. Solo un niño, de pronto, dijo: “¡Pero si va desnudo!” Entonces todos empezaron a gritar que su majestad no llevaba nada encima. El rey supo que ellos tenían razón; levantó la cabeza y terminó el desfile. Este viejo cuento viene como metáfora de los medios de comunicación y su capacidad de crear una ilusión o una “verdad”, ante la pregunta que se planea aquí. Si analizamos un poco el cuento veremos que la ilusión del traje nace de dos poderes, del prestigio de los sastres (en realidad dos charlatanes) y, sobre todo, del rey y su corte. Tampoco debemos obviar la necesidad frívola del monarca y la conveniente y frágil relación con la realidad (o la verdad) de sus súbditos.
“No tiene por qué ser verdad lo que todo el mundo piensa que es verdad”, consejo de Hans Christian Andersen.
No es que los medios de comunicación sean en sí el ilusionista, sino, como diría Noam Chomsky, serían aquellos para quienes sirven estos medios. La pregunta que nos planteamos aquí entonces es incorrecta. Porque de lo que debemos desconfiar es de aquello que legitima a esos medios. ¿Debemos desconfiar del poder? Sería la pregunta desmistificada, y la respuesta es obvia; pero también deberíamos desconfiar de los que están subordinados al poder, lo que incluye a casi todos. La excepción es el niño que ve al rey desnudo y exclama lo ob-
vio, que nadie quiere reconocer. El es aquel “elemento excesivo” que hay en toda sociedad y del que habla el filósofo Slavoj Zizek siguiendo a otro filósofo, Alain Badiou. “Es un elemento del conjunto que, al mismo tiempo, no está integrado en ninguna parte del todo; un elemento vacío como por ejemplo el rebelde o el excluido, que integran la sociedad sin formar parte de ella u ocupar un lugar concreto. (…) solo desde ese ‘punto’ se puede decir la verdad”, explica el esloveno. Por eso debemos desconfiar también de los “opinólogos” de
sconfiar también de los los Debemos de , y distinguirlos de “opinólogos” de la corte s que siempre luchan contra filósofos que son aquello es decir, del poder. s, las opiniones dominante
la corte, y distinguirlos de los filósofos que son aquellos que siempre luchan contra las opiniones dominantes, es decir, del poder. Al respecto dice Badiou: “Hoy el combate es mucho más complejo y singular que el de los años ‘60. En esos años los filósofos críticos y comprometidos políticamente dominaban el escenario intelectual. Eso se dio vuelta. Hoy son los perros guardianes de quienes mandan.” Empero hoy, felizmente, cada uno de nosotros tiene la capacidad de ser como el niño del cuento y desconfiar del poder oculto en los medios de comunicación que reproducen y forjan “valores y actitudes fundamentales” de las sociedades (competencia, violencia, cinismo, etc.); porque, siguiendo con Zizek: “Los seres humanos no sabemos por naturaleza qué es lo que deseamos. Nuestro deseo tiene que ser cons-
Felizmente
cada uno de nosotros tiene la capacidad de ser como el niño del cuento y desconfiar del poder oculto en los medios de comunicación que reproducen y forjan “valores y actitudes fundamentales” de las sociedades (competencia, violencia, cinismo, etc.)
truido, y los medios cumplen un papel muy importante en esa construcción.” En conclusión, lectores, oyentes y televidentes de esta posmoderna cultura soft del mundo unidos, seamos pues como el niño.
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Raúl Wiener
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ue mi hija menor la que me encaró un día con la frase: ¿Y por qué no crees que Abencia Meza sea culpable de la muerte de Alicia Delgado? Es difícil decirle a una escolar adolescente que no siempre hay que confiar en los medios. Sobre todo porque yo también soy hombre de medios. Pero más complicado aún es entrar al terreno de la insuficiencia de pruebas; la fabricación de culpables por la prensa para poder vender en base a conjeturas; y la necesidad de conservar una opinión propia hacia las cosas. Ahora ella es estudiante del segundo año de derecho y seguro puede entender mejor lo que trataba de decirle; incluso reflexionar si los jueces que finalmente condenaron a la folclorista, tenían realmente los elementos para hacerlo o fueron también un reflejo de un juicio social que fue armado por la prensa y por el cual cualquiera puede quedar incapacitado para defenderse en términos más o menos normales. EL CASO EVA El caso sería una curiosidad si no se repitiera con las historias de Eva Bracamonte y Rosario Ponce que finalmente se salvaron de una condena mayor, pero pasaron de cualquier modo por un vía crucis que en lo que respecta a la primera de las nombradas aún no termina. Y cuántos comentarios he recibido en mi blog y en las redes sociales censurando mis artículos que discutían con la opinión mayoritaria de los medios. La verdad es que es bien duro ponerse a contracorriente de las tendencias más fuertes de la información. Y, me pregunto, si eso me pasa
PR M
La receta es descon
Los grandes riesgos de la prensa concentrada. Ahora es más duro ponerse a contracorriente de las tendencias más fuertes de la información
a mí, que me conozco los trucos de los medios, qué ocurrirá con las personas que consumen acríticamente lo que se difunde en la prensa. Ni siquiera la evidencia de que frente a 30 millones de peruanos, hay un solo grupo que controla alrededor del 50% de la información y otros cuatro o cinco grupos, afines a los primeros con los que se llega a manejar un porcentaje mucho mayor, hace que en su vida normal las personas sean siempre
al terreno de la política.
l con ganas Un poder estata los 90 o el de de avasallar como el de nda con un 2006-2011, que se entie sa puede ser en poder concentrado de pr peligrosa. te una dupla extremadamen conscientes del poder que tienen los medios. Como lo demuestran los ejemplos de las mujeres procesadas en casos emblemáticos, el cuasi monopolio informativo puede
tener efectos más allá de la política y terminar afectando gratuitamente la vida de los que son tomados como punto. Preguntémonos sobre lo que puede significar todo esto cuando se traslada
ALGUNOS EJEMPLOS A comienzos de los años 90, el Perú era lo más parecido que se puede ser a un paciente que ha sido sometido a una brutal operación y todavía mantiene un pronóstico reservado para su recuperación. Habíamos vivido el fujishock, que había elevado el número de pobres a cerca del 70% de la población, teníamos una recesión profunda que obligaba a la gente a ganarse la vida como sea, muchos hogares habían introducido en
su alimentación productos para animales, y la violencia polític era pan de cada día. En esos momentos de pro fundas dudas y miedos sobre e futuro, empezaron a ocurrir fe nómenos paranormales que eran cubiertos con gran aparatosidad por los medios. De pronto alguien descubría que una estatua de l Virgen María había llorado y lo vecinos aseguraban que habían comprobado el fenómeno; apare cían árboles con la forma de Cristo una tumba de Cañete amanecía vacía y la muerta volvía en lo días siguientes.
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FOTO: HUGO CUROTTO
Y EL CASO DEL SOLDADO QUE DISPARABA
El poder de la desinformación U
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FOTO: HUGO CUROTTO
que se usan para cubrir los asuntos principales. Ciertamente con el correr de los años, la originalidad de Montesinos ha sido recogida por muchos de sus aprendices.
Lo más importante era, sin embargo, que los medios se tomaban en serio estas historias y las cubrían buscando ángulos que las hicieran más creíbles. El país dejaba por un tiempo de pensar en sus problemas y discutía si pudiera estar recibiendo señales del cielo, pero lo que se estaba preparando era un golpe de Estado. Años más tarde el esquema se perfeccionó con los desfiles de vedettes y gente de farándula relacionadas con hechos criminales y el narcotráfico; y una larga secuencia de juegos de distracción
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PONER LA AGENDA Un dicho que se le achaca a Alan García indica que “gobernar es poner la agenda” ¿Pero cómo la pones? No hay otra manera que con una batería de medios. Los militares de los 70, lo hicieron a través del control duro y directo de los periódicos, radios y televisoras. Fujimori lo logró comprando líneas editoriales y fabricando medios chicha que permitían saturar con una misma información las opciones de lectura de la gente. Pero con la gran concentración entramos a un nuevo momento. Porque quién quiera poner la agenda, o desviar la atención de la población en un momento delicado, tendrá necesariamente que entenderse con un solo interlocutor pero mucho más poderoso que todos los que se hayan conocido antes. Un poder estatal con ganas de avasallar como el de los 90 o el de 2006-2011,
que se entienda con un poder concentrado de prensa puede ser una dupla extremadamente peligrosa. Pero también lo puede ser frente a un régimen débil y manipulable como el actual, en el que hemos visto pasar sucesivamente todas las tácticas, desde las envolventes y lisonjeras, hasta el periodicazo agresivo y la presión implacable para sacar las decisiones que les interesa. En esa relación, por cierto, los que compran los diarios o consumen los medios audiovisuales no son sino peones de un gran juego. De pronto ya no es que creamos que Abencia es culpable y que nos parezca de lo más normal que vaya 30 años presa sin pruebas, o que nos aturdan con la pregunta del año acerca de quién es el padre del hijo de Florcita, sino de cosas más complejas como que se “ha derrotado al terrorismo”, con la detención de algunos viejos abogados y jóvenes activistas del Movadef, que no habían hecho ningún acto de terror, o que nos digan que una elección de Fiscal de la Nación que no les gusta es “un asalto al poder”.
RESPONSABILIDAD ¿QUIÉN puede defendernos de una prensa concentrada al 80% y que se cree con derecho al 100? Creo, la verdad, que la principal responsabilidad está en nosotros mismos y pasa por darles menos crédito del que se les otorga y en buscar información de balance en otros medios y en fuentes alternativas.
n soldado estadounidense, que operaba una plataforma de misiles instalada en Kuwait que disparaba sobre Irak, marcaba cada tiro con una declaración: por la Torre Norte, por la Torre Sur, por el Pentágono, por el avión de Airlines, hasta que un compañero le dijo que el país que estaba atacando no tenía nada que ver con los atentados del 11 de septiembre. ¿Estás seguro?, preguntó. Y el otro le dio todas las razones del caso. Entonces el soldado hizo un rictus y dijo ¡qué va!, y siguió disparando. Casos como Irak, Afganistán, Libia y más recientemente Siria, han demostrado cómo vulgares operaciones de ocupación militar de potencias extranjeras a antiguos dominios coloniales y nudos estratégicos en el abastecimiento de petróleo, pueden aparecer como causas nobles, humanitarias y democráticas hasta que, con el tiempo, otros elementos de la realidad que estaban escamoteados empiezan a salir a la superficie. ARRASTRADAS A IDEAS Muchas de las personas que se consideran mejor informadas, han sido arrastradas a ideas como que finalmente se trata de dictadores y democracias, lo cual parece sugerir el concepto de un cierto relajamiento de los parámetros de realidad en función a fines que se presumen superiores. Con los años, sin embargo, se ha ido viendo que no había objetivos de democracia, derechos humanos, desarme de elementos “peligrosos”, que pudieran justificar los niveles de destrucción y desorganización que se ha introducido desde fuera a
sociedades que estaban relativamente organizadas y cuya catástrofe de hoy es mucho mayor que la de ayer. Pero el poder de la desinformación sigue adelante. Como puede verse en que muchos que ya vieron hasta dónde puede mentirse, vuelven a creerse la narrativa que los mismos de antes hacen de Venezuela o Ucrania. La misma historia de buenos y malos, y el mismo papel regenerador de Occidente, guiado por los más albos valores. Por lo demás, más chocante que comprobar cómo nos pueden engañar una y otra vez, quizás sea percibir el papel de los periodistas que lo hacen como si no se dieran cuenta de que ya sirvieron varias veces de vehículo de mentiras y que por lo menos deberían ser prudentes en lo que afirman. La noción es que la prensa
es parte de la lucha política y que esa tarea se refuerza en tiempos de globalización cuando hay que responder a una opinión internacional en proceso de formación, a la que hay que someter para que el mundo siga siendo el de la hegemonía en un solo polo y de los grandes negocios que vienen detrás de eso. Las opciones que nos tocan a los que recibimos la presión de la propaganda del sistema y en algún momento, como el soldado, advertimos que nos han estado mintiendo, es reaccionar como el tipo con un “que va”, y seguir en la vaina, o cambiar nuestra actitud hacia la información de una sola fuente, que puede ser desinformación que nos está manipulando.
e la prensa es La noción es qu y que esa a parte de la lucha polític pos de glom tarea se refuerza en tie e responder qu y balización cuando ha nal en proceio a una opinión internac e hay que soqu la so de formación, a do siga siendo meter para que el mun solo polo y un el de la hegemonía en que vienen de los grandes negocios detrás de eso.
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EDUARDO SANTANA
Guillermo Giacosa ha trabajado durante casi dos décadas en la televisión, es columnista y tiene un programa en Radio Capital. Conversamos con él en su departamento, en un condominio que, según dice, parece un campo de concentración, sobre la influencia de los medios de comunicación en la sociedad. ES ATROZ —¿Qué tanto hay de mito en la influencia de la televisión? ¿Es el monstruo que suponen todos? —Yo creo que no es un mito. La televisión manipula de una forma escandalosa, al igual que la prensa escrita y la radio. Hoy vivimos una especie de dictadura mediática. Por ejemplo, salvo algunos periódicos, todos dicen lo mismo. Puede que tengan columnistas que digan cosas diferentes pero, en general, dicen y defienden lo mismo. Están bajo el patronazgo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), piensan como la SIP y tienen un patrón que les dice cómo es que tienen que pensar. Ya sea que estén más a la izquierda o más a la derecha. Son casi todos. Es atroz (dice mientras se coge la cara como si acabara de fallar un gol). Yo he sido, hasta el año pasado, profesor en la universidad, entonces a los chicos yo les preguntaba si Chávez era bueno o malo. El 99 % me decía que “malo”. Les preguntaba por qué y se hacía un silencio absoluto. Algunos decían, por ejemplo, que “a mí me parece que cerró una estación de radio”. Sí, es verdad, les decía, cerró una estación de radio como ese mismo año se cerraron 198 en Estados Unidos, Europa y América Latina porque terminó la concesión, solo que esa se supo. Otros salían con que “prohibió los Simpsons”. En más de 100 diarios salió que “el dictador prohibió los Simpsons”; entonces yo
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PR MERA
Vivimos una dictadur “Si
hay un logro fantástico del sistema neoliberal, es que ha logrado idiotizar a todos”, dice Guillermo Giacosa.
FOTO: LA PRIMERA
leía la noticia completa y decía que se había categorizado a los Simpsons como programa para adultos y se le había pasado de las seis de la tarde a las diez de la noche. En toda la prensa; sin embargo, decía que lo habían prohibido, y la gente lo cree. —Cómo se explica entonces que, a pesar del rechazo de la prensa a Humala, el presidente haya ganado las elecciones de 2011. —Es una cuestión saludable. Yo tengo la impresión de que en procesos de esta naturaleza siempre
se opta por el outsider. Si ahora no sale un outsider no sé quién va a ganar. Pero cualquiera que se presente como outsider gana. Puedes ser tú o cualquiera. Yo no porque soy extranjero. Al parecer la prensa, en ese caso, no modifica la conducta. Lo he pensado mucho, lo he conversado mucho, y la conclusión es que hay procesos en los que la gente piensa que puede vivir mejor y opta por cualquiera que le diga que va a mejorar su condición de vida, que es lo que prometió Ollanta y es lo mismo que
prometió Fujimori. En un país donde hay tan poca justicia, donde hay tanto menosprecio por la persona que trabaja, que no tiene ningún tipo de defensa, con sindicatos frágiles, y otras desventajas, cualquier promesa alimenta las esperanzas de la gente. Yo nunca pensé que Ollanta iba a hacer un gobierno como este, pensé que iba a hacer un gobierno tibio, porque los poderes fácticos son muy fuertes. Pero nunca imaginé que fuera tan tibio. —¿Son más fuertes los
poderes fácticos que los poderes del Estado? —Sí, cada vez que Ollanta quiere hacer algo tan simple como invertir más en la refinería estatal de Talara la prensa hace un escándalo y tenemos un presidente que le tiene miedo a la prensa. Es peligroso porque estos poderes fácticos son los que controlan a la prensa y defienden intereses que son totalmente ajenos a los de las mayorías. LA LEY ARGENTINA —¿Cómo puede pluralizarse la televisión? En
Argentina es bastante diferente. —La ley de medios en Argentina pluraliza a un extremo insólito. Es fantástico. Tiene medios de comunicación manejados por comunidades rurales, por grupos minoritarios, para los sindicatos, por las ONG. A mí me emociona porque les da voz a todos y muchos de ellos nunca tuvieron esa voz, que simultáneamente puede abrir un nuevo campo o un nuevo espectro. Acá todos los medios dicen exactamente lo mismo, pero con distintas palabras. Allá no, ¿te imaginas lo que sería recibir en la televisión la interpretación de una comunidad de indígenas, o
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ra mediática de la comunidad LGTB sobre algún tema? Además aumenta la producción de contenidos en general, para televisión, radio, etc. Lamentablemente han querido poner el palo en la rueda para que no avanzara diciendo que eso es un atentado contra la libertad de expresión. Una ley que da todas las libertades imaginables para todos los habitantes imaginables es un atentado contra la libertad de expresión. —¿Cómo se sale de ese círculo vicioso en el Perú, Donde cada vez que se quiere modificar alguna norma referida a medios de comunicación se le califica como un atentado contra la libertad de expresión? —Lo que pasa es que no hay pensamiento crítico. Si hay un logro fantástico del sistema neoliberal es que ha logrado idiotizar a todos, cada uno es enemigo de sí mismo y cada vez que alguien tiene un pensamiento liberal, en el buen sentido de la palabra, se tira un balazo porque piensa que no tiene derecho. Muchas veces, las anticonquistas del neoliberalismo son defendidas por las personas que las sufren, que son explotadas. Es la imagen del siervo besándole la mano al amo. Es desesperante. En la universidad había chicos que no llegaban a pagar la cuota, que venían de familias que hacían esfuerzos gigantescos para que ellos estudiaran, y ellos decían las mismas huevadas de “si no hay capital se detiene el desarrollo…”, añade, remedando, engrosando la voz, serio y solemne, casi como un idiota de verdad. Como si lo que tuviéramos que hacer por el capital fuera bajarles los pantalones a todos, nos enorgullece que uno de los mejores países para la inversión sea el Perú. Que te dejes explotar y que te enorgullezca, es porque el sistema neoliberal ha hecho un trabajo muy bueno y lo ha hecho sistemáticamente a través de la televisión y a través de la prensa. LA DELINCUENCIA —El temor por la delincuencia común, antes de que se hicieran públicos los asesinatos encargados por mafias a sica-
rios, ¿es también una creación de los medios? —Si en una ciudad de 9 millones de habitantes como Lima no hay un crimen es porque somos ángeles. Darle esa dimensión de que no se puede salir a la calle me parece exagerado. En 30 años en el Perú me robaron una vez un reloj y eso te puede pasar en cualquier parte del mundo. Además Lima no está entre las capitales más peligrosas.
—¿Cuál sería la intención de crear temor? ¿Desestabilizar? —La idea es que se busque legitimidad para fortalecer el aparato estatal solamente en la represión. No en la asistencia social, no en la salud. El estado está para reprimir, no está para ocuparse de cosas secundarias como comer. Esto es mérito de los medios, debidamente aceitados por los poderes fácticos.
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CUANDO ME MIRO AL ESPEJO DIGO:
¿Quién es ese
viejo que está ahí? —¿Usted se siente viejo? —Yo soy menor que tú. Yo sigo jugando fútbol y sigo haciendo todas las huevadas que hacía de joven. Sigo pensando como una persona joven y cuando me miro al espejo digo: quién es ese viejo que está ahí. Es horrible porque los recuerdos de la juventud se graban muy fuertes porque tu cerebro está más limpio y hay menos información y a medida que va pasando el tiempo los recuerdos son más frágiles; entonces te identificas más con tus procesos de joven
que con los de viejo. —¿Se junta con viejos? —Nunca te juntes con viejos. Los viejos son insoportables. Yo juego el fútbol con gente de 40, trabajo con chicos de 30 ó 35 porque no aguanto a los viejos, te preguntan cómo andas del colesterol y les encanta ver quién es el que está más enfermo. No le tengo miedo a la muerte, cuando eres joven le tienes miedo pero de viejo se te va. Don César Lévano me dijo una vez que era la muerte la que le tenía miedo a él.
En la universidad había chicos que no llegaban a pagar la cuota, que venían de
familias que hacían esfuerzos gigantescos para que ellos estudiaran, y ellos decían las mismas huevadas que“si no hay capital se detiene el desarrollo…” dice, remedando, engrosando la voz, serio y solemne, casi como un idiota de verdad.
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OTRAS DISQUISICIONES Víctor Hurtado Oviedo
E
l tiempo ha maltratado a Abraham Valdelomar. ÉI, que fue un autor magnifico, ha terminado siendo sólo un personaje. Es nuestro Oscar Wilde de entrecasa; un dispensador de frases célebres que odia a «los hombres gordos que manchan el paisaje», y un exquisito salmón que aún nada contra la corriente y lo corriente. Es el dandi amulatado que, en las lentas tardes del Palais Concert, públicamente dice: «Beso estas manos, que han escrito cosas tan bellas». Solo Dios, que es grande —aunque es peruano—, ha podido impedir que alguien lo hunda en la letra de un vals criollo. Sin embargo, Valdelomar es el culpable de nuestra mala memoria. Ganó la apuesta que pactó para ser recordado como el «Conde de Lemos». Únicamente hoy, cuando todos los suyos han muerto; cuando los salones del Palais Concert son los altos de una lánguida camisería, ahora, el dandi es inútil porque su obra no necesita de desplantes para ser una de las cumbres de nuestra literatura. Casi setenta años después de la temprana muerte de Valdelomar, a cien años de su nacimiento, sus escritos dispersos volvieron a encontrarse. Debemos a la lealtad de Luis Alberto Sánchez para con Valdelomar, la edición de las Obras (casi completas) del «Conde de Lemos» (1), que siempre se leerá con gratitud. La primera recopilación fue intentada por José Carlos Mariátegui para su Editorial Minerva a fines de 1925. Otras tareas, más urgentes, frustraron el propósito. Dicha edición se basa en la de 1979 (agotada), surgida del admirable trabajo de obrero de Willy Pinto Gamboa, también bajo inspiración de Sánchez. Los textos, reordenados por Ismael Pinto, abarcan narrativa, poesía, teatro, ensayo, periodismo, cartas y dibujos. Pocos autores peruanos aprobarían el examen de las «obras completas», pero Valdelomar es uno de ellos. Es cierto que no todo merece la memoria definitiva. En la mayor parte de su poesía aún puede leerse la cartilla elemental del modernismo, y sus primeros cuentos procuran importar la pereza displicente del fin de siglo europeo, con sus dosis de cansancio dannunziano. Al Valdelomar eterno hay que buscarlo en otras partes: no en su teatro decoroso, sino en su prosa narrativa y en sus admirables escritos para diarios y revistas. Curiosamente, aquí, entre los apurones del día, Valdelomar tensa su talento, usa sus armas y vence. Se ha hablado mucho de la narrativa propiamente «literaria» del Conde de Lemos. Empero, casi nada se ha dicho de ese falso «arte menor» que es la crónica periodística trabaja-
¡Manos tan bellas!
Desde
la temprana muerte de Abraham Valdelomar, nuestra literatura está incompleta. Tal fue su genio, que logró hacer arte de nuestros políticos. da por las manos de un maestro. Lo suyo fueron la entrevista chispeante, la crónica personal, donde el autor importa tanto como el tema. Cuando Valdelomar entrevista al filósofo José Ingenieros, anota: «Se desvive por hacernos “pose”, ignorando que yo puedo darle lecciones maestras de este mi difícil arte predilecto». El comentario político ofreció a Valdelomar todas las libertades del ingenio. Fue cronista en el Parlamento, edificio que la democracia ha levantado para evitar las corrientes de aire en la plaza Bolívar. Escribe desde el Congreso: «Habló, defendiendo el militarismo, con un gesto de Kaiser chinchano, el señor Moreno, que tuvo la elocuencia de teniente coronel». La obra periodística de Valdelomar es una risueña demolición de los héroes de la oligarquía y del militarismo. El «Conde» nunca habitó en una
torre de marfil: pobló las calles. Fue agitador universitario, militante billinghurstista, adversario de José Pardo y seguidor de Leguía, cuando este, en 1919, atrajo a muchos discípulos del anarquista Manuel GonzálezPrada. Sin embargo, en los escritos de Valdelomar no hay orientación ni programa. Quizá no tuvo tiempo para más. Mariátegui escribe: «Recuerdo que, en nuestros últimos coloquios, escuchaba, con interés y con respeto, mis primeras divagaciones socialistas. En ese instante de maduración [...] lo abatió la muerte». EL ESTILO ES EL CONDE Valdelomar enriquece la estirpe insólita de quienes firman con el estilo. Ni el más distraído de los críticos podría confundirlo. Él, y solo él, pudo escribir de tal manera. Esta es su denigración del canguro: «El
canguro es feo, necio, torpe, descarado, glotón, hipócrita, cobarde, presumido, avieso, desleal, interesado, mal amigo, y más ruin que escupitajo de soldado borracho cacerista. [...] Acorralado por su adversario, se defiende con malas artes. Da patadas como cualquier zambo malambino. Por el desarrollo de sus pies, bien podría este bellaco ser literato [...]. Además, es ventral y mercenario, cotizable y solapado, moralmente bajo y físicamente grotesco; es desaseado, huele mal y es analfabeto» He aquí su meditación afrentosa sobre el chaleco «El chaleco, esta prenda superflua, anodina y sin carácter, es el espíritu de los simuladores y mediocres. Así como un calzoncillo con tiritas es la encarnación biológica del coronel del 95 [alude a los militares que combatieron, en 1895, por Cáceres y contra Piérola. V. H.], así
también, el chaleco es el símbolo del falso merecimiento, del arribismo sin derecho, de la presunción infundada. El chaleco quiere tener las mismas prerrogativas que el saco, pero carece de mangas». Una reflexión metafísica: «Alguno de nuestros coroneles, por medio de la transmigración, llegará en otra vida a ser favorito del público. Alcanzará, como caballo, triunfos que nunca alcanzará en su papel de hombre. Es la ley de las compensaciones. ¿Te imaginas, Mercadante, a nuestro coronel, corriendo el Derby en Londres por causa de la transformación metafísica de la sustancia?». Son memorables sus fogonazos contra los políticos de conducta reptilínea: «[el diputado Alberto Salomón] es más indispensable en Palacio que la silla de Pizarro», «Hasta hace poco, el señor Changanaquí era el curaca de Huacho. Su tipo era precolonial. Con su color de olla nueva, parecía una cerámica del museo. Solo le faltaba su tarjetita con la fecha del hallazgo para pasar por una autoridad del inca»; «[el diputado Jorge Corbacho] siempre estuvo con el gobernante, sea quien fuere. Siempre por las inmediaciones de la casa de Pizarro y la cercanía de las Cámaras. Si fuera tranvía, su letrero se presume: Palacio-lnquisición»; «[el diputado Secada es] mezcla de jacobino, de girondino y de gramófono sin regulador»; «Con su aspecto de ratón intranquilo, el señor Garrido Lecca, que parece un comprimido de longevidad, era todo oídos»; «El señor Eléspuru parece una virgen prerrafaelista después del parto y en éxtasis»; «Con su cara tiahuanaca, el señor González se pasa las horas viendo las molduras del techo». Las palabras se confiesan con Valdelomar, y él las pone en estado de gracia. En el Perú, en los comienzos del siglo, cuando escribir casi siempre era una equivocación transitoria, Valdelomar se atrevió a ser un escritor profesional. Fue zaherido por el concierto destemplado de los mediocres porque —como en los teatros— en la vida se paga por la diferencia. No le importó. En una carta, anunció a un amigo: «Mis sucesores de mañana no acabarán nunca de agradecerme el servicio que les he prestado. Antes de mí, jamás se ocupó el público con mayor vehemencia, ni se discutió tanto, ni se atacó y defendió a escritor alguno». Por su terquedad valerosa, a él podría aplicarse el juicio de Jorge Luis Borges sobre Gustave Flaubert: «Fue el primer Adán de una especie nueva: la del hombre de letras como sacerdote, como asceta y casi como mártir». Valdelomar fue un genio zambo y democrático, y el mejor escritor peruano que no llegó a serlo: murió a los 31 años, con toda su obra esperándolo. Habría terminado siendo la suma de Oscar Wilde y Abraham Valdelomar. Al morir dejó muy sola a la literatura; sin embargo, la vida, que es tan sabia, nos dio después a José María Arguedas y se llevó a Mario Vargas Llosa. Leamos a Valdelomar: bebamos en sus páginas de eterna juventud