Primavera ¡Ay, qué relumbres y olores! ¡Ay, como ríen los prados! ¡Ay, que alboradas se oyen!
Mi niño se va a dormir En gracia de la pastora Y por dormirse mi niño Se duerme la arruyadora
Camina, : María, Camina, José
“El primer canto del grillo, en el crepúsculo, es vacilante, bajo y áspero. Muda de tono, aprende de sí mismo y, poco a poco, va subiendo, va poniéndose en su sitio, como si fuera buscando la armonía del lugar y de la hora. De pronto ya las estrellas en el cielo verde y transparente, cobra el canto un dulzor melodioso de cascabel libre”.
Más vale trocar placer por dolores que estar sin amores.
¡Cucú, cucú, cucucú! Guarda no lo seas tú.
Hoy comamos y bebamos y cantemos y holguemos que mañana ayunaremos.
Donde es agradecido es dulce morir; vivir en olvido aquel no es vivir; mejor es sufrir pasión y dolores que estar sin amores.
Conpadre, debes saber que la más buena muger rrabia siempre por hfoder. Harta bien la tuya tú. Compadre, as de guardar Para nunca encornudar; si tu muger sale a mear, sal junto con ella tú.
Por honra de Sant Antruejo. parémonos hoy bien anchos. Embutamos estos panchos, recalquemos el pellejo: que costumbre es de concejo que todos hoy nos hartemos, que mañana ayunaremos. Honremos a tan buen santo porque en hambre nos acorra; comamos a calca porra, que mañana hay gran quebranto. Comamos, bebamos tanto hasta que reventemos, que mañana ayunaremos. Bebe Bras, más tú Beneito. Beba Pedruelo y Lloriente. Bebe tú primeramente; Quitarnos has dese preito. En beber bien me deleito: Daca, daca beberemos, que mañana ayunaremos. Tomemos hoy gasajado, que mañana vien la muerte; bebamos, comamos huerte, vámonos carra el ganado. No perderemos bocado, que comiendo nos iremos, y mañana ayunaremos.
Ojos claros, serenos, si de un dulçe mirar sois alabados ¿por qué, si me miráis, miráis airados? Si cuanto más piadosos más bellos parecéis a quien os mira, no me miréis con ira, porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay, tormentos raviosos! Ojos claros y serenos Ya que ansí me miráis, miradme al menos.
Ojos claros, serenos, que vuestro apóstol Pedro an ofendido, mirad y reparad lo que é perdido. Si, atado fuertemente, queréis sufrir por mí ser açotado, no me miréis ayrado, porque no parezcáis menos clemente; pues lloro amargamente, bolved, ojos serenos, y, pues morís por mí, miradme al menos.